Es lo que diría un ciudadano norteamericano ignorante en lo económico y lo social, ajeno a la diversidad cultural y que desconoce la existencia de un mundo fuera de Estados Unidos.
No es necesario convencer a nadie de que Donald Trump es un bufón con nulo conocimiento de la administración pública y que esperemos sólo sea un tropiezo político en la historia del Partido Republicano.
Me gustaría pensar que Trump es consciente de las sandeces que dice y sólo las difunde porque sabe que venden, le traerán mayor cobertura mediática y lo pondrán en los titulares, porque si de verdad tiene esas convicciones es de preocupar que alguien así tenga oportunidades políticas. Sin conocimiento de causa, me parece que su campaña se ha basado únicamente en emitir la opinión más polémica de los temas más álgidos, como si en su cabeza pensara “¿Qué puede causar conmoción y reacción en los medios y en la gente? Bien, eso voy a decir”.
Este precandidato es la persona más fácil de criticar en estos momentos, y con justa razón. No obstante, hay un fenómeno ligado a él que no muchos han abordado: Trump vende un producto que sí tiene un consumidor. Su discurso racista, retador y agresivo ha encontrado admiradores y gente que ve en él a alguien que alzó la voz que otros callaban. Algunos lo siguen por su valentía, otros lo apoyan por sus ideas anti-inmigrantes y unos cuantos porque detestan a los políticos comunes. Lo que es un hecho es que ha llegado más lejos de lo que se pensaba y que hay potenciales votantes a su favor.
No es necesario convencer a nadie de que Donald Trump es un bufón con nulo conocimiento de la administración pública…
Sin embargo, el problema va más allá; el hecho de que existan “Trumpistas” pone en evidencia que existe un sector de la población (tal vez no tan pequeño) que sostiene una desaprobación a la inmigración de latinos, musulmanes o asiáticos, así como ideas de nacionalismo (mal encausado), superioridad racial y disgusto por cualquier manifestación cultural ajena a su tradición.
No es sorpresa que Estados Unidos, en su aspecto social, tiene serios problemas; tiroteos en escuelas, asesinos seriales, abandono familiar, drogadicción, pobreza cultural, control de armas, entre otros. Ideologías extremistas e ignorantes son consecuencia de una desarrollo social desatendido que encuentra en personajes como Donald Trump un falso Mesías.
La interrogante aquí es, ¿En qué ha fallado el desarrollo social del país norteamericano?, ¿Donald Trump sólo evidencia la fragmentación social del Tío Sam?, ¿Es el magnate la silenciosa voz que muchos americanos quieren gritar?
Mientras exista demanda por un producto, habrá oferta de éste; si la sociedad resiente problemas como la ocupación de puestos laborales por extranjeros, la clase media decadente, un costoso sistema educativo y una brecha cada vez más grande entre ricos y pobres, el pueblo americano querrá comprar el producto Trump. ¿Es la consecuencia de un sistema social fallido que personajes como éste tengan éxito electoral hoy en día?
Ideologías extremistas e ignorantes son consecuencia de una desarrollo social desatendido que encuentra en personajes como Donald Trump un falso Mesías.
Finalmente, un mensaje para el precandidato republicano: en el siglo XXI y especialmente en Estados Unidos, la inclusión y equivalencia de las minorías es lo que hace fuerte a una nación.
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