La Revolución Peatonal

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Un grupo de colectivos anda diciendo que hay que movernos a pie en la ciudad. Pero, ¡cómo!, si aquí en Monterrey nos movemos en carro, siempre nos hemos movido en carro. A pie es imposible y en camión nos lleva todo el día. Además, para mí no es problema, pues tengo auto… o, ¿sí? ¿Será que en algo me afecta no tener otras opciones para moverme en la ciudad? ¿Qué tal contaminación, tiempos de traslado, colisiones, embotellamientos, el riesgo que corro de ser atropellado al andar en la calle? Es más, ¿qué tal si ni siquiera tuviera qué trasladarme tanto a largas distancias? ¿Qué tal si la mayor parte de lo que necesito se encontrara a una distancia caminable?

Tal es el planteamiento de la Liga Peatonal (ligapeatonal.org), conformada por 35 miembros activos y 13 colectivos nacionales —hoy extendiéndose a otras partes de América Latina— que se reunieron en CDMX del 4 al 8 de mayo en el #3CongresoPeatonal e impulsan desde múltiples frentes una Revolución Peatonal, es decir, un movimiento de espacios públicos que pone a los peatones en el centro del escenario principal, que es la calle.

Y vendría bien aquí preguntarnos, ¿somos todos peatones? La respuesta es sí y no. Todos caminamos en algún momento del día, unos más, unos menos, cierto, pero hay quienes no tienen otra opción. Entonces, ¿a quiénes pesan más las condiciones poco óptimas —por decir lo menos— para caminar en la ciudad? Desafortunadamente, a la población de menor estrato socioeconómico, que son también quienes más mueren en la vialidad. Pero no sólo a ellos.

…¿somos todos peatones? La respuesta es sí y no. Todos caminamos en algún momento del día, unos más, unos menos, cierto, pero hay quienes no tienen otra opción. Entonces, ¿a quiénes pesan más las condiciones poco óptimas —por decir lo menos— para caminar en la ciudad? Desafortunadamente, a la población de menor estrato socioeconómico, que son también quienes más mueren en la vialidad.

Nuestras ciudades están diseñadas pensando en gente en pleno uso de sus capacidades motoras —y a veces hasta malabaristas—. Niño/as, anciano/as y personas con cualquier tipo de discapacidad no entran en escena. Las vialidades no son seguras para ello/as. Rutas peatonales obstruidas por autos, anuncios, postes de luz que obligan a quienes transitan a bajar a la calle, y resultan en situaciones alarmantes como el que las colisiones viales sean la principal causa de muerte en niños de 5 a 9 años de edad y la segunda en jóvenes entre 10 y 19 —esto es choques y atropellamientos— en Nuevo León. Personas con discapacidad simplemente no gozan de su derecho a transitar libremente por la ciudad. Están imposibilitadas.

Aquí compartimos un problema con toda América Latina: nuestras ciudades han crecido con muy poca o nula planeación y en este crecimiento, se han llenado de asentamientos informales —y no tan informales— a los que no se les dota de la infraestructura necesaria para hacerlos espacios seguros para la movilidad y bien conectados para el transporte de mayor distancia.

Nuestras ciudades están diseñadas pensando en gente en pleno uso de sus capacidades motoras —y a veces hasta malabaristas—. Niño/as, anciano/as y personas con cualquier tipo de discapacidad no entran en escena. Las vialidades no son seguras para ello/as.

El Índice de Prosperidad Urbana de ONU Hábitat señala cinco ejes para evaluar la calidad de un espacio público: infraestructura, productividad, calidad de vida, equidad e inclusión social, sustentabilidad ambiental y gestión de riesgo. La planeación urbana habría de estar enfocada en estos cinco ejes. ¿Dónde estamos en Monterrey?

¿Cómo transformamos una ciudad dispersa en una ciudad caminable, una ciudad que habiendo crecido una vez en población, lo hizo 2.5 en extensión territorial? Nos encontramos ante la necesidad de repensar los espacios que utilizamos habitualmente; de crear un balance entre donde vivimos y a dónde nos movemos. Es pensar en las opciones que dichos espacios nos ofrecen y pueden ofrecer: comercios, alimentos, servicios, esparcimiento…

Y podemos hacerlo también desde el espacio que habitamos: darle vida a nuestra ciudad. Hacer uso de nuestras calles, parques y plazas, invita a la gente. Así ganamos espacios para el uso de las personas. Creamos momentos y situaciones que generan encuentro y convivencia, y derivan en vínculos y cohesión social. Recordemos que nuestra mera presencia altera, transforma y construye la ciudad. El rumbo lo damos nosotro/as.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

La Civil War: Super AET vs Bati CROC

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Tal como la película tan de moda en estos días entre Superman y Batman, está el conflicto entre el gobierno de Jaime Rodriguez vs la sección de la CROC que dirige la familia Serna como parte de una guerra fratricida entre grupos de choque dentro de CROC.

En estos días la batalla trató acerca del retiro de unidades de la Ruta 314 por parte de la Agencia Estatal del Transporte. Según información de El Norte, la Ruta 314 habría sido retirada en su totalidad quitándole la concesión al grupo que la maneja. Pero, pongamos las cartas sobre la mesa. El asunto está así: La Ruta 314 es dirigida y controlada como otras rutas por la CROC, sin embargo, quienes ejercen ese control son agremiados aliados a Alberto y Ramón Serna, hijos del fallecido líder Agustín Serna Servín.

La “Batalla de la Ruta 314” es una de tantas que se libren en las Guerras fratricidas sindicales que cada sexenio o líder muerto vemos. Una “Civil War”, destellante, muy nuestra, pero croquista…

Al morir Serna Servín a principios del 2015, grupos opositores intentaron tomar el control de la CROC nombrando a Jorge Gloria en agosto del año pasado. Sin embargo, Alberto Serna se sigue pronunciando como líder de la CROC. A diferencia de los Serna, Gloria cuenta con apoyo de parte importante de la facción priista del Congreso y se habla de haberse “arreglado” con el Gobernador, por tanto, es un claro golpeteo político contra los hijos de Serna auspiciado por la AET y el Gobierno Estatal.

Ahora, ¿Qué va a pasar con la Ruta 314?, La AET designó a otras empresas como Martinez Chavarria y Transregio para operar un servicio temporal que cubrirá los ramales que recorre la ruta que va del norte de Monterrey (San Bernabé, Solidaridad, Alianza) a la zona colindante de Escobedo (Alianza Real, Monclovita).

Según Jorge Longoria, dirigente de la AET, existían quejas de usuarios sobre la mala calidad del servicio y los constantes accidentes, que si bien tienen sustento dado que si usted ve una unidad de esta ruta se da claramente cuenta de la pésima y triste calidad en que las tienen. Además, cuentan con la peculiaridad de no contar con el Sistema Feria en sus unidades.

Sea culpable Gloria, Serna o Longoria, tanto los usuarios de la Ruta 314 como los choferes y agremiados croquistas son los perdedores de siempre, pues son víctimas de sindicatos obsoletos, líderes ignorantes, anticuados, traidores a los principios obreros y retrógradas que no protegen a nadie ni representan a nadie…

El operativo de la AET es un golpe directo a la CROC sernista y una señal de alarma a los sindicatos, es incoherente tener un sistema de transporte caro y deficiente para los usuarios. La CROC es culpable totalmente de este problema por la falta de modernización y la falta de planes de acción para transformar el servicio que ofrecen. Pero, es la CROC, una organización con ideologías de los años 40, con mecanismos internos con todas las agravantes de la corrupción, nula democracia y controles de facto que la mantienen como una organización decadente, oscura, podrida y que no representa los intereses de los trabajadores del 2016.

Y por si fuera poco, actualmente la misma ruta tiene un conflicto interno tanto así que algunos choferes iniciaron el proceso de huelga que según los Serna es un esfuerzo de los empresarios para arrebatarle a la CROC la concesión.

Sea culpable Gloria, Serna o Longoria, tanto los usuarios de la Ruta 314 como los choferes y agremiados croquistas son los perdedores de siempre, pues son víctimas de sindicatos obsoletos, líderes ignorantes, anticuados, traidores a los principios obreros y retrógradas que no protegen a nadie ni representan a nadie, lucran con los choferes y los permisionarios y solo cuidan los oscuros intereses de un grupo que incluso va más allá de ideologías o sindicatos.

La “Batalla de la Ruta 314” es una de tantas que se libren en las Guerras fratricidas sindicales que cada sexenio o líder muerto vemos. Una “Civil War”, destellante, muy nuestra, pero croquista…

Lo dicho, dicho está.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”