#HojaDeRuta: ¿Segunda Vuelta Electoral es necesaria?

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Decir que la democracia se trata de mayorías es una obviedad, pero decir que un sistema político democrático se trata montar un entramado legal institucional para construir mayorías legítimas, nos acerca más al meollo del asunto. México tiene un serio problema en su forma de construir mayorías consecuencia directa de décadas de autoritarismo expresadas a través del que por mucho tiempo fuera el partido hegemónico y un férreo sistema presidencialista. Pasamos de las mayorías aplastantes pero falsas, propias de un sistema de simulación democrática, a la fragmentación pragmática.

Es cierto que el sistema ha venido cambiando: la oxigenación del legislativo a través de las reformas políticas; estados que comenzaron a vivir alternancia (aunque aún hay otros que tienen casi un siglo sin conocerla); la separación del ejecutivo de la instancia encargada de organizar y vigilar las elecciones; el cambio de sistema político en la capital del país; la existencia de organismos descentralizados como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y, sobre todo, la alternancia a nivel presidencial y una mayor separación de poderes. Pero esa luna tiene un lado oscuro que inevitablemente parte de la incertidumbre respecto a la legalidad y, por ende, legitimidad de los procesos electorales. Aunado a esto, los ganadores de las últimas tres elecciones presidenciales han alcanzado un umbral de victoria de 38% en promedio, lo que en términos reales significa que únicamente cerca del 20% de los mexicanos acaban eligiendo a nuestra máxima autoridad.

En este contexto, por supuesto que tiene sentido discutir el establecimiento de la segunda vuelta, pero no por sí misma. Una segunda vuelta no solamente se trata de crear una mayoría más realista y, por ende, legitima. Se trata también de negociar apoyos que se vuelvan coaliciones, lo que en sistemas semi-presidenciales y parlamentarios implica compromisos programáticos e incluso el control de ciertas áreas del gabinete por otras fuerzas políticas. De ahí viene la idea de “formar” gobierno. En un escenario donde el PRI, aun debilitado, logra triunfos con poco más de 30%, la necesidad de cambio es evidente.

Un sistema que acepta mayorías débiles no da incentivos para coaliciones sólidas y hace casi imposible cambiar de gobernantes dentro de los periodos establecidos (que un presidente o un gobernador en México pierdan su puesto es más que difícil). Además este tipo de sistema inevitablemente favorece a la política del dinero y la movilización electoral clientelar sobre la de las ideas y el convencimiento.

Aunque es muy poco probable observar cambios del sistema político de alto calado antes de la elección de 2018, la realidad está marcando el paso a las fuerzas políticas exigiendo la formación de alianzas sustanciosas que no dependan de la coyuntura ni tengan como fin último la mera supervivencia.

Como país urge comenzar a perder el miedo a destruir gobiernos y armarlos de nuevo. Dice un viejo principio taoísta que la rama verde, aunque sea más suave y débil en apariencia, resiste más que la rama seca en apariencia fuerte, pero que se quebrará a la primera ventisca. Este sistema político endurecido, rígido y, sobre todo, drenado de legitimidad, quizá no vaya a romperse de buenas a primeras, pero de seguir por el mismo camino continuará secándose y haciéndose más débil, hasta que un día el viento no le perdonará

La marcha de la discordia

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«¿Por qué las marchas tienen que ser así?» es creo la pregunta obligada cuando se te ocurre tocar el tema de las marchas del orgullo gay. En muchos lugares del mundo, durante el mes de junio, se celebra el mes del orgullo gay y se llevan a cabo las marchas por la diversidad sexual y el orgullo LGBTTTIQ. 47 años después de las primeras marchas, muchos y muchas siguen (o seguimos) sin entenderlas.

Cada año es la misma historia, las marchas son motivo de discordia, división y agresión entre la comunidad LGBT, y otra oportunidad para que conservadores y homofóbicos puedan decirnos cosas muy feas. También como cada año, personas que son parte del amplísimo espectro de la diversidad sexual, parecen brincarse a la cancha de los conservadores y a veces terminan expresando posturas y opiniones intolerantes y en los peores casos, homofóbicas.

Las marchas del orgullo LGBT son expresiones sociales que enmarcan protesta, resistencia, fiesta y carnaval. No puedo pensar en otro movimiento o acontecimiento que tenga esas mismas características. Tal vez esa singularidad es la misma que hace que estas demostraciones sean tan difíciles de comprender.

Marchamos para promover el orgullo por ser lesbiana, gay, bisexual, travesti, transexual, transgénero, intersexual o queer porque nuestra sociedad continúa nutriendo un sistema de creencias y actitudes que está ahí justamente para decirnos lo contrario, que ser así está mal. Un sistema que permite que se nos discrimine, violente e invisibilice. Por eso es necesario que nos vean, y que nos vean en todas las formas y expresiones en las que existimos; que comprendan que todas ellas son aceptables, naturales, dignas de respecto, dignas de inclusión y merecedoras de todos los derechos. Sin tapujos, sin condiciones.

Algunos dicen que las marchas ya sólo son fiesta y no protesta, pero nunca he sabido de una donde no estén presentes las dos cosas. Basta con escarbarle poquito -en internet, por ejemplo- para descubrir que estas marchas con las que exigimos respeto y tolerancia siempre han sido diferentes, año con año, desde sus primeras ediciones, y su evolución ha ido de la mano con los avances que se han tenido en la batalla contra la discriminación y la homofobia.

Tampoco entienden la desnudez o el exhibicionismo. Le tenemos reserva o hasta miedo a los senos, a los glúteos, a las tangas o calzones. Pero la desnudez y la protesta desde hace mucho tiempo son dos canicas que muy seguido van en el mismo morralito y sirven para cumplir un importante objetivo: que la gente voltee a ver. Resulta muy tentador para los inconformes apelar al código de conducta con el que todos hemos sido formados para justificar su molestia por tanto encuerado y encuerada, sexualizando invariablemente la desnudez o el exhibicionismo. Está claro que no todos los que se desnudan en la marcha lo hacen como un acto de protesta, pero ¿no será que apoyar esta inconformidad sería alinearse y atenerse al mismo sistema moralino que es la base de muchos actos de discriminación en contra de la comunidad LGBT o las mujeres? Negociar con ese sistema es ir de reversa, es aceptar que el respeto es negociable, que la sociedad nos debe de respetar sólo si nos vestimos como ellos quieren, si nos comportamos como ellos quieren, si marchamos como ellos quieren.

Sin duda siempre hay cosas que se pueden mejorar. En muchas ciudades del país, las marchas se realizan con poco apoyo e intervención de las autoridades. Cumplen generalmente con los roles más elementales como controlar el tránsito, alertar a protección civil y asegurar la presencia de los cuerpos de seguridad pública. Pero el mantenerse en un rol de espectadores provoca que no se regulen y corrijan actos y conductas como el consumo de bebidas embriagantes -o drogas- en la vía pública. En las ciudades donde esto se ha visto reducido, ha sido en aquellas donde las autoridades participaron con un rol más integral, con operativos de seguridad y monitoreo y campañas de información para prevenir estos actos ilegales, pasando de espectadores a organizadores.

Las marchas del orgullo LGBT a las que he podido ir siempre han sido diferentes. No hay dos que resulten igualitas.

Las de Ciudad Juárez, debo admitirlo, no son tan grandes o bonitas como en otras ciudades; no participan empresas que no sean antros, el gobierno sigue sin entrarle de lleno (aunque este año participaron más) y la organización no siempre es la mejor, pero no por eso dejan de ser muy bellas. Encontrarás personas de todos los colores, formas y sabores; cada vez puedes ver a más familias -de todos los tipos que hay- marchando juntos o como espectadores; te toparás con gente cargando bolsitas de basura recogiendo lo que algunas cochinas y cochinos tiraron por ahí o jóvenes regalando besos y abrazos. A lo largo de la marcha, verás personas bailando y cantando, y a otras hondeando pancartas con mensajes de amor e inclusión o de protesta y oposición.

Si no estás de acuerdo con las marchas por razones meramente homofóbicas, intolerantes y discriminatorias, no hay mucho por hacer. Hará falta un cambio de corazón que un simple intercambio de ideas no siempre logrará.

Pero si tus razones son otras, puede haber respuestas más fáciles. Si no te gusta la fiesta, no vayas, pero ¿por qué arruinársela a otros? Si no te sientes representado, asiste como eres, haz que la marcha te represente. ¿No te gusta andar en calzones?, vete en jeans y chamarra, ¿quieres protestar sin bailar y cantar?, protesta calladito y caminando. ¿No te gusta algo de la organización? Siempre se necesitan voluntarios.

Y si de plano ni sabes por qué no te gustan sólo no seas de esos que ni pichan, ni cachan, ni dejan batear.

#ElPesoDeLaResponsabilidad: “Gobierno Abierto en México: ¿La Alianza que no fue?”

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En términos generales, Gobierno Abierto es un concepto que se emplea para caracterizar a aquel gobierno que inaugura un proceso de interacción con los ciudadanos, a través de una relación de doble vía, en la que éstos expresan sus opiniones sobre políticas públicas, coparticipan en la producción de bienes o servicios públicos, e intervienen activamente en el control y evaluación de la gestión gubernamental.

El concepto ha estado en el centro de numerosos estudios de Ciencia Política desde hace, por lo menos, una década. Quizás tomó su mayor proyección cuando en 2011 se creó la Open Government Partnership (Alianza para el Gobierno Abierto), con el propósito de construir la mayor instancia institucional global de intercambio y evolución conjunta en la materia. Precisamente, México fue uno de los ocho fundadores de esa alianza, junto a los gobiernos de Brasil, Estados Unidos, Filipinas, Indonesia, Noruega, Reino Unido y Sudáfrica. Actualmente son 75 países los que se han adherido a la Alianza, realizando más de 2500 compromisos para hacer que sus gobiernos sean más abiertos y responsables (para más información sobre la Alianza se puede consultar: goo.gl/MyqZ4n).

La importancia del tema –y, aún más, de la Alianza– radica en que los instrumentos de cualquier gobierno que se considere “abierto” deben estar basados en tres principios fundamentales: 1) transparencia y acceso a la información; 2) participación activa de los ciudadanos en los asuntos públicos; y 3) colaboración entre diferentes sectores (público, privado y sociedad civil), con el fin de incrementar la eficiencia de la gestión del Estado y mejorar los servicios públicos y la calidad de vida de toda la población, aprovechando las ventajas del uso de las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC). Así, resulta evidente que este modelo pretende establecer nuevos elementos sobre la manera en cómo los gobiernos se relacionan con los ciudadanos. Uno de esos elementos es, sin duda, el valor de la confianza. Valor que, por naturaleza, debe ir en dos direcciones: de los ciudadanos a los gobernantes, y viceversa.

Me interesa escribir sobre este tema debido a que apenas el pasado lunes 19 de junio diversos medios de comunicación informaron, con base en un reportaje de The New York Times, a su vez elaborado a partir en un estudio del Citizen Lab de la Universidad de Toronto, que diversos representantes de la sociedad civil habían sido espiados a través de sus teléfonos celulares por medio de un software conocido como Pegasus, desarrollado por la empresa NSO Group Technologies, cuyo capital y oficinas centrales se encuentran en Israel. Como lo escribió ayer Salvador Camarena, el artículo del diario estadounidense amplía los hallazgos del reporte “Gobierno Espía, vigilancia sistemática a periodistas y defensores de derechos humanos en México”, dado a conocer por la Red de Defensa de los Derechos Digitales (documento que se puede revisar en el siguiente vínculo: https://goo.gl/r8pt89).

Sin embargo, este no es el primer caso de espionaje contra integrantes de la sociedad civil que se da en nuestro país. Ya en mayo pasado, el Núcleo de Organizaciones de la Sociedad Civil (NOSC) determinó retirarse de los trabajos de la Alianza para el Gobierno Abierto en el plano federal, argumentando que han perdido la confianza en el Secretariado Técnico, institución tripartita en la que participan representantes del Ejecutivo y del Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (INAI), como órgano garante. En este sentido, organizaciones como Fundar, GESOC, Transparencia Mexicana y CIDAC, entre otras, censuraron la actitud asumida por las autoridades frente a evidencias de que se había violentado la privacidad de algunos de sus miembros. Sin confianza no pueden continuar participando en la Alianza, argumentaron.

Avanzar para que la construcción de los Sistemas de Rendición de Cuentas y Combate a la Corrupción incorporen las exigencias de organizaciones civiles, académicas y empresariales, es un elemento indispensable para restaurar la relación Estado-sociedad. Como lo mencionó Jacqueline Peschard en su toma de protesta como presidenta del Comité Ciudadano del Sistema Nacional Anticorrupción, no basta que los ciudadanos sepan qué hacen los gobiernos, por vía de la transparencia, sino que deben ser actores directos de las decisiones y políticas que aquéllos adoptan. Se trata, pues, de una nueva relación entre sociedad y gobierno, y para que prospere es indispensable que exista un dialogo basado en el respeto mutuo y la confianza de las partes.

El establecimiento de políticas relacionadas con Gobierno Abierto, construidas a partir de mecanismos transparentes y con aportaciones ciudadanas, ha demostrado ser eficaz en otras regiones del mundo. México no debe ser la excepción. Con todo –como se argumenta desde la Ciencia Política– se debe reconocer que Gobierno Abierto, como idea y como práctica, continúa siendo un concepto en construcción. Por desgracia, el contexto actual lleva a suponer que la idea difícilmente se podrá materializar mientras siga existiendo un déficit de confianza entre las partes. Toca ahora al gobierno actuar para recuperarla. Cuidado, si no lo hace, se puede perder una oportunidad que no regresará.

#ElNidoDelGavilán: “El momento de la izquierda”

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El miércoles pasado, en su columna aquí en Altavoz, Waldo Fernández hablaba del reposicionamiento de la izquierda y su agenda. Nos hablaba de los orígenes del PRD y sobre algunos temas en la agenda actual y pasada del partido como lo es el matrimonio igualitario.

Pertinente es el que, en el Estado de México, Juan Zepeda haya revitalizado al partido en un momento de crisis. Sin embargo, lo realizado por Juan Zepeda denota el enorme pesimismo que se tiene del partido, se festeja un tercer lugar venciendo al PAN subestimando de inicio el potencial del partido.

La izquierda mexicana en los últimos años ha tenido un auge como en los 80s con Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas y otros que volvieron a poner a la izquierda en el plano político y no solo como grupos contestatarios. En gran medida hay que reconocerle a Andrés Manuel esta situación que sin duda alguna pone en la cabeza del votante la opción de “izquierda” en plural o singular dependiendo el enfoque.

Ayer el mismo diputado Fernández nos hablaba de la posibilidad de gobiernos de coalición en México y sus pros y contra. Aquí es donde entra el momento que vive ahora la izquierda mexicana.

En una tradicional confrontación interna y externa de la misma es ahora el momento de sentarse y unirse como en aquel 2006 en un frente común que busque ganar los comicios como una sola fuerza.

En el PRD hay grupos como los Galileos que no tendrán problemas en analizar una alianza con otros partidos, porque saben que hay momentos donde las ganancias políticas no solo se resuelven el día de la elección o en el Congreso sino en la previa a una gran elección.

Es entonces, una buena oportunidad para que Movimiento Ciudadano le entre a una propuesta en conjunto con el PRD, es más, voy a ir aún más lejos, hay panistas muy destacados que tienen las calificaciones para entrar en esta alianza algo sui generis. Un ejemplo es Javier Corral, gobernador de Chihuahua.

MORENA y el PT por razones ideológicas e históricas no van a acceder a este frente común, sin embargo, ellos han tomado una decisión que se probará en 2018 como sabia o no.

Obviamente, el PRD tiene muchos grupos, algunos de ellos antagónicos entre sí y será difícil conciliar una alianza de las magnitudes que planteo. Sin embargo, el momento está ahí, lo demostró Nayarit y las alcaldías de Veracruz. El PAN también sabe de sus limitantes y sabemos que hay grupos que apoyan estas alianzas.

No se trata de romper con la agenda de la izquierda, no se trata de vender la ideología en aras de un pragmatismo, pero 2018 es un buen momento para que la izquierda mexicana madure a un nivel de discusión menos arcaico y más actual al siglo XXI. Es difícil pensar en una cuarta fuerza que combata al PRI, PAN y MORENA-PT en 2018, sin embargo, si la propuesta es verdaderamente sólida y que abarque intereses y demandas de más grupos de forma innovadora, el resultado será mejor de lo que fue un Juan Zepeda en el Estado de México.

Lo dicho, dicho está.

#ContraPortada: La Generación que lo cambió todo

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Durante las últimas décadas nos hemos acostumbrado a llamar a los jóvenes como “la última oportunidad de cambiarlo todo” o “el futuro del mundo”, la realidad para muchos dista mucho de lo que han esperado de nosotros.

Recientemente, uno de los pensadores de los que más respeto les guardo, se refirió a mi generación como “los grandes ausentes”, aunque hacía referencia a la ausencia en el escenario político, no dejó de causarme “shock” que nos vean como una generación más que fracasó en el intento de cambiarlo todo.

Frecuentemente escucho a personas mayores referirse a nosotros como “la juventud pérdida”, haciendo eco en la era digital donde, dicen, hemos quedado atrapados en la apatía, el conformismo y en un mundo virtual que se encuentra muy lejos de la realidad laboral y social a la que nos enfrentamos. Nos han tildado de “zombies tecnológicos” o “ciudadanos de Facebook” sin el menor grado de trascendencia en el rodar del mundo al que pertenecemos.

Es evidente que no concuerdo-en la mayor parte- con los argumentos presentados por los protagonistas antes mencionados, definitivamente estamos viendo a dos o tres Méxicos, muy distintos y radicalmente opuestos.

Yo veo a la generación que lo cambiará todo, la que a pasos gigantes ya lo está haciendo. Esa generación que lucha por la libertad y la no discriminación, que pugna por la equidad de género y los derechos de la diversidad, mientras generaciones anteriores menospreciaban a las mujeres y querían-literalmente- linchar a personas por su preferencia sexual.

Veo a una generación que no le dio miedo probar nuevos esquemas laborales, que exige flexibilidad y que pretende darle sentido a cada una de las actividades que realiza en su vida. Aplaudo a la generación atrevida a la que pertenezco, que sí ejerce presión en su escenario más usado como lo son las redes sociales, pero que no tiene empacho en salir a las calles a exigir y tomar lo que creemos que es nuestro.

Krauze habla de jóvenes dormidos, que viven una vida de excesos cargados a la American Express de sus papás, de una generación desechable que tira todo a la borda, de jóvenes que no se sienten capaces de tomar un rol protagónico en la transformación de sus países. Seguro que existen jóvenes como los que menciona Krauze, seguro que también en su generación existieron.

Pero yo quiero dedicar mi pluma a escribir sobre los millones de jóvenes en el mundo que estamos conectando soluciones a problemas que la generación de Krauze y anteriores han creado. Al cambio climático que nos dejan, a gobiernos autoritarios que ellos eligieron, a esquemas laborales que jamás funcionaron pero que siguieron por esa apatía de la que ahora nos acusan.

Siempre será muy fácil señalar a los jóvenes como la esperanza del cambio, también es muy fácil nombrarlos culpables cuando las cosas no van bien.

Pero yo jamás me he creído el cuento de que los jóvenes somos los únicos responsables de la transformación del mundo, más bien creo que es un trabajo en equipo de generaciones anteriores que cometieron grandes errores pero que de ellos adquirieron experiencia junto al dinamismo y locura que representamos los jóvenes millennials y de la generación Z.

Diría Steve Jobs que los puntos solo se conectan hacía atrás, por eso sin temor a equivocarme, estoy convencido de que ésta generación- cuando esos puntos se conecten 50 años atrás- será nombrada como la generación que lo cambió todo.

Hacia un Gobierno de Coalición

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En Europa existen  gobiernos de coalición entre izquierda y derecha, si bien los sistemas políticos son de orden parlamentario, y en varios de los casos con monarquías constitucionales,  sus élites políticas han encontrado fórmulas para construir gobiernos en que la unidad surge de la racionalidad política, y aún de principios ideológicos en que izquierda, centro  y derechas moderadas se unen en ciertas coyunturas para formar un gobierno de coalición en el Parlamento.

También se presentan coaliciones bajo la fórmula de balotaje, esto es una segunda vuelta electoral para cargos públicos en el poder ejecutivo o bien para los Parlamentos. Básicamente consiste en que para llegar a un cargo público  es necesario obtener una mayoría de los votos emitidos que le de representatividad y legitimidad a los gobiernos, fórmulas que varían por porcentajes sobre el total de votos emitidos o bien por una diferencia porcentual entre el primer y el segundo lugar o las dos cosas, sin desestimar otras combinaciones existentes. En el caso de América Latina algunos países con sistemas presidencialistas  han introducido esta fórmula para darle mayor legitimidad al Poder Ejecutivo.

En suma, los gobiernos de coalición existen, son posibles y han dado en algunos casos resultados, con independencia a si el cargo de Presidente de la República es de un partido y el cargo de Primer Ministro es de otro partido, a lo que se le denomina cohabitación; sin embargo, debe subrayarse que se trata de un orden político parlamentario, donde el poder Ejecutivo se divide en Jefe de Estado y Jefe de Gobierno, y donde el Parlamento elige al jefe de Gobierno o Primer Ministro mediante precisamente una coalición que es mayoritaria. O bien se trata de sistemas semi-presidencial.

No se pide en una coalición política que los involucrados piensen lo mismo, ni que renuncien a sus ideologías, en cambio se pide unidad en objetivos comunes. En algún sentido, una fórmula básica para una coalición radica en la pregunta “qué tanto estamos dispuestos a ceder”, más todavía cuando se trata de enfrentar problemáticas de envergadura, posiciones políticas que cuestionan el propio orden democrático o elaborar un programa de gobierno viable.

En el caso de las coaliciones electorales, México tiene fórmulas para realizarlas, desde parciales hasta totales, así como un aleccionador compendio de coaliciones electorales a lo largo de su historia.  Sin embargo hoy se habla en un sentido distinto de coalición, por un lado unos se refieren a un sistema presidencial de mayoría absoluta con doble vuelta -semi-presidencial-; otros un sistema parlamentario donde los partidos políticos representados en el Legislativo se ponen de acuerdo en un Programa de Gobierno y eligen un Primer Ministro. Suponer un régimen parlamentario en México, implicaría crear la figura de Primer Ministro o algo parecido, toda vez que orgánicamente debe tener sentido formar una coalición en el Poder Legislativo, que por supuesto debe trascender el repartir los cargos del gabinete.

Por otra parte se habla de realizar una segunda vuelta electoral como vía de una coalición en el gobierno, pero eso requiere un cambio de régimen y que se establezca que si el ganador no obtiene el 50 por ciento de los votos entonces se transite a una segunda vuelta electoral, por tanto se perfila una estructura semi-presidencial, por lo menos. Ha de decirse que al considerar los tiempos electorales establecidos por la ley, es complicado abrir una nueva fórmula de votación para la elección de Presidente de la República por segunda vuelta. Debe considerarse que la experiencia muestra que en América Latina las fórmulas de segunda vuelta electoral no se han traducido de manera lineal en gobiernos con mayores consensos.

Es posible, aunque quizá no en un momento mediato, avanzar hacia un cambio de régimen que asegure la representación del Parlamento, del Presidente y genere una nueva figura constitucional donde la representación del Estado y el ejercicio de gobierno recaigan en figuras distintas. En otros términos sería dejar atrás el Sistema Político Presidencialista; empero, será por demás complejo, dados los tiempos legales, realizar una reforma a la estructura política nacional.

Si en cambio lo que se busca es un Convenio de Coalición electoral, entre los Partidos Políticos para alcanzar la Presidencia de la República en 2018, entonces el tema es otro, toda vez que la ley actual dispone de los medios para que esto ocurra, empero, la construcción de esta coalición -o alianza como la denominaron en el año- reclama: condiciones al interior de los partidos para ir en unidad a una elección: alguno deberá aceptar que el candidato sea de otro partido; y el partido que logre poner el candidato habría de aceptar que elegirá el que mayor confianza le genere a su aliado electoral y no el que quiera. Un asunto que podría unir a izquierda y derecha en la próxima elección Presidencial sería generar un cambio de régimen político con un sistema coalición en el Gobierno. México podría avanzar bajo un orden político de este tipo. El bien del país es siempre algo que puede unir la diversidad.

#NegociosALoRosa: “La moda de emprender un negocio, ¿o no?”

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“Emprende, es fácil”, “Posiblemente fracasas una vez, pero así es esto… aprenderás”, “Sé un emprendedor y sé tu propio jefe”, “Los emprendedores llevan su pasión a un proyecto que cambie el mundo”

Esas son algunas de tantas frases que existen en campañas de medios de comunicación, programas educativos de universidades, instituciones financieras y movimientos pro emprendimiento.

Emprendedores, Empresarios y hombres de negocios han existido desde el inicio de los tiempos. Es cierto que hay un boom en el tema y resuena por todos lados: universidades, instituciones financieras, medios, etc. Es cierto que es una necesidad económica ante la aún no vivida, pero si pronosticada, era en donde las máquinas reemplacen mucho más del trabajo de personas que ya lo hacen hoy.

Dado eso, el sistema empuja de forma interesante “pon tu propio negocio”, y que personas se auto empleen o mejor aún generen más empleos para otros seres humanos. A veces me cuestiono si esto es tan solo un parche para ese futuro con sus pronósticos, que no se a ustedes pero al menos a mí, sí me me tienen con mucho asombro y respeto por lo que pueda pasar (refiriéndome a ese momento en donde las máquinas -robots- reemplace incluso más que el trabajo).

En fin, las cosas como son y la mente en el hoy. Entonces, en ese hoy tenemos que hay términos nuevos (tendrán poco más del 15 años de usarse en el lenguaje cotidiano de negocios y unos 5 de ser más entendidos por las masas). También hay espacios de networking disponibles para las personas, como también apoyos de verdad genuinos por impulsar este ambiente.

Aquí el tema es que esto no es nada nuevo, pareciera una moda como algunos dice, a mí me parece que es el tiempo en el que más valientes pueden salir a la calle y probar una idea o proyecto. Emprendedores y empresarios siempre han existido pero lo que antes no eran tan accesible es ese impulso y apoyo al emprendedor que ofrecen desde los gobiernos hasta los grupos privados.

Finalmente cierro este espacio agregando que si de apoyo al emprendedor se trata lean bien y investiguen, es toda una “industria” que hay que entender para aprovechar.

Con cariño,
Roru / @yosoyroru / www.roru.org

#IntimidadesPúblicas: “El sueño de la segunda vuelta electoral en 2018”

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Es el 1 de julio del 2018. La jornada electoral de las elecciones federales ha concluido y los resultados respecto a la elección presidencial arrojan un importante resultado: nadie obtiene más del 50% de la votación.

La competencia entre los candidatos y la oferta electoral entre los partidos políticos fue dura. La votación de los candidatos ronda entre el 30% y 20%. La diferencia entre el primero y el segundo lugar es de tal sólo 3%, habrá segunda vuelta electoral.

La elección por segunda vuelta se celebrará en dos semanas más. Por un lado, un candidato impulsado por la izquierda y por el otro, la centra derecha impulsan al propio. Son dos semanas vitales para que quienes aparecerán en las boletas hagan todo lo posible para conseguir el mayor respaldo posible, desde las bases ciudadanas hasta las negociaciones con los partidos políticos que no pasaron a esta etapa.

Llega el domingo 15 de julio, la jornada electoral transcurre con algunas dudas. Después de todo, se ha optado por utilizar una nueva variable en nuestro sistema democrático que busca fortalecerlo después de una grave crisis por la que ha transitado.

Es así, como después de 30 años, se elige a un Presidente de la República con más del 50% de la votación de la elección, comenzará con la legitimidad suficiente que le permita tener la fuerza y empuje necesario para gobernar a un país como México.

Pero este escenario hipotético respecto a las elecciones del siguiente año no será posible aunque muchos crean que puede llegar a serlo. La Constitución en su artículo 105 es clara al mencionar que “Las leyes electorales federal y locales deberán promulgarse y publicarse por lo menos noventa días antes de que inicie el proceso electoral en que vayan a aplicarse…” y la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales en su artículo 225 menciona que “El proceso electoral ordinario se inicia en septiembre del año previo al de la elección y concluye con el dictamen y declaración de validez de la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos”, por lo que dicho plazo ha vencido.

Independientemente de esto, valdría la pena cuestionarnos acerca de que tan positivo puede llegar a ser que se implemente una segunda vuelta electoral en nuestro país. ¿Cuáles serían sus alcances? ¿Se fortalecería la democracia? ¿Qué soluciona?

En lo personal, considero que dicha medida podría ayudar a que aquel candidato que resulte electo tenga mayor “legitimidad” al inicio de su mandato. Es decir, forzosamente más de la mitad de los electores habrán votado por él. Pero ¿votarían por él por ser la mejor opción o porque era “lo mejor” que había en la segunda vuelta? ¿Qué esto en todo caso no genera una legitimidad ficticia?

Dicho de otra forma, puede llegar a existir la concepción de que un candidato obtuvo un triunfo que genera más legitimidad, pero esto no quiere decir de ninguna forma que dicha legitimidad se traduzca en gobernabilidad. La gobernabilidad dependerá de muchas otras variables más allá del voto recibido por un sector de la población -el cual reitero podría considerarse como una “mayoría falsa” respecto a lo que el elector realmente quiso en la primera vuelta-, será necesario acoplar variables como: una conformación del Congreso distinta, una elección limpia, el apoyo organismos de la sociedad civil organizada, la obtención de votaciones favorables en Entidades Federativas clave, por nombrar algunas.

Desafortunadamente, en la actualidad quienes utilizan como discurso el tema de su aprobación en lugar de buscar fortalecer nuestra democracia es porque parecen estar más preocupados por buscar la forma de ser competitivos mediante esta fórmula, tal vez porque no ven posible serlo sin ella.

En fin, este tema podrá ser materia de discusión para próximas elecciones Presidenciales, pero queda jurídicamente descartado para el 2018.

¿Para qué sirven los suplementos de proteínas? ¿Te ayudan o te perjudican?

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Se ha puesto muy de moda el uso de suplementos para complementar la alimentación. Existe mucha controversia al hablar de la suplementación alimenticia, la organización que se dedica a regular estos suplementos llamado Australian Institute of Sports (AIS). Esta organización trabaja para investigar y determinar el balance entre los beneficios y riesgos del uso de suplementos alimenticios. Un suplemento tiene un ingrediente alimenticio para ¨complementar¨ la alimentación en donde busca recuperar deficiencias dietéticas o cuando hay requerimientos elevados por ejercicio intenso o algún padecimiento en específico.

Existe una teoría que mucha gente todavía se rige por ella, se llama la Teoría de Sobrecarga. La cual dicta que sobrecargar el cuerpo con una cantidad extra de un nutriente o componente en sistema metabólico va a hacer que funcione más rápido y con mejor eficiencia.

Hay que recordar que las sustancias y sustratos (como los amino ácidos) del metabolismo dependen de transportadores que estos están hechos en su mayor parte de enzimas. Casi ningún suplemento puede demostrar que el aumento de concentración aumenta la función. Al igual como hay unas que varían en su factibilidad de respuesta según el paciente. Por ejemplo la cafeína, hay quienes con una taza de café están despiertos y otros pueden tomarse 5 y no les hace nada, igual para con los demás suplementos.

La FDA no pide que se demuestre lo que explique anteriormente, solo pide que se demuestre que esa sustancia mejora el funcionamiento de algún proceso metabólico mas no que funcione.

Esta vez voy a hablar de los suplementos de Proteínas. Hay miles de suplementos de proteínas en el mercado, pero en realidad ¿quiénes necesitamos suplementarnos? Según la FAO un hombre y mujeres adultas sedentarias a actividad física ligera son de 0.8-1 gramos por kg de peso. Cuando hay factor de estrés como por ejemplo, enfermedad crónica, aletas de alto rendimiento, embarazo o lactancia este requerimiento sube de 1.2-1.5g/kg dependiendo de cada caso. Para regenerar musculo se necesita tener el glucógeno muscular en estado óptimo y esto se consigue con hidratos de carbono.  Los suplementos proteicos aproximadamente tienen 50 gramos de proteína de diferentes tipos en cada ¨scoop¨. Es importante que tenga presente cuál es tu requerimiento de proteína porque si consumes proteína de más, el cuerpo lo va a metabolizar como glucosa y si esa glucosa no se utiliza se deposita como grasa en el tejido adiposo por un proceso llamado Lipolisis de Novo.

Se ha comprobado que los alimentos son mejor fuente de proteína que la suplementación ya que la combinación de proteínas (soya, whey, caseína, etc.) tiene un mayor efecto y más duradero en el cuerpo. Según la American Journal of Clinical Nutrition la síntesis muscular es incrementada en respuesta al ejercicio. El consumo de proteínas que estimula la síntesis muscular post-entrenamiento es consecuencia de la estimulación de transporte de amino ácidos en el compartimiento intramuscular. No solo es importante la composición exacta y la cantidad de amino ácido consumimos después del entrenamiento sino también el tiempo de la ingesta. Hasta la fecha no hay un consenso que refiera el beneficio de suplementación proteica o de amino ácidos en sujetos en entrenamiento recreacional.  La cantidad de proteína que requerimos la podemos cubrir con una buena alimentación y te da mejores resultados que un suplemento proteico.

 

Proteína animal

gramos c/100g Proteína Vegetal gramos c/100g

huevo

13 arroz

6.6

leche

3.3 avena

14

queso fresco

15 cereales

12

pollo

22 garbanzos

20.8

ternera

21 lentejas

23

atún

23 soya

35

lenguado

17 frijol

24

pasta

12

frutos secos

16

hortalizas

1.6-4-9

 

En otra ocasión hablare de otros suplementos más específicos y cuáles son los que están comprobados que funcionan y bajo qué condiciones ya que estos suplementos no son mágicos.  En resumen, los suplementos alimenticios ayudan en situaciones específicas de una persona que requiere de más de estos sustratos o ingredientes alimenticios.  Muchos de los suplementos ya sean para perder peso, polvos rejuvenecedores, antioxidantes, colágenos, etc. No está comprobado que llegan a donde deben de actuar. (ej. Suplementos de colágeno en polvo, colágeno es una proteína, tomada se degrada en el estómago por el pH del ácido gástrico ¿llego a la piel, uñas, pelo?) En la mayoría de los estudios donde comparan el uso de suplementos y el consumo de alimentos completos tiene mayor beneficio el consumo de los alimentos ya que todos los componentes trabajan sinérgicamente para que tengan un efecto en nuestros procesos enzimáticos y/o hormonales. Aparte que todos tienen un alto costo económico.

Reducción al financiamiento público de partidos políticos

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Convencido que la población siente indignación ante el gasto irracional de los partidos políticos y que México pasa por una crisis financiera, que los hospitales no son dignos para la población, que algunos ni siquiera tienen medicina y de que el gobierno debe ser sensible ante la exigencia de la gente, propongo bajarle hasta un 90 por ciento al presupuesto de los partidos y unirnos para que se deje de gastar miles de millones de pesos en cosas que no nos dejan ningún beneficio.
La ley por ahora, marca que el padrón electoral (Unas 80 millones de personas) es el que rige el presupuesto multiplicado por el 65 % de la Unidad de Medida y Actualización (UMA), dando una cifra estratosférica de más de 4 mil millones de pesos anuales, ¿Se lo merecen los partidos políticos?, para nada y tenemos que hacer que se ganen ese presupuesto con la modificación al artículo 41 de la Constitución que establece el presupuesto y al artículo 51 de la Ley general de partidos políticos que es la que dice cómo se reparte el presupuesto.
En esta iniciativa, propongo que sea el número de votos en la elección más reciente al presupuesto multiplicado solo por el 15 por ciento de la UMA, que representaría solo asignar cerca de 355 millones de pesos, así el dinero que se ahorraría podría ser usado en beneficio de la ciudadanía, como en hospitales, educación o programas específicos que ayuden a la gente, porque finalmente es su dinero.
Tenemos que lograr que los diputados y senadores le entren al tema y se atrevan a votarla a favor, que se pongan a trabajar y ganar votos reales, eso también sería muy bueno para nuestra democracia, porque ciudadanos más participativos son mejor representados.
Es un gran golpe para los partidos, pero es necesario para nuestro país, pronto estaré presentando también una iniciativa similar en el ámbito local, esto es un “ya basta” en hacer millonarios a los partidos y es un aliento para todo el país.
Y yo sé que se preguntaran: “¿Por qué hasta ahora que no tiene partido lo hace?” Déjenme decirles que no es así, esta iniciativa ya la había presentado cuando aún pertenecía al PRI, pero en el Congreso, las iniciativas son presentadas por bancada, y esta iniciativa estaba congelada por ellos, es una de las razones por las que me salí del partido, para ser libre de legislar, sin ataduras, por México.
Y voy a luchar porque esta iniciativa sea una realidad, por ahora, ya fue turnada a la Comisión de Puntos
Constitucionales del Congreso de la Unión.
Les dejo mi celular para debatir: 044-811-077-26-78 ¡Cuenten conmigo!