El FBI investiga a Jared Kushner, yerno de Trump

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Medios estadounidenses han informado que Jared Kushner, el yerno de Donald Trump, también está siendo investigado por el FBI, esto relacionado con la supuesta interferencia de Rusia en las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos.

La especulación de que Kushner tuvo algo que ver con contactar a los rusos se debe en parte a que en marzo, la prensa confirmó que este asesor de la Casa Blanca se reunió en Diciembre con Sergei Kisiyak, el embajador ruso, en Washington.

Actualmente los dos centros de la investigación son Michael Flynn, el consejero de Seguridad Nacional de Trump que tuvo que dimitir ya que mintió sobre las conversaciones que sostuvo con Kisiyak. Y el otro es Paul Manafort  quien dirigió la campaña del ahora presidente hasta que en agosto se descubrieron los negocios que hacía con rusos y ucranianos.

Sin embargo, funcionarios le informaron a NBC que aunque el FBI cree que Kusher podría proporcionarles información importante, esto no implica que él haya cometido un delito por lo que se encuentra en una situación distinta a la de Flynn y Manafort que sí forman parte central de la investigación.

 

 

 

 

El Talón de Aquiles: “Uno de esos Límites”

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El martes 4 de abril, aviones de guerra atacaron la localidad de Khan Sheikhoun, Siria. Acto seguido, paramédicos observaron personas ahogándose, desmayándose, o presentando vómitos. También se notaron casos de espuma alrededor de la boca. Diversas informaciones apuntaron a la utilización de armas químicas por parte del Gobierno de Bashar al-Ásad, quien negó su responsabilidad.

Rusia, su más cercano aliado, indicó que el arsenal químico pertenecía a los rebeldes. No hay números precisos sobre el número de víctimas resultante de este nuevo episodio de utilización de armas químicas: algunos refieren a 58 muertos, mientras que el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos apunta a 67 (y 300 heridos); otras fuentes cifran a más de 100 las víctimas mortales.

Tampoco se sabe qué se utilizó, si bien se apunta al uso de Gas Sarín, un agente nervioso 20 veces más letal que el Cianuro, difícil de detectar. Los países occidentales dieron por un hecho el uso de armas químicas por parte del Gobierno sirio – Rusia sigue insistiendo que la autoría del hecho no es clara – y más temprano que tarde, 59 misiles crucero Tomahawk estadounidenses, lanzados desde navíos desplegados en el mediterráneo, atacaron la base aérea Sharyat (asociada al programa sirio de armas químicas).

Un acto ilegal e inmoral

El inicio del uso de armas químicas en el mundo contemporáneo tiene lugar hace poco más de un siglo, el 22 de abril de 1915, cerca de Ypres (Bélgica), cuando tropas alemanas lanzaron 180 toneladas de clorhídrico asfixiante a los aliados, intoxicando a 15,000 personas.

La indignación de la opinión pública internacional fue tal, que diez años después, en 1925, se firmaba del Protocolo de Ginebra sobre las armas químicas y biológicas, el primer intento multilateral para impedir el uso de ese tipo de armas en contextos bélicos. El convenio es importante, si bien no penaliza la producción y almacenamiento de armas químicas (solo su uso). Además, muchos de los Estados que lo ratificaron se guardaron el derecho de usar estas armas contra los no firmantes, o como represalia si eran víctimas de armas químicas.

De hecho, durante la Guerra Fría, alrededor de 25 Estados desarrollaron armas químicas. Japón utilizó Gas Mostaza, Lewisita, Fosgeno, Cianuro, y otros durante su guerra contra China (1937-45).

Entre 1961 y 1971, Estados Unidos lanzó 72 millones de toneladas de Agente Naranja para destruir los bosques en donde se ocultaban guerrilleros vietnamitas. Las enfermedades y trastornos genéticos causados por la dioxina afectan hoy a más de tres millones de personas.

En 1988, Saddam Hussein, en el marco de la guerra Irán-Iraq (1980-88), bombardeó la ciudad de Halabja (Kurdistán Iraquí) con Gas Sarín, Tabún, Mostaza, y VX. Documentos publicados por Wikileaks señalan que Washington autorizó el uso de agentes químicos – fósforo blanco y uranio empobrecido –  en Faluya (2004), durante la guerra en Iraq.

Y en 2013 se denunció el uso de armas químicas por parte del régimen de Bashar al-Ásad, en Guta (suburbio de Damasco, la capital de Siria). Las víctimas se estiman a entre 281 y 1729. En esa ocasión, el Presidente Barack Obama aceptó no atacara Siria, a cambio de desarrollar negociaciones exitosas con Rusia para desmantelar el arsenal químico de al-Ásad.




También hay esfuerzos para eliminar la posibilidad que tales episodios se produzcan. En 1980, inició un proceso de negociación que llevaría a la firma, en 1992, de la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción, Almacenaje, y Uso de Armas Químicas y sobre su destrucción, conocida como la Convención sobre Armas Químicas (CAQ), que entró en vigencia el 29 de abril de 1997.

El acuerdo es importante al menos por dos razones. Primero, prohíbe, como es el caso del Protocolo de Ginebra, el uso de agentes químicos en las guerras. Pero además, ilegaliza su producción y almacenamiento, e incluye medidas de verificación. El empleo de herbicidas como método de guerra es prohibido, y los Estados firmantes se comprometen no solo a no usar agentes químicos con finalidades bélicas, sino también a no desarrollar, ayudar, alentar o inducir a otros Estados a producir este tipo de armas.

También se comprometieron a destruir los stocks existentes. Segundo, por primera vez se negoció un acuerdo multilateral, de aplicación universal, con un mecanismo de ejecución permanente – la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) – cuyo objetivo es la eliminación de una categoría de armas de destrucción masiva.

En suma, el uso de armas químicas es considerado una ofensa grave a nivel internacional. Siria ratificó la convención  el 14 de septiembre de 2013, la cual entró en vigor en ese país el 14 de octubre de ese mismo año. La utilización de armas químicas convierte entonces a los autores del ataque en violadores de la convención.

Además, pone al país en flagrante desacato de las resoluciones emitidas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Recuérdese que el mismo ha solicitado implementar el Comunicado de Ginebra (2012), que busca crear un gobierno de transición de consentimiento mutuo con amplios poderes ejecutivos.

También solicitó a las partes, en enero de 2016, asistir a “conversaciones de acercamiento” para discutir sobre un cese al fuego y un periodo de transición conducente a nuevas elecciones. Y si bien los ceses al fuego anunciados por Estados Unidos y Rusia (septiembre de 2016), así como Rusia, Irán y Turquía (enero de 2017) no surtieron ningún efecto, el uso de armas químicas no solo implica un fracaso en los intentos por resolver pacíficamente el conflicto, sino también una evidente escalada militar. Además, demuestra que el arsenal químico no ha sido desmantelado, como debía ser el caso a partir de 2013.

Una guerra compleja

Las raíces inmediatas del conflicto sirio se encuentran en la “Primavera Árabe” (2010-13), esa ola de democratización que se llevó a su paso a los regímenes de Hosni Mubarak (Egipto) y de Muamar Gadafi (Líbano). En Siria también, el pueblo se levantó contra un régimen autoritario, corrupto, iniciado por Háfez al-Ásad, en 1971, que no cumplía con las expectativas de la población.

Pero aquí la represión fue inequívoca. Las protestas estudiantiles prodemocráticas de marzo de 2011 fueron seguidas de la represión, lo cual generó indignación nacional y el pedido de renuncia de Bashar al-Ásad. El gobierno respondió entonces con más represión. Acto seguido, la oposición se armó para defenderse, y también para expulsar a las fuerzas gubernamentales de sus regiones. El gobierno etiquetó entonces a estos grupos de “terroristas”, y escaló el conflicto. Hasta aquí, la violencia colectiva es una de exclusión política, común en diversos contextos de conflicto armado interno.




Pero la guerra civil se complejizó cuando se transformó en una pugna entre la mayoría musulmana sunita, opositora, y los chiitas alauitas, grupo al que pertenece el Presidente al-Ásad. Claro, definir las identidades en conflicto en estos términos, es reduccionismo, pues en la oposición se encuentran amalgamados desde revolucionarios moderados (Ejército Libre Sirio, ELS), hasta islamistas yihadistas ligados al Estado Islámico (EI). También se encuentra a Tahrir al Sham, el mayor grupo armado opositor después del EI. Además, los kurdos del norte, que son otro elemento identitario del conflicto a considerar (con implicaciones en Turquía) buscan asentar su control sobre el territorio donde se encuentran presentes.

El rol de actores externos también es importante. Irán, que es chiita, es uno de los más cercanos aliados de al-Ásad, y puede haber invertido miles de millones en asesoramiento militar y armas. Además, por Siria pasan armamentos que Teherán envía al Hezbolá (Líbano). Para contrarrestar esta situación, Arabia Saudita (rival regional de Irán) ha financiado a grupos rebeldes sirios (incluyendo a islamistas). Ante el avance de los kurdos (simpatizantes del proscrito Partido de los Trabajadores de Kurdistán) cerca de su frontera, Turquía decidió intervenir a favor de la oposición a los kurdos; dichos grupos también han logrado simpatía en Jordania y Qatar. Estados Unidos, por su parte, había evitado involucrarse más allá de su lucha contra el Estado Islámico. Y Rusia, como se indicó, es un fiel aliado de al-Ásad.

Ser o so ser (los policías del mundo): he ahí el dilema

Durante su campaña electoral, el Presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, advirtió que la superpotencia debería abstenerse de inmiscuirse en el conflicto sirio. Los Estados Unidos no son la policía del mundo. Hoy, el Secretario de Defensa, James Mattis, asegura que esa posición no ha cambiado. Los 59 misiles lanzados el 6 de abril pueden entonces ser vistos como un cambio radical en la posición aislacionista anunciada por Trump durante su campaña electoral, pero otros insisten en que es un operación cosmética que no tiene incidencia en el conflicto armado interno sirio.

En todo caso, Damasco calificó el acto de Washington como “idiota” e “irresponsable”, contrario al derecho internacional (pues se trata de una agresión a un Estado soberano). Rusia apoyó esta tesis y congeló sus canales de comunicación con Estados Unidos. Irán señaló que el ataque puede reforzar los grupos terroristas, complicando la resolución de conflicto.

Mientras “occidente” sigue bailando al ritmo de sus intereses geoestratégicos, para abril de 2016, la ONU estimaba que 400,000 personas habían muerto desde inicios del conflicto. A marzo de 2017, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos estimaba esta cifra a 465,000 los muertos; la ONU estimaba en ese mismo mes, que 4.8 millones de personas habían sido desplazadas. Se estima también que se requieren de USD 3,200 millones para ayudar a los 13,5 millones de personas urgidas de asistencia humanitaria dentro del país.




Otro momento habrá para discutir qué tanto cinismo, ignorancia, estrategia visionaria, o pragmatismo político refleja la operación estadounidense. Por ahora, el apoyo recibido de Alemania, Arabia Saudita, Canadá, Francia, Israel, Japón, Reino Unido, y Turquía, señala que el movimiento de Washington fue el correcto.

Washington ya se declaró dispuesto a repetir, incluso a ir más allá, si las condiciones lo ameritan. Ahora, más allá de las manipulaciones y oportunismos, que sin duda los hay – el realpolitik es inevitable aquí – usar armas químicas también es traspasar uno de esos límites trazados por el liberalismo, sobre el cual se base parte del sistema de cooperación multilateral internacional. Y en ese sentido, el ataque de Khan Sheikhoun no podía ni debía quedar impune. En el siglo XXI, ningún actor político debería contemplar, entre sus posibles acciones de guerra, el gasear ciudades repletas de población civil. Eso es, simple y sencillamente, inadmisible.

Fernando A. Chinchilla

San José (Costa Rica), abril de 2017

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

El Talón de Aquiles: “Realidades Alternativas”

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El número de estadounidenses que dicen arrepentirse de haber votado por Donald J. Trump aumenta. Y es que lo menos que se puede decir es que las dos primeras semanas de la era Trump han sido intensas.

A mi me han hecho desear llegar al fin de semana, días que hasta el momento han sido “Donald-free”, y que me han permitido respirar y descansar de la cascada de pésimas noticias que llegan de lunes a viernes.

A decir verdad, el solo hecho de referirme al Presidente de Estados Unidos como el “hombre naranja” – jamás pensé hacer algo similar, en su respectivo color, con el expresidente Obama – indica la profunda crisis de credibilidad y de legitimidad por la que atraviesa Washington. Trump no genera respeto. Esta realidad alternativa impacta el mundo entero, iniciando naturalmente por América del Norte.




El 10 de enero, el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, procedió a un cambio de gabinete, entre los que resalta la salida del canciller Stéphane Dion, antiguo líder del Partido Liberal de Canadá (PLC), y conocido ecologista.

Sin duda, Ottawa recibió señales de que la nueva administración estadounidense se aprestaba a desbloquear la construcción de los oleoductos Dakota Access y Keystone Pipeline, por lo que, con un pragmatismo sorprendente, engavetó sus principios ecológicos para alinearse con la política de Washington.

Dion, quien estuvo a cargo de la cumbre sobre cambio climático de Montreal (2005), debe haber juzgado inaceptable el cambio. Claro, no todo fue pérdida para Dion: su premio de consolación fue su designación como embajador de Canadá ante Alemania y la Unión Europea. México, por su parte, también hizo lo suyo, a su manera.

La vieja política del compadrazgo, que en esta ocasión puso en el puesto de Canciller a Videragay, fue un intento de adaptación, si bien en este caso no hizo más que aminorar a un gobierno ya de por sí debilitado por su improvisación crónica.

Interactuar con “el Donald” equivale a atragantarse un curso intensivo de diplomacia, guerra y paz. Por lo tanto, Videragay, que llegó “a aprender”, debe estar bien contento con la suerte que le ha tocado. ¡Saldrá hecho todo un erudito en relaciones internacionales este canciller Mexicano!

Pero no exageremos: no todo es impredecible. El intento por frenar la implementación de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio (Obamacare), por ejemplo, era de esperar.

Son 60 votos los que la Cámara de Representantes ha emitido, a lo largo de los últimos años, para anularla. Y si bien ahora los Republicanos no tienen la menor idea de qué hacer en este tema, es una posición tradicional del partido oponérsele y tratar de derogarla.

También era de esperar que Trump, como Bush, restableciera la prohibición, ideada por Reagan, de financiar ONG’s a favor del aborto (y que Clinton y Obama habían eliminado).

No es tampoco raro que se congelen temporalmente las contratos en el Gobierno Federal, ni que se revisen las decisiones que Obama tomó antes de acabar. Los conservadores siempre desconfían del Estado y de su aparato burocrático.




Varios de los decretos ejecutivos, sin embargo se convirtieron en coordenadas que indican, sin lugar a dudas, la existencia de una dimensión desconocida. Primero, la luz verde para construir el muro en la frontera entre México y Estados Unidos, merece nuestra atención. Seamos honestos: ya existe alguna forma de barrera en gran parte de la frontera, y eso desde hace años.

El problema es firmar el decreto cuando el canciller mexicano estaba en Washington preparando una visita del presidente Peña Nieto, continuar afirmando públicamente que México pagaría el muro de una forma u otra, le guste o no, confirmar los planes de deportación masiva de inmigrantes sin papeles, ordenar la publicación de una lista semanal de los crímenes cometidos por inmigrantes, y crear incertidumbre al sugerir gravar importaciones y/o remesas para pagar el muro.

¡Todo eso en 48 horas! Añádase a la lista la intención de renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), buscando un pacto respetuoso para Estados Unidos (porque la víctima es Washington), y señalar que la negativa de México de pagar el muro no haría más que agrandar su tamaño.

Los Republicanos nunca fueron reconocidos por su elegancia y multilateralismo , pero esto es franca provocación. ¿Queda claro por qué no sólo los mexicanos, sino el mundo entero, perciben que México ha sido humillado?

Segundo, la suspensión del programa de refugiados y el veto a la entrada de ciudadanos de siete países (Irak, Irán, Libia, Siria, Somalia, Sudán, y Yemen) ha mostrado ser explosiva. Finalmente, un juez, quien tampoco escapó a los insultos del Presidente, interrumpió una medida que, más allá de su ilegalidad o inconstitucionalidad, resalta por ser inhumana y discriminatoria.

El problema inmediato fue la inseguridad jurídica creada por la confusión. Personas con visas válidas, con Green Cards, o con doble nacionalidad, fueron detenidas durante el fin de semana del 28 y 29 de enero de 2017.




En la semana siguiente, líneas aéreas rechazaron pasajeros en los puntos de embarque que podían generar problemas a su llegada. Tan solo 48 horas después de la firma del decreto, los procuradores generales de California, Connecticut, Hawái, Illinois, Iowa, Maine, Maryland, Massachusetts, Nueva York, Nuevo México, Pennsylvania, Oregon, Vermont, Virginia, Washington, Washington DC publicaron un comunicado condenándolo.

Cuatro jueces (Brooklyn, Boston, Alexandria, y Seattle) emitieron ordenes señalando que quienes poseen una visa válida no pueden ser rechazados en la frontera.

Protestas tuvieron lugar en varios aeropuertos estadounidenses y no pocos abogados ofrecieron servicios gratuitos a las víctimas de estos actos arbitrarios. Hoy, la orden ejecutiva no está rigiendo, pero ya se anunció una batalla judicial al respecto.

El 21 de enero, una marcha contra la misoginia, pero también en defensa de los derechos reproductivos, a la igualdad y a la protección de las minorías latina y musulmana, congregó a miles de manifestantes, que llenaron 1.6 kilómetros.

Fiel a su marca de comercio – Trump siempre se presentó como un político no tradicional – el Presidente se preguntó por qué los manifestantes no habían votado (como si no hubiera perdido el voto popular por casi tres millones).

La inconformidad no es porque el candidato incumpla sus promesas, sino porque puede cumplirlas. La lógica del electorado estadounidense fue peligrosa: es fanfarronería, se dijo, pues al asumir, el sistema lo moderará.

También se afirmó que el sistema estadounidense lo detendría, como si la democracia se tratara de elegir líderes irresponsables para luego contenerlos a toda costa.

En la realidad alternativa en la que se nos ha obligado a vivir, el Presidente de la supuesta democracia más poderosa del mundo – siempre he tenido mis dudas al respecto – inspira terror; un líder comunista defiende el libre comercio mientras que un conservador republicano saca a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Libre Comercio (TTP); un vecino incómodo parece amenazar con invadir al vecino pobre. Lo grave no es especular, sino el hecho que no se pueda descartar que de verdad haya sucedido. La incertidumbre en esta realidad alternativa es elevada.

México no está preparado para enfrentar a Trump. Pero Canadá tampoco lo está. Los (supuestamente acalorados) intercambios con Turnbull, Primer Ministro australiano muestran que nadie sabe cómo enfrentar al hombre naranja.

En esta realidad alternativa, el olfato político de Trudeau puede valer lo mismo que la incompetencia de Peña Nieto. Ya ha indicado el Primer Ministro que Canadá recibirá a los inmigrantes que Estados Unidos rechace, lo que lo convierte en un blanco ideal de los insultos de Trump.

En algún momento me pasó por la mente hacer un esfuerzo consciente  para ignorar al  Trump. La mejor táctica es no alimentar ese ego. Pero aquí estoy, apenas dos semanas después de su juramento como Presidente, haciendo exactamente lo contrario.

Lo acepto: la realidad alternativa me ganó. Como intelectual, estoy convencido que es mi responsabilidad unir mi voz para contribuir a contener esta amenaza. Hacer otra cosa es irresponsable e inconsciente. ¿No es extraño que ahora Arnold Schwarzenegger y Kim Jong-un se perciban ahora, de un momento a otro, como chicos casi decentes?

Bienvenidos a la era Trump.

Fernando A. Chinchilla

Cholula (México), enero de 2016

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¿Quiénes asesoran a Donald Trump?

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Las relaciones entre Estados Unidos y México están en su peor momento. En lo que fue un estire y afloje el día de ayer, Peña canceló su visita a Washington, programada para el próximo martes.

Trump por su parte amenazó en no concretar ninguna reunión con su homólogo mexicano si México se seguía negando a pagar el muro fronterizo y no “mostraba respeto a Estados Unidos”.

Trump esperaba que México se doblegará ante sus exigencias. Esto no sucedió gracias a la presión de la sociedad pidiendo a Peña que, por dignidad, no asistiera a la reunión el martes.

Dando así un fuerte revés a la teoría del mundo paralelo de Donald Trump. Ahora, Trump propone que para que México pague el muro, se le ponga un impuesto del 20% a todos los productos que provengan de México.

Esta es ciertamente una de las medidas más torpes que he escuchado. Básicamente, será el consumidor estadounidense el que pague el muro, no una vez, sino dos veces. Con esta medida, la pregunta es, ¿quiénes asesoran a Trump?




El día de ayer un medio mexicano saco una nota que me pareció muy interesante. En la nota, confirman lo que se veía venir desde la campaña de Trump.

Steve Bannon y Kellyanne Conway son los manda más en la administración del nuevo presidente de Estados Unidos. Steve Bannon fue por mucho tiempo el editor general de Breitbart News, un sitio web de la ultra derecha, especialista en crear noticias falsas con el fin de llegar al público blanco supremacista, hoy es el principal consejero de Trump.

Por su parte, Kellyanne Conway apoyó en un inicio la campaña de Ted Cruz, para muchos analistas más peligroso que el empresario neoyorquino.

Después de las primarias republicanas, Conway se unió al equipo de Trump y hoy funge también como asesora del presidente.

Ambos personajes tienen perfiles 100% anti-inmigrantes, sobre todo Bannon. De hecho, Steve es quien ha asesorado a Trump en su política contra los mexicanos desde la campaña presidencial.

Por lo tanto, viene sin sorpresa alguna la rigida posición que ha tomado el gobierno de Donald. Tampoco nos deben de sorprender las decisiones tan reactivas y vicierales de Trump hacia la “desobediencia mexicana”.




Probablemente en los próximos días, semanas y meses veamos políticas más duras de Trump hacia México, el detalle es que tanto Conway y Bannon están tan cegados con su agenda anti inmigrante, que ignoran las repercusiones políticas y económicas que estas medidas tendrán en su país.

Por otro lado, según fuentes, fueron Bannon y Conway los que reventaron desde el miércoles las negociaciones entre la comitiva mexicana y Jared Kushner, amigo de Luis Videgaray y yerno de Donald Trump.

Ciertamente, gente dentro del gabinete del presidente originario de Nueva York, no quieren, ni les interesa tener una relación estrecha y sana con nuestro país.

Es momento que el gobierno mexicano tome una posición firme ante las amenazas de Trump y que, al contrario, sea nuestro país el que dicte hacia donde irá la relación con Estados Unidos y tal vez de esta forma tomar un lugar más importante en el juego geopolítico del continente americano.

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Washington y la hipocresía

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Ayer, aconteció la elección más importante del mundo. El resultado todos ya lo conocemos y más allá de quien ganó, lo importante es ver la enorme hipocresía de la sociedad mexicana y su clase política.

La hipocresía radica en la manera en que se ha abordado el tema. La clase política y la prensa encontraron en Donald Trump al enemigo perfecto. Clinton de ser cuestionada por todos lados, pasó a ser una heroína y pro-mexicana que hasta Vicente Fernandez salió a apoyarla en una acción sin precedentes.

Recuerdo ver al hombre gris de Moreno Valle hablando de lo orgulloso que él está de los migrantes poblanos que en Nueva Jersey constituyen un grupo importante. Es triste ver como se asume el tema porque el problema migratorio es algo que no se puede ver de una manera defensiva y reaccionaria.

En otras palabras, el tema migratorio es un problema tan nuestro que no hemos podido resolver. Culpar a Trump y ponerlo como villano es una salida fácil cuando nuestros políticos y gobiernos tienen décadas favoreciendo la improductividad y no haciendo nada por esos mexicanos que se van.

 




La sociedad civil justifica y aplaude a los mojados como héroes, cuando son víctimas de un país fallido. Cuando veo a Moreno Valle aplaudirle a los poblanos que se fueron me da a entender que no va a hacer nada para que regresen y encuentren empleo en su tierra natal.

Ni Clinton ni Trump van a salvar a México y una Reforma Migratoria sería un gran resultado, pero no una solución. Mientras México siga siendo una avenida ancha donde cualquier entra, cruza y hace lo que quiere no vamos a tener una buena reputación ante el gobierno de Washington.

La retórica de Trump será racista y tendrá muchísimos defectos pero escuchar senadores y diputados rasgándose las vestiduras cuando el desaguisado y el desmadre que tenemos es en gran parte culpa de ellos mismos.

Es inmoral justificar y apoyar la inmigración ilegal y eso es lo que nuestros políticos publicitan. Todo mojado se va por una necesidad terrible, lo que se fueron por gusto son otros. Se dice que Trump regresaría a todos los ilegales… pero la pregunta es ¿por qué se fueron? La respuesta está en nuestras instituciones mediocres, 0 seguridad económica, personal, social, política y jurídica.

 




No podemos esperar que todo se resuelva en Washington… pero nuestra sociedad se va a la fácil y es mejor reventar a Trump o Clinton… En Los Pinos está la figura de la decadencia nacional. Más presión al gobierno y menos prensa a Trump, así veremos quien le hace más daño a los mexicanos…

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Talón de Aquiles: Paz en Colombia: ¿Colombia en Paz? De la Guerra Verdadera Hacia Una Paz Fragmentada

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Los tambores de guerra han callado. En la calle, líderes sociales afirman que la paz es inminente. Y sin embargo, queda todavía tela por cortar: el rol de las Fuerzas Militares en el post-conflicto no fue discutido durante este proceso de paz, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) sigue activo, y no queda claro si el Estado colombiano entrará a generar legitimidad a aquellas zonas hasta hoy controladas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia–Ejército del Pueblo (FARC-EP). En esta segunda entrega del “Talón de Aquiles” dedicado al proceso de paz en Colombia, exploro el concepto de “paz fragmentada”, y completo el sobrevuelo de los procesos de paz en ese país.

Una paz fragmentada: procesos de paz en Colombia (segunda parte)

El régimen político colombiano entró en un nuevo periodo en 1991 con la aprobación de la nueva constitución que sustituye la de 1886. El nuevo orden formalizó la eliminación de los rezagos institucionales del Frente Nacional y permitió la incorporación al sistema político del M-19, del Ejército Popular de Liberación (EPL), del Movimiento Armado Quintín Lamé (MAQL) y de la Corriente Renovación Socialista (CRS).




El proceso es considerado como “exitoso”, a pesar de que el nuevo marco democrático y pluralista colombiano no impidió la continuación del conflicto armado. El ELN siguió activo y las FARC-EP experimentaron un crecimiento como nunca antes visto.

Además, aunque la historia oficial indica que el EPL se desmovilizó en 1991, 20% de sus efectivos se negó a hacerlo.

En 2013 todavía existían remanentes activos (cerca de 200 combatientes) en Catatumbo (Norte de Santander). Y también se expandieron los paramilitares quienes, de la mano de su líder, Carlos Castaño, fundaron en 1997 las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Algunos acercamientos, en Caracas (Venezuela) y Tlaxcala (México), tuvieron lugar en 1992 y 1993. Sin embargo, son dos los procesos de paz que se desarrollaron en los quince años posteriores a 1991. El primero, con las FARC-EP, fue liderado por el Presidente Pastrana (1998-2002) y fue acompañado por gobiernos de diversos países, organizaciones internacionales, y miembros de la sociedad civil.

El mismo, que fue considerado durante años como la última oportunidad de las FARC-EP para salir de la guerra, terminó en un rotundo fracaso. En febrero de 2002, luego de casi cuatro años de diálogos caracterizados por sabotajes (por parte de las FARC-EP, el ELN, y paramilitares), de desconfianzas del Ejército (ante la desmilitarización de una zona para adelantar las conversaciones), de presiones de Washington (que ya pensaba en un “Plan Colombia”), el Presidente dio por concluido el proceso.

La gota que derramó el vaso fue el secuestro por parte de las FARC del senador Jorge Géchem. Queda deslegitimado así el diálogo, como de hecho lo demuestra la popularidad alcanzada por la mano dura defendida por Álvaro Uribe en la campaña electoral de 2002. El segundo proceso de paz, desarrollado durante el primer periodo presidencial de Uribe (2002-2006), permitió la desmovilización de cerca de 30,000 efectivos de las AUC. El proceso generó severas dudas, pero fue acompañado por la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Durante este tiempo, se vivió en Colombia, en el mejor de los casos, una “paz fragmentada”, es decir un contexto en donde se logró desarmar, desmovilizar, y reinsertar (DDR) varios de los actores armados mientras que otros se reforzaron y continuaron con el conflicto armado. A decir verdad, la tal “paz fragmentada” es en realidad un eufemismo, pues no hay paz cuando actores armados siguen usando la violencia para avanzar sus objetivos políticos.

Un proceso serio

Se sabe que el gobierno de Álvaro Uribe, por medio del Comisionado de Paz, Frank Pearl, buscó negociar clandestinamente con las FARC en condiciones similares a las actuales (sin cese al fuego y creando zonas de distensión). Sin embargo, es en 2011 que el Presidente Juan Manuel Santos (2010-2018) anuncia a las FARC-EP su intención de retomar los acercamientos, lo cual desemboca en dos reuniones exploratorias, secretas, que tienen lugar en Cuba.

El Gobierno y las FARC-EP elaboraron una agenda para establecer los parámetros que regirían encuentros posteriores. El Gobierno nombró entonces a Frank Pearl, Sergio Jaramillo, Humberto de la Calle, y a Enrique Santos en su delegación; más adelante, se sumó Luis Carlos Villegas, Jorge Enrique Mora y Óscar Naranjo.

Las FARC designaron a Iván Márquez, Mauricio Jaramillo, Marcos Calarcá, Rodrigo Granda, y Andrés París. Luego, se designó a Cuba y a Noruega como países garantes y se solicitó a Venezuela y Chile fungir como facilitadores. Entre febrero y agosto de 2012 se organizaron diez sesiones preparatorias y en septiembre, el Presidente Santos dio a conocer a la luz pública estos intercambios.

La agenda de negociación se articuló alrededor de cinco puntos: política de desarrollo agrario integral; participación política; fin del conflicto; solución al problema de las drogas ilícitas; y determinar quienes son víctimas del conflicto armado. El primer acuerdo parcial, el de la política de tierras y desarrollo agrario, se logró seis meses después de iniciado el proceso, el 26 de mayo de 2013.

Se discutieron problemas como el acceso y uso de la tierra, la formalización de títulos de propiedad, la protección de reservas, el diseño de programas de desarrollo (infraestructura, salud, educación, vivienda, erradicación de la pobreza) con un enfoque territorial.

El segundo acuerdo, que versa sobre la participación política de las FARC-EP en el post-conflicto, llegó luego de 16 rondas de negociaciones, el 6 de noviembre de 2013. Se trata, entre otros, de garantías de protección para los exguerrilleros que deseen vincularse a la política.

El 16 de mayo de 2014 se alcanzó un acuerdo en el tema del narcotráfico y cultivos ilícitos. Entre los puntos debatidos se encuentran el desminado, la entrega de rutas, estrategias para bajar el consumo de drogas, la implementación del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso ilícito, y la suspensión de las fumigaciones con glisofato.

El 23 de septiembre de 2015, como parte del punto relacionado al “fin del conflicto”, se acordó crear un sistema de justicia transicional con una jurisdicción especial de paz que investiga, juzga, y sanciona delitos relacionados al conflicto armado. El objetivo es que haya verdad, justicia, y reparación a las victimas, es decir, que no haya impunidad. El 23 de junio de 2016 se firmó el acuerdo sobre el cese al fuego bilateral y definitivo.

Poco se sabe sobre el proceso en sí, lo cual no es extraño. Las negociaciones de paz que han sido exitosas en otras partes del mundo han contado con una estrategia de relaciones públicas que limita la circulación de la información. O sea, contrariamente a otros procesos colombianos, en esta ocasión no se hizo un “espectáculo público”.

El proceso ha sido serio, ha sido apoyado por partidos políticos colombianos de (casi) todo el espectro ideológico, entre ellos el Polo Democrático Alternativo, Marcha Patriótica, y otros movimientos progresistas, el Partido Liberal, el Verde, campesinos, estudiantes, indígenas, empresarios, y líderes religiosos.

Solo el “uribismo” (corriente política a favor del expresidente Álvaro Uribe) y algunos sectores afines al partido conservador se han manifestado en contra, aduciendo que no se puede negociar si no se solicita como prerrequisito un cese al fuego y que el Marco Jurídico para la Paz podría eximir a guerrilleros acusados de crímenes de lesa humanidad de sus responsabilidades.

Pero dichos grupos se encuentran aislados, no solo a nivel nacional sino también internacional: 47 países (incluyendo los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU) han manifestado su apoyo al proceso de paz. Del mismo modo, entidades como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Unión Europea, y organizaciones como Human Rights Watch, ven con buenos ojos las negociaciones.

La firma del acuerdo no solo es un punto de llegada; también es un punto de partida

Para varios observadores, la “verdadera Guerra” de las FARC-EP inició en 1982 cuando, durante su séptima conferencia, el grupo guerrillero se planteó convertirse en un ejército popular. Durante los siguientes veinticinco años, las FARC-EP crecieron exponencialmente.

Pero también ascendieron los paramilitares, el narcotráfico se convirtió en una problemática transversal (que afectó a todos los actores en conflicto, incluyendo al Estado), y la población se cansó de hablar de paz. Hacia 2008, luego de la desmovilización de las AUC, de la muerte del líder fundador de las FARC, Manuel Marulanda “Tirofijo”, de la captura de varios miembros del Estado Mayor Central, y de la persistente imagen que borraba la diferencia entre guerrilleros y narcotraficantes ante la opinión pública nacional e internacional, quedó claro que los “mejores tiempos” de las FARC-EP habían quedado atrás. La negociación se convirtió en una necesidad.

El proceso de paz actual excluye al ELN, y por ello es difícil argumentar que tiene la posibilidad de generar una “paz integral”. A pesar de ello, este intento es inédito al menos a dos niveles. Primero, el congreso aprobó el “Acto Legislativo para la Paz”, que permite que se incorporen rápidamente los acuerdos al régimen legal y constitucional, posibilitando que el Congreso simplemente apruebe o repruebe las reformas que presente el Presidente.

Segundo, se prevé un mecanismo de refrendación, el cual se hará por medio de un plebiscito que debe tener lugar antes que acabe el año 2016. El umbral aprobatorio se ha establecido al 13% (4,5 millones de votos).

Este es el siguiente round de los luchadores por la paz: asegurarse que los acuerdos de paz definitivos sean apoyados por la población. La batalla no está ganada, como lo demostró Guatemala en 1999, cuando se perdió el referéndum que validaba muchas de las reformas pactadas por los acuerdos de paz de 1996.

En Colombia, si bien la mayoría manifiesta actualmente que votará a favor de los acuerdos, debe recordarse que la popularidad de Santos está por los suelos – se sitúa actualmente en el 25% – y que la mayoría se ha manifestado en contra del proceso de paz. Los colombianos prefieren hoy aprobar un “mal acuerdo” a que continúe una “buena guerra” que, desde hace tiempo se sabe, nadie era capaz de ganar.

Cali (Colombia) y Ciudad de México (México), Julio y agosto de 2016

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Se queja y luego lo hace

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El que anda bipolar es el diputado Samuel García, coordinador de la bancada ciudadana, quien anda muy quitado de la pena vacacionando en Washington cuando hace apenas cinco días se quejaba de la diputada independiente, Karina Barrón, por no estar presente en el Congreso.

Y es que al diputado parecía afectarle mucho que la diputada se tomara vacaciones después de su embarazo, lanzando una campaña en redes y acusándola de que su ausencia impedía que las cuentas públicas fueran revisadas en la Comisión de Hacienda.

Parece ser que tanto resentimiento por la salida de Jorge Blanco de Movimiento Ciudadano le ha desarrollado ataques de ira, quien más que enfocarse en hacer su trabajo, está buscando maneras desesperadas de recuperar el lugar que su bancada tenía antes de la salida del ahora independiente.

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Orlando, ¿caso aislado, terrorismo, o control de armas?

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Islamofobia, homofobia, control de armas, todos son temas que se vieron presentes el pasado domingo 12 de junio. Día en el que un joven de 29 años entró a The Pulse, un club de noche gay, y abrió fuego dejando 50 muertos y 53 heridos (incluyendo 4 víctimas mexicanas). El tiroteo de Orlando es el que, hasta el día de hoy, se reporta como el ataque masivo más letal en la historia de Estados Unidos. Hasta este fin de semana, el tiroteo con mayor casualidades había sido Virginia Tech en 2007 con 33 muertos.

Omar Mateen, el perpetrador que murió también durante el ataque cuando se enfrentó a la policía, en un post de facebook declaró su lealtad al grupo terrorista ISIS y al líder Bakr al-Baghdadi (Lee, 2016). Este hecho pronto dio pie a declaraciones sobre si se debe colocar una prohibición de entrada a musulmanes al país. De inmediato virando la conversación hacia el aspecto religioso del ataque. Sin embargo, muchos otros debaten que esto último no es el quid del conflicto. ¿Qué originó entonces el ataque?

Por un lado, el ala conservadora estadounidense declara que este caso fue un hecho aislado, y que tiene su origen en el radicalismo y extremismo musulmán. Argumento que solo ha ayudado a propagar islamofobia a través de los medios. No obstante, Omar Mateen era un ciudadano estadounidense de nacimiento. Dentro de la misma facción conservadora, hubo una declaración de un pastor evangélico que mencionó que lo único que lamentaba del accidente era que no hubiera habido más casualidades.

Manifestación que demuestra la homofobia que muchas secciones religiosas siguen demostrando y profesando.

Por un lado, el ala conservadora estadounidense declara que este caso fue un hecho aislado, y que tiene su origen en el radicalismo y extremismo musulmán. Argumento que solo ha ayudado a propagar islamofobia a través de los medios. No obstante, Omar Mateen era un ciudadano estadounidense de nacimiento.

Existe otro argumento, el cual desde mi percepción tiene más lógica. Este es el mediocre, si esque llega a eso, control de armas en Estados Unidos. Solo para poner un contexto en números, el día en que se llevó a cabo el tiroteo en Orlando fue el 164 del año, y ese tiroteo fue el número 176 en lo que lleva el 2016 (Mass Shooting Tracker, 2016). Tomemos un momento para asimilar esto. Hasta el día 12 de junio han ocurrido 1.07 tiroteos al día, y la cifra sigue en aumento. ¿Es entonces el tiroteo en Orlando un caso que se deba aislar al extremismo musulmán, o la homofobia?

El razonamiento detrás del derecho a la portación legal de armas, está dentro de la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos. Empero, ¿es esta la mejor situación? sobre todo es algo que nos debemos preguntar cuando hay estados como Florida -donde sucedió el ataque- donde las regulaciones son casi inexistentes. En Florida no hay requerimientos estrictos ni se piden permisos para poder vender armas. El ejemplo está en Mateen, quien compró dos armas, con las que cometió el ataque, de manera legal unos días antes de del tiroteo. Y la situación de Florida es la misma que de muchos otros estados del país. Solo en siete estados, incluyendo Washington, se prohíbe algún tipo de arma de asalto.

Solo para poner un contexto en números, el día en que se llevó a cabo el tiroteo en Orlando fue el 164 del año, y ese tiroteo fue el número 176 en lo que lleva el 2016 (Mass Shooting Tracker, 2016).

Aunque la situación no siempre fue así. En 1994 se estableció una prohibición a nivel federal de armas de asalto, que expiró en 2004. Ley que el Congreso de EE.UU. no ha intentado reinstalar. Y de acuerdo al FBI hubo un incremento a partir de este año en los tiroteos masivos (Blair y Schweit, 2014). Teniendo algunos de los incidentes más grandes después del 2004: Virgina Tech, Fort Hood, el cine en Colorado, San Bernardino y ahora el tiroteo en Orlando.

Y mientras hay personas que aseguran que el tiroteo en The Pulse, es la gota que derramó el vaso y que será el punto de inflexión en cuanto a las legislaciones sobre el control de armas hay más de uno que considera esto un difícil desenlace. El resto del mundo espera con la respiración retenida y esperanzas para un mayor control sobre este tipo de incidentes donde quienes más pierden son los civiles.

● Blair, J.P., & Schweit, K.W. (2014). A Study of Active Shooter Incidents, 2000 – 2013. Texas State University and Federal Bureau of Investigation, U.S. Department of Justice, Washington D.C. 2014.

● Lee, R. (15 de junio de 2016). Malcolm Gladwell on America’s “contagious” mass shooting problem. CBS News. Recuperado el 15 de junio de 2016 desde: http://www.cbsnews.com/news/malcolm-gladwell-on-orlando-massacre-mass-shooting-new-podcast/

● Pastor defends controversial sermon after Orlando mass shooting. (15 de junio de 2016). ABC13 News. Recuperado el 15 de junio de 2016 desde: http://abc13.com/society/pastor-defends-controversial-orlando-shooting-sermon/1386405/

● Steiner, M. (2016). The Federal Assault Weapons Ban. Criminal Defense Lawyer. Recuperado el 15 de junio de 2016 desde: http://www.criminaldefenselawyer.com/resources/the-federal-assault-weapons-ban.htm

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La política exterior de Donald Trump

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Después del súper martes donde los candidatos, Donald Trump y Hilary Clinton, se perfilan para ser los dos que contiendan por la presidencia estadounidense, empiezan a surgir preguntas clave, siendo una de ellas, cómo sería la política exterior de este país si el excéntrico candidato republicano ganara las elecciones. En los diversos discursos y declaraciones que Trump ha realizado hasta este momento ha quedado evidente que desconoce mucho sobre el tema y que muchas de sus opiniones hacen eco a su ya conocida demagogia. Sin embargo, es necesario comenzar a analizar las implicaciones que tendría la victoria de este personaje, que significaría ser el presidente del país más influyente a nivel internacional.

Una de las regiones, que por lo menos en los últimos 15 años ha sido tema central de la política exterior de Estados Unidos, ha sido el Medio Oriente, el cual se ha visto convulsionado en este siglo por nuevas intervenciones extranjeras y por diversas revoluciones locales, mejor conocidas como Primavera Árabe. Es en este contexto, donde se deben de revisar las consecuencias que podría traer consigo que Donald Trump se volviera el comandante en jefe de Estados Unidos.

Una de las primeras acciones que Trump ha manifestado de manera explícita es prohibir la migración de cualquier musulmán a Estados Unidos, hasta que los legisladores de este país sepan cómo garantizar que los migrantes no sean terroristas o pongan en peligro la seguridad de la población estadounidense.

Es evidente, que este tipo de acciones sólo fomentarían más la xenofobia que ha ido incrementando cada vez más por los diversos ataques terroristas en occidente y marginaría todavía más a la población musulmana, aumentando el número de adeptos para grupos terroristas como el Estado Islámico y Al-Qaeda.

Otro de los temas que ha mencionado este candidato, son las intervenciones militares que se han hecho en esta región en los últimos años. En su opinión considera que todas ellas han llevado a la inestabilidad de la zona y a la bancarrota de los países que han decidido intervenir; poniendo como ejemplo la intervención de la Unión Soviética en Afganistán a pesar de que la última invasión a este país ha sido por parte de Estados Unidos. A su vez ha admitido que la injerencia de Washington en Libia e Irak ha sido un desastre, señalando los grandes gastos económicos que han traído consigo estas acciones. Incluso ha admitido que esta región estaría mucho más estable con Saddam Hussein y Muamar Gadafi, quienes fueron destituidos y asesinados con ayuda del gobierno estadounidense. Esta última declaración rompe con el paradigma del excepcionalismo estadounidense, donde la democracia es un valor que se antepone ante cualquier otro, y demuestra un alto pragmatismo por parte de Trump.

Mientras tanto en el caso específico de Siria, el candidato republicano, ha puesto entredicho el apoyo que hasta ahorita han recibido los rebeldes por parte del gobierno de Barack Obama. De acuerdo a la entrevista que se le hizo en NBC News, Washington está gastando millones de dólares en apoyo a gente desconocida, que incluso podrían ser peor que Bashar al-Asad. Por otra parte, considera que Rusia debe de hacer lo necesario para lidiar con el Estado Islámico y así quitarle esa responsabilidad al gobierno estadounidense.

Por último otro de los temas claves para Estados Unidos en la región, es el conflicto Palestina-Israel, en el cual Trump se ha declarado neutral, siendo esto un cambio radical a la posición tradicional de la Casa Blanca a favor de Israel.

Esto vuelve a romper otro de los paradigmas de la política exterior estadounidense, la cual siempre ha mantenido como aliado clave en la región a Jerusalén. Una de las razones por las cuales se cree que exista esta “neutralidad”, es por la rivalidad en los negocios que existe entre el candidato republicano y el empresario judío, Sheldon Adelson. No obstante, esto sigue demostrando el poco conocimiento que Trump tiene sobre el conflicto y que sus declaraciones corresponden más a su propio interés y pasiones que al beneficio y estabilidad de uno de los Estados hegemónicos nivel global.

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