Seres dignos de un gobierno indigno

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“Ningún hombre, dijo Locke, nace para gobernar o ser gobernado”

-Justicia para erizos, R.D.

La desilusión ciudadana ha mostrado la decadencia de la democracia. Los últimos acontecimientos políticos-sociales han ido desencadenando una serie de pensamientos, criticas y cuestionamientos, respecto a la funcionalidad del sistema político democrático, y no únicamente en el plano nacional, sino también internacional.

Con el supuesto declive actual de la democracia surgen también una serie de consecuencias, entre las que se encuentran, la abstención ciudadana, la desconfianza en las instituciones gubernamentales, así como en los políticos que nos representan. Si partimos de los últimos resultados, el fracaso del plebiscito en Colombia, el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, así como los incidentes que existieron en las pasadas elecciones en cuatro estados de México (Estado de México, Coahuila, Nayarit, y Veracruz) las cuales volvieron a demostrar el débil sistema electoral con el que contamos, nos han hecho cuestionarnos si se volvió a premiar la impunidad, y peor aún si continua operando la arbitrariedad del Estado.

Ahora bien, ¿qué es lo que verdaderamente ha erosionado la democracia? Acertadamente Winston Churchill manifestó: “la democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado”. Es así, que también  reconozco que es el único en el cual se nos ha garantizado el poder de elegir soberanamente a nuestros representantes.  Ronald Dworkin decía que la democracia existe siempre y cuando “el gobierno sea del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, es decir, el pueblo debe autogobernarse. ¿Qué pasa cuando el gobierno no funciona para el pueblo?.

Si partimos del anterior pensamiento, Dworkin establecía que los gobiernos democráticos reconocen y salvaguardan la dignidad de sus ciudadanos; por lo tanto, la dignidad se entiende como el papel principal que tiene toda persona en la toma de sus decisiones colectivas respecto de quien ejerce el control, así  como la expresión imperante de los derechos humanos. En la realidad actual somos seres dignos gobernados por un sistema indigno, concatenado entre  las injusticias y la desigualdad.

Si se entiende que el reconocimiento de la dignidad humana va relacionada con el funcionamiento de un verdadero gobierno democrático, entonces, ¿qué pasa cuando ese gobierno “democrático” no funciona? ¿Se sigue considerándose democrático?; Ahora, la culpa de quién es: ¿el sistema? o ¿el pueblo? ¿Los gobiernos garantizan la dignidad de toda persona? Aun no entiendo cómo podemos sentenciar que la democracia no funciona, si vivimos en un Estado el cual aún no reconoce la dignidad de toda persona, y además la atropella constantemente con múltiples violaciones a derechos humanos, por lo tanto, no vivimos en un país plenamente democrático; lo interesante sería analizar si efectivamente existen países planamente democráticos.

Si se relaciona la erosión de la democracia con el abstencionismo, el cual se le conoce como el arma silenciosa, entonces, creo que debemos de preguntarnos ¿por qué la ciudadanía se abstiene de votar? Un ejemplo es Colombia, en donde se registro la abstención electoral más alta de la historia, con un porcentaje de 63 por ciento. ¿Por qué surgió lo anterior? En el caso del plebiscito por la paz, se consideró que el Estado tuvo una pérdida de interés en el dolor de las víctimas y su debida reparación, y prefirió mostrarse como un Estado “fuerte” ante la comunidad internacional, por ende, la ciudadanía se abstuvo de salir a votar. Otra vez, el Estado no respondió. Cómo ejerces tu derecho al voto si tu Estado no responde.

La “decadencia” de la democracia, se le puede atribuir a un sinfín de factores, no se pueden limitar únicamente a la poca participación ciudadana o la desconfianza de las instituciones. Sin embargo, aún no es tiempo de desilusionarnos del único sistema político que nos ha dado libertad de elección.

Para mí la democracia es una de las luchas más importantes que se han ganado históricamente, a pesar de sus múltiples fallas y sus resultados en ocasiones no nos favorezcan, aún seguimos teniendo el poder de decisión sobre nuestros representantes. La democracia nos da el poder de equivocanos, pero también de remediarlo.

¿Qué nos dejó el 8 de marzo?

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En el Día Internacional de la Mujer, se conmemora la lucha por la cual hemos transitado las mujeres para el reconocimiento de nuestros derechos. Es un día que te invita a reflexionar, debatir y denunciar los problema actuales a los que nos enfrentamos diariamente. Justamente, mí 8 de marzo lo conmemore de esa forma: reflexionado.

Les comparto mis reflexiones entorno al Día Internacional de la Mujer:

En primer lugar, la frase: “feliz día de la mujer”. ¿Por qué me debería sentir feliz?. Me pregunté, insistentemente. De verdad, todavía no comprendo por qué debo sentirme feliz, es pleno 2017 y aún tenemos que marchar/luchar/exigir derechos. Otra frase, que me retumbó fue: “feliz día  a ti mujer, por ser esposa, madre, hija, hermana.” En serio, ¿siempre tenemos que ser objeto de alguien más?. Al parecer, por el contenido de esos mensajes, las mujeres siempre “funcionamos” para otra persona.

En segundo lugar, es evidente la desinformación que existe respecto a las verdaderas razones por las cuales se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. De nuevo, la sociedad invisibiliza la causas reales y la disfraza de romanticismo barato.

El Día Internacional de la Mujer nació por diversos acontecimientos históricos. Por un lado, la huelga de trabajadoras 1857 en Nueva York; el trágico incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist en 1911, en donde murieron más de 140 mujeres; la defensa y exigencia constante de mejores condiciones laborales.  Por el otro, la movilización de las sufragistas por los derechos político-electorales.[1]




El 8 de marzo se instauró como un día para conmemorar la lucha feminista. Recordamos a todas las mujeres que han defendido y luchado por los derechos que en la actualidad nosotras gozamos. Es un día, dedicado a generar espacios para la manifestación de nuestras ideas. ¿Qué derechos nos faltan revindicar?. Repensar cuáles son los problemas que nos aquejan hoy en día (obstáculos reales).

De lo anterior, parte mi tercera reflexión: ¿Cuáles son las pugnas que tenemos que continuar? Es cierto, en el ámbito jurídico hemos ganando terreno, en la ley se goza de igualdad ante el hombre, pero ¿poder ejercitar nuestros derechos en verdaderas condiciones de igualdad?.

La desigualdad de género no esta plasmada en el texto jurídico, la desigualdad de género esta plasmada en la realidad social. Los problemas de género no se encuentran en la ley, se encuentran impregnados en las construcciones sociales, en los papeles que nos obligan a desarrollar <<por ser mujeres>>. Nuestros derechos reconocidos constitucional e internacionalmente, en la práctica son inaccesible y poco efectivos. Seguimos condicionadas por nuestro género.

Creo innecesario poner cifras, 45% mujeres actualmente sufren o han sufrido violencia (desde niñas); 5 mujeres mueren a diario (sólo por ser mujeres); en Nuevo León se activó la alerta contra la violencia de género; también persisten cuestiones en el ámbito laboral, en donde las mujeres seguimos ganando menos; o el no reconocido trabajo de cuidado que nos “tocó” realizar.

La violencia y desigualdad de género persisten, las brechas sociales persisten. No me cansare de decirlo. La lucha continua y no únicamente por el reconocimiento de nuestros derechos, sino también por el libre acceso de ellos. Hasta que no exista desigualdad en todos sus ámbitos y expresiones.

Mi última reflexión, es la que más me ha pesado en todo el día. El miedo de algunos hombres por el empoderamiento de las mujeres (reconozco a los que se unen a la lucha). Es increíble, escuchar a hombres “sedientos de supuesta igualdad” inconformados por el Día Internacional de la Mujer.

Estas son algunas de sus frases que me tocaron presenciar: “quieren igualdad, tener un día especial, no es ser iguales”;por qué no existe un Día Internacional del Hombre” (sí existe); “las mujeres ya están igual que los hombres, no necesitan más derechos”; “al rato la balanza se va a invertir las mujeres van a querer tener el poder”. Los mismos argumentos infundados que año tras año nos toca escuchar.




La última frase fue la que me causó más impacto. Los hombres tiene miedo de perder su poder. Las aportaciones de muchos, consistentes en críticas destructivas y mal informadas, pareciera como si estuvieran intimidados por el feminismo. Pienso, que mucha de esa crítica solamente detona un desconocimiento total de lo qué realmente es el feminismo.

Afecta gravemente  al movimiento que muchas personas no están abiertas al debate, y su argumentación sobre las condiciones actuales de las mujeres, esta basada únicamente en su contexto (obviamente privilegiado). Considero, que debemos de trabajar en conjunto para la construcción sólida de ideas igualitarias.

Debemos reflexionar sobre nuestras construcciones sociales, la prácticas comunes que realizamos y las razones por las cuáles las implementamos. Reflexionar sobre la violencia en todos sus contextos y formas. Nuestro parámetro de medición no puede ser nuestra propia realidad, no es suficiente. Tenemos que empezar abrir el diálogo, creando espacios donde todas las personas quepamos.

Para finalizar, me gustaría cerrar con una frase de Chimamanda Ngozi Adichie:

“Algunas personas preguntan: ¿Por qué la palabra feminista? ¿Por qué no sólo dices que crees en los derechos humanos, o algo así? Porque sería deshonesto. El feminismo es, por supuesto, parte de los derechos humanos en general, pero elegir la vaga expresión derechos humanos sería negar que existe un problema de género específico. Sería una forma de pretender que no fueron las mujeres la que, durante siglos, han sido excluidas. Seria como negar que el problema de género tiene como blanco a la mujeres”

[1] Les recomiendo leer la columna “Felicitar a las mujeres en su “su día” de Regina Larrea Maccise. Considero que su contenido sigue vigente. Disponible en: http://redaccion.nexos.com.mx/?p=4676

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

 

 

El presidente de la ley y el orden

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“Tengo un mensaje para todos ustedes: el crimen y la violencia que hoy afecta a nuestra nación pronto llegará a su fin. A partir del 20 de enero de 2017, la seguridad será restaurada. En esta carrera por la Casa Blanca, yo soy el candidato de la ley y el orden.” Esas fueron las palabras que Donald Trump dijo hace algunos meses en la Convención Republicana cuando aceptó ser el candidato oficial para la presidencia de Estados Unidos.

Un discurso que revitaliza el pensamiento retrógrado de ciertos sectores de la sociedad estadunidense.

 




Hace algunos días vi en Netflix el documental Enmienda XIII (Amendment XIII). El cual mostraba cuatro problemas que a mi parecer es primordial poner atención en estas próximas elecciones: la discriminación y sus políticas criminales, el sistema penitenciario y la participación de las empresas privadas en el mismo.

La discriminación y segregación a la cual se ha enfrentando la comunidad afroamericana desde tiempos inmemorables se ha manifestado con más fuerza en ciertos momentos de la historia.

El desatinado criterio que alguna vez emitió la Suprema Corte de Justicia : “separados pero iguales” (separate but equal) reforzando las leyes de segregación y exclusión, considerándolas “legales” y “justas” (leyes de Jim Crow).

Después, la incongruente guerra contra el crack que desató Nixon, afectando principalmente a los barrios marginados y poblados por afroamericanos. Creando además políticas criminales restrictivas y abusivas por parte de un gobierno que tenía como objetivo encarcelar a todo aquel que “amenazara” la seguridad y estabilidad del gran país de primer mundo.

Estados Unidos es conocido por tener un sistema penitenciario ineficiente e injusto. El gobierno a través de diversos presidentes (Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush, Clinton) crearon un Estado punitivo el cual persiste en la actualidad, estableciendo sanciones desmesuradas por delitos que no ameritan sanción privativa de la libertad o sentencias excesivas.

Cualquier persona que se considere “criminal” se le impondrá condenas que van desde cadena perpetua sin posibilidad de reducción de la pena por crímenes cometidos incluso y cuando eran menores de edad, trabajos forzados, hasta sentencia de muerte.

Ahora yo me pregunto ¿cuál ha sido el objetivo? ¿para qué ha funcionado la prisión? ¿realmente qué es lo que se sanciona? A lo largo del tiempo se han hecho leyes sin sentido, se han impuesto penas absurdas, y castigos sin lección.




Entre los años 50’s y 60’s se comenzó por sancionar el color de piel. Un afroamericano acusado de asesinar a un blanco iba directamente a la cárcel, en cambio, un blanco acusado de asesinar a un afroamericano, resultado: ¿sentencia? Libertad ¿argumento? Legitima defensa.

En la actualidad Estados Unidos cuenta con alrededor de 2, 217, 947 personas presas, considerándose el país con más personas en prisión en el mundo. Aproximadamente hay 693 personas internas por cada 100.000 habitantes.

La población afroamericana en prisión actualmente asciende a 900,000 (desde 1954 se ha multiplicado cuatro veces). Eso constituye que alrededor del 40% de la población carcelaria es afroamericana, y otro tanto se reserva a minorías étnicas, traduciéndose automáticamente a cifras desproporcionadas.

¿Por qué razón los grupos históricamente discriminados se encuentran en prisión realmente?

Douglas Massey ha señalado que una persona afroamericana sin estudios universitarios tiene el 59% de probabilidad de ir a la cárcel antes de cumplir 35 años.

Otra vez me vuelvo a cuestionar ¿verdaderamente qué se sanciona? No es poco raro que la mayoría de la población penitenciaria en Estados Unidos sea afroamericana y latina. La discriminación y desigualdad social impacta profundamente en las policías criminales del país, y más en un país en donde se ha castigado el color piel y la nacionalidad, el ser pobre y no pertenecer a los estándares socialmente aceptados para la mayoría.

En el 2011 asesinaron a Trayvon Martin, su asesino George Zimmerman pensó que era un ladrón que andaba asaltando, para él era suficientemente sospechoso que estuviera caminando y observando las casas del vecindario. ¿Sentencia? Libertad ¿argumento? Legítima defensa.

Es preocupante que un país a través de su derecho lo utilice como mecanismo de represión y abuso en contra de los grupos en situación de vulnerabilidad, y sobre todo que los actos sean considerados legales.

¿A qué voy con todo eso? Es mostrar los niveles de impunidad que se han ido arrastrado a través del tiempo. Los años de exclusión y segregación de la comunidad afroamericana no han quedado tan atrás, si por una parte es cierto que se han resuelto algunos problemas de desigualdad social, por otra han incrementado. La cárcel se ha utilizado como instrumento idóneo para reprimir.

 




Todavía en el 2016 se encuentra presente el abuso de la policía en contra de personas afroamericanas, propensas a ser golpeadas y/o asesinadas por parecer sospechosas. ¿Y la comunidad latina? Cada vez se hacen leyes más estrictas y discriminatorios en contra de los inmigrantes, con las cuales “se pretende combatir a la inseguridad e inmigración”.

¿Por qué me preocupa que Trump gane? Existen un sinfín de motivos que están de sobra mencionar (misoginia, xenofobia, etc.) , pero este me altera y alarma más. Donald Trump prometió ser el presidente de la “ley y el orden”, “los buenos tiempos regresarán” ¿cuáles buenos tiempos? Los tiempo en donde segregar y discriminar era legal, esos son los tiempos a los que desea regresar ¿y qué es lo peor de todo? la multitud se lo aplaude.

Les recomiendo ver este video: https://www.youtube.com/watch?v=wP4DdYvD480

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¿Quién les dijo que nos podían matar?

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Paola, Alessa, Itzel, Laura, Krizana, Tania, Alma, Dulce, y por lo menos una mujer transexual cada tres días es asesinada. Algunas murieron por impacto de bala, otras por asfixia, tortura y/ o violación, golpes, entre otras maneras atroces de terminar con la vida de una persona.

Sus muertes han sido documentadas o investigadas por diferentes periodistas, activistas, y organizaciones civiles, pero hasta el momento no han sido investigadas y sancionadas por alguna autoridad.

Juan Pablo Proal en su libro “Vivir en el cuerpo equivocado” cuenta la historia de Laura una mujer transexual dedicada al sexoservicio, la cual una noche estaba en espera de un cliente y en ese momento la rodearon dos coches. Desde el interior de los automóviles, unos jóvenes le dispararon dardos, otros se bajaron con tubos y la golpearon, la dejaron tan destrozada que, en sus propias palabras: “su cuerpo siente cuando un hombre le hará daño”.

Historias como estas las encontramos día a día: mujeres transexuales golpeadas, torturadas, denigradas, exhibidas y sobre todo asesinadas.

El Informe de Crímenes de Odio por Homofobia en México (un concepto en construcción) 1995-2008 elaborado por Rodrigo Parrni y Alejandro Brito, señala por lo menos 80 homicidios cometidos en contra de personas transexuales en todo el país.

De Igual forma, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su informe “Violencia en Contra de la Comunidad LGBTI”, manifestó que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) de México, expresó su preocupación respecto a las cifras y la naturaleza cada vez más violenta de los delitos por prejuicio contra las personas LGBTI.

 




La organización de la sociedad civil Letra S Sida, Cultura y Vida Cotidiana A.C., ha pronunciado en diversas ocasiones que en México se tiene registro por lo menos de 1,218 asesinatos cometidos en contra de la comunidad LGBTI. En el mismo sentido, el documento “Crímenes de Mujeres Trans en México: Invisibilidad = Impunidad” realizado por el Centro de Apoyo de las Identidades Trans expresa que la cifra haciende a 164 asesinatos de mujeres transexuales entre los años de 2007 y 2012, teniendo tendencia de ir a la alta.

En las últimas semanas se han visualizado los asesinatos de mujeres transexuales en el país, tan sólo un pequeño sector de la sociedad se ha llenado de indignación y conmoción, otro un poco más grande solo ha mostrado su constante indiferencia.

En lo personal yo sólo he podido externar mi impotencia, por vivir en un país en donde se mata la diferencia. En un país donde se están matando mujeres, y la sociedad no exige justicia.

 




Hace algunos meses comencé a despertar una gran inquietud sobre los crímenes cometidos por razones de género. Me cuestionaba ¿Si asesinan a una mujer transexual será feminicidio? Desate criticas y debates, la mayoría se oponía a mi cuestionamiento, y sobre todo me refutaban la cifras de mujeres transexuales que son asesinadas. Porque para algunas personas “las cifras no son suficientes” para considerar que existe un problema real. ¿Qué será más real que la muerte? Me preguntaba yo.

Algunos días leí a Estefanía Vela Barba en El Universal, su columna titulado “¿Qué será suficiente?” en la cual terminó con una frase que a mi parecer fue excelente: “Tenemos que demostrar que esto nos importa. Que nada justifica un feminicidio” refiriéndose al asesinato de Paola.

Ahora me cuestiono ¿Por qué razón vivo en ese país donde matar es justificado? ¿A caso es correcto marchar para denegar y limitar derechos? ¿Cuándo será el día que nos indignaremos por la violencia y la muerte de todo ser humano? Tenemos que dejar de justificar lo injustificable.

Al final todo se traduce en conductas sociales “normales”. Las tasa tan elevada de violencia de género, no es más que la reproducción de una sociedad intolerante y machista.

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El mundo que nos enseñaron a vivir

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En el mundo que nos enseñaron a vivir, nos establecieron una serie de códigos sociales con los que tendríamos que cargar toda nuestra vida. Las mujeres: “cierran las piernas”, “se invierten horas en ellas mismas” (¿sino cómo vas a conseguir novio?), “son decentes”, “no dicen malas palabras”, “no toman”, “no fuman”. Las mujeres tienen que ser perfectas, siempre deben de estar ahí. Para algunas personas las mujeres simplemente son: madres, hermanas, esposas, de alguien más; y si no cumplen con dicho papel fracasan.

Hace algún tiempo recuerdo que leí el manual teórico-metodológico para transversalizar la perspectiva de género realizado por la Red de los Derechos de la Infancia en México, dicho manual señalaba que la desigualdad de género comenzaba en la niñez; la sociedad dictaba el papel que tenían que desarrollar las niñas en su entorno, lo cual ocasiona directamente la exclusión de las mismas.

Yo no podría estar más de acuerdo, la desigualdad y el grado de vulnerabilidad en el que actualmente nos encontramos las mujeres es provocado por las enseñanzas que nos brindaron en nuestros primeros años, tanto a nosotras, como a los hombres. A ellos los enseñaron a ser servidos, a nosotras a servir.

Es así como recordé mi infancia, una infancia en la cual nunca me dijeron que valía menos que un hombre o que tenía que tener ciertas conductas porque era mujer, pero en donde sí crecía con contenido visual que inconscientemente me transmitía esos mensajes. Crecí conociendo la historia de Ariel, Cenicienta, Blancanieves, las cuales todas terminan con lo mismo: un hombre a su lado y esa era su felicidad plena; excepto Mulán, la cual se arriesgo para hacer lo que ella creía correcto, aunque fue señalada por ser mujer, al final termino siendo la heroína de China, pero no fue suficiente; “y bien… trae una espada, mejor debería de haber traído a un hombre”, sentencia su abuela. Porque muchas veces para algunas familias el éxito de una mujer se basa en si llegó al matrimonio o no.

En las semanas pasadas se suscitaron una serie de acontecimientos en internet relacionado con la exposición de mujeres, primero el evento en la Taquería Orinoco y después la noticia nacional de que una mujer le había sido infiel a su novio en su despedida de soltera; no sé si el acto fue inmoral o no, si está bien o está mal, porque esa no es mi área, y considero que nadie esta en condiciones de juzgar a personas que ni siquiera conoce.

Pero sí de algo estoy segura es sobre la exposición y vulneración en la que han recaído las mujeres en estos últimos meses, y no solo me refiero a los acontecimientos antes mencionados, sino a los videos de contenido sexual que circulan por las redes sociales, las víctimas de acoso y violación, y al linchamiento que han recibido cada una de ellas.

Cuando por fin siento que estamos avanzando en materia de igualdad de género, también caigo en cuento que retrocedemos cuando suceden hechos como estos, porque si una mujer comete un error, lo primero que se hace es culpabilizarla. Tiene la culpa por no cuidarse, por no vestirse bien, por andar de “puta”. Si una mujer es infiel, es noticia nacional ¿cómo es posible que traicionó a su hombre? A las personas no le interesa el trasfondo de la situación, solo saben señalar; si un hombre es infiel, lo justifican y nos enseñaron a justificarlo, “estaba borracho”, “no sabía lo que hacía”, su historia no la conoce todo el país.

En el mundo que nos enseñaron, nos exigen que seamos incondicionales en todo momento, en toda situación, circunstancia, con todos menos con nosotras mismas. Me enoja, el saber que se convirtió en noticia nacional, una situación que solo es de dos personas, y llegó a tal grado porque para la sociedad es inconcebible ver que una mujer traicione, que abandone, en cambio si un hombre es desleal no pasa nada, “así son, es su naturaleza” hay que saber perdonarlos y avanzar.

Solo creo que me di cuenta en estas semanas que las mujeres no podemos cometer un error, porque no importa que tan buenas seamos, si siempre estamos ahí, si somos leales, si somos las mejores novias, esposas, madres, hijas. Eso al final de cuenta no importa, porque por el simple hecho de haber cometido un error, vas a ser tachada, juzgada, recriminada, sentenciada, porque la mujer para algunos hombres (yo sé que no para todos) solo se reduce a un hecho en particular, todo lo que fue no se le toma en cuenta, ¿por qué tomárselo si se supone que debe de ser perfecta? ¿verdad?

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México: el país donde nada pasa

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El 21 de diciembre de 2010 la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 65/209 declaró el 30 de agosto como el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.

Para la Asamblea General en su resolución 47/133, son víctimas de desaparición forzada, las personas que sean arrestadas, detenidas o trasladadas contra su voluntad, o que estas resulten privadas de su libertad de alguna otra manera por agentes estatales, por grupos organizados o por particulares que actúan en nombre del Gobierno, ya sea con su apoyo directo o indirecto, autorización o asentimiento, y que después se niegan a revelar la suerte o el paradero de estas personas o niegan reconocer que están privadas de la libertad.

Las desapariciones forzadas comenzaron siendo una práctica común de las dictaduras militares con el propósito de infundir terror en la sociedad y como método de represión política. En la actualidad se considera un problema mundial, es decir no solamente le afecta a una región o país; es una enfermedad que la padecen o padecieron países, entre los que se encuentran Siria, Egipto, España, Guatemala, Colombia, Chile, Argentina, Camerún, Ruanda y muchos más.

En nuestro país ha sido una realidad constante, una práctica por parte de las autoridades que se fue haciendo más frecuente, hasta el punto de convertirse en costumbre. Si eres sospechoso de estar involucrado en actividades políticas, sociales, o delictivas, método de solución es la desaparición.

La CIDH señaló en su último informe, que México atraviesa una preocupante crisis de derechos humanos, existe una brecha abismal entre el marco jurídico y su situación social. Mencionó que en los años de la guerra sucia, las autoridades gubernamentales, utilizaban la desaparición forzada para reprimir a los activistas políticos y en la actualidad se extendió a cualquier persona.

De acuerdo al Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas para el año del 2015 se reportaban 26.789 no localizadas. La Secretaría de Gobernación determinó que el número eran de 16, 000 y la CNDH estableció que hasta el momento no existe certeza ni cifras claras, o estadísticas claras de personas desaparecidas.

El Estado mexicano solo ha demostrado su incapacidad para realizar investigaciones concretas, sancionar, y garantizar justicia a las víctimas y sus familiares. En vez de realizar y activar mecanismos efectivos para realizar búsquedas serias, imparciales y expeditas a las víctimas, el gobierno se ha enfocado en intentar “desmentir” a todos los organismos protectores de derechos humanos, internacionales como nacionales.

Cuando el relator para la tortura de la ONU Juan Méndez, manifestó que en México la tortura es una práctica generalizada, la SRE solo se limitó a contestar: “eso es incongruente, esto no corresponde con la realidad”.

En la última recomendación que emitió la CNDH respecto a las graves violaciones a derechos humanos ocurridas el 22 de mayo de 2015 en Tanhuato, Michoacán respecto a las 22 ejecuciones extrajudiciales, casos de tortura y manipulación de evidencia, el comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, señaló de “radical” el informe, estableció que los policías se encontraban actuando en legítima defensa. Respuestas como estas ocurren cada vez que alguien cuestiona a la autoridad, vivimos en un país donde cuestionar y pedir justicia se traduce en exageraciones por parte de la sociedad.

Para el gobierno mexicano, aquí nada pasa. ¿Desapariciones? No, ¿tortura? No es generalizada, ¿muertes extrajudiciales? No existe el tipo penal. Desconocer y justificarse ha sido el único método de solución para la autoridad. ¿Hasta cuándo tanta impunidad?

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Más libertad, por favor

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Después de una incansable lucha por reconocer y transformar el sistema penal conforme a estándares internacionales de derechos humanos, en junio de 2008 se aprobó la Reforma Constitucional en materia penal. Específicamente fortaleciendo el sistema en seguridad y justicia. Dicha reforma consistió principalmente en pasar de un sistema inquisitivo (considerado obsoleto) a uno acusatorio.

El Poder Legislativo determinó que la entrada del nuevo sistema tendría un plazo de ocho años. Plazo que hace dos meses expiró, dando entrada formal al nuevo sistema acusatorio.

Además de entrar en vigor de la reforma en todo el país, también se aprobó en el mismo mes la Ley Nacional de Ejecuciones Penales (LNEP), la cual tiene como objetivo restaurar la administración y operación de los Centros Penitenciarios, y sobre todo procurar la reinserción de las personas privadas de la libertad, la cual consiste principalmente en la capacitación de áreas: sociales, deportivas, educativas, de salud y trabajo, atendiendo en todo momento al respeto de los derechos fundamentales del interno(a).

LNEP contempla dos beneficios que se le pueden conceder a las personas privadas de la libertad; los cuales son la libertad condicionada y la libertad anticipada (1).

Para poder acceder a cualquiera de alguno de los beneficios penitenciarios las y los internos deben de cumplir con una serie de requisitos, entre los que se encuentran: que no exista un riesgo objetivo y razonable para la víctima u ofendido, tener buena conducta, cumplir con el plan de actividades, haber cubierto la reparación del daño, y no estar sujeto a otro proceso penal.




En el caso de la libertad condicionada, haber cumplido con la mitad de la pena y para la libertad anticipada haber cumplido con el setenta por ciento de la pena impuesta en caso de delitos dolosos y la mitad de la pena tratándose de delitos culposos.

Para ambos beneficios se tiene como limites los delitos de delincuencia organizada, secuestro y trata de personas. Es decir, las personas que fueron sentenciadas por un delito de alto impacto, no puede acceder a ningún beneficio penitenciario.

En los últimos días se desató una serie de noticias en periódicos importantes de la región con titulares cómo: “Liberarán a mil 987 reos”, “Alcalde discrimina a reos”, “Acuerdan ver casos de reos que serían liberados”; En primer lugar, referirse como “reos” a una persona que esta privada de la libertad, es discriminatorio y despectivo, los términos correctos son: persona privado de la libertad o interno(a); y en segundo, las y los jueces no liberan por liberar.

El objetivo de los beneficios penitenciario es lograr disminuir la sobrepoblación y el hacinamiento que existen actualmente en las prisiones mexicanas, el cual fue provocado por el uso desmedido de la prisión por parte los operadores del sistema. La sobrepoblación y el hacinamiento se traduce a problemas cómo: el autogobierno, malas condiciones de vivienda e higiene dentro de los Centros, desigualdad, abuso de poder, y violaciones a derechos humanos, esto por solo mencionar algunos.

Cuando una persona privada de la libertad ha demostrado que está plenamente interesada en su reinserción social, y ha trabajado arduamente en su plan de actividades durante el tiempo solicitado, claro que se le debe conceder un beneficio penitenciario.

Atendiendo a la concepción del sistema de justicia penal y su finalidad.

El sistema de justicia penal, no es para castigar y quitarle todos los derechos a una persona que se le fue impuesta una sanción por cometer un delito. Es para reinsertar y vincular a una persona en la sociedad, no alejarlo(a) de ella.

Si pensamos lo contrario, entonces no estamos conscientes que nosotros(as) también somos parte del problema. Por lo tanto, si una persona demostró durante un tiempo considerable que ha trabajado para lograr su reinserción, ¿por qué no concederle su libertad anticipada? Si la finalidad del sistema penal no es castigar por castigar, es reinsertar a la persona a la sociedad.

Al hablar sobre las cárceles es importante comprender y observar la situación que se vive. Una realidad que lamentablemente existe en un mundo donde no debería.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) monitoreando el desarrollo del sistema penitenciario en el Estado de Nuevo León ha determinado dentro de sus resultados, cómo a través del tiempo nuestro sistema ha ido decayendo cada vez a nivel estratosféricos.

En el año 2006 se contaba con una calificación de 7.27 (considerándose “buena”) para nuestras cárceles, para el año 2010 se obtuvo un resultado de 7.02 y a tan solo dos años después se bajo hasta 5.81, terminando para el 2014 con una calificación de 5.2. (considerándose muy mala) (2)

Del último diagnóstico realizado al Centro Preventivo y de Reinserción Social Topo Chico, la CNDH le otorgó una calificación de 5.72, exponiendo en dicho informe, el problema sobrepoblación, hacinamiento, la mala separación entre mujeres y hombres, así como la separación en área de ingreso, C.O.C., talleres, áreas escolares, servicios médicos, entre otros.

De igual forma, se obtuvo calificaciones de 5.59 en prevención de delito y atención de actos violentos dentro del penal, 5.57 en prevención y atención de la tortura y 4.23 en la remisión de quejas de violaciones a los derechos humanos de los internos ante la instancia competente. Sobre los aspectos para garantizar una vida “digna” dentro del Penal, se encuentra con una calificación de 2.27 en condiciones de materiales e higiene de las instanciales para alojar internos, es decir dentro de los dormitorios. (3)

Además no hay que olvidar los hechos de violencia ocurridos en el penal de Topo Chico, el 11 de febrero y 1 de junio de 2016. En donde en el primero 49 internos perdiendo la vida, y en el segundo, 3 personas y 19 resultaron heridos. Eventos que solo reflejan la situación preocupante de un sistema penitenciario plagado por la corrupción y violencia.

La responsabilidad y manejo de los penales le corresponden directamente al gobierno del Estado, el cual es el encargado de garantizar las condiciones necesarias para que una persona pueda vivir dignamente dentro de prisión. Por ello, es indispensable conocer y comprender la grave situación de los centros penitenciarios, sobre todo en Nuevo León.

Los acontecimientos ocurridos y las condiciones faltales que existen dentro del penal Topo Chico, son solo el resultado de una mala administración por parte de las autoridades. Además de la fuerte presencia de la delincuencia organizada, la cual en ningún momento ha sido fiscalizada.

Es indispensable recordar que el Estado tiene la obligación de garantizar todos y sin excepción alguna los derechos fundamentales de las personas privadas de la libertad, entre los que se encuentran derecho a una vida digna, libertad e integridad personal, y su seguridad dentro de los penales.

¿De qué sirve que las cárceles estén repletas de personas si su finalidad no se logra? Debemos de dejar de tener la mentalidad que la única manera en que una persona puede cumplir con su sanción es la pena privativa de la libertad, ese pensamiento solo ha ocasionado la creación de una sistema pesado y poco efectivo.

Debemos optar por la justicia restaurativa, y/u otras sanciones (4) las cuales sí reparen a la víctima u ofendido, así como procuran la reinserción verdadera de la persona privada de la libertad.

(1) Los beneficios penitenciarios consisten en: se le concede a una persona privada de la libertad para que pueda salir antes de cumplir su sentencia, dichos beneficios contemplan una serie de requisitos y limitantes, así como reglas para su revocación en caso de incumplir con alguna de los impuesta por las y los jueces de ejecución.

(2) Comisión Nacional de Derechos Humanos, Diagnostico por Entidad Federativa, 2014. Disponible en: http://appweb.cndh.org.mx/dnsp/Ceresos/p_diagEntidad_Resumen.asp?Id_Estado=21

(3) Comisión Nacional de Derechos Humanos, Diagnostico por Entidad Federativa, 2014. Disponible en: http://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/sistemas/DNSP/DNSP_2014.pdf; http://appweb.cndh.org.mx/dnsp/Ceresos/p_diagEntidad_Resumen.asp?Id_Estado=21

(4) Pueden ser: multa, trabajo a beneficio de la comunidad, inhabilitación, suspensión y privación de derecho, caución de no ofender, amonestación, publicación especial de sentencia, confinamiento, suspensión, disolución o intervención de sociedades, prohibición de realizar determinados actos, pérdida a favor del Estado.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Cuando las palabras matan

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“He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”
Antoine de Saint Exupéry

Desde hace algún tiempo he querido abordar un tema: el cómo nos clasificamos constantemente y optamos por separarnos. Creo que existe una tendencia por dejarnos llevar por los estereotipos y prejuicios, y dejamos de lado lo humano de las personas.

Considero que no tomamos en cuenta el daño que nos hacemos como sociedad cuando decidimos dividirnos en vez de unirnos. He podido observar constantemente el rechazo hacia lo diferente y el miedo a cambiar los patrones arcaicos de superioridad que se han sido impuestos durante décadas.

No solamente me refiero a los casos más extremos de discriminación por el color, sexo, género, preferencias sexuales, religión, entre otras; sino a la discriminación simple e invisible, la que no se nota, o más bien no le prestamos atención porque la consideramos normal. Una vez leí que, en nuestra vida diaria estamos acostumbrados a discriminar y la mayoría de las veces no lo hacemos conscientemente.

Siempre he creído que el lenguaje mata, la forma en que nos referimos a las personas, es la primera piedra para construir el muro de la marginación, la “ingenuidad e ignorancia” al usar ciertas palabras para catalogar a los grupos sociales, termina por excluirlos. En ocasiones no nos percatamos que la manera de referimos a alguien la puede llegar a colocar en una plano de vulnerabilidad, del cual es difícil salir. Utilizar estereotipos, conlleva a atascar a las personas en un nido de palabras y referencias que tienen una carga histórica muy fuerte, y considero necesario comenzar a superar.

¿Y sí supiéramos el daño que causamos cuando decidimos alejar a una persona por considerarla diferente a nosotros? ¿Alguna vez nos ponemos a pensar en las oportunidades de las cuales las privamos? La discriminación ha sido el asesino silencioso que ha estado presente en todo momento de la historia, rechazando y empujando a un sinfín de personas a vivir en un mundo sin oportunidades.

Vivimos en un mundo marcado por la diferencia, y si queremos buscar la equidad, entonces tenemos que empezar a aceptar la diversidad. Abrir nuestro corazón a la humanidad, dejar de juzgar los detalles que no nos hacen ser más personas que otras. Mi ropa, piel, gustos, ideologías, no me hacen más o menos que alguien más; debemos construir un mundo libre de estereotipos, donde nuestros gustos o con las cosas que nos identificamos no se interpongan en nuestro camino para lograr lo que queremos. Empezar a escuchar otras ideas, y cuestionar las nuestras, atender a la pluralidad de pensamientos, expandir y compartir nuestro mundo para poder comprender y ser parte de otros.

El lenguaje es el primer paso para transformarnos como sociedad. Yo sé y soy consciente de las críticas que se la realizan al lenguaje inclusivo: “no se entiende”, “no se lee bien”, “los y las no garantizan igualdad”, y efectivamente no garantiza la igualdad, sin embargo es un importante paso para empezar a materializarla.

Los estereotipos, el sexismo, la imposición y los prejuicios nos han matado como sociedad, comencemos a dejar de juzgar por lo que ven nuestros ojos, es un hecho que nos han fallado, y nos siguen fallando cada vez que decidimos que una persona vale menos que otra por como se ve a simple vista. Optemos por conocer, entender que existen otras realidades, dejar de vivir en nuestra burbuja de confort podrá hacernos avanzar pasos gigantescos. Iniciemos con un lenguaje inclusivo, un lenguaje donde no exista más separación. Dejemos de dividirnos, y comencemos a unirnos. Entender que el simple hecho por el cual nos debemos respeto es porque somos personas.

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Cuando se justifica el odiar

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El pasado domingo nos despertamos con una horrible noticia, Omar Siddique Mateen, decidió acabar con la vida de al menos 50 personas, y dejar heridas a otras 53, en un club nocturno de Orlando, Florida. Lamentablemente ha quedado registrado en la memoria y la historia como el peor tiroteo múltiple en Estados Unidos.

¿La razón? Aún no se ha podido aclarar. El Presidente Barack Obama manifestó que se trato de un “acto terrorista y de odio”, el Estado Islámico se atribuyó el hecho, y la comunidad LGBTI, protestó que era un crimen innegable de odio por homofobia. Yo pienso que, claro que es un crimen de odio por homofobia específicamente por la comunidad que se decidió atacar, así como terrorista por las secuelas y consecuencias que dejó a su paso.

Creo que después de leer un poco, conocer otro tanto y debatir hasta el cansancio, he descubierto: lo que nos ha matado como sociedad y humanidad, es querer imponer nuestras ideas sobre las de los demás; “lo que a mi me enseñaron es lo correcto”, suelen decir, pero nunca cuestionar. Es cierto, cada persona tendrá sus ideologías, creencias, costumbres, tradiciones, en fin su propia forma de ver el mundo. Pero es no nos exime de la responsabilidad de observar y ser empáticos con el mundo de los demás.

Descubrir que existen otras cosas además de nuestro contexto y situación.

Creo que después de leer un poco, conocer otro tanto y debatir hasta el cansancio, he descubierto: lo que nos ha matado como sociedad y humanidad, es querer imponer nuestras ideas sobre las de los demás; “lo que a mi me enseñaron es lo correcto”, suelen decir, pero nunca cuestionar.

La homofobia y transfobia, son una realidad, puede ser cierto, que muchas personas por más que estén en desacuerdo con algo o alguien, no llegan a materializar su odio tratando de acabar a un grupo social, ¿pero qué pasa con los que si?.

En la historia, la discriminación, ha dejado centenares de cuerpos tirados, a miles de familias destrozadas y a grupos sociales destruidos. En nuestras clases de historia, nos enseñaron a condenar los actos reprochables e inhumanos de Hitler en la Alemania Nazi, hacía los judíos; sentenciar la historia de represión, discriminación y racismo con las personas afrodescendientes en Estados Unidos; recordar los años del apartheid como uno de los peores episodios, y a indignarnos por la denegación de los derechos civiles y políticos de las mujeres. Basándose, en el terrible daño que nos había hecho como humanidad, y sobre todo recalcando el valor y la dignidad que tiene cada persona. Pero ahora digo yo, ¿cuándo nos enseñaran qué no respetar las diferencias y el amor sin importar el género, también nos destruye como sociedad?.

En la historia, la discriminación, ha dejado centenares de cuerpos tirados, a miles de familias destrozadas y a grupos sociales destruidos.

¿En qué momento vamos aprender que odiar esta mal? y ¿hasta cuándo vamos a dejar de justificar el odio? Hoy por hoy, existen una infinidad de grupos que han decidido oponerse al matrimonio homosexual, a la adopción, y sobre todo han realizado actos tajantes a la segregación e invisibilización de la comunidad LGBTI, tachándola de antinatural, rara, y en algunas ocasiones señalándola como “gente chiflada”. ¿Cómo se sentirían si les prohibieran el amor y la felicidad?

Ustedes se preguntaran ¿qué tiene que ver la matanza del domingo pasado con el matrimonio y la adopción? Pues yo creo que todo tiene conexión, el no reconocer derechos fundamentales a un grupo de la sociedad, los deja apartados de la misma y además los coloca inmediatamente en una situación de discriminación ante los demás. Los grupos opositores infunden y generan odio, alegan y defienden una supuesta normalidad. Me tocó leer opiniones en donde manifiestan: “lamentamos muchísimo la muerte de las personas en el bar y todo acto de violencia”, sin embargo, en ningún momento se aprueba el matrimonio entre personas del mismo sexo, ni las conductas sexuales, pues son tachadas de desviadas y antinaturales. Determinar que una persona es anormal, el negarle ser feliz, simplemente por no ser igual a ti, ¿eso no es el primer paso para crear e infundir odio?

Ustedes se preguntaran ¿qué tiene que ver la matanza del domingo pasado con el matrimonio y la adopción? Pues yo creo que todo tiene conexión, el no reconocer derechos fundamentales a un grupo de la sociedad, los deja apartados de la misma y además los coloca inmediatamente en una situación de discriminación ante los demás.

Algunas veces las formas más simples de discriminación terminan siendo las más profundas y mortales, sino recordemos las palabras de la profesora Erin Gruwell cuando describió el dibujo de uno de sus alumnos, en el cual se burlaba de un compañero por sus facciones raciales: “Una vez vi una foto como esta en un museo. Sólo que no era un hombre negro, era un judío. Y en lugar de grandes labios tenía una gran nariz, al igual que un rata. Pero no era un dibujo en particular, sino representaba a todos los judíos. Tú te haces cargo de tus barrios, ellos se hicieron cargo de los países ¿cómo? Simplemente exterminaron a los demás. Realizaron pruebas científicas en donde demostraban que los judíos y los negros eran más como animales, y como eran animales no importa si vivían y morían. De hecho, la vida sería mucho mejor si todos estaban muertos. Así fue como sucedió el holocausto.

A veces se puede llegar a creer que un dibujo no pasará a mayores consecuencias, el lenguaje despectivo y ofensivo que utilizamos, la denegación de ciertos derechos, pero no se percatan del mensaje que le están enviando a la sociedad. Cuando se está en contra de la violencia y discriminación, es en todas sus formas y presentaciones, aplica para toda las personas, sin antes pensar en su género, orientación o preferencia sexual. En vez de buscar que prevalezcan nuestras ideologías, debemos abrir la puerta a la diversidad y la oportunidad de que ambas puedan coexistir. Tenemos que dejar de buscar excusas para odiar y apartar, ya es hora de reconocer la humanidad en todos las personas.

Cuando se está en contra de la violencia y discriminación, es en todas sus formas y presentaciones, aplica para toda las personas, sin antes pensar en su género, orientación o preferencia sexual.

Alguna vez se creyó que los judíos, los afrodescendiente y las mujeres, no se les debía reconocer sus derechos, no los merecían, no eran normales, no eran personas. ¿Si los reconoces después qué van a querer?, argumentaban.

Seamos como Martin Luther King, y decidamos seguir al amor, ya que el odio es una carga demasiado pesada que soportar.

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CAER PARA CRECER

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Education is the most powerful weapon which you
can use to change the world…

Nelson Mandela

Acabo de concluir una etapa muy importante en mi vida. La semana pasada participé en el Inter-American Human Rights Moot Court Competition, para lo cual fueron meses intensivos de preparación, esfuerzo, dedicación, estrés y felicidad.

Siempre había escuchado la frase: “nadie vuelve igual de un Moot Court”, y creo que hasta este momento, cuando estoy sola, pensando en todo lo que pasé, realmente puedo decir que no hay frase más verdadera.

Es importante mencionar que no logramos pasar a la semifinal, ocurrieron cosas que a veces por más que quieras no puedes controlar. Sin embargo, me di cuenta de algo que me hizo poner los pies en la tierra: el saber que realmente no sé nada; algunas personas me dirán que estoy exagerando, pero no es así. Desde los más profundo de mi corazón, estoy consciente y feliz de lo mucho que me falta por aprender y comprender sobre mi carrera, y sobre todo en el ámbito de derechos humanos.

Siempre había escuchado la frase: “nadie vuelve igual de un Moot Court”, y creo que hasta este momento, cuando estoy sola, pensando en todo lo que pasé, realmente puedo decir que no hay frase más verdadera.

En algunas ocasiones creo que nos endiosamos creyendo que conocemos todo, a veces nos dejamos de cuestionar las cosas y pasamos sólo a afirmar. No sé si en esta etapa del proceso eso me pasó a mi, pero sí sé lo mucho que me marcó perder. Sí hay una María antes y después del Moot Court. Ayer recordé “El libro salvaje” de Juan Villoro y al Tío Títo diciendo la frase: “hay gente que cree que entiende un libro porque sabe leer. Ya te dije que los libros son como espejos: cada quien encuentra ahí lo que tiene en su cabeza. El problema es que solo descubres que tienes eso dentro de ti cuando lees el libro correcto.” Eso quiero que me pasé a mí, que cada libro que lea sea mi espejo. Leer para conocer y conocerme.

Y caigo en cuenta que, si realmente queremos cambiar el mundo donde vivimos debemos empezar por nosotros mismos, a ser más humildes y reconocer que nos falta mucho por aprender, la educación es fundamental para seguir creciendo, las derrotas necesarias para seguir luchando. A veces lo que más habla sobre nosotros es recordar todas las veces que hemos fallado y decir: “lo estoy volviendo a intentar”.

Vivimos en un país que atraviesa un sinfín de problemas, entre los que se pueden encontrar violaciones a derechos humanos, desigualdad e injusticias sociales, falta de educación, entre otros. Sin embargo les quisiera recordar que nosotros somos el presente de un México nuevo, no es por escucharme utópica (como la mayoría me dice), es por escucharme real, como decía el Ché: “seamos realistas y hagamos lo imposible”.

Para todas las personas que me han dicho, “las cosas no cambian”, “qué bonito es en la teoría pero en la vida real no es así”, “una cosa es el deber ser y otra el ser”, “no seas ingenua”. Sé que no tienen razón, no soy ingenua, ustedes lo son por no creerse lo suficientemente capaces para cambiar, por no querer fallar y preferir la comodidad, optar por la indiferencia (el asesino que nos ha matado como país) y dejar las cosas en su lugar.

Vivimos en un país que atraviesa un sinfín de problemas, entre los que se pueden encontrar violaciones a derechos humanos, desigualdad e injusticias sociales, falta de educación, entre otros. Sin embargo les quisiera recordar que nosotros somos el presente de un México nuevo…

Las y los invito a unirse a una lucha que no es mía, sino de millones de mexicanos (as), que busca la justicia social, la igualdad de condiciones y oportunidades, y la no violencia, para poder vivir en un mundo ideal como alguna vez manifesto Rosa Luxemburgo: “ un mundo en donde todos seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.

Tenemos un área inmensa de oportunidades para que cada quien aporte su granito de arena, desde nuestra trinchera podemos decidir, cambiar y vivir en el país que queremos, no del que nos quejamos.

Estoy agradecida con todas las personas que me topé en el camino, con Gaby mi compañera y amiga, pues sin ella no hubiera podido enriquecerme de esta experiencia de la forma en que lo hice, Ale, María José, Daniela, Eduardo, Samuel, Karla, Karen, Diego, y sobre todo Miguel.

He aprendido que con cada victoria vienen tres derrotas anticipadas, y cada batalla perdida, será después una guerra ganada.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”