Sobre el dinero

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“La teoría económica solo tiene un éxito moderado en la predicción del comportamiento porque, como todos sabemos, las decisiones a menudo no son racionales o se basan en un análisis defectuoso de las consecuencias de la elección. Es por eso que el mundo está hecho un lío.”

Stephen Hawking

Tras hablar de la coyuntura inflacionaria en editoriales pasadas, en diversas pláticas y reflexiones ha surgido la duda de por qué la economía mundial es prácticamente dependiente de una moneda en “en la realidad no tiene valor”. Como dice Francis Fukuyama en su libro Trust (1995), la creación de la prosperidad en una sociedad está basada en la honestidad y confianza, y aunque parezca utópico, tiene un poco de sentido si pensamos al dinero fiduciario como aquel contrato de confianza de valor. Recalcamos que la palabra fiduciario viene del latín fiduciarius, o sea, que depende de crédito (en un sentido literal) o confianza. Pues bien, uno entiende que una moneda tenga un valor intrínseco (por estar hecha de algún metal, tal vez oro o plata), pero ¿y los billetes?

En la teoría económica, el dinero tiene tres funciones que lo distinguen de cualquier otro activo: como medio de cambio, unidad de cuenta y depósito de valor. Dichas funciones comenzaron a cumplirse a través de la incursión del papel moneda en nuestra sociedad.

Los primeros billetes o papeles monedas surgen por la imposibilidad de cargar la cantidad de oro, plata, o cualsea el metal precioso que se tratara como medio de cambio en las sociedades antiguas. El primer billete, de hecho, se creó en China en el siglo VII, con la finalidad de reducir la circulación de metales (monedas) por la escasez de cobre, pero lo que en principio se ideo como una medida temporal resultó, al acumular mucho más dinero en menos espacio, a ser la gran solución en el transporte de grandes cantidades a lo largo y ancho del Gran Imperio de la dinastía Tang.

En Europa, aunque Marco Polo ya trajo noticias del novedoso sistema monetario chino, no será hasta el siglo XVII cuando se creen los primeros billetes y es también en este caso por razones de necesidad durante la Guerra de los 30 años. Como dato, por ahí de 1694, después de establecerse el Banco de Inglaterra, comenzaron a circular los billetes de lo que hoy es la moneda viva más antigua: la libra.

El papel moneda era cambiable sin limitación de tiempo por moneda metálica y respaldado por su equivalente en metales preciosos. No fue hasta finales de la segunda guerra mundial con la llegada de los Acuerdos de Bretton Woods que se sistemizó. Dicho evento fue el resultado de la conferencia monetaria y financiera de las Naciones Unidas luego de su creación en 1944. De los acuerdos celebrados en el complejo hotelero homónimo se establecieron reglas financieras y comerciales entre los países; de esta conferencia nace el FMI, la OMC y el Banco Mundial. El nuevo orden económico internacional se asentaría sobre un sistema monetario internacional que adoptaría el patrón oro-divisas. Estados Unidos se comprometería a mantener el precio del oro en 35 USD por onza, de esta forma, se mantendría fijo el precio del dólar, pasando a ser la moneda de referencia en el comercio mundial. Por su parte, el resto de los países fijaron el precio de sus divisas en relación con el dólar americano.

Si nos ponemos un poco conspiranoicos (o tal vez realistas), como establecería Greoge Soros, sería el comienzo del orden económico estadounidense, sistematizando la política económica a conveniencia a través de instituciones bajo el objetivo de combatir déficits en balanzas de pagos de países desfavorecidos luego de las guerras mundiales.

No fue hasta 1971 que el gobierno de Richard Nixon se enfrentó a un problema: los dólares superaron las reservas de oro del país, de manera que el precio del oro en dólares superó el precio fijo del oro. Por lo tanto, luego del incremento de los gastos en el gobierno americano que no ayudó precisamente, Nixon decidió seguir un consejo del famoso Milton Friedman: eliminar la convertibilidad del dólar en oro.

El tener un sistema completamente fiduciario tuvo sus grandes consecuencias, que serán abordadas después. Pero una idea que sí me gustaría implantar es que, bajo la coyuntura actual de creciente inflación, deuda y crisis, no se vería descabellada la idea de contar con el auge de una nueva moneda, tal vez la China (yuan)… o cripto (¿?).

Hablar de a dónde se dirige el dinero es un tema digno de profundizar. Tal vez China se encuentre haciendo su mayor esfuerzo por continuar siendo el protagonista de la economía mundial actual, aunque luego del COVID, sus consecuencias y cómo está reaccionando el gobierno chino, no le estén resultando las cosas al 100%.

En cuanto a las criptomonedas, sin duda, blockchain ha venido a revolucionar el mundo; sin embargo, no considero que este activo pueda cumplir con las funciones descritas al principio de este texto. ¿Cómo confiar en un activo que quiere comportase como moneda, pero se especula demasiado con él? Además de que al ser finito tendría un principio deflacionario respecto a los bienes y servicios que pudiera comprar (aquí hago sugerencia de leer la columna de hace 15 días). El considerar a una moneda como inversión a plazo te haría caer en una especie de trampa de liquidez desincentivando el consumo.

Trump pide al Senado interrogar a Obama sobre supuesta teoría conspirativa

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llamó este jueves al Senado a investigar a su predecesor, Barack Obama, sobre una supuesta teoría conspirativa que según el mandatario republicano llevan adelante sus oponentes demócratas en su contra.

A seis meses de reñidos comicios en que buscará la reelección, Trump rompió una regla no escrita en Washington de que los presidentes y expresidentes evitan enfrentamientos públicos, al pedir que Obama testifique sobre lo que denominó “Obamagate”.

El “Obamagate”, que alude al escándalo de Watergate que empujó al republicano Richard Nixon a renunciar a la Casa Blanca en 1974, se basa en que la administración de Obama y un “Estado profundo” que operaba en paralelo intentaron hundir la presidencia de Trump a partir de investigaciones de sus contactos con entidades rusas.

“Solo hágalo”, tuiteó Trump, dirigiéndose al senador Lindsey Graham, uno de sus aliados republicanos más leales, quien preside el poderoso comité judicial del Senado.

“La primera persona a la que llamaría para testificar sobre el mayor crimen político y escándalo en la historia de Estados Unidos, por LEJOS, es el expresidente Obama”, dijo Trump.

Poco después, Obama pareció responderle en Twitter, escribiendo simplemente: “Voten”.

Pero Graham echó un balde de agua fría a la idea de Trump, al declararle al sitio informativo Político: “No creo que sea el momento de que haga eso. No sé si eso es posible”.

Trump continuará sin embargo impulsando su idea del “Obamagate” mientras busca entusiasmar a su base de derecha antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.

Entre las figuras a las que apunta Trump ahora está el vicepresidente de Obama, Joe Biden, su probable rival demócrata en noviembre.

La teoría de la conspiración del “Obamagate” busca cuestionar una investigación de dos años dirigida por el fiscal especial Robert Mueller sobre los contactos de Trump en Rusia.

Mueller determinó que Trump y su campaña electoral tenían extensos lazos, a veces turbios, con los rusos, y que Moscú interfirió directamente en las elecciones de 2016 para perjudicar a la candidata demócrata, Hillary Clinton. Pero Mueller dijo que no había pruebas contundentes de colusión entre las partes partes.

Trump pidió castigar a quienes impulsaron esa investigación, calificando todo el asunto como un “engaño”.

Graham se dijo “muy preocupado por el precedente que se establecería al llamar a un expresidente” a testificar, pero prometió realizar audiencias en junio sobre la investigación sobre Rusia y Trump.

(Fuente: AFP)

Pelosi acusa a Trump de ‘abuso de poder’ por caso Roger Stone

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Después de una semana de salir absuelto en el Senado en el impeachment, Donald Tump, presidente de los Estados Unidos, ha redoblado su ofensiva para poder interferir en el sistema judicial. Trump ha sido crítico abiertamente respecto a la pena de cárcel pedida por la Fiscalía para Roger Stone, su amigo y ex-asesor, que fue declarado culpable por haber mentido en la investigación de la situación rusa. El ataque del presidente en contra de la independencia judicial ha llevado a dimitir a cuatro fiscales; además, Trump ha criticado también al jurado encargado del caso. Nancy Pelosi, la demócrata y presidenta de la Cámara de Representantes, lo ha acusado otra vez de “abuso de poder”.

Desde que ocurrió el caso Watergate, que se llevó consigo al ex-presidente Richard Nixon, la Casa Blanca ha procurado cuidar mucho cualquier injerencia política en el Departamento de Justicia. Sin embargo, Trump “(…) crecido tras la absolución en el juicio político por abuso de poder y obstrucción en el escándalo de Ucrania, ha embestido en los últimos días contra los protagonistas del juicio contra su amigo y exasesor político Roger Stone.” (El País, 2020)

Después de retar abiertamente al juez y a los fiscales a cargo del caso en contra de Roger Stone, el íntimo amigo de Trump y declarado culpable de obstruir y mentir en la investigación del Congreso acerca de la interferencia rusa en las elecciones de 2016, Trump criticó a un miembro del jurado que condenó a Stone.

El Presidente sugirió que la presidenta del jurado terminó culpando a Stone porque tenía “un sesgo tendencioso” en su contra. Recurriendo nuevamente a su narrativa “amenazante” en Twitter, Trump escribió “Eso se añade a todo lo anterior, y esto no pinta bien para el departamento de ‘Justicia'”. Es importante recalcar que hizo una decisión consciente de ponerle comillas a la palabra “justicia”, para así demostrar su postura de duda y menosprecio hacia este mismo sistema en los Estados Unidos.

(Con información de El País)

Roger Stone: el siniestro Forrest Gump de la política americana

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Se describe a sí mismo como un agente provocador. Un hombre de farándula. Un hombre de poder. Veterano de la consultoría política. Pionero de la guerra sucia. Todo vale mientras se gane, siempre y cuando no se rompa la ley. Todo eso es Roger Stone, uno de los hombres importantes de la política estadounidense.

En días recientes Netflix estrenó el documental Get Me Roger Stone, filme donde se narra la trayectoria del hombre que visualizó, convenció y ayudó a Donald Trump a alcanzar la presidencia de los Estados Unidos.

Stone rompe con el mito de que los asesores políticos deben estar detrás del candidato. Casi como profesionistas de oscuridad. Roger, quien ha sido descrito como un “canalla de primera” es un hombre de medios. Él entiende la necesidad de la imagen. En sus palabras “es mejor ser infame que nunca ser famoso”, ya que la “política es para valientes, el perdedor no gobierna”.

Bajo la lógica de que no existe la mala publicidad, Roger Stone ha logrado superar diversos escándalos. Se vio involucrado en el caso Watergate. Aseguró que Barack Obama había nacido en Kenia. Acusó a la familia Clinton de abuso a mujeres. Y el último, se le investiga por una posible colaboración con los rusos y WikiLeaks para apoyar la campaña de Trump. A todos los afronta con una sonrisa, casi maquiavélica, fortaleciendo un ego que parece enfermizo.

Roger no es ningún ingenuo. Analistas políticos lo describen como uno de los actores que mejor entiende la democracia americana. Roger sabe que tiene que convencer a las mayorías y ese es su objetivo: comprender sus deseos internos, sus necesidades, sus aspiraciones.

Hombre de lealtades. Acérrimo fan de Richard Nixon. Roger Stone forjó desde la década de los 80s el proyecto presidencial de Donald Trump. Más allá de ser su asesor, su amigo. Stone identifico las capacidades interpretativas del actual presidente. Tenía presencia, tomaba decisiones, era líder, se veía presidencial. Roger sabía que el votante promedio no tenía la capacidad de separar a la política del entretenimiento, así, menciona que “la política es el espectáculo de los feos”. Y esa era la gran oportunidad para el protagonista del programa El Aprendiz, Stone intentó convencer a Trump de candidatearse en cada proceso electoral.

La vida se hizo para trascender. Para dejar un legado. O ese es el pensamiento de Roger Stone. Él sabe que se ganó enemigos, pero cada uno de ellos lo vale. Stone logró escalar a los más altos niveles de la política estadounidense. Stone convirtió a Donald Trump en el hombre más poderoso del mundo.

Roger Stone sabe que pasará a la historia como uno de los hombres más odiados de la política americana. Y no lo discute, incluso asegura que disfruta del odio, ya que, si no fuera efectivo su trabajo, no lo odiarían. Es una señal de éxito.

Hombre de medios y de política, Roger Stone cuestiona la ética en la consultoría política. A él no le importa que digan que no tiene principios. Que es un hombre de trucos sucios. Al final… todos ellos son unos perdedores y para ganar, tienes que hacer todo lo que puedas.

Agradezco al Dr. Jesús Rubio Campos por la recomendación.

El Secreto de los Estados Unidos

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Estados Unidos es un país admirable. Es una potencia económica, política y un modelo a seguir para muchos. Es el país que ha recibido a millones de inmigrantes abriendo la posibilidad de cumplir el sueño americano.

Sin embargo, pocos recuerdan que gran parte de su supremacía no se debe solamente a su gente o su sistema económico o político – como las corrientes de supremacía blanca que han tomado el poder del tal país sugieren – sino al hecho de que la moneda que respalda la economía global es el dólar estadounidense.

Estados Unidos se considera como potencia mundial desde antes de la Segunda Guerra Mundial. En aquel momento se le solicitaba su apoyo por el bloque de occidente para contrarrestar al fascismo Nazi y sus seguidores, España y Japón.




No obstante, Estados Unidos no fue tan desafortunado como sus aliados, pues si bien sufrió el ataque en Pearl Harbor en 1941, su territorio continental no sufrió mayores consecuencias permitiéndole tener intacta su cadena productiva al finalizar la guerra.

Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, esta situación los posicionó estratégicamente para sobresalir como potencia mundial, mientras el resto de los países desarrollados de la época como Inglaterra, Alemania o Francia, pasaban dolores de cabeza para reconstruir sus instituciones, cadenas productivas y tejido social.

Lo anterior tuvo como consecuencia que en julio de 1944, un año previo a la finalización de la Segunda Guerra Mundial, se firmara el tratado de Bretton Woods. Este tratado internacional establecía al dólar estadounidense como moneda base global respaldado por el oro. El estar bajo estas circunstancias permitió a los Estados Unidos comenzar a financiar su propio crecimiento y el de otros países.

En otras palabras, Estados Unidos se convirtió en el banco de muchos países en vías de reconstrucción y/o desarrollo, obteniendo con ello no solamente control económico, sino geopolítico. Sin embargo, la impresión del dólar masivamente y su circulación por todo el mundo, puso entre dicho si en realidad estaba respaldado por oro.

Era inconcebible pensar que las Reservas de Fort Knox contaran con el oro suficiente para respaldar tan masiva distribución de la moneda. En 1971, la Guerra de Vietnam acrecentó esta situación con una alta impresión de dólares para financiar la guerra. Algunos países europeos comenzaron a comprar reservas en oro.

El caso más sonado fue Gran Bretaña y Francia, países  que exigieron a Estados Unidos convertir sus dólares a oro de manera repentina. Como era de esperarse, Estados Unidos no era capaz de respaldar el dólar en oro.

Es así, que Richard Nixon decide romper la relación dólar – oro. Sin embargo, ya era tarde, el dólar era la moneda que circulaba a nivel global y la moneda en que los países acumulaban sus reservas, muchos de éstos como cobertura para cubrir su deuda externa.

Estas deudas denominadas en dólares crecieron con mayor énfasis durante la crisis de petróleo de 1973, en donde grandes sumas de dólares se destinaron como deuda a países productores de petróleo, muchos de ellos países Latinoamericanos en vías de desarrollo. Y esta historia continúa hoy en día. El dólar sigue siendo la moneda base para la mayoría de las transacciones y préstamos internacionales.

Durante esta etapa y los años subsecuentes, Estados Unidos ha estado con la fortuna de seguir financiando su crecimiento con deuda. A diferencia de todos los otros países, su deuda está en dólares y ellos mismos tienen la manera de imprimir su propia moneda.

Ningún otro país tiene esta magnífica ventaja. Es en gran parte por esto, que su riesgo país, sus tasas de interés, su interminable cultura de crecimiento y consumismo por medio de la deuda, han permitido crear oportunidades y la potencia que es hoy en día.

Es por esto que cuentan con presupuestos ostentosos para su infraestructura y fuerza militar. Es por ello que tiene influencia geopolítica en cada rincón del planeta. No olvidemos, Estados Unidos es el país más endeudado del mundo.

En 2017, su deuda pública es equivalente a 19 mil millones de dólares ($19,000,000,000,000) representando aproximadamente el 105% de su PIB.  Se estima que para el 2020 su deuda pública sea de 22.6 miles de millones de dólares.

Pongamos todo lo anterior en términos coloquiales. Imagina que te invitan un amigo a jugar Monopoly. A diferencia de una partida bajo las reglas del Monopoly, el dueño de la casa decide contar con una condición especial: además de ser jugador, será el dueño del banco y además tiene una maquinita para imprimir billetes a su discreción.

Ahora bien, el resto de los otros jugadores – de los cuales tu formas parte – tienen un número limitado de billetes para pagar sus transacciones y si solicitan deuda, ésta es denominada en la moneda oficial del juego. ¿Se te hace justo el juego? ¿Qué le dirías a tu amigo? ¿Quién ganaría la partida?




Existen intentos aislados en los que se ha desafiado al dólar. Sin embargo, ninguno ha surtido efecto. Por ejemplo, la Unión Europea tenía como objetivo convertir su moneda en la competencia frente al dólar. Desde su fundación en  1993 a la fecha, ha logrado colocar al euro como una moneda importante a nivel global, sin embargo sigue siendo lejana competencia frente al dólar.

Si bien algunos países cuentan con reservas en euros, éstas son relativamente pocas contra el dólar. Estudios apuntan que en 2006, cerca del 65% de las reservas internacionales de los países estaban en dólares. Lo sigue el euro con un distante segundo lugar con el 26% de las reservas internacionales.

Un dólar fuerte y una Unión Europea en conflicto, sigue demeritando la posibilidad de quitar al dólar como moneda dominante.

No debe sorprendernos que Trump públicamente haya comentado su apoyo a la salida del Reino Unido de la Unión Europea y declarado que el modelo de la Unión Europea es obsoleto.

En 2003, Estados Unidos y sus aliados invadieron Irak aparentemente para desarmar a tal país de armas de destrucción masiva – armas que nunca fueron encontradas. Existen varias teorías sobre la verdadera razón por la cual Estados Unidos decidió invadir a Irak.

Una de estas teorías apunta a que la idea de derrocar a Saddam Hussein fue en respuesta a que Irak comenzó hacer todas sus transacciones de petróleo en euros. Cabe recordar que Irak es miembro de  la OPEC, el 12vo productor de crudo y el 5to país con mayores reservas de petróleo.

Estados Unidos no podía – ni puede – permitir que los países productores de petróleo decidan usar otra moneda como referencia al precio del petróleo y mucho menos la compra-venta a nivel global de tan preciado insumo.

Esto sería una seria amenaza a la hegemonía del dólar. Se dice que la invasión de Irak fue un claro mensaje para los líderes del mundo: El petróleo se cotiza en dólares y cualquiera que se descarrile de esta práctica, sufrirá las consecuencias.

En 2011 nace el bloque económico BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) como las economías emergentes más grandes del mundo. En 2014, el  bloque comenzó a introducir la idea de crear un Banco central (Banco BRICS) y una moneda única para sus transacciones.

Como resultado se perdería la dependencia de los bancos de occidente y del dólar. Hasta hoy, poco se ha avanzando en el tema.




Donald Trump ha creando fuertes turbulencias en todo el mundo, incluyendo desmanes con países aliados de los Estados Unidos. Ha sugerido desconocer tratados internacionales de comercio y promovido regresar a una etapa de proteccionismo.

No sólo eso, su administración ha tomado el atrevimiento de sugerir desconocer tratados que rigen la comunidad financiera. Es aquí donde el tema de la moneda juega un importante rol.

Si bien la hegemonía del dólar ha sido una desventaja competitiva para otros países, también puede ser el talón de Aquiles para los Estados Unidos.

Suena descabellado, pero ¿qué pasaría si los países se unen y determinan una nueva moneda base o un índice de monedas como referencia en vez del dólar? ¿Qué pasaría si el petróleo y otros commodities se comienzan a cotizar en otra(s) moneda(s) en el mercado global? ¿Qué pasaría si los países comienzan a cambiar sus reservas internacionales a otra(s) moneda(s)?

¿Qué pasaría si Estados Unidos se cierra al comercio global, pero el resto del mundo sigue abierto al comercio, utilizando otra(s) moneda(s) para sus transacciones?

Suena irreal llegar a ese nivel de coordinación global. Por otro lado, Estados Unidos lucharía con capa y espada contra estas iniciativas  como secretamente lo lleva haciendo desde 1944. Sin embargo, imaginemos por un momento que se llegue a concretar. Esto cambiaría el orden global a una escala sin precedentes.

Se tendría que estudiar a fondo las implicaciones de que el dólar se convierta en una moneda más. ¿Cómo tendría Estados Unidos que tratar ahora su deuda pública? ¿Tendría Estados Unidos que experimentar lo que otros países han vivido: inflación, políticas monetarias restrictivas, alza en tasas de interés? ¿Sería inevitable una recesión para Estados Unidos acarreando al resto del mundo? Sin hacer un análisis a detalle, podríamos adelantar que habría caos, guerras y en definitiva el derrumbe del orden mundial como lo conocemos hoy en día.

Las consecuencias son tan catastróficas que parece impensable en que tales cambios se den. Sin embargo, si Estados Unidos sigue siendo un bully en cuyas negociaciones posiciona al resto de los países siempre en una posición perder, ¿porqué no ir a una negociación perder – perder? Quizá este sacrificio es necesario para tener un mundo más justo y equilibrado hacia el futuro.

Esto dejaría a Donald Trump solo con sus vacías palabras – y desgraciadamente con sus armas – para negociar. Sin duda esta es una idea descabellada, pero si surge el juego Estados Unidos vs. El Resto del Mundo, es una idea que estos últimos podrían llegar a considerar al menos para dar la señal que también Estados Unidos requiere del resto del mundo.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

El presidente de la ley y el orden

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“Tengo un mensaje para todos ustedes: el crimen y la violencia que hoy afecta a nuestra nación pronto llegará a su fin. A partir del 20 de enero de 2017, la seguridad será restaurada. En esta carrera por la Casa Blanca, yo soy el candidato de la ley y el orden.” Esas fueron las palabras que Donald Trump dijo hace algunos meses en la Convención Republicana cuando aceptó ser el candidato oficial para la presidencia de Estados Unidos.

Un discurso que revitaliza el pensamiento retrógrado de ciertos sectores de la sociedad estadunidense.

 




Hace algunos días vi en Netflix el documental Enmienda XIII (Amendment XIII). El cual mostraba cuatro problemas que a mi parecer es primordial poner atención en estas próximas elecciones: la discriminación y sus políticas criminales, el sistema penitenciario y la participación de las empresas privadas en el mismo.

La discriminación y segregación a la cual se ha enfrentando la comunidad afroamericana desde tiempos inmemorables se ha manifestado con más fuerza en ciertos momentos de la historia.

El desatinado criterio que alguna vez emitió la Suprema Corte de Justicia : “separados pero iguales” (separate but equal) reforzando las leyes de segregación y exclusión, considerándolas “legales” y “justas” (leyes de Jim Crow).

Después, la incongruente guerra contra el crack que desató Nixon, afectando principalmente a los barrios marginados y poblados por afroamericanos. Creando además políticas criminales restrictivas y abusivas por parte de un gobierno que tenía como objetivo encarcelar a todo aquel que “amenazara” la seguridad y estabilidad del gran país de primer mundo.

Estados Unidos es conocido por tener un sistema penitenciario ineficiente e injusto. El gobierno a través de diversos presidentes (Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush, Clinton) crearon un Estado punitivo el cual persiste en la actualidad, estableciendo sanciones desmesuradas por delitos que no ameritan sanción privativa de la libertad o sentencias excesivas.

Cualquier persona que se considere “criminal” se le impondrá condenas que van desde cadena perpetua sin posibilidad de reducción de la pena por crímenes cometidos incluso y cuando eran menores de edad, trabajos forzados, hasta sentencia de muerte.

Ahora yo me pregunto ¿cuál ha sido el objetivo? ¿para qué ha funcionado la prisión? ¿realmente qué es lo que se sanciona? A lo largo del tiempo se han hecho leyes sin sentido, se han impuesto penas absurdas, y castigos sin lección.




Entre los años 50’s y 60’s se comenzó por sancionar el color de piel. Un afroamericano acusado de asesinar a un blanco iba directamente a la cárcel, en cambio, un blanco acusado de asesinar a un afroamericano, resultado: ¿sentencia? Libertad ¿argumento? Legitima defensa.

En la actualidad Estados Unidos cuenta con alrededor de 2, 217, 947 personas presas, considerándose el país con más personas en prisión en el mundo. Aproximadamente hay 693 personas internas por cada 100.000 habitantes.

La población afroamericana en prisión actualmente asciende a 900,000 (desde 1954 se ha multiplicado cuatro veces). Eso constituye que alrededor del 40% de la población carcelaria es afroamericana, y otro tanto se reserva a minorías étnicas, traduciéndose automáticamente a cifras desproporcionadas.

¿Por qué razón los grupos históricamente discriminados se encuentran en prisión realmente?

Douglas Massey ha señalado que una persona afroamericana sin estudios universitarios tiene el 59% de probabilidad de ir a la cárcel antes de cumplir 35 años.

Otra vez me vuelvo a cuestionar ¿verdaderamente qué se sanciona? No es poco raro que la mayoría de la población penitenciaria en Estados Unidos sea afroamericana y latina. La discriminación y desigualdad social impacta profundamente en las policías criminales del país, y más en un país en donde se ha castigado el color piel y la nacionalidad, el ser pobre y no pertenecer a los estándares socialmente aceptados para la mayoría.

En el 2011 asesinaron a Trayvon Martin, su asesino George Zimmerman pensó que era un ladrón que andaba asaltando, para él era suficientemente sospechoso que estuviera caminando y observando las casas del vecindario. ¿Sentencia? Libertad ¿argumento? Legítima defensa.

Es preocupante que un país a través de su derecho lo utilice como mecanismo de represión y abuso en contra de los grupos en situación de vulnerabilidad, y sobre todo que los actos sean considerados legales.

¿A qué voy con todo eso? Es mostrar los niveles de impunidad que se han ido arrastrado a través del tiempo. Los años de exclusión y segregación de la comunidad afroamericana no han quedado tan atrás, si por una parte es cierto que se han resuelto algunos problemas de desigualdad social, por otra han incrementado. La cárcel se ha utilizado como instrumento idóneo para reprimir.

 




Todavía en el 2016 se encuentra presente el abuso de la policía en contra de personas afroamericanas, propensas a ser golpeadas y/o asesinadas por parecer sospechosas. ¿Y la comunidad latina? Cada vez se hacen leyes más estrictas y discriminatorios en contra de los inmigrantes, con las cuales “se pretende combatir a la inseguridad e inmigración”.

¿Por qué me preocupa que Trump gane? Existen un sinfín de motivos que están de sobra mencionar (misoginia, xenofobia, etc.) , pero este me altera y alarma más. Donald Trump prometió ser el presidente de la “ley y el orden”, “los buenos tiempos regresarán” ¿cuáles buenos tiempos? Los tiempo en donde segregar y discriminar era legal, esos son los tiempos a los que desea regresar ¿y qué es lo peor de todo? la multitud se lo aplaude.

Les recomiendo ver este video: https://www.youtube.com/watch?v=wP4DdYvD480

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