La apuesta hacía el futuro: ¿Militares o Civiles?

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La detención en Estados Unidos del Gral. Salvador Cienfuegos, ex Secretario de la Defensa Nacional en el Gobierno de Enrique Peña Nieto, reveló algo que los mexicanos conocíamos a voces pero que nos habían escondido por años: La corrupción había alcanzado al ejército mexicano. Desde el caso del Gral. Gutiérrez Rebollo encarcelado en 1997 por su complicidad con Amado Carrillo “el Señor de los Cielos” no habíamos vuelto a escuchar que un alto funcionario de las fuerzas armadas en México estuviera directamente involucrado con el crimen organizado. 

Este caso es de enorme relevancia para nuestro país por varias razones. Enlisto las que a mi juicio son las más trascendentes:

  1. La necesidad de cuestionarnos el proyecto de militarización del país. Desde que inició este Gobierno se ha impulsado desde Palacio Nacional un proyecto de militarización a lo largo y ancho el país. Lo anterior bajo la inexacta premisa de que los uniformados son: 1. Más disciplinados que cualquier civil y 2. Incorruptibles. Es claro que el Presidente confía más en los militares sobre los civiles, prueba de ello son las nuevas tareas que le ha encomendado al ejército (además de la lucha contra la delincuencia, como había sido desde hace más de una década) como: administrar aduanas y puertos, construir el nuevo aeropuerto y 2,700 sucursales del Banco de Bienestar, entregar medicamentos, frenar el flujo migratorio, participación en programas sociales como “Sembrando vida” y “Jóvenes construyendo el futuro” y una larga lista más. Importándole poco al Presidente si los militares están preparados para realizar eficientemente estas encomiendas. 
  1. La urgencia de replantear las relaciones civiles – militares. El ejército es la Institución con prácticas históricamente más oscuras. Después de la Revolución Mexicana, con la intención de evitar la posibilidad de que existiera un golpe de Estado se hizo un trato que por décadas parecía razonable: El ejército se mantenía lejos de la política, y el gobierno no se metía en la vida interna de las fuerzas armadas, en resumen: impunidad a cambio de lealtad. Como bien señala Alejandro Hope en su columna de El Universal: “el costo ha sido tener muy débil control sobre el estamento militar”. Eso indudablemente debe terminar y es inaplazable la necesidad de una reforma a nuestro marco jurídico que replantee la dinámica de las relaciones entre civiles y militares. Aunque siendo realista y un poco pesimista, se ve difícil, pues ningún Presidente ha querido enfrentarse a ellos, y el actual, mucho menos.

Este caso rompe de alguna manera con el paradigma de la lucha histórica contra el narcotráfico, y es inminente la ineludible obligación del Estado Mexicano de dejar de utilizar a nuestras fuerzas armadas como instrumento de combate contra la delincuencia organizada y la celeridad de apostarle a la profesionalización de las policías civiles. Al día de hoy, si se pierde la confianza en nuestras fuerzas armadas, no hay sustituto para el Ejército, este Gobierno desapareció a la que -con todo y sus críticas-, estaba en proceso de maduración para serlo: La Policía Federal.

El debate enriquece la mente, se vale discrepar.

Hacia la recta final: Trump

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Hoy se debería haber celebrado el segundo de tres debates presidenciales de cara a las elecciones de Estados Unidos, pero tras el anuncio de que el presidente contrajo COVID-19 y que se negara tanto a hacerlo de manera virtual como a presentar pruebas que avalaran su estado de salud, como sabemos, esta pelea únicamente tendrá dos episodios antes de su batalla final en las urnas.

Estos últimos días han sido muy llamativos en términos de la comunicación del presidente. Es verdad que Trump siempre ha manejado un estilo provocador, altanero e impulsivo, pero los tweets, los videos y las declaraciones sobre su tratamiento rayan sido incluso en lo exagerado para lo que nos tiene acostumbrados

Desde presentarse al más puro estilo Avenger llegando en helicóptero y haciendo un saludo militar o bien ofreciendo tratamientos gratuitos y sin costo a todo el país, el equipo de comunicación de Trump está haciendo algo que semánticamente suena imposible: quieren que el presidente vuelva a ser un outsider. 

Hay una máxima en política que, aunque no le guste, también aplica para Trump: todo partido o político en el gobierno sufre desgaste una vez toca poder. La tarea titánica de los asesores es esconder los 1634 días que hoy lleva el presidente en el cargo y revivir el espíritu de 2016.

Hay varios indicios de lo anterior, pero uno que quizá pasa desapercibido es el regreso del eslogan Make America Great Again en lugar del olvidado Keep America Great que se había planteado tiempo atrás. El primero recuerda al triunfo de 2016 y el segundo hubiera sido un excelente eslogan si la gestión hubiera sido medianamente positiva o si no estuviera experimentando algún tipo de escándalo. Y justo aquí está la clave.

Otro ejemplo es buscar revivir la actitud de self-made businessman que había medianamente abandonado al tomar una actitud más de gestión a lo largo de la campaña. Basta con recordar que hace algunos meses uno de los primeros videos de la campaña hablaban sobre datos de gobierno y avances en la administración; video donde nuestro presidente hizo, por decirlo así, un “cameo”.

Presentarse como un hombre fuerte ha sido la línea luego de la evidente imagen de dificultad respiratoria de hace unas semanas y ha dado para todo tipo de ideas, incluso la de que el día de su regreso a la Casa Blanca, ante las cámaras, Trump abriera su camisa y debajo llevara una camiseta con el emblema de Superman. Afortunadamente fue desechada.

Trump y su equipo quieren evitar a toda costa que se le asocie con la palabra “continuidad”, pero el detalle es que no hay un rumbo claro. Están dejando que Trump hable fuerte, que sea imprudente, que provoque y que moleste y parece ser que la cosa no pinta para que el presidente siga cuatro años más. ¿Será que al interior del partido están dejándolo que Trump se hunda en su propio fango? 

#ElNidoDelGavilán: “Cuando el río suena es que agua lleva…”

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El estado de Chihuahua se ha vuelto una nueva arena de la disputa por el agua. El origen: El convenio de reparto del vital líquido que tiene México con Estados Unidos y que no se ha pagado en tiempo y forma.

Diversas protestas se han suscitado e intensificado derivado del aumento del desfogue en las presas de Chihuahua para cumplir con el acuerdo el cual vence el 25 de octubre próximo.

Diversos grupos de agricultores han afirmado que el pago de agua les afectará en sus ciclos de cultivos y sostienen la existencia de una sequía atípica.

El 8 de septiembre se llegó un punto máximo de tensión, campesinos se enfrentaron a la Guardia Nacional haciéndola retirarse. El saldo del choque fue una mujer fallecida. En todos estos choques a lo largo de meses han quemado casetas y camionetas de la CONAGUA, CFE.

El conflicto se ve de distintos frentes, de un lado, CONAGUA y el Gobierno Federal abogan por el pago, casi a cualquier precio, asegurando que Chihuahua tendrá el agua que le corresponde. Mientras que del otro lado, grupos agroindustriales, pequeños campesinos y panistas y priistas vivales de cara al periodo electoral.

En un tratado que data de 1944, México debe dar anualmente 431 millones de milímetros cúbicos a Estados Unidos; mientras que los norteamericanos entregan al país mil 850 millones de metros cúbicos. Hasta ahí, todo bien, el problema es que México tiene un impago que data desde años y se debe cubrir. De ahí la imperiosa necesidad del Presidente de pagar a como dé lugar a fin de evitar un conflicto diplomático.

Sin embargo, la realidad del agua en Chihuahua es de una constante sobreexplotación por parte de diversos actores. Las industrias alfalfera, nogalera y de otros cultivos que demandan cada día más agua. Se suman los intereses de Coca-Cola y Heineken que tienen plantas en el Río Conchos, la obtención ilegal de agua en rancherías de forma organizada o artesanal y la rampante corrupción de Conagua al no regular el uso del agua en esta región del país.

Esto es un conflicto social avivado por la desinformación y la manipulación, principalmente del lado de los agroindustriales quienes tienen voz y voto y no los campesinos que salen en las protestas, que si bien también son afectados, muchos de ellos son realmente empleados o movilizados por grupos políticos.

El oportunismo político aliado a los acaparadores del agua ha mostrado a diputados del PRI y el PAN en plena campaña, a la alcaldesa de Chihuahua (precandidata a la gubernatura) y al propio Corral colgándose del tema hablando de “la defensa del agua de Chihuahua”, un chovinismo regionalista que nada tiene que ver con garantizar el agua a pueblo rural y menos aún a los empobrecidos habitantes de Ciudad Juárez, Chihuahua o Cuauhtémoc. Esto se alimenta de la actitud confrontacional del Presidente que nulifica el diálogo y deja sin margen de acción a una directora de Conagua que tampoco ha logrado pronunciarse.

Ya dijo Andrés Manuel que el gobierno de Chihuahua “tiene que resolver el problema que provocaron”. Y para solidificar su posición tiene en presencia constante a la Guardia Nacional en las presas de Chihuahua, lo que indica que las compuertas de las presas serán abiertas, con o sin el acuerdo de los agricultores de los distintos módulos de riego en Chihuahua.

Corral, en tanto, ninguneado por el presidente y acusado de tibio, por no tener una posición firme en el conflicto (aunque inclinado a los agroindustriales), reclama represalias en temas de seguridad y poco a poco se queda arrinconado.

En un estado que sistemáticamente ha sido incapaz de lidiar con la violencia y los feminicidios en Juárez, gobernadores prófugos, el tráfico de personas, el narco, la tala ilegal, la minería ilegal, se suma un conflicto por el agua que poco valora al líquido sino al rédito de la politiquería electoral.

De nada sirve que el Presidente quiera resolver el tema con la Guardia Nacional o las habladas, pues esto alimenta a la oposición de cara a 2021. Tiene que demostrar las habilidades políticas que no se tienen ni en el estado ni en lo local.

El problema se tiene que resolver institucionalmente, desde CONAGUA, que para eso está, negociando, explicando, llegando a acuerdos con los grupos agricultores y sentando una regulación transparente para todas las partes involucradas aún y con las carencias tecnológicas existentes.

Lo dicho, dicho está.

Pisos, no techos

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Nuestra democracia se encuentra en construcción y ¿por qué no decirlo? en deconstrucción. Cada proceso electoral es una nueva oportunidad para repensar la representación y el poder y, en el caso mexicano, esto ha ido a la par de integrar cada vez de manera más efectiva, el principio de igualdad y no discriminación. 

Hablo de deconstruir y de re-pensar, pues las resistencias más frecuentes se encuentran en argumentos como la autodeterminación de los partidos políticos y la protección de su vida interna. Pero ¿por qué ésta no podría ser compatible con la igualdad de oportunidades para todas las personas? ¿por qué no avanzar hacia nuevas y mejores formas de hacer democracia? ¿por qué no re-imaginar la representación política para que sea más parecida a su ciudadanía? ¿por qué no acoger las reglas y lineamientos que son más protectoras para los derechos político electorales de las mujeres, las juventudes, las personas con discapacidad y las personas indígenas, entre otros grupos? ¿por qué resistirse a la mejora de la calidad de nuestra democracia, en la que quepamos y aportemos todas las personas?

Ocurre que la historia relegó a diversos grupos, cada uno de ellos ha enfrentado distintas formas de resistencia para acceder al poder y así poder modificar su realidad a través de reformas legislativas eficientes que se apeguen a sus vivencias y realidades. 

En ese contexto, se han impulsado acciones afirmativas para hacer posible una democracia incluyente. Las acciones afirmativas son una manera de buscar soluciones prácticas e innovadoras para derribar obstáculos y resistencias que ocurren, en el caso electoral, para garantizar un piso parejo y de igualdad de oportunidades en la postulación de candidaturas y la integración de órganos. Se ha probado con el tiempo que las acciones afirmativas son necesarias, pues las resistencias y los obstáculos con que cuentan los institutos políticos no necesariamente se eliminan por voluntad propia. 

Tal es el caso de las cuotas de género y de la reciente paridad de género ya inscrita en nuestra propia Constitución, pues a cada medida implementada para garantizar los derechos político electorales de las mujeres, llegaba una nueva forma de resistencia. 

Ahora nos encontramos ante nuevos avances: los organismos públicos locales electorales, como es el caso de la Comisión Estatal Electoral de Nuevo León, se encuentran impulsando también acciones afirmativas para otros grupos que históricamente han estado en desventaja como las juventudes, las personas con discapacidad y las personas indígenas. 

Como en el caso de las acciones afirmativas para la participación de las mujeres, estas medidas enfrentarán, sin duda, resistencia por parte de los institutos políticos y de la sociedad en general. Ante ello, recientemente, la Sala Regional Xapala declaró que “las acciones afirmativas son pisos mínimos para garantizar la protección e inclusión de personas circunscritas a grupos que se han visto históricamente relegados en el ejercicio de sus derechos”. 

Y es que, si ya nos encontramos re-imaginando una democracia más incluyente, habrá que migrar a pensar estas acciones como esenciales y no limitativas, como pisos mínimos y no techos. Las acciones afirmativas serán necesarias mientras no solucionemos las causas que generan estas desigualdades y resistencias. Es el tiempo de los grupos que han sido históricamente relegados de los espacios de toma de decisiones. Es el tiempo de volver a construir y a idear las mejores formas de hacer democracia sin discriminación, sin estereotipos y sin violencia. 

Las dos Beatriz

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Había algo de malestar en el viaje de la Dra. Beatriz Gutiérrez Müeller cómo se da a conocer en México, coquetería feminista para no dejar aparentar ninguna sumisión al marido, y la Sra. Beatriz Gutiérrez de López Obrador quien se entrevistó en Europa con la crema y nata de la alta diplomacia para ir a solicitar prestamos de libros, objetos y códices prehispánicos detenidos en museos y colecciones de diferentes países, desde Francia, los Países Bajos y no podía faltar la biblioteca vaticana. 

Sin que se entienda muy bien el motivo, el viaje fue poco publicitado y nos enteramos al ver la fotografía con Brigitte Macron en la residencia presidencial de Francia, el Palacio del Eliseo. Beatriz Gutiérrez Mueller es presidenta del Consejo Asesor Honorario de la Coordinación de Memoria Histórica y Cultural de México. 

En México no quiere ser la primera dama del Estado, como corresponde a la esposa del presidente de la República, en México se hace portavoz (¡quien sabe si autorizada!) de los pueblos indígenas, reclamando hechos de hace quinientos años, y obligando a su marido a expresar reclamos que constituyen verdaderos trabucos diplomáticos. Estos reclamos fueron rechazados por la familia real española, lo que explica que su viaje no incluyó Madrid en su itinerario. 

Este reclamo es de ella; durante doce años de campaña permanente, no se le había escuchado a su ahora esposo. Siempre, fue él de “primero los pobres” , ella le hizo agregar la reivindicación de los pueblos nativos. Reivindicación artificial, ya que dichos pueblos o se desconocían el uno al otro  o eran enemigos entre ellos antes de la llegada del conquistador. El Papa hizo contestar que él ya había expresado su opinión y respuesta hace años en un viaje a Bolivia. 

Beatriz Gutiérrez Mueller encabeza movimientos intelectuales anti imperialistas y mantiene caliente la cabeza de un gran número de intelectuales izquierdizantes y dizque socialistas. Beatriz Gutiérrez de López Obrador recorre Europa para pedir prestados  los tesoros prehispánicos que por extrañas razones adornan museos y colecciones europeas en lugar de encontrar su sitio en el Museo Nacional de Antropología. Entrega cartas de su esposo el presidente, reclamando el atraco de una soberanía supuestamente atropellada hace 500 años, pero sin nunca tomar en cuenta el entorno histórico de tiempos que varios historiadores de la época relataron con lujos de detalles. 

¿Quién regresará a México? ¿Beatriz Gutiérrez Mueller para dejar constancia de los reclamos presentados en nombre de un esposo del cual no quiere llevar el apellido o Beatriz Gutiérrez de López Obrador para rendir cuentas de su misión diplomática para armar un mega exposición que tendrá cómo propósito celebrar los 700 años de la fundación de Tenochtitlan, los 500 años del descubrimiento de México y los 200 años de la independencia efectiva  de México?

El pueblo invencible

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Se respiraba en el ambiente un miedo a que la historia se repitiera. El huracán Wilma, en octubre de 2005, marcó un antes y un después en la historia de Cancún, y de la zona norte de Quintana Roo. Yo personalmente no lo viví, pero sí la mayoría de mis amigos y toda mi familia. La devastación, el caos y la incertidumbre que ese desastre natural trajo es algo que esta gente no quiere volver a vivir jamás. 

La semana pasada, por momentos, el miedo volvió. Delta, que avanzaba directamente hacia nuestras costas, comenzaba a tomar forma de depresión tropical. Al cabo de unas horas, ya era denominada tormenta tropical. Su trayectoria seguía fija. Seguía agarrando fuerza, ahora ya era huracán categoría 1. A nuestras costas llegan tormentas tropicales continuamente, es algo que hasta cierto punto ya tenemos controlado. Pero esta vez pintaba para ser diferente. 

Huracán categoría 2. Las alertas estaban aumentando. El Gobernador ya había ordenado habilitar refugios y se daba a la tarea de informar a la población. Delta no dejaba de fortalecerse. Ni cuenta nos dimos cuando fue categoría 3, porque en cuestión de 20 minutos aumentó a categoría 4, que ya es considerado como un fenómeno potencialmente devastador. El impacto era inminente, y fue ahí donde después de 15 años la gente de Quintana Roo volvió a sentir ese miedo. 

Supermercados al tope de su capacidad. Filas de dos horas en las gasolineras. Madera para cubrir ventanas, agotada en cuestión de minutos. Varios conocidos optaron por irse de la zona. Pegaría en la madrugada, y debíamos estar listos para recibirlo.

Por algún motivo que no podría especificar porque mis conocimientos de meteorología son nulos, el huracán mientras más se acercaba a la costa de Quintana Roo, bajaba de velocidad. Originalmente esperábamos que pegara entre 11 pm del martes y 1 am del miércoles, pero en realidad tocó tierra cerca del amanecer. También perdió fuerza: bajó a categoría 3 en la tarde-noche del martes, y al momento del impacto con tierra, cerca de Punta Maroma, ya era categoría 2.

Delta nos golpeó por varias horas. Vientos fuertes desprendieron árboles del piso, derribaron una cantidad considerable de postes de electricidad y algunos otros daños que, si bien son notables, la situación pudo haber sido mucho peor. Mucho viento pero poca lluvia, lo que hizo que al salir el sol nos encontráramos con una ciudad diferente, bloqueada, apagada, pero sin inundaciones, por lo que los trabajos de recuperación fueron rápidos.

Hasta el momento de escribir esto siguen los trabajos de recuperación de espacios y vialidades, limpieza de escombros y restablecimiento de los servicios básicos. Ha sido de reconocer la labor constante del Gobernador de Quintana Roo y de los alcaldes de los municipios afectados. El Presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó desplegar 5 mil elementos de la Marina y la Guardia Nacional para agilizar la recuperación de espacios, y han sido de gran ayuda. 

Sin embargo, el verdadero agradecimiento tiene que ir para la ciudadanía. Gente de Solidaridad, Isla Mujeres, Puerto Morelos, Cozumel, Benito Juárez y Lázaro Cárdenas que no se dejó vencer. En el instante en el que salió el sol las y los quintanarroenses salieron en brigadas a ayudar en lo que se pudiera. Les veías limpiando camellones, levantando árboles, donando víveres para aquellos más afectados, trabajando por salir rápidamente de este problema que sin duda no nos ganó. 

Hay regiones aún sin luz. Hay zonas que aún necesitan mucha ayuda. Hay todavía trabajo por hacer, pero es admirable lo que Quintana Roo y su gente logró. La cultura de la preparación, de estar listos al momento del impacto, de extenderle una mano a quien lo necesite y sobretodo de unirse ante la adversidad es lo que hace a Quintana Roo un pueblo invencible. Estamos saliendo de pie y de frente, como lo hemos hecho siempre. 

Un orgullo ser quintanarroense. 

La erradicación mundial del hambre: un esfuerzo global con resonancia local

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La pandemia del COVID-19 ha abierto muchos y delicados frentes que comprometen el desarrollo sostenible de los países, en general. Uno de estos frentes tiene que ver con el hambre mundial. De acuerdo con información del Programa Mundial de Alimentos (PMA), de Naciones Unidas, la crisis mundial actual, causada por la pandemia, duplicará el número de personas que padecen hambre aguda en el mundo, alcanzando más de 250 millones de personas afectadas a finales del presente año (la cifra pasaría de 135 millones (2019) a 265 millones) [1].

Esto representa un gran desafío para las metas globales de desarrollo. El segundo objetivo de desarrollo sostenible (ODS) plantea la erradicación del hambre en el mundo para el año 2030, sin embargo, todo parece indicar que esto no sucederá, debido a que las tendencias globales de erradicación del hambre no son del todo optimistas. De acuerdo con la ONU, se espera que para el 2030 haya más de 840 millones de personas en situación de hambre moderada (actualmente hay cerca de 690 millones de personas en esta situación) [2]. 

Lo anterior representa una llamada de atención urgente a todos los países del mundo para acelerar los esfuerzos que pongan fin a una de las principales injusticias sociales que existen en pleno siglo XXI. En este sentido, fue el pasado viernes 09 de octubre de 2020, cuando la atención de todo el mundo se centró en el problema del hambre mundial al entregársele el Premio Nobel de la Paz de este año al Programa Mundial de Alimentos, lo cual significa una oportunidad valiosa para darle la prioridad y enfoque que este tema requiere. 

Además de ser una oportunidad para llamar la atención de los países, este premio representa un digno reconocimiento a la labor que hace y ha hecho esta organización a lo largo de los años. Los esfuerzos del Programa representan “un salvavidas” para alrededor de 100 millones de personas vulnerables en todo el mundo [1]. 

El trabajo del Programa Mundial de Alimentos es, sin lugar a duda, un esfuerzo global que ha tenido resonancias locales muy importantes, como es el caso de la estrategia Hambre Cero Nuevo León. Esta es una estrategia que está en concordancia con el Plan Estratégico para el Estado de Nuevo León 2030, así como con el ODS #2 de la Agenda 2030 de Naciones Unidas [3]. 

De acuerdo con esta estrategia, en 2030, Nuevo León quiere ser declarado el primer estado de México sin carencias alimenticias. Esto a través de la orientación y promoción de la autosuficiencia alimenticia. Hambre Cero NL tiene el objetivo de erradicar el hambre en alrededor de 160,255 nuevoleoneses, de los cuales, a la fecha, ha ayudado a 56,766 [3]. 

La empresa mundial por la erradicación del hambre, la cual hoy se ve galardonada con el Premio Nobel de la Paz, y que se ha traducido en esfuerzos locales como el que tenemos con Hambre Cero NL, se encuentra fuertemente amenazada por la pandemia del COVID-19. 

Esto es un llamado a la acción para organismos internacionales, empresas, academia y la sociedad civil. Un llamado que nos invita a replantear la economía en la que vivimos. Una economía que ha sido exclusionista e injusta; de acuerdo con el PMA, actualmente existen 24 millones de personas en situación de hambre aguda debido a cuestiones económicas (esta es la tercera causa de hambre aguda, después de los conflictos y el cambio climático) [1]. 

La promoción de una economía inclusiva y justa tal vez pueda acercarnos al cumplimiento de las metas globales de desarrollo sostenible, en términos de la erradicación del hambre. Por ejemplo, de acuerdo con la ONU, si las mujeres agricultoras tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres, la cantidad de personas que padecerían hambre en el mundo se reduciría hasta en 150 millones [2]. 

Twitter @jale_997 

[1] Global Network Against Food Crisis (2020). 2020 Global Report on Food Crises: Joint Analysis for Better Decisions. Recuperado de https://docs.wfp.org/api/documents/WFP-0000114546/download/?_ga=2.156540659.979994723.1602373755-606698487.1602373755 

  

[2] Naciones Unidas (2020). Objetivos de Desarrollo Sostenible. Objetvo 2: Poner fin al hambre. Recuperado de https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/hunger/ 

[3] Hambre Cero Nuevo León (2020). Recuperado de https://www.hambreceronl.mx 

El mexicano imparable

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A lo largo de los meses crudos de la pandemia, 12.5 millones de mexicanos dejaron de ser parte de la población económicamente activa en lo que fue, verdaderamente, un mar de incertidumbre económica. Justo hace una semana, el INEGI comunicó a través de la ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo) que al concluir el mes de agosto, 7.1 millones de mexicanos habían recuperado sus empleos. Desgraciadamente, la reactivación del mercado laboral no fue exactamente la idónea. Ya que, en su mayoría, los mexicanos que recuperaron sus empleos lo hicieron en trabajos relativamente informales. Algunos incluso, se vieron en la forzosa necesidad de trabajar por menos del ingreso que estaban acostumbrados a percibir con anterioridad. No hay manera de negar lo evidente, uno de los retos de estas nuevas adecuaciones será el cómo proteger a los trabajadores y a las pequeñas empresas. 

Llegamos a un punto no visto en muchos años, las estadísticas precisan que 1 de cada 4 mexicanos se reincorporaron a sus respectivas labores en el marco del sector informal. Con esto en consideración, se llegó a otras dos cifras clave, mismas que determinan qué probablemente lo que reste de la pandemia el 22.6% de la población económicamente activa gane como máximo el equivalente a un salario mínimo por jornada. Mientras que el 35.7% ganará entre 1 y 2 salarios mínimos como máximo. Cerrando las cifras un poco, prácticamente estamos hablando de que casi la cuarta parte del país perteneciente al rubro económicamente activo va a vivir con menos de 123.22 pesos al día. Esto es francamente alarmante contemplando que probablemente tengan una familia. A fin de entender a mayor profundidad la situación, es importante replantearnos la siguiente pregunta: ¿para qué nos alcanza con 123.22 pesos?  

En el margen del año del “Gran Confinamiento” cómo bien lo anticiparon muchos expertos, se reportó que los negocios más perjudicados en términos de empleados desocupados fueron las MIPYMES, en específico: los micro-negocios y las pequeñas empresas. Cabe destacar que el rubro de prestación de servicios fue también el mas devastado por la contingencia. Hasta el momento, tenemos el conocimiento de que el desplome del PIB de nuestra nación fue de un 18.7%, otro número que permanecerá como la caída más aguda en la historia. Puede que para muchos, las cifras anteriormente señaladas resulten poco alentadoras. A pesar de ello, él común denominador sugiere exactamente lo contrario. 

La maravilla del mexicano, reside en que a pesar de cuán difícil pueda resultar la situación, o qué tan poco prometedora pudiera parecer, se olvida de esto, ya que basta con decir que el mexicano promedio labora 2148 horas, siendo la media mundial de apenas 1734 horas al año. Más allá de los indicadores que nos representan como nación, los mexicanos están resolviendo sus inquietudes y necesidades en sus hogares. Si bien es cierto, la pandemia vino a causar una inestabilidad significativa, pero esto no detuvo a muchos de comenzar a emprender con artículos de primera necesidad para hacerle frente a la situación. Ante la contingencia, muchos optaron por hacer de algunos de sus pasatiempos nuevas fuentes de ingresos. Incluso encontrando así, alternativas para poder laborar desde sus hogares. La pandemia ha traído consigo, la oportunidad para muchos de reinventarse. 

Incluso ante una situación tan compleja como la que nos encontramos enfrentando en la actualidad, las ventas online han apoyado a que más emprendedores hicieran crecer sus negocios. Para muchos, esto es algo prometedor y un gran punto de partida. Además, es importante señalar que esta inserción en el panorama digital permite entrever un posible crecimiento de estas plataformas hasta del 40% en los próximos meses. Algunos críticos aseguran que esta modalidad de transacciones será clave para potencializar la recuperación económica de nuestra nación y que en algunos meses, podría incluso dejarnos en una posición económica mucho más estable. Los mexicanos hemos dejado en claro una cosa: en tiempos de crisis, estamos también ante tiempos de oportunidades. 

Definitivamente los últimos meses no han sido sencillos, pero a pesar de todo, este es el punto histórico al que probablemente teníamos que llegar para diseñar una nueva época y solidificar un México distinto. Tal vez era necesario unificar a la nación hogar por hogar para poder entender y asimilar mejor la situación. Poco a poco, la nación entera se ha acoplado a los retos emergentes demostrando una fortaleza inmensurable, sumamente característica. En un mar donde algunos van en un bote modesto y algunos otros en embarcaciones un tanto más grandes, este es el momento clave para apoyarnos unos a otros y salir adelante. 

Crónica de una tragedia

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Han pasado más de seis meses desde aquél sábado 28 de marzo en donde un personaje que más tarde daría mucho de qué hablar afirmaba que había llegado la hora cero. La vida y la integridad de los mexicanos habrían llegado a su riesgo máximo. Hoy, tras 193 días de confinamiento, por lo menos 80 mil personas no podrán contar con la suerte de lo que será hablar en un futuro de lo vivido durante un año tan extraño pero tan trascendente para la humanidad.

Fue el 28 de febrero cuando la enfermedad pisó territorio nacional, cuando oficialmente se registró el primer caso; y un par de semanas después, el 18 de marzo sucedería el primer fallecimiento por el nuevo SARS-CoV-2 en México. Aquél primer deceso se trató de un hombre de 41 años que estaba internado en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), y que además padecía de diabetes. A los dos días, la Secretaría de Salud, por medio del Dr. Epidemiólogo José Luis Alomía, habría confirmado la segunda muerte por COVID-19. Un hombre que habría regresado de California y padecía problemas de hipertensión.

Así, poco a poco el virus avanzó a lo largo y ancho de los casi 2 millones de kilómetros cuadrados de la República, ganando múltiples batallas dentro y fuera de los hospitales. Tanto, que al término de marzo, al menos la mitad de las entidades federativas contaban ya con al menos una vida perdida.

El saldo mortal de la pandemia puede resumirse de la siguiente manera: 423 muertes cada 24 horas; aunque sabemos que esta cantidad deriva día con día. Marzo cerró con 80 fallecimientos; en abril se comenzaba a percibir la complejidad del problema, llegando a 3,546; para mayo, se habría por lo menos triplicado la cifra con 12,450 fallecidos, llegando a 17,516 durante el mes de junio; y el punto más alto de la pandemia con 19,839 fallecimientos durante el mes de julio; para posteriormente mantener el número de letalidades registradas para el mes de agosto, llegando a 15,451. A falta de la actualización de datos, hasta el momento septiembre ha cerrado con 9,880 defunciones, por lo que es probable que el ajuste a la alza sea bastante significativo, así como con los datos para octubre.

Por supuesto, la distribución territorial de las víctimas no es pareja, en ciertas entidades del país tanto los contagios como los decesos son más intensos que en otros. Desde la llegada de la pandemia, es innegable y completamente esperada la concentración de la misma en entidades como el Estado de México, la Ciudad de México, y Veracruz, estados con una gran cantidad de población y que en su conjunto representan a por lo menos una de cada tres defunciones por coronavirus en nuestro país. Así es, uno de cada tres fallecidos durante esta pandemia residía en cualquiera de estos tres estados.

El Estado de México es la entidad en donde el 15.03% de los fallecimientos ha sido registrado, en segundo lugar se encuentra la Ciudad de México, concentrando al 12.39%, seguido de Veracruz, en donde han sucedido el 5.64% de las letalidades. A estos los siguen Puebla, Baja California, Jalisco, Sinaloa, Nuevo León, Guanajuato y Sonora; en ese orden se sitúan los 10 estados en donde el 62.59% de los fallecimientos han sucedido.

Han sido más de 6 meses en donde se ha visto a personajes despegar en popularidad, pero con esa misma aceleración caer en la infamia. Tal es el caso del Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, en quien ha caído la responsabilidad, ahora sabemos que inmerecida, del manejo de una situación que rebaza a cualquier hecho histórico que haya sucedido en nuestro país durante los últimos 100 años.

Las nuevas desigualdades

Seis meses en los que se ha evidenciado al país en sus fortalezas, pero sobretodo en sus carencias. En las desigualdades y en los muy amplios temas en los que cojea la nación. Un país que se ha visto obligado a confinarse sin la capacidad para hacerlo.

La discusión sobre las desigualdades ha revelado hoy en día dimensiones que hasta el momento parecen necesidades básicas para un sector reducido de la población. En México hay 18.3 millones de hogares que disponen de Internet mediante conexión fija o móvil, 52.9% del total nacional. La mayoría de las viviendas que no cuentan con acceso (16.4 millones de hogares) corresponden a la población con menores recursos. En este punto, el golpe a la educación será inconmensurable, con clases forzosas a la distancia, el acceso al internet ahora forma para de otra de las tantas desigualdades en nuestro país.

Por supuesto que este asunto de las nuevas desigualdades es digno de hacerle otro relato, no obstante, en el marco de la pandemia y de la crónica de una tragedia, existe una en especial, una vieja desigualdad que ha vivido varios años bajo la sombra de la verdad: La calidad de los servicios de salud.

A pesar de los esfuerzos e instituciones que han dado ciertos resultados, esta desigualdad explica lo que hoy en día ha sido la tragedia de morir en una crisis por la negligencia, la falta de profesionalismo, corrupción, entre otras culpas.

Un reciente estudio publicado por Nexos confirma lo que en este sentido se comenta. Mientras que en recintos e instituciones privadas, la tasa de sobrevida, o el porcentaje de pacientes supervivientes a la enfermedad una vez en terapia intensiva fueron de 84.3%; en instituciones del Instituto Mexicano del Seguro Social, la misma tasa es de apenas el 55.4%. 4.5 de cada 10 pacientes hospitalizados en el IMSS han fallecido, contra 3.1 en hospitales de la Secretaría de Salud o 1.6 del sector privado. Este fuerte contraste entre el sector público y privado, se traduce en decenas de miles de vidas.

Si bien, esta diferencia debe incluir sin lugar a dudas el tipo de pacientes que están siendo atendidos por cada sector, es innegable que otro factor que explica este resultado es la calidad hospitalaria-institucional. Por ejemplo, diferencias en infraestructura hospitalaria, equipo, disponibilidad y capacitación del personal, protocolos de atención, etcétera. Algunas de estas diferencias son, por supuesto, estructurales. La pandemia ha hecho más visibles a las fragilidades, las insuficiencias presupuestales y, por supuesto, a las desigualdades arraigadas, que en la práctica condicionan el derecho a la salud.

La tragedia

En cuanto a las muertes reportadas por millón de habitantes, se ha volteado a ver a México con gran preocupación, ubicándolo en el 9no lugar con 633, recientemente superando al Reino Unido.

Ni la infamia, ni los decesos, ni los casos, ni las desigualdades, ni siquiera los más de 1,500 médicos que han muerto en el frente de batalla han sido nota suficiente para esta crónica. No habrá justicia suficiente, sino la historia la que colocará la verdad. Y lo peor en esta crónica, es que la tragedia aún no culmina.  

 

Pueblo conservador

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Un mérito de la demostración del sábado en el Zócalo de la CDMX, habrá sido de poner en evidencia que no todo el pueblo es “bueno y sabio” a los ojos del presidente y que unos cuantos se visten de pueblo y de conservadores, lo que podría generar confusiones en la numerología presidencial. 

Resulta que una buena parte del pueblo bueno y sabio ha ido formando patrimonio a lo largo de su actividad laboral y, si bien puede beneficiarse de las dádivas del nuevo régimen, está más preocupado por conservar lo que han ido acumulando que por recibir las migajas que representan las “generosidades” de la cuarta transformación. 

AMLO nunca se dirige a este segmento del “pueblo”; para él y para sus asesores del Grupo Puebla, son irrecuperables, ya que saben lo que es “tener”. Probablemente, los ideólogos del Foro de Sao Paulo no tienen bien integrada la escala de los niveles sociales en México y si estuvieran leyendo con un poco de atención los reportes del CONEVAL y sus anexos, se dieran cuenta que aún en la pobreza descrita y medida, empieza a asomar los términos de propiedad, siendo esta desconocida solamente para quienes están descritos como “pobreza extrema”. 

La visión de AMLO de un México nivelado hacía abajo, con un par de zapatos y comiendo arroz y frijoles es una simplificación excesiva que no entiende la complejidad social y la diversificación geográfica de México. México no es así tan fácil de reducir a estereotipos simplistas. Por esto, tarde que temprano, en orden o sin orden, las capas sociales que están acostumbradas a pelear y luchar para su propia supervivencia se van a decantar de aquellos que prefieren recibir que luchar o que no ven otra solución que la de tender la mano. 

AMLO decidió por conveniencia de su propio modelo ignorar la “movilidad social” y la movilidad social es la que mueve y anima a millones de personas que no se resignan a permanecer en la pobreza, que aspiran para sus hijos y nietos a algo mejor que lo que les tocó. Quieren más de un par de zapatos y más que arroz y frijoles, porque su definición de bienestar implica bienes materiales y no únicamente la beatitud del ser. 

Ahora, no podemos olvidar que hay mucho que hacer para colmar la brecha entre “Fuera López”, y el camino democrático para lograr el cambio de rumbo. Urge que se estructure esta camino, antes que el régimen acabe de desmantelar las pocas instituciones democráticas que siguen en operación. 

El tiempo es corto y se está desperdiciando en discusiones ociosas entre miembros de la partidocracia, quienes desaparecerán antes que de entender que necesitan definir estrategias operativas simples y eficientes. De no hacerlo, serán arrasados como lo fueron en 2018.