Sobre la inteligencia artificial y su impacto socioeconómico

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“La inteligencia artificial no es nuestro enemigo, sino nuestro aliado”

– Sundar Pichai, CEO de Google.

La inteligencia artificial (IA) es una tecnología en constante desarrollo que está cambiando la forma en que se realizan las tareas en una variedad de campos, desde la medicina hasta la manufactura. A medida que la IA avanza, también puede tener implicaciones socioeconómicas significativas en el futuro.

Uno de los principales efectos de la IA en la sociedad será la automatización de muchos trabajos que actualmente se realizan manualmente. Esto puede llevar a una reducción en la necesidad de mano de obra en algunos sectores, lo que podría provocar desempleo a corto plazo. Sin embargo, también puede crear nuevas oportunidades de empleo en áreas relacionadas con el desarrollo y la implementación de la IA.

Además, la IA también puede tener un impacto en la desigualdad económica. Como la IA tiende a favorecer a quienes tienen acceso a ella y a los recursos necesarios para utilizarla, es posible que ciertos grupos de personas se queden atrás en términos de oportunidades económicas y empleo. Por otro lado, la IA también puede ser utilizada para abordar problemas de desigualdad, como el acceso a la atención médica y la educación.

La inteligencia artificial (IA) puede tener una serie de ventajas. Una de las principales ventajas de la IA es su capacidad para realizar tareas de manera más rápida, precisa y eficiente que los seres humanos. Esto puede permitir a las empresas y organizaciones mejorar su productividad y competitividad, lo que a su vez puede contribuir a la economía en general.

Otra ventaja de la IA es su capacidad para analizar grandes cantidades de datos y detectar patrones y tendencias que pueden pasar desapercibidos para los seres humanos. Esto puede tener una serie de aplicaciones útiles en campos como la salud, la ciencia, las finanzas y la seguridad. Además, la IA puede ser utilizada para realizar tareas peligrosas o insalubres que no son adecuadas para los seres humanos.

Esta tecnología, por otro lado, puede tener algunas desventajas, como su costo de implementación y mantenimiento. Además, el desarrollo de la IA puede requerir una gran cantidad de datos y recursos computacionales, lo que puede ser costoso.

Otra desventaja de la IA es que puede reemplazar trabajos y desplazar a los trabajadores humanos. Esto puede tener un impacto negativo en la economía local y en la sociedad en general, ya que puede reducir la demanda de trabajadores cualificados y aumentar el desempleo. Además, la IA puede ser utilizada de maneras que pueden ser perjudiciales para los seres humanos, como en el caso de armamento autónomo. También existe la preocupación de que la IA pueda superar a los seres humanos en términos de inteligencia y habilidades, lo que plantea preguntas éticas sobre cómo debemos tratar a las máquinas inteligentes.

Es posible que la inteligencia artificial (IA) tenga un impacto en la desigualdad en el futuro. Uno de los principales motivos por los que se teme que la IA pueda aumentar la desigualdad es su capacidad para reemplazar a los trabajadores humanos en una variedad de tareas. Esto puede desplazar a trabajadores cualificados y aumentar el desempleo en ciertas áreas, lo que a su vez puede contribuir a la desigualdad en términos de ingresos y oportunidades laborales.

Además, el desarrollo y uso de la IA puede estar concentrado en ciertas áreas geográficas y sectores económicos, lo que puede perpetuar y agravar la desigualdad regional y de clase. También existe la preocupación de que la IA pueda favorecer a ciertos grupos en detrimento de otros, por ejemplo, en términos de acceso a servicios y oportunidades. Por lo tanto, es importante abordar cuestiones relacionadas con la equidad en el desarrollo y uso de la IA.

Plagio a una IA

Si yo publicara este pequeño ensayo sin un comentario como el presente, salvo que me conozcas muy bien, probablemente pasaría desapercibido como una columna quincenal más de mi autoría. Sin embargo, tengo que confesar que, en realidad, el autor de la columna de esta ocasión se trata precisamente de una inteligencia artificial. Si, como yo, vives pegado a tu celular, te habrás dado cuenta de que la semana pasada se volvió viral la herramienta gratuita (hasta ahora) llamada ChatGPT.

En este espacio digital, me tomé la molestia en preguntarle quién era, a lo que respondió: “CHATGPT es un modelo de lenguaje generativo desarrollado por OpenAI, una variante del modelo GPT-3 (Generative Pretrained Transformer 3) que fue entrenado específicamente para el lenguaje de chat. Esto significa que CHATGPT está diseñado para generar respuestas coherentes y naturales en conversaciones de chat, como las que ocurren en plataformas de mensajería o en chats en línea. CHATGPT puede ser utilizado en una variedad de aplicaciones, como para mejorar la capacidad de un chatbot para responder preguntas o para ayudar a los usuarios a generar contenido de chat de manera más rápida y eficiente.”

Quien está detrás de esto es OpenAI, dejé que también se presentara en el chat: “OpenAI es una organización de investigación en inteligencia artificial creada con el objetivo de promover y desarrollar la IA de manera segura y beneficiosa para la humanidad. OpenAI fue fundada en 2015 por un grupo de empresarios y científicos de datos, incluyendo a Elon Musk y Sam Altman. La organización realiza investigación en áreas como el aprendizaje profundo, el lenguaje natural y el juego de computadora, y ha desarrollado algunos de los modelos de IA más avanzados del mundo. Además, OpenAI también colabora con otras empresas e instituciones en proyectos relacionados con la IA y promueve el desarrollo de tecnologías de IA de manera responsable y ética.”

Tan solo en 5 días, esta plataforma superó el millón de usuarios y es capaz de resolver problemas matemáticos, ordenar información o desarrollar código. Si bien, no cuenta con un manejo de lenguaje mayor al que tendría un profesionista capaz de convertir su escrito en algo con apariencia coherente, aunque incapaz de aplicar el juicio crítico sobre los componentes de su respuesta. Con el tiempo y el entrenamiento, podemos posiblemente llegar al momento en el que las respuestas se encuentren en nivel de un Ph.D. en el área relevante concreta.

La pregunta pertinente, por lo tanto, es: ¿y ahora qué?

Lo que significa esta tecnología que, por el momento, no está conectada a internet es inimaginable. La aplicación de la inteligencia artificial en la vida cotidiana tiene consecuencias (positivas y negativas) de niveles de la Revolución Industrial. Tan solo esta herramienta ChatGPT puede llegar a reemplazar a Google o inclusive realizar cualquier tarea ordinaria como la lista del super, una rutina de ejercicios o exámenes para la universidad.

Hay momentos en los que tomar una pausa no vendría nada mal para reflexionar y asegurarnos que efectivamente esta tecnología tan delicada se incorporará de la mejor manera a nuestras vidas. Así como mirar quién está detrás de su implementación, cuidando sus intereses e inclusive sus definiciones de ética y responsabilidad.

¿Realmente todos y todo es reemplazable por la tecnología?

¿Realmente vivimos una crisis de derechos humanos?

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Cuando hablamos de derechos humanos se generan opiniones diversas. Por un lado, estamos las personas que observamos con preocupación las estadísticas de violencia, inseguridad y discriminación, pero pensamos que muchas cosas positivas se pueden hacer si logramos trabajar en conjunto sociedad y gobierno. También están las personas que con escepticismo consideran que los derechos humanos estorban más de lo que ayudan, y que al final terminan por “beneficiar más a los delincuentes que a las personas buenas”. Incluso están quienes sin saber exactamente de qué se tratan, optan por el rostro de la indiferencia, pensando ingenuamente que “mientras que a mí no me toque, no me afecta”.

La finalidad de esta columna (y las que siguen) es brindar un contexto objetivo sobre la situación de derechos humanos en México y en el mundo, todo desde una mirada que plantea ser objetiva, clara y sencilla ante situaciones complejas. Hablar de derechos humanos nos permite no solo conocer los problemas actuales, sino también enterarnos de lo que se está haciendo y lo que aún queda por realizar. 

Por ejemplo, es importante saber que de acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos nuestro país atraviesa, desde hace varios años, una grave crisis de violencia, inseguridad y violaciones a los derechos humanos. En efecto, los datos no son alentadores y nos muestran indicadores preocupantes: al día de hoy más de 100 mil personas continúan desaparecidas; desde el año 2018 se registran más de 35 mil homicidios dolosos anuales; del año 2000 a la fecha la organización Artículo 19 ha documentado más de 150 asesinatos de periodistas; solo en 2022 se tiene registro de más de 600 presuntos feminicidios en todo el país, y de acuerdo con diversas estadísticas en México tenemos más del 98% de impunidad; por mencionar algunas cifras.

Sin embargo, vale la pena mencionar que no todo ha sido malo, también se han hecho acciones positivas en favor de los derechos humanos. Por ejemplo en el año 2011 se consolidó una importante reforma constitucional que trajo como consecuencia la adopción de criterios muy favorables por parte de la Suprema Corte de Justicia en temas como derechos de personas indígenas, derechos de personas con discapacidad, matrimonio igualitario, derechos sexuales y reproductivos, igualdad de género y libertad de expresión, solo por mencionar algunos. 

También, a través del sector social y privado se ha realizado una importante labor en favor de los derechos humanos. Por un lado, desde la sociedad civil se han gestado esfuerzos muy valiosos, mismos que están reflejados en reformas de ley, políticas públicas y sentencias paradigmáticas en favor de los derechos de todas las personas. 

Por su parte, las empresas también han comenzado a demostrar que existe un genuino interés de algunas de ellas por implementar principios y valores en favor de la dignidad humana en los centros laborales. Un claro ejemplo es el trabajo que realiza el Centro Eugenio Garza Sada que, en conjunto con sus empresas aliadas, busca potenciar la capacidad transformadora de las y los empresarios con la finalidad de generar una sociedad responsable, participativa y solidaria.

Al final del día el objetivo de los derechos humanos es que todas las personas alcancemos un desarrollo integral, que podamos vivir en un ambiente que nos permita realizar nuestros sueños y aspiraciones. Esto solo se logrará si trabajamos de manera coordinada sociedad, empresas y gobierno; ningún cambio será permanente sin la concurrencia de voluntades de estos tres sectores sociales.

La promoción de los derechos humanos es fundamental en este proceso. Nos toca, como diría Eleanor Roosevelt, empezar con cambios en lo más íntimo de nuestras comunidades para continuar afrontando los problemas de un país que exige unidad, coordinación y sensibilidad. ¿Todo está perdido? Claro que no, pero si queremos que los derechos humanos dejen de ser solo un discurso cada diez de diciembre nos corresponde no rendirnos y continuar caminando hacia el horizonte de desarrollo y bienestar que nos presenta un mundo en donde los derechos humanos sean una realidad para todas las personas.

Sobre el dinero

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“La teoría económica solo tiene un éxito moderado en la predicción del comportamiento porque, como todos sabemos, las decisiones a menudo no son racionales o se basan en un análisis defectuoso de las consecuencias de la elección. Es por eso que el mundo está hecho un lío.”

Stephen Hawking

Tras hablar de la coyuntura inflacionaria en editoriales pasadas, en diversas pláticas y reflexiones ha surgido la duda de por qué la economía mundial es prácticamente dependiente de una moneda en “en la realidad no tiene valor”. Como dice Francis Fukuyama en su libro Trust (1995), la creación de la prosperidad en una sociedad está basada en la honestidad y confianza, y aunque parezca utópico, tiene un poco de sentido si pensamos al dinero fiduciario como aquel contrato de confianza de valor. Recalcamos que la palabra fiduciario viene del latín fiduciarius, o sea, que depende de crédito (en un sentido literal) o confianza. Pues bien, uno entiende que una moneda tenga un valor intrínseco (por estar hecha de algún metal, tal vez oro o plata), pero ¿y los billetes?

En la teoría económica, el dinero tiene tres funciones que lo distinguen de cualquier otro activo: como medio de cambio, unidad de cuenta y depósito de valor. Dichas funciones comenzaron a cumplirse a través de la incursión del papel moneda en nuestra sociedad.

Los primeros billetes o papeles monedas surgen por la imposibilidad de cargar la cantidad de oro, plata, o cualsea el metal precioso que se tratara como medio de cambio en las sociedades antiguas. El primer billete, de hecho, se creó en China en el siglo VII, con la finalidad de reducir la circulación de metales (monedas) por la escasez de cobre, pero lo que en principio se ideo como una medida temporal resultó, al acumular mucho más dinero en menos espacio, a ser la gran solución en el transporte de grandes cantidades a lo largo y ancho del Gran Imperio de la dinastía Tang.

En Europa, aunque Marco Polo ya trajo noticias del novedoso sistema monetario chino, no será hasta el siglo XVII cuando se creen los primeros billetes y es también en este caso por razones de necesidad durante la Guerra de los 30 años. Como dato, por ahí de 1694, después de establecerse el Banco de Inglaterra, comenzaron a circular los billetes de lo que hoy es la moneda viva más antigua: la libra.

El papel moneda era cambiable sin limitación de tiempo por moneda metálica y respaldado por su equivalente en metales preciosos. No fue hasta finales de la segunda guerra mundial con la llegada de los Acuerdos de Bretton Woods que se sistemizó. Dicho evento fue el resultado de la conferencia monetaria y financiera de las Naciones Unidas luego de su creación en 1944. De los acuerdos celebrados en el complejo hotelero homónimo se establecieron reglas financieras y comerciales entre los países; de esta conferencia nace el FMI, la OMC y el Banco Mundial. El nuevo orden económico internacional se asentaría sobre un sistema monetario internacional que adoptaría el patrón oro-divisas. Estados Unidos se comprometería a mantener el precio del oro en 35 USD por onza, de esta forma, se mantendría fijo el precio del dólar, pasando a ser la moneda de referencia en el comercio mundial. Por su parte, el resto de los países fijaron el precio de sus divisas en relación con el dólar americano.

Si nos ponemos un poco conspiranoicos (o tal vez realistas), como establecería Greoge Soros, sería el comienzo del orden económico estadounidense, sistematizando la política económica a conveniencia a través de instituciones bajo el objetivo de combatir déficits en balanzas de pagos de países desfavorecidos luego de las guerras mundiales.

No fue hasta 1971 que el gobierno de Richard Nixon se enfrentó a un problema: los dólares superaron las reservas de oro del país, de manera que el precio del oro en dólares superó el precio fijo del oro. Por lo tanto, luego del incremento de los gastos en el gobierno americano que no ayudó precisamente, Nixon decidió seguir un consejo del famoso Milton Friedman: eliminar la convertibilidad del dólar en oro.

El tener un sistema completamente fiduciario tuvo sus grandes consecuencias, que serán abordadas después. Pero una idea que sí me gustaría implantar es que, bajo la coyuntura actual de creciente inflación, deuda y crisis, no se vería descabellada la idea de contar con el auge de una nueva moneda, tal vez la China (yuan)… o cripto (¿?).

Hablar de a dónde se dirige el dinero es un tema digno de profundizar. Tal vez China se encuentre haciendo su mayor esfuerzo por continuar siendo el protagonista de la economía mundial actual, aunque luego del COVID, sus consecuencias y cómo está reaccionando el gobierno chino, no le estén resultando las cosas al 100%.

En cuanto a las criptomonedas, sin duda, blockchain ha venido a revolucionar el mundo; sin embargo, no considero que este activo pueda cumplir con las funciones descritas al principio de este texto. ¿Cómo confiar en un activo que quiere comportase como moneda, pero se especula demasiado con él? Además de que al ser finito tendría un principio deflacionario respecto a los bienes y servicios que pudiera comprar (aquí hago sugerencia de leer la columna de hace 15 días). El considerar a una moneda como inversión a plazo te haría caer en una especie de trampa de liquidez desincentivando el consumo.

Sobre la inflación

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La forma de aplastar a los burgueses es moliéndolos entre las piedras los impuestos y la inflación” – Vladimir Lenin

El fenómeno inflacionario no tomó protagonismo en la vida socioeconómica cotidiana sino hasta principios del Siglo XX.  Por ejemplo, la Alemania de 1923, que quedó llena de deudas y costes de reparación luego del Tratado de Versalles a consecuencia de la Primera Guerra Mundial, tenia una tasa de inflación diaria de 21%, es decir, los precios se duplicaban cada 3 días y 17 horas. Siendo este tema preámbulo, por cierto, de interesantes choques argumentativos entre pensadores y líderes de la época como J.M. Keynes y Vladimir Lenin.

Y a todo esto, ¿qué es la inflación?

La definición de libro de texto explica que es el fenómeno que consta del aumento generalizado de precios en una economía. Esto tiene como consecuencia que el poder adquisitivo de las personas en dicha región se merme, por lo que la misma cantidad monetaria alcanzará para menos. Ahora, como distinción para una futura publicación, será importante diferenciar a la inflación (que es un ritmo de crecimiento) con los niveles absolutos de precios. Por lo tanto, podemos tener economías de muy alta inflación como Venezuela o Argentina, pero con un nivel de precios relativos sumamente bajos; caso contrario con los países como Japón o Suiza.

Ahora, ¿por qué es deseable una inflación estable y no nula? ¿Por qué una destrucción del poder adquisitivo y el nivel de ahorro de las personas es preferible? La inflación desde un punto de vista conceptual nunca será deseable, sin embargo, lo es desde un punto de vista práctico. Existen deficiencias en la medición de la inflación por elementos como mejoras en la calidad y eficiencia que no pueden ser fácilmente capturados, de tal manera que un incremento ligero pueda acomodar estos cambios ligeros en ámbitos de productividad de la economía.

En el momento en el que se acelera la pérdida del poder adquisitivo y las tasas de inflación, siendo esta mayor al objetivo (3% para el caso de México), se convierte en un efecto distributivo. No todos los segmentos de la población tienen las mismas capacidades para protegerse de estos incrementos en los precios. He de ahí el dicho de que la inflación es el impuesto a la pobreza.

México y América Latina no son ajenos a episodios de hiperinflación. Durante la presidencia de Miguel de la Madrid, en un contexto de extrema fragilidad de la economía luego de la crisis de 1982, el lunes negro en la bolsa americana de valores trajo como respuesta una devaluación de más de 40% en el peso mexicano y como consecuencia una profunda crisis llegando a una inflación de 176.8% en enero de 1988.

La inflación en contexto actual

El siglo XXI ha sido en lo general una época de baja inflación. Se dice que 6 de cada 10 mexicanos ha tenido la fortuna de no vivir o recordar la llamada década perdida (80’s), hasta ahora.

A diferencia de presiones inflacionarias en décadas pasadas, el contexto post pandémico viene a dar un toque especial a esta crisis. En gran medida, el atasco en los puertos y en las cadenas de suministro que transportan los productos por los mares del planeta, hacen que la demanda de estos no pueda ser saciada. A este problema se le suma el aumento de precios en los energéticos luego de la guerra entre Rusia y Ucrania, además de falta de semiconductores para fabricar autos, computadores o celulares; y un exceso de moneda en circulación por las medidas de estimulación en la economía tomada en países como Estados Unidos, quien otorgó más de 1.9 billones de en ayudas (otro caso digno de ser indagado más a profundidad).

La inflación en los Estados Unidos se ubicó en 8.2%, niveles que no se habían visto desde 1982, y es en ese contexto es que la Reserva Federal deberá combatirla, al tiempo que la economía se encuentra en un momento de fragilidad particular. Una situación similar enfrenta México también, puesto que para octubre ubicó la inflación anual en 8.4% (por primera vez siendo mayor la general a la subyacente).

El futuro

Al ser un fenómeno global, las soluciones locales deberán depender de lo que pase en el resto del mundo. Son claves la evolución de la pandemia, la guerra y la cadena de suministro. Muchos países ya han optado por el aumento en las tasas de interés, induciendo a un costo implícito mayor por el dinero.

En un momento en el que las economías tratan de respirar de nuevo luego de un sombrío inicio de la década, el crecimiento económico es muy bajo y la subida en las tasas de interés inducen a un nuevo periodo de recesión.

¿Será momento de pensar en alternativas tanto en políticas para enfrentar la inflación como en la naturaleza de las monedas que la originan?

¿De abrazos a balazos?

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Se podría decir que uno de los lemas emblemáticos de la actual administración morenista quedó en el pasado tras la conferencia mañanera del presidente de hace una semana. La estrategia de seguridad pública de AMLO de los últimos años, “abrazos, no balazos”, pasó a segundo plano cuando nuestro mandatario anunció su decisión de colocar a la Guardia Nacional bajo el mando de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena).

Bajo la premisa de que la única manera honesta de investigar y responder ante el crimen organizado es la contestación por parte de cuerpos militares, se pretende que sean ahora las Fuerzas Armadas quiénes lleven a cabo las labores de salvaguardar el orden y la seguridad pública. Para muchos analistas políticos esta decisión no ha sido novedad. 

Remontémonos a épocas de campaña electoral, cuando “sacar” al ejército de las calles era uno de los cometidos de AMLO, si es que él llegaba a Palacio Nacional. Para infortunio de muchos (o bueno, pocos, según los índices de aprobación del presidente), sí llegó. Sin embargo, en los últimos cuatro años ha sucedido todo lo opuesto a una “desmilitarización”. La nueva reestructuración de la Sedena parece ser solo la continuación de la estrategia comenzada hace 15 años en el sexenio de Calderón, permeando el enfoque militarista que ha ganado poder y terreno a lo largo de distintas administraciones. 

El riesgo de militarización del país se ha acrecentado paulatina y sigilosamente delante de nuestros ojos. 

Creada en el 2019, la Guardia Nacional, fue instaurada bajo la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana como una organización de carácter civil, ya que fue solo así como el Congreso llegó a aprobar el proyecto. No obstante, poco después, las Fuerzas Armadas avanzaron también como agente económico. Al día de hoy, el Ejército y la Marina manejan los puertos, las 49 aduanas que hay en el país y son los encargados de los proyectos insignia de esta administración: el Tren Maya y el Aeropuerto de Santa Lucía. Ahora, se está tratando de militarizar una fuerza civil (¿o de disfrazar de civiles a las Fuerzas Armadas?) a través de vías legales paralelas y la emisión de un acuerdo, debido a que no se puede llevar a cabo una reforma constitucional. 

¿Por qué esta decisión es tan perjudicial? En una encuesta de El Financiero, el 46% de los encuestados están en desacuerdo de que se militarice la seguridad pública y el 59% opina que lo más apropiado es que la propuesta se discuta y vote en el Congreso. Desde donde yo lo veo, el principal argumento en contra de esta resolución es simple: se trata de una decisión inconstitucional que no solo viola la propia naturaleza bajo la cual se creó a la Guardia Nacional, sino que también viola la postura de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) que manifiesta que la seguridad pública debe de ser obligatoriamente de carácter civil.

En un país con pésimos antecedentes en materia de derechos humanos, nos debería de preocupar este nuevo nivel de involucramiento por parte de los cuerpos militares. Las implicaciones son muchas y las cifras son igualmente trágicas. Una mayor participación por parte de las Fuerzas Armadas normalmente muestra una correlación directa con un alza en las violaciones de los derechos humanos, a la par de un alto índice de impunidad hacia estas. 

En el caso de México, estas no son noticias nuevas. Ha sido la misma Corte IDH, quién ha emitido seis sentencias condenatorias hacia el Estado mexicano por violaciones graves en materia de derechos humanos por parte del Ejército. Tan solo hace falta recordar el caso de Rosendo Radilla, quien fue víctima de tortura y desaparición forzada en manos del Ejército. O el caso de Inés Fernández, quien fue una de las mujeres dentro del 40% que son violadas mientras son detenidas por Ejército, según lo muestra la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad del 2016. 

Después de las noticias y el barullo de los últimos días respecto al tema, me restan muchas preguntas. ¿De qué manera se enjuiciará a la Guardia Nacional en dado de cometerse una falta? ¿Dentro de la jurisdicción militar? Y, ¿en qué momento se va a pintar la raya dentro del fuero militar? Si es que siquiera se hará esa distinción.

Dentro de las buenas noticias que se anunciaron en una de las más recientes conferencias mañaneras, el presidente mencionó su jubilación y alejamiento de la política en el 2024. ¿La mala? Que busca que la decisión de reestructuración de la Sedena sea su legado y que sea heredada a las administraciones que lo preceden. 

Que se quede en la historia, que la misma semana que Gustavo Petro, presidente de Colombia, presentó su proyecto de Seguridad Humana desenfocándose en la fuerza militar como eje céntrico de su estrategia de seguridad fue la misma semana que AMLO propuso trascender como el presidente mexicano que busca militarizar una institución civil de seguridad pública. ¿Irónico?, ¿no?

La “infodemia” que habitamos

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Últimamente trato de evitar a toda costa mi feed de Twitter. Entre tuits de mis amigas y amigos activistas que se hacen virales provocando reacciones iracundas (y hasta algunas veces violentas) por parte de quienes piensan de manera distinta, hasta tratar fallidamente de esquivar los hashtags de intentos de “cancelación” de alguna figura pública, decir que Twitter ha creado un ambiente hostil para cualquier tipo de comunicación política es una atenuación de la realidad. 

Vivimos en una infodemia y Twitter es uno de los principales medios de transmisión. 

El clima político actual en México es complejo y polarizado, donde el discurso diario radica en el “ellos” y “nosotros”, los “fifís” y los “conservadores”, los simpatizantes de nuestro actual presidente y todos los demás. Todo se trata de absolutismos, no hay cabida para los matices ni puntos intermedios. Y en dado caso de que alguno no se haya percatado de la connotación de esta diatriba, tan solo es necesario sintonizar los primeros minutos de la conferencia mañanera de AMLO para percibirlo de primera mano. No creo que ninguno de estas posturas sea la “correcta”. Sin embargo, creo que a ambas carecen de profundidad en las conversaciones actuales. 

Poco se puede esperar cuando la comunicación del máximo poder ejecutivo del país radica en herramientas discursivas populistas y donde los medios de comunicación fungen como cámaras de eco para difundir su mensaje. “Divide y vencerás” ha sido la estrategia de la actual administración y vaya que les ha funcionado; basta con ver el mapa político del país de las últimas elecciones a gobernador y las altas tasas de aprobación de la mayoría de nuestros mandatarios.

Actualmente tenemos una gran brecha entre dos polos opuestos que incentivan el divisionismo. Este fenómeno se extrapola a todas las causas y movimientos sociales, el claro ejemplo de ello es el diálogo (o ausencia de este) entre miembros del movimiento feminista en redes sociales. 

Dentro de los feminismos, siempre ha habido convicciones ideológicas diversas. Ahora, debido a la coyuntura entre el auge de las redes sociales, la polarización política actual y la atención mediática y de la sociedad civil ante la crisis de violencia de género en el país, estas diferencias internas se han acentuado exponencialmente. 

No me malentiendan, históricamente, dentro del movimiento feminista nunca hemos estado de acuerdo en su totalidad. La dignificación del trabajo sexual, los vientres de alquiler y la inclusión de las mujeres trans al movimiento han sido algunos de los puntos de discordia entre los feminismos. 

Parafraseando a la historiadora Rosalind Delmar en su ensayo What is feminisim? (1980), la unidad del movimiento nunca ha podido basarse en el hecho esencialista de la creación de una identidad compartida por el simple hecho de ser mujeres. Sí, todas somos mujeres, pero no compartimos vivencias generalizadas. Sí, nunca nos hemos puesto de acuerdo, pero ahora parece que ni siquiera nos podemos escuchar las unas a las otras. O en su defecto, no podemos leer los tuits ajenos a nuestro propio pensar.

En uno de los más recientes sucesos de esta constante riña ideológica en materia de género, la periodista y activista, Lydia Cacho fue foco de polémica al retuitear un vídeo con una declaración transfóbica. Poco después, Cacho borró el tuit y este fue reemplazado por una disculpa hacia la comunidad trans por parte de la periodista, arrepintiéndose de haber dado visibilidad a una postura basada en odio y admitiendo su error. 

Soy fiel creyente de que no hay un feminismo que realmente luche por todas hasta que se incluyan las prioridades y necesidades de las mujeres trans en la agenda feminista. No simpatizo, ni comprendo en lo más mínimo la perspectiva mujerista que se aferra a la biología para distinguir lo que significa “ser mujer”. Sin embargo, al ver las conversaciones ensordecedoras y poco fructíferas que se llevaron a cabo después del tuit de Lydia Cacho y posterior a su disculpa, caí en cuenta que estas “guerras verbales”, como ella misma lo menciona, no son la respuesta. 

En una plataforma plagada de declaraciones de disculpas con el único fin de conservar reputaciones y evitar represalias sociales, creo que el comunicado de Lydia Cacho es uno de los pocos que he percibido sincero. 

A como yo lo veo, no creo que la respuesta en torno a la polarización sea la tibieza, pero tampoco creo que la solución sea la cultura de cancelación en la cual estamos inmersos, la cual no da pie a ningún tipo error ni rectificación. Tampoco creo que la solución radique en tolerar lo intolerable y de mantenernos impasibles ante situaciones violentas y discursos de odio. 

La semana pasada, en su columna de opinión en el Washington Post, Ignacio Rodríguez Reyna aborda la búsqueda del “antídoto” de la polarización entre la sociedad mexicana, donde hace un llamado a permitirnos vivir en los “grises” y los matices, donde exista un discurso deliberadamente plural.

Definitivamente no tengo las respuestas absolutas, ni mucho menos el “antídoto”, pero creo que el primer paso consta en poder escuchar activamente al “otro” lado, tratar de cuestionar lo que nos parecen verdades únicas, preguntarnos, rectificarnos, sacar por un momento las miradas de nuestras pantallas y algoritmos y crear puentes de entendimiento. Porque mientras nos ponemos de acuerdo entre “fifís” y “conservadores”, cada día nos acercamos más al 2024 y perdemos la oportunidad de crear una fuerza y discurso político “que honre la complejidad que nos habita” a los mexicanos, como lo mencionó Cacho en su cuenta de Twitter. 

El Caso Delfina

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Desde la formulación de su movimiento, Andrés Manuel López Obrador ha establecido discursivamente una supramoralidad política, una que incluso, desde su idealización, afirma que es totalmente distinta a cualquier otra organización política y movilización  social. La Cuarta Transformación quiere distinguirse por sus estándares éticos, y si  bien, suponiendo sin conceder que el Presidente podría tener personalmente ética profesional y política, no significa que por antonomasia sus colaborares y colaboradoras también compartan dicho actuar. 

Y es que, a diferencia de la metodología formulada por el Presidente López Obrador respecto al combate a la corrupción, la cual es de la misma manera con la cual se barren las escaleras (de arriba hacia abajo), dicha estrategia o “fórmula” ha resultado ineficaz y falaz, y un claro ejemplo es el caso de Delfina Gómez, ex alcaldesa de Texcoco y ex candidata a la gubernatura del Estado de México por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y actual Secretaria de Educación Pública (SEP). 

La actual funcionaria federal fue directamente señalada por infracciones graves en la campaña del 2017 cuando fungía como Presidenta Municipal, la cual fue denunciada por descontar un porcentaje del salario de las y los trabajadores del Ayuntamiento de Texcoco, y bajo un exhaustivo Procedimiento Sancionador Electoral por el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) y confirmado por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el partido del actual presidente fue sancionado por acreditarse un esquema de financiamiento paralelo y no reportado a las autoridades. 

Sin embargo, estos hechos lamentables no sólo consistieron en dichas retenciones ilegales a funcionarios municipales, ya que cómo bien señalaron las autoridades electorales mediante procesos de fiscalización, durante dicho proceso electoral, derivado de apoyos no reportados que sirvieron, tanto para la constitución de su partido político nacional, como su campaña por la diputación federal y en la campaña por la gubernatura por parte de la Secretaria Delfina Gómez, en virtud de que omitieron reportar ingresos y gastos de campaña que registraron y obtuvieron a través de una organización política denominada Grupo Acción Política, quienes beneficiaron a dicho partido y supuestamente realizaban actos de beneficencia social. Por todos estos actos, las autoridades electorales, tanto administrativas como jurisdiccionales, le impusieron una sanción al partido MORENA por 4 millones 529 mil pesos.

Cómo podemos apreciar de este caso, tanto el Presidente como su partido  deben tomar decisiones fuertes, ya que sus mandamientos son “no mentir, no robar y no traicionar” al pueblo, pero hasta el día de hoy, ha reinado el silencio e inacción,  vislumbrando nuevamente un doble estándar moral para medir los actos a pesar de la evidencia y la gravedad. El caso de la Secretaria Delfina debe ser un ejemplo para que el Presidente López Obrador marque una diferencia importante de no tolerar actos tan reprobables como los que actualmente se acreditaron. Independientemente de las posturas ideológicas y políticas, todas y todos queremos que existan avances importantes y se pongan ejemplos en el combate a la corrupción en la actual administración federal, y que el presidente cumpla su promesa de que nadie ni nada está por encima de la ley. 

Omicron en Nuevo León

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Pareciera que la pandemia no termina, Nuevo León tiene ahora el mayor numero de casos desde que inicio la pandemia, al igual que el resto del país y la gran mayoría de países en donde está variante ha llegado. Aunque si bien Omicron es una variante mucho menos letal que otras y gran parte de la población ya está vacunada no es una gripe cualquiera, es una enfermedad que puede causar la muerte o secuelas severas en las vías respiratorias.

La mayoría de las naciones desarrolladas occidentales, Reino Unido, Francia, Italia, Estados Unidos, entre otras, han decidido dejar circular más el virus para no afectar más la actividad económica ya que no lo ven tan necesario porque los muertos y hospitalizados siguen siendo bajos en comparación con la segunda y tercer ola. Una consecuencia de esta política y de lo contagiosa que es la variante es que muchas empresas se están quedando sin trabajadores ante contagios masivos, por ejemplo las aerolíneas que han tenido que cancelar vuelos por contagios de pilotos y asistentes de vuelo.

Países como Reino Unido han hecho frente a esta situación implementando programas masivos de pruebas rápidas y de laboratorio que buscan minimizar la incertidumbre de los trabajadores y que están aislados el menor tiempo posible. También tienen vacunada al 77% de su población de la cual el 53 ya tiene 3 dosis, en 3 meses pusieron casi 40 millones de terceras dosis. 

En México lamentablemente aunque contamos con las vacunas no tenemos la capacidad para ponérselas a todo mundo y menos el poder implementar una política masiva de pruebas. Nuevo León como estado industrial y de servicios tiene que ser pionero en México para promover horarios escalonados en empresas y esquemas.

Mientras el virus siga circulando siempre habrá posibilidad de que vuelva a mutar y convertirse en más contagioso y/o más letal, aunque el 50% de la población mundial ya está vacunada aun tenemos países que apenas van empezando , todo el continente Africano tiene apenas 15% de vacunación, mientras que los países ricos tienen 70%. Para detener la pandemia tienen que masificarse tratamiento específicos para el virus y que la vacuna se actualice constantemente y este disponible para todos, algunos estados como Jalisco y Tlaxcala la vacuna será obligatoria para espacios públicos, valdría la pena tomar el ejemplo de otros países que que están desarrollando estrictos pasaportes covid, quienes no quieran vacunarse pierden ciertos privilegios y beneficios gubernamentales, no pueden acceder a ciertos servicios, viajar, ir a un hospital publico, entre otros.

Desigualdad

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El mundo es más desigual que nunca. Con todo y los avances que hemos visto en tecnología y la mejora generalizada en la calidad de vida promedio mundial tenemos hoy diferencias aún mayores entre ricos y pobres. Según un estudio del Foro Económico Mundial en 2020 la fortuna de los billonarios del mundo creció en un monto récord, mientras que más de 100 millones de personas ingresaron a la pobreza extrema por la pandemia del Covid-19.

Hoy el 10% más rico del mundo representa la mitad de los ingresos en el planeta. Mientras que el 50% más pobre solo tiene el 8% del ingreso, un promedio de 67 mil pesos al año. Eso es en cuanto a ingresos, en cuanto a riqueza estamos igual de mal. El 10% más rico es dueño del 76% de la riqueza mundial, mientras que el 50% más pobre de la humanidad tiene apenas 2%, la mitad de lo que tenían en porcentaje hace 200 años. 

Desde 1995 se ha triplicado de 1 a 3% el porcentaje de la riqueza mundial que poseen los billonarios. El ingreso de las mujeres es apenas 35% del total , poco avance viendo el 30% que tenían en 1990. El World Inequality Lab dice que si queremos resolver los retos del siglo XX1 ocupamos una redistribución de la riqueza y el ingreso,  el reto es cómo lo podemos hacer.

Personalmente creo que no esta mal que unos tengan mas que otros, al final el que uno emprenda, trabaje y se esfuerce debe ser recompensado pero busquemos mecanismos en donde se genere bienestar en toda la sociedad con esa nueva riqueza, como en los países nórdicos.

México vs Armerías de EUA

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Hace unas semanas el gobierno de México presentó una demanda en Massachussets, Estados Unidos vs 11 empresas de armas en ese país por prácticas intencionales y negligentes relacionadas con la producción y comercialización de armas, 

Esta demanda es consecuencia del aumento en el tráfico de armas de ese país, inclusive hay modelos de pistolas y rifles cuyo marketing y diseño van descaradamente dirigidas al mercado mexicano, particularmente a la delincuencia organizada. El tema no es menor, el 70% de las armas confiscadas en Mexico al narcotráfico son de origen estadounidense. 

La idea no es cambiar las leyes de Estados Unidos, ellos tienen su segunda enmienda que les da el derecho a poseer armas para defensa personal pero esta enmienda no debería beneficiar a lo delincuencia organizada ni darle el derecho a estas empresas a vender sus armas para que terminen siendo llevadas e México, hay una relación directa entre el aumento en la producción de esas armas y la escalada de la violencia en nuestro país. 

Curiosamente a ellos como país también les conviene implementar filtros a la venta y movimiento de armas. Cuando Bill Clinton implementó el “Assault Weapons Ban” hubo una disminución sustancial en delitos de alto impacto en varios estados de nuestro país vecino. Tenemos el ejemplo también de California que siendo el estado con las leyes más estrictas en materia de compra y movimiento de armamento es el séptimo con menores indices de violencia con arma de fuego, aún y considerando que son frontera con México y tienen ciudades grandes como Los Ángeles y San Diego con presencia de importantes grupos delictivos. 

La ofensiva no solamente es legal sino también diplomática, recientemente México asumió la Presidencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y ya llevó al pleno de este órgano la discusión del tráfico de armas y ha sido respaldada por la mayoría de los países miembros.

Un obstáculo para que proceda esta demanda es la Ley de Protección al Comercio Legal de Armas que se promulgó en Estados Unidos en tiempos de George Bush para proteger a las empresas de litigios de terceros en Estados Unidos.

Se pronostica que de proceder será una batalla legal larga, con implicaciones políticas y diplomáticas que podrían desencadenar una compensación económica de hasta 10 mil millones de dólares a favor de México o aún mejor verdaderos filtros y normas para evitar el flujo ilegal de armas hacía nuestro país.