Del puente a la Alameda

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A la flor de la canela, menudo pie la llevaba por la vereda que se estremecía al ritmo de su cadera. Así inmortalizó la compositora peruana Chabuca Granda en su canción “La flor de la canela” a una mujer que veía caminar felizmente y con elegancia por las calles de Lima a mediados del siglo pasado.

Una mujer caminando, un río, una banqueta, que en Perú le llaman vereda, y un espacio público. Hasta la fecha, la ecuación se repite en muchas ciudades de América Latina y Monterrey no es la excepción. 

¿Qué pasa si a la ecuación le quitamos una o algunas de sus variables? 

En días reciente, sobre la Avenida Constitución, se inició la demolición de los puentes Cuauhtémoc y Pino Suárez en su cruce con el río Santa Catarina.  Este trabajo ha generado molestias y cambios de ruta entre automovilistas. Para los que se mueven en auto se eliminó una de las variables de la ecuación, para otros, la ecuación estaba incompleta desde hace años.  

A diario, cientos de personas, que desde el auto son invisibles, cruzaban a pie, principalmente por el Puente Pino Suárez, de la Colonia Independencia al centro de la ciudad con destino a trabajos, paradas de transporte público, compras y diversas actividades que se pueden satisfacer en el centro de Monterrey, incluyendo ir a pasear a la Alameda. 

El recorrido, desde antes de la demolición de los puentes, no era romántico como en una canción. 

Para llegar a la Alameda, una persona caminando, tenía que esquivar autos y camiones por el arroyo vehicular del puente ya que en tramos se esfumaban las banquetas. Después, si optaba por utilizar un terrible y olvidado puente peatonal, tenía que incrementar más de trescientos metros el recorrido, subir y bajar escaleras y pasar por zonas oscuras, sucias, llenas de matorrales y tramos inaccesibles para algunas personas. Y al final, le esperaba un crucero continuo de autos a toda velocidad sin ninguna consideración por peatones. De las banquetas y cruces peatonales para llegar a la Alameda ni siquiera hablaré. 

Uno de los efectos de la pandemia por COVID19 en muchas ciudades del mundo, incluyendo ciudades del país, ha sido modificar la movilidad y dar mayor importancia al espacio peatonal, al transporte no motorizado y reducir el uso del auto privado. Algunas ya lo estaban haciendo y la pandemia sólo aceleró el proceso.

Ampliar banquetas para mejorar la sana distancia, implementar ciclovías temporales y permanentes que ayuden a reducir la saturación en el transporte, reducir la velocidad en las calles y propiciar el comercio y el trabajo de cercanía han sido algunas de las medidas tomadas en diversas ciudades como preparación para una nueva normalidad. 

Los puentes de Pino Suarez y Cuauhtémoc se construirán de nuevo, la pregunta es si serán de nuevo con una marcada preferencia a mover autos o se aprovechará el momento para reconstruir con justicia social y se dará preferencia a peatones y ciclistas para unir con dignidad dos zonas de la ciudad que tan solo las divide un río. 

En rediseñar los puentes para conectar de manera segura, a pie o en bicicleta, la colonia Independencia con el centro de la ciudad puede estar la bienvenida a una nueva visión de movilidad o regresar a la miopía urbana que solo sabe mover autos y olvida que las ciudades se pueden conectar de manera sostenible. 

Si los nuevos puentes no se pueden cruzar de manera segura caminando, no habrá nueva normalidad, será la misma que ya conocemos y se habrá perdido la oportunidad de probar que una ciudad caminable es posible. 

En el aprovechamiento correcto del espacio público está la posibilidad de tener un feliz recorrido del puente a la Alameda en cualquier medio de transporte o que siga siendo un privilegio para los que van en auto, imposible si se quiere hacer en bicicleta o un suplicio para quienes lo hacen a pie. 

#EspacioPúblico: “Te doy la mano, sin miedo”

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“Oye Lalo, tenemos una lista de cosas que necesitamos hacer y ya sabes que el médico nos tiene prohibido salir. ¿Nos podrías dar la mano?”.  Esa fue la llamada que recibí hace unos días.

Mis tíos Güero y Juany viven solos, son adultos mayores, sus hijos viven en otras ciudades y no tienen más familiares en la ciudad. Razones suficientes para salir de mi aislamiento social con las debidas precauciones y regresarles la paz.

Sin preguntar de manera específica cuáles eran sus necesidades por resolver, definimos una hora para mi visita. Llegué a la hora justa y ya mi tío me esperaba afuera de su casa con mascarilla, guantes, un bote de gel antibacterial, otro bote con cloro rebajado en agua y una lista de pendientes que incluían transacciones bancarias, pagos de servicios y, por supuesto, medicamentos y la lista del supermercado. Mi tía permaneció en el interior de la casa siguiendo al pie de la letra las instrucciones de su médico. 

Entre sucursales bancarias cerradas, tener que buscar cajeros multiservicios funcionando, ir a una farmacia específica que surte su arsenal de medicamentos y hacer una lista de supermercado con productos que no son los que habitualmente compro, la tarea me llevó casi tres horas. 

Entregué los pendientes resueltos y me puse a la orden para ayudar en cualquier otra preocupación. Me despedí sin los abrazos habituales, pero viendo que la tranquilidad regresaba a los azules ojos de Güero. 

¿Cuántas personas habrá en la ciudad que requieran ayuda en estos momentos y no lo sabemos?
¿Cuántas personas habrá que estén dispuestas a ayudar y tampoco lo sabemos?

No solo las personas mayores están pasando por momentos difíciles. Hay mucha gente sin empleo, los negocios pequeños sufren la falta de clientes, las familias pueden pasar momentos de ansiedad, la violencia doméstica se pude agravar y la desinformación en la que se vive la pandemia puede llevar a malas decisiones. 

Personas y organizaciones con estas preocupaciones, se han dado a la tarea de enfocar su tiempo y recursos para crear diversas alternativas que mitiguen los efectos de la pandemia.

Por ejemplo, por parte de la sociedad civil,  www.ayudamutuamty.mx surge como una plataforma ciudadana para conectar a quienes necesitan ayuda y a quienes pueden darla, https://apoya.cic.mx/ recibe apoyos en especie y promueve el voluntariado y https://comunidar.org/unirydar/ llega como la respuesta del empresariado regiomontano para afrontar la crisis, apoyando con equipo médico, ayuda económica a personas en situación vulnerable y, en su momento, buscará reactivar la economía lo más pronto posible.

Por el lado de gobierno, el municipio de Escobedo implementa www.escobedoencasa.com como una opción para apoyar el comercio local entre los mismos vecinos del municipio y pone a disposición una herramienta de emergencia para que mujeres que lo requieran estén seguras en casos de violencia doméstica. 

Me pareció muy importante saber de estas iniciativas, pero lo más valioso fue ver que se siga dando valor a lo comunitario independientemente del asilamiento que impide las interacciones en centros de trabajo o en el espacio público cercano como son la cuadra, el barrio o la colonia. 

Este es un buen momento para saber si conocemos a nuestros vecinos, para llamar a quienes tenemos tiempo de no saber de ellos, para buscar alternativas de ayuda y para poner en marcha la creatividad. Las contingencias no se resuelven de manera individual, siempre han sido una labor colectiva. 

Güero y Juany hoy están tranquilos en su casa y yo estoy tranquilo en la mía sabiendo que no les falta nada y que cuando necesiten resolver algo me pueden llamar. Y también estoy tranquilo sabiendo que existe una comunidad que está dispuesta a ayudar y se están creando los medios para hacerlo. Cuando el contacto físico pone en riesgo la salud, dar la mano cobra su verdadero sentido.

#EspacioPúblico: “Susana Distancia no viaja en camión”

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Mantener la distancia y evitar el contacto físico. Así de sencillas son las recomendaciones internacionales para reducir la propagación del coronavirus. Acciones básicas y sencillas de entender, pero en ocasiones parecen difíciles de ejecutar. 

En México, para hacer mas sencilla la comprensión de estas nuevas reglas básicas de convivencia en tiempos de pandemia, se creo el personaje de Susana Distancia. Una especie de super heroína que representa a cualquier persona responsable.  Al extender sus brazos de forma lateral, nuestra heroína hecha en México logra una distancia adecuada con otras personas para evitar el contagio. 

Gracias a Susana Distancia se han realizado marcas en el piso de las filas de los supermercados, tiendas de conveniencia, bancos, y otros negocios para mantener una separación entre las personas y lograr evitar posibles contactos con personas contagiadas, muchas de ellas sin saber que lo están. 

Pero Susana pierde sus poderes al momento de subir al transporte público del área metropolitana de Monterrey. 

Las rutas urbanas, la Ecovía y el Metro de la ciudad lucen a diario con unidades llenas, con gente amontonada sin respetar espacios sugeridos y las estaciones muestran filas enormes de personas sin aplicar distancia para tomar las unidades, en especial en horas pico. 

El problema no es sencillo. Por un lado, tenemos una considerable población a la que le es imposible dejar de laborar y quedarse en casa porque depende de lo que generan diariamente con sus trabajos, muchos de ellos informales que no cuentan con ningún patrón ni seguro social que responda por ellas y ellos. Para este segmento está primero obtener el recurso que les dará de comer que cualquier otra cosa.

Por otro lado, tenemos un transporte que poco tiene de público y mucho de intereses privados que no es capaz de abordar una emergencia de salud con las acciones adecuadas para mantener la integridad de sus usuarios y se limita a seguir dando el servicio sabiendo que puede tener consecuencias fatales, pero buscando la forma de no llegar a la quiebra financiera. Se le ha cuestionado a autoridades y transportistas sobre las acciones ejercidas para evitar una propagación de contagios y básicamente no hay respuestas ni alternativas. 

Por un tercer flanco hay un gobierno rebasado que invita a la población a quedarse en casa sin dar alternativas a las personas más necesitadas que les es imposible mantener el aislamiento por motivos de sobrevivencia.  Llevar despensas y kits de entretenimiento son más acciones de foto que de prevención de salud. 

Y para cerrar el cuadrado perfecto del contagio está un sistema de salud estatal con autoridad limitada a recomendar y no a dar solución a los latentes focos de transmisión masiva del virus.  En otros países los responsables de salud limitaron el transporte público a solo personas sentadas dentro de las unidades, no tener contacto con conductores y no reducir las frecuencias; aquí se ha visto poco o nada de cambios. 

Estamos ante una situación nunca vista y se ha tenido que improvisar en muchos aspectos de nuestra vida. En ocasiones ha costado trabajo por significar cambios en nuestro estilo de vida.  Para otras personas hacer cambios significa la vida y necesitan la ayuda del gobierno para poder estar seguros. 

Esperemos que se empiecen a tomar acciones urgentes para mitigar los riesgos de contagio en el transporte antes que se propague en sectores vulnerables que será difícil controlar. 

Susana Distancia lucha adentro del transporte público pero sus poderes se pierden cada vez que alguien la empuja, la avienta y le baja los brazos para quedar atrapada entre la gente.  Mejor baja del transporte y se enfoca en los lugares que la ven con respeto.  Necesita la ayuda de Memo Evo Seguro como aliado en el transporte. Pero aún no sabemos dónde está.

#EspacioPúblico: “Banquetas ¿para todos?”

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Recorrer la ciudad caminando puede ser una carrera de obstáculos entre la gran cantidad de defectos que encontramos en sus calles y banquetas.  Escalones, banquetas dañadas, cruces mal señalados, mobiliario urbano inútil y objetos obsoletos olvidados son algunas de las principales barreras para una movilidad peatonal ágil y segura. Si no estás acostumbrado, es complicado, cansado y frustrante caminar unas cuadras. Ahora imaginemos la misma situación siendo una persona con algún tipo de discapacidad. 

En días recientes acompañé a personas con discapacidad motriz por las recién ampliadas banquetas de la calle Juárez en el centro de Monterrey. En solo tres cuadras de recorrido nos dimos cuenta de que, a pesar de la ampliación de banquetas, las características necesarias para hacer un espacio público accesible no se cumplen. Las rampas en las esquinas no cuentan con una pendiente adecuada para que una persona en una silla de ruedas pueda subir y bajar sin sobrepasar el esfuerzo que regularmente significa esta acción. Los semáforos no tienen fases adecuadas y no ayudan a generar espacios seguros al cruzar las calles en las que los conductores olvidan que la preferencia en el espacio público es de peatones. 

Nos topamos con la sorpresa que la pendiente natural de la calle en algunos tramos es tan pronunciada que requiere de espacios de descanso que no fueron planeados y hacen peligroso el recorrido para alguien en silla de ruedas e incluso para quienes lleven una carriola con un bebé y que por alguna razón la dejen de sujetar. 

Esto es solo lo que detectamos en caso de personas con discapacidad motriz, en el caso de invidentes y persona con discapacidad auditiva también se encuentran fallas que pueden poner en riesgo su integridad al circulan por esa calle. 

Con este ejercicio nos dimos cuenta de que no solo basta con realizar un proyecto que cambie el contexto urbano. Es necesario hacerlo bien. Existen manuales, documento, reglamentos y normas para construir espacios accesibles, pero parece que siguen siendo letra muerta en la construcción de calles y banquetas en esta ciudad. 

En algún punto entre la planeación y la ejecución de obra algo está fallando que el resultado no es el correcto.

Quiero pensar que organismos como el Consejo para Personas con Discapacidad no son invitados a dar su opinión en el proyecto y mucho menos en el momento de supervisar una obra que dará servicio a toda la ciudad.
Y también asumo que muchas fallas de ejecución se deben a desconocimiento de las verdaderas necesidades de los usuarios y se resuelven los problemas de la manera más simple para cuidar un presupuesto, sin una supervisión y tratando de cumplir con tiempos de entrega. 

Reconozco el esfuerzo y el trabajo en la ampliación de banquetas, era algo que se pedía a gritos, pero también hay que recalcar que este cambio en la forma de hacer calles aún requiere de mejores prácticas para que se cumpla con el objetivo de ser accesible para cualquier usuario. 

Planear y construir una ciudad con accesibilidad universal no solo beneficia a personas con discapacidad, las hace más sencillas para todas las personas.
Hacer una ciudad dando preferencia a los más vulnerables, es más útil y menos costoso que sobre la marcha hacer adecuaciones. 

La ciudad es una fiesta a la que se invita a todas las personas que la habitan y debe contar con los espacios y facilidades necesarias para que cualquiera la disfrute. Hoy las condiciones de la ciudad hacen que algunas personas no se sientan invitadas a la fiesta.

#EspacioPúblico: “¿A dónde vamos?”

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La plataforma Cómo vamos Nuevo León presentó en día recientes los resultados de la encuesta anual de percepción “Así vamos”. No es la primera vez que asisto a conocer los resultados de esta investigación y como ya es costumbre, varias cosas llamaron mi atención.

En primer lugar, es importante destacar la labor realizada con esta encuesta. Desde la sociedad civil surge un excelente diagnóstico de percepción de lo que sucede en el estado, con énfasis especial en el área metropolitana de Monterrey. Es notoria la evolución del instrumento, así como la incorporación y análisis de nuevos contenidos que se han ido descubriendo con el tiempo y son de gran importancia en día a día de la población.

En el caso específico de movilidad, ha sido de gran importancia ver como al incluir la perspectiva de género podemos ver diferencias importantes en la manera que se mueven hombres y mujeres y cómo sienten la seguridad en las calles. Gracias a esto, se pudo identificar que es mayor la cantidad de mujeres que se mueven a sus destinos principales a pie bajo condiciones adversas de seguridad física de banquetas, acoso callejero y deficiente seguridad en cruces peatonales.

La movilidad en el área metropolitana de Monterrey sigue siendo un tema de gran relevancia. Las banquetas continúan siendo de los elementos con más baja calificación, considerándolas dañadas, con obstáculos y angostas. Si sumamos que los cruces peatonales también son mal evaluados, tenemos como resultado una nada alentadora invitación a ser peatones en la ciudad.

Todos los municipios muestran importantes áreas de oportunidad en movilidad peatonal tanto en banquetas como en cruceros y elementos de seguridad. Si hay un elemento común en el área metropolitana de Monterrey que requiere atención especial y coordinada es este.

Cabe destacar que los cruces peatonales mejor evaluados están en el municipio que la gente menos se traslada caminando: San Pedro Garza García. Y también destacando, pero de manera preocupante, es que los peores evaluados están en municipios que tienen mayor número de peatones ya sea por residencia o por destino. Yo pondría un foco rojo en Monterrey. La capital del estado recibe muy bajas calificaciones en banquetas, cruces peatonales y accesibilidad, contrastando con una comunicación que ha destacado en los últimos años el gran presupuesto aplicado en su programa de vialidades regias.  Al parecer es un gran monto solo aplicado en calles y sus baches, cuando la movilidad peatonal también es vialidad.

Y al hablar de trasporte público las cosas no están mejor. Cada año, los niveles de satisfacción que muestra la ciudadanía con relación al transporte son cada vez más bajos y nos muestra la gran disparidad que existe en el uso del tiempo de los usuarios de automóviles con relación a quienes se transportan en camiones, metro y ecovía. Llegar a un mismo destino requiere prácticamente el doble de tiempo si se hace en transporte público que al hacerlo en un auto privado.  Mal síntoma en una ciudad que reconoce padecer un serio problema de contaminación, congestión vehicular y seguridad vial.

Por último, me causa una especial atención la ausencia de quienes deberían estar atentos a los resultados de su check-up anual: alcaldes, alcaldesas y el gobernador.

No solo es su ausencia, la falta de interés en los resultados me es preocupante.

No es una primera encuesta presentada, ya es su cuarta emisión. Hay muchos elementos para ver en su evolución a través de los años para poder detectar si las acciones que se toman desde el gobierno provocan cambios en la percepción ciudadana.  No es una evaluación personal de gobernantes, aunque hay un rubro que evalúa sus funciones, va más allá de eso. Es una buena forma de saber si las decisiones y acciones que se toman desde el gobierno ayudan a mejorar la salud de la ciudad o empeoran síntomas que pueden hacerse crónicos.

La encuesta “Así Vamos” es un buen diagnóstico que no se debe tomar a la ligera. Ignora o negar los síntomas de una enfermedad no es la solución. Puede poner en mayor riesgo la ya dañada salud del área metropolitana de Monterrey.

#EspacioPúblico: “Calles que matan”

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Bienvenidos a Monterrey, ciudad en la que más del 40% de las personas fallecidas en hechos de tránsito son peatones. Esa no parece la mejor invitación a caminar una ciudad pero es nuestra realidad.

En fechas recientes se publicó la situación actual de colisiones viales del área metropolitana de Monterrey y una engañosa estadística que primero nos dicen que las colisiones se han reducido en el último año, guarda una triste realidad: los muertos se han incrementado.

Estos datos se hacen aún más alarmantes al enterarse que pese a que los hechos de tránsito en los que se involucran peatones y ciclistas son los menos, es ahí donde se concentra el mayor número de muertos.

¿En qué se está fallando? ¿Qué queremos, mover más autos o salvar más vidas? Parece que tenemos un serio problema de definición de objetivos.

Por muchos años se nos ha vendido la idea que mejorar una vialidad consiste en tener más avenidas, más pasos a desnivel, más vías rápidas; mover más autos y de preferencia a mayor velocidad. Mientras que los cruces peatonales seguros, semáforos para peatones y mejores banquetas quedan es segundo o incluso nulo plano; son simples complementos a los que no se les veía su relevancia.

Aquí empieza a entenderse el problema. El objetivo has sido mover más y más rápido automóviles pensando que al mejorar la circulación se pueden reducir colisiones de tránsito. Pero eso no significa que se tenga un enfoque en reducir los fallecidos en estos eventos.

Visión cero debe ser el objetivo. La visión cero busca eliminar las muertes en las calles por hechos de tránsito. Eso implica cambios importantes en el diseño de las calles, en la manera en que nos comportamos en ellas, en las reglas que se deben aplicar y en la manera de distribuir la inversión en proyectos de movilidad.

Cruceros seguros a nivel de calle, semáforos peatonales, calles de velocidad moderada, orden en el transporte público, señalética adecuada, calles de prioridad peatonal y ciclista son inversiones poco costosas que salvan vidas. Avenidas de alta velocidad, pasos a desnivel y segundos pisos viales son caros, solo mueven autos y hace las calles más peligrosas al que no se transporta en un auto.

Las calles son de todos y debemos sentirnos seguros en ellas independientemente de la manera en que decidamos movernos en ellas recordando siempre que los peatones pueden ser los más vulnerables si no compartimos el espacio público de la manera correcta.

Sería injusto criticar de manera negativa las acciones tomadas en el pasado en temas viales, en su momento parecía la mejor opción; pero ahora que sabemos los resultados también sería injusto seguir tomando  las mismas acciones.

#EspacioPúblico: “El vicio del estacionamiento”

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Fumar en aviones, restaurantes, escuelas e incluso hospitales sin grandes restricciones era algo posible hasta mediados de los años 90’s.

Al momento de entender el daño que generaba esta práctica a otros y a la salud misma de los fumadores, se tomaron medidas más estrictas para limitar los espacios en que se permitía fumar. Los establecimientos lucharon contra la prohibición de fumar porque pensaban que afectaría a los negocios y los fumadores se sintieron privados de derechos. Por años, el beneficio individual que generaba una acción estaba por encima del daño que esa misma acción generar en lo público.

En fechas recientes hemos visto como ha tomado por sorpresa la campaña de liberación de banquetas de autos mal estacionados realizada por el municipio de San Pedro Garza García. De un día para otro se exige a automovilistas retirar sus autos de lugares en los que por años indebidamente se les ha permitido.

Por años se permitieron cajones de estacionamiento que claramente invadían la banqueta alegado la necesidad de espacios para propietarios, empleados y clientes. También por años hemos visto crecer esta situación sin ningún control.

Como el fumar en espacios públicos, el estacionamiento en lugares prohibidos por el reglamento de tránsito se convirtió en un vicio socialmente aceptado porque no se ha hecho conciencia que el exceso de su consumo genera un gran daño en lo público.

 ‘Por aquí ni camina nadie, además no hay donde estacionarse’, es la egoísta explicación que escuchamos de automovilistas dejando claro que es más importante estacionar su auto que la libertad de paso de peatones por donde les corresponde.

‘Vamos a estar trabajando para darle prioridad al peatón’, es lo que dice el gobierno municipal cuando por años lo tuvo olvidado dando preferencia a autos, ignoró los abusos que se hacían con banquetas y evadió responsabilidad para poner orden.

La impunidad ha regido sobre el reglamento de tránsito y ha dejado a la vista la corrupción en el control urbano que ha permitido que proliferen cajones de estacionamiento que claramente utilizan parte o toda la banqueta.

Como el fumar y sus restricciones, la responsabilidad es compartida. El estacionamiento en banquetas se convirtió en un vicio cotidiano porque quién pone las restricciones no las aplicó y quién se podía beneficiar abusó.

Ahora es momento de hacer conciencia y erradicar un mal hábito que nos tiene alejados de la realidad urbana de la ciudad.

Al igual que las restricciones a fumar en espacios públicos, el proceso tardará tiempo en ser parte de la conciencia colectiva. Habrá usuarios molestos y establecimientos que quieran burlar la ley.  Lo importante es no dar marcha atrás.  Los malos hábitos que se convierten en vicios son fáciles de volver a ellos si no hay las restricciones y la aplicación efectiva de sanciones que los desincentiven.

 

#EspacioPúblico: “La magia de unas rayas en la calle”

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¿Quién debe proponer y ejecutar soluciones a un crucero peatonal complicado en la ciudad?

Si la propuesta la hacen los mismos peatones y la ejecución la realiza el municipio con la supervisión de los usuarios, el resultado puede ser extraordinario.

Para las organizaciones que trabajamos el tema urbano en la ciudad, la Semana de la movilidad era el momento de hacer actividades pero también era la oportunidad de gestionar con los municipios acciones que difícilmente lograríamos sin su colaboración.

Por esa razón invitamos al municipio de Monterrey a ser parte de un ejercicio de urbanismo táctico en unos de los cruceros más conflictivos para los peatones de la ciudad: Simón Bolívar y Moisés Sáenz en la colonia Mitras Centro.

Por urbanismo táctico nos referimos a proyectos de pequeña escala, bajo costo y a menudo temporales para mejorar un barrio, una intersección o una calle.

Lo importante era lograr que un proyecto surgido de la sociedad civil involucrara al municipio para su realización y sirviera de referencia y análisis para una futura ejecución permanente. Y así fue.

Con ayuda de elementos móviles se ampliaron y se definieron banquetas obstruidas y ocupadas por autos mal estacionados, se aplicaron multas simbólicas a malas prácticas viales, pero el mejor resultado inmediato surgió con lo más sencillo: Pintar los pasos cebra sobre las líneas de deseo marcadas por peatones.

Una noche antes de la intervención de calles, se pintaron los cruces peatonales de acuerdo a la sugerencia que hicimos basándonos en que es un mito que los cruces peatonales siempre deben ser en la esquina. Se pintaron donde veíamos que la gente buscaba su seguridad, en donde se hacían más cortos sus recorridos y no se provocaban conflictos con autos.

El día de la intervención era notoria la diferencia. Los autos se paraban al ver los cruces peatonales marcados. Pensamos que se debía a la presencia de agentes de tránsito que estaban apoyando el evento pero fuimos unos días después al crucero y ya sin personal del tránsito los autos seguían respetando los pasos cebra, los peatones los buscaban y la calle dejo de ser un caos.  Unas rayas pintadas en la calle hicieron la magia urbana. 

Es frecuente escuchar que en la ciudad no se tiene cultura vial, pero eso es como culpar de falta de cultura general al que no ha tenido acceso a un libro.

Para llegar a tener una buena cultura urbana hay que leer la ciudad.

Su historia se cuenta en su señalética, sus pasos cebra, sus semáforos, la nomenclatura de sus calles y el reglamento de tránsito, entre otros.

El ejercicio que hicimos pintando los cruces peatonales fue nuestra pequeña aportación al libro de ciudad que quizás hoy está incompleto, le faltan palabra y algunos capítulos, pero que todos podemos ayudar a escribir.

Aún así, incompleto, hoy se puede entender y hacer cultura siempre y cuando se empiece por lo básico: leer.

Leer hace magia.

#EspacioPublico: “El huevo y la gallina urbanos”

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¿Regenerar un barrio para promover la densidad o densificar para impulsar la regeneración de la zona?

Esto parece el eterno dilema de si fue primero el huevo o la gallina y termina siendo que no hay gallina sin huevo y viceversa.

¿Qué ha pasado en Monterrey en estos temas a través del tiempo?

A finales de los años 60’s del siglo pasado se densificó una zona despoblada del oriente de la ciudad: Los Condominios Constitución. 

Mucha gente viviendo en un espacio compacto y cerca del centro. Proyecto innovador para su época que no trabajó en la regeneración de barrios aledaños y más tarde tampoco logró acciones en la regeneración de los mismos edificios. Con una imagen pública muy deteriorada, por años se ha tenido un espacio de gran potencial sin un plan efectivo.

En los 80’s se regeneró El Barrio Antiguo. Barrio tan antiguo como el resto del primer cuadro de la ciudad pero que tenía el potencial turístico y comercial de estar cerca de la recién construida Macroplaza. El detalle fue que no se promovió vida habitacional y actividad diurna. Hoy sigue siendo una zona llena de proyectos, pocos habitantes, protestas, polémica y antros, muchos antros.

También se regeneró la Calzada Madero de acuerdo a lo que el urbanismo de la época dictaba: eliminar el camellón peatonal y dar cabida a más autos. Se abandonaron las casas, llegaron más negocios; se perdió el carácter recreativo del espacio público. Perdimos nuestra Rambla para dar paso a una avenida. Lo que fue el espacio público recreativo más largo de la ciudad hoy es una avenida descuidada, solitaria y con percepción de peligro.

Hoy se están dando proyectos de incrementar la densidad habitacional en lo que se empieza a llamar Distrito Purísima Alameda. Sin embargo, las calles, banquetas y servicios siguen siendo los mismos. Desde el edificio en construcción que albergará alrededor de 150 departamentos, es una verdadera carrera de obstáculos entre obscuridad y autos que usan las banquetas como estacionamiento llegar a la tienda de conveniencia de la esquina.

¿Esa es la invitación a dejar el auto para vivir un céntrico barrio a pie? 

Se avecinan importantes cambios y ajustes a la ley de desarrollo urbano y seguramente de nuevo vendrá el dilema de la densidad y la regeneración. Pero al parecer la incógnita no es descubrir que debe ser primero. No hay huevo ni hay gallina.  Hay elementos de una mezcla que requieren estar juntos para funcionar.  Incluso puede estar faltando algún elemento para que la mezcla funcione.  Elementos como investigación cualitativa, socializar con vecinos, participación ciudadana y colaboración público-privada pueden incluirse en la mezcla y cambiar los resultados en el largo plazo.

A veces en una buena ensalada una pequeña pizca de sal es el secreto. 

#EspacioPúblico: “La vocación del río Santa Catarina”

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Mamá, papá, quiero ser sacerdote.

La noticia más temida por los padres de familia. Me tocó tener amigos que así lo expresaron y la mayoría recibió cualquier cantidad de alternativas para que su decisión cambiara. Al final, los que lograron ingresar al seminario y su vocación era honesta, mostraron pronto su felicidad.

Por muchos años, el Río Santa Catarina ha sido el hijo de vocación clara con padres que lo quieren disuadir.

A través del tiempo han desfilado padres que ante su potencial de entrenador deportivo le instalaron canchas deportivas, alberca y hasta campo de golf. También le vieron perfil de comerciante y le pusieron un negocio de juegos infantiles, otro de estacionamiento y muchos locales comerciales. Pero siempre ha pasado lo mismo. Cada cierta cantidad de años el río ha declarado su insatisfacción y avienta todo a sus padres y muestra con fuerza lo que realmente es.

De nuevo, hoy tenemos en la ciudad un nutrido grupo de padres y madres del río Santa Catarina, más preparados y más modernos que los anteriores, que ante el llamado de su vocación le tratan de buscar otras profesiones en las que consideran será más apto, más productivo,  más feliz y en especial los dejará a ellos como padres orgullosos y satisfechos. 

Además, a los nuevos padres del río les ha crecido la familia y ahora tienen hijos menores a quienes también aconsejan sobre su futuro. Hoy también son padres de las avenidas, puentes, barrios y distritos cercanos a su hijo mayor.

Han pasado siete años desde que el huracán Alex eliminó cualquier rastro de intervenciones que hicieran los pasados padres del río por cambiar su vocación y lo dejara listo para una nueva oportunidad. En estos años, el río Santa Catarina ha creado su cauce, ha desarrollado arbolado y una gran cantidad de fauna, en especial aves, lo ha repoblado. En su lenguaje nos dice lo que quiere ser.

Los otros hijos también han sufrido cambios en estos años y han valorado lo que son, lo que han perdido y lo que les gustaría ser.  Con ellos quizás los nuevos padres tengan mejor suerte y se logren acuerdos favorables. En ellos hay más profesión que vocación y eso es flexible.

Pero el río parece tener muy claro lo que es. Cada día se le ve más feliz y espera que sus padres también lo sean al verlo desarrollarse en libertad. Parece redundante pero la vocación del río Santa Catarina es ser un río.

Es difícil ser padre. Debe ser frustrante ver que los hijos no son lo que se espera. Pero las vocaciones suelen ser así, alejadas de lo convencional pero honestas y con una función especial. Nunca sabes si un hijo sacerdote puede llegar a ser Papa. Menos si le impides ejercer su vocación.

Dejar al río ser río; quizás nos sorprenda favorablemente en pocos años.