Sobre el futuro de los sistemas políticos

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“La gran ironía de por qué mueren las democracias es porque se utiliza como pretexto la defensa de la misma democracia.” — Steven Levitsky y Daniel Ziblatt.

La democracia, el supuesto sistema político que promueve la participación ciudadana y la representación igualitaria, está enfrentando una crisis global sin precedentes. En varios rincones del mundo, la promesa de gobiernos democráticos se está desvaneciendo, reemplazada por la sombra del autoritarismo y el poder concentrado. Este fenómeno no es exclusivo de una región, sino que se manifiesta tanto en naciones desarrolladas como en desarrollo, afectando a potencias mundiales y a países con democracias emergentes.

El regreso de la hegemonía en México

Las elecciones recientes en nuestro país han puesto de manifiesto una tendencia hacia el resurgimiento de un poder hegemónico. Durante décadas, el país luchó para liberarse del dominio de un solo partido, logrando establecer una pluralidad política que, aunque imperfecta, representaba un avance significativo. Sin embargo, los resultados recientes sugieren un regreso a los viejos tiempos, donde una élite política y moral busca monopolizar el poder.

La concentración del poder no solo erosiona la pluralidad política, sino que también amenaza la rendición de cuentas y la transparencia. Este resurgimiento hegemónico podría llevar al deterioro de las instituciones democráticas, una disminución de los derechos civiles y la generación de una apatía social.

Frente a la democracia como espectáculo

Del otro lado del Río Bravo, se preparan para unas elecciones que parecen más un espectáculo de entretenimiento que un proceso democrático serio. Las campañas políticas se asemejan a programas de televisión, donde los candidatos actúan más como celebridades que como servidores públicos. Esta teatralización de la política ha desviado la atención de los problemas fundamentales y ha polarizado aún más a la sociedad.

Estados Unidos pareciera estar cimentado sobre instituciones sólidas; sin embargo, el ADN de la sociedad del espectáculo infecta la política, provocando una aparente polarización. Debord, en su libro “La sociedad del espectáculo”, argumenta que la vida social auténtica ha sido sustituida por su imagen representada en forma de espectáculo en la sociedad moderna. Existe una “separación espectacular” donde la vida real está mediada por una serie de imágenes o filtros que nos alejan de la capacidad de generar una realidad diferente. Las lógicas míticas que constituyen nuestra manera de pensar y entender el mundo son el espectáculo.

Hoy en día, la línea entre realidad y ficción parece desdibujarse cada vez más. Incorporamos ilusiones y elementos irreales en nuestra vida diaria a través de la realidad aumentada y virtual. Parece que realidad y ficción han encontrado su punto de encuentro e interaccionan entre sí para cambiar el mundo real y virtual según nuestras necesidades.

En este contexto, no es sorprendente que pensar en “conspiraciones” sea visto con menos escepticismo, cuando en realidad podrían ser estrategias de control de la narrativa por parte de quienes detentan el poder político y económico.

El sistema político estadounidense enfrenta desafíos similares a los de muchas otras democracias en crisis. El próximo 5 de noviembre vivirán una de sus elecciones más interesantes, la sexagésima. En medio del delicado atentado contra Trump y la renuncia de Biden a su reelección, el futuro político de una de las economías más trascendentales se enfrenta a la incertidumbre.

Reflexión: ¿Hacia Dónde Van los Sistemas Políticos?

La crisis de la democracia es solo una parte de un fenómeno global más amplio: la transformación de los sistemas políticos. ¿Es la democracia todavía un sistema vigente en el siglo XXI? ¿Vale la pena luchar por ella, o debemos explorar alternativas más adecuadas para las realidades contemporáneas?

El libro “Cómo mueren las democracias” de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt analiza cómo las democracias pueden deteriorarse y colapsar, incluso sin un golpe militar o una revolución violenta. Los autores, investigadores de la Universidad de Harvard, argumentan que las democracias actuales tienden a morir de una manera más sutil, a manos de líderes electos democráticamente que subvierten gradualmente las instituciones y normas democráticas. Esto se logra a través de reformas constitucionales, plebiscitos y fallos judiciales, sin necesidad de tanques en las calles.

Los líderes autoritarios suelen llegar al poder a través de elecciones, utilizando la democracia como pretexto para socavarla. Emplean estrategias como polarizar a la sociedad, deslegitimar a los oponentes y debilitar instituciones clave como la prensa y el sistema judicial. La preservación de la democracia requiere un esfuerzo constante de la sociedad civil y el compromiso de los partidos políticos con las normas democráticas. Los autores proponen vías para evitar el declive democrático, como la destitución de líderes antidemocráticos, la no reelección y el fortalecimiento de los contrapesos institucionales.

“La gran ironía de por qué mueren las democracias es porque se utiliza como pretexto la defensa de la misma democracia”. Levitsky y Ziblatt nos recuerdan que la democracia puede ser socavada desde dentro. Si se quiere evitar que el poder se concentre en manos de unos pocos y asegurar que la democracia, o cualquier sistema político que adoptemos, sirva a los intereses de todos los ciudadanos, es necesario rescatar el interés público e involucrarnos activamente.

La pregunta fundamental es si estamos dispuestos a comprometernos y reinventar nuestros sistemas políticos bajo la idea de hacerlos más inclusivos, justos y representativos. La respuesta no es simple, pero la necesidad de un cambio es innegable.

*Economista y consultor

Reflexiones en tiempos electorales

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Desde su independencia en 1821, México ha tenido 65 gobernantes. Las primeras décadas de la República se caracterizaron por su inestabilidad, con líderes que tuvieron hasta 11 mandatos, periodos tan cortos como meses o días, e incluso gobiernos paralelos como el de la Guerra de Reforma. La construcción de bases políticas en México llevó más de un siglo.

Construir una democracia en este país ha sido un proceso doloroso. Nuestra historia está marcada por intervenciones extranjeras, pérdida de territorio, guerras civiles y dictaduras, hasta llegar a la llamada “Revolución”. Esta etapa institucionalizó un sistema de poder que brindó cierta estabilidad económica, pero también significó más de 70 años de hegemonía y concentración de poder. México tiene 202 años de historia, de los cuales solo 20 han sido bajo una democracia medianamente funcional.

Un proceso de 200 años que ha implicado la construcción de instituciones y una identidad colectiva, superando adversidades, dictaduras unipersonales y de grupos políticos, como lo describió Vargas Llosa al referirse a la “dictadura perfecta”.

Recientemente, encontré algunos videos del siglo pasado que mostraban el entusiasmo con el que la gente asistía a votar, la esperanza de un cambio para construir un mejor país. La participación electoral era una tradición familiar.

El año 2000 marcó la primera alternancia y transición federal en el país, resultado de movimientos estudiantiles en 1970 y cambios en Congresos Locales y Gobiernos municipales. Sin juzgar el gobierno de esa alternancia, su importancia en el progreso democrático es indiscutible.

Es necesario reflexionar sobre cómo se ha aprovechado la alternancia política y en qué ha quedado a deber. Los resultados económicos y sociales han puesto en riesgo la legitimidad de las instituciones. Además, la construcción de este sistema político ha sido complicada y dolorosa, lo que lleva a cuestionar si el sistema actual es la mejor alternativa para el país.

Me resulta difícil encontrar el entusiasmo ciudadano por involucrarse en lo político. Reconocer la decadencia de nuestra clase política y su impacto en la participación ciudadana es un primer paso.

Hoy, la víspera de la elección que probablemente llevará a la primera presidenta de México, reina la decepción. No por elegir a una mujer, algo que ya era necesario, sino por la calidad de los contendientes en estos comicios.

Los debates presidenciales recientes han expuesto la realidad de nuestras opciones:

  1. Hegemonía: Claudia representa la continuidad del proyecto de Morena, mostrando una sorprendente similitud con el actual presidente. El riesgo de mantener este proyecto es el resurgimiento de la hegemonía en el país, algo que las “alternativas” en estas elecciones buscan contrarrestar.
  2. Alternancia: Sin embargo, las alternativas actuales no son tomadas en serio:
    1. Xóchitl, a pesar de lograr una coalición sorprendente, proyecta poca preparación y falta de capacidad para enfrentar los desafíos del país. Su campaña se limita a las bases electorales de sus partidos sin reconocer los errores del pasado. No hay coherencia entre su plataforma y su discurso, lo que dificulta el apoyo de quienes se niegan a votar por el PRI.
    2. Máynez, por otro lado, es una candidatura improvisada de Movimiento Ciudadano, sin un proyecto de nación claro. Esta alternativa carece de seriedad y parece más una “página de Facebook que se salió de control”.

Es responsabilidad de las nuevas generaciones mantener viva la esperanza en un mejor futuro. Hoy, no veo esa esperanza. Las supuestas alternativas ideales se alían con quienes antes criticaban, lo que dificulta imaginar una plataforma para el crecimiento y desarrollo real.

Diagnóstico: Desesperanza

Reconocer la realidad es importante, pero caer en la desesperanza implica renunciar a la posibilidad de cambio. La desesperanza en el futuro político de México tiene serias implicaciones para la democracia, ya que puede llevar a una menor participación ciudadana, menos exigencia de rendición de cuentas y polarización, consolidando el poder en manos de unos pocos.

Cortázar dice que “la esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose”. Hoy, la esperanza de México no debe ser atribuida a un grupo político, sino al fomento de un pensamiento crítico que nos ayude a construir un mejor entorno. La política en México no debe de ser el arte de lo posible, sino que debemos aspirar a contar con las voluntades de cambiar lo imposible.

Sobre la (des)información, los medios de comunicación y la verdad

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“Nothing can now be believed which is seen in a newspaper. (…) General facts may indeed be collected from them (…) I will add, that the man who never looks into a newspaper is better informed than he who reads them; inasmuch as he who knows nothing is nearer to truth than he whose mind is filled with falsehoods & errors. He who reads nothing will still learn the great facts, and the details are all false.”

Carta de Thomas Jefferson a John Norvell, 1807

Controlar la narrativa y, por ende, lo que se considera verdad, ha sido la forma de soportar el poder. Desde leyendas y cánticos en la prehistoria hasta los modernos medios de comunicación y redes sociales. Thomas Jefferson, en 1807, ya señalaba la subjetividad inherente en la reproducción de los hechos. La selección de palabras, el tono y la estructura de las oraciones influyen en la interpretación de la realidad.

Para pensadores como Derridá, inclusive el significado de las palabras es dinámico. Para él, el lenguaje es inherentemente ambiguo, las palabras no pueden capturar la totalidad de la realidad objetiva, lo que socava la noción de una verdad fija y definitiva. Ahora, imaginemos agregarle una opinión o postura a través de los perfiles de diferentes medios, lo que nos termina llegando es cada vez más alejado de los hechos.

Los sesgos

Los humanos tenemos la debilidad de interpretar a nuestro gusto la información disponible, ejerciendo una influencia en la manera de procesar los pensamientos, emitir juicios, la toma de decisiones y, por supuesto, la interpretación por parte de terceros. Los sesgos influyen en nuestra percepción del mundo, con implicaciones culturales y sociales. En la era digital, donde se genera una cantidad abrumadora de información diaria, el sesgo de confirmación se vuelve especialmente peligroso. Este sesgo nos lleva a buscar e interpretar información que confirme nuestras creencias preexistentes.

La nueva era de la información y los filtros burbuja

Este es un momento muy interesante en la historia humana. La era digital ha exacerbado este desafío, con la proliferación de información y la influencia de los algoritmos de las redes sociales. Cada minuto se suben más de 500 horas de contenido a plataformas como Youtube. Necesitaríamos 80 años para consumir el contenido que se sube al día. Pese a esa cantidad de información, las redes sociales cuentan con algoritmos sumamente adictivos y poderosos que refuerzan ciertos sesgos.

Existe un concepto llamado el filtro burbuja, este es un fenómeno en el cual las plataformas en línea, como los motores de búsqueda, las redes sociales y los sitios de noticias, presentan a los usuarios contenido que se alinea con sus intereses, preferencias y comportamientos anteriores, creando así una “burbuja” de información personalizada. El filtro burbuja es un proceso mediante el cual las plataformas utilizan algoritmos para seleccionar y presentar contenido que probablemente sea relevante o atractivo para un usuario específico, en función de su historial de búsqueda, clics anteriores, interacciones en redes sociales y otros datos recopilados.

¿Y ahora qué?

La estructura económica actual, la cual prioriza la rentabilidad y la ambición, ha permeado hacia las compañías de medios de comunicación, lo que compromete su objetividad, perpetúa ciclos viciosos de desinformación y manipulación. Existen distintas estrategias que alimentan la polarización de los medios, los hacen más morbosos y por ende aumentan sus ingresos pues es “lo que vende”.

El incremento en rentabilidad sería el resultado de tácticas para desviar la atención de problemas importantes, crear situaciones que generan reacciones específicas, implementar medidas impopulares de manera gradual, entre otras acciones influenciadas, a beneficio de algún interés propio o tercero.

Hoy los medios apuntan a desviar la atención del público mediante distracciones sensacionalistas, crear problemas y ofrecer soluciones simplistas, graduando la calidad del contenido para normalizar la superficialidad, presentar medidas impopulares como inevitables, influir en la audiencia como si fueran niños, apelar a las emociones en lugar de la reflexión, mantener a la audiencia en la ignorancia y la mediocridad, promover la conformidad con la superficialidad, reforzar la auto-culpa y conocer a los individuos mejor que ellos mismos para manipular sutilmente sus decisiones de consumo.

Con esta óptica es que hay que consumir la información hoy. Más en una coyuntura de debilitamiento democrático a vísperas de elecciones. Es inevitable y necesario romper con esta dinámica, exponiéndonos a opiniones e interpretaciones adversas y reconociendo los límites de nuestro propio entendimiento. En un mundo inundado de información, la búsqueda de la verdad requiere valentía y discernimiento, pero también nos brinda la oportunidad de fortalecer nuestra libertad y nuestra democracia.

El situarse en una cueva de eco es uno de las condiciones más peligrosas, vuelve al ignorante en narcisista, egoísta y con una aparente superioridad. La dinámica actual de la información refuerza creencias de manera ciega y resulta peligroso puesto que crea extremistas. Abandonar el pensamiento crítico y sucumbir ante la complacencia y seguridad ilusoria funciona de una manera similar a estar rodeado de aduladores. Que las generaciones crezcan con información en filtros burbuja me preocupa sobremanera, ya que estas son las que determinarán el futuro (y el presente). Tendremos (o ya tenemos tenemos) gobernantes, empresarios y “activistas” que viven, se informan y ejercen en burbujas.

Sobre las decisiones y la democracia

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El quietismo es la actitud de la gente que dice: “Los demás pueden hacer lo que yo no puedo.” La doctrina que yo les presento es justamente lo opuesto al quietismo, porque declara: “Sólo hay realidad en la acción.” Y va más lejos todavía, porque agrega: “El hombre no es nada más que su proyecto, no existe más que en la medida en que se realiza, no es, por lo tanto, más que el conjunto de sus actos, nada más que su vida.” (Jean-Paul Sartre, El existencialismo es un humanismo)

Para el filósofo, escritor y pensador francés Jean Paul Sastre, los seres humanos estamos condenados a la libertad. Agregaría que estamos atados a las causas que nos anteceden, inconscientes de que somos consecuencia de la interpretación de la historia. No somos libres de nuestro pasado, pero es el marco teórico y nuestra cancha para la toma de decisiones diarias.

Cada elección tiene su anverso, es decir, una renuncia, por lo que no hay diferencia entre el acto de decidir y de renunciar.

Cada elección diaria implica la renuncia a una alternativa. Al elegir una opción se excluye la posibilidad alterna. A veces, esta libertad es solo otra palabra para definir la alternativa por perder y es la ansiedad de la duda ante la decisión; la decisión de elegir una cosa y renunciar a otras. No hay nada más humano que una renuncia.

La libertad individual implica la capacidad de tomar decisiones autónomas, con sus restricciones intrínsecas. Estas decisiones reflejan la autonomía y la voluntad del individuo, su expresión de libertad. Dice Isaiah Berlín que la libertad de los lobos significa la muerte para los corderos. Es decir, nuestras decisiones tienen consecuencias, y más importante aún, el bien individual no es necesariamente el bien común.

La realidad de nuestras elecciones se manifiesta en la dualidad entre decidir y renunciar. A veces, renunciar se percibe como una expresión consciente de la libertad. La capacidad de decidir a qué renunciar puede ser tan significativa como la elección misma. Dice más de la elección aquello a lo que renuncias que la elección misma; y en la libertad radica la posibilidad de renunciar a la felicidad dentro de nuestras alternativas.

Una toma de decisión auténtica implica ser consciente de las renuncias y de asumir la responsabilidad de ellas. La libertad auténtica implica aceptar las consecuencias de las elecciones y que afectan a aquellos que participan en tu núcleo cercano, o inclusive, en la sociedad. La renuncia, lejos de ser un acto de debilidad, se convierte en la contraparte necesaria de cada elección.

Sobre las decisiones personales y su relación con la democracia

La vida en sociedad nos transforma en actores políticos, donde nuestras elecciones personales reverberan en la narrativa colectiva de la historia. La democracia, con su ambición de equilibrar la libertad individual con el bien común, se presenta como el sistema que busca gestionar las complejidades inherentes a la convivencia humana.

En el escenario político, nuestras decisiones se expanden más allá de lo personal, convirtiéndonos en arquitectos de la sociedad que habitamos. La democracia se erige como el delicado arte de gestionar la complejidad humana, donde la participación ciudadana y el respeto por los derechos individuales son las fuerzas que sostienen la balanza.

La democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás

En el análisis de la democracia, no podemos ignorar sus imperfecciones. La democracia contemporánea enfrenta retos como la polarización, la desinformación y la apatía ciudadana. La complejidad de la sociedad humana y la diversidad de perspectivas hacen que encontrar una alternativa clara y superior a la democracia sea un desafío monumental.

En un mundo donde la autoridad unipersonal ha llevado a opresiones históricas, la democracia, a pesar de sus fallas, sigue siendo el camino de una sociedad más justa y equitativa. La indefinición de alternativas claras nos insta a mejorar y perfeccionar la democracia en lugar de abandonarla, recordándonos que la tarea de perfeccionar este sistema de gobierno es una responsabilidad compartida entre ciudadanos, líderes y pensadores.

¿Qué significado tiene hoy la democracia?

Este año se cocina como una encrucijada para la democracia, con más de 70 países, que albergan a la mitad de la población mundial, ejerciendo su derecho a través de elecciones. En este sentido, ante la apatía surge la pregunta de qué significa hoy la democracia. No tenemos respuestas claras ante sus deficiencias, pero poseemos el poder de decisiones individuales significativas.

En este contexto, hacer conscientes nuestras renuncias adquieren una nueva dimensión. No solo representan actos individuales, sino también una contribución personal a la sociedad que define nuestra convivencia. En el ejercicio de la democracia, cada decisión, cada renuncia, se convierte en un una vuelta al timón tanto personal como colectivamente. Hoy es clave entender el por qué de nuestras renuncias, ejecutarlas y definir qué significarán entorno a la vida y las alternativas restantes.

En un mundo que puede parecer, a veces, indiferente e inmenso ante la presencia de una persona más o menos, una decisión cambia por lo menos uno de los 7 billones de mundos, cada uno tan valioso como el otro. Tomar decisiones diarias para mejorar 2 o tal vez 10 mundos, valora de una manera distinta nuestra vida y el sentido de la misma.

Sobre la historia y la libertad

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Aquel que sabe controlar los símbolos lo controla todo; y las narrativas históricas no son otra cosa que relatos simbólicos. La historia es una falsificación basada en hechos reales.

Si las historias que nos contamos definen nuestra identidad, ¿hasta qué punto somos realmente víctimas de nuestro pasado o dueños de nuestro futuro? Para muchos pensadores, cada uno de nosotros, nuestras comunidades y países, somos un cúmulo de narrativas y símbolos. Pudiéramos bajo esta lógica ser perfectamente descritos y, por ende, nuestras conductas perfectamente predecibles gracias a aquellas historias a nuestro alrededor, la ropa que usamos, nuestro equipo de fútbol y demás signos por los que nos sentimos identificados. Tal vez esta reflexión no esté tan alejada de la realidad, sin embargo, implicaría tener que comprender la libertad como casi inexistente. ¿Es acaso que nuestra historia define nuestros gustos o nuestras decisiones? Y más importante aún, ¿tenemos poder sobre nuestra narrativa?

La percepción que tiene una persona de ser libre en sus acciones o elecciones es consecuencia de una falta de conocimiento de las causas que le influyen o que le condicionan. A medida que aumenta nuestro conocimiento y comprensión de las causas que influyen en nuestras acciones, es posible que esa sensación de libertad subjetiva se vea cuestionada o modificada, ya que nos damos cuenta de que nuestras elecciones están en gran medida determinadas por factores que previamente no habíamos tenido en cuenta. Tal vez no somos más que una consecuencia de causas anteriores, pero esto no significa que no poseamos libertad, sino que esta está vinculada al conocimiento y la comprensión de las influencias que operan en nuestra vida.

Las historias que nos han contado sobre nuestro país y nuestra sociedad pueden moldear las creencias, actitudes y comportamientos. Si nos vemos a nosotros mismos como actores aislados en la historia, si ignoramos las causas y los condicionantes que han dado forma a nuestra realidad, nuestra libertad subjetiva puede ser ilusoria.

La conciencia histórica implica mirar críticamente nuestro pasado, reconocer tanto los logros como los errores, y comprender cómo han influido en nuestro presente. Significa reconocer que somos el resultado de una larga cadena de acontecimientos, decisiones y circunstancias.

A lo largo de las eras, las cúpulas dinámicas de poder han forjado las narrativas que dan forma a nuestra comprensión del pasado. Las llamo dinámicas ya que ha habido diversos momentos de poder imperante por parte de ciertos grupos determinados a lo largo de la historia. Por ejemplo: la influencia de la Iglesia, quién fuera reemplazada por la ascensión de la monarquía y el posterior protagonismo de la burguesía y los capitalistas. Estas élites han desempeñado un papel crucial en la manipulación de las historias que perpetúan su dominio. Cuestionar las historias oficiales puede ser la clave para entender las complejidades y dinámicas cambiantes del poder a lo largo de la historia.

Esta dinámica en constante cambio subraya la necesidad de una comprensión más completa de la historia, destacando que incluso las élites están sujetas a transformaciones, y que su versión de la realidad puede ser moldeada por sus propios intereses. Cuestionar las narrativas propuestas a lo largo del tiempo se convierte entonces en un acto esencial para alcanzar una comprensión más auténtica y liberadora de nuestro pasado.

¿Es posible reescribir nuestra historia colectiva? La conciencia crítica y la búsqueda activa de una comprensión más completa se presentan como herramientas fundamentales para redefinir nuestra relación con el pasado. Al cuestionar las versiones preestablecidas, la sociedad puede embarcarse en la construcción de nuevas narrativas que reflejen una identidad más inclusiva y una visión de futuro diferente.

En esta búsqueda, la reevaluación de figuras históricas se convierte en una tarea imperativa. Para el caso de México, es necesario matizar en grises aquellos héroes de la SEP: Revisitemos historias como la de Benito Juárez, Hernán Cortés, Antonio López de Santa Anna o Porfirio Díaz. Revaluemos las civilizaciones prehispánicas y lo que nos han contado de ellas: si vivíamos en una utopía gracias a los aztecas o la mayas en este territorio, ¿por qué los Tlaxcaltecas y demás civilizaciones prefirieron aliarse con los españoles y “apoyar” la conquista?

Reconocer la complejidad de estas figuras nos invita a despojarnos de las etiquetas maniqueas de héroes y villanos, abriendo espacio para una apreciación más matizada de su legado. Así, la posibilidad de reescribir nuestra historia se manifiesta como un acto de empoderamiento colectivo, permitiéndonos crear un relato más auténtico y resonante que abrace la diversidad de experiencias y perspectivas que han tejido el tapiz de nuestra identidad histórica.

Los hombres se engañan al creerse libres; y el motivo de esta opinión es que tienen conciencia de sus acciones, pero ignoran las causas porque son determinadas; por tanto, lo que constituye su idea de libertad, es que no conocen causa alguna de sus acciones (Spinoza, B. [1677]. Ética.)

En este viaje de reflexión, enfrentamos desafíos y oportunidades al reconocer la influencia de la historia en nuestras vidas. No somos libres de nuestro pasado, pero sí somos libres para tomar decisiones a partir de él. Al abrazar el conocimiento de nuestras limitantes y lo que estamos “condenados” a ser, encontramos una libertad auténtica.

Los desafíos radican en desentrañar las complejidades de nuestras narrativas históricas, desafiando las versiones simplificadas que nos han sido impuestas. ¿Cómo podemos utilizar este conocimiento para empoderarnos en lugar de sentirnos atrapados por el pasado? La respuesta reside en la comprensión de que cada capítulo de nuestra historia presenta oportunidades para la transformación. Cambios individuales y colectivos pueden surgir de una comprensión más profunda, permitiéndonos abrazar nuestra diversidad y construir un futuro basado en la inclusión y la autenticidad. Así, en el viaje de la historia, descubrimos que la libertad es ilusioria, pero lo más cercano a ella se encuentra en la capacidad de saber que somos consecuencia de la interpretación del pasado; sin embargo, la consciencia de la información nos ofrece la posibilidad de redefinirnos y un lienzo sobre el cual pintar un nuevo y consciente destino.

 

*Economista, tuitero y consultor

Sobre el municipio más pobre de México y una crítica a la liberalización injusta

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La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será” (Eduardo Galeano, Las Venas Abiertas de América Latina)

Haciendo un símil, si pensáramos en los países como si fueran seres vivos, la unidad más pequeña, la célula que forma los tejidos y estos a su vez los órganos de un sistema, serían los municipios y ayuntamientos. Se dice que el municipio libre es la célula básica, no solo de la división territorial y del organización política y administrativa de un gobierno, sino que también es el origen de la identidad y el desarrollo económico y social de las comunidades.

El rol de los municipios en el desarrollo de las regiones

El municipio, mediante su organización de gobierno en el ayuntamiento, incurre en el día a día de los ciudadanos administrando los asuntos públicos, tomando decisiones y estableciendo políticas que afectan a la comunidad.  También gestiona los servicios y recursos para el beneficio de los ciudadanos y el desarrollo de la localidad. Para economistas como Edward Glaeser, es a través de la óptica de las ciudades que se pueden superar los desafíos urbanos como a pobreza y la congestión, ejecutando políticas progresivas y planificación urbana inteligente. Glaeser habla también de la necesidad de invertir en educación, infraestructura y desarrollo económico local para aprovechar al máximo el potencial de las cuidades como motores del progreso. Los municipios, a su vez, participan en el desarrollo de las regiones, cumpliendo un rol particular en lo que se convertirá en su vocación económica.Rutas Mexicanas

Hablando ahora en particular, una región que ha cumplido las expectativas de crecimiento con creces desde que la industrialización se volvió norma a partir del inicio de la “integración de Norteamérica” es el Bajío. Esta región aprovechó su posición geográfica y la infraestructura construida a mediados del siglo XX derivado de la alta demanda de materia prima por parte de los Estados Unidos durante la época de Guerra y Postguerra (¿se han preguntado alguna vez por qué las principales calles de algunas ciudades del país están orientadas hacia el norte?).

La escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, reconocida por abordar temas de identidad, raza, género y política dice que el lugar donde naces y creces es un componente fundamental de tu ser. Y es por ello que, en el texto de esta ocasión, como leonés de nacimiento, me gustaría hablar de una seria problemática que hace un par de meses el CONEVAL (Consejo Nacional de Evalución de la Política de Desarrollo Social) dio a conocer.

León, Guanajuato ha sido noticia reciente debido a que es la ciudad con mayor número de pobres y la segunda con mayor cantidad en pobreza extrema. La realidad es que es tendencioso clasificarla como la ciudad más pobre del país, puesto que esto involucraría muchas más variables y consideraciones; lo que no se puede negar es que es un tema sensible y preocupante para el Bajío, puesto que el tener una problemática creciente como esta, dicta cierto patrón que podría repetirse en otras ciudades de la región. ¿Qué significa esta problemática y qué puede provocar?, ¿qué se ha hecho mal y quién es el culpable? Tomaré como excusa esta problemática para tratar temas de economía regional, desarrollo y crecimiento económico…

El Bajío Mexicano

El Corredor Industrial del Bajío Mexicano es una región estratégica que se ha convertido en uno de los principales motores de crecimiento económico del país. Se encuentra ubicado en la zona central de México, abarcando los estados de Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes, San Luis Potosí y Jalisco. Esta región tenía una vocación principalmente agrícola en un inicio, sin embargo, la llegada de las políticas de sustitución de importaciones en la década de 1960, y a partir de ello, la llegada de inversión, provocó que se experimentara un proceso de industrialización que sentó las bases para su desarrollo actual. En el contexto del comienzo de una industrialización en el país, motivado por la producción para satisfacer una demanda nacional e internacional, la ubicación geográfica del Bajío, en el centro de México y cerca de importantes ciudades como Ciudad de México y Guadalajara, jugó un papel crucial en su desarrollo como un importante corredor industrial. La región contaba con una infraestructura de transporte relativamente bien desarrollada, con carreteras y vías ferroviarias que facilitaban la conectividad y el movimiento de mercancías.

El desarrollo del Corredor Industrial del Bajío Mexicano se aceleró en la década de 1990 con la implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que abrió oportunidades comerciales con Estados Unidos y Canadá. Muchas empresas multinacionales vieron en el Bajío una ubicación estratégica para establecer sus operaciones y aprovechar los beneficios del acuerdo comercial.

León, la ciudad de la manufactura

En torno a la política económica que le concierne a la región, en su momento tenía sentido el que la ciudad apostara en las últimas décadas del siglo XX a la industrialización como medio para impulsar la economía. Sin embargo, en medida que el tiempo ha pasado, las consecuencias negativas de esta dependencia se han vuelto evidentes. La competencia global ha reducido los márgenes de beneficio y ha llevado a la pérdida de competitividad debido al poco dinamismo de la economía y capacidad de adaptación, generando desigualdades socioeconómicas en la ciudad. A pesar de la generación de empleo, los salarios en la industria manufacturera suelen ser bajos, especialmente para los trabajadores no calificados; añadiendo que el crecimiento de dichos salarios ha sido en ritmos menores a la referencia: el crecimiento económico y la inflación. Esto ha resultado en una concentración de riqueza en algunos empresarios (en su mayoría, ni siquiera nacionales); además, esta falta de capacidad de adaptación también ha limitado las oportunidades de empleo en otros sectores.

Las desigualdades se reflejan en la calidad de vida de los habitantes de León. Existen disparidades en el acceso a servicios básicos como educación, salud, vivienda adecuada y servicios públicos. Las comunidades más vulnerables y marginales a menudo enfrentan dificultades para acceder a estos servicios, lo que amplía la brecha socioeconómica.

Crecimiento y desarrollo

Lo sucedido en la ciudad, y por consiguiente en la región, se asemeja a lo que para el economista turco, Dani Rodrik, sucede en contextos con alto desempeño, donde las consecuencias sociales se vislumbran al sobreponer el crecimiento a expensas de aspectos importantes de desarrollo. Sin afán de meterse en ideologías, es indispensable que consideremos que ambos aspectos de la economía no son excluyentes. El desarrollo no es una alternativa al crecimiento, sino que son complementos naturales. No existe un verdadero desarrollo económico sin una riqueza generada; y, por otro lado, no puede existir crecimiento en una economía sin un entorno apto para hacerlo.

Entonces, ¿en qué momento es que se perdió esta región y, particularmente la ciudad de León en el camino del desarrollo y el crecimiento? Mi diagnóstico muy particular (y que queda corto, será digno de profundizar en otros textos) es que la desesperación de quedarse atrás respecto a las grandes potencias del mundo hizo que México, durante el siglo XX, tratara de incorporar a sus regiones y ciudades a un sistema ignorando que se tendría un papel secundario, únicamente como un engrane trabajando en favor de la generación de riqueza de dichas potencias.

En su libro Kicking Away the Ladder Ha-Joon Chang cuestiona cómo los países desarrollados han utilizado estrategias proteccionistas y políticas industriales en su propio proceso de desarrollo, mientras desaconsejan a los países en desarrollo que sigan su camino. Siendo esto, por lo menos injusto.

Una vez conseguido este nivel de crecimiento y desarrollo avanzado, abogaron por la liberalización del comercio y la eliminación de barreras comerciales, involucrando (por no decir obligando) a cualquier otro jugador aprovechando una competencia desigual, vulnerabilizándolos ante los ciclos económicos internacionales y colocándoles una soga al cuello con las condiciones adversas en financiamientos.

¿Las regiones que han sufrido de las consecuencias de una apertura injusta están condenadas a la desigualdad?

Como cualquier respuesta complicada: depende. Dependerá de que acciones de política económica se tomen a partir de ahora. ¿Cuál es la respuesta? La realidad es que no creo que exista una fórmula exacta, sino que es necesario tener en cuenta la necesidad de ser flexibles y asertivos a la hora de implementar políticas económicas. Volviendo a lo que argumenta Chang, para ello, cada región, en línea con lo que dicte un Plan Nacional de Desarrollo, debe tener la libertad de adaptar sus políticas de desarrollo a sus circunstancias y necesidades; no se debe ver con malos ojos las políticas activas, inclusive rozando en lo proteccionistas y estratégicas para fomentar las industrias.

Si quisiéramos resumirlo, ciudades como León y, por ende, regiones como el Bajío, deben priorizar en sus acciones la implementación de políticas industriales selectivas que protejan y apoyen a las industrias locales en desarrollo; la inversión en educación y capacitación para fortalecer las habilidades y conocimientos de la fuerza laboral; la mejora de la infraestructura para impulsar el desarrollo económico; la adopción de políticas comerciales estratégicas que fomenten la diversificación económica y reduzcan la dependencia de los mercados externos; y el fortalecimiento del sector financiero para apoyar el crecimiento empresarial.

No a las ideologías

Yo no sé qué partido deba tomar la batuta para hacerlo. Lo que sí podría recomendar, especialmente para aquellos con una creciente preocupación por la desigualdad, inclusive sus consecuencias ambientales o en la seguridad pública de la región, es en exigir que estos temas sean tratados con seriedad. Si bien, las políticas implementadas en el pasado fueron ejecutadas con la mejor de las intenciones y con la información disponible dadas las circunstancias, es indispensable redefinir los objetivos de la ciudad y la región; de otra manera será condenada empeorar sus condiciones sociales, abriendo camino a gobiernos demagógicos, cada vez más populares… será que la reacción comenzó siendo a nivel federal (¿?)

 

*Economista, tuitero y consultor

Sobre ser migrante

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Adonde yo soy tú somos nosotros Octavio Paz (1957) en Piedra de Sol.

Pocos temas son tan sensibles y complejos como el de la migración. Tal vez en un mundo ideal no sea necesario buscar una mejor vida lejos de donde has crecido, o tal vez una perfecta movilidad haga que las regiones se desarrollen de acuerdo con sus capacidades y ventajas comparativas. Ambos puntos vistos desde teorías radicalmente distintas.

Para tener un poco de contexto local y dimensionar la importancia de este tema para nuestro país, de acuerdo con datos oficiales de organismos de las naciones unidas, la diáspora mexicana es la segunda más grande del mundo (13 millones), seguida únicamente de la India (15.6 millones). La mayoría de los connacionales mexicanos residen, como era de esperarse, en Estados Unidos (~12 millones), país con el que conformamos el principal corredor migratorio en el mundo y es motivo suficiente para ser un tema complejo desde un punto de vista político.

Me parece que hablar de migración desde un punto de vista externo es contraintuitivo para el ser humano. Somos una especie que si algo nos ha caracterizado a lo largo de la historia es la condición nómada. Realmente no somos ni de aquí ni de allá. Por lo tanto, tratar de juzgarla resulta hasta hipócrita.

Hablando de la situación migratoria en acciones políticas. No creo que exista un departamento o política migratoria a la cual le pueda dar mi afinidad. Secretarías ineficientes, políticas inexactas y políticos tomando decisiones desde la completa ignorancia son males que comparte cualquier país en temas de migración, ya sea en América, África, Europa o Asia.

La sensibilidad que nos da el vivir cerca de los Estados Unidos nos hace darnos cuenta del parecido que tienen estas problemáticas presentes en nuestro país y en el vecino del norte. Cifras oficiales aseguran que, durante inicios de la administración de Trump en Estados Unidos, alrededor de 2,500 menores fueron ubicados en albergues u oficinas de detención, siendo separados de sus familias a raíz de la política de Tolerancia Cero. Luego de un escándalo mayúsculo alrededor del mundo tras darse a conocer esta noticia, Trump decidió echar atrás dicha política, reuniendo a las familias en el 2018; no obstante, las ineficiencias burocráticas provocaron que alrededor de 700 pequeños no encontraran a sus familias puesto que habían sido ya deportadas semanas antes, quedando varados en un país ajeno, sin sus papás. Completamente desamparados.

Las imágenes que mostró el congresista Ted Lieu en una audiencia en 2018 rompen el corazón… Cientos de niños habitando en un albergue rodeados de rejas, cubiertos de papel aluminio haciendo las veces de cobijas. El representante demócrata también compartió algunos audios, los cuales son aún más desgarradores, dando a conocer la desesperación de los pequeños. Dichos audios e imágenes fueron tomados por agentes de ICE.

Instituciones y políticas débiles ocasionan grades tragedias. Es de conocimiento público, pero no está demás reafirmar que México sufre de los mismos males que se critican a los Estados Unidos. Tanto en inefiencias políticas y gubernamentales como falta de empatía en la sociedad.

El pasado lunes 27 de marzo un centro del Instituto Nacional de Migración (INM) en Ciudad Juárez registró un incendio, en el cual 40 personas perdieron la vida y otras 27 resultaron heridas. Asfixiados, calcinados y encerrados en celdas fueron los últimos minutos de estas personas que buscaban una mejor vida. El incendio demuestra las heridas de nuestra política migratoria, tan graves como las de nuestro vecino del norte. Decenas de hombres se ahogaron en el humo frente a cámaras de seguridad, justo en los ojos de los guardias encargados de vigilarles.

Entrar en detalles de cómo sucedió esta lamentable situación no vale la pena, pero sí recalcar las condiciones en las que vivían en este “albergue”, que más bien la CNDH describe como un “modelo de alojamiento tipo carcelario, similar al utilizado en los Centros de Reinserción Social, que conserva criterios de contención y represión de las personas en contexto de movilidad, como si se les atribuyeran conductas delictivas”. Recordemos que estas personas habían sido arrestadas y trasladadas al centro de detención por no tener papeles en regla, pero no estaban acusados de ningún delito. Cuestión que tampoco se había cumplido acorde a la ley puesto que por lo menos dos de los migrantes detenidos tenían permiso para residir en México. Uno de ellos falleció.

Associated Press publicó recientemente que un abogado acusa al delegado del INM en Chihuahua, el contraalmirante Salvador González Guerrero, de haber dado la orden por llamada telefónica de no abrir la verja de los migrantes “bajo ningún motivo” durante el incendio.

A una semana del suceso, poco se le ha dado seguimiento desde la escena pública. Y, por supuesto, pocas consecuencias ha habido. Toda tragedia en nuestro país tiene una constante, no habrá consecuencias y nada va a cambiar.

Leyes y políticas como lo son en el tema migratorio se han construido, como dice el sociólogo francés, Émile Durkheim, no desde el Estado, sino como consecuencias de la moral a raíz de las condiciones de la vida común del pueblo. Hoy las leyes reflejan las necesidades y valores de la sociedad en la que se crean, y que son una expresión de la conciencia colectiva de esa sociedad. Según Durkheim, las leyes se originan a través de la presión social que ejercen los miembros de esta para regular el comportamiento y mantener el orden.

Sin darle un juicio de valor, tal vez hoy esa moral la compartimos los países norteamericanos. Todas esas injusticias que hoy los migrantes viven en Estados Unidos, por ejemplo, bajo el Título 42, donde de acuerdo con Human Rights First se han identificado casi 10 mil casos de secuestro, tortura, violación u otros ataques violentos contra personas expulsadas; las viven los centro y sudamericanos en nuestras tierras. Por lo menos uno de cada tres migrantes sufren de cualquier tipo de violencia a su paso por México.

Si bien, existen asociaciones o grupos de la sociedad organizados en favor de derechos de los migrantes y condenando las condiciones a las que se deben de enfrentar. La presión que ejercen es insuficiente y han sido muy poco apoyados. En México hay alrededor de 96 albergues para migrantes, y en su mayoría son operados por la sociedad civil; contrastando con las 58 estaciones migratorias operadas por el INM.

En temas tan complejos y donde la misma sociedad es responsable del bienestar de minorías específicas, Durkheim nos ofrece un poco de claridad a la hora de sacar conclusiones. Así como en otros tantos temas, pareciera que el cambio para vivir en una armonía colectiva no vendrá hasta que exista una re-priorización de valores sociales. Me parece que el debate entre si el cambio en leyes surge por cambios en la moral social o es precisamente al revés, encuentra una solución dando una responsabilidad a la sociedad; sin embargo, el cómo llegar a ese cambio es digno de ser profundizado en otro texto.

*Economista, consultor y tuitero

Fallo de la Corte Penal Internacional

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Todo jurista familiarizado con el Derecho Internacional, sabe que los Organismos de Justicia Internacionales carecen de una fuerza coercitiva efectiva, pues su actuar requiere de la adhesión de la nación sancionada por medio de la ratificación y entrada en vigor de un tratado internacional.

En todo el mundo únicamente la Corte Penal Internacional (CPI), es capaz de castigar coercitivamente a “naciones”, específicamente a los líderes políticos de países dónde se hayan cometido crímenes de “lesa humanidad”, ejemplo de estos son el genocidio, tortura o esclavitud, los cuales están contenidos dentro del Estatuto de Roma.

Desde su creación en 1999 a 2023, la Corte solo ha inferido en 31 casos, de los cuales han surgido 33 órdenes de aprehensión y se ha detenido a 17 personas, lo cual significa que la Corte ha atendido un caso y medio por año desde su surgimiento.

A nivel internacional la imparcialidad de la CPI ha sido duramente cuestionada por juristas, tanto postulantes como académicos, ya que desde su creación tal organismo no ha atendido casos ajenos a países de África.

A esta crítica se suma que naciones con una posición clave dentro de la ONU, pues son miembros permanentes y del consejo de seguridad, ni siquiera han ratificado el Estatuto de Roma, por lo cual cualquier acción penal en su contra resultaría sin efectos, tales naciones son Estados Unidos, Rusia y China.

Ahora bien ¿por qué doy está introducción sobre la Corte Penal Internacional? Bueno, es con el fin explicar el transformado político que conyeva la orden de aprehensión contra Vladimir Putin, que hace unos días fue difundida por los medios de comunicación.

Rusia al no haber ratificado el Estatuto de Roma, queda sin efecto cualquier acción proveniente de la CPI dentro de este país. Esto significa que Putin solamente podrá ser detenido en los países en qué tal estatuto si haya sido ratificado y entrado en vigor.

En términos diplomáticos, tal acción representa un total retroceso a la posibilidad de que surja un ambiente de negociaciones y un descenso de ostilidades en el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.

Pues el autocrata Vladimir Putin no podría ni siquiera salir de su territorio para celebrar un acuerdo de paz sin considerar una posible emboscada política por parte de sus contraparte occidental. Esto para el mandatario deja patente que es un intento de evitar la libre movilidad en búsqueda de aliados o cualquier otro refuerzo político y económico.

Otra acción que sorprendió a expertos en la materia, fue la expeditez de la CPI al emitir la orden de aprehensión contra un funcionario político de una nación de tal calibre, puesto que han existido escenarios similares en conflictos bélicos en donde ha estado involucrado Estados Unidos y la CPI se ha remitido en señalar la imposibilidad de efectuar acciones debido a la ausencia de ratificación del acuerdo anteriormente señalado.

Ejemplo de esto son los crímenes de guerra en Vietnam e Irak por parte de Estados Unidos o los Crímenes de “lesa humanidad” por China en la región de Xinjiang.

Lamentablemente hay muchos más ejemplo de países que son miembros del consejo de seguridad que han cometido crímenes de “lesa humanidad” como Japón (no permanente), Francia (permanente) y Reino Unido (permanente), etc. y no han sido atendidos por dicha corte.

Ahora bien, vemos que existía un antecedente de criterio legal para resolver tales denuncias, pero sorpresivamente este cambio para este caso en concreto.

En lo personal, espero dicho actuar sea sostenido en el tiempo, puesto que se deja un precedente para juzgar expeditamente a funcionarios públicos por crímenes atroces, pero desde una perspectiva objetiva veo otro escenario a futuro.

Este texto fue elaborado para presentar el doble discurso que existe en la esfera internacional, dónde cada vez es más evidente el debilitamiento de las Instituciones Judiciales Internacionales y la falta de imparcialidad de tales organismos.

Señalar que se han distanciado de la protección de derechos de las personas, de aquellos y aquellas que realmente se encuentran en situaciones de vulnerabilidad. A su vez me gustaría recordar que es menester de las abogadas y los abogados ser críticos ante tales organismos y restablecer el principal rol de estos, ya que tal fenómenos no solo es a nivel internacional, sino que se ve replicado en el Poder Judicial de nuestra Nación.

LAS MUJERES EN EL MUNDO LABORAL. La brecha salarial y la desigualdad de género

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En México, la desigualdad y violencia de género son de las principales problemáticas que afectan la integridad de las mujeres. Por ello, cada 8 de marzo miles de mexicanas, a menudo separadas por estatus sociales y económicos, se unen, con el fin en común, de hacer valer sus derechos. 

Desde un punto de vista empresarial, existe también una considerable brecha de género. De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Nueva Edición (ENOE), al cuarto trimestre de 2022, en México residían 128.9 millones de personas, de las cuales 67.0 millones eran mujeres. Es decir, las mujeres representaban el 52.0 % de la población total del país. Por otro lado, según las estadísticas del ENOE en su comunicado de presentación núm. 141/23 del pasado 2 de marzo del 2023, en enero de este año, la Población Económicamente Activa (PEA) fue de 60.2 millones de personas de 15 años y más y, al hacer una distinción por sexo, la tasa de participación de los hombres fue de 76.4 % y del 45.9% en las mujeres. 

Sin embargo, la representación de las mujeres disminuye conforme al nivel jerárquico empresarial. De acuerdo con las investigaciones realizadas por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la participación de las mujeres en la plantilla laboral de las empresas listadas en la bolsa mexicana de valores corresponde al 36% y se reduce a 21% en direcciones de áreas jurídicas, a 10% en direcciones de finanzas y a 4% en la dirección general.

Si bien, las mujeres son mayoría en la población mexicana, su participación económica y representación en puestos directivos, se encuentran por debajo del porcentaje de los hombres.

El no involucrar a las mujeres en el mercado laboral afecta en el crecimiento económico del país. Por ello, es importante tomar las medidas necesarias para disminuir la brecha de género y sumar la participación femenina en el Producto Interior Bruto (PIB) de México. 

Como emprendedora y mujer, considero importante que las empresas generen políticas de contratación que prevengan la discriminación, así como implementar planes de carrera con perspectiva de género, pagar sueldos correspondientes al puesto, sin hacer una distinción por sexo y crear políticas para prevenir y/o hacer frente al acoso laboral.

El país en donde los delitos no se castigan

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La impunidad es la inexistencia de responsabilidad y sanción legal cuando se cometen delitos o violaciones de derechos humanos. Generalmente surge como consecuencia de la falta de prevención, investigación y sanción por parte de la autoridad, lo que termina por afectar a las víctimas, quienes muchas veces no obtienen una reparación integral del daño.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en su informe sobre la situación de Derechos Humanos en México (2015), asentó que la crisis de graves violaciones de derechos humanos que atraviesa el país es, en parte, consecuencia de la impunidad, la cual alcanza más del 98% de los delitos cometidos en México. En otras palabras, solo se sanciona el 2% de los delitos o violaciones de derechos humanos cometidas en el país. 

Por ejemplo, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, A.C. (CMDPDH), menciona que en el país se han abierto 15,848 averiguaciones previas y carpetas de investigación por el delito de tortura desde diciembre de 2006, no obstante, solamente se tiene registro de 8 sentencias condenatorias desde 1991 por ese delito. La CMDPDH también menciona que, en México, han sido desaparecidas de manera forzada más de 35,000 personas en los últimos años, sin embargo, se tiene conocimiento de que el poder Judicial Federal solamente ha emitido 9 sentencias por ese delito.

En nuestro país la impunidad tiene sus orígenes, por una parte, en la falta de denuncia de delitos, la cual es consecuencia directa de la falta de confianza en las instituciones. Por otra, la falta de procesos claros y transparentes, así como las barreras en el acceso a la justicia para todas las personas hace que las estadísticas se disparen, convirtiéndonos en uno de los países con mayor índice de impunidad. Al final, quien sufre las consecuencias es la sociedad y las víctimas. 

Si bien se han empezado procesos importantes de reformas legislativas y fortalecimiento de distintas instituciones para disminuir los índices de impunidad, es necesario que esos mismos esfuerzos se conjuguen con políticas públicas que generen más confianza en las instituciones y, además, impacten integralmente en la prevención, investigación, sanción y reparación de delitos y violaciones de los derechos humanos.