‘El machismo institucional en México es un pan de todos los días’: Ana Katiria Suárez

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El lunes 9 de diciembre, Yakiri Rubio salió de su trabajo, abordó el metro y se bajó en la estación Doctores de la línea 8 para dirigirse a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. Iba a denunciar que la hija de su novia Gabriela había sido violado por un tío paterno.

Mientras caminaba por la calle, dos hombres (Miguel Ángel y Luis Omar Ramírez Anaya) en una motocicleta la acosaron invitándola a subirse con ellos a pesar de que ya se había negado varias veces. Los dos individuos le bloquearon el paso y la subieron sin su consentimiento a la motocicleta, la secuestraron. Se dirigieron a un hotel y ahí, con la complicidad del administrador del recinto, la subieron a un cuarto para violarla.

Mientras Miguel Ángel violaba a Yakiri, Luis Omar se fue del hotel a arreglar una Virgen de Guadalupe, según diría después.

En el forcejeo, la víctima fue apuñalada en varias ocasiones, pero en su legítima defensa, con el mismo cuchillo que fue apuñalada, le hizo un corte a su agresor cerca de la yugular. Él escapó en su motocicleta, llegó a las afueras de su casa y  murió. Yakiri salió del hotel gritando por ayuda, encontró a dos policías que la llevaron a la agencia 50 y ahí, en vez de ser tratada como víctima, se comenzó a gestar una injusticia, sin que ella pudiera darse cuenta.

Yakiri fue detenida por homicidio, la trasladaron al penal Santa Martha Acatitla y ya adentro, fue agredida a golpes.

La abogada Ana Katiria Suárez se hizo cargo de su caso y pronto se dio cuenta que no sólo tenía que probar la violación de la que había sido víctima su cliente y el homicidio en legítima defensa, sino que debía enfrentar a la corrupción, trafico de influencias y misoginia que existe en el sistema de justicia mexicano.

Ana Katiria Suárez acaba de publicar un libro con la editorial Grijalbo que titula En legítima defensa, Yakiri Rubio y la gran batalla contra la violencia machista y el sistema penal en el que cuenta la historia que rodeó al caso.

¿Cómo das con  el caso de Yakiri Rubio y por qué decides tomarlo?

Tomo el caso por un anuncio que veo del papá de Yaki en Facebook pidiendo ayuda desesperadamente porque su hija había sido detenida injustamente por privar de su vida al sujeto, a uno de los dos sujetos que la había secuestrado, violado. Yo soy penalista desde hace 16 años y soy defensora de derechos humanos y de género, y al verlo me salió de las entrañas, no lo pude evitar. Inmediatamente le mandé un mensaje privado preguntándole cómo podía ayudarlo y me contestó rápidamente diciéndome que su hija no tenía defensa. Acordamos vernos y al día siguiente estaba protestando el cargo en el juzgado.

Como mujer defendiendo a otra mujer, ¿con qué dificultades te encontraste?

Con todas. La situación del machismo institucional en México es un pan de todos los días. De entrada, cuando la voz de la víctima se ve mermada frente a la voz de los atacantes, es la primer frustración. Cuando los prejuicios de los juzgadores asumen que la responsabilidad es de la mujer porque algo hizo para provocar esa agresión. Y por otro lado, como defensora es algo que he tenido que aprender a lidiar con ello, como todas las trabajadoras de este país, sean arquitectas, empleadas domésticas, abogadas, químicas, todas vivimos en un estado excluyente y discriminador del género femenino. Hay que aprender a llevarla para sobrevivir, pero eso no significa que sea justificable o que tengamos que seguir aguantando este tipo de atropellos.

¿En México, la impartición de justicia se realiza con perspectiva de género?

No. definitivamente no. En teoría existe, México ha querido pertenecer a la evolución de los países en cuestión de la protección a la mujer por ser un género vulnerable en una sociedad, sin embargo, no lo pone en práctica. Muchísimas de las autoridades y servidores públicos no conocen los términos o las fórmulas técnicas jurídicas para desarrollar y desempeñar su trabajo como impartidores de justicia con perspectiva de género.

¿Con qué irregularidades te encontraste en la primera audiencia?

Desde el inicio de la averiguación previa, en donde Yaki llega a denunciar un acto de violación y tentativa de homicidio y le toman su declaración en calidad de probable responsable. Jamás se genera un desglose por voluntad propia  de la autoridad. Esto es hacer una copia de la denuncia de sus atacantes y establecer en la fiscalía de delitos sexuales para investigar el delito de violación de la que ella había sido víctima. Y fue hasta que tomamos la defensa que le exigimos a la procuraduría que estableciera el desglose para poder integrar el delito de violación. De ahí en adelante: contradicciones en las declaraciones de las autoridades; periciales incompletas, infundadas; injustificación en los inicios de la averiguación previa. Un punto importantísimo es que la denuncia se inicia formalmente sin que el denunciante esté presente y se ejecuta la acreditación de la detención en flagrancia cuando Yaki había ido a denunciar el delito en un primer momento. En fin, cualquier cantidad de atropellos por parte de los juzgadores, animadversión con la defensa, desprestigio, discriminación contra la víctima y violación constante a sus derechos humanos. Un sinnúmero de vicios por los que logramos acreditar la inocencia de Yaki.

En este tipos de casos, ¿por qué se realizan filtraciones a la prensa?, ¿con qué fin se realizan y qué efectos pueden tener en la percepción pública?

Evidentemente lo que hace la prensa coludida con la autoridad es sustentar y robustecer las maquinaciones teatrales que fabrica la procuraduría para justificar sus actuaciones. En este caso el de la mujer prostituta que mata a su violador. Con eso tratan de generar una corriente de opinión para que la víctima no tenga el apoyo suficiente y ellos cumplan con sus cuotas exigidas mes con mes para consignar gente inocente.

¿Cuáles son las diferencias con las que se juzga a una mujer en comparación con las de un hombre en una situación de legítima defensa?

Son prejuicios sociales que derivan de la misoginia y el machismo. ¿Cuántas veces hemos escuchado que un empresario estando en una colonia de alto nivel económico, lo intentaron asaltar y él le quitó la vida a su asaltante y al señor se le reconoce su valentía y legítima defensa en la que defendió los bienes y su vida? Y una mujer que llega apuñalada, ultrajada, sangrada, diciendo que la violaron, es mucho más fácil minimizarla y darle más valor al dicho de su atacante.

En el libro escribes que tras la liberación de Yaki conociste instituciones gubernamentales que dicen proteger a los defensores de los derechos humanos y a los periodistas cuya vida corre peligro, pero que son altamente deficientes. ¿A qué te refieres con esto?

En Secretaría de Gobernación existe el mecanismo para la protección de defensores de derechos humanos y periodistas, la cual se encarga de hacer una evaluación a los defensores que estamos acreditados ante la Federación, de hacer un examen de riesgo por el que la Federación estaría obligada a brindar protección a estos defensores o periodistas. Y a lo que me refiero con ineficiente es que las herramientas con las que se cuentan para dar esta protección no son suficientes, lo vemos en los asesinatos de periodistas y defensores que pertenecen a este mismo mecanismo y que la protección que le brinda la Federación es ineficiente.

¿Sufriste algún acto que atentara contra tu integridad o que fungiera como intimidación por tu trabajo?

Muchos. No uno. Dos físicos y diversas amenazas por parte de la autoridad y por parte de los atacantes.

En una de sus columnas en El Universal, Catalina Pérez Correa habló sobre las desapariciones en México y dejó una frase muy interesante: “Nos preguntamos si el nuestro es un Estado fallido pero hay que reconocer que, con demasiada frecuencia es uno criminal”. ¿Qué opinas sobre esto?

Estoy totalmente de acuerdo. México es un estado fallido y nos criminalizan y revictimizan al acercarnos para buscar la protección del Estado. Y el Estado ataca de manera general y sistemática a la sociedad.

Todo esto comenzó a finales del año 2013. Hoy en día, ves hacia atrás y ¿qué ves, qué recuerdas?

Que valió la pena la lucha, el sacrificio, trabajar con convicción, con dignidad, con una vocación de respeto a los derechos humanos, a la vida, a una vida libre de violencia y que nunca me cansaré de reiterarle a la gente que sí duele, sí cansa, sí es arduo el camino, pero es la única fórmula que hoy veo para hacer los cambios. Esta semana tuvimos la noticia de la chica Itzel, que fue violada y se le reconoció su legítima defensa; no considero que su caso sea aislado al de Yaki, los antecedentes de los impactos en las resoluciones sí generan precedentes para los casos futuros.

‘No está claro que un nuevo principio sea una buena noticia’: L.M. Oliveira

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L.M. Oliveira acaba de publicar una nueva novela, su tercera: Por la noche blanca (ediciones B), en la que narra la historia de Otelo, un joven de 19 años que embaraza a su novia y toda su vida cambia; se convierte en conductor de Uber y un accidente lo empuja a adentrarse en el mundo de la droga de la Ciudad de México.

Una aparente solución resulta en una complicación, y cuando todo termina queda la pregunta: ¿Es un nuevo principio una buena noticia?

¿Cómo surge en la elaboración de la novela el personaje de Otelo y cómo se relaciona con el estilo narrativo?

Otelo es un personaje muy inocente, lo cual me funciona para contar la historia como la quiero contar, me inspiré en muchos jóvenes de 19 años que creen que se pueden comer el mundo con dos mordidas y resulta que el mundo es un poco más complicado. Lo primero que pensé para hacer esta novela fue el título, se iba a llamar Über Coca, inspirado en el libro de Freud y entonces pensé que necesitaba a un chofer de Uber que vendiera cocaína. ¿Cómo se liga esto con el ritmo? Otelo es un muchacho al que le gusta el reggaeton, el rap y por eso decidí escribir toda la novela escuchando reggaeton. No es ningún logro, hay muchísimas personas que lo escuchan todo el día, pero tampoco es lo que más me gusta hacer. Creo que parte de la cadencia se metió en la prosa, lo cual me gusta.

La novela refleja muy bien las distinciones y distancias que existen entre las diferentes clases sociales del país, de la capital, en este caso. Pero también refleja que todas las clases sociales están relacionadas hoy en día, de alguna u otra forma con el crimen.

Desgraciadamente vivimos en una sociedad muy estratificada, eso lo trato de reflejar. Y si bien estamos divididos, compartimos varias cosas, entre esas por supuesto, el vínculo con el crimen. Son vínculos distintos, siempre se dice que los de arriba roban y nadie les hace nada y los de abajo se roban un sándwich y los meten seis años a la cárcel. Todos tenemos vínculos, ya sea mediante la corrupción o porque asaltan o son asaltados. Además, como vivimos en un país tan violento y tan lleno de crimen, me parece que es muy difícil que alguien pueda vivir aquí sin estar relacionado con él.

Leer esta novela, Por la noche blanca puede dar a entender que el destino es inevitable. ¿Existe algo como el destino o todo es un efecto dominó derivado de nuestras propias decisiones y acciones?

Yo, obviamente, no creo en el destino. El destino es casi un Dios, es un Dios. Sin embargo, mi personaje sí y está convencido que se pueden romper todas las reglas excepto la regla de que el destino marca tu vida. Pese a que yo no estoy nada de acuerdo con eso, tuve que hacer a un personaje que crea en el destino. Obviamente hay cosas que determinan o influyen en nuestra vida: tu lugar de nacimiento, quiénes son tus padres, cómo son tus vecinos, qué estudias  – si es que estudias – o si tienes un accidente y pierdes una pierna. Por supuesto que hay fatalidades y bondades en la vida que influyen en la forma en la que nos desarrollamos, pero también creo que todos los seres humanos tenemos la posibilidad de escoger, obviamente no todo, pero siempre hay la posibilidad de escoger si vamos a ir por un camino o por el otro. Por más que parezca que todos los eventos nos empujan a un lugar, hay personas que van y otras que no. No somos salmones subiendo por la corriente, aunque a veces parece.

Una de las muchas reflexiones de Otelo es: “Además, si los sueños no están apartados de la realidad, ¿de verdad son sueños? Nel, soñar se trata de querer lo irreal. La mediocridad es inversamente proporcional a la distancia que tus sueños tienen de la realidad: a menor distancia, más mediocre”. ¿Qué motiva a Otelo a ser optimista ante tanta adversidad?

Es su forma de ser. Yo creo que es la inocencia; muchas veces se piensa que es muy difícil ser un soñador y no ser ingenuo. Yo no estoy seguro si eso es una regla definitiva: que para ser soñador o idealista tienes que ser ingenuo, quizá la mejor combinación humana para tener carácter es ser un soñador pese a todo el pesimismo que se carga. No sé si es posible, me imagino que sería una de las alternativas más constructivas. Por otro lado, sí creo que entre más inocencia, más fácil es ser idealista o soñador, entre más jóvenes, quieren cosas que seguramente son inalcanzables para su circunstancia, quieren volar más alto de lo que las circunstancias lo permiten. Yo no estoy diciendo que no lo hagan, al contrario, pero sí me parece, que como dice Otelo, la mediocridad se mide entre la distancia que tienen tus sueños y la realidad.

Ninguna de las mujeres en la novela tienen nombre propio, Otelo siempre se refiera a ellas a través de apodos, pero tienen un papel importante en el origen de la historia y de todas las situaciones que se van presentando. ¿Cómo describes el rol de las mujeres, específicamente de la Barbie y de Mi vieja, la esposa de Otelo?

Mi vieja, la vieja de Otelo, es la que lo lleva al encierro, el pequeño infierno que es la casa donde están sus suegros y las hermanas. Lo lleva no porque quiera, sino porque se embaraza y se casan y tienen que tratar de empezar la vida bajo esas circunstancias. En este caso, ella marca el principio de la historia. La Barbie hace la primera ruptura muy importante porque le abre una puerta a Otelo que quizá es una puerta falsa y claro que es un personaje importante. Ahora, ¿por qué no tienen nombre las mujeres? Obviamente Otelo no se da cuenta y no tiene ninguna reflexión al respecto, pero yo como el creador de este personaje decidí que es una forma de reflejar una de las características que tiene la sociedad mexicana que es invisibilizar a las mujeres en tanto que individuos, es decir, las mujeres están ahí pero no las consideramos individuos, esa es una parte de nuestra sociedad que es terrible. No quiero decir que es una forma de denunciarlo, es un reflejo.

Me llamó la atención las notas periodísticas que incluyes sobre el caos que se genera dentro de la novela porque ayuda a entender el escape de Otelo, pero también muestra que la prensa puede distorsionar información y presentar los hechos de una forma equivocada.

La nota de prensa que aparece en la novela, que es inventada, muestra la justificación de la huida de Otelo, ¿en qué sentido?  Si bien en la primera parte empieza a descubrir este mundo que apesta, nunca estamos seguros como lectores si de verdad existe ese peligro o no, en realidad eso podría ser mera paranoia de Otelo. La presentación de un texto periodístico parece que confirma sus sospechas, pero el texto está elaborado de tal manera que cuenta la verdad que hemos estado viendo pero no toda la verdad, incluso le inventan cosas que él sabe que no hizo y eso está ahí para evidenciar que tampoco podemos creer que todo lo que se lee en la prensa es la verdad.

Una de las partes que considero muy importante de la novela dice:”De pronto, a la derecha, apareció el estadio de futbol del Puebla. Antes, desde la carretera era posible ver sus tribunas vacías, alguna vez pasé por ahí con mi padre y me lo hizo notar. Ver que lo remodelaron me puso melancólico, no sólo porque las cosas cambian y uno sigue como si nada. Sino porque ese cambio en el mundo era un pedazo más de mi padre que desaparecía. Mi padre estaba en esa vista de los asientos vacíos. Ahora ya no estaba”. Tal vez aquí sí se pueda refutar  a Otelo, ya que la pérdida, los cambios, le pueden estar diciendo que él ya no es el mismo.

Otelo está tratando de ver cómo hay objetos, estadios, ropa circunstancias, que, si entramos en contacto con ellos tiempo después, nos remiten a un pedazo de nuestra vida y nos hacen recordar quién llevaba puesto ese saco, o cómo era esa casa o cómo era ese estadio, o a qué olía esa cocina. En cambio, si todas esas cosas desaparecen, no va a haber nada que haga evocar esas memorias, nada que las traiga de vuelta y por lo tanto cuando se pierden esos objetos, estamos perdiendo un pedazo de nuestra vida.

Definitivamente tu estilo como narrador de novelas es muy distinto al que muestras en tus ensayos y trabajos filosóficos, pero no deja de estar relacionada la filosofía en tus historias. Da la impresión que hay mucha filosofía en lugares que nunca imaginamos, una filosofía callejera que tiene algo importante que decir en México.

No es lo mismo escribir ensayos que novelas y eso yo lo tengo muy claro, no podría pretender que mis novelas fueran ensayos o que mis ensayos fueran novelas, aunque a veces meto pedazos de ficción. Yo no pretendo jamás dejar de ser quien soy y las cosas que me preocupan, que me obsesionan son vistas a través de la filosofía y cuando tengo que hablar a partir de mis personajes siempre se cuela algo de esa reflexión filosófica. El único problema que me toca enfrentar es que sea creíble, que cuando lo lean puedan creer que todo lo que estoy escribiendo es una reflexión de un muchacho de 19 años y no que estoy yo como Unamuno en Niebla hablando detrás. Y no me molesta Niebla, me encanta esa novela, pero yo tomo distancia. Y bueno, yo creo que la filosofía también está en lo cotidiano, desde la ética, que es la más práctica de las ramas de la filosofía hasta preguntas epistemológicas o metafísicas.

 La historia de Otelo acaba por demostrar que todo final es un nuevo comienzo, ¿no?

Sí. Yo no sé si eso es esperanzador o deprimente porque a veces parece el eterno retorno. El otro día le decía a Jaime Mesa que si bien los relojes de cuarzo o incluso los de manecillas son más precisos para dar las horas, los relojes de arena son más precisos para describir cómo es la vida. No hay vuelta. La arena cae y termina de caer. Hay que pensar en el tiempo como esto que se cae y no vuelve. No está claro que un nuevo principio sea una buena noticia.

Sergio González Rodríguez: ‘Estamos contemplando la crisis integral de las instituciones Publicas en México’

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México ha perdido a una de sus voces más importantes dentro del periodismo y la literatura en una etapa en la que era imprescindible. Si el presente vislumbra un futuro complicado para el país, los libros de Sergio González Rodríguez ayudan a comprender nuestra terrible actualidad a través de un pasado que no deja de actualizarse.

En octubre de 2015, Sergio vino a Monterrey para presentar su libro Los 43 de Iguala. México: verdad y reto de los estudiantes desaparecidos. Meses atrás había leído Campo de Guerra, por el que se hizo acreedor del Premio Anagrama de ensayo 2014 y tuve la oportunidad de entrevistarlo por su generosidad de otorgarme 10 minutos después de que ya había concluido su tiempo de prensa.

Campo de Guerra analiza el problema geopolítico en México y su relación con Estados Unidos en la guerra contra el narcotráfico, por eso mismo me pareció imposible no relacionarlo con el libro que estaba presentando, una estupenda crónica e investigación sobre lo ocurrido en Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014.

Revivo esta entrevista con la intención de recordar algunas ideas – de tantas – de Sergio González Rodríguez derivadas de algunas preguntas torpes que le hice. Desearía no hacerlo alrededor de esta terrible noticia que nos afecta a todos, porque a partir de hoy nos hemos quedado, como ya lo dije, sin una de las voces más importantes dentro del periodismo, que investigó y denunció los feminicidios en Ciudad Juárez y por eso Roberto Bolaño lo incluyó en su libro 2666 con su nombre original, por el simple hecho de ser el periodista que investigó los crímenes.

¿De qué forma el contexto que rodea a la guerra contra el narcotráfico declarada por Felipe Calderón influyó en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa?

La vinculación que señalas es, desde luego, cierta. Campo de guerra es un estudio geopolítico, es un informe sobre la situación geopolítica de México y tiene como centro de la investigación la guerra contra el narcotráfico que se realizó en México entre el año 2007 y 2012, y el caso del libro actual, un año después, los 43 de Iguala, es un estudio de caso donde se documentan los asuntos que estaban planteados, algunos de ellos a nivel teórico, otros empíricos y se explica por qué pudo darse este episodio tan atroz. Yo creo que sí hay una continuidad en la investigación, en la documentación, pero sobre todo, en la comprobación de las tesis que manejé en Campo de Guerra.




A partir de lo que pasó en Iguala aquella noche, ¿cómo inicias la investigación que se materializa en este libro?

Creo que como todos los que escuchamos las noticias, al principio teníamos datos muy aislados y versiones muy poco claras de lo que había sucedido esa noche; a la fecha seguimos preguntando qué es lo que sucedió realmente. Yo lo que traté de hacer desde el principio es responder estas preguntas en vez de circular información sobre los hechos, circulaban versiones a favor o en contra, es decir: se estableció una narrativa de buenos contra malos que fue la que persistió a lo largo de los meses contra la idea de reducir los hechos a una simple visión de partidarismo, por una u otra parte es lo que yo trato de contradecir porque lo rechazo en mi libro; trato de proporcionar los elementos informativos y documentar los diversos niveles que confluyen en la tragedia de esa noche.

Esteban Illades, editor de la revista Nexos, tituló uno de sus reportajes sobre el tema: El polvorín que nadie olió, ¿crees que realmente nadie estaba al tanto de lo que sucedía en Guerrero, en Iguala?

Está demostrado por las propias declaraciones gubernamentales que sí existía información al respecto, no solamente a nivel de información de inteligencia por la coordinación de Seguridad Nacional, que es el organismo de inteligencia del Estado Mexicano, sino también se sabe por las propias declaraciones de las autoridades que estos hechos estaban siendo monitoreados, no solamente por las instituciones de la seguridad pública, también por la oficina de la presidencia y las distintas corporaciones policiacas de distintos niveles.

En el momento de los hechos se tuvo un conocimiento en tiempo real de lo que estaba aconteciendo, de manera que hablar de algo que no se previó, es más bien hablar de irresponsabilidad gubernamental para responder a tiempo sobre este asunto. Hay que considerar que también en el ejército y la marina tenían conocimiento sobre estos hechos y sus agentes están en actuación permanente, no solamente los que están destacamentados por razones de combate al narcotráfico, también las organizaciones de inteligencia estaban absolutamente al tanto de todo lo que iba a suceder y sucedió esa noche.

 

¿De qué forma podemos relacionar a los 43 estudiantes de Ayotzinapa, a sus padres, a sus familiares, con lo que en Campo de guerra denominas como la “Anamorfosis de la víctima”?

Así es. El problema aquí es que estamos contemplando un país donde todos somos víctimas reales o potenciales del crimen organizado y fuerzas armadas o corporaciones policiacas, es un estado “Alegal”, como menciono en Campo de guerra, un “An-Estado”, que quiere decir: contra y fuera de la legalidad y que simula defender la ley.

Este asunto es muy claro, es una Normal tradicionalmente opuesta al gobierno y al estado mexicano y en los últimos años se ha radicalizado esta postura y su actitud ha sido cada vez más beligerante en confluencia con otros grupos como los anarquistas que tienen alcance internacional y actúan en México; esto hizo que el año anterior tuviéramos una efervescencia muy fuerte contra el Estado y contra el Gobierno en México, no sólo el Federal, sino también con los municipales y estatales, de modo que tenemos que encuadrar estos fenómenos de una manera más amplia, más allá del reduccionismo a hechos aislados de nota roja o un hecho excepcional o esporádico como se llegó a decir. Estamos contemplando en la noche de Iguala una atrocidad que esperamos nunca se repita, la crisis integral de las instituciones Publicas en México.




Recordamos el caso de Radilla Pacheco y vemos la influencia que tuvo para que hubiera cambios en la Constitución sobre el procedimiento e investigación de los desaparecidos, ¿vislumbras al caso de los 43 estudiantes como posible detonador de cambios en las leyes?

Creo que tenemos la legislación suficiente, tenemos las normas constitucionales ya inscritas en el derecho convencional internacional que atañe  a la defensa de Derechos Humanos en México y lo que no tenemos es el cumplimiento de estas normas constitucionales. Yo creo que el caso de Iguala nos debe llevar a exigir el cumplimiento de estas.

Es inaceptable que el ejército mexicano nos explique que no intervino porque hay una limitación de tipo legal: sólo interviene el ejército a petición de la autoridad civil y creo que este es un error porque la constitución indica que el poder ejecutivo, y en este caso las fuerzas armadas son un ramo del poder ejecutivo, están responsabilizadas, son las garantes del respeto a los Derechos Humanos y no es posible que no expliquen con una razón procedimental la vulneración a derechos constitucionales, esto es lo que no podemos aceptar.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”