La importancia del ecosistema: Epicentro, Festival de Innovación, como resultado del ecosistema en Jalisco.

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Un ecosistema no está solamente formado por las personas que están en él, es decir no es una suma de individuos, sino que también está compuesto por las relaciones que se generan entre estas personas y los condicionantes que definen estas interacciones.

En el tema de la innovación cívica, definida por la manera en la que transformamos nuestra interacción como ciudadanos con los actores que nos rodean: ACs, gobierno, otros ciudadanos, el ecosistema es fundamental. De éste dependerá el grado de dificultad con el que generemos innovación y el tono en el que lo hagamos.

La semana pasada tuve la oportunidad de asistir a Epicentro, Festival de Innovación, en Jalisco, organizado por la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología Jalisco, y como muchas de las veces que visito el “Tequila Valley”, reflexioné sobre la importancia del ecosistema en temas de innovación.

En Jalisco, especialmente en el área metropolitana de Guadalajara, se está generando un polo de innovación y tecnología muy importante en el país, un ecosistema, que incluye también a la innovación cívica, aquello que hacemos desde Codeando México.

En Jalisco, especialmente en el área metropolitana de Guadalajara, se está generando un polo de innovación y tecnología muy importante en el país, un ecosistema, que incluye también a la innovación cívica, aquello que hacemos desde Codeando México.

Confirmo que Epicentro es el resultado de este ecosistema vibrante, y a través de 4 días llenos de acción, nos demostró tres cualidades fundamentales de éste:

1. Espacios colaborativos: En Guadalajara, a diferencia de otras ciudades con las mismas características demográficas en el país, se cuenta con varios espacios de trabajo colaborativos, o coworks. Este tipo de recintos estimulan el trabajo en equipo, multidisciplinario y colaborativo. Cuando una entidad de gobierno organiza un taller en el “HackerGarage” (hackerspace), lugar de reunión típico de las comunidades tecnológicas y de emprendimiento, en vez de hacerlo en sus oficinas, el mensaje que se da es completamente distinto. Estamos acostumbrados a nosotros, como ciudadanos, ir a las oficinas de gobierno si queremos trabajar en conjunto, nosotros nos acercamos al ámbito gubernamental, se toman minutas y firmamos para las listas de asistencia. Jalisco nos demuestra que esta dinámica puede modificarse.

Cuando existen actores involucrados desde gobierno —sin un agenda politizada, pero sí con la intención de trabajar de manera horizontal con las comunidades— cambia totalmente la lógica de trabajo.

2. Apoyo gubernamental: Cuando existen actores involucrados desde gobierno —sin un agenda politizada, pero sí con la intención de trabajar de manera horizontal con las comunidades— cambia totalmente la lógica de trabajo. En Jalisco esto se puede observar con la Secretaría de Innovación Ciencia y Tecnología, así como con el Zapopan Lab. No sólo a través de la organización de eventos, sino también por medio de la facilitación de recursos desde espacios hasta datos abiertos para desarrollar soluciones. Muchas veces el gobierno quiere desarrollar nuevos proyectos de participación ciudadana, consejos, comités; Jalisco nos demuestra, que aunque esto es importante, es fundamental empujar las iniciativas que ya fueron creadas desde la ciudadanía, no como actores que se confrontan sino que se apoyan e impulsan.

3. Enfoque de multidisciplinariedad y multiedad: En Epicentro se trabajó en temas de innovación desde distintos ángulos: innovación pública, innovación cívica, innovación sustentable, innovación en ciudades. Esto es importante porque sustenta el enfoque de multidisciplinariedad al demostrar que la innovación no sólo atañe a las startups de tecnología, sino que se puede trabajar desde una lógica transversal en todas las disciplinas. El tema generacional también es importante, al ser una agenda impulsada desde gobierno, es interesante ver a funcionarios públicos de muchas edades, trabajando con jóvenes en la ideación de propuestas innovadoras para solucionar problemáticas que atañen a todos.

La innovación puede darse desde una semilla en tierra árida, no es imposible, pero posiblemente sucederá de manera cerrada, con lazos de colaboración entre un círculo muy reducido. Pero para que la experiencia sea fructífera, mucho más natural y de manera orgánica, el ecosistema se vuelve esencial.

Así como los ecosistemas naturales influencian la manera en la que se desarrollan los animales, los ecosistemas sociales, específicamente de innovación, determinan en gran manera la interacción que habrá entre lo actores involucrados.

Así como los ecosistemas naturales influencian la manera en la que se desarrollan los animales, los ecosistemas sociales, específicamente de innovación, determinan en gran manera la interacción que habrá entre lo actores involucrados.

Lo ideal no sería esperarnos a que todos los actores se involucren, sino entender que necesitamos de ellos y seducirlos con la idea de pertenecer a un sistema de flujos mucho más innovador al que acostumbramos tradicionalmente. Jalisco nos pone el ejemplo.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Sobre el contraste, el automovilismo y la ceguera institucional.

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Estoy de acuerdo con que pretender realizar un juicio basado únicamente en uno de los polos de cierto acontecimiento es algo totalmente equívoco, pues al limitar nuestra visión de los hechos contribuimos a generar un sesgo en el conocimiento y la información que queremos transmitir, aunque existen ciertas ocasiones en que lo evidente no puede dejar de realzarse y que la primera justificación que se encuentra respecto a una problemática es lo que llega a definir nuestra postura sobre lo sucedido. Como bien dice el dicho popular, “la primera impresión es la que cuenta”. La tensión entre los juicios parciales crece cuando se tocan temáticas o instituciones sensibles. Cuando se habla acerca de temas de los que creíamos la postura común era bastante clara o cuando al hacer un juicio existe un evidente responsable de los hechos. ¿Por qué hablar de un tema así? Pues porque ha sucedido algo que fue evidente y que debe ser comentado.

Como es de conocimiento general, el Gran Premio de México se llevó a cabo este fin de semana y ello representó la vuelta de la justa más importante del automovilismo a nuestro país. Aunque este deporte no es uno de los más seguidos por la afición mexicana, contamos con un muy buen exponente, quien por cierto se llevó el octavo lugar y alcanzó algunos cuantos puntos dada su clasificación: Checo Pérez. Con toda sinceridad puedo declararme un neófito sobre la pasión por los autos, pero de lo que sí puedo hablar es acerca de una de las particularidades que tiene este deporte, y es que para poderlo practicar se requiere (por así decirlo) de una “inversión inicial” bastante fuerte, lo que implica que el número de corredores en nuestro país —y si mencionamos por enésima vez que existen alrededor de 20 millones de mexicanos que viven en pobreza extrema y que estos van en aumento— es bastante limitada.

Nuestro país se puso en el ojo del mundo dada la gran cobertura por medios nacionales e internacionales de las más grandes cadenas deportivas del planeta.

De acuerdo con la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco-Servytur), esta justa dejó una derrama económica de alrededor de 3200 millones de pesos, lo que se traduce más o menos al costo total de la nueva casa Rayada, el BBVA Bancomer (por dar un ejemplo). La ocupación hotelera evidentemente sufrió un incremento anormal para la época, la exposición de las marcas y anuncios publicitarios estuvo a la alza, y nuestro país se puso en el ojo del mundo dada la gran cobertura por medios nacionales e internacionales de las más grandes cadenas deportivas del planeta. Obtener toda esta cantidad de ingresos es algo que a cualquier país le encantaría. Muy probablemente por eso los eventos deportivos cada vez más se han vuelto escaparates para las corporaciones multinacionales y por eso, a manera general, podría decir que poco a poco la calidad deportiva va en declive.

El acontecimiento que viene a redondear toda esta situación tiene origen en las sierras oaxaqueñas y una herencia cultural mixe. Y es que para la inauguración del evento, los organizadores lograron conseguir que un grupo de niños de esta población acudiera al recién remodelado recinto, el Autódromo Hermanos Rodríguez, para entonar el himno nacional mexicano. Lo hicieron, y lo hicieron usando vestimentas típicas, apoyándose de la banda de guerra y siendo dirigidos por uno de los profesores de su escuela. Al terminar el evento, el grupo estudiantil regresó con un obsequio de parte de la presidencia: una tableta electrónica, misma que los niños disfrutaron mucho al encontrarse en la Ciudad de México, pero que se han visto obligados a olvidar un poco al regresar a sus casas pues en la comunidad donde habitan no hay servicio de Internet.

¿Cómo queremos dar una imagen de pluralidad y rico patrimonio cultural al mundo si tenemos desatenciones con nuestra propia población?

¿Cómo podemos pretender unificar a la sociedad mexicana si ni siquiera conocemos en la situación en la que se encuentra? ¿Cómo queremos dar una imagen de pluralidad y rico patrimonio cultural al mundo si tenemos desatenciones con nuestra propia población? Y es que realmente la controversia no la genera la tableta, sino la evidente lejanía entre los altos mandos del poder en México para con su población. La lejanía entre quienes ven la problemática de México desde la comodidad de un informe y por ello no pueden emitir un juicio claro sobre un hecho en particular. La ceguera institucional ha provocado que tengamos el tiempo suficiente para replicar grandes modelos de negocios, eventos, instituciones, pero no la calidez requerida ni la sensibilidad para entender a los más desfavorecidos.

México, como siempre he acostumbrado a decir, es un país de contrastes. Un país donde la desigualdad y la inequidad se logran ver al caminar por las calles.

México, como siempre he acostumbrado a decir, es un país de contrastes. Un país donde la desigualdad y la inequidad se logran ver al caminar por las calles, que se observa desde lo alto de un edificio o que se puede ver en los espacios públicos y centros recreativos. El contraste está a flor de piel, y para quienes nos encontramos en una situación de privilegio, probablemente nunca lleguemos a comprender (y mucho menos experimentar) lo difícil que es pasar de un extracto social a otro. Probablemente nunca lleguemos a comprender lo que significa que nuestro máximo deseo sea tener un techo y comida para subsistir, pero lo que sí podemos hacer es fomentar programas que desarrollen e impacten positivamente a este tipo de comunidades, fortaleciendo su calidad de vida y alejándolos de su enemigo más grande: la discriminación.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”