#EspacioPúblico: “Banquetas ¿para todos?”

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Recorrer la ciudad caminando puede ser una carrera de obstáculos entre la gran cantidad de defectos que encontramos en sus calles y banquetas.  Escalones, banquetas dañadas, cruces mal señalados, mobiliario urbano inútil y objetos obsoletos olvidados son algunas de las principales barreras para una movilidad peatonal ágil y segura. Si no estás acostumbrado, es complicado, cansado y frustrante caminar unas cuadras. Ahora imaginemos la misma situación siendo una persona con algún tipo de discapacidad. 

En días recientes acompañé a personas con discapacidad motriz por las recién ampliadas banquetas de la calle Juárez en el centro de Monterrey. En solo tres cuadras de recorrido nos dimos cuenta de que, a pesar de la ampliación de banquetas, las características necesarias para hacer un espacio público accesible no se cumplen. Las rampas en las esquinas no cuentan con una pendiente adecuada para que una persona en una silla de ruedas pueda subir y bajar sin sobrepasar el esfuerzo que regularmente significa esta acción. Los semáforos no tienen fases adecuadas y no ayudan a generar espacios seguros al cruzar las calles en las que los conductores olvidan que la preferencia en el espacio público es de peatones. 

Nos topamos con la sorpresa que la pendiente natural de la calle en algunos tramos es tan pronunciada que requiere de espacios de descanso que no fueron planeados y hacen peligroso el recorrido para alguien en silla de ruedas e incluso para quienes lleven una carriola con un bebé y que por alguna razón la dejen de sujetar. 

Esto es solo lo que detectamos en caso de personas con discapacidad motriz, en el caso de invidentes y persona con discapacidad auditiva también se encuentran fallas que pueden poner en riesgo su integridad al circulan por esa calle. 

Con este ejercicio nos dimos cuenta de que no solo basta con realizar un proyecto que cambie el contexto urbano. Es necesario hacerlo bien. Existen manuales, documento, reglamentos y normas para construir espacios accesibles, pero parece que siguen siendo letra muerta en la construcción de calles y banquetas en esta ciudad. 

En algún punto entre la planeación y la ejecución de obra algo está fallando que el resultado no es el correcto.

Quiero pensar que organismos como el Consejo para Personas con Discapacidad no son invitados a dar su opinión en el proyecto y mucho menos en el momento de supervisar una obra que dará servicio a toda la ciudad.
Y también asumo que muchas fallas de ejecución se deben a desconocimiento de las verdaderas necesidades de los usuarios y se resuelven los problemas de la manera más simple para cuidar un presupuesto, sin una supervisión y tratando de cumplir con tiempos de entrega. 

Reconozco el esfuerzo y el trabajo en la ampliación de banquetas, era algo que se pedía a gritos, pero también hay que recalcar que este cambio en la forma de hacer calles aún requiere de mejores prácticas para que se cumpla con el objetivo de ser accesible para cualquier usuario. 

Planear y construir una ciudad con accesibilidad universal no solo beneficia a personas con discapacidad, las hace más sencillas para todas las personas.
Hacer una ciudad dando preferencia a los más vulnerables, es más útil y menos costoso que sobre la marcha hacer adecuaciones. 

La ciudad es una fiesta a la que se invita a todas las personas que la habitan y debe contar con los espacios y facilidades necesarias para que cualquiera la disfrute. Hoy las condiciones de la ciudad hacen que algunas personas no se sientan invitadas a la fiesta.

#EspacioPúblico: “¿A dónde vamos?”

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La plataforma Cómo vamos Nuevo León presentó en día recientes los resultados de la encuesta anual de percepción “Así vamos”. No es la primera vez que asisto a conocer los resultados de esta investigación y como ya es costumbre, varias cosas llamaron mi atención.

En primer lugar, es importante destacar la labor realizada con esta encuesta. Desde la sociedad civil surge un excelente diagnóstico de percepción de lo que sucede en el estado, con énfasis especial en el área metropolitana de Monterrey. Es notoria la evolución del instrumento, así como la incorporación y análisis de nuevos contenidos que se han ido descubriendo con el tiempo y son de gran importancia en día a día de la población.

En el caso específico de movilidad, ha sido de gran importancia ver como al incluir la perspectiva de género podemos ver diferencias importantes en la manera que se mueven hombres y mujeres y cómo sienten la seguridad en las calles. Gracias a esto, se pudo identificar que es mayor la cantidad de mujeres que se mueven a sus destinos principales a pie bajo condiciones adversas de seguridad física de banquetas, acoso callejero y deficiente seguridad en cruces peatonales.

La movilidad en el área metropolitana de Monterrey sigue siendo un tema de gran relevancia. Las banquetas continúan siendo de los elementos con más baja calificación, considerándolas dañadas, con obstáculos y angostas. Si sumamos que los cruces peatonales también son mal evaluados, tenemos como resultado una nada alentadora invitación a ser peatones en la ciudad.

Todos los municipios muestran importantes áreas de oportunidad en movilidad peatonal tanto en banquetas como en cruceros y elementos de seguridad. Si hay un elemento común en el área metropolitana de Monterrey que requiere atención especial y coordinada es este.

Cabe destacar que los cruces peatonales mejor evaluados están en el municipio que la gente menos se traslada caminando: San Pedro Garza García. Y también destacando, pero de manera preocupante, es que los peores evaluados están en municipios que tienen mayor número de peatones ya sea por residencia o por destino. Yo pondría un foco rojo en Monterrey. La capital del estado recibe muy bajas calificaciones en banquetas, cruces peatonales y accesibilidad, contrastando con una comunicación que ha destacado en los últimos años el gran presupuesto aplicado en su programa de vialidades regias.  Al parecer es un gran monto solo aplicado en calles y sus baches, cuando la movilidad peatonal también es vialidad.

Y al hablar de trasporte público las cosas no están mejor. Cada año, los niveles de satisfacción que muestra la ciudadanía con relación al transporte son cada vez más bajos y nos muestra la gran disparidad que existe en el uso del tiempo de los usuarios de automóviles con relación a quienes se transportan en camiones, metro y ecovía. Llegar a un mismo destino requiere prácticamente el doble de tiempo si se hace en transporte público que al hacerlo en un auto privado.  Mal síntoma en una ciudad que reconoce padecer un serio problema de contaminación, congestión vehicular y seguridad vial.

Por último, me causa una especial atención la ausencia de quienes deberían estar atentos a los resultados de su check-up anual: alcaldes, alcaldesas y el gobernador.

No solo es su ausencia, la falta de interés en los resultados me es preocupante.

No es una primera encuesta presentada, ya es su cuarta emisión. Hay muchos elementos para ver en su evolución a través de los años para poder detectar si las acciones que se toman desde el gobierno provocan cambios en la percepción ciudadana.  No es una evaluación personal de gobernantes, aunque hay un rubro que evalúa sus funciones, va más allá de eso. Es una buena forma de saber si las decisiones y acciones que se toman desde el gobierno ayudan a mejorar la salud de la ciudad o empeoran síntomas que pueden hacerse crónicos.

La encuesta “Así Vamos” es un buen diagnóstico que no se debe tomar a la ligera. Ignora o negar los síntomas de una enfermedad no es la solución. Puede poner en mayor riesgo la ya dañada salud del área metropolitana de Monterrey.

#EspacioPúblico: “Calles que matan”

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Bienvenidos a Monterrey, ciudad en la que más del 40% de las personas fallecidas en hechos de tránsito son peatones. Esa no parece la mejor invitación a caminar una ciudad pero es nuestra realidad.

En fechas recientes se publicó la situación actual de colisiones viales del área metropolitana de Monterrey y una engañosa estadística que primero nos dicen que las colisiones se han reducido en el último año, guarda una triste realidad: los muertos se han incrementado.

Estos datos se hacen aún más alarmantes al enterarse que pese a que los hechos de tránsito en los que se involucran peatones y ciclistas son los menos, es ahí donde se concentra el mayor número de muertos.

¿En qué se está fallando? ¿Qué queremos, mover más autos o salvar más vidas? Parece que tenemos un serio problema de definición de objetivos.

Por muchos años se nos ha vendido la idea que mejorar una vialidad consiste en tener más avenidas, más pasos a desnivel, más vías rápidas; mover más autos y de preferencia a mayor velocidad. Mientras que los cruces peatonales seguros, semáforos para peatones y mejores banquetas quedan es segundo o incluso nulo plano; son simples complementos a los que no se les veía su relevancia.

Aquí empieza a entenderse el problema. El objetivo has sido mover más y más rápido automóviles pensando que al mejorar la circulación se pueden reducir colisiones de tránsito. Pero eso no significa que se tenga un enfoque en reducir los fallecidos en estos eventos.

Visión cero debe ser el objetivo. La visión cero busca eliminar las muertes en las calles por hechos de tránsito. Eso implica cambios importantes en el diseño de las calles, en la manera en que nos comportamos en ellas, en las reglas que se deben aplicar y en la manera de distribuir la inversión en proyectos de movilidad.

Cruceros seguros a nivel de calle, semáforos peatonales, calles de velocidad moderada, orden en el transporte público, señalética adecuada, calles de prioridad peatonal y ciclista son inversiones poco costosas que salvan vidas. Avenidas de alta velocidad, pasos a desnivel y segundos pisos viales son caros, solo mueven autos y hace las calles más peligrosas al que no se transporta en un auto.

Las calles son de todos y debemos sentirnos seguros en ellas independientemente de la manera en que decidamos movernos en ellas recordando siempre que los peatones pueden ser los más vulnerables si no compartimos el espacio público de la manera correcta.

Sería injusto criticar de manera negativa las acciones tomadas en el pasado en temas viales, en su momento parecía la mejor opción; pero ahora que sabemos los resultados también sería injusto seguir tomando  las mismas acciones.

#PulsoUrbano: “De los “ExExEx” del urbanismo”

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¿A quién le conviene un modelo de ciudad basado en planeación urbana que está a merced de intereses económicos voraces y de decisiones políticas sin ética? La respuesta inmediata de personas conscientes, sería “a nadie”. Sin embargo, contrario a lo que parece, sí existen personas que no sólo les conviene de “ayer”, sino que han construido esta ciudad a propósito de sus negocios y no de los intereses comunes. Aunque se disfracen de “justicieros”.

Por eso, ante el debate del dictamen de la Ley de Desarrollo Urbano de los últimos días, deberíamos de cuestionarnos qué hay detrás de lo que está en juego. Que no se reduce a un enfrentamiento personal como algunos lo han querido presentar (como si el Senador Francisco Burquez, quien impulsó la Reforma Urbana a nivel nacional fuera el “culpable” de todo) o al monstruo del libre mercado que parece que pone una “pistola” a sus consumidores para que sean idiotas que no cuestionan. Cuando cientos de años nos han comprobado que el mercado jamás se dará “un balazo en el pie”.

No. Tampoco es que ONU-Habitat tenga intereses “perversos” que vienen del “extranjero” o del “sur” para la conquista delirante en esquizofrenia que padecemos los mexicanos como enfermedad de lo que no sabemos ni conocemos, pero que nos encanta el chisme que contiene teorías de la conspiración.

Más bien, lejos de la Ley o no Ley, deberíamos de estar analizando también cómo es que llegamos a este punto. El de vivir en una urbe con la peor calidad del aire de América Latina, con la menor competitividad en nuevos negocios y un déficit en espacios públicos verdes en el promedio del que deberíamos tener, entre un largo etcétera. En resumen: Una metrópoli “venida a menos”, que de ser el ícono y el epicentro de la economía mexicana ha pasado a estar por debajo del deseo de las nuevas generaciones para desarrollar sus talentos y el futuro de sus vidas aquí.

Mi madre dice que “crecer, duele”.

No hace mucho me llegó este mensaje del urbanista Juan Ignacio Barragán: “¿Sabe cuál era el negocio de Burquez antes de entrar a la política? Desarrollador Inmobiliario […] Lo invitamos a que se vaya a vivir ahí y nos deje en paz a los nuevoleoneses”.
¿Vivimos en paz en esta ciudad en el declive? ¡No!

Cuando lo recibí, pensé de inmediato: “Como diría mi abuela: para tener la lengua larga, hay que tener la cola muy corta”. Porque una Ley que tiene que ver con la calidad de hábitat de la población, no debería reducirse a lo que son o no son las personas que la impulsan. Porque si se trata de aventar culpas, en mi lista estarían los que no han hecho para impedir esta situación o para crear un futuro distinto y el citado en cuestión, que ha sido corresponsable de esto porque ha sido Ex Director, Ex Secretario, Ex, Ex, Ex, no qué aportar ni qué decir, que eso de “déjennos en paz” será para él y sus negocios, que entonces quedaría en el mismo lugar de lo que crítica.

Vayamos más d-e-s-p-a-c-i-t-o. Pertenezco a una generación nacida de la crisis. Al menos, de forma personal, no estoy dispuesta a que las generaciones anteriores por sus errores o aciertos, dirijan mi -nuestro- futuro. La Reforma Urbana podrá ser un poema bien contado de “bicis, árboles y banquetas”, pero al menos es un poema del que la gente se ha “amparado” entre miedos del futuro que viene inevitable y como la expectativa de que se deje de ver a los cambios legales como inamovibles, ¡vaya mínimo el debate que por mucho tiempo ocultaron detrás de su escritorio existe! Más nos valdría estar anticipándonos a lo que nos espera que no está en una bola de cristal, sino es tan predecible como observar nuestra realidad presente.

Por eso es tan importante, velar por una Reforma Urbana que prevea y cree (de crear) el futuro que hoy se puede incluso acariciar con tantos avances, pero sobre todo con tantas necesidades evidentes de las comunidades junto con sus habitantes. Agua, aire, propiedad de la tierra, espacios públicos, movilidad. No le podemos dejar eso a los “ExExEx” que ya vivieron su momento y en lugar de aprovecharlo nos crearon una ciudad de planes obsoletos, que sólo están listos en la gaveta para que en cualquier cambio de partido político se vayan a la basura. Planeación absurda de unos cuantos, de los que el dinero le puede pagar a los “ExExEx”…

¡Se rompió! Y con o sin Reforma Urbana, estamos creando otra urbe, la que no ven, pero es. A la que no toman en cuenta, pero es. A la que ven desde Google Maps, pero es.

Lo siento, esto no es personal, es la vida humana que en la urbe necesita de “agua fresca” capaz de anticiparse a lo que viene. Porque lo que fue, fue y lo que será, será. Si es que pudiera ponerme un letrero, diría no que nos dejen en paz, que no nos dejen en paz, que nos cuestionen lo suficiente como para ni siquiera conciliar el sueño ante la gravedad de la urbe regiomontana.

Lo sentimos, no es personal.

Estamos trabajando por una Ley de no sólo permisos. Sino por una Reforma Urbana digna del futuro de la humanidad. Que los “ExExEx” no pudieron crear.

Cómo Vamos 2016: Inseguridad y Corrupción

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El pasado sábado la plataforma “Cómo Vamos Nuevo León” dio a conocer la encuesta “Cómo Vamos 2016”, misma que estará realizando la plataforma cada año. Esto con el fin de saber qué es lo que preocupa a los habitantes del Área Metropolitana de Monterrey y de esta manera poder tener un panorama claro en lo que se debe de trabajar en nuestra metrópoli.

En la encuesta encuentro varios temas que ya se han tratado en Altavoz, entre ellos la calidad del aire, medio ambiente, movilidad e inseguridad. Pero la que ha llamado más mi atención es todo lo relacionado con gobierno y la percepción que tiene la ciudadanía de sus alcaldes y gobernador. A continuación, haré un breve resumen de la encuesta y su importancia en cara a los comicios el año que viene.




Entre la gente encuestada, el 55% está enterada de lo que hace su alcalde o alcaldesa, mientras que el resto, que es un 45%, el 46% dice que no sabe sobre las acciones de su alcalde o alcaldesa, por que no le interesa saber.

Mientras tanto 32% dijo no tener acceso a la información y por eso mismo desconocen lo que hace su alcalde o alcaldesa. Una cifra importante para los municipios, es que el 48% de los encuestados considera que los municipios hacen un buen uso de los recursos públicos, cifra mucho más alta que la del estado, como veremos más adelante.

Algunos de los puntos que más preocupan en los municipios, es que los alcaldes no han podido cambiar la percepción de corrupción entre los ciudadanos. El 82.4% de los encuestados piensa que la corrupción es una práctica frecuente o muy frecuente en los gobiernos municipales. El otro punto es la falta de conocimiento de algunos ciudadanos sobre quiénes son sus gobernantes. Un 25.5% no sabe el nombre y apellido de su alcalde o alcaldesa.

Por el lado del Estado, los números sí difieren, pero muy poco. Por ejemplo, a pesar de que Jaime Rodríguez Calderón, presume tener una excelente comunicación por Facebook, solo el 49% de los encuestados dice estar enterado de las acciones del gobernador. Lo preocupante es cuando vemos que del 51% que dice no saber de las acciones del gobernador, el 44% contestó que no sabe, por que no le interesa estar enterado. Mientras que solo el 36% dice no tener acceso a la información.

Por otro lado, la administración de “el Bronco” no ha podido cambiar la percepción que tiene la ciudadanía sobre el gobierno del estado. El 34.4% de los encuestados consideran que se hace un buen uso de los recursos públicos y el 86.3% piensa que la corrupción es una práctica frecuente o muy frecuente en el gobierno estatal, cifra que supera el promedio municipal. Eso sí, aquí solamente el 10.4% no sabe el nombre y apellido del gobernador.




Estos números nos dicen mucho sobre los actuales gobiernos municipales y el gobierno estatal. Por un lado, los ciudadanos siguen sin confiar en sus gobernantes, siguen considerando que la corrupción es un acto frecuente en los gobiernos.

También preocupa que un cuarto de los encuestado no sepan el nombre y apellido de su alcalde o alcaldesa, es decir desconocen quien les tiene que rendir cuentas y a quien exigirle dar resultados. Estamos hablando que es una parte de la población que, si emitió su voto, lo hizo por que su voto fue comprado o simplemente sin hacer consciencia de por quién estaba votando en las elecciones de 2015.

Aunque los ciudadanos están conscientes que la corrupción es frecuente en los gobiernos municipales y en el estatal, la inseguridad es uno de los temas que más les preocupa, seguido por el aumento de precios y hasta en un tercer lugar la corrupción. Esto a pesar de que, según expertos, la inseguridad tiene como uno de los factores principales, la corrupción.

La encuesta demuestra que tanto gobiernos municipales y el gobierno estatal, tiene mucho trabajo pendiente en el combate a la corrupción y mejorar la percepción que tiene los ciudadanos sobre la política. Pero los ciudadanos deben de entrometerse más en la política, actuar activamente en ella y conocer de mejor forma por quienes están votando y quiénes son sus gobernantes.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

 

 

¿Qué ciudad queremos?

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Transitable, peatonal, limpia, ordenada, justa, con banquetas de primer mundo, segura, con movilidad sustentable, con vialidades pavimentadas, con un desarrollo urbano reglamentado, con leyes que nos protejan, con espacios públicos dignos para la convivencia sana y familiar.




Con índices de contaminación bajos, con empresas socialmente responsables hacia sus empleados y la comunidad, con una policía cada vez más preventiva y menos reactiva, con una democracia palpable, con comunidades participativas, con cultura de la legalidad rigiendo nuestras actitudes diarias, con empleo, educación digna y de calidad.

Con seguro popular donde entren todos, con un sistema judicial que castigue a quien se brinque la ley, con políticas publicas efectivas, no de aquellas que malgastan el dinero (como sí sobrara), con indicadores que nos ayuden a medir el impacto de las decisiones de aquellos quienes hemos elegido como nuestros gobernantes.

Con una ciudadanía activa en el seguimiento a que todo lo que se nos fue prometido en campaña se cumpla, agréguele que también queremos políticos, empresarios, padres de familia, profesores, jóvenes, no tan jóvenes, vecinos, hijos, hermanos, sacerdotes, abogados, y sobre todo, ciudadanos honestos.

¿Tenemos la ciudad que queremos? ¿Trabajamos por la ciudad que buscamos? ¿O estamos esperando a que venga alguien y la construya por nosotros?

Estimado lector, la ciudad la construimos todos. Cada cual desde su trinchera pero unidos en el mismo objetivo, mejorar nuestra comunidad y a México. Mientras más rápido entendamos que nuestra herramienta más poderosa no es Twitter o Facebook, sino las iniciativas y herramientas de participación ciudadana, será que empezaremos a notar los cambios con mayor rapidez.

El político tradicional está pasando por una crisis existencial. No entiende y le cuesta adecuarse al nuevo paradigma que tiene enfrente donde la información es cada vez más rápida y la ciudadanía más crítica. Como tarea principal debería ser la modificación en los esquemas de comunicación e interacción con los electores, porque los cambios en la ciudad de hoy no se imponen, se consensuan con ellos, los ciudadanos.

Participar que no es nuestro derecho, sino una obligación.

Si no nos vemos, pues nos escribimos.




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Entre camellones y vecinos

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Gran polémica ha causado a la comunidad sampetrina la construccion de andadores ecológicos en los carriles centrales de las avenidas Lomas Del Valle y Humberto Lobo.

Lo que el gobierno municipal considera una oportunidad de generar arbolado y espacios peatonales de interconexión, la comunidad lo ve como un generador de más problemas al tráfico vehicular.

Existen varios factores que hacen de esta polémica un interesante tema de análisis. Por un lado vemos una ciudad altamente contaminada y limitada en espacios públicos seguros y arbolados y por otro lado una ciudad dependiente del automóvil como medio primario de movilidad .

Vemos un gobierno municipal que su comunicación con los vecinos parece no haber sido efectiva y una comunidad renuente a acciones que puedan generar cambios en sus hábitos de desplazamiento.

Si tratáramos de resumir el caso, me parece que serían dos los factores que están causando el ruido en esta situación: uno es el miedo al cambio y otro es el pensamiento colectivo que ve en el diseño de una calle sólo el beneficiar la movilidad motorizada, principalmente la de autos privados.

Los vecinos, en su gran mayoría personas que rebasan los cincuenta años de edad, hablan de más problemas viales pero no consideran los beneficios para la movilidad peatonal que actualmente ven como nula o muy limitada.

¿Será por eso que al caminar por la avenida Lomas Del Valle, un avenida de amplias banquetas y casi nulo arbolado público, encontraremos en frecuentes ocasiones autos cometiendo faltas al reglamento de tránsito estacionados en la banqueta y diseños de cocheras que interrumpen el flujo peatonal con escalones y rampas?




Aquí hay una importante área de oportunidad para aplicar el nuevo reglamento de tránsito, tener banquetas libres de obstáculos y generar recursos al municipio mediante multas debidamente aplicadas.

En el caso de Humberto Lobo, además de haber perdido la oportunidad de darle madurez a un proyecto de movilidad alternativa al cancelar la ciclovía, las banquetas han sido convertidas en cajones de estacionamiento beneficiando solamente al que llega en auto dejando el espacio peatonal reducido a casi nada.

¿Acaso los empleados de la gran cantidad de comercios de esa zona que usan el transporte público o los vecinos que quieran llegar caminando no requieren banquetas libres para moverse de manera segura? Claro, pero por años ha sido más importante beneficiar al automóvil.

Así es esta ciudad. Se ven los problemas abordo de un auto, los reglamentos no se cumplen y se ponen obstáculos para ejercer cambios con visión de futuro.

Si se quiere lograr el éxito de un proyecto, por supuesto que es importante escuchar la opinión de vecinos , pero también es importante de parte del municipio comunicar de manera clara y objetiva los beneficios que éste traerá con una óptica más amplia que la que un grupo de vecinos pueda tener.

Y un punto importante es explicar que la suma de beneficios individuales no es igual a un beneficio público si no se involucra a todos los que participan. En este caso específico, a los actores de la movilidad.




Se necesita entender que por las calles circulan autos, transporte público, ciclistas y personas incluyendo aquellas que tienen algún tipo de discapacidad y el diseño de las calles debe beneficiar a todos.

La tarea será entender que no hacer nada o seguir haciendo las cosas como se han hecho, nos llevarán a lo que ya conocemos pero en una mayor escala de caos en tráfico y contaminación.

Pero está la opción de dar la oportunidad a otras maneras de hacer las cosas y dejar las bases para la ciudad que queremos vivan las siguientes generaciones. Esa ciudad que quizás no veremos pero que podemos ayudar a construir.

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¿Qué tan pública es una consulta ciudadana?

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En días recientes el municipio de San Pedro Garza García puso en consulta cambios en su plan de desarrollo urbano incluyendo algunos proyectos viales de gran tamaño y de interconexión con el municipio de Monterrey.

De acuerdo al reglamento se invitó a los residentes del municipio a conocer los proyectos y dar su opinión. Un centenar de vecinos, en su gran mayoría entrados en canas, asistieron preocupados a ver como su municipio se les va de las manos y deja de ser lo que ellos conocieron.

Y en esta buena iniciativa de consulta pública puede estar también el problema de una buena toma de decisiones.

¿A quien se debe consultar un proyecto vial en una metrópoli compuesta por varios municipios?

San Pedro Garza García ha dejado de ser una zona residencial de baja densidad y se ha convertido en una de usos mixtos en donde la demanda por espacios corporativos, comerciales, educativos y residenciales en condominio ha ido creciendo.

 




Se dio la libertad que así fuera y revertir la tendencia es prácticamente imposible.

Gente de todos los municipios del área metropolitana llega a diario a trabajar a San Pedro. Hay horas del día en que el número de autos supera al número de habitantes. La población flotante que entra y sale del municipio en auto privado es altísima, el transporte público está saturado de usuarios y las condiciones de movilidad peatonal para los que viven la zona en horario laboral es deficiente.

El número de vecinos reales que les atañe una decisión urbana es muy superior a los que lo pueden demostrar con una credencial de elector. ¿O acaso no son vecinos los que pasan más horas del día en sus trabajos que en sus propias casas y viven a diario los problemas viales?

También hay otros grupos que su opinión es valiosa en una decisión y que no necesariamente son vecinos del sector.
La opinión de grupos de la sociedad civil, colectivos ciudadanos enfocados en temas de movilidad y seguridad vial, académicos, asociaciones de urbanistas e investigadores pueden dar una visión más global de un tema metropolitano que sume a la opinión de vecinos.

Es tiempo de dejar de ver al municipio como “La Colonia” y verlo de manera integral dentro de la ciudad.

Y en especial hay que dejar de ver la cuidad con nostalgia queriendo recuperar lo perdido y verla con los ojos de una generación millennial a la que se debe fomentar su participación. Ellos serán los que vivirán por más tiempo las decisiones que se tomen.

 




Bienvenida la consulta pública. Pero también será bienvenida la apertura a otros participantes.

La verdadera ciudad empieza cuando se deja de ver de manera individual a los municipios que la forman.

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Día mundial sin auto

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El 22 de septiembre se celebró el día mundial sin auto. Ese día se acostumbra demostrar que es posible llevar a cabo las actividades del día sin utilizar un automóvil privado.

En mi caso, era posible no utilizar mi auto durante el día si planeaba mis actividades al inicio de semana. Pero esa no es la realidad de un gran número de personas que a diario salen en sus autos a realizar sus actividades, así que me puse a hacer el ejercicio del día sin auto como un análisis y reflexión de lo que pasaba en el contexto en el que habito.

Vivo en una zona céntrica de la ciudad en la que se mezclan casas, algunos edificios habitacionales, muchas escuelas y muchos negocios de distintos tamaños y número de empleados en lo que antiguamente fueron viviendas unifamiliares.

Decenas de autos llegan todos los días a la zona y estacionan sus autos en la calle durante toda una jornada laboral dejando muy limitadas las opciones de estacionamiento a los residentes que no cuentan con cocheras o estacionamientos exclusivos.




Sumada a esta situación, encontramos camiones de reparto, personas que llegan de vista a casas u oficinas que al no encontrar donde estacionar sus vehículos utilizan con este fin y en completa impunidad la banqueta y otros espacios prohibidos en el reglamento de tránsito generando graves dificultades a los peatones.

Los mismos negocios al no contar con espacios suficientes de estacionamiento han transformado sus predios para crear cocheras y cajones de estacionamiento, muchas veces tomando parte de la banqueta, obligando a peatones a circular por el arroyo vehicular. Si llegas a reclamar la invasión del espacio público peatonal te dicen que con el tiempo han logrado ‘derechos adquiridos’.

Bajo este contexto me surgieron algunas preguntas: ¿es la opción más sustentable trasladarse al trabajo en un auto que estará parado todo el día ocupando un espacio de estacionamiento de la vía pública? ¿Realmente es el centro de la ciudad el lugar adecuado para oficinas que no cuentan con estacionamiento y sí con un gran número de empleados y visitantes que llegan en autos? ¿Se pueden adquirir derechos de un bien público para el uso privado? Supongo que no, pero de ser así, ¿cuándo y de qué manera los ciudadanos adquieren de nuevo el derecho al bien público que le corresponde y les ha sido arrebatado para beneficiar a particulares?




Si bien el ejercicio de un día sin auto nos enfrenta a observar nuestras acciones y ver con otra perspectiva los usos y abusos de movernos en auto, nos deja abierta la opción de replantear el modelo de ciudad que tenemos y buscar soluciones enfocadas en un mejor transporte público, en restricciones de estacionamiento en zonas que se busca repoblar y en el cumplimiento de un reglamento de tránsito enfocado a la seguridad del peatón.

Al menos en el tema de movilidad, el mejor ejercicio será no pensar en la ciudad que queremos solo un día del año en el que se nos invita a vivir la ciudad sin auto. Todos los días pueden ser momento de reflexionar la ciudad que vivimos, la que queremos tener y las soluciones en las que podemos participar.

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La Revolución Peatonal

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Un grupo de colectivos anda diciendo que hay que movernos a pie en la ciudad. Pero, ¡cómo!, si aquí en Monterrey nos movemos en carro, siempre nos hemos movido en carro. A pie es imposible y en camión nos lleva todo el día. Además, para mí no es problema, pues tengo auto… o, ¿sí? ¿Será que en algo me afecta no tener otras opciones para moverme en la ciudad? ¿Qué tal contaminación, tiempos de traslado, colisiones, embotellamientos, el riesgo que corro de ser atropellado al andar en la calle? Es más, ¿qué tal si ni siquiera tuviera qué trasladarme tanto a largas distancias? ¿Qué tal si la mayor parte de lo que necesito se encontrara a una distancia caminable?

Tal es el planteamiento de la Liga Peatonal (ligapeatonal.org), conformada por 35 miembros activos y 13 colectivos nacionales —hoy extendiéndose a otras partes de América Latina— que se reunieron en CDMX del 4 al 8 de mayo en el #3CongresoPeatonal e impulsan desde múltiples frentes una Revolución Peatonal, es decir, un movimiento de espacios públicos que pone a los peatones en el centro del escenario principal, que es la calle.

Y vendría bien aquí preguntarnos, ¿somos todos peatones? La respuesta es sí y no. Todos caminamos en algún momento del día, unos más, unos menos, cierto, pero hay quienes no tienen otra opción. Entonces, ¿a quiénes pesan más las condiciones poco óptimas —por decir lo menos— para caminar en la ciudad? Desafortunadamente, a la población de menor estrato socioeconómico, que son también quienes más mueren en la vialidad. Pero no sólo a ellos.

…¿somos todos peatones? La respuesta es sí y no. Todos caminamos en algún momento del día, unos más, unos menos, cierto, pero hay quienes no tienen otra opción. Entonces, ¿a quiénes pesan más las condiciones poco óptimas —por decir lo menos— para caminar en la ciudad? Desafortunadamente, a la población de menor estrato socioeconómico, que son también quienes más mueren en la vialidad.

Nuestras ciudades están diseñadas pensando en gente en pleno uso de sus capacidades motoras —y a veces hasta malabaristas—. Niño/as, anciano/as y personas con cualquier tipo de discapacidad no entran en escena. Las vialidades no son seguras para ello/as. Rutas peatonales obstruidas por autos, anuncios, postes de luz que obligan a quienes transitan a bajar a la calle, y resultan en situaciones alarmantes como el que las colisiones viales sean la principal causa de muerte en niños de 5 a 9 años de edad y la segunda en jóvenes entre 10 y 19 —esto es choques y atropellamientos— en Nuevo León. Personas con discapacidad simplemente no gozan de su derecho a transitar libremente por la ciudad. Están imposibilitadas.

Aquí compartimos un problema con toda América Latina: nuestras ciudades han crecido con muy poca o nula planeación y en este crecimiento, se han llenado de asentamientos informales —y no tan informales— a los que no se les dota de la infraestructura necesaria para hacerlos espacios seguros para la movilidad y bien conectados para el transporte de mayor distancia.

Nuestras ciudades están diseñadas pensando en gente en pleno uso de sus capacidades motoras —y a veces hasta malabaristas—. Niño/as, anciano/as y personas con cualquier tipo de discapacidad no entran en escena. Las vialidades no son seguras para ello/as.

El Índice de Prosperidad Urbana de ONU Hábitat señala cinco ejes para evaluar la calidad de un espacio público: infraestructura, productividad, calidad de vida, equidad e inclusión social, sustentabilidad ambiental y gestión de riesgo. La planeación urbana habría de estar enfocada en estos cinco ejes. ¿Dónde estamos en Monterrey?

¿Cómo transformamos una ciudad dispersa en una ciudad caminable, una ciudad que habiendo crecido una vez en población, lo hizo 2.5 en extensión territorial? Nos encontramos ante la necesidad de repensar los espacios que utilizamos habitualmente; de crear un balance entre donde vivimos y a dónde nos movemos. Es pensar en las opciones que dichos espacios nos ofrecen y pueden ofrecer: comercios, alimentos, servicios, esparcimiento…

Y podemos hacerlo también desde el espacio que habitamos: darle vida a nuestra ciudad. Hacer uso de nuestras calles, parques y plazas, invita a la gente. Así ganamos espacios para el uso de las personas. Creamos momentos y situaciones que generan encuentro y convivencia, y derivan en vínculos y cohesión social. Recordemos que nuestra mera presencia altera, transforma y construye la ciudad. El rumbo lo damos nosotro/as.

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