Dimes y Diretes: “Por dignidad, renuncia EPN”

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Seis vidas fueron brutalmente interrumpidas el pasado domingo por armas del mismo gobierno mexicano. Hayan sido maestros o no, no es el punto de discusión, el tema debe ser y cómo bien lo pregunto el periodista Jorge Ramos, “¿Quién dio la orden de disparar?”. Éste incidente se acumula ya a una serie de errores y desatinos del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Algunos aclaman por la renuncia de Aurelio Nuño, el Secretario de Educación Pública, otros más por la renuncia del gobernador de Oaxaca, Gabino Cué. Pero creo que los que piden la renuncia de uno solo o de ambos se están quedando cortos. La realidad es que el que ya tiene que irse es el Presidente Enrique Peña Nieto.

Pero creo que los que piden la renuncia de uno solo o de ambos se están quedando cortos. La realidad es que el que ya tiene que irse es el Presidente Enrique Peña Nieto.

Sin tratar de caer en lo chairo, ¿cuántas le hemos “pasado” durante lo que va de su sexenio? La Casa Blanca y su conflicto de intereses con Grupo Higa, el pésimo manejo por parte de su ex procurador y de su gobierno en el caso de la desaparición de los 43 normalistas en Ayotzinapa, el mal manejo de la seguridad a lo largo y ancho del país, y ahora la muerte de seis personas inocentes en Oaxaca.

Lo ridículo de la situación del domingo fue la manera tan descarada con la cuál el Consejo Nacional de Seguridad (CNS) negaba en primera instancia que los Policías Federales portaran armas, pero las pruebas fueron más que claras en fotos y videos que circulaban en las redes sociales, que no lo pudieron negar más. ¿La razón de portar armas? No la dejan en claro, se supone que el objetivo de la PF era contener las protestas y evitar desmanes, no oprimirlas y disparar en contra de los manifestantes.

¿La razón de portar armas? No la dejan en claro, se supone que el objetivo de la PF era contener las protestas y evitar desmanes, no oprimirlas y disparar en contra de los manifestantes.

Por desatinos como los del domingo, ahora nuestro país es titular a nivel mundial, donde se muestra que vivimos en un país opresor y donde el diálogo no es una opción, todos se tiene que arreglar a punta de pistola al parecer.

Hay límites en todo, y Enrique Peña Nieto y su gobierno los han rebasado, por eso Presidente, con todo el respeto que se merece, renuncie, por dignidad RENUNCIE, le quedó grande la silla.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

México enojado

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Hoy, en México, todos están enojados con todos. El Presidente con los ciudadanos malhumorados que no lo entienden y no quieren aceptar que su casa blanca es producto del arduo esfuerzo de la Gaviota en su trabajo con Televisa. Los ciudadanos con el Presidente por su insensibilidad y su terquedad en afirmar que la corrupción es un asunto cultural (¿quién habla de problema?).

Los Senadores con los ciudadanos por querer imponer la transparencia cómo regla de juego para los políticos (¿entonces dónde está el beneficio de ser político?), y los ciudadanos con los Senadores por burlarse de su iniciativa y trasquilarla sin piedad. De paso, los Senadores se vengaron de los ciudadanos más a la mano, los empresarios, y les dieron unas patadas en los tobillos que pretenden dejarlos calladitos y sumisos, sin pena de quedarse sin los jugosos contratos del gobierno (la ocurrencia de la madrugada).

De paso, los Senadores se vengaron de los ciudadanos más a la mano, los empresarios, y les dieron unas patadas en los tobillos que pretenden dejarlos calladitos y sumisos, sin pena de quedarse sin los jugosos contratos del gobierno (la ocurrencia de la madrugada).

El Consejo Nuevo León, con el Gobernador Rodríguez Calderón, al cuál le reclama dedicarse a cosas sin importancia cuando ellos quisieran fijarle la agenda de acuerdo con lo que determinaron en su Plan Estratégico 2015 – 2030. El gobernador y su nuevo equipo (trabajosamente armado para satisfacer su círculo íntimo y cercano) enojados con el Consejo Nuevo León, porque no le entienden a sus exigencias y que no los deja enfocarse a sus negocitos largamente planeados.

Los ciudadanos con los diputados locales porque no se concentran en lo que más importa que es el rechazo de las cuentas públicas infames de Rodrigo Medina para los años 2013 y 2014 (¡está cuenta maravillosa que tiene una observación que señala 1,100 millones de pesos de gastos sin comprobar!). Y los diputados locales con los ciudadanos porque no los dejan dedicarse a sus juegos perversos (y jugosos) y que nadie le da importancia a un juicio político contra Samuel García, promovido por el amigo del pueblo, Gilberto Lozano, por unos asuntos irrelevantes.

Los ciudadanos contra los alcaldes porque se les ocurrió que no tenían suficiente presupuesto de donde robar (o para obras faraónicas) y que quieren inventar nuevos impuestos (con el apoyo de los diputados locales muy dispuestos a apoyarlos), y los alcaldes contra los ciudadanos porque no se dejan robar en silencio y protestan por cualquier bachecito en sus calles o por cualquier robo en sus casas (cómo si no fuera normal que haya robos en las casas y baches en las calles).

Los ciudadanos con los diputados locales porque no se concentran en lo que más importa que es el rechazo de las cuentas públicas infames de Rodrigo Medina para los años 2013 y 2014 (¡está cuenta maravillosa que tiene una observación que señala 1,100 millones de pesos de gastos sin comprobar!)

El México de hoy necesita en forma urgente un terapeuta capaz de hacer sentir a los unos y a los otros que su enojo impide que el país encuentre soluciones a sus problemas reales, que son la pobreza extrema, las remuneraciones insuficientes, la dependencia exagerada de las remesas de los paisanos para sostener el poder adquisitivo, la corrupción y más corrupción y todavía más corrupción, una clase política que perdió el contacto con la sociedad civil de la cual proviene y que solamente aspira a robar más antes de que se le acabe el veinte.

¿Alguien podrá serenar el país? ¿Alguien sabrá proponer en lugar de reclamar? ¿Alguien es capaz de proyectar una visión de un México exitoso y no quejoso? Faltan menos de dos años para que se dé a conocer este personaje mítico. Si no aparece, nos esperarán seis años más de lo mismo. ¿Qué producirán seis años más de enojo colectivo? Peligro, mucho peligro.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”