#MartesDeGrilla: “13 reasons why: El PRI no vuelve a los Pinos en 2018. (Parte I)”

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Como anillo al dedo.

Partido Revolucionario Institucional, si me estás leyendo, este texto es para ti.

Haciendo referencia a la popular serie de Netflix y suponiendo que México es el actor principal de la mencionada serie, a continuación, le decimos al PRI las 13 principales razones por las que no regresarán a la presidencia en el 2018:

  1. Enrique Peña Nieto

De acuerdo con la encuesta de Grupo Reforma, EPN es el presidente peor evaluado de México en su era moderna. La falta de capacidad para dirigir al país, el alza en la impunidad, corrupción y falta de estrategia política y económica tienen a México cada vez peor.

  1. Javier Duarte

No hace falta describir lo sin vergüenza que fue el ex gobernador de Veracruz. Corrupción en su máxima expresión. Se robó hasta el último peso del estado y puso en evidencia que los compadrazgos y la impunidad son factores que pesan más que la justicia. Habrá que ver en que termina este caso, por mientras su esposa salió más lista. Dijo merecer abundancia y ya se escapó con ella hasta Londres.

  1. Ayotzinapa

El pésimo manejo de la situación, la falta de justicia y claridad en el tema serán la lápida del PRI en las próximas elecciones. Faltan 43 y el país entero no descansará hasta que los encuentren.

  1. Eduardo Bailey

Primero lo detienen. Lo llevan al hospital y se les escapa corriendo por la puerta trasera. Como las ratas. Así huyó Eduardo Bailey de la justicia, debilitando aún más la credibilidad en las instituciones del Estado mexicano.

  1. Casa Blanca

Ya nos explicó Angélica Rivera que la compró con sus ahorros. Ajá. Luego EPN nos pidió perdón. Ajá. Que se las crea otro porque a Chuchita ya la bolsearon muchas veces.

  1. La ira social

El hartazgo en su punto más crítico y listo para castigar en los próximos comicios. Devolverle la credibilidad a este gobierno se ve como una tarea compleja (casi imposible) y el panorama no es prometedor en lo que resta del sexenio.




El tema da para mucho más, y por eso que la próxima semana estaré mencionando en esta misma columna las 7 razones restantes.

No es Peña Nieto solamente. Es Fausto Vallejo, Rodrigo Medina, Los Duarte, Los Moreira, Yarrington, Fidel Herrera, Bailey y muchos más. Ya es necesario cortar la relación con el PRI. No soy yo, eres tú.

Si no nos vemos, pues nos escribimos.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

 

 

Sergio González Rodríguez: ‘Estamos contemplando la crisis integral de las instituciones Publicas en México’

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México ha perdido a una de sus voces más importantes dentro del periodismo y la literatura en una etapa en la que era imprescindible. Si el presente vislumbra un futuro complicado para el país, los libros de Sergio González Rodríguez ayudan a comprender nuestra terrible actualidad a través de un pasado que no deja de actualizarse.

En octubre de 2015, Sergio vino a Monterrey para presentar su libro Los 43 de Iguala. México: verdad y reto de los estudiantes desaparecidos. Meses atrás había leído Campo de Guerra, por el que se hizo acreedor del Premio Anagrama de ensayo 2014 y tuve la oportunidad de entrevistarlo por su generosidad de otorgarme 10 minutos después de que ya había concluido su tiempo de prensa.

Campo de Guerra analiza el problema geopolítico en México y su relación con Estados Unidos en la guerra contra el narcotráfico, por eso mismo me pareció imposible no relacionarlo con el libro que estaba presentando, una estupenda crónica e investigación sobre lo ocurrido en Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014.

Revivo esta entrevista con la intención de recordar algunas ideas – de tantas – de Sergio González Rodríguez derivadas de algunas preguntas torpes que le hice. Desearía no hacerlo alrededor de esta terrible noticia que nos afecta a todos, porque a partir de hoy nos hemos quedado, como ya lo dije, sin una de las voces más importantes dentro del periodismo, que investigó y denunció los feminicidios en Ciudad Juárez y por eso Roberto Bolaño lo incluyó en su libro 2666 con su nombre original, por el simple hecho de ser el periodista que investigó los crímenes.

¿De qué forma el contexto que rodea a la guerra contra el narcotráfico declarada por Felipe Calderón influyó en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa?

La vinculación que señalas es, desde luego, cierta. Campo de guerra es un estudio geopolítico, es un informe sobre la situación geopolítica de México y tiene como centro de la investigación la guerra contra el narcotráfico que se realizó en México entre el año 2007 y 2012, y el caso del libro actual, un año después, los 43 de Iguala, es un estudio de caso donde se documentan los asuntos que estaban planteados, algunos de ellos a nivel teórico, otros empíricos y se explica por qué pudo darse este episodio tan atroz. Yo creo que sí hay una continuidad en la investigación, en la documentación, pero sobre todo, en la comprobación de las tesis que manejé en Campo de Guerra.




A partir de lo que pasó en Iguala aquella noche, ¿cómo inicias la investigación que se materializa en este libro?

Creo que como todos los que escuchamos las noticias, al principio teníamos datos muy aislados y versiones muy poco claras de lo que había sucedido esa noche; a la fecha seguimos preguntando qué es lo que sucedió realmente. Yo lo que traté de hacer desde el principio es responder estas preguntas en vez de circular información sobre los hechos, circulaban versiones a favor o en contra, es decir: se estableció una narrativa de buenos contra malos que fue la que persistió a lo largo de los meses contra la idea de reducir los hechos a una simple visión de partidarismo, por una u otra parte es lo que yo trato de contradecir porque lo rechazo en mi libro; trato de proporcionar los elementos informativos y documentar los diversos niveles que confluyen en la tragedia de esa noche.

Esteban Illades, editor de la revista Nexos, tituló uno de sus reportajes sobre el tema: El polvorín que nadie olió, ¿crees que realmente nadie estaba al tanto de lo que sucedía en Guerrero, en Iguala?

Está demostrado por las propias declaraciones gubernamentales que sí existía información al respecto, no solamente a nivel de información de inteligencia por la coordinación de Seguridad Nacional, que es el organismo de inteligencia del Estado Mexicano, sino también se sabe por las propias declaraciones de las autoridades que estos hechos estaban siendo monitoreados, no solamente por las instituciones de la seguridad pública, también por la oficina de la presidencia y las distintas corporaciones policiacas de distintos niveles.

En el momento de los hechos se tuvo un conocimiento en tiempo real de lo que estaba aconteciendo, de manera que hablar de algo que no se previó, es más bien hablar de irresponsabilidad gubernamental para responder a tiempo sobre este asunto. Hay que considerar que también en el ejército y la marina tenían conocimiento sobre estos hechos y sus agentes están en actuación permanente, no solamente los que están destacamentados por razones de combate al narcotráfico, también las organizaciones de inteligencia estaban absolutamente al tanto de todo lo que iba a suceder y sucedió esa noche.

 

¿De qué forma podemos relacionar a los 43 estudiantes de Ayotzinapa, a sus padres, a sus familiares, con lo que en Campo de guerra denominas como la “Anamorfosis de la víctima”?

Así es. El problema aquí es que estamos contemplando un país donde todos somos víctimas reales o potenciales del crimen organizado y fuerzas armadas o corporaciones policiacas, es un estado “Alegal”, como menciono en Campo de guerra, un “An-Estado”, que quiere decir: contra y fuera de la legalidad y que simula defender la ley.

Este asunto es muy claro, es una Normal tradicionalmente opuesta al gobierno y al estado mexicano y en los últimos años se ha radicalizado esta postura y su actitud ha sido cada vez más beligerante en confluencia con otros grupos como los anarquistas que tienen alcance internacional y actúan en México; esto hizo que el año anterior tuviéramos una efervescencia muy fuerte contra el Estado y contra el Gobierno en México, no sólo el Federal, sino también con los municipales y estatales, de modo que tenemos que encuadrar estos fenómenos de una manera más amplia, más allá del reduccionismo a hechos aislados de nota roja o un hecho excepcional o esporádico como se llegó a decir. Estamos contemplando en la noche de Iguala una atrocidad que esperamos nunca se repita, la crisis integral de las instituciones Publicas en México.




Recordamos el caso de Radilla Pacheco y vemos la influencia que tuvo para que hubiera cambios en la Constitución sobre el procedimiento e investigación de los desaparecidos, ¿vislumbras al caso de los 43 estudiantes como posible detonador de cambios en las leyes?

Creo que tenemos la legislación suficiente, tenemos las normas constitucionales ya inscritas en el derecho convencional internacional que atañe  a la defensa de Derechos Humanos en México y lo que no tenemos es el cumplimiento de estas normas constitucionales. Yo creo que el caso de Iguala nos debe llevar a exigir el cumplimiento de estas.

Es inaceptable que el ejército mexicano nos explique que no intervino porque hay una limitación de tipo legal: sólo interviene el ejército a petición de la autoridad civil y creo que este es un error porque la constitución indica que el poder ejecutivo, y en este caso las fuerzas armadas son un ramo del poder ejecutivo, están responsabilizadas, son las garantes del respeto a los Derechos Humanos y no es posible que no expliquen con una razón procedimental la vulneración a derechos constitucionales, esto es lo que no podemos aceptar.

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Dimes y Diretes: “AMLO y los “provocadores””

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Vaya error que cometió el pre-pre-pre-pre-pre candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador “el Peje. Durante un evento en la ciudad de Nueva York, llamó, “provocador” a uno de los papás de los normalistas desaparecidos en Ayotzinapa. Esto después de que el papá le recriminara haber apoyado al ex gobernador de Guerrero y al ex alcalde de Iguala en el 2012.

La realidad es la siguiente, a todos nos molesta que nos recriminen algo y nos cuestionen. Pero el caso de “el Peje” es muy diferente, estamos hablando de alguien que busca ser presidente de México.

Antes de este acontecimiento, AMLO usaba el caso de los 43 normalistas desaparecidos como una forma de ataque contra la famosa, “mafia del poder” y claro el gobierno de Enrique “Henry Monster” Peña Nieto.

Mas al momento que ahora son los padres, los que cuestionan u protestan los nexos que pudo haber tenido en su momento AMLO con Abarca, exalcalde de Iguala, a Andrés ya no le pareció y decidió recriminar a la persona, llamándola “provocador”.




Muchos se preguntan por qué el papá no fue a reclamarle a Peña Nieto, pues fue, presumiblemente, la Policía Federal, junto con policía municipal y delincuencia organizada la que desapareció a los 43 normalistas en aquella noche de septiembre del 2014.

Señoras y señores, la realidad es la siguiente, en su momento, AMLO apoyó al asesino de 43 estudiantes en Guerrero, más allá de que el cuestionamiento al presidenciable está fuera de lugar o no, no se le puede contestar al papá de una víctima, diciéndole “provocador”.

La reacción de AMLO, mismo que lidera muchas de las encuestas para el 2018, pone en tela de duda que tanta tolerancia tiene en realidad contra los cuestionamientos y las protestas en su contra. El presidenciable tendrá que aprender a ser más tolerante a las protestas, pues no la tendrá fácil con toda la guerra sucia que se le avecina.




Por último, quiero hacerle notar a los AMLOvers que esta no es la única ocasión que los papás de los normalistas se manifiestan contra un funcionario mexicano. Cuando Henry Monster” Peña Nieto visitó los Estados Unidos, es confrontado por los papás de los normalistas. Y recientemente Enrique “Rana” Ochoa Reza, también fue confrontado por papás de normalistas.

¡Ahí Se Leen!

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Dimes y Diretes: “¿88 años contigo?”

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El sábado fue el festival del cinismo, se celebraron los 88 años del Partido Revolucionario Institucional. En medio de una de sus peores épocas en la historia reciente, los dinosaurios del partido oficial, que ha gobernado por más de 70 años al país, se dieron baños de pureza y criticaron duramente a la oposición.

El primero en hacerse como que la Virgen le habla, fue Enrique “Henry Monster” Peña Nieto. El presidente de todos, aseguro que la victoria de la oposición, ya sea PAN o Morena, sería un retroceso para el país, o sea para el presi, el bueno, el bueno es solamente alguien del PRI.

El otro que se pasó de cínico fue el dirigente nacional del partido, Enrique “Rana” Ochoa Reza. Llamó a que se cumpliera la ley y se capture lo más pronto posible a Javier “Ñoño” Duarte y que se haga cumplir el estado de derecho de nuestro país. Ochoa, dijo esto no sin antes, hacer mención del lamentable hecho de las quimioterapias falsas que el gobierno de “Javidu” dio a niños con cáncer.




En verdad que, escuchando los discursos de los dos Quiques, no sé qué hacer. Llorar, reírme, hacer algún tipo de berrinche.

Es increíble el cinismo que siguen teniendo los altos dirigentes de este partido político. Desde su eslogan, “88 años contigo”, se ve el cinismo y la poca vergüenza que tienen. En 88 años el PRI, sí dio forma al sistema institucional de México después de la Revolución, pero en todo este tiempo, han habido múltiples matanzas donde directamente se han señalado a gobiernos del PRI.

¿Acaso el PRI estuvo con los muertos de la Matanza de Tlatelolco de 1968? ¿Estuvo el partido oficial con los muertos del jueves de Corpus en 1972? ¿Y qué nos pueden decir de Atenco? ¿Ayotzinapa? ¿Los casos de corrupción en más de cuatro entidades? Claro que no, el PRI no ha estado con nadie, más que con ellos mismos.

Desde siempre solamente han visto por el bien de sus bolsillos, no por el bien de la patria y de la gente. Si acaso con los que han estado es con su voto duro, que recuerdan cada que hay elecciones.

Hoy por hoy, el PRI es un partido en decadencia, o se reforma en verdad o va a desaparecer como tal.




En definitiva, el cinismo y la poca vergüenza de sus principales caras y dirigentes no ayuda. Señalar y exigir que Duarte sea detenido, cuando fue al mismo gobierno priista al que se le fugo, va más allá de la lógica de cualquier persona. Pero bueno, el PRI tristemente es un ejemplo de lo viciado que está nuestro sistema político.

¡Ahí Se Leen!

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La maldad entre nosotros

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El tema de la inseguridad para nada es nuevo en nuestro país y la crisis social es producto de esta. Sin embargo, la opinión pública siempre mira con distancia el tema como si fuera algo externo.

He aquí, el problema central del conflicto, los sicarios, los asesinos y toda clase de personaje dentro del crimen organizado fue nacido y criado dentro de nuestra sociedad.

La sociedad mexicana sigue sin afrontar el costo social de tener estos hombres y mujeres que por alguna razón han tomado el camino del narco.

El crimen organizado vive y se recrea dentro de nuestra sociedad sin que se reconozca como tal. En el caso particular de Monterrey y de tantas ciudades, el tema se aborda con reservas, los medios de comunicación temen al tema.

Ejemplos como llamarles “malitos” y no llamarles por su nombre, ya sea Zetas o Cartel del Golfo y la terrible insensibilidad cuando en la televisión se habla de ejecutados como si fueran un número más.

 




La sociedad mexicana cree y quiere seguir pensando que los sicarios son extranjeros o extraterrestres, no quiere asumir que el sicario de mañana es quizás el pequeño vecino, el hijo del compadre o nuestro propio hijo.

En el libro En la niebla de la guerra del Dr. Andreas Schedler se explica cómo la ciudadanía enfrenta al crimen organizado y como lo vive. En el texto se muestran datos de la Encuesta Nacional de Violencia Organizada que reflejan de manera muy viva la percepción ciudadana de esto que comento.

Los tres actores fundamentales del problema que son los asesinos, las víctimas y el Estado son vistos con distancia, reserva y hasta desdén. No hay solidaridad ciudadana porque el Estado se percibe como corrupto, como un agente de actos criminales que no nos ayuda ni nos ayudará y como cómplice directo de la “maldad”.

De igual modo, al asesino se le condena sin matiz, se le acusa incluso sin probar el o los homicidios a imputar y el mismo miedo al tema hace que la investigación no perdure haciendo que muchos homicidios más pudiesen quedarse sin aclarar o que células del crimen continúen operando.

 




De esta manera, el ciudadano está atrapado por el Estado y los criminales viviendo una incertidumbre y una agonía sin saber que pasará.

Las victimas también sufren de esta indiferencia al ser acusados de formar parte del mundo criminal. La condena implícita ahí está, alimentando más a la indiferencia que a la solidaridad social. El tristísimo “Estaban metidos” o “En algo andaban” ejemplifica ese desdén.

El Dr Schedler sostiene que esta indiferencia se refleja en el bajo apoyo social a las manifestaciones de las víctimas. En Monterrey, es clara y contundente dicha indiferencia y se ve en el poco aforo que han tenido las marchas del tema de Ayotzinapa o los miles de desaparecidos en el Estado.

La sociedad sigue esperando que alguien resuelva al crimen, sin fijarse que el enemigo está en casa. La angustia de vivir con la zozobra de esperar que no te toque.

Lo dicho, dicho está.

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Los jóvenes y la izquierda

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¿Qué significa hoy en día ser de izquierda en México? ¿Significa seguir a López Obrador en su desprecio hacia las instituciones? ¿Justificar la vandalización de la propiedad privada por parte de los normalistas de Ayotzinapa? ¿Apoyar a la CNTE en sus bloqueos? Las posibles respuestas y la mera formulación de estas preguntas me dejan insatisfecho.

La concepción actual de la izquierda entre la población me parece errónea, y en gran medida el malentendido se debe a que no tenemos verdaderos representantes de ella.

Octavio Paz en alguna ocasión fue más lejos al afirmar que: “En México no hay una izquierda ni una derecha en el sentido ideológico. Llamamos de derecha a quienes sólo ven por sus intereses, y de izquierda a los que les gritan, queriendo estar en el poder”.




La “izquierda” como vemos, es un concepto difuso. Por ello en la actualidad hay quienes abogan por una actualización de los polos Izquierda – Derecha, a Liberal – Conservador (sin embargo, no son traducciones del todo).

En un intento por clarificar el concepto “izquierda” y su relación con los jóvenes (motivo de posterior análisis), opinan dos figuras un tanto atípicas en el contexto político de Monterrey (típicamente de derecha/conservador): la diputada local de Movimiento Ciudadano, Concepción Landa, y el diputado federal del PRD Waldo Fernández.

Para usted, ¿qué significa ser de izquierda?

Concepción Landa (CL): Para mí significa ser progresista, ver por el bien público y común, antes que los intereses individuales. Ser responsable con los que menos tienen, brindar un desarrollo humano y cultural con oportunidades para todos, asumir el compromiso de legar un mundo mejor para las generaciones futuras y el cuidado del medio ambiente

¿Hay un partido político que actualmente represente a los jóvenes?
CL: No, creo que los jóvenes se sienten más identificados con los ciudadanos sin afiliación partidista.

¿Por qué los partidos políticos de izquierda están tan fragmentados en México?
CL: Porque no piensan en que hay que unir esfuerzos y que nadie tiene la verdad absoluta. Hay una arrogancia ideológica enorme.

¿Por qué los partidos políticos de izquierda no tienen peso en Monterrey?
CL: Por el gran individualismo que existe en donde las acciones colaborativas y colectivas son de “comunistas” o “populistas”. Además de un esquema de verticalidad.




¿Para usted qué significa ser de izquierda?
Waldo Fernández (WF): Ser de izquierda, es respetar los derechos y libertades de todos. Ser tolerantes, ser incluyentes, respetar la pluralidad.
Soy un hombre que cree que todos nacemos libres y con igualdad de oportunidades, defender el derecho de todos a alcanzar sus metas sin hacer distingos, eso es para mí ser de izquierda.

¿Hay un partido político que actualmente represente a los jóvenes?

WF: Todos los partidos tienen espacios dedicados a los jóvenes, depende de ellos militar o participar activamente. Todos los partidos políticos actualmente han incorporado criterios de elegibilidad de jóvenes y han adoptado discursos y políticas encaminadas a este sector.
Lo importante es que los jóvenes participen sino en un partido político, en una asociación civil, en sus escuelas o como ciudadanos a construir un mejor país.

¿Por qué los partidos políticos de izquierda están tan fragmentados en México?

WF: Porque existen diferentes ideologías dentro de la izquierda. No sólo en el país sino en el mundo; algunas son más progresistas y otras más radicales.
Ante la pluralidad política, social y cultural que cohabita en el país, es común la dispersión de posicionamientos y con ellos la simpatía del electorado.

¿Por qué los partidos políticos de izquierda no tienen peso en Monterrey?

WF: En Monterrey tenemos una cultura y una idiosincrasia diferente al resto del país, aquí la cultura del esfuerzo que generalmente es identificada con el centro-derecha es muy bien vista y las políticas que implementa la izquierda no siempre son del agrado de la ciudadanía. El ciudadano tiene una idea equivocada de lo que es ser de izquierda. La izquierda también busca el progreso económico y social.

Podemos observar un elemento común en ambas definiciones de “izquierda”: el respeto a las libertades individuales implícito en la tolerancia y la pluralidad. Se añaden también como distintivos el combate a la pobreza y el cuidado del medio ambiente.

Me interesa ahora hacer un vínculo entre los expuesto sobre la “izquierda”, y los jóvenes porque los jóvenes somos mayoría, no sólo demográficamente sino también socialmente, es decir, tenemos cada vez mayor peso en la sociedad, en gran medida, gracias a que somos quienes mejor dominamos las nuevas tecnologías, lo que tiene 2 implicaciones directas:

1) Estar mejor informados.
2) Tener más vías de expresión.

Aunque entre los jóvenes hay diversas corrientes ideológicas, se tiende cada vez más al liberalismo (entiéndase por liberalismo el desarrollo y protección de las libertades individuales) y creo que es tiempo de aclarar y asumir lo que significa dicha postura ideológica para así encausarla hacia una auténtica representación política. Lo considero particularmente importante para evitar un mayor atraso social.




Esta tendencia al liberalismo por parte de los jóvenes no es exclusiva de México, se presentó antes con Joshua Wong (19 años) en Hong Kong, fundando el Demosistō (partido de centro izquierda pro-democrático), con Pablo Iglesias (38 años) en España fundando Podemos (izquerda), con Alexis Tsipras (42 años) en Grecia y su partido Syriza (coalición de partidos de izquierda e izquierda radical), Justin Trudeau (44 años) en Canadá con el Partido Liberal y Bernie Sanders en los Estados Unidos con su búsqueda de transformar al Partido Demócrata, todos estos casos teniendo en común un mensaje y agenda liberal dirigida a los jóvenes.

Para el caso de México, no creo que la solución sea crear un partido político, ya hay más que suficientes, lo que hace falta es depurarlos para que se conviertan en auténticos mecanismos de representación.

Para ello, será necesario que primero los jóvenes conozcan en qué consisten los posicionamientos de izquierda/liberales y escojan si deciden asumirlos como propios, la representación política vendrá por añadidura.

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Ni perdono ni olvido: a dos años de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa

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México es, probablemente, uno de los países con el mayor número de heridas abiertas infringidas por su propio gobierno; Tlatelolco, Acteal, Aguas Blancas o Atenco, nos demuestran que la brutalidad es y sigue siendo el arma predilecta del estado para mantener bajo control a la población. El caso más reciente de ello es Ayotzinapa, caso que, como todos los previamente mencionados, sigue sin aclararse.

Ya han pasado dos años desde aquella desaparición forzada por parte del estado, la cual llegó a abrir los ojos de los jóvenes más alejados de la realidad social. Mediante marchas, concentraciones, mítines y eventos artísticos, la juventud de México mostró un espíritu de lucha y una solidaridad, que llevaba tiempo de no verse.

Igualmente, no solo estos se movilizaron, pues inclusive, adultos mayores formaron parte de las filas de indignación hacia el estado por tal crimen de lesa humanidad. Tal espíritu de unidad y de lucha soportó el mayor cinismo del gobierno, el cual no hizo más que fortalecer esta unidad al hacer declaraciones exentas de toda consideración, como las hechas por Murillo Karam, con su famoso “ya me cansé”.

Desde el norte hasta tierra caliente, todo mexicano y extranjero que estuviera al tanto de lo que sucedía, podía presenciar cómo iba tomando forma un movimiento similar al de los estudiantes de los 60’. El presenciar a diversas generaciones juntas bajo la consigna de “vivos se los llevaron, vivos los queremos”, llegó a llenar de esperanza a muchísimos que llevaban tiempo en la lucha por un mejor.

Hoy, tras estos dos años cumplidos de la desaparición forzada de los normalistas, no puede negarse que, lamentablemente, el movimiento no tiene la misma cantidad de personas que poseía en el año anterior.

No obstante, a pesar de disminución del número de integrantes de tal movimiento, la fuerza de voluntad se mantiene, y será esa fuerza la que habrá de brindar justicia y que hará relucir la verdad. A su vez, será esta unidad del pueblo, la que traerá una dignidad que tanto le falta a este mismo, para que pueda ser visto como lo que realmente es: la autoridad verdadera, de la cual proviene el poder.

Podrá actualmente, haber una oscuridad que desanima a aquellos que antes marchaban rumbo a la obtención de respuestas y al descubrimiento de la verdad, podrá seguir el gobierno con su nula respuesta respecto al esclarecimiento de lo ocurrido y de su responsabilidad con esto mismo; pero a su vez, seguirán luchando los mexicanos para lograr el México que merecen, y saber de unas vez por todas que les ocurrió a sus hermanos aún desaparecidos.

Este es un camino difícil, pero es el único camino que vale la pena recorrer, sin importar los riesgos que se presenten, pues este camino es el mismo que trazaron nuestros héroes que nos dieron patria, y que ahora nosotros llevamos. Morelos, Victoria y Madero están en nuestra memoria y en nuestras acciones y en nuestra sangre, pues el espíritu de lucha es algo que comparte, todo México.

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Dimes y Diretes: “Componiendo lo irreparable”

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El día de ayer la Presidencia de Enrique “Henry Monster” Peña Nieto tuvo otrooooooooo golpe fuerte, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos los 22 muertos en Tanhuato, Michoacán, fueron afirmativamente asesinados extrajudicialmente a manos de la Policía Federal, esto contrario a lo que el gobierno viene diciendo desde hace largos quince meses.

La Presidencia de Peña Nieto va de mal en peor y el mes de agosto no ha sido el mejor para la administración peñista desde finales del 2014, cuando el caso Ayotzinapa y la Casa Blanca se le juntaron al Presidente.

En este mes Peña ha sufrido múltiples golpes, el primero el departamento de su esposa en Miami y el pago del predial del mismo por parte de un posible contratista del gobierno federal. Después los bajos números de aprobación tanto entre ciudadanos y líderes que dio a conocer el periódico Reforma, una serie de lamentables declaraciones y ahora esto. Parece que a Peña Nieto solo falta que lo orine un perro.




Los malos manejos por parte del gobierno cada vez son más notorios. La descoordinación, incluso el mal gobierno, son cosas que ya no se pueden ocultar más por parte de la administración de “Henry Monster” Peña Nieto. El conflicto de interés, asesinatos arbitrarios y los fracasos ya son el pan de cada día con nuestro actual Presidente.

Difícil veo que este gobierno se pueda levantar de nuevo, y pueda demostrar en los dos años que le quedan alguna diferencia que podamos decir que es contundente.

En otras palabras, Enrique Peña Nieto, está tratando de componer lo irreparable, y con el caso Tanhuato, muchas respuestas tendrá que dar su gabinete de seguridad y por ende el mismo Presidente, pues estar alegando quince meses que los Policías Federales no asesinaron de manera extrajudicial y luego las investigaciones digan que sí, es muy, muy grave.

Ahí se leen.

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DE LA CASA BLANCA AL PERDÓN

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En las últimas elecciones fuimos testigos de una jornada histórica para el sistema electoral y político mexicano. Una sociedad enardecida votó en contra de la corrupción, el despilfarro, la violencia y el narco-gobierno. Los ganadores formaron coaliciones para derrumbar al partido que por muchos años había gobernado en Estados como Veracruz, Chihuahua, Quintana Roo y Durango.

La derrota fue tan dura que el presidente nacional del PRI no tuvo mas que renunciar y hacerse a un lado para permitirle a su partido buscar, de manera desesperada, componer el barco rumbo a una virtual derrota en el 2018.

En Nuevo León, por ejemplo, la sociedad le dio una paliza a los dos partidos que habían alternado el poder y que son denominadas las dos grandes fuerzas políticas de México. Jaime Rodríguez Calderón logró lo que jamás se pensó: un ’independiente’ sin estructura partidista llegaba a gobernar el Estado.

Todo esto sucedió como reacción a una de las peores gestiones presidenciales en la historia de México. Repleta de sinsabores que directa o indirectamente causaron las decisiones de Enrique Peña Nieto y sus asesores. Comenzó con un error tras otro, hasta que se convirtió en la burla favorita de los mexicanos en las redes sociales.

Que no sabía inglés, que no había leído libros, que se equivocaba al saludar militares y que era una broma a lado de los presidentes de Estados Unidos y Canadá. Pasó de la risa a la frustración profunda.

Jamás dio una respuesta contundente a los 43 normalistas desaparecidos y presuntamente asesinados por el narcotráfico, sus reformas no han terminado de ser lo que se presumía en una portada de revista como “Saving México” y estamos muy lejos de ser la potencia económica que Luis Videgaray Caso (Secretario de Hacienda) mencionaba al inicio de la gestión en el 2012.

Hoy tenemos a un presidente con los niveles más bajos de popularidad y credibilidad entre la población mexicana, quien ha estado inmerso entre la corrupción y la ostentación de riqueza sin tener la claridad perfecta de dónde se originó.

La Casa Blanca logró lo que quizá ninguna asociación pro participación ciudadana o política había logrado; causó que los mexicanos salieran a las calles a votar en contra del partido que lo postuló y que hoy sufre una profunda crisis de identidad.

Nuestro presidente ha optado por pedir ‘perdón’ como si eso devolviera esperanza a los familiares de los normalistas de Ayotzinapa, como si las disculpas fueran el plato lleno de alimentos con los que hoy millones de mexicanos en extrema pobreza pudieran comer y como si con esto la seguridad volviera a las calles. Acciones como ésta verán muchas de en dos años, no crean que es porque el presidente y su partido están arrepentidos, NO, es porque están realmente asustados por perder la presidencia en el 2018.

Sigamos despiertos mexicanos y recordemos que un “perdón” no soluciona en nada el país en llamas en el que hoy vivimos.

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¿Ocupa “dientes” la CNDH?

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No es ningún secreto que nuestro país tiene, desde hace varias décadas, una crisis en lo concerniente al respeto de los derechos fundamentales de sus ciudadanos. Eventos como la matanza de Tlatelolco, Acteal, Ayotzinapa, y más recientemente, Nochixtlán, corroboran el latente problema que hoy se vive, el cual es causado en numerosas ocasiones por las mismas autoridades (nótese que, en todos los casos mencionados, existen supuestos de la participación de funcionarios públicos, además de las sospechas de intervención policial y militar).

Por otra parte, ¿qué medidas ha llevado a cabo el gobierno para solucionar esta evidente crisis? Desde hace tiempo, México se ha incorporado a organismos internacionales que velan por la protección a los derechos humanos, tales como la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos), o bien, el CDH (Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas).

Dichos organismos han señalado, en más de una ocasión, la falta de consideración que se tiene en torno al aseguramiento de los derechos fundamentales para con su población; ¿cuáles han sido las repercusiones de la integración de México a estas agrupaciones internacionales?

Si bien cabe destacar que, desde que México comenzó a fungir como miembro de diversos grupos de cooperación para el resguardo y protección de las antes llamadas garantías individuales, este ha tenido que darle una mayor ponderación a las mismas, así como aceptar la intervención de aquellos grupos, en casos que han causado gran difusión mediática, el problema no ha logrado disminuir más que de forma tenue.

A pesar de este supuesto “compromiso” para mejorar la defensa de nuestros derechos por medio de la subscripción antes dictada, los ataques y la represión continúan formando parte de la vida diaria de los mexicanos, sin importar si estos tienen como profesión el periodismo (México es calificado como el país con mayor riesgo para tal empresa), o si son maestros o aspirantes a los mismos (previamente mencionado de Ayotzinapa), o bien si son campesinos (San Quintín).

Ahora bien, ¿qué es lo que falta hacer para mejorar esta situación y garantizarle la dignidad y la existencia a cada miembro de la nación? Lo primero que habría que hacer es, reforzar nuestras instituciones antes de estar firmando acuerdos que sabemos, no vamos a cumplir; actualmente tenemos instituciones como la CNDH, la cual tiene por objeto la defensa de derechos humanos. No obstante, ¿cómo es posible que esta misma pueda defender nuestros derechos si su función se encuentra limitada a la “emisión de recomendaciones”?

Es preocupante observar casos, como lo ocurrido en Veracruz, donde pudimos ser testigos de una abierta represión hacia el periodismo y hacia todo aquel que se opusiera al gobernador, Javier Duarte, en donde las recomendaciones del organismo mencionado no trascendieron, a lo mucho, a un “jalón de orejas”.

Si en verdad queremos mejorar esta deplorable situación por la que pasamos, si en verdad queremos construir una nación más prospera y garantista de derechos, deberíamos empezar por darle “dientes” a nuestras instituciones protectoras de derechos fundamentales.

¿Cómo empezar con dicho cambio? Con algo tan simple como hacer de carácter vinculatorio (obligatorio) aquellas “recomendaciones” de la CNDH, para que así el poder judicial se encuentre obligado a investigar a los servidores públicos que la comisión ha señalado como posibles responsables de violaciones hacía los derechos reconocidos en la carta magna.

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