100 años de la Constitución

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Felices o no. Pacíficos o no. Estamos cumpliendo 100 años desde aquel 5 de febrero de 1917 cuando el presidente Venustiano Carranza promulgó en el Teatro de la República de Querétaro la constitución que hoy todos conocemos.

Dicha constitución validaba las modificaciones a la carta magna de 1857 resaltando el heroísmo y patriotismo popular que reivindicaba la soberanía contra aquellos que querían apoderarse de nuestras tierras. Marcaba el fin de la lucha armada y el inicio de un orden legal.

¿Pero que nos pasó? ¿Porque hoy tenemos menos orden legal y más lucha armada?

Hoy a la constitución no hay que adorarla, hay que respetarla, ensancharla y aplicarla. ¡Ya es tiempo!
Y es que mientras decimos que hay derecho a la vivienda digna, esta se contrasta con la realidad de miles de personas que viven en una situación de pobreza y que día a día luchan por sobrevivir.




Mientras pregonamos el derecho a la educación gratuita y de calidad, nos damos cuenta que hoy todavía existen miles de niños analfabetas.

Mientras el gobierno aplaude el principio de igualdad, nos damos cuenta que efectivamente en México todos somos iguales, solo que unos son más iguales que otros.

Mientras repasamos el principio de legalidad, diariamente somos testigos que muchos políticos, empresarios y ciudadanos se lo pasan por las patas.

Que mientras no respetemos a todos aquellos que tienen gustos, preferencias e ideas diferentes a nuestra forma de pensar, no podremos cumplir con el principio de no discriminación. Que mientras nuestra libertad de expresión se vea cada vez más coartada, no podremos sentirnos seguros de nuestra palabra.

Y que mientras sigamos teniendo una libertad de prensa inexistente, no habrá medios de comunicación que hablen de la realidad en México sin temor a ser castigados. Y si no, pregúntenle a Aristegui, Brozo o Ferriz de Con.

Mexicanos, tenemos que trabajar por ensanchar la constitución de manera que se contemple a todos. Donde se respete y aplique el derecho al empleo, a la vivienda digna, a la sanidad y la educación. Una constitución donde nuestros derechos no estén solamente escritos, sino que sean reconocibles y palpables en el día a día. Ensanchar para buscar una justicia independiente que garantice la lucha contra la corrupción.

A 100 años el reto de la constitución no está en el establecimiento, sino en poder garantizar que se cumpla por todos y todas.




Si no nos vemos, pues nos escribimos.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

La cabeza detrás de los Expedientes contra Rodrigo Medina

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Aunque el ex gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina de la Cruz, no se presentó al citatorio el día de ayer, donde se le iba a informar de que está siendo acusado y se iba a decir si quedaba vinculado al proceso. Esta semana Altavoz entrevistó al encargado de la Dirección General Jurídica de la Secretaría de Economía y Trabajo, el Lic. Eduardo Alonso Mendívil.

En la entrevista Alonso Mendívil nos explica un poco más a fondo el caso de los terrenos de Pesquería, por los cuales actualmente está siendo acusado el ex gobernador Medina. Además nos explica que otros expedientes se formaron y están el día de hoy en manos de la Fiscalía Anticorrupción:

1. ¿Cuáles han sido tus funciones dentro de SEDEC?

R: 
Ante todo agradecer esta oportunidad de compartir este espacio para compartir las experiencias de este inicio de administración en Nuevo León. 
Hasta hace algunos meses ejercí como Director Jurídico de la extinta Secretaría de Desarrollo Económico (SEDEC) donde además de asesorar al Secretario en todos los actos jurídicos en los que participa la dependencia, presidí el comité de auditoría interna cuya función principal fue la detección de irregularidades y la integración de expedientes para la Contraloría y la Fiscalía Anticorrupción del Estado. 
Actualmente, con la creación de la nueva Secretaría de Economía y Trabajo, me encargo de la Dirección General Jurídica, teniendo la responsabilidad de apoyar al Secretario en conducir el actuar de la dependencia con apego a la ley.

2. ¿Cuántos han sido los casos que SEDEC ha presentado ante la Fiscalía Anticorrupción?

R: 

A la fecha integramos 30 expedientes a la Contraloría, de los cuales 23 expedientes ya fueron turnados a la Fiscalía Anticorrupción para su investigación y desahogo.

3. Ya adentrándonos a los casos en específico, ¿qué tipo de anomalías se encontraron en el caso KIA?

R: 

Fundamentalmente se detectaron irregularidades en el proceso de otorgamiento de incentivos, en pasos de ley que no se completaron, operaciones injustificadas o fuera del marco jurídico.

4. Hay otro caso en el cual una subsidiaria de Multimedios está involucrada, ¿nos puedes contar más sobre eso?



R: Se han detectado irregularidades en donde están involucradas diversas empresas locales y extranjeras. Efectivamente, alguna del grupo que comentas está involucrada, y será la Fiscalía Anticorrupción la que realizará las indagatorias correspondientes para llegar a la verdad de los hechos y resolver si existe alguna responsabilidad o ninguna al respecto.

5. ¿Cómo lograron que los coreanos recapacitaran los acuerdos con el gobierno anterior?

El Gobierno del Estado y la empresa Kia han trabajado en conjunto para resolver una situación compleja que necesariamente implicaba un esfuerzo de entendimiento jurídico, comercial y político. La voluntad de esta administración por resolver los temas pendientes y la confianza generada en el trayecto entre la empresa y los funcionarios, considero que fue primordial para llegar a un consenso con miras al mismo objetivo. Sin duda, llegar a un acuerdo fue un camino que tuvo diversas implicaciones, como momentos de discusión y reflexión, en donde la transparencia y la legalidad prevalecieron para brindar certidumbre jurídica a esta importante inversión para Nuevo León.

6. ¿Crees que haya un daño por el conflicto que se tuvo con KIA en la inversión extranjera en el estado de Nuevo León?

Es muy conocido que los indicadores de transparencia internacional, así como los bajos índices de corrupción en un país, son primordiales para garantizar crecimiento económico y atraer inversiones duraderas. El trabajo realizado por esta administración para brindar un Estado de Derecho con transparencia y certidumbre jurídica, es un detonante de inversión extranjera. Las empresas sienten un cambio en la forma que se conduce el gobierno en Nuevo León y ha mostrado su preferencia por la transparencia y la legalidad para producir más y mejor, así lo han manifestado en repetidas ocasiones, y es un compromiso de este gobierno.

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Intimidades Públicas: Nosotros los mexicanos y nuestra moral

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“En México hay quienes critican para construir y rara vez terminan criticando sin destruir”.- Esolam

La relación entre el gobierno y la sociedad en México es particularmente diferente a la del resto de los países del mundo. Su sistema político –y por ende su cultura política- se encuentra cimentada sobre incontables luchas sociales que sucedieron a lo largo de su etapa como Estado independiente. No basta sólo con recordar nuestra independencia y revolución para entender estos importantes cimientos. Entre estos episodios existen un sinfín de capítulos de prácticas políticas –unos más largos que otros- que influyeron determinantemente en la consolidación del sistema político mexicano, pero sobretodo, de la relación entre gobierno y gobernados. 200 años después y en pleno siglo XXI pareciera que estos cimientos están por colapsar. Quien no acepte que nuestro sistema político sufre una grave decadencia, es un iluso; pero quien no acepte que los partidos políticos lo estén, es un ignorante.

Aún y cuando los partidos políticos han sido actores fundamentales para la construcción del sistema político que impera en nuestro país, el abrumador desgaste del ejercicio público ha logrado castigarlos y ponerlos –a unos más que a otros- en peligro de extinción. Pero lo más grave, no es aceptar que esta posibilidad existe, sino dejar a un lado el hecho de que más allá de la “decadencia” de los partidos políticos, la clase política y la sociedad civil no han entendido que existe un concepto que ambos comparten: el hecho de que todos son ciudadanos.

Ante esto, resulta redundante abordar el tema respecto a la doble moral de la sociedad mexicana; quien no coincida en su existencia simplemente no vive en el México que yo conozco. En México, el pan de todos los días ya no es sólo la crítica desenfrenada contra las instituciones públicas –algunas veces con razón y muchas otras simplemente por ignorancia- y la práctica incoherente de algunas personas que termina por justificar acciones propias fuera del marco de la legalidad; a esto se suma una preocupante apatía en la participación de la sociedad en general en lo público.

Quien no acepte que nuestro sistema político sufre una grave decadencia, es un iluso; pero quien no acepte que los partidos políticos lo estén, es un ignorante.

La triple moral en México es precisamente eso. No basta sólo con criticar a los demás cuando yo también lo hago mal, sino que también hay que agregar a la ecuación el hecho de no participar en lo absoluto en los asuntos públicos, dejando a un lado cualquier concepto de ciudadanía a la que pudiera hacerse referencia. Generalizar que todos los mexicanos somos así sería irresponsable de mi parte, pero dejar de mencionar que existe esta moral sería aún más. Todos en algún punto de nuestras vidas lo hemos hecho, por ignorancia o con conocimiento, pero lo importante no es sólo evitarlo sino erradicarlo.

Habrá quienes piensen que no existe relación directa en entre la moral del mexicano en los asuntos públicos y forma en la que se desenvuelven el gobierno y la sociedad. Pero a mi parecer dicha relación es determinante para fortalecer un concepto de ciudadanía agonizante en nuestros días.

La triple moral en México es precisamente eso. No basta sólo con criticar a los demás cuando yo también lo hago mal, sino que también hay que agregar a la ecuación el hecho de no participar en lo absoluto en los asuntos públicos, dejando a un lado cualquier concepto de ciudadanía a la que pudiera hacerse referencia.

Considero fundamental que la marcada diferencia entre lo público y lo privado se acorte lo suficiente para entender que primero que todo, la ciudadanía es nuestro común denominador. Ningún servidor público es vitalicio ni mucho menos un ciudadano estará ajeno a lo público; mucho menos ahora en nuestro incipiente sistema político que permite que ya no sólo los partidos políticos puedan gobernar.

Critiquemos para construir pero sobretodo construyamos para ya no criticar.

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Nuestra participación en el Estado de Derecho

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Hoy en día vivimos en una sociedad que muestra un mayor interés en la forma en que se gobiernan las ciudades y se imparte justicia. La administración pública ya no es sólo un tema de conversación para quienes trabajan en ella, cada vez son más los ciudadanos que emiten su opinión sobre los aciertos y desaciertos de las autoridades. Sin embargo, creo que nos hace falta involucrarnos aún más, pasar de ser críticos y convertirnos en partícipes de la solución.

El interés por elevar el estado de derecho de nuestro Estado debe de partir de nuestro compromiso por respetar las normas, las cuales fueron creadas buscando el bienestar común.

Como sociedad, nos hemos acostumbrado a denunciar públicamente la falta de legalidad en nuestro país, pero al mismo tiempo carecemos de un compromiso con los principios que nos rigen como ciudadanos. Criticamos la falta de seguridad vial, pero en muchos casos no se respeta el reglamento de tránsito y cuando se recibe una multa se busca la forma de no pagarla. Nos quejamos de que nuestra ciudad carece de servicios públicos, pero no nos interesamos por estar al corriente en el pago del impuesto predial. Nos asustamos de los niveles delictivos, pero no interponemos una denuncia cuando somos víctimas o testigos de un delito. El interés por elevar el estado de derecho de nuestro Estado debe de partir de nuestro compromiso por respetar las normas, las cuales fueron creadas buscando el bienestar común.

Algunas prácticas que violan la ley son tan comunes que a veces olvidamos que estamos cometiendo una falta o preferimos justificarnos pensando que si muchas personas no respetan esa ley, nosotros tampoco estamos obligados a hacerlo.

Para tener el estado de derecho que queremos, es necesario que realicemos la parte que nos corresponde. La legalidad no se construye con más reglas, sino con el respeto que se le dé a estas. Algunas prácticas que violan la ley son tan comunes que a veces olvidamos que estamos cometiendo una falta o preferimos justificarnos pensando que si muchas personas no respetan esa ley, nosotros tampoco estamos obligados a hacerlo. Toda legislación parte del análisis de una conducta que deber ser regulada, pensar que no pasa nada si hacemos caso omiso es lo que nos lleva a ciudades con altos índices de delincuencia.

No tenemos que esperar a convencer a un gran número de personas de que respeten el marco legal. Nuestro ejemplo puede servir para que alguien más lo haga, y esta cadena se puede convertir en un verdadero cambio para nuestro país. Debemos de ser parte de la solución de nuestros retos como nación, no parte del problema. El estado de derecho se construye cuando una acción social encuentra sustento en una norma, pero sobre todo cuando las personas estamos comprometidas a respetar nuestra legislación.

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