Huracanes y Cambio Climático

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En las últimas dos semanas los huracanes Harvey, Katia, Irma y José en el Océano Atlántico se han cobrado la vida de decenas de personas y cientos de millones de dólares en daños. Los huracanas no son un tema nuevo ni exclusivo de nuestra época, pero la intensidad inusual de estos fenómenos meteorológicos en la temporada 2017 ha revivido el debate sobre si estas catástrofes están relacionadas con el cambio climático.

Para nadie es secreto que nuestro planeta está viviendo un proceso de transformación importante en su temperaturas, cambios en los ecosistemas y cambios en las corrientes de aire pero aún así no se ha podido concluir de manera contundente las consecuencias de estos cambios. Lo que si sabemos es que la temperatura anual promedio está aumentando y que el deshielo los polos es una realidad. También sabemos que los huracanes se alimentan con el calor del océano por lo que el mar caribe y el Golfo de México son lugares fértiles para el nacimiento de estos fenómenos que también se fortalecen con la humedad, lo cual fundamenta una de las teorías que el calentamiento global es en gran parte absorbido por el mar cuya temperatura también aumenta.

Los regiomontanos no somos ajenos a la devastación que pueden ocasiones estos fenómeno. El huracán Gilberto de 1988 dejó decenas de muertos y muchísimos daños en el área metropolitana. Estos daños volvimos a verlos multiplicados con el huracán Alex en 2010 que también le costó al estado una gran cantidad de recursos que aún y con cierto apoyo de la federación a la fecha no han podido pagar del todo, reflejo de ello es parte de la deuda que ostentamos actualmente en el estado.

Según investigaciones del Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos, de 1971 a 1994 las temperaturas del mar fueron más bajas por lo cual los huracanes fueron más tranquilos, en cambio hoy seguimos registrando temperaturas record año con año desde 1995. En 2005 la temporada de huracanes fue tan intensa con 31 ciclones que por primera vez fue utilizado el alfabeto griego para nombrar a estos fenómenos al acabarse la lista de nombres.

El año pasado el huracán Patricia registró vientos record de 320km/h convirtiéndose en el huracán con vientos más fuertes jamás registrados en el atlántico desde que se tenga registro. Afortunadamente para los pobladores de Jalisco y Nayarit este huracán terminó perdiendo fuerza y degradando a tormenta tropical a las pocas horas de tocar tierra. Otro dato que nos enseña las consecuencias de la actividad económica en los océanos es que desde 1880 que comenzó la revolución industrial a la fecha los océanos han aumentado su nivel en un promedio de 20cms.

La mayoría de los países tienen una parte de su presupuesto asignado a fondos de emergencia, pero cada vez más estos fenómenos están resultando ser más costosos. Harvey, por ejemplo, por los daños que ocasionó en Texas va a salir muchísimo más caro que el huracán Katrina de 2005 que azotó Nueva Orleans. Las aseguradoras y empresas que se dedican a trabajar en la industria del turismo en el caribe y/o en zonas que regularmente son azotadas por huracanes subirán sus primas de riesgo y cada vez será más caro e incierto poder invertir y desarrollar sobre todo tomando en consideración casos como el de Las Bahamas o Barbuda donde literalmente cientos de hoteles, fraccionamientos y demás negocios fueron arrastrados por la corriente.

En Nuevo León por ejemplo, hay una discusión sobre el uso o no que debería de dársele al lecho del Río Santa Catarina. Hoy es más importante tener una buena planeación, el cambio climático no va a detenerse ahorita y aunque si bien no es concluyente la relación que tienen con los huracanes con el cambio climático, lo que si es cierto es que estos no se detendrán y en menos de una semana pueden formarse y destruir inversiones, que a muchos les pudo haber costado décadas de esfuerzo.

*El huracán Harvey rompió record en EUA por la cantidad de lluvia que presentó.

Fuentes: NY Times, NHC.

#EspacioPúblico: “La vocación del río Santa Catarina”

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Mamá, papá, quiero ser sacerdote.

La noticia más temida por los padres de familia. Me tocó tener amigos que así lo expresaron y la mayoría recibió cualquier cantidad de alternativas para que su decisión cambiara. Al final, los que lograron ingresar al seminario y su vocación era honesta, mostraron pronto su felicidad.

Por muchos años, el Río Santa Catarina ha sido el hijo de vocación clara con padres que lo quieren disuadir.

A través del tiempo han desfilado padres que ante su potencial de entrenador deportivo le instalaron canchas deportivas, alberca y hasta campo de golf. También le vieron perfil de comerciante y le pusieron un negocio de juegos infantiles, otro de estacionamiento y muchos locales comerciales. Pero siempre ha pasado lo mismo. Cada cierta cantidad de años el río ha declarado su insatisfacción y avienta todo a sus padres y muestra con fuerza lo que realmente es.

De nuevo, hoy tenemos en la ciudad un nutrido grupo de padres y madres del río Santa Catarina, más preparados y más modernos que los anteriores, que ante el llamado de su vocación le tratan de buscar otras profesiones en las que consideran será más apto, más productivo,  más feliz y en especial los dejará a ellos como padres orgullosos y satisfechos. 

Además, a los nuevos padres del río les ha crecido la familia y ahora tienen hijos menores a quienes también aconsejan sobre su futuro. Hoy también son padres de las avenidas, puentes, barrios y distritos cercanos a su hijo mayor.

Han pasado siete años desde que el huracán Alex eliminó cualquier rastro de intervenciones que hicieran los pasados padres del río por cambiar su vocación y lo dejara listo para una nueva oportunidad. En estos años, el río Santa Catarina ha creado su cauce, ha desarrollado arbolado y una gran cantidad de fauna, en especial aves, lo ha repoblado. En su lenguaje nos dice lo que quiere ser.

Los otros hijos también han sufrido cambios en estos años y han valorado lo que son, lo que han perdido y lo que les gustaría ser.  Con ellos quizás los nuevos padres tengan mejor suerte y se logren acuerdos favorables. En ellos hay más profesión que vocación y eso es flexible.

Pero el río parece tener muy claro lo que es. Cada día se le ve más feliz y espera que sus padres también lo sean al verlo desarrollarse en libertad. Parece redundante pero la vocación del río Santa Catarina es ser un río.

Es difícil ser padre. Debe ser frustrante ver que los hijos no son lo que se espera. Pero las vocaciones suelen ser así, alejadas de lo convencional pero honestas y con una función especial. Nunca sabes si un hijo sacerdote puede llegar a ser Papa. Menos si le impides ejercer su vocación.

Dejar al río ser río; quizás nos sorprenda favorablemente en pocos años.

#PulsoUrbano: “No hay ríos secos…”

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El Río Santa Catarina que divide en dos a la urbe regiomontana tiene exceso de atención. Esto, considerando que no es no es el único Río y que lleva años en el abandono, incluso antes del huracán Alex y después, obviamente, aunque se supone que personas van y vienen con la intención de rehabilitarlo.

¿Re-a-qué? Lo que leyó. En Monterrey, como en otras ciudades de América Latina, los ríos no son tema hasta que “afectan” el modus vivendi de habitantes que se acostumbraron a modelos de ciudad que le dieron la espalda a sus rios.

Y, por supuesto, ante cada imprevisto natural, al menos éste desde 2010, sigue en ese abandono sistemático de no tomar en cuenta el elemento de la vida que contiene un río: el agua.

De hecho, de ser un “canal” de canchas privadas de futbol (también leyó bien: canchas privadas de futbol), sin la intervención de nadie, ha tomado su cause como lo que es: un río. Qué estrictamente “es una corriente natural de agua que fluye con continuidad”, según Wikipedia.

Por tanto, hoy tenemos cientos de documentos visuales y gráficos que son sólo una pequeña muestra de lo que vive en ese río que para nada está seco: aves, árboles, peces, plantas, etc.

Es usual que, incluso, en tomas áreas podamos ver la conjunción de agua y “verde” que se presenta.

Sin embargo, vaya usted a saber si por necesidades (o necedades) políticas quieran desempolvar este tema que quisiéramos que más que moverle, mejor aprovecháramos el contorno del cause natural para otros temas pendientes en su contorno hasta el momento intocable más que por las vialidades, como la movilidad urbana sustentable, por ejemplo.

Pero bueno, tal parece que está “de moda”, pocos saben qué le acomoda de esa moda y ahora todos van a limpiarlo. No sé si se den cuenta de que limpiarlo no sirve de demasiado si la gente sigue tirándole basura indiscriminadamente y los tomadores de decisión de todos los niveles de gobierno o lo ven como un sobrante de la Ciudad o como un botín de votos o de a ver quién obtiene más likes de Facebook

Lo cierto es que para comprometerse con el río y todo lo que eso implica tendríamos que hacer algo más que limpiar o llevar a consulta con un “sí” o “no” tan simple y somero.

Comenzar a darle a todos los ríos (no sólo a este) la atención que necesitan para verlos como pieza clave del entramado urbano y diseño de la Ciudad como de la vida social y económica, por supuesto, ecológica, que representa.

Esta mañana conversando con dos mexicanos deportados de Estados Unidos me enteré que al Río Santa Catarina también lo usan para dormir y bañarse… Vaya, el río está cumpliendo con su función civilizatoria por excelencia: Hacer la Ciudad a partir de necesidades y demandas.

Sí, los ríos son algo mucho más complejo que sólo infraestructura o pensar que están “secos” o creer en la estupidez que se “regeneran” con canchas que salen de planos “bonitos”. Algo está en juego y no es el río, sino el agua y con ésta la civilización.

#PulsoUrbano: Mitos Urbanos (Parte 1)

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No está a discusión el rezago urbano. Monterrey no sólo es la Ciudad más contaminada de América Latina, sino también en la que pocos jóvenes quieren vivir. Otras metrópolis como Guadalajara o Querétaro están por encima en los nuevos indicadores de desarrollo humano, social, económico. En tiempos de competitividad y expectativas de calidad de vida, esto significa mucho: estamos parados sobre una urbe prácticamente en declive. Sí, leyó bien y no pretendo ser aguafiestas: declive.

¿Cómo transformar esta realidad? Por eso quiero hacer la primera entrega de esta serie de columnas en donde vamos a romper a pedacitos mitos urbanos que nos han llevado a esa situación y que debemos deshacernos de ellos urgentemente para cambiar las realidades.

Empecemos:

“El Río Santa Catarina está seco”

Ese río como el Arroyo Talaberna, el Arroyo Seco, el Río la Silla, el Río Pesquería, como otros han sido invisibilizados por la mayoría de la población que incluso añora a las canchas de futbol sobre su cauce que se llevó el huracán Alex, pero que poco se ha cuestionado sobre la sustentabilidad y como en otras ciudades el aprovechamiento para el desarrollo económico, cultural, de movilidad urbana y convivencia, entre otros.

Hemos vivido a espaldas del elemento de la vida: el agua. De hecho, en estos días existen denuncias públicas sobre causas hasta ahora desconocidas pero que están causando la muerte de la fauna del Río la Silla, ¿cuál es el mito a destruir? Que en esta ciudad no hay agua, que los ríos están secos y que si lo “están” sólo sirven para hacer canchas. No, no lo están y no es así.

Ya que estamos encarrerados, seguramente, más de uno saltó con la frase “como en otras ciudades”… Porque aquí no es Seul, Corea ni Buenos Aires, Argentina menos Nueva York, Estados Unidos.

Mito número dos: “aquí no es París“.

Por supuesto que no es París. Tener los pies parados sobre las realidades lastimosas de esta urbe permite comprender el tamaño del reto colectivo que tenemos enfrente. Las referencias internacionales sólo son referencias. Ni más ni menos.

Lamentablemente, algunos en el ánimo de copiar todo han obtenido resultados desastrosos que se alejan incluso lo que aseguran los manuales que según esto se generan.

Eso quizá ha causado la percepción de que aquí, por ejemplo, no puede haber infraestructura para el ciclismo urbano  porque “la ciclovía de San Pedro no funcionó”. Claro con inadecuadas implementaciones del manual de Ámsterdam, Holanda, no hay ideas de futuro ni presupuesto público o privado que alcancen…

Pero eso no significa que no podamos aspirar a una mejor calidad vida. Ahora mismo París no es un “lecho de rosas”. De hecho, aunque probablemente pensemos que existen menos problemas que en cualquier ciudad de América Latina, basta con leer noticias de esa ciudad para darnos cuenta que los problemas urbanos son compartidos en mayor o menor medida.

Y que lejos de sacar el complejo mexicano de “allá sí, aquí no y confórmate” deberíamos intentarlo, al menos.

¿Intentarlo cuando hay intereses económicos o políticos que atentan contra esa calidad de vida, sustentabilidad y desarrollo?

En próxima entrega destruiremos otros dos mitos.

Gilberto: Su Impacto en Nuevo León

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En esta semana pasada se cumplió un año más de la tragedia del Huracán Gilberto que azotó la ciudad de Monterrey en 1988. Una tragedia de proporciones colosales solo comparable con los daños causados por el Huracán Alex. La narrativa en los últimos años se ha abocado a recordar anécdotas y recuerdos de la tragedia. Gente como Héctor Benavides dedica cada año un programa a este tema.

Sin embargo, hay que analizar más allá de eso, el contexto en 1988 es el de una ciudad en crecimiento con poca infraestructura para enfrentar desastres naturales. El tema ahora no es solamente recordar a los héroes anónimos y el recuento de los hechos, sino comparar los contextos de antes y ahora y valorar que tan preparados estamos o no para enfrentar algo similar.

La ciudad creció, ya no estamos en 1988, probablemente la ciudad ya representa en población y extensión el doble. En 1988 la zona de Juárez era rural en gran parte, ni se diga Zuazua o algunas partes del norte de Escobedo.

Protección Civil tiene un mapa de zonas de riesgo lo cual es muy valioso para detectar problemas. El huracán Alex nos demostró que la ciudad aún está riesgo.

No es para desear que volvamos a tener una situación similar pero las temporadas de huracanes son inevitables. La manera en que se planea la ciudad debe valorar este tipo de fenómenos. Me preocupa el crecimiento desordenado de la mancha urbana en zonas como Ciénega de Flores, Salinas Victoria, Zuazua y El Carmen.

Aquella polémica del nuevo Estadio del Monterrey es importante también por estar en una zona cerca de un rio. Sin embargo, pocos recuerdan eso ahora.

Rompepicos ha funcionado pero se necesita revisar esta represa así como añadir otra más para evitar que la tragedia azote la ciudad nuevamente.

Ahora con el tema del fracking, el problema de los sismos está presente en la mesa, los gobiernos municipales poco invierten en infraestructura o sistemas de desastres, siempre vemos a los mismos paramédicos y personal de Bomberos y Protección Civil con los mismos métodos de finales de los 90s.

Prevenir no genera votos. Prevenir no está en la agenda pública y no se ve para cuando esté.

Lo dicho, dicho está.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Espacio para el deporte

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El área metropolitana de Monterrey es un conglomerado urbano que concentra al 88% de la población del estado de Nuevo León. La problemática que afecta a nuestra ciudad es muy variada y en años recientes se han acentuado algunos de estos problemas. En el año 2010 sufrimos el embate del huracán Alex, de cuyos devastadores efectos aún no hemos podido sobreponernos, destrozó varias avenidas y nos trastocó la vialidad. El trabajo realizado por el gobierno anterior para reparar los daños que dejó el huracán dejó mucho que desear, tanto la calidad de las obras de pavimentación, como las obras viales, no fueron lo esperado para resolver la problemática.

Aunado a este problema, también la ciudad se vio afectada por una crisis de seguridad sin precedentes. La vida diaria de los regiomontanos se vio afectada de una manera terrible, la inseguridad nos obligó a cambiar nuestros patrones de conducta. Ya no era posible socializar, ni tener acceso a lugares de esparcimiento; la desconfianza y el temor se apoderó de la sociedad.

En el año 2010 sufrimos el embate del huracán Alex, de cuyos devastadores efectos aún no hemos podido sobreponernos, destrozó varias avenidas y nos trastocó la vialidad.

Uno de los efectos palpables en la sociedad ha sido el aumento del stress en las personas, diariamente vemos la agresividad e impaciencia con la cual se comportan la mayoría de los conductores de vehículos por las calles. Esta agresividad es producto de la frustración que generan los embotellamientos viales, los cuales a su vez son causados por la deficiente planeación de la vialidad en el área metropolitana, a los múltiples baches y a las obras pendientes de terminar.

Otro de los efectos devastadores que nos dejó a su paso el huracán Alex fue, la pérdida de un gran espacio para el deporte y el esparcimiento con el que contábamos. Para quienes no conocieron la ciudad antes del paso de huracán Alex, tal vez les resulte increíble enterarse que lo que es el lecho del Rio Santa Catarina, en un tiempo fue un parque deportivo lineal que albergaba cientos de canchas deportivas para el uso de todos los ciudadanos.

En ese lecho del Rio, además de las canchas, también se encontraban albercas públicas (a la altura de Pino Suárez), además se hacía espacio para que se alojaran temporalmente circos y ferias. Entre broma y orgullo los regiomontanos denominábamos a este espacio “el estadio más grande del mundo”.

Es indudable la necesidad de recuperar este espacio para el deporte y el esparcimiento de la sociedad. Todos los ciudadanos: niños, jóvenes y adultos, disfrutábamos de las canchas y atracciones del Rio Santa Catarina. Los beneficios de contar con un espacio de esta magnitud son muchos, además del buen efecto en la salud pública que acarrea la práctica de los deportes, también son una válvula de escape social y son un alivio para el stress que vivimos los ciudadanos en el día a día.

Los beneficios de contar con un espacio de esta magnitud son muchos, además del buen efecto en la salud pública que acarrea la práctica de los deportes, también son una válvula de escape social y son un alivio para el stress que vivimos los ciudadanos en el día a día.

Es imperativo que los nuevos gobernantes, tanto del estado como de los gobiernos municipales, pongan empeño en rehabilitar este espacio y lo vuelvan a poner a la disposición de los habitantes. Sin embargo, también es importante que sea un espacio público y de libre acceso para la población, ya que también hemos pasado por la experiencia de verlo privatizado y no ha sido una buena experiencia.

Los ciudadanos requerimos de más espacios para el deporte y el sano esparcimiento social

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”