Chihuahua, 1916 – En los inicios del siglo XX México se encontraba en la antesala de una guerra debido a una de las relaciones más tensas que ha tenido con los Estados Unidos, cuando el ejército norteamericano comandado por el general John J. Pershing emprendió una búsqueda ilegal por el norte del país para capturar al revolucionario Pancho Villa.
Ante las hostilidades el presidente en turno, el general Venustiano Carranza, respondió a la amenaza con lo que se conoce como la batalla del Carrizal resultando México vencedor. Con esta victoria el ejército constitucionalista protegió la soberanía y dignidad mexicana.
Este suceso fortaleció la creación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el 5 de Febrero de 1917, la cual es la consolidación escrita e institucionalizada de la autonomía mexicana como una nación libre y soberana.
Pionera en la promulgación y defensa de los derechos sociales, no por nada nombrada “la primera constitución social del siglo XX”. Producto directo de la revolución y el impedimento de una tercera intervención estadounidense, a pesar de la inestabilidad nacional y mundial, México logró la creación de una Carta Magna que ha sido usada como ejemplo y punto de referencia para futuras a lo largo y ancho del globo terráqueo.
El pasado domingo festejamos su primer centenario desde que se decretó en la ciudad de Santiago de Querétaro. Un aniversario que pasó desapercibido, sin pena ni gloria, o bueno, algo de pena, eclipsado por uno de los eventos deportivos más fieles al sistema capitalista y de consumista representativo de los Estados Unidos y que imperiosamente ha impuesto a lo largo del mundo, el Super Bowl.
¿Dónde quedo el #ConsumeLocal o lo Hecho en México? ¿Alguien al menos recordó por que el lunes fue feriado?
Al parecer, y no es por generalizar, se hizo notar nuevamente la doble moral del mexicano, o al menos la de los más de 5 millones de televidentes que estuvieron al pendiente del evento, no me mal entiendan, no se trata de entremezclar ambos temas –políticos y deportivos-, sin embargo, no podemos dejar de lado la faceta cívica que nos corresponde como participes legítimos de dicha constitución.
No hago mención a dejar de ver el Super Bowl y sustituirlo por un partido nacional, mi referencia va centrada a no echar en saco roto lo establecido en cada una de las paginas constitucionales, en la historia y el esfuerzo que nos llevó consolidarnos como una sociedad regida por una constitución a la altura de las circunstancias.
¡Felicidades a los patriotas!, pero… A nuestros compatriotas constitucionales, a cada uno de aquellos mexicanos que a pesar de no conocer a fondo lo establecido en la Constitución mantienen vigente lo ahí instituido. Al ciudadano civil que exige sus derechos una vez cumplido sus obligaciones, que respeta a sus conciudadanos y que no se excusa con la idea tan mediocre expresada, inclusive por líderes políticos, –el que no tranza no avanza-.
Cien años no se dicen fácil aún más con la complicada situación en la que nos encontramos nuevamente en una relación muy tensa con los Estados Unidos, por un presidente que violenta nuestra soberanía y pone en tela de juicio nuestra capacidad de defendernos.
La historia se repite y solo los más astutos sacan provecho de ella y evitan repetir los mismos errores. Entramos a un segundo siglo de vigencia constitucional y está en nuestras manos impedir que esta sea la más afectada, cuando somos los primeros en olvidarnos de que existe.
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