Esta semana pasará a la memoria y probablemente a la historia de nuestra sociedad, ya que lo que parecía sin sentido, y hasta apocalíptico, sucedió, se reunieron las dos figuras que representan el repudio social de los mexicanos. El encuentro de Enrique Peña Nieto, el Presidente con la aceptación más baja de la historia moderna de México y por el otro lado Donald Trump, el racista #1 de Norteamérica, quien ha repudiado la aportación de los migrantes a su país, en especial a los mexicanos.
Si bien sus declaraciones desde el inicio despertaron la indignación nacional de propios, pero la despertaron más de extraños, lo que colocó rápidamente a Trump como una figura realmente conocida, y no por bueno. Ante sus polémicas declaraciones y la semilla de repudio y xenofobia que sembró en el lado republicano de los estadounidenses, distintas “figuras” del ámbito nacional se pronunciaron en contra de las declaraciones y posibles políticas internacionales del candidato de los elefantes americanos.
Desde atinadas declaraciones como las de Jorge Castañeda, hasta el ridículo de Eugenio Derbez, donde se magnificó de una manera exponencial la mala fama del rubio candidato; sin embargo, faltaba la cereza en el pastel de reclamos y repudio, faltaba la postura de la Presidencia de la República Mexicana con respecto a sus declaraciones.
Como cita en el IMSS, el momento llegó, tarde, pero llegó. Y antes que se muriera el tema, como en el IMSS, a EPN se le ocurrió la idea de abrir la invitación a los dos candidatos Hilary Clinton y Donald Trump, para conocer la postura de los aspirantes, a lo que sorpresivamente, Trump acepto dicha invitación y un día después, se encontraba ya en suelo mexicano.
Uno se imaginaría que después de todo el revuelo social que encendió, el nuevo repudio a su “Nueva América” y sus desatinadas opciones hacia nuestro país, nuestro comandante supremo, ósea nuestro Presidente, saliera a defender a sus compatriotas con el orgullo lastimado e indignados aun por la propuesta de su reunión… Pero no, en una nueva muestra de poca habilidad política, Peña Nieto no nos dijo más lo que ya sabemos, que si hay una co-dependencia comercial, que si somos vecinos, que si vamos por buen camino, que si Taco Bell no son tacos de verdad, todo, menos lo importante; y con justa razón, discutir sobre las políticas migratorias que propone, ¡lo tenía enfrente!, tenía la oportunidad de llevarse un aplauso después de tantos abucheos, y se quedó callado.
Entendemos las cordialidades y que un arrebato del Presidente podría entorpecer relaciones futuras, pero pedirle una disculpa al pueblo mexicano, además de ser políticamente correcto para ambos, se quedó en el aire.
Así una vez más EPN nos demostró que aquella despensa y votos comprados no garantizan un Gobierno con pantalones, además se posiciona como alguien en quien no nos sentimos representados, porque a la opinión de muchos de nosotros, el peor enemigo del Presidente siguen siendo sus asesores.
En voz de Jorge Ramos, periodista de Univison, orgullosamente inmigrante por cierto, Peña Nieto “desaprovecho una oportunidad única de enfrentar a Trump. Ni una sola vez lo cuestionó en público. Trump le comió el “mandado”.
Efectivamente así fue, ya que con un semblante serio y de comentarios sin relevancia en su intervención, Trump llego a uno de los países más lastimados por él, invitado por el presidente del mismo, y así como llego se fue. Sin penas, pero con la gloria de haberse impuesto en nuestro país.
Los dos políticos mantuvieron sus posturas, ya que ninguno toco el tema de la frontera más cruzada del mundo, salvo menciones escuetas, pero ambos se manifestaron por separado, y nuevamente Trump cerro con esta joya en twitter: “México pagara el muro”.
Del lado de la que no fue invitada y es la consentida de los mexicanos es la Señora Clinton, quien debemos saber o recordar, que la Iniciativa Mérida, la Operación Rápido y Furioso, y recientemente las Reforma Estructurales del Gobierno Mexicano, y ella tuvo algo que ver directa e indirectamente con la aplicación de estos sucesos en nuestro país.
Ahora ella maneja inteligentemente un mensaje de armonía y paz con los latinos, que junto con la cercanía con Obama, la posiciona como la dueña del apoyo latino, que cada vez más, domina las elecciones en estados como California, Arizona y la vital Florida para las aspiraciones de cualquier presidenciable.
Y así Donald Trump, llegó como cuando tu mamá invita a tu ex novia a comer a tu casa, se come el postre y pasa su nuevo novio por ella, así de lastimoso es para muchos mexicanos su visita.
PD. Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón se destapa para la Presidencia de 2018, que al cabo ¿Nuevo León qué? Aún no resuelve los problemas de nuestro estado, como el lo menciono muchas veces, entonces ni que se chifle.
______________________________
– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”