La tecnología y los datos para hacer información en México

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Soy mexicana, vengo de una familia de maestros y por algún motivo rompí la tradición y me dediqué a estudiar sistemas, aunque jamás me imaginé que esa carrera me llevaría a crear información útil para las personas.

Siempre he vivido en la Zona Metropolitana del Valle de México, pero mi familia viene de aquella zona ubicada en los extremos del país, esa punta que da al Golfo de México, adonde vivieron los mayas. Entonces soy citadina pero también meridana.

La primera vez que utilicé una computadora fue a los 16 años. Fue en la casa de mi papá y ahí conocí el internet. Pensar en eso, nos dice mucho del acceso a las tecnologías en México. Obviamente nunca pensé hacer análisis ni minería de datos antes de conocer el internet, por eso quiero que mi trabajo signifique algo.

A los 19 años comencé a estudiar ingeniería en arquitectura. Hasta ese momento comencé a tener más contacto con las computadoras. Ese mismo año, trabajé en la Secretaría del Medio Ambiente.

¿Se imaginan entrar a un trabajo y no saber casi nada de computadoras? Bueno, ahí aprendí dos cosas gracias a dos personas que fueron mis jefes: Víctor Hugo León Gómez y el ingeniero Manuel Fabregat Carreón aprendí la importancia del autoaprendizaje y el funcionamiento de las computadoras desde cómo reparar un equipo hasta la implementación de redes de trabajo.

Dejé la carrera y estudié sistemas computacionales. Mi contacto con las tecnologías de la información fue algo tardío, pero ha sido intenso desde entonces.

En el mundo la información genera muchas oportunidades —y la falta de ella también—, que las grandes potencias utilizan para mejorar su forma de vida. Creo que México puede ir en el mismo sentido, si más personas se interesan por todo lo que tenemos. Las cifras no mienten por lo general.

Me dedico a la minería y explotación de datos, hago investigaciones con herramientas tecnológicas para generar información que habla de diversos aspectos de lo que ocurre cotidianamente en México.

Desde hace poco mi vida ha cambiado gracias a la aplicación de mi conocimiento en la interpretación de números. Me dedico a la minería y explotación de datos, hago investigaciones con herramientas tecnológicas para generar información que habla de diversos aspectos de lo que ocurre cotidianamente en México.

Creo que si algo caracteriza a mi trabajo, es el compromiso, el aprendizaje y el detalle a la veracidad de los resultados que obtengo. Pese a que todos los estudios son influenciados por el criterio de quien los diseña, intento siempre que los motivos que los determinan y las cifras que utilizo, contengan datos ciertos y apegados al fin con el que son empleados.

Cuando comienzo a revisar una base de datos, me gusta pensar en todas las posibilidades que esa información tiene para sus posibles usuarios. Lo que para unos es un montón de números con datos aislados, para mí es una oportunidad de decir algo.

A México lo conocemos por lo que vemos en libros de historia, las noticias y lo que ocurre a nuestro alrededor, pero pocas veces valoramos la importancia que los números tienen para conocer a detalle nuestro país.

A México lo conocemos por lo que vemos en libros de historia, las noticias y lo que ocurre a nuestro alrededor, pero pocas veces valoramos la importancia que los números tienen para conocer a detalle nuestro país. Me gusta pensar que mi trabajo es pionero en el entendimiento de los hechos cotidianos y la verdad periodística, pues no es muy común que este tipo de información sea interpretada con facilidad por las personas al momento de conocer algún suceso que afecte o beneficie su vida diaria.

La información que utilizo está ahí aunque no necesariamente es de fácil lectura. El internet es en la mayoría de los casos mi fuente de información. A pesar de ello, siempre es importante verificar su proveniencia. Las bases de datos que utilizo siempre provienen de instituciones, secretarías, del gobierno federal o estatal y de empresas privadas reconocidas internacionalmente como Twitter o Instagram.

Cuando coloco la información en un mapa, estoy segura que los datos duros y las cifras se convierten en algo entendible para más gente que si sólo dejo la información jerarquizada y analizada en una tabla, por ejemplo.

Generalmente hago uso del programa “Datos Abiertos” que el gobierno mexicano ha comenzado a impulsar recientemente con fuerza y de las API´s (Interfaz de Programación de Aplicaciones), que redes sociales tienen disponibles para la creación de apps.
Estas herramientas pueden ser utilizadas para generar información para cualquier persona. Entre otros trabajos, he realizado ranks de las mejores ciudades para trabajar de México, un estudio en Instagram de los monumentos de la Independencia más fotografiados en toda la república, un estudio de las mejores ciudades para criar niños, un mapeo de mercados y supermercados en la Ciudad de México y un estudio sobre encuentros sexuales en Twitter México. Actualmente estoy generando un estudio sobre las estaciones de Ecobici con mayor afluencia para ayudar a sus usuarios a encontrar opciones alternativas y con ello contribuir un poco en el mejoramiento de la movilidad en el DF.

Cuando coloco la información en un mapa, estoy segura que los datos duros y las cifras se convierten en algo entendible para más gente que si sólo dejo la información jerarquizada y analizada en una tabla, por ejemplo. La interpretación de la información que obtengo es importante, porque creo que la gente debe entender lo que ocurre en su país, y en muchas ocasiones, los mapas me permiten facilitarles a las personas la lectura de mi trabajo diario.

La interpretación de la información que obtengo es importante, porque creo que la gente debe entender lo que ocurre en su país, y en muchas ocasiones, los mapas me permiten facilitarles a las personas la lectura de mi trabajo diario.

Para realizar la geolocalización de los datos (mapeos), utilizo Cartodb. Es una herramienta en la nube que permite realizar el mapeo de datos, es decir, geolocalizar e interpretar mediante un mapa la información y los resultados que obtengo a través de las herramientas tecnológicas que utilizo para realizar mi trabajo. Cada mapa tiene su particularidad de acuerdo a lo que quiero mostrar. Puede ser desde la localización de puntos, hasta la concentración de una constante en ciertas zonas definidas.

En realidad, pocas veces los medios de comunicación buscan facilitar el entendimiento de las cifras a las personas. Para mí, eso en particular me parece muy importante. Quiero que mi trabajo tenga un propósito, que los números con los que realizo mi labor diaria clarifiquen y ayuden a las personas allá afuera.

Espero que algún día trabajos como el mío brinden una herramienta importante a la sociedad, a tal grado que podamos pensar en un México más informado y capaz.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

La importancia del ecosistema: Epicentro, Festival de Innovación, como resultado del ecosistema en Jalisco.

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Un ecosistema no está solamente formado por las personas que están en él, es decir no es una suma de individuos, sino que también está compuesto por las relaciones que se generan entre estas personas y los condicionantes que definen estas interacciones.

En el tema de la innovación cívica, definida por la manera en la que transformamos nuestra interacción como ciudadanos con los actores que nos rodean: ACs, gobierno, otros ciudadanos, el ecosistema es fundamental. De éste dependerá el grado de dificultad con el que generemos innovación y el tono en el que lo hagamos.

La semana pasada tuve la oportunidad de asistir a Epicentro, Festival de Innovación, en Jalisco, organizado por la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología Jalisco, y como muchas de las veces que visito el “Tequila Valley”, reflexioné sobre la importancia del ecosistema en temas de innovación.

En Jalisco, especialmente en el área metropolitana de Guadalajara, se está generando un polo de innovación y tecnología muy importante en el país, un ecosistema, que incluye también a la innovación cívica, aquello que hacemos desde Codeando México.

En Jalisco, especialmente en el área metropolitana de Guadalajara, se está generando un polo de innovación y tecnología muy importante en el país, un ecosistema, que incluye también a la innovación cívica, aquello que hacemos desde Codeando México.

Confirmo que Epicentro es el resultado de este ecosistema vibrante, y a través de 4 días llenos de acción, nos demostró tres cualidades fundamentales de éste:

1. Espacios colaborativos: En Guadalajara, a diferencia de otras ciudades con las mismas características demográficas en el país, se cuenta con varios espacios de trabajo colaborativos, o coworks. Este tipo de recintos estimulan el trabajo en equipo, multidisciplinario y colaborativo. Cuando una entidad de gobierno organiza un taller en el “HackerGarage” (hackerspace), lugar de reunión típico de las comunidades tecnológicas y de emprendimiento, en vez de hacerlo en sus oficinas, el mensaje que se da es completamente distinto. Estamos acostumbrados a nosotros, como ciudadanos, ir a las oficinas de gobierno si queremos trabajar en conjunto, nosotros nos acercamos al ámbito gubernamental, se toman minutas y firmamos para las listas de asistencia. Jalisco nos demuestra que esta dinámica puede modificarse.

Cuando existen actores involucrados desde gobierno —sin un agenda politizada, pero sí con la intención de trabajar de manera horizontal con las comunidades— cambia totalmente la lógica de trabajo.

2. Apoyo gubernamental: Cuando existen actores involucrados desde gobierno —sin un agenda politizada, pero sí con la intención de trabajar de manera horizontal con las comunidades— cambia totalmente la lógica de trabajo. En Jalisco esto se puede observar con la Secretaría de Innovación Ciencia y Tecnología, así como con el Zapopan Lab. No sólo a través de la organización de eventos, sino también por medio de la facilitación de recursos desde espacios hasta datos abiertos para desarrollar soluciones. Muchas veces el gobierno quiere desarrollar nuevos proyectos de participación ciudadana, consejos, comités; Jalisco nos demuestra, que aunque esto es importante, es fundamental empujar las iniciativas que ya fueron creadas desde la ciudadanía, no como actores que se confrontan sino que se apoyan e impulsan.

3. Enfoque de multidisciplinariedad y multiedad: En Epicentro se trabajó en temas de innovación desde distintos ángulos: innovación pública, innovación cívica, innovación sustentable, innovación en ciudades. Esto es importante porque sustenta el enfoque de multidisciplinariedad al demostrar que la innovación no sólo atañe a las startups de tecnología, sino que se puede trabajar desde una lógica transversal en todas las disciplinas. El tema generacional también es importante, al ser una agenda impulsada desde gobierno, es interesante ver a funcionarios públicos de muchas edades, trabajando con jóvenes en la ideación de propuestas innovadoras para solucionar problemáticas que atañen a todos.

La innovación puede darse desde una semilla en tierra árida, no es imposible, pero posiblemente sucederá de manera cerrada, con lazos de colaboración entre un círculo muy reducido. Pero para que la experiencia sea fructífera, mucho más natural y de manera orgánica, el ecosistema se vuelve esencial.

Así como los ecosistemas naturales influencian la manera en la que se desarrollan los animales, los ecosistemas sociales, específicamente de innovación, determinan en gran manera la interacción que habrá entre lo actores involucrados.

Así como los ecosistemas naturales influencian la manera en la que se desarrollan los animales, los ecosistemas sociales, específicamente de innovación, determinan en gran manera la interacción que habrá entre lo actores involucrados.

Lo ideal no sería esperarnos a que todos los actores se involucren, sino entender que necesitamos de ellos y seducirlos con la idea de pertenecer a un sistema de flujos mucho más innovador al que acostumbramos tradicionalmente. Jalisco nos pone el ejemplo.

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¿Qué se puede hacer con Tecnología Cívica?

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En este espacio, la semana anterior, hablamos de qué es la tecnología cívica. Para recapitular, tecnología cívica es toda aquella tecnología impulsada por la comunidad, y que intersecciona con los intereses públicos, ya sea a través del gobierno, de las comunidades, o de la sociedad civil organizada y no organizada. Pero, ¿qué se puede hacer con ella? Creo que la mejor forma de explicarla está en los ejemplos.

La #app115, como se le bautizó, abrió una conversación sobre cómo se utiliza la tecnología en las instituciones públicas en México, que hasta hoy continúa en la forma del movimiento de Hacking Cívico.

Durante el siglo pasado, con el advenimiento de la computación, las instituciones de todo tipo fueron incluyendo en sus procesos el uso de la tecnología computacional, pero no necesariamente han sido implementadas de la mejor manera. En 2013, el Congreso mexicano anunció que iba a pagar 115 millones de pesos por una aplicación que les serviría para monitorear sus actividades. Hacer una app de esa naturaleza, según se determinó en ese momento, no costaba más de 500 mil pesos. La #app115, como se le bautizó, abrió una conversación sobre cómo se utiliza la tecnología en las instituciones públicas en México, que hasta hoy continúa en la forma del movimiento de Hacking Cívico. Empezando por qué tecnologías usamos, si abiertas o de licencia, hasta el proceso por el cuál las elegimos.

Hackear los procesos

Ese momento vio nacer a Codeando México, y al programa Retos Públicos. Con el propósito de proponer una alternativa a la #app115, un grupo de jóvenes lanzaron un reto abierto donde se propusiera crear la misma app con un presupuesto 100,000 veces menor y mejor tecnología. En 10 días se presentaron 5 aplicaciones, las cuales utilizaban tecnologías abiertas y fueron llevadas al Congreso de San Lázaro . Al final, sí se licitó la app de 115 millones de pesos, pero a partir de ese evento nació el programa Retos Públicos, que cambia el proceso tradicional de licitación para tecnología gubernamental a uno más abierto, privilegia a los equipos de trabajo chicos en vez de las empresas grandes, y las tecnologías abiertas versus las tecnologías de licencia. Esto significa que produce productos mucho menos costosos y tecnológicamente más transparentes, y dado que permitió la participación de jugadores más chicos en un proceso en el que normalmente competían poquísimos actores, generó un caldo de cultivo para la innovación.

Retos Públicos es un gran ejemplo de tecnología cívica, porque en el fondo pone su peso en el cambio de mentalidad y la eficiencia de procesos, más que en el uso de una tecnología en particular, y especialmente porque nos muestra cómo un grupo de ciudadanos puede tener incidencia tangible y duradera en lo público.

Retos Públicos es un gran ejemplo de tecnología cívica, porque en el fondo pone su peso en el cambio de mentalidad y la eficiencia de procesos, más que en el uso de una tecnología en particular, y especialmente porque nos muestra cómo un grupo de ciudadanos puede tener incidencia tangible y duradera en lo público.

Hacer donde no hay

En Monterrey, ciudad desértica que además es una plancha de concreto gigante, hay un gran problema de arbolado urbano. El problema es que no hay. Lo que tampoco había, era un inventario de árboles en la ciudad. No se pueden construir políticas públicas si no se tienen datos; con esto en mente, un grupo de jóvenes decidió tomar el asunto entre sus manos y crear un repositorio donde todos participaran en inventariar los árboles de la ciudad. Así nació BUM: Bosque Urbano México, una plataforma hecha por ciudadanos que ahora cuenta con un inventario de 140,000 árboles en dicha ciudad. Su inventario se hizo tan robusto, que fueron invitados por la plataforma ¿Cómo vamos, Nuevo León? para colaborar con los alcaldes del Área Metropolitana de Monterrey midiendo el desempeño de sus administraciones en el plantado de árboles. Esto significa que personas en municipios alejados de la AMM fueron indirectamente beneficiados por el trabajo de BUM. Personas que tal vez estaban del otro lado de la brecha digital, vieron de algún modo mejorada su calidad de vida por estos esfuerzos cívicos. La tecnología cívica, pues, no se limita al desarrollo de aplicaciones para beneficiar sólo a quienes tienen smartphones, sino también es una forma de eficientizar las instituciones públicas de modo que beneficien a todos.

Comunidades cívicas

El Hacking Cívico es antes que nada un movimiento. Toda aplicación que cabe dentro de esa categoría, comenzó con una o más personas que se vieron hartas de una situación y quisieron tomar las riendas de la solución.

El Hacking Cívico es antes que nada un movimiento. Toda aplicación que cabe dentro de esa categoría, comenzó con una o más personas que se vieron hartas de una situación y quisieron tomar las riendas de la solución. Desde esfuerzos hechos por una sola persona, como Representantes Patito, aplicación que te arroja a tus diputados y senadores según tu lugar de residencia, o Ruta Directa, aplicación que mapea las rutas de camiones en Monterrey. Hasta esfuerzos abiertos y multidisciplinarios como Explica La Ley o DataMX. Basta con tener una idea y poner el empeño en llevarla a cabo hasta sus últimas consecuencias.

En los mitins activistas a los que asistí, después de una marcha, solían decir en el altavoz: “hagan comunidad, háblense unos a otros”. Por mucho tiempo creí que era una consigna vacía. ¿Sobre qué voy a hablar con quién? Pero en retrospectiva la mayoría de los esfuerzos comenzaron de esta forma. Ya sea que hables con las personas a tu alrededor sobre realizar algo, o te unas a las muchas comunidades de Hacking Cívico que hay en el país, vas a encontrar que siempre hay un lugar para todo el que quiera proponer o ayudar. No hace falta ser desarrollador (aunque para caer en la categoría de tecnología cívica, necesita haber desarrollo), siempre se necesitan expertos en un tema, diseñadores, personas que administren las tareas, que aporten en las tareas. Y si eres desarrollador, siempre habrá oportunidades de mejorar tus habilidades de código y aprender cosas nuevas en proyectos que van a sumar al bien general. Aunque en mi experiencia, llegamos por los proyectos, nos quedamos por la comunidad.

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OpenGov y CivicTech. Y eso, ¿cómo se come?

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“Ni el #YoSoy132, ni #AyotzinapaVive, ni los partidos políticos tradicionales me habían funcionado. En Wikipolítica encontré la manera de involucrarme.” Esto decía Ana Vicencio hace dos meses cuando la conocí en una charla sobre participación ciudadana.

Ana, alta y afable, es una joven más involucrada en proyectos que encabezan la ola de innovación cívica a nivel global que, furtiva pero seguramente, cambiarán la manera en que entendemos “política” y “gobierno”. Wikipolítica fue su campo de acción, un colectivo de personas sin filiaciones partidistas que aprovechan las tecnologías para involucrar a más personas en la toma de decisiones públicas. Ana colaboró en la campaña de Pedro Kumamoto, la campaña de Kumamoto fue un proyecto de Wikipolítica. Wikipolítica es un ejemplo de Tecnología Cívica, o Civic Tech, y la Civic Tech mucho tiene que ver con Gobierno Abierto u OpenGov. ¿Me sigues?

En su definición contemporánea, Gobierno Abierto (Open Government, OpenGov) es una doctrina política que propone aplicar los principios de software libre al servicio de la democracia.

En su definición contemporánea, Gobierno Abierto (Open Government, OpenGov) es una doctrina política (mhmm, y noh fuimo’ hahta arriba) que propone aplicar los principios de software libre al servicio de la democracia. A ver… ¡¿qué?! Sí; que la legislación se abra para t-o-d-o-s y que todo ciudadano interesado pueda contribuir a la creación de política, igual que en un documento wiki. La idea es que la sabiduría colectiva reine para beneficiar el proceso de toma de decisiones y mejorar la democracia. Si algunos de los más fuertes problemas de las democracias alrededor del mundo son los errores en la representación de distintos sectores de la población y la ausencia de canales para el involucramiento de los ciudadanos, el Gobierno Abierto, con sus pilares de transparencia, participación y colaboración, se convierte en la antidroga del siglo.

Entonces, Civic Tech son aquellas aplicaciones, proyectos, plataformas digitales —que ya existen y la idea de hoy es compartirlas— que permiten la participación ciudadana para facilitar la comunicación ciudadano-ciudadano, ciudadano-gobierno, mejorar la infraestructura del gobierno y, en general, eficientar a los gobiernos locales y nacionales. Las Civic Tech conforman los primeros ejercicios reales de Gobierno Abierto, y como verás a continuación, la ola ya está crecidita.

A nivel internacional existe la Alianza para el Gobierno Abierto (AGA), un esfuerzo por transparentar todos los datos que emite y controla el gobierno. Esto es gigante, ya que hasta ahora, 63 países (incluyendo México, en donde se celebrará la próxima cumbre a finales de este mismo mes) se han sumado a la iniciativa que pretende que los gobiernos no sólo divulguen los registros públicos tradicionales a petición del ciudadano, sino que proactivamente los comparta incluso antes de que estos sean solicitados. Es importante destacar que una de sus más contundentes propuestas exige la apertura de datos. A escasos días de celebrarse la cumbre internacional para concretar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, los países de AGA y muchos otros cabildean para que se adopte la Carta Internacional para Datos Abiertos, buscando incrementar la “accesibilidad, interoperabilidad, usabilidad e impacto” de los Datos Abiertos a nivel global, pues pueden ser un vehículo para el desarrollo sostenible.

A nivel nacional aparece Transparencia Mexicana, capítulo mexicano de Transparency International que busca combatir la corrupción e impulsa el sitio web 3de3.mx para conocer las declaraciones de los candidatos a puestos de representación en todo México; Codeando México, una plataforma de cívica digital que impulsa precisamente retos para que se desarrollen iniciativas Civic Tech; Ligue Político, una app a través de la cual puedes exigirles sus declaraciones a tus candidatos; Gobierno Fácil, páginas web que “decodifican” datos de gobierno y los ponen al servicio de la ciudadanía en formatos totalmente abiertos y entendibles.

A nivel local existen iniciativas como el CIC Monterrey, plataforma que recolecta diariamente reportes desde el tráfico hasta de crímenes por medio de twitter y que también desarrolló la aplicación Visor Electoral para reportar irregularidades en las elecciones pasadas; así como muchas otras más en temas especializados como Bosque Urbano México (BUM), que permite inventariar colectivamente todos los árboles, parques y azoteas verdes del área metropolitana de Monterrey; La Banqueta se Respeta, que permite reportar todas las irregularidades en el sistema de banquetas de la ciudad para exigir que sean de acceso universal; entre otras, todas promoviendo el uso de las redes sociales y aplicaciones web como canales de comunicación entre ciudadanos y gobierno.

Todas estas iniciativas y las muchas que puedo desconocer, desde la más pequeña hasta la más grande, contribuyen a un objetivo mayor, que es el de alcanzar gobiernos más abiertos, más responsables de sus actos y más responsivos para con sus ciudadanos.

Todas estas iniciativas y las muchas que puedo desconocer, desde la más pequeña hasta la más grande, contribuyen a un objetivo mayor, que es el de alcanzar gobiernos más abiertos, más responsables de sus actos y más responsivos para con sus ciudadanos.

Si en México los vicios políticos más insidiosos son la corrupción, la impunidad, y en la población es la apatía, resuelvo que los principios de OpenGov y las propuestas de las CivicTech son exactamente la cura, ¿no?

Hay que prestar atención a aquellos agentes innovadores que están proponiendo nuevos modelos de gobernanza… escritos en código.

Así, en esta época en que la política parece ser tallada en piedra todavía, hay que prestar atención a aquellos agentes innovadores que están proponiendo nuevos modelos de gobernanza… escritos en código. Por mientras dediquémonos a cerrar la brecha digital en México, para que cuando la hayamos borrado, ya estén más maduras estas propuestas de la nueva era de civismo digital y todos podamos entrarle.

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