Ella Llegó, Pero Aún Faltamos Nosotras

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Es un hecho histórico. Por primera vez en la historia de México, tenemos una PresidentA. No solo eso, por primera vez, dos mujeres fueron las principales contendientes en una elección presidencial. Dos perfiles completamente diferentes, liderando propuestas políticas aún más divergentes, pero al final, dos mujeres. Y hoy, una de ellas se encuentra al frente del poder ejecutivo. Esto no es un detalle menor, especialmente en un país donde aún nos cuesta trabajo aceptar el uso del género femenino en nuestro lenguaje, mucho menos un lenguaje inclusivo que abarque a todas las personas. Decir “PresidentA” es un acto político, un acto de resistencia, porque nombrar es existir. Y ella es una PresidentA, no una PresidentE.

Pero no confundamos este hito con la llegada de todas las mujeres al poder. El hecho de que una mujer ocupe la silla presidencial no significa que la agenda feminista esté garantizada, ni que los derechos de todas las personas en México, incluyendo las diversidades, estarán automáticamente en el centro de su gobierno. Ser mujer no es sinónimo de ser feminista, ni asegura una perspectiva de derechos humanos. Sin embargo, el simple hecho de que una mujer haya alcanzado el más alto escaño de la política mexicana es histórico, y eso es digno de celebrarse.

Aun así, no debemos dejar de lado nuestras exigencias. Yo quiero una presidenta feminista, una que entienda que la estructura misma del poder que ahora ocupa puede perpetuar las violencias de género. Hemos avanzado un enorme paso, al tener una mujer como PresidentA, pero ese no debe ser nuestro destino final. La verdadera meta es la distribución equitativa del poder y las oportunidades, que no solo Claudia llegue, sino que lleguemos todas. Su llegada es un recordatorio de que el camino hacia la verdadera igualdad de género es mucho más complejo de lo que se nos hace creer.

Es también necesario dejar de replicar discursos violentos que la reducen a ser un simple “títere” de hombres. No importa si no estamos de acuerdo con sus políticas, es innegable que es una mujer que ha llegado por sus propios méritos a la cima de la política mexicana. Criticarla es necesario, como es necesario con cualquiera persona servidora pública, pero no desde la violencia de género. No es adecuado tachar de “dama de hierro” ni que llamarle fría, porque cuando un hombre se comporta de la misma manera, lo llamaríamos líder.

La fuerza de este momento histórico también se refleja en quienes la acompañan. Ifigenia Martínez, líder de la Cámara de Diputados, quien nació 28 años antes de que las mujeres en México pudieran votar, fue quien colocó la banda presidencial a nuestra primera PresidentA, después de que 65 hombres la portaran antes. Este acto, simbólico y poderoso, nos recuerda que, aunque la llegada de una mujer a la presidencia es significativa, no estamos en un momento en el que los derechos humanos y la equidad de género estén asegurados. Vivimos en un país donde la violencia feminicida sigue siendo normalizada, donde 10 mujeres son asesinadas cada día, y donde aún la violencia sexual es ocho veces más común contra niñas y adolescentes que contra sus pares varones.

Tener mujeres al mando de los tres poderes del Estado es un gran logro, pero eso no significa que la lucha por la equidad de género haya terminado. Nos recuerda que ser mujer en el poder no es suficiente; necesitamos más. Queremos una PresidentA que comprenda cómo el poder puede perpetuar las violencias que estamos tratando de erradicar.

Han pasado 203 años desde la consumación de la independencia de México, 108 años desde el primer Congreso Feminista en Yucatán, 71 años desde que las mujeres pudimos votar, y hoy tenemos una PresidentA. Sin embargo, el país que liderará Claudia aún enfrenta enormes desigualdades. Las mujeres seguimos ganando menos por el mismo trabajo, solo 2 de cada 10 empresas tienen mujeres en sus consejos de administración, y la paridad, al ritmo actual, no se alcanzará hasta el 2052.

Claudia dijo que no llegó sola, que llegamos todas, pero la realidad es más compleja. Llegaste tú, Claudia, pero aún faltamos muchas. Y lo que deseo para ti y para México es que uses tu poder para mejorar la vida de todas las personas. Que inviertas en escuelas, en transporte público, en clínicas. Que escuches a las madres buscadoras y no las ignores, que no fortifiques el Palacio Nacional cuando salgamos a protestar, porque seguiremos exigiendo que nos protejas, que nos unas y que nos defiendas.

PresidentA, tu llegada es un paso histórico, pero no el final del camino. Nos recuerda que aún queda mucho por hacer para que realmente lleguemos todas, para que cada mujer y persona en este país tenga acceso a las mismas oportunidades, derechos y libertades. El poder que ahora sostienes debe ser una herramienta para construir un México más justo, donde no solo una mujer pueda alcanzar la cima, sino donde todas las personas podamos caminar hacia adelante sin miedo. No es suficiente haber llegado tú; necesitamos que uses esa fuerza para abrir el camino para las que aún faltamos. Porque solo entonces podremos decir que, verdaderamente, llegamos todas.

Nuevo Gobierno en San Pedro: Retos y Oportunidades

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Inicia una nueva administración en San Pedro Garza García, y con ella, se presenta un conjunto de retos que no pueden ser subestimados. Antes de asumir tan significativa responsabilidad, es fundamental reflexionar sobre el estado actual del municipio y los desafíos que deberán enfrentarse para garantizar su óptimo desarrollo.

San Pedro ha alcanzado su posición de liderazgo nacional en gran medida gracias a sus ciudadanos, quienes se han distinguido por ser participativos, críticos, y propositivos. A lo largo de las últimas tres décadas, bajo la administración de líderes emanados del Partido Acción Nacional, y con una ciudadanía activa y comprometida, San Pedro se consolidó como el mejor municipio de México, fruto de una visión a largo plazo y gobiernos muy profesionales.

No obstante, hace seis años, el electorado decidió optar por un proyecto político distinto. Como en todo gobierno, se pueden identificar ciertos logros, aunque también es evidente que existen áreas de oportunidad significativas. Si bien se avanzó en ciertos aspectos, no podemos ignorar que el municipio se encuentra hoy con puentes colapsados, más de cien parques en condiciones deplorables, obras públicas mal planeadas y peor ejecutadas, y proyectos impuestos sin la consulta y aprobación de los vecinos.

Ante este escenario, el desafío es monumental y exige un enfoque serio y comprometido. Tenemos ante nosotros la oportunidad histórica de liderar desde lo local el cambio que México necesita, demostrando que un gobierno municipal como el de San Pedro puede ser ejemplar en el uso eficiente de los recursos públicos y que las obras y proyectos sean el resultado de un trabajo en equipo con la ciudadanía, que enfrentemos de manera decidida la problemática del tráfico, y que asumamos con determinación el reto de la seguridad.

Quienes estamos en el servicio público tenemos una responsabilidad y obligación: dejar al gobierno y a la ciudad mejor que como la encontramos. Y si existe un perfil capaz de alcanzar estos objetivos, es el de Mauricio Fernández. Su experiencia y visión estratégica son claves para lograr que esta nueva administración sea la mejor en la historia de San Pedro. El objetivo es claro: regresar al municipio a los primeros lugares en todos los indicadores de calidad de vida y gobernanza.

El mito del águila

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Propongo la siguiente definición de nación: es una comunidad política imaginada, y se le imagina como inherentemente limitada y soberana.

Es imaginada porque los miembros de la nación más pequeña nunca conocerán a la mayoría de sus conciudadanos, no se encontrarán con ellos, ni siquiera oirán hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión (…) Las comunidades se distinguen no por su falsedad o autenticidad, sino por el estilo en que se las imagina.

Finalmente, [la nación] se imagina como una comunidad porque, independientemente de la desigualdad y la explotación actuales que puedan prevalecer en cada una, se concibe como una camaradería profunda y horizontal. En última instancia, es esta fraternidad la que hace posible, durante los últimos dos siglos, que tantos millones de personas no maten, sino que estén dispuestas a morir por esas imaginaciones limitadas.

— Benedict Anderson, Imagined Communities (1983)

Las historias y los símbolos son fundamentales porque nos permiten dar sentido a nuestra existencia, definir quiénes somos, cómo nos relacionamos con los demás y cómo nos situamos en el mundo. La identidad no se genera en un vacío; surge de la interacción entre nuestras experiencias personales y las narrativas compartidas que nos rodean.

Cuando hablo de narrativas, me refiero a la forma en que se estructura y cuenta la historia de nuestra existencia, aquello que determina el status quo y nos ayuda a entender nuestra realidad. Estas historias no solo definen a los individuos, sino también a las comunidades, los grupos sociales, las naciones y las culturas. Las narrativas colectivas, como las de la familia, la sociedad, la nación o la religión, nos proporcionan una identidad compartida y un sentido de pertenencia. Por ejemplo, las historias de la fundación de una nación, las leyendas populares o los mitos religiosos crean una sensación de continuidad y cohesión dentro de un grupo, conectando nuestras vidas individuales con algo más grande.

El mito del Volk

Völkisch es una palabra alemana que connota tanto lo “folclórico” como lo “populista”. En sus orígenes, era una visión cultural profundamente arraigada en la idea de una identidad nacional compartida y un amor por las tradiciones, la naturaleza y el idioma. Como ocurre con muchos mitos, es difícil rastrear su origen exacto. Sin embargo, se le atribuye gran parte de su desarrollo a Richard Wagner, cuyas óperas y representaciones de la esencia germana a través de mitos y leyendas –como la trilogía del Nibelungo— son parte integral del pensamiento völkisch.

El riesgo de la instrumentalización

Lo que comenzó como una narrativa de identidad para el pueblo germánico terminó convirtiéndose en el mayor catalizador del nacionalismo y el mito de la raza aria. Paradójicamente, Houston Stewart Chamberlain, un británico que se fascinó con Wagner, se casó con su hija y desarrolló las teorías de la raza aria. El resto de esta historia es bien conocido, y lo obviaré…

El nacionalismo

El peligro de las narrativas identitarias en las naciones es la polarización, pues para pertenecer a un grupo, es necesario definir al “otro”. Como bien dice Sartre, “somos conscientes de nosotros mismos en tanto que somos vistos por otros”, y nuestra identidad se configura, en parte, a partir de cómo nos ven. Al diferenciarnos, las narrativas y los símbolos pueden ser manipulados para excluir a otros o justificar ideas peligrosas. El nacionalismo extremo, por ejemplo, puede distorsionar las historias colectivas para construir una identidad que excluye o demoniza a ciertos grupos. Los mismos símbolos que unifican a una nación pueden usarse para fomentar el odio, la xenofobia o el racismo.

Más mexicanos, más… ¿humanos?

La Encuesta Mundial de Valores (EMV) ha revelado una tendencia curiosa: los mexicanos son cada vez más conscientes de su historia y, por ende, se sienten más orgullosos de identificarse como mexicanos. Sin embargo, este orgullo nacional no está necesariamente relacionado con una mayor disposición a “sacrificarse” por el país.

Esta paradoja puede deberse a varios factores que influyen en la identidad nacional y en la relación de los ciudadanos con el Estado y sus instituciones. Los mexicanos sienten un fuerte sentido de identidad basado en elementos culturales como la historia, la música, las tradiciones y la rica herencia cultural. Este orgullo parece estar más vinculado a la comunidad y la cultura que a las instituciones gubernamentales, incluidas el ejército.

Cansados de luchar…

A pesar del orgullo por la capacidad de resistencia y la lucha cotidiana, esta misma lucha puede generar una sensación de agotamiento y una menor disposición a comprometerse con sacrificios extremos, como la lucha por la nación. El aumento del orgullo nacional parece estar más relacionado con la comunidad y la solidaridad ciudadana que con el Estado o sus instituciones.

Los mexicanos pueden sentir satisfacción y orgullo por la capacidad de unirse frente a las adversidades como sociedad civil, mientras que desarrollan un desapego hacia el gobierno o hacia cualquier noción de “lucha” que implique obedecer a las autoridades políticas o militares. Este fenómeno también refleja una mayor conciencia crítica de la historia, lo que lleva a muchos a rechazar las narrativas tradicionales del nacionalismo vinculado a la guerra y los conflictos armados.

Hoy, la comunión con el ser mexicano funciona porque imaginamos a nuestros compatriotas a través de nuestra individualidad, aun sin conocer a la mayoría. Sin embargo, “en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión”, aunque nuestra imaginación está limitada y segmentada por círculos sociales y económicos.

Nostalgia Patriota

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El 16 de septiembre, fecha que debería estar impregnada de orgullo nacional, se convirtió para algunos, comenzando por el que escribe esta columna, en un ejercicio de nostalgia. En lugar de celebrar la independencia y la libertad, pareciera que conmemoramos los ideales que soñamos haber alcanzado pero que, en la realidad cotidiana, parecen más lejanos que nunca.

Algo de inseguridad, que sigue acechando específicos rincones del país, no es solo una estadística fría que se mide en cifras; es una constante que transforma la vida diaria de los ciudadanos, limitando sus movimientos y condicionando sus sueños.

A lo anterior, se suma un autoritarismo disfrazado de democracia. Desde las cúpulas del poder, se predican discursos de cambio, pero en la práctica, el poder se concentra y los mecanismos de rendición de cuentas se diluyen. El equilibrio de poderes, un pilar fundamental de nuestra democracia, parece estar cediendo ante una lógica de aplaudidores en lugar de verdaderos funcionarios comprometidos con la ciudadanía.

La figura del servidor público se ha desdibujado para dar paso a personajes cuyo único mérito es la lealtad ciega, no al país, sino al líder de turno. La política, que alguna vez se trató de construir acuerdos para mejorar la vida de las personas, ahora parece un espectáculo en el que los actores principales no tienen más interés que perpetuarse en sus papeles. Se premia más la sumisión que la capacidad, y eso deja al país sin el verdadero liderazgo que necesita.

Todo esto nos deja con una sensación amarga: cosas que creímos enterradas en la historia están regresando. La tentación autoritaria, la censura disfrazada de regulación”, los ataques a las instituciones democráticas que tanto trabajo costó construir. A veces, es fácil pensar que estamos retrocediendo más que avanzando.

Sin embargo, a pesar de este contexto oscuro, todavía hay motivos para mantener viva la esperanza. Porque el patriotismo no es solo ondear la bandera y cantar el himno; el verdadero amor por el país se demuestra en la lucha diaria por corregir lo que está mal, por construir un México más justo, seguro y democrático. Y esa lucha, aunque hoy parezca más ardua que nunca, sigue siendo el único camino hacia el país que soñamos.

En estas fiestas patrias, celebremos no solo lo que fuimos, sino lo que aún podemos ser. Mantengamos viva la nostalgia por el México que queremos, pero, sobre todo, hagamos de esa nostalgia una fuente de energía para seguir adelante. Porque el patriotismo no se demuestra solo en los festejos, sino en la pasión por servir y transformar.

Y esa pasión no puede extinguirse.

¡Que viva México!

Septiembre de incertidumbre

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“Cuanto más cambian las cosas, más permanecen igual.” — Un epigrama de Jean-Baptiste Alphonse Karr en la publicación de enero de 1849 de su diario Les Guêpes (“Las avispas”).

Me había propuesto que estas publicaciones pudieran funcionar más allá de la coyuntura en que se lean, es decir, hablar de ideas y no de noticias. Sin embargo, hoy es necesario abordar un tema coyuntural que será el marco teórico para entender lo que sucederá en las próximas décadas en nuestro país.

Lo que ocurra durante septiembre de 2024 promete marcar el rumbo de la nación. Y no, no me refiero a las últimas semanas de La Casa de los Famosos. Es sorprendente lo poco mediático que ha sido el tema de la transición presidencial, en la cual, durante un mes, coinciden la nueva legislatura y los últimos días del actual presidente. Para sorpresa de nadie, resulta más cómodo ver 24 horas de un reality show que tomar conciencia de la compleja realidad que vive y vivirá nuestro país.

La nueva legislatura que entra en funciones este mes trae consigo una reconfiguración del poder digna de los giros más dramáticos de cualquier guion televisivo. La coalición Morena-PT-Partido Verde no solo ha asegurado la mayoría en ambas cámaras, sino que ha alcanzado la codiciada mayoría calificada. En términos prácticos, esto significa que tienen los votos suficientes para modificar la Constitución sin necesidad de negociar con la oposición.

Este “Congreso oficialista” llega en el momento más oportuno para el presidente López Obrador, quien se encuentra en la recta final de su sexenio. Con apenas un mes por delante, AMLO tiene la oportunidad de consolidar su legado a través de una serie de reformas que podrían aprobarse de manera “fast track”.

Este último tema ha sido especialmente polémico para quienes han seguido de cerca las elecciones de los últimos meses. Existe un término político llamado “sobrerrepresentación”, que ocurre cuando un partido obtiene, en función del mecanismo electoral correspondiente, un porcentaje de curules superior al porcentaje de votos obtenidos o permitido por ley. Sin embargo, esta limitante dejó de aplicarse para las coaliciones a principios de este milenio. La coalición que impulsó a la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, obtuvo el 59.7% de los votos en las elecciones presidenciales, y hoy cuenta con 373 diputados (el 74.6% de la Cámara de Diputados), quedándose solo a un curul de la mayoría calificada. De manera similar, alcanzan 83 escaños en el Senado, de los 128 disponibles.

A partir de esta semana y hasta el último día de su mandato, el presidente tiene la oportunidad de impulsar una cantidad considerable de iniciativas, pero sobre todo retomar aquellas que no lograron convencer al Congreso en su momento.

Entre las iniciativas que más resuenan está la polémica reforma al Poder Judicial. Este proyecto de ley, presentado originalmente el 5 de febrero de 2024 por el todavía presidente López Obrador, incluye 20 iniciativas que abarcan diversas modificaciones constitucionales y reformas secundarias.

La reforma judicial propone un cambio radical en el funcionamiento actual del Poder Judicial a nivel federal. En el centro de la reforma está la “democratización” de la elección de autoridades judiciales, sometiendo a elecciones populares más de 1,600 puestos gubernamentales, incluidos jueces, magistrados y ministros. En 2025, se elegirían ministros de la Suprema Corte y la mitad de los jueces y magistrados de distrito; la otra mitad sería elegida en 2027. También se plantea reducir el número de ministros de la Suprema Corte de 11 a 9, con un sistema de rotación para la presidencia cada dos años. Además, se propone sustituir al Consejo de la Judicatura Federal por un nuevo órgano encargado de administrar (y controlar) al Poder Judicial, y limitar las remuneraciones de magistrados y jueces, quienes no podrían percibir salarios superiores al del presidente.

Busquemos argumentos a favor…

No es ningún secreto que el sistema de justicia mexicano no es motivo de orgullo, plagado como está de corrupción y nepotismo. Los defensores de la reforma argumentan que la elección popular de jueces aumentará la transparencia y la rendición de cuentas, permitiendo que la justicia sea más accesible para todos los ciudadanos y fomentando una mayor participación ciudadana. La reforma se presenta como un paso hacia la democratización del sistema judicial, “asegurando que jueces y magistrados reflejen mejor la voluntad del pueblo”.

Cuanto más cambian las cosas, más permanecen igual…

La realidad es que la reforma al Poder Judicial nos dejará en el mismo lugar, quizá incluso algunos pasos atrás. Una reforma de este calibre en un sistema de justicia donde solo el 10% de los delitos son denunciados, y de esos casos, apenas el 1% llega a ser presentado ante un juez, no cambiará nada. La reforma no toca las fiscalías, ni las policías estatales, locales o comunitarias, donde ocurren las primeras injusticias sociales.

Me cuesta trabajo imaginar a cualquier ciudadano tratando de seleccionar a jueces entre hasta mil 600 boletas. La Reforma permitirá que los jueces deban favores políticos, inclusive anonimizando su participación en juicios a su placer. Hoy será posible ser parte del sistema judicial con 8 de promedio y la “recomendación” de un vecino.

La reforma, tal como se presenta, es una oportunidad desperdiciada para robustecer la justicia en nuestro país, donde la corrupción no termina, solo cambia de manos cada sexenio. La reforma quebrantará la autonomía de uno de los tres poderes, haciendo al partido hegemónico casi “dueño” de todos ellos: controlando el poder Ejecutivo con Claudia, el Legislativo con un Congreso sobrerrepresentado, y el Judicial con un sistema politizado que hace “valer la voluntad del pueblo”. Un pueblo manipulado, desconcertado, cansado y que ha decidido creer que las cosas cambiarán tanto, pero tanto, hasta dejarlas igual.

 

AMLO confirma que su hijo Andrés López participará en Morena

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El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, confirmó esta mañana que su hijo Andrés López Beltrán va a participar en Morena.

En la conferencia matutina de Palacio Nacional, López Obrador que sus hijos José Ramón y Gonzalo López no tendrán un cargo en el Gobierno ni en Morena.

“Con mis hijos hicimos un acuerdo desde hace tiempo y les agradezco mucho porque lo han respetado, de que ellos mientras yo fuese dirigente o servidor público, ellos no iban a trabajar en el Gobierno, y lo han cumplido. Me han ayudado mucho en eso, y también voluntariamente me ayudan, pero no son funcionarios, no trabajan en el Gobierno y ya están grandes”, dijo.

“Aprovecho para informarles que José Ramón, según me ha manifestado, no va a trabajar en el Gobierno, Gonzalo tampoco, Andrés sí, pero no en el Gobierno, va a participar en Morena, quiere ayudar a consolidar Morena”, señaló.

El mandatario mexicano indicó que su hijo Andrés quiere ayudar a consolidar a Morena, y dejó en claro que él no va a influir en esta situación para favorecerlo al interior del partido.

“No voy yo a influir en nada, pero él sí quiere participar en Morena (…) Sí va a participar, eso me lo planteó y quiere apostar a ser electo, no impuesto, y yo no tengo nada que ver con eso”, destacó.

“Que bien que me lo preguntas para que se acaben las especulaciones, porque mis hijos han padecido mucho, mucho, mucho, mucho. bueno la familia, Beatriz (Gutiérrez), Jesús, antes mi finada esposa Rocío, a ella le tocó la etapa más difícil, cuando iniciamos como opositores en Tabasco, no querían ni siquiera inscribirlos a mis hijos.a la escuela y ella tenía que enfrentar todo eso”, agregó.

López Obrador aseveró que sus hijos nunca han estado envueltos en escándalos de corrupción, y recalcó que son falsos los señalamientos por parte de medios comunicación.

“Nunca han estado envueltos en escándalos de corrupción, puros inventos de estos farsantes, calumniadores, mercenarios, que pro afectarme a mi se iban contra ellos”, refirió.

(Fuente: López-Dóriga Digital)

“No se va a destruir nada, al contrario”: AMLO sobre contrapropuesta de reforma judicial de ministra Piña

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Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, dejó en claro a la ministra presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña, que con la reforma al Poder Judicial no se va a destruir nada, sino todo lo contrario.

“Igual que en los otros Poderes (se va a limpiar de corrupción). Ella (Piña) usó la palabra demolición, pero no se va a destruir nada, al contrario”, dijo.

Esta declaración del mandatario mexicano ocurre un día después de que la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña, presentara una contrapropuesta de reforma judicial, en respuesta a la que actualmente se discute en el Senado, que busca principalmente la elección de jueces por voto popular.

En un mensaje en redes sociales, la ministra Piña informó sobre la publicación de dos propuestas en materia de justicia; una que expresa la visión de la Judicatura y la otra que pone en la mesa las visiones de legisladores, organizaciones de la sociedad civil, la academia, estudiantes y víctimas de violencia.

“Esta propuesta parte de un ejercicio amplio de escucha y diálogo con todos los actores de los sistemas de seguridad y justicia federal y locales así como con legisladores, organizaciones de la sociedad civil, academia, estudiantes y víctimas de violencia”, señaló Piña.

En el documento se exponen puntos como promover la desmilitarización y fortalecer el acceso de las autoridades en labores de seguridad, promover la justicia penal, acceso a la justicia y derechos humanos, acceso a la justicia frente al fenómeno de la desigualdad, procesos y recursos judiciales efectivos, la creación de la Ley General de Defensorías Públicas, entre otros puntos.

Señaló que la propuesta surgió desde la Judicatura en un “proceso reflexivo y autocrítico” de las juezas y jueces federales, magistradas y magistrados federales además de personal de los órganos jurisdiccionales y 11 sistemas de justicia locales.

Explicó que el objetivo es “aportar a la discusión sobre la reforma judicial desde la experiencia directa de quienes imparten justicia”.

Enfatizó en que la demolición del Poder Judicial “no es la vía como se pretende si tenemos el valor y la voluntad real, hoy mismo podríamos dar pasos firmes para hacer los cambios profundos y necesarios para construir la paz, la justicia y la reparación que México tanto necesita”.

(Fuente: López-Dóriga Digital)

Ministro Pardo Rebolledo se une a las protestas contra la reforma judicial

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Jorge Mario Pardo Rebolledo, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación(SCJN), acudió este sábado por la noche al plantón que mantienen trabajadores del Poder Judicial afuera del Senado de la República.

En un clip dado a conocer por Justicia TV en redes sociales, el ministro Pardo Rebolledo aparece tomándose fotos con los trabajadores del Poder Judicial, quienes protestan contra la reforma al sector.

“Se ve, se siente, la Corte está presente”, “¡Ese apoyo sí se ve!”, gritaban emocionados quienes se encontraban en el lugar.

En la previa, la ministra presidenta de la Corte, Norma Piña, se unió a las protestas contra la reforma al Poder Judicial, que impulsa el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Al grito de “¡el Poder Judicial no va a caer, no va caer!”, Piña se unió a los inconformes que protestaron el viernes por la tarde en los órganos jurisdiccionales de San Lázaro, en la Ciudad de México.

Las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos del Senado de la República dictaminarán la minuta de reforma al Poder Judicial este domingo 8 de septiembre a partir de las 13:00 h,

La principal premisa de la reforma judicial, impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, es la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte.

La discusión de esta reforma también ocurre entre advertencias de organismos multilaterales como las Naciones Unidas, empresariales como la International Chamber of Commerce, American Society, entre otras entidades financieras y calificadoras como Fitch Ratings, Citibanamex, Stanley Morgan, UBS, así como de las embajadas en México de Estados Unidos y Canadá.

(Fuente: López-Dóriga Digital)

AMLO celebra que no han ocurrido asesinatos de periodistas ni de políticos “más allá de lo que las circunstancias han ocasionado”

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El presidente Andrés Manuel López Obrador celebró que a 25 días de concluir su Gobierno, no se han registrado asesinatos de periodistas ni de políticos “más allá de lo que las circunstancias han ocasionado”.

“Tocó madera porque me faltan 20 días, 25, es que no hemos tenido asesinatos de periodistas, más allá de lo que las circunstancias han ocasionado, ni de políticos”, declaró.

“O sea no hubo en la campaña un asunto como el de (Luis Donaldo) Colosio, (José Francisco) Ruiz Massieu, no se asesinó un cardenal (en referencia a Juan Jesús Posadas Ocampo), no hubieron dos accidentes de dos secretarios de Gobernación (…) Eso lo debemos de celebrar”, argumentó en la conferencia matutina de Palacio Nacional.

El mandatario mexicano aseveró que el hecho de que no se hayan registrado este tipo de asesinatos “es un triunfo de todos”

“La gente que está inconforme se ha portado muy bien ha actuado con responsabilidad, nadie a optado por la violencia, y es un cambio profundo el que se ha llevado a cabo, no es cualquier cosa apostar acabar con los privilegios, con la corrupción, y sin embargo, se han aceptado las nuevas reglas”, dejó en claro en el Salón Tesorería.

(Fuente: López-Dóriga Digital)