#ElTalónDeAquiles: “México es salvaje”

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Se cumplen este mes dos años de mi salida de México, tiempo durante el cual he tenido la oportunidad de digerir y ordenar una rica experiencia de seis años. Hace unos días, pude compartir con amistades en CDMX durante una escala. Fue el instante de hacer las paces.

La última vez que estuve en México fue en diciembre de 2018, cuando regresé a Cholula a arreglar los últimos detalles relacionados con mi salida de ese país, en febrero de ese mismo año. En aquel momento, la empresa de alquiler de autos me ofreció en internet, como siempre, un modelo de carro que no estaba disponible al momento de llegar a recogerlo. Y como siempre, me facturaron el precio más alto. De regreso de Cholula, quedé atrapado en un embotellamiento en la carretera Puebla-CDMX que me hizo perder el vuelo. Como de costumbre, nadie dio explicaciones. Fue entonces que resonó de nuevo, con o sin razón, en mi mente, aquel: “pásele güerito y que la virgencita lo acompañe, porque si te vi, ni me acuerdo”. Cierto, cuando entregué el carro me hicieron “el favor” de no cobrarme el atraso (a cambio de llenar bien la encuesta de satisfacción al cliente). Sin embargo, cuando se confirmó la pérdida de mi vuelo, en el mostrador se me indicó que, después de comprar un nuevo boleto, debía llamar al servicio al cliente para restituir el peso no utilizado en el pasaje perdido. El rembolso nunca aconteció. El episodio me recordó aquella vieja historia de la tarjeta de crédito que me pidió datos personales tres veces, los cuales fueron perdidos una y otra vez por el servicio de mensajería. Claro, la compañía puso en entredicho la veracidad de mi versión. 

¿Cuál es mi argumento? En México lo que sucede siempre es culpa del cliente, del ciudadano, nunca de las autoridades o de las empresas. Ya sea por estrategia de mercadeo (ofrecer lo que no se tiene), por falta de planificación (“no sabíamos que sucedería”), por costumbres (“yo te ayudo si tu me ayudas”) o por falta de formación (el empleado simplemente no sabe), en ese país el común de los mortales es siempre el perdedor. Y para defenderse, hay que hacer uso de la creatividad (mentir, exagerar, extrapolar), para manipular la realidad como arma de protección de arbitrariedades. El comportamiento es socialmente contraproducente, no solo porque atenúa el capital social, si no además porque, para protegerse de tanta tergiversación, el “sistema” optó por solicitar un papeleo excesivo e irracional para obligar al ciudadano, que debería ser considerado inocente (hasta que se demuestre lo contrario) a mostrar que no es culpable, y que, por lo tanto, es acreedor del servicio solicitado. 

México es salvaje porque, aunque a nivel legal, las normas garantizan derechos a todos y todas, en la realidad es la ley del más fuerte la que prevalece. Ni menciono los derechos laborales de empleados a los que se les asegura que se les renovará contratos, pero que al final, sin explicación y en una total falta de transparencia, son sujetos al tratamiento contrario por autoridades que, además, declaran públicamente estar preocupados por la impunidad estructural que acontece en el país. Los ejemplos son infinitos, aplicables a cada instante, a nivel micro y macrosocial. Escuché hace apenas un par de días a una trabajadora confiar a un colega que no recibió pago doble por su trabajo el 25 de diciembre y el 1 de enero, aunque las autoridades citen la Ley Federal del Trabajo para confirmar el pago doble de los días de descanso obligatorio. “Pues ni modo, así son las cosas”, concluyó la empleada en cuestión, quien tampoco planeaba quejarse. ¿Para qué?

Lo que antes me frustraba lo veo ahora con ojos de observador externo. No argumento que México sea “más salvaje” que otros países y, por supuesto, con el tiempo, considero la arbitrariedad tan solo como un rasgo más de un país complejo, que también tiene muchas cualidades. De hecho, mi escala reciente en CDMX me dio la oportunidad de caminar por la Zona Rosa, lo que me recordó lo extraordinariamente agradable que puede ser esa bella ciudad. Pero, como decía un apreciado colega de antaño, desde un punto de vista cultural, una de las características más sobresalientes del México contemporáneo – y también uno de los principales obstáculos al desarrollo – es la “simulación”. Se trata aquí de un tema muy interesante, el cual, sin embargo, dada su importancia, es preferible abordar en algún otro momento. Sin duda lo haré.  

Fernando A. Chinchilla 

Montreal (Canadá), 10 de febrero de 2019

AMLO en campaña

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AMLO sigue incansablemente con su doble tarea semanal, presidente de lunes a viernes, candidato de fin de semana, desconociendo presidencialmente todos las consecuencias electorales de los llamados actos anticipados de campaña. 

Hace veinte años que recorre el país hasta en sus rincones más remotos y olvidados. Ahora, con los recursos que le facilita su calidad presidencial, recurre a movilizaciones populares de apoyo (también de a pollo si le damos crédito a los videos que se difunden a fuera de estas reuniones) y de predicación perseverante. La predicación consiste a repetir que se combate la corrupción, aún si más del 70% de las licitaciones federales son dirigidas y no concursadas. 

Solamente que ya no es la multitud que acude para apoyarlo sino él que reúne a multitud para reafirmarle su apoyo a través de los programas sociales. Parece tener éxito, si se juzga por el tamaño de las multitudes reunidas. Sigue también, con estos actos, su labor de división del país, a través de las manifestaciones de hostilidad (¡espontánea!) a las autoridades locales que se encarga luego de aplacar, en buen padre de familia que genera la división para predicar la unión. 

No cabe duda que AMLO sabe dónde genera la mayor cantidad de votos a su favor y la preparación de la segunda fase del sexenio se realiza lejos de los centros urbanos o más bien dándole la espalda al segmento de la población que se obstina en buscar el bienestar a través de su trabajo y de la generación de riqueza. 

La profundización de la estrategia electoral del presidente ni siquiera requiere la participación de Morena, un partido dividido e incapaz de reconstruir una unidad que las individualidades se encargan consistentemente en desbaratar. Pero, los otros partidos tampoco se dan por enterados de la ventaja enorme que está acumulando el presidente y siguen con sus juegos destructivos y aferrados a no perder sus privilegios monetarios que parece ser lo único que les interesa. 

En 9 meses empezarán las campañas para renovar los congresos federal y locales y el presidente es el único que hace la tarea. Cuando los otros despertarán, será tarde, si es que despiertan a tiempo. Ahora no podrán alegar ignorancia. Cada fin de semana, les arrancan unos cuantos votos, con todo y sonrisa florida, sombreros exóticos y bastón de mando.    

La carrera por los Estados Unidos

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Theodore Roosevelt una vez afirmó: “Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser o grande o democracia”. El espíritu de Roosevelt era decirle a la sociedad que la defensa de la democracia es cotidiana, no es sólo con el ejercicio del voto durante las contiendas electorales,  sino con los personajes que se desarrollan en ella, las instituciones encargadas de protegerla y una ciudadanía activa dispuesta a defender las instituciones que dan contrapeso al poder. El vigésimo sexto presidente estadunidense previó lo que sucede actualmente en su país y fuimos ciegos; todos pensaron que el simple hecho de elegir a un presidente afroamericano, el racismo se terminaría; muchos afirmaron que una jueza latina en la Corte Suprema acabaría la xenofobía y el odio a los migrantes; muchos afirmaron que la sentencia del máximo tribunal norteamericano legalizando el matrimonio igualitario generaría un fin al odio a la comunidad LGBT. En tiempos de una sociedad dividida y polarizada, el lado progresista y liberal tiene mucho que aprender del pasado y visualizar el futuro, no sólo para el lado izquierdo, sino para todos. 

Estados Unidos acaba de ser testigo de un cumulo de situaciones que tendrán un impacto en las elecciones por la presidencia y en tablero político, desde el esperado resultado del juicio político contra Donald Trump donde fue absuelto por el Senado; el discurso del Estado de la Unión y la líder de la minoría rompiendo el discurso del presidente en televisión nacional, hasta el debate de candidatos demócratas en New Hampshire y el desastre o caos en las primarias de Iowa, estamos viendo que las cosas no se ven bien para los contrincantes del Trump. 

El primer reto que enfrentan los demócratas frente a los republicanos es la unión y consolidación de una narrativa alterna. Los republicanos han conformado un sólido bloque partidista en apoyo a Trump para su reelección, en contrario, los demócratas continuan con una clara división por quién encabezará la candidatura por la presidencia. Por un lado, vemos que Biden, Sanders, Warren y Buttigieg mantienen una confrontación directa que en nada abona a consolidar un proyecto que pueda dar frente a un presidente con altas probabilidades de reelección. Un debate de fondo es el espectro ideológico que pueda incentivar el voto de latinos, afroamericanos, indecisos y centros; el partido demócrata se encuentra en una encrucijada del camino que debe de tomar, y ante un personaje como Trump, mantenerse demasiado en el centro puede ser una estrategia fallida. Sin embargo, la izquierda norteamericana sabe que irse demasiado a la izquierda tampoco es beneficioso para ser competitivos electoralmente. 

Algo que tampoco beneficia a los demócratas, es el resultado de las primarias en Iowa, ya que el retraso en la emisión de resultados donde van con una pequeña diferencia entre Sanders y Buttigieg por el primer lugar,  ha generado incertidumbre y un aire de conflicto interno agravado, mismo que ha capitalizado a Trump y los hace ver como incapaces para gobernar. 

Desde la segunda guerra mundial, solo tres presidentes de Estados Unidos han sido derrotados para la reelección: Gerald Ford, Jimmy Carter y George H. W. Bush, y como escribe John Cassidy en  The New Yorker, “dichos personajes tenían un elemento en común: la economía era percibida o estaba en crisis”, este escenario no se configura completamente en la actual con Trump, que si bien existe evidencia de una inminente complicación económica para Estados Unidos, aún no se sienten los efectos como en la Gran Depresión o en el 2008. 

Sí los demócratas quieren ser verdaderamente competitivos, deben aprender de los errores del pasado, entender que la política actual no se gana con lo simbólico sino con lo real, y desde esta reflexión, poder unirse para enfrentar a un adversario sumamente poderoso, impulsado por la intolerancia y con una estrategia de comunicación basada en el enojo, deberán demostrar una narrativa esencial de la política en Estados Unidos y en palabras de Abraham Lincoln: “un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá de la tierra”.

El gran ganador: Trump

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Las elecciones 2020 por la presidencia de Estados Unidos, aunque todavía están a meses de distancia, se sienten más cerca que nunca. El arranque del lunes, con los dos caucus en Iowa, marca el inicio de una nueva etapa en la contienda; un inicio donde el caballo ganador salió, o al menos eso se percibe, con más ventaja de la esperada.

Al momento de la redacción de este artículo, el escrutinio del caucus Demócrata continúa en un 71% y tiene, en una especie de empate técnico, a Buttigieg (26.8%) y Sanders (25.2%), dejando a Warren (18.4%) en tercer puesto y con un doloroso resultado para Biden (15.4%); un resultado que contrasta mucho con lo vivido en el último debate demócrata, donde Warren y Sanders acapararon los reflectores pero terminaron por desgastarse entre ellos.

En cambio, en el patio de enfrente y sin salirse de la línea, los Republicanos están seguros de que Trump es el candidato: el 97.1% fue para Trump y el restante dividido entre Bill Weld y Joe Walsh; las últimas dos candidaturas entendidas netamente en clave protocolaria sin ningún tipo de propósito más allá de justificar las dinámicas de voto.

Para los Demócratas, lo que representaba un nuevo aire y la conexión con su espíritu y raíz más democratizadora se convierte en parte de la pesadilla del recorrido. Los fallos con la aplicación, la demora en los resultados oficiales (y los extraoficiales que algunos sacaron) y las dudas sobre si el método es mejor, seguramente son ya parte del argumentario de los del GOP para que el presidente lo utilice en uno de sus próximos tuits. “Si ni siquiera son capaces de organizar un caucus, ¿cómo podemos esperar que lideren nuestro bello país?”

Es cierto que hay que esperar a que sucedan el resto de los encuentros y que puede que tan sólo se trate de un tropiezo, pero lo que es innegable es que el daño mediático ya está hecho. La percepción de desorganización hacia el interior del Partido Demócrata contrasta fuertemente con la solidez de los Republicanos que, para poner un poco más las cosas en perspectiva, claramente la tienen mucho más fácil: es Trump, o nadie. La falta de claridad entre la decantación por un único candidato y el desgaste en los hasta ahora siete debates internos contrasta con una figura que se convierte cada vez más en una barrera impenetrable; en alguien capaz de sobrevivir hasta a un impeachment sin apenas tambalearse.

Eso sí, el golpe certero en el State of the Union de Pelosi mantiene a flote a los Demócratas. La frialdad de romper el discurso del presidente justo en el momento en que termina el acto es sin lugar a duda un elemento comunicativo muy poderoso, tanto que prácticamente se llevó las portadas a nivel mundial. Seguramente desde la retórica republicana se pondrá énfasis en los momentos en los que, tanto azules como rojos, aplaudieron al presidente.

El reloj de arena ya se volteó y la carrera se intensifica cada vez más. Cada detalle, cada palabra y cada error se vuelven más decisivos. Esta semana, el gran ganador es Trump. “Divide y vencerás”, dicen por ahí.

¿Habrá políticos serios?

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¿A qué juega el senador por el MC Samuel García? ¿Porqué exhibe facetas tan contradictorias y que serán usadas en su contra? ¿Será que todavía prefiere divertirse y que legislar (¿y/o gobernar?) no constituye su prioridad? ¿Porqué se esfuerza en presentar imágenes tan radicalmente opuestas, de un candidato con propuestas de una nueva Constitución y de un senador que le vale madre su responsabilidad de representante de Nuevo León en el Senado de la República?

Un senador que prefiere faltar a la sesión del Senado y llevar su pandilla a Miami en lugar de atender sus deberes en la capital de la República? ¿Así nos quiere convencer que representa la mejor opción para gobernar Nuevo León? No entiende que los electores neoleoneses, estamos hasta la coronilla de un payaso que nos engaño hace 5 años y que está hundiendo a Nuevo León y que no estamos dispuestos a apostar por otro payaso para otros seis años. ¿Será auto sabotaje o será que toma los electores de Nuevo León por unos débiles mentales que se divierten con sus ocurrencias?

Ocurrencias tenemos suficientes con un Presidente que también está confundiendo la gimnasia y la magnesia, y que saca su avión mágico de su sombrero de mago cada vez que se le atora alguna mala decisión en el camino. He aquí tres ejemplos de personajes, cada uno en su nivel de incompetencia que insultan diariamente a los mexicanos con sus actitudes provocativas y agresivas, los tres diciendo lo mismo, con los electores mexicanos, se puede hacer lo que sea.

Un presidente que a falta de poder controlar el país, impone sus decisiones erróneas en perjuicio del equilibrio nacional. ¿Hasta cuando se lo permitiremos? Un gobernador rescatado del lodo por su contrincante presidencial, quien lo encuentra más útil para lamerle las botas que destituido y de vuelta a su natal Pablillo. Un senador con un gran potencial político que exhibe descaradamente su falta de madurez y que pretende llevarnos por los caminos de la irresponsabilidad como lo hizo el dueño de Tornado hace 5 años.

A un año del proceso electoral para renovar los poderes estatales en Nuevo León, todas las alternativas están abiertas, por la falta de seriedad de quienes juegan a la política. Pero no alcanzan la calidad de políticos confiables. Se sigue a la expectativa para ver surgir candidatos serios y responsables. 

#EspacioPúblico: “¿A dónde vamos?”

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La plataforma Cómo vamos Nuevo León presentó en día recientes los resultados de la encuesta anual de percepción “Así vamos”. No es la primera vez que asisto a conocer los resultados de esta investigación y como ya es costumbre, varias cosas llamaron mi atención.

En primer lugar, es importante destacar la labor realizada con esta encuesta. Desde la sociedad civil surge un excelente diagnóstico de percepción de lo que sucede en el estado, con énfasis especial en el área metropolitana de Monterrey. Es notoria la evolución del instrumento, así como la incorporación y análisis de nuevos contenidos que se han ido descubriendo con el tiempo y son de gran importancia en día a día de la población.

En el caso específico de movilidad, ha sido de gran importancia ver como al incluir la perspectiva de género podemos ver diferencias importantes en la manera que se mueven hombres y mujeres y cómo sienten la seguridad en las calles. Gracias a esto, se pudo identificar que es mayor la cantidad de mujeres que se mueven a sus destinos principales a pie bajo condiciones adversas de seguridad física de banquetas, acoso callejero y deficiente seguridad en cruces peatonales.

La movilidad en el área metropolitana de Monterrey sigue siendo un tema de gran relevancia. Las banquetas continúan siendo de los elementos con más baja calificación, considerándolas dañadas, con obstáculos y angostas. Si sumamos que los cruces peatonales también son mal evaluados, tenemos como resultado una nada alentadora invitación a ser peatones en la ciudad.

Todos los municipios muestran importantes áreas de oportunidad en movilidad peatonal tanto en banquetas como en cruceros y elementos de seguridad. Si hay un elemento común en el área metropolitana de Monterrey que requiere atención especial y coordinada es este.

Cabe destacar que los cruces peatonales mejor evaluados están en el municipio que la gente menos se traslada caminando: San Pedro Garza García. Y también destacando, pero de manera preocupante, es que los peores evaluados están en municipios que tienen mayor número de peatones ya sea por residencia o por destino. Yo pondría un foco rojo en Monterrey. La capital del estado recibe muy bajas calificaciones en banquetas, cruces peatonales y accesibilidad, contrastando con una comunicación que ha destacado en los últimos años el gran presupuesto aplicado en su programa de vialidades regias.  Al parecer es un gran monto solo aplicado en calles y sus baches, cuando la movilidad peatonal también es vialidad.

Y al hablar de trasporte público las cosas no están mejor. Cada año, los niveles de satisfacción que muestra la ciudadanía con relación al transporte son cada vez más bajos y nos muestra la gran disparidad que existe en el uso del tiempo de los usuarios de automóviles con relación a quienes se transportan en camiones, metro y ecovía. Llegar a un mismo destino requiere prácticamente el doble de tiempo si se hace en transporte público que al hacerlo en un auto privado.  Mal síntoma en una ciudad que reconoce padecer un serio problema de contaminación, congestión vehicular y seguridad vial.

Por último, me causa una especial atención la ausencia de quienes deberían estar atentos a los resultados de su check-up anual: alcaldes, alcaldesas y el gobernador.

No solo es su ausencia, la falta de interés en los resultados me es preocupante.

No es una primera encuesta presentada, ya es su cuarta emisión. Hay muchos elementos para ver en su evolución a través de los años para poder detectar si las acciones que se toman desde el gobierno provocan cambios en la percepción ciudadana.  No es una evaluación personal de gobernantes, aunque hay un rubro que evalúa sus funciones, va más allá de eso. Es una buena forma de saber si las decisiones y acciones que se toman desde el gobierno ayudan a mejorar la salud de la ciudad o empeoran síntomas que pueden hacerse crónicos.

La encuesta “Así Vamos” es un buen diagnóstico que no se debe tomar a la ligera. Ignora o negar los síntomas de una enfermedad no es la solución. Puede poner en mayor riesgo la ya dañada salud del área metropolitana de Monterrey.

Bitcoin: ¿Oportunidad o Fraude?

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En los últimos años y en específico en los últimos meses ha ido cobrando importancia el nombre del Bitcoin dentro de las discusiones del ámbito económico y financiero a nivel mundial. La especulación en torno a esta criptomoneda fue tal que llegó a valer hasta $20,000 dólares la unidad lo cual es impresionante si consideramos que su valor inicial no fue ni de $200 dólares. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación combinado con la digitalización de los mercados ha facilitado el florecimiento de este tipo de monedas y sistemas que son cada vez más comunes y aceptados no solamente por los jóvenes inversionistas sino por comercios tiendas tradicionales sobre todo en Estados Unidos y algunos países de Europa.

En pocas palabras una criptomoneda es un medio digital de intercambio los cuales surgieron en 2009 con el Bitcoin pero han tenido otras variantes como el Litecoin, Etherum, Ripple, Dogecoin, entre otros. Estas monedas en pocas palabras buscan convertirse como en una divisa digital por medio de sistemas que garanticen seguridad y equilibrio en la cuentas así como reducción en los costos de transacción al no haber intermediarios, reducción de los tiempos y eliminar la necesidad de contratar agentes financieros.

El problema existencial de este tipo de monedas radica en cual es su verdadero respaldo, es cultura general saber que desde hace muchísimos años las monedas ya no se respaldan con el oro y tampoco con el dólar pero aún así los tipos de cambio y la fortaleza de una moneda se ven influenciados por muchos factores como la inflación, la tasa de crecimiento, el desempleo, la tasa de interés, entre otras cosas. En cambio el Bitcoin no se respalda prácticamente en nada sino en el valor que le dan los posibles compradores al ver que su uso es cada vez mayor y la emisión está limitada.

Para darnos una idea de la especulación en torno a esta moneda su valor se había disparado más de 160% en los últimos 5 días y 5,600% desde inicios del mes de octubre. La empresa que cotiza en Chicago bajo el nombre de Bolsa de Crypto tiene una capitalización de 11,260 millones de dólares (como 9,500 millones de euros), lo cual es equiparable con valores de mercado de empresas como el banco Sabadell y Mapfre. El tamaño que representa esta criptomoneda es sustancial y si consideramos que en otros países hay otras criptomonedas que son más utilizadas que el Bitcoin entonces podríamos estar frente a un problema en potencia.

Como era de esperarse este estrepitoso incremento fue solamente una burbuja especulativa la cual terminó por hacer más ricos a varios aprovechados y dejar con grandes pérdidas a quienes no se salieron a tiempo. La caída en el precio inflado no implica el fin de la moneda ni que este tipo de monedas no tenga futuro, en lo personal soy un convencido que la discusión y el enfoque debe ir hacía como regular este tipo de monedas que se no controlarse podrían causar algún tipo de crisis al tener repercusiones secundarias en la oferta y demanda de dinero. Debemos tomar el ejemplo de países como Japón que recientemente iniciaron con procesos para empezar a regular las criptomonedas, en nuestro país el Banco de México anunció que comenzaría a realizar un listado para vigilarlas pero muy lejos estamos aún de poder incorporar en la legislación algo como criptomonedas lo cual no fue materia de discusión de la reciente aprobada Ley Fintech.

#ElTalónDeAquiles: “Rom-Pom-Pom-Pom 2017”

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El silencio dignificante siempre ha sido mi arma en la adversidad, incluso cuando recibí oficialmente la noticia que Santa Claus no existía. En aquella fatídica reunión familiar, sólo alcancé a decir: “de todas formas, ya lo sabía”. Nunca me he dejado doblegar por las sorpresas que da la vida. ¿Quién podría seriamente creer que yo me hubiera tragado el cuento de que un viejo regordete, que viaja supersónicamente en un trineo volador jalado por renos, entregaba regalos a los niños que se portaban bien? Sin embargo, debo aceptar que sentí decepción. Esa conversación solo confirmó lo que ya sabía. Santa Claus no existe, y ese hecho provocó despecho.

Muchas navidades he pasado desde ese entonces. Varias las pasé compartiendo con familia y amigos tropicales, tal vez en alguna playa de mi querida Costa Rica; otras las pasé solo o acompañado deambulando por el frío invierno de Canadá. ¿Cómo olvidar a los amigos y amigas que me abrieron sus casas para rodearme de notas de piano y de niños en la nieve? Alguna vez también me perdí en Miraflores, sin saber qué diantres hacía yo inmiscuido en una noche buena peruana. Y aunque despotriqué contra Ciudad de México (CDMX) en 2016 por negarse a darme algo de lo que le pedí, también organicé posadas desde 2013, que fueron llenando mis apartamentos de trayectorias de vida. Poco importa si el epicentro fue Monterrey, CDMX, o Cholula, la consigna siempre fue compartir, celebrar.

Estas remembranzas me llevan al meollo del asunto de este Rom-Pom-Pom-Pom 2017: ¿Qué es el espíritu navideño? En el mundo capitalista en el que nos ha tocado vivir, para muchos la navidad es un momento para mostrar, por medio del consumismo compulsivo, el amor hacia los demás. Mientras más se compra, o mientras más caros sean los regalos, mejor. Para otros, es la excusa perfecta para embarcarse en un maratón de fiestas. Los kilos de más que aparecen en enero y las tarjetas de crédito al rojo vivo, no surgen por arte de magia. Comamos, bebamos, y gastemos sin parar: la navidad es una excusa para romper la dieta corporal y financiera. ¡Qué curioso concepto del espíritu navideño!

Aunque la mayoría piensa que la navidad es tiempo para dar, creo que, en mi caso, lo que ha hecho la diferencia entre las mejores navidades y las que no han sido tan buenas, es lo recibido. Me explico. Cuando hablo de recibir, me refiero a lo inmaterial, aquello destinado a convertirse en recuerdos que terminan adhiriéndose a nuestra historia personal. Además, se requiere de madurez y humildad para recoger. A algunos nos cuesta bajar “las defensas”, parar de buscar justificaciones racionales para los actos del prójimo, y simplemente dejarse llevar por el cariño desinteresado. En fin, y esto es lo más importante, es imposible recibir sin dar. Pero no es en navidad, sino a lo largo del año, que se da. Llámese amistad, solidaridad, humanidad, simplicidad, trasparencia, honestidad… poco importa. Navidad no es más que un momento en donde el común de los mortales decide dar, porque así nos lo mandata nuestras costumbres modernas. Naturalmente, se da más a aquellos de los cuales más se ha recibido.

Esta navidad he podido constatar la fortaleza y diversidad de mis jóvenes redes de nuevas amistades. Pareciera que, sin querer, he sembrado más de lo que supuse, lo cual me hace pensar que algo debo de estar haciendo bien. El cariño llega de todos los lugares y es una fuente de energía que me hace hoy declarar que Santa Claus no es un regordete volador, sino una idea abstracta que nos llama a dar y recibir desinteresadamente a lo largo de nuestra trayectoria de vida. Mientras pueda beber y envolverme en esas vibraciones, tendré suficiente espíritu navideño para acurrucarme en él, y para esparcirlo a mi alrededor. No es más que un acto de agradecimiento, pues, así como hay que dar para recibir, también hay que saber recibir para poder dar. ¡Felices fiestas!

Fernando A. Chinchilla

Cholula (México), diciembre de 2017

Vivienda y Millennials, una ecuación imperfecta

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Durante décadas, el modelo de negocio que se estableció entre los desarrolladores de la vivienda y los órganos de gobierno en México funcionó a la perfección. La ecuación consistía en construir una serie de casas de características similares a bajo costo. Estos inmuebles eran -y siguen siendo- caracterizados por estar hechos con materiales de baja calidad y por estar ubicados en terrenos muy económicos a la periferia de las ciudades. Con el paso del tiempo, los metros cuadrados de construcción vendibles pasaron a convertirse en la variable de mayor importancia en la ecuación sin importar si estas construcciones ofrecían a los compradores una buena calidad de vida.

Afortunadamente, la industria de la vivienda ha ido madurando debido a que los consumidores ya no solo buscan rentar o comprar un inmueble a bajo costo. Esto en parte es gracias a que hoy en día la generación que está tomando las decisiones económicas de todos los mercados del mundo, son los millennials.

Actualmente, los compradores de inmuebles evalúan temas como la ubicación y la cercanía a sus centros de trabajo y de recreación, la calidad y la tipología de los servicios que ofrecen, la calidad de los materiales con los que fueron construidos y si las viviendas cuentan con la tecnología que les permita ahorrar en consumos energéticos. Pero sobre todo, evalúan si estos bienes tienen la capacidad de ofrecerles la seguridad y la calidad de vida que tanto anhelan. Lo anterior está modificando no solo en la forma en que se construyen las casas, sino también en la forma en que se diseñan y se operan. Esto está marcando un punto de quiebre para toda la industria de la vivienda en México.

Una encuesta realizada este año durante el evento Salón Inmobiliario de Madrid (SIMA) por Planner Exhibitions, reveló que el 65 % de los jóvenes millennials (de entre 25 y 35 años) no tiene pensado comprar una casa debido a que las que están en venta, no ofrecen lo que necesitan, por lo que prefieren rentar aunque esto represente hasta un 50 % de sus ingresos. Además, esta generación busca que la vivienda que adquirirán sea sustentable, esto significa que al invertir en una, ésta no solo tiene que garantizar sus intereses ya mencionados, sino que igualmente, debe de ser una construcción que ayude a restaurar y a revertir todos los daños medioambientales hechos a nuestro planeta.

En un mercado maduro como al que nos estamos enfrentando, las palabras “calidad” y “sustentabilidad” son sinónimas, y la generación millennial está demandando que los inmuebles estén construidos con los estándares que garanticen estos beneficios. Es aquí en donde las políticas entorno a la vivienda tienen que migrar hacia prácticas de construcción sustentable que permitan que los compradores estén satisfechos. Esto definitivamente ayudará a que esta industria no vuelva a colapsar con prácticas que se utilizaron en el modelo de negocio para la vivienda de interés social.

Definitivamente, hoy la vivienda ya no tiene que ser lujosa ni tampoco económica, sino que debe de ser práctica aunque no sea espaciosa, y debe de crear comunidad aunque no todo sea privacidad. En fin, la ecuación del modelo de negocio de la vivienda en México tiene que remplazar sus variables para que la ecuación pueda expresar el resultado que están demandando los millennials. Este es el gran reto que tienen los desarrolladores y el gobierno mexicano.

 

#Kleroterion: “Una agenda personal y política”

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Cuando acepté ser candidato a Diputado Federal por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) lo hice bajo la convicción de que los ciudadanos además de la critica a nuestros gobernantes podemos aportar ideas, acuerdos e acciones en beneficio de las personas, las familias y las comunidades. Estos años en el H. Congreso de la Unión fueron de aprendizaje acelerado, de aportaciones que se expresan en más de 50 iniciativas de reforma de ley que presenté con el PRD integrantes de otros Partidos Políticos, porque las ideas, si realmente pueden servir, importa poco de quién sean, lo sustancial es que se concreten. Tuve el privilegio de Presidir la Comisión Bicamaral de Seguridad Nacional, espacio de honda responsabilidad política, jurídica y legislativa cuyo fin es que la ciudadanía pueda vivir en una condición de paz y estabilidad en un Estado independiente, soberano, indivisible y prestigiado en el orden internacional.  

El diálogo con los diferentes partidos y el esfuerzo de mi equipo de trabajo se tradujo en ser reconocido el mejor legislador del Congreso de la Unión, y en otrosreconocimientos nacionales e internacionales, además logramos gestionar recursos necesarios para el Estado de Nuevo León que se materializarán en obras de beneficio colectivo; y doné mi sueldo como Legislador a diferentes organizaciones sociales, para apoyarlas en las tareas que desde lo privado realizan con vocación y fines públicos, en especial para los grupos más débiles y vulnerables de nuestra sociedad. He vivido para la política no de la política, eso resume mis acciones; no más, tampoco menos. De todo esto no espero premios, aplausos o diplomas, serví con pasión y entrega porque así lo decidí, porque creo que es lo correcto, y porque el mejor juez que tengo es el nombre que me da mi familia, en especial mi esposa hijos. Uno no habría de hacer las cosas bien por alguna recompensa sino porque es lo correcto. 

Mi mayor aprendizaje en estos años fue reconocer que el poder público sí puede servir a las personas, a no actuar con deshonestidad intelectual sólo porque así conviene a tal o cual grupo político o por aspiraciones personales, y a no denigrar la política al repetir mitos, atavismos o mentiras que perjudican la acción de las instituciones contra los grandes retos nacionales. Hasta la mejor acción de gobierno puede cuestionarse si la intención es servir a intereses distantes de lo público, pero eso lejos está de servirle a la nación. Para ser honesto en política no se necesita ser independiente, ni ciudadano, ni nada, sólo hay que serlo, es todo.

Este quince de diciembre inicia la licencia que solicité al Congreso de la Unión y que será efectiva hasta el 31 de enero de 2018, dos objetivos habré de cumplir en ese lapso: 1. Atender asuntos personales, en especial estar con toda mi familia; 2. Reflexionar si buscaré un espacio de representación popular. Las dos tareas se entrelazan porque el trabajo político es demandante en todo sentido, y porque buscar una posición política implica una tarea intensa. Hay cientos de personas que aspiran a esos cargos. Lo que sí puedo señalar es que sólo participaré si tengo la certeza de que podré servir con honestidad a las personas y sus familias, sino ¿para qué hacerlo? Las definiciones habré de tomarlas en lo personal y con mi familia, después hablaré con los actores políticos, habré de ponderar los retos y de ser el caso buscaré el voto de la ciudadanía. En lo personal esa es la agenda que viene, y espero sea también en lo colectivo, ahí están los resultados. Hoy lo importante es hacer más, trabajar más y lograr más para servir a Nuevo León.