El Talón de Aquiles: “Uno de esos Límites”

Comparte este artículo:

El martes 4 de abril, aviones de guerra atacaron la localidad de Khan Sheikhoun, Siria. Acto seguido, paramédicos observaron personas ahogándose, desmayándose, o presentando vómitos. También se notaron casos de espuma alrededor de la boca. Diversas informaciones apuntaron a la utilización de armas químicas por parte del Gobierno de Bashar al-Ásad, quien negó su responsabilidad.

Rusia, su más cercano aliado, indicó que el arsenal químico pertenecía a los rebeldes. No hay números precisos sobre el número de víctimas resultante de este nuevo episodio de utilización de armas químicas: algunos refieren a 58 muertos, mientras que el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos apunta a 67 (y 300 heridos); otras fuentes cifran a más de 100 las víctimas mortales.

Tampoco se sabe qué se utilizó, si bien se apunta al uso de Gas Sarín, un agente nervioso 20 veces más letal que el Cianuro, difícil de detectar. Los países occidentales dieron por un hecho el uso de armas químicas por parte del Gobierno sirio – Rusia sigue insistiendo que la autoría del hecho no es clara – y más temprano que tarde, 59 misiles crucero Tomahawk estadounidenses, lanzados desde navíos desplegados en el mediterráneo, atacaron la base aérea Sharyat (asociada al programa sirio de armas químicas).

Un acto ilegal e inmoral

El inicio del uso de armas químicas en el mundo contemporáneo tiene lugar hace poco más de un siglo, el 22 de abril de 1915, cerca de Ypres (Bélgica), cuando tropas alemanas lanzaron 180 toneladas de clorhídrico asfixiante a los aliados, intoxicando a 15,000 personas.

La indignación de la opinión pública internacional fue tal, que diez años después, en 1925, se firmaba del Protocolo de Ginebra sobre las armas químicas y biológicas, el primer intento multilateral para impedir el uso de ese tipo de armas en contextos bélicos. El convenio es importante, si bien no penaliza la producción y almacenamiento de armas químicas (solo su uso). Además, muchos de los Estados que lo ratificaron se guardaron el derecho de usar estas armas contra los no firmantes, o como represalia si eran víctimas de armas químicas.

De hecho, durante la Guerra Fría, alrededor de 25 Estados desarrollaron armas químicas. Japón utilizó Gas Mostaza, Lewisita, Fosgeno, Cianuro, y otros durante su guerra contra China (1937-45).

Entre 1961 y 1971, Estados Unidos lanzó 72 millones de toneladas de Agente Naranja para destruir los bosques en donde se ocultaban guerrilleros vietnamitas. Las enfermedades y trastornos genéticos causados por la dioxina afectan hoy a más de tres millones de personas.

En 1988, Saddam Hussein, en el marco de la guerra Irán-Iraq (1980-88), bombardeó la ciudad de Halabja (Kurdistán Iraquí) con Gas Sarín, Tabún, Mostaza, y VX. Documentos publicados por Wikileaks señalan que Washington autorizó el uso de agentes químicos – fósforo blanco y uranio empobrecido –  en Faluya (2004), durante la guerra en Iraq.

Y en 2013 se denunció el uso de armas químicas por parte del régimen de Bashar al-Ásad, en Guta (suburbio de Damasco, la capital de Siria). Las víctimas se estiman a entre 281 y 1729. En esa ocasión, el Presidente Barack Obama aceptó no atacara Siria, a cambio de desarrollar negociaciones exitosas con Rusia para desmantelar el arsenal químico de al-Ásad.




También hay esfuerzos para eliminar la posibilidad que tales episodios se produzcan. En 1980, inició un proceso de negociación que llevaría a la firma, en 1992, de la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción, Almacenaje, y Uso de Armas Químicas y sobre su destrucción, conocida como la Convención sobre Armas Químicas (CAQ), que entró en vigencia el 29 de abril de 1997.

El acuerdo es importante al menos por dos razones. Primero, prohíbe, como es el caso del Protocolo de Ginebra, el uso de agentes químicos en las guerras. Pero además, ilegaliza su producción y almacenamiento, e incluye medidas de verificación. El empleo de herbicidas como método de guerra es prohibido, y los Estados firmantes se comprometen no solo a no usar agentes químicos con finalidades bélicas, sino también a no desarrollar, ayudar, alentar o inducir a otros Estados a producir este tipo de armas.

También se comprometieron a destruir los stocks existentes. Segundo, por primera vez se negoció un acuerdo multilateral, de aplicación universal, con un mecanismo de ejecución permanente – la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) – cuyo objetivo es la eliminación de una categoría de armas de destrucción masiva.

En suma, el uso de armas químicas es considerado una ofensa grave a nivel internacional. Siria ratificó la convención  el 14 de septiembre de 2013, la cual entró en vigor en ese país el 14 de octubre de ese mismo año. La utilización de armas químicas convierte entonces a los autores del ataque en violadores de la convención.

Además, pone al país en flagrante desacato de las resoluciones emitidas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Recuérdese que el mismo ha solicitado implementar el Comunicado de Ginebra (2012), que busca crear un gobierno de transición de consentimiento mutuo con amplios poderes ejecutivos.

También solicitó a las partes, en enero de 2016, asistir a “conversaciones de acercamiento” para discutir sobre un cese al fuego y un periodo de transición conducente a nuevas elecciones. Y si bien los ceses al fuego anunciados por Estados Unidos y Rusia (septiembre de 2016), así como Rusia, Irán y Turquía (enero de 2017) no surtieron ningún efecto, el uso de armas químicas no solo implica un fracaso en los intentos por resolver pacíficamente el conflicto, sino también una evidente escalada militar. Además, demuestra que el arsenal químico no ha sido desmantelado, como debía ser el caso a partir de 2013.

Una guerra compleja

Las raíces inmediatas del conflicto sirio se encuentran en la “Primavera Árabe” (2010-13), esa ola de democratización que se llevó a su paso a los regímenes de Hosni Mubarak (Egipto) y de Muamar Gadafi (Líbano). En Siria también, el pueblo se levantó contra un régimen autoritario, corrupto, iniciado por Háfez al-Ásad, en 1971, que no cumplía con las expectativas de la población.

Pero aquí la represión fue inequívoca. Las protestas estudiantiles prodemocráticas de marzo de 2011 fueron seguidas de la represión, lo cual generó indignación nacional y el pedido de renuncia de Bashar al-Ásad. El gobierno respondió entonces con más represión. Acto seguido, la oposición se armó para defenderse, y también para expulsar a las fuerzas gubernamentales de sus regiones. El gobierno etiquetó entonces a estos grupos de “terroristas”, y escaló el conflicto. Hasta aquí, la violencia colectiva es una de exclusión política, común en diversos contextos de conflicto armado interno.




Pero la guerra civil se complejizó cuando se transformó en una pugna entre la mayoría musulmana sunita, opositora, y los chiitas alauitas, grupo al que pertenece el Presidente al-Ásad. Claro, definir las identidades en conflicto en estos términos, es reduccionismo, pues en la oposición se encuentran amalgamados desde revolucionarios moderados (Ejército Libre Sirio, ELS), hasta islamistas yihadistas ligados al Estado Islámico (EI). También se encuentra a Tahrir al Sham, el mayor grupo armado opositor después del EI. Además, los kurdos del norte, que son otro elemento identitario del conflicto a considerar (con implicaciones en Turquía) buscan asentar su control sobre el territorio donde se encuentran presentes.

El rol de actores externos también es importante. Irán, que es chiita, es uno de los más cercanos aliados de al-Ásad, y puede haber invertido miles de millones en asesoramiento militar y armas. Además, por Siria pasan armamentos que Teherán envía al Hezbolá (Líbano). Para contrarrestar esta situación, Arabia Saudita (rival regional de Irán) ha financiado a grupos rebeldes sirios (incluyendo a islamistas). Ante el avance de los kurdos (simpatizantes del proscrito Partido de los Trabajadores de Kurdistán) cerca de su frontera, Turquía decidió intervenir a favor de la oposición a los kurdos; dichos grupos también han logrado simpatía en Jordania y Qatar. Estados Unidos, por su parte, había evitado involucrarse más allá de su lucha contra el Estado Islámico. Y Rusia, como se indicó, es un fiel aliado de al-Ásad.

Ser o so ser (los policías del mundo): he ahí el dilema

Durante su campaña electoral, el Presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, advirtió que la superpotencia debería abstenerse de inmiscuirse en el conflicto sirio. Los Estados Unidos no son la policía del mundo. Hoy, el Secretario de Defensa, James Mattis, asegura que esa posición no ha cambiado. Los 59 misiles lanzados el 6 de abril pueden entonces ser vistos como un cambio radical en la posición aislacionista anunciada por Trump durante su campaña electoral, pero otros insisten en que es un operación cosmética que no tiene incidencia en el conflicto armado interno sirio.

En todo caso, Damasco calificó el acto de Washington como “idiota” e “irresponsable”, contrario al derecho internacional (pues se trata de una agresión a un Estado soberano). Rusia apoyó esta tesis y congeló sus canales de comunicación con Estados Unidos. Irán señaló que el ataque puede reforzar los grupos terroristas, complicando la resolución de conflicto.

Mientras “occidente” sigue bailando al ritmo de sus intereses geoestratégicos, para abril de 2016, la ONU estimaba que 400,000 personas habían muerto desde inicios del conflicto. A marzo de 2017, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos estimaba esta cifra a 465,000 los muertos; la ONU estimaba en ese mismo mes, que 4.8 millones de personas habían sido desplazadas. Se estima también que se requieren de USD 3,200 millones para ayudar a los 13,5 millones de personas urgidas de asistencia humanitaria dentro del país.




Otro momento habrá para discutir qué tanto cinismo, ignorancia, estrategia visionaria, o pragmatismo político refleja la operación estadounidense. Por ahora, el apoyo recibido de Alemania, Arabia Saudita, Canadá, Francia, Israel, Japón, Reino Unido, y Turquía, señala que el movimiento de Washington fue el correcto.

Washington ya se declaró dispuesto a repetir, incluso a ir más allá, si las condiciones lo ameritan. Ahora, más allá de las manipulaciones y oportunismos, que sin duda los hay – el realpolitik es inevitable aquí – usar armas químicas también es traspasar uno de esos límites trazados por el liberalismo, sobre el cual se base parte del sistema de cooperación multilateral internacional. Y en ese sentido, el ataque de Khan Sheikhoun no podía ni debía quedar impune. En el siglo XXI, ningún actor político debería contemplar, entre sus posibles acciones de guerra, el gasear ciudades repletas de población civil. Eso es, simple y sencillamente, inadmisible.

Fernando A. Chinchilla

San José (Costa Rica), abril de 2017

______________________________

– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

El Talón de Aquiles: “El Manifiesto de Paz Sostenible (Segunda Parte)”

Comparte este artículo:

El martes 14 de marzo de 2017, el Laboratorio Transnacional Paz Sostenible A.C. (LTPS), cumplió su primer año de existencia. Esta ocasión amerita retomar la reflexión que inicié en abril del 2016, en el Talón de Aquiles # 8, titulado “El manifiesto de paz sostenible (primera parte)”. Procedo entonces en dos vertientes. Por un lado, es central recordar por qué es importante reflexionar sobre la paz, y su sostenibilidad. No pretendo desarrollar aquí una cátedra al respecto y tampoco estoy seguro de poder hacerlo.

Sí puedo afirmar que este es uno de los temas centrales de nuestro tiempo, si bien existen dos elementos que convierten esta reflexión, como explicaré a continuación, en una aventura abstracta y difusa. A pesar de ello, quisiera enumerar, en un segundo momento, algunos de los desafíos que debemos enfrentar los que deseamos trabajar a favor de la paz.

 

¿Por qué es importante reflexionar sobre la paz sostenible?

La paz ha preocupado a filósofos por milenios, si bien el carácter abstracto y difuso hace de esta, una ardua aventura. Por un lado, existe la crítica del idealismo: el pacifismo es un movimiento ingenuo, que no toma en cuenta el hecho que los protagonistas sociopolíticos son racionales y egoístas.

La guerra ha existido desde que el ser humano puso los pies sobre el planeta; el mundo en el que vivimos hoy es el resultado de esa realidad. Desde esta perspectiva, los intereses, tanto en política interna como internacional, explican nuestra tendencia a la violencia. Múltiples ejemplos, sin embargo, en diversas áreas del quehacer humano, muestran que esta afirmación no es tan certera, y que sí es posible pensar en un mundo articulado alrededor de la cooperación internacional.

El hecho que el “egoísmo racional” guíe mucho del comportamiento humano, no implica que el mismo se guíe exclusivamente por el egoísmo.

Si nos hubiéramos rendido ante esta supuesta “cruda realidad”, no existiría hoy una Organización de Naciones Unidas (ONU) la cual, a pesar de sus múltiples debilidades, sigue presentándose como un baluarte de los que pensamos que un mundo mejor es posible.

Son 97,000 Cascos Azules, provenientes de 110 países grandes, pequeños, ricos y pobres, los que en 2017 se encuentran desplegados en 16 operaciones de paz alrededor del mundo. Hoy, si bien los conflictos armados internos siguen cobrando muchas vidas, demasiadas, la guerra entre Estados ha prácticamente desaparecido. Esta cooperación no se limita al nivel político.

En el ámbito científico, uno de los mayores logros en ingeniería, la Estación Espacial Internacional, y que es el fruto de la cooperación entre la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), la Agencia Espacial Rusa (FKA), la Agencia Japonesa de Exploración Espacial (JAXA), la Agencia Espacial Canadiense (CSA), y la Agencia Espacial Europea (ESA), pasa por encima de nuestras cabezas más de 15 veces por día, a una velocidad de 27,743 kilómetros por hora.

Si esto no ejemplifica cooperación internacional a favor del progreso humano, entonces que alguien me explique de qué se trata. Es decir, no es fácil cooperar, pero se puede, y ejemplos reales y concretos existen para sustentar esta posición.




Por otro lado, hablar de construcción paz es difuso, pues existen múltiples formas de violencia que se erigen como obstáculo. Si se focaliza exclusivamente en violencia letal, es decir en las muertes, es fácil perderse en los análisis de las dinámicas de la violencia colectiva en cualquiera de sus formas.

Ya sea violencia política (que enfrenta Estados represores a guerrillas y otros grupos armados), violencia social (que puede tomar la forma de genocidios, limpieza ética, etc.), o violencia económica (principalmente causada por el crimen transnacional organizado), el análisis no es fácil.

Pero si, además, incluimos otros tipos de violencia – la de género (contra las mujeres y poblaciones sexualmente diversas), la simbólica (discriminación y otras exclusiones basadas en características étnicas o socioeconómicas), el maltrato a personas de la tercera edad, a los animales, etc. – entonces nunca terminamos.

Alcanzar la paz significa entonces luchar contra esos comportamientos. Es decir, la “paz sostenible” implica una revolución que debe abarcar al ser humano en todas sus dimensiones. La opción contraria, es decir no hacer nada porque es iluso pensar que se puede cambiar, no es éticamente factible.

No solo implica aceptar tanta injustica y maltrato, sino que además incurrimos en una contradicción ética: vivimos, y muchos de nosotros defendemos, un mundo en donde el universalismo de nuestra moralidad nos enseña que todos los seres humanos somos iguales. Habría entonces que actuar consecuentemente.

 

¿Por dónde comenzar?

En la abstracción de lo general, es posible argumentar que es vital extender los valores del cosmopolitismo, los cuales se nutren del pensamiento estoico greco-romano, y que encontraron en Kant a un aliado importante. Debemos ser prudentes y adherir a valores propios de la humanidad. Debemos alejarnos de los nacionalismos insensatos. Para ello, debemos comenzar aceptando el precepto publicado en 1762 por Jean-Jacques Rousseau, en su novela “Emilio o de la educación”, según el cual el ser humano es “bueno por naturaleza”.




Argumenta Rousseau que, si no fuéramos oprimidos por la educación tradicional y corrompidos por la sociedad, estaríamos todos orientados a hacer el bien. ¿Idealismo? Tal vez ese sea el caso, pero tal vez no. En su libro “Camino hacia la Libertad”, Rolihlahla, llamado cariñosamente en Sudáfrica Madiba, pero quien es mejor conocido a nivel internacional por el nombre que adoptó para poder asistir a la escuela – Nelson Mandela – señalaba: “Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión.La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, el amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario”. Sudáfrica sigue siendo, a pesar de todo, un modelo de transición pacífica hacia la democracia. ¿Amor y Paz? Tal vez, pero con resultados concretos.

¿Cuál es el punto? Cuando el planeta explote, ya sea por el cambio climático, porque alguna de las armas nucleares detone por abandono o por haber caído en manos de un grupo/red transnacional radical, o porque las desigualdades sociales han llegado a un punto insostenible, poco importará si somos japoneses, marroquíes, o turcos.

Todos estamos en el mismo barco, y aunque vivamos creyendo que solo en el comercio nos liga, la verdad es que somos más interdependientes de lo que pensamos: nuestro futuro, y el de las especies que nos acompañan, depende de las acciones que, como colectividad, tomemos hoy.

Pensar en términos de “paz sostenible” es entonces importante al menos en tres sentidos.

Primero, es un acto político, pues al hacerlo, estamos indicando que, a pesar de los intereses particulares de múltiples actores, se debe ir más allá. Se trata un necesario e impostergable acto de rebeldía, de juventud e ingenuidad, ante el cinismo que nos ahoga.

Segundo, es un acto de humanidad y humildad. Se trata de reconocer que nuestro interés racional y egoísta nos llama a vivir en ambientes que garanticen la seguridad. Desarrollar arquitecturas segregacionistas que esconden lo feo, es decir la pobreza, para mostrar solo lo bonito (esto aplica a nivel local e internacional) no implica seguridad. La paz sostenible incluye también proteger el medio ambiente y las especies animales, pues no hay economía que aguante un planeta desarreglado.




Pero todo esto es abstracto. ¿Por dónde comenzar en lo concreto? Cuatro son los principales retos del LTPS en lo inmediato. Primero, es fundamental conseguir financiamiento estable que permita desarrollar proyectos concretos en aspectos específicos del quehacer humano ligados de forma directa o indirecta a la generación de espacios de paz.

El reto es de talla, pues la cooperación usualmente privilegia la generación de logros el corto plazo, en una lógica de eficiencia en la gestión financiera. De lo que se trata es de circunscribir estas iniciativas “fragmentadas” en una visión holística que permita cumplir con el cortoplacismo sin perder de vista el largo plazo. Segundo, hay que quebrar la lógica de competencia entre las entidades gubernamentales, no-gubernamentales, y la academia. Hay que generar genuinos espacios de convergencia interinstitucional.

El LTPS es una iniciativa independiente, interinstitucional y multidisciplinaria, y por ello requerimos de la cooperación para crecer. Debemos actuar en esta dirección sin caer en líneas partidarias o políticas que a veces, por no decir a menudo, impregnan el quehacer de las entidades públicas y privadas.

Tercero, el elemento transnacional, que implica la adopción de una perspectiva “glocal” (intersección entre lo global y lo local) es central, pues en el mundo contemporáneo, lo global tiene incidencia local, y viceversa. Cuarto, debemos pasar de la teoría a la práctica. Lo afirmaba el año pasado y lo vuelvo a afirmar hoy: uno de los retos de nuestra generación es ejecutar ideas que cambien el mundo en el que vivimos: diagnósticos tenemos de sobra; lo que hace falta es actuar, y hacerlo asertivamente.

 

Epílogo (un poco menos preliminar que el del año pasado)

Ser “cosmopolita” o considerarse “ciudadano del mundo” no significa viajar mucho, ser “internacionalista” o tener diferentes nacionalidades. Ni siquiera implica ser multicultural. El cosmopolitismo es despojarse del nacionalismo que tanto daño ha hecho, dejar de cantar himnos y de envolverse en banderas, y priorizar la adhesión a la humanidad. Primero soy humano; luego puedo ser costarricense, francés, gay, norcoreano, rico, pobre, latino, asiático, bisexual, conservador, mujer, o revoltoso.

Implica también reconocer que los intereses individuales no se pueden alcanzar si no existe una garantía de supervivencia en paz, la cual, como especie, debería ser considerada nuestro más importante interés colectivo. Invito a todos los que se deseen sumar a esta iniciativa, a acercarse a nosotros. Las necesidades son múltiples, los recursos escasos, pero la acción colectiva organizada es necesaria.

Por algún lugar se empieza, y este puede ser un buen inicio. Termino esta segunda parte del manifiesto de paz sostenible igual que el año pasado: hago un llamado para que seamos, más que expertos en construcción de paz, verdaderos constructores de paz. Mayor información sobre el LTPS es accesible en nuestro sitio web, el cual debería entrar en funcionamiento muy pronto, por la página Facebook (@pazsostenible.org), la cual está en actividad desde febrero de 2017. También nos pueden escribir a: info@pazsostenible.org

Fernando A. Chinchilla

Cholula (México), marzo de 2016

______________________________

– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

 

No quieren rosas

Comparte este artículo:

Es que sí da coraje, oigan.

Cada 8 de marzo muchas mujeres y muchos hombres vemos con una mezcla de coraje e impotencia cómo se desvirtúa el Día Internacional de las Mujeres.

Sé que muchas personas lo hacen desde la comodidad de la ignorancia y sin un gramo de malicia, y felicitan a diestra y siniestra a las mujeres: ese día les dan rosas y chocolates y no faltan los padres, tíos o abuelos que comparten mensajes de lo “chulas, hermosas y bellas que son las mujeres”, esos que dicen que son “bellas como las rosas, la cosa más bella que inventó el hombre”, y sobran las mamás, tías y abuelas que comparten mensajes de este día “para celebrar que la mujer es madre y esposa y ese no es trabajo fácil”. Vaya, sabemos que muchas y muchos no lo hacen en mala onda, pero no por eso deja de ser algo que debe de cambiar.




Lo último que muere es la esperanza, y tenemos que seguir hablando de este día, de su importancia, de lo que se conmemora, de lo que nos tiene luchando, de lo que se ha logrado y de lo que falta por lograr. Nunca sabes quién te va a leer, nunca sabes quién te va a escuchar, nunca sabes quién va a aprender algo nuevo… Por eso hay que seguir hablando, con todos los que se pueda, con todos los que se dejen.

Emma Watson tiene senos, y el mundo parece no estar de acuerdo en cómo los usa. Emma ha hecho con su voz lo mejor que se puede hacer cuando se tiene una: prestarla para algo más grande. Y es más común escucharla hablando de los derechos de las mujeres, de educación, del medio ambiente o del derecho a decidir, que hablando de ella. Es feminista y es fantástica. Y ser feminista y fantástica es una forma muy efectiva para hacerse de enemigos.

A los más conservadores no les cae nada bien. Me imagino que les aterra ver a una persona con una influencia abrumadora en niñas y jóvenes (y en un vasto colectivo de hombres que la admiran), hablar acertadamente de los derechos de las mujeres, del aborto, del feminismo… Pero a Emma se le ocurrió hacer una sesión de fotos para una revista enseñando una buena parte de sus senos y hombres y mujeres comenzaron a atacarla, a preguntarse a dónde se fue su feminismo.

Su feminismo sigue exactamente donde siempre ha estado.

Y el 8 de marzo es un buen día para decirle y recordarles a hombres y mujeres, que las mujeres son dueñas absolutas de su cuerpo. Un día como ese es el día perfecto para informarse, educarse y sumarse a la lucha por acabar con las estructuras de poder y las normas sociales que restringen, limitan, reducen o pretenden dictar lo que las mujeres pueden o deben ser o hacer.

Se puede decir que todos crecimos en familias machistas, no vivimos en una generación en la que pueda decirse a la ligera que nuestra familia no lo es o lo fue; eso sería, muy seguramente, una tremenda falsedad. Así que todos tenemos una lucha que librar, cuestionarnos a nosotros mismos y cuestionar a otros, educarnos a nosotros mismos y educar a otros. Con perseverancia y algo de suerte las cosas van a cambiar. Y empezar a cambiarlas en nuestras familias es de lo más efectivo que podríamos hacer.

Ellas se merecen un mundo mejor, todos nos merecemos un mundo mejor. Porque en el mundo de hoy, 1 de 3 mujeres sufrirá un acto de violencia física o sexual durante su vida (ONU, OMS) y en México, el 47% de las mujeres ha sufrido ya algún tipo de violencia (ENDIREH, INEGI 2011).




Queremos pensar que el problema no es tan grande, que no somos un país de África o del Medio Oriente, pero la violencia contra las mujeres desde hace mucho ha encontrado tierra fértil en nuestro estado. Los datos más confiables (del Sistema Nacional de Seguridad Pública) indican que en Chihuahua en el 2012 y 2013 se cometieron más de 1,627 violaciones sexuales; ahora toma un momento y vuelve a hacer números reflexionando que por cada caso denunciado hay uno más que no se denuncia por las consecuencias de estigma y culpabilidad que las autoridades y la sociedad imponen sobre las víctimas. “La violaron por andar con sus falditas“, “es que una tiene que darse a respetar”, expresiones como esas, muy a menudo hechas por mujeres, pegan en el alma.

Durante esos mismos años, en nuestro estado se documentaron 3,892 casos de homicidios a mujeres, y sólo 611 fueron investigados bajo los protocolos de un feminicidio, y apenas el 4% de los casos investigados llegó a una condena -que bien pudo ser absolutoria (OCNF, INMUJERES 2014). Durante los años 2013 y 2014, seis mujeres eran asesinadas en Chihuahua diariamente.

Esa es la violencia que nos las arrebata, la que las desaparece, la que las mata.

Pero hay muchos tipos de violencia y aquella que se construye en la inequidad, no es menos grave.
A nivel mundial, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de estar desempleadas, la tasa de desempleo de los hombres es de 5.5% y de 6.2% para las mujeres (ILO 2016), lo ridículo es que sean más propensas al desempleo cuando a nivel mundial hay más mujeres que hombres que se gradúan de estudios de educación superior.

Y para las que trabajan la cosa está igual de mal (“ya párale Loui, puras malas noticias”), porque la brecha salarial entre hombres y mujeres a nivel mundial continúa en un promedio del 23% (ILO 2016). Es decir que las mujeres ganan el 77% de lo que gana un hombre en el mismo puesto sólo por el hecho de ser mujer. Los estudios indican que, si las tendencias actuales se mantienen, nos tomará 70 años corregir y eliminar esta brecha de salarios… Y eso es inaceptable.




Este año puedes hacer el compromiso de hacer pequeñas grandes acciones para sumarte a esta lucha, no sólo el 8 de marzo, sino para siempre. Sólo son algunas y me las robé del sitio: internationalwomensday.com

– Cuestiona paneles o grupos formados por puros hombres
– Haz notar cuando se está usando lenguaje excluyente
– Desafía los estereotipos
– Alza la voz cuando se excluye a las mujeres
– Monitorea la brecha salarial entre hombres y mujeres
– Educa a los jóvenes sobre relaciones positivas
– Confronta a aquellos que justifican a violadores y culpan a las víctimas
– Dona a grupos luchando contra la violencia sexual
– Siempre denuncia actos de violencia
– Apoya campañas para prevenir la violencia
– Reconoce y corrige cuando hay situaciones de control o coerción

Es agotador. No nos queda más que admirar a aquellas y aquellos que dedican 20,000 horas de su día a esta batalla. Todas esas personas que trabajan por los derechos de las mujeres no sólo el 8 de marzo, sino cada día de su vida. Pero todas y todos podemos hacer pequeñas cosas que hagan de esta lucha una que se puede ganar.

No quieren rosas, ni chocolates. Quieren respeto, libertad, igualdad, derecho a decidir, maternidad saludable, empleo digno, paga equitativa, seguridad… Y como Emma, que entiendas, que entendamos que son dueñas de su cuerpo y pueden enseñar o no los senos, cuando les dé la gana.

______________________________

– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

#8M: ¿Para Qué?

Comparte este artículo:

I.PAN Y ROSAS

A mediados del siglo XIX, se vivía una época donde las mujeres se incorporaban a la producción, cada vez más. Entre roles y estereotipos, se abrieron paso al mundo laboral, dominado por los hombres.

Hace 160 años, el día 8 de marzo de 1857, 40 mil obreras huelguistas marcharon por las calles de la ciudad de Nueva York, hacia el parque Washington Square. Entre insultos y chiflidos, costureras de la compañía Lower East Side marcharon, protestando por las terribles condiciones de trabajo en las que las tenían sus patrones: salarios minúsculos, prestaciones nulas y jornadas de más de 12 horas.

Las costureras de Lower East Side no iban a permitir que las pisotearan sólo por ser mujeres, ya que los hombres la tenían mucho mejor que ellas (los salarios de ellas eran entre un 60% y un 70% menor al de ellos[1]).




Al llegar a Washington Square, llamaron la atención de las costureras que se encontraban en la fábrica Cotton Textile, quienes, al igual que las de Lower East Side, eran abusadas laboralmente. Alrededor de 120 a 150 costureras de esta fábrica (no hay certeza sobre este dato numérico), quisieron declararse también en huelga y unirse a la marcha de sus compañeras. Al percatarse de la incitación en sus obreras, el dueño de Cotton Textile ordenó que cerraran las puertas de la fábrica, imposibilitándolas de asistir a la marcha y obligándolas a seguir produciendo.[2]

A la fecha, no se sabe a ciencia cierta si lo que siguió fue por orden del dueño de Cotton Textile, pero hubo un incendio provocado en la fábrica que acabó con la vida de las costureras. Su delito, querer exigir igualdad. Su consecuencia, la pérdida de la vida de una de las formas más atroces: las quemaron vivas.[3]

Éste fue el primer antecedente del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que después se nombraría también como Día Internacional de la Mujer, nada más, por la Organización de las Naciones Unidas en 1975.

Pero no fue ni la primera ni la última vez en que las mujeres trabajadoras se organizaron para luchar por sus derechos. 51 años después, también en marzo, 15 mil costureras se movilizaron en la misma ciudad bajo la consigna “¡Pan y rosas!”, para exigir mejor paga, una jornada más humana y prestaciones sociales, así como el fin del trabajo infantil y el derecho al sufragio.[4]

La lucha de las mujeres nació de las obreras. Éstos son algunos antecedentes (por supuesto que no los primeros) del movimiento feminista.

II.MUCHAS GRACIAS, PERO…

Hace seis días se conmemoró el Día Internacional de la Mujer. Era de esperarse que el 8 de marzo iba a estar plagado de videos, columnas, artículos y mensajes de Whatsapp machistas, así como de valientes intentos de feministas por contestar a ese incansable intento del patriarcado por conquistar nuestros espacios.

Después del breve recuento histórico, queda claro por qué las feministas decimos que el Día de la Mujer es un día que se conmemora y no se celebra. Pero, ¿por qué pedimos que no nos feliciten?

Se agradece el gesto, pero muchas veces las personas desconocen la raíz de su felicitación. Que se nos festeje el hecho de “ser mujer” tiene varios problemas de fondo.

Primeramente, reproduce la idea de que sólo hay un tipo de mujer, lo cual es excluyente para las demás. Ésto es un problema análogo al que generó el Frente Na(z)ional por la Familia, que “defiende” (¿de quién?) un único tipo de familia, excluyendo a las que no encajan en ese modelo tradicional (y eso que las familias no tradicionales son, en conjunto, mayoría en México; pero ese es otro tema[5]).

Generalmente, cuando pensamos en “mujer” pensamos en el arquetipo de la mujer tradicional[6], con estereotipos y roles de género. Por ello, lo mejor es hablar de “las mujeres”. Así, en plural.

En segundo lugar, la felicitación por ser madres, esposas, hermanas, hijas y novias continúa perpetuando la idea de las mujeres únicamente en función de su relación con hombres y no como seres independientes y autónomos.

Este problema es preocupante, ya que se ha incursionado incluso en el pensamiento de los hombres progres que se autodenominan feministas, pero que no lo son:  “yo soy feminista, porque tengo madre/esposa/hija.”

¿Por qué son incorrectas este tipo de consignas? Porque reproducen la idea de que nosotras sólo merecemos respeto e igualdad de derechos porque funcionamos a un hombre. Ésto no tiene nada de feminista. No deben de luchar por los derechos de las mujeres y respetarnos porque somos sus hermanas o novias, hay que hacerlo porque también somos seres humanos.

Lo que me lleva al tercer punto: hay que luchar, no celebrar. Felicitarnos el 8 de marzo invisibiliza una fecha que conmemora un hecho político, volviéndola algo vacío. Un hombre feminista[7] no invisibiliza nuestro movimiento, sino que, en la medida de lo posible, cede sus espacios a éste, habla con los demás hombres sobre sus privilegios y llama la atención cuando uno de sus amigos dice algún comentario misógino. Un hombre feminista no felicita a las mujeres en “su día”, sino que se une al movimiento por la igualdad de derechos de todas las personas.

 

III. FEMINISMO(S): AYER Y HOY

A todo ésto, cabe preguntarse: ¿qué es el feminismo? En una definición básica y general del concepto, el feminismo es un movimiento heterogéneo que busca alcanzar la igualdad de género. Es heterogéneo porque hay muchos feminismos, muchas formas de analizar la opresión y luchar por la igualdad. Por ello es que, generalmente, hablamos de feminismos, en plural.

Pero todos los feminismos tienen (por lo menos) dos puntos en común: 1. existe un sistema patriarcal que ha vulnerabilizado y oprimido a las mujeres; y 2. tenemos que hacer algo para erradicar esa situación. Cabe citarse: “una de las pocas cosas en las que todos los feminismos coinciden es que se trata siempre de una teoría crítica. Una teoría que trata de pensar desde los márgenes, de buscar alternativas, de transformar una realidad social que nos enoja e indigna.”[8] Es a estos principios comunes a los que nos referimos cuando hablamos de feminismo, en singular.

El 8 de marzo abundó la doble moral de ciertos hombres: felicitaron a las mujeres, pero criticaron el feminismo (sin conocerlo, obvio). Muchas instituciones y medios de comunicación compartieron videos dándole difusión al movimiento feminista y conmemorando el Día de la Mujer.

Los trolls no tardaron en aparecer. Repetían una y otra vez las mismas críticas: “las feministas de hoy son un chiste, no como las verdaderas feministas de antes”, “el feminismo ya no es necesario”, “las mujeres tienen las mismas oportunidades que los hombres, o más”, etcétera.

Quiero desmentir estas tres típicas frases que dicen ciertos hombres para desacreditar el movimiento – y que únicamente prueban su desconocimiento en el tema.

¿A qué se refieren los trolls con “las feministas de antes”? Generalmente, la mayoría se refiere a las feministas de la Primera Ola (en la versión americana de la historia oficialista del feminismo, misma que es la equivalente a la Segunda Ola en la versión europea)[9], es decir, a las sufragistas.




Las personas que dicen este tipo de cosas, piensan que las únicas pugnas válidas de las mujeres son las de los derechos civiles y políticos. Piensan que las mujeres que hoy pugnamos por la erradicación de la cultura de la violación[10] y por un feminismo más incluyente (interseccional[11]), peleamos contra algo que no existe y que ya no es necesario. Ésto resulta irreflexivo, pues que haya igualdad formal (a nivel constitucional) no significa que haya igualdad sustantiva.

Además, como todo movimiento ideológico y social, el feminismo ha evolucionado. Lo que comenzó como feminismo blanco, hoy ya no es aceptable entre las feministas por ser racista y trans-exclusivo. A base de prueba y error, las feministas hemos construido nuestro movimiento – por lo que, obviamente, (casi) nada se parecen el feminismo blanco y el feminismo interseccional, por ejemplo. Ésto no es un problema, sino todo lo contrario.

Ahora bien, la lucha desde y para las mujeres sigue teniendo vigor. Hoy, en México:

  • El 65% del trabajo total de las mujeres, se integra por labores no remuneradas en el hogar;[12]
  • La brecha salarial de género tardará por lo menos otros 156 años en cerrarse;[13]
  • 81 de cada 100 víctimas de violencia sexual son mujeres;[14]
  • Sólo se consigna al 1% de los agresores sexuales (siendo que el 90.5% son hombres);[15]
  • El 93% de las mujeres víctimas de violencia de pareja no recibió ayuda médica o psicológica alguna;[16]
  • 1.4 millones de mujeres sufren acoso sexual en el trabajo (ésto, sin contar la cifra negra de 99.7%);[17]
  • Sólo 11 mujeres han sido Ministras en toda la historia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación;[18]
  • Sólo 7 mujeres han sido Gobernadoras de entidades federativas – y una de ellas fue solamente por interinato;[19]
  • Hemos tenido 0 mujeres como Presidente de la República; y
  • Hay 7.2 feminicidios al día.[20]

Los datos no mienten: la violencia contra las mujeres no es cosa del siglo pasado, como los anti-feministas se empeñan en desinformar. La violencia de género, en sus múltiples facetas, se da aquí y ahora.

Nos queda mucho camino por recorrer para alcanzar la igualdad de género; aunque, incluso si ya la hubiéramos alcanzado, valdría la pena seguir luchando: hay que seguir luchando para no retroceder.

Hace aproximadamente un mes, el Presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, despenalizó la violencia doméstica en su país (siempre que el agresor no reincida en un periodo de un año y no ocasione lesiones mayores a la víctima).

Hace aproximadamente dos meses, Donald Trump, un (presunto) acosador serial, tomó protesta como Presidente de los Estados Unidos de América. Hace dos días, en Guatemala, murieron quemadas 39 niñas – y contando – en un albergue para víctimas de violencia doméstica, cuando protestaban por las agresiones sexuales en dicho lugar.  Estos acontecimientos son prueba de que cuando creemos que hemos conquistado una causa, es cuando más debemos de combatir para mantenerla. Por ello, nunca será absurdo hablar de feminismo.




Es por todo lo anterior que, en fechas como el 8 de marzo, las mujeres intentamos visibilizar las violencias diarias de la que somos víctimas.

El Día Internacional de la Mujer existe para conmemorar las luchas feministas – como la de las costureras de la fábrica Cotton Textile –, no para celebrar. El 8 de marzo es un día para recordar que aún no hemos alcanzado la igualdad y para inspirarnos a seguir peleando por ella.

 

 

[1] González, Elena. Historia del 8 de marzo: Día Internacional de la Mujer. Disponible en línea: <http://tinyurl.com/blog-egonzalez-8m>.

[2] Ulloa Ziáurriz, Teresa. 8 de marzo: Un Día de Lucha por los Derechos de las Mujeres. Disponible en línea: <http://tinyurl.com/8m-cimac>.

[3] Centro de Documentación del Inmujeres. Antecedentes del 8 de marzo de 1857. Disponible en línea: <http://tinyurl.com/cedoc-inmujeres-08031857>.

[4] Ulloa Ziáurriz, Teresa. Op. cit.

[5] Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. Boletín de prensa 038/2016: Pronunciamiento del Conapred sobre el matrimonio igualitario. Disponible en línea: <http://tinyurl.com/conapred-0382016>.

[6] Guil Bozal, Ana. El papel de los arquetipos en los actuales estereotipos sobre la mujer. Disponible en línea: <http://tinyurl.com/arquet-mujeres>.

[7] Soy una feminista que piensa que los hombres sí pueden ser feministas, pero reconozco que hay algunos feminismos que consideran que no pueden serlo, sino que únicamente pueden ser aliados. Esta última también es una postura válida. Para mí, un hombre feminista es un hombre que reflexiona sobre sus privilegios y busca renunciar a ellos, dándoles su espacio a las mujeres, reconociendo su movimiento y abogando por sus derechos. Sobre este tema, recomiendo leer este artículo: Utt, Jamie; McCrayer, Jenika. Can Men Be Feminists? And 9 Other FAQs We Often Get from Men. Disponible en línea: <http://tinyurl.com/feminist-men>. Si les interesa un contenido más detallado, recomiendo leer Men and Feminism: Seal Studies, libro de Shira Tarrant.

[8] Flores Garrido, Natalia. Feminismos, en plural. Disponible en línea: <http://distintaslatitudes.net/feminismos-en-plural>.

[9] Para conocer más de la historia oficialista (europea) del feminismo, recomiendo leer el libro Feminismo para principiantes, de Nuria Varela.

[10] Aquí desarrollo un poco más este tema: <http://tinyurl.com/blog-msv-cdv>.

[11] Recomiendo leer este artículo: Uwujaren, Jarune; Utt, Jamie. Why Our Feminism Must Be Intersectional (And 3 Ways to Practice It). Disponible en línea: <http://tinyurl.com/intersecc-fem>.

[12] Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. Estadísticas a propósito del Día Internacional de la Mujer, 2016. Disponible en línea: <http://tinyurl.com/est-8m-2016inegi>.

[13] Foro Económico Mundial. Informe Global de la Brecha Salarial de Género, 2016. Disponible en línea: <http://tinyurl.com/genderpaygap-wef>.

[14] Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas. Primer Diagnóstico sobre la Atención de la Violencia Sexual en México, 2015. Disponible en línea: <http://tinyurl.com/ceav2015-violenciasexual>.

[15] Ibídem.

[16] López Barajas, María de la Paz. Violencia contra las mujeres en México: tendencias actuales. Disponible en línea: <http://tinyurl.com/VCM-mex-tendencias>.

[17] Ramírez, Gabriela. Reportaje especial: Víctimas de hostigamiento sexual a la deriva. Disponible en línea: <http://tinyurl.com/acosolaboral-997>.

[18] Martínez Rivas, Julio. La historia de las mujeres en la Suprema Corte. Disponible en línea: <http://tinyurl.com/mujeres-scjn>.

[19] Milenio Digital. Las gobernadoras que ha tenido México. Disponible en línea: <http://tinyurl.com/gobernadoras-milenio>.

[20] ONU Mujeres. La violencia feminicida en méxico, aproximaciones y tendencias 1985-2014. Disponible en línea: <http://tinyurl.com/onumujeres-2014>.

______________________________

– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

 

 

La libre expresión en Internet también es un derecho humano

Comparte este artículo:

Tras los desafortunados incidentes registrados en la Macroplaza el día 5 de enero por un reducido número de encapuchados – que entre otras cosas, desacreditaron la protesta social de más de 30.000 ciudadanos de Nuevo León – el Gobernador Jaime Rodríguez señaló en declaraciones oficiales que iba a vigilar y a dar con quienes en redes sociales inciten a la violencia y el daño al patrimonio público del estado.




En ese sentido, Redesquintopoder es categórico al repudiar este tipo de actos vandálicos que nada tienen que ver con la movilización social y la manifestación de la ciudadanía de forma pacífica.

Asimismo, Redesquintopoder valora el papel que tuvieron las Redes Sociales para documentar y difundir la protesta, ya que miles de ciudadanos transmitieron en vivo las marchas que reunieron a un número importante de nuevoleoneses ante el gasolinazo y otras medidas del Gobierno Estatal y Federal.

Por lo demás, Redesquintopoder considera pertinente señalar que las declaraciones del Gobernador merecen ser analizadas objetivamente. Así las cosas, reconocemos que existen personas que aprovechan el anonimato y la viralidad de las redes sociales para hacer “apología a la protesta violenta”. Sin embargo, estas personas no son más que una parte mínima de la población de Nuevo León. Por contraste, la mayoría de la ciudadanía no celebra ni aplaude este tipo de invitaciones a la violencia ni mucho menos participa de ella.




No obstante, el Gobernador del Estado pretende establecer un Estado de Vigilancia sobre el uso de las Redes Sociales, como si toda la ciudadanía aprobara este tipo de prácticas reprochables.

Esto tiene una serie de efectos negativos que contravienen el derecho humano a la libertad de expresión en Internet establecido por la ONU, así como los Art. 6 y 7 de la Constitución Política de los Estados Mexicanos y los Art. 6 y 7 De la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Nuevo León.

Bajo la justificación de implementar un Estado de Vigilancia, como lo desea el Gobernador Jaime Rodríguez, se puede coartar la libertad de expresión y manifestación de ideas de toda la ciudadanía. ¿Quiénes conformaran ese cuerpo de vigilancia? ¿Cuáles serán los límites de este cuerpo de vigilancia? ¿Cómo se determinará qué usuarios hacen apología a la protesta violenta y alteración del orden público?

Estos y otros interrogantes se desprenden de las declaraciones del Gobernador durante la rueda prensa realizada en Palacio de gobierno este viernes 6 de enero de 2017.

______________________________
– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

¡Cuidado, México! La guerra puede empeorar

Comparte este artículo:




Ha pasado ya una década desde que empezó la guerra contra las drogas en México, y vaya que hemos sufrido las consecuencias. Oficialmente, se estima que entre 2007 y 2014 fueron asesinadas más de 164,000 personas y, para que se den una mejor idea de la magnitud de esta cifra, lo pongo en el siguiente contexto: en Afganistán e Irak fueron asesinadas 103,000 personas en total durante ese mismo periodo [1].

Aunque a paso de tortuga, todo indica que el mundo occidental está abriéndose al debate de estrategias alternas. La guerra contra las drogas no se puede ganar, y esto ha sido evidenciado en el estable incremento de consumo de narcóticos. Un número cada vez mayor de académicos y políticos busca que se le atienda como un tema de salud pública, y no de defensa nacional [2].

Enrique Peña Nieto se abrió al debate [3], pero el gobierno mexicano ha mantenido una postura bastante conservadora, lejos del ejemplo del ex-presidente uruguayo, José Mujica [4]. Pero a esta administración le quedan dos años, y por eso es importante conocer las posturas de quienes pretenden sustituirla. Si no tenemos cuidado, la guerra pudiera ponerse peor.

¿Cómo es que nuestra situación actual puede empeorar? Es cuestión de mirar hacia Filipinas. Filipinas ya tiene tiempo con problemas de drogas; de acuerdo con la ONU, en 2012 este país era el mayor consumidor de metanfetaminas en Asia del este [5]. La guerra contra las drogas en este país apenas va por su tercer mes, y se estima que la cifra de muertos fue de casi 1,800 personas en sus primeras siete semanas [6].




El presidente, recientemente electo, Rodrigo Duterte, es conocido a nivel internacional por sus comentarios desatinados, como: “estaba enojado porque la violaron (…) Pero era tan bonita, que [Duterte] debió haberlo hecho primero. Qué desperdicio.” [7] O, la semana pasada, cuando llamó al presidente Barack Obama “hijo de perra,” provocando la cancelación de su reunión en Laos [8].

Además de ofrecernos titulares escandalosos, este hombre también sirve como una advertencia para México. Las tácticas de guerra de Duterte deben ser evitadas por nuestro país a toda costa. En Filipinas se le ha dado libertad a autoridades y civiles de matar bajo el cobijo del ejecutivo a quienes se sospeche de comercializar o consumir drogas.

A Duterte no le interesan los derechos humanos y ha sido vocal al respecto, ignorando las protestas de la comunidad internacional [9].

Dejemos de lado la cuestionabilidad de la misma guerra contra las drogas, además de las violaciones a los derechos humanos que la estrategia particular de Duterte implica, la falta de un debido proceso judicial pone en duda la criminalidad de los asesinados. Cómo confiar en policías y justicieros que no se basan en evidencias sólidas al fijar un objetivo. Cómo respaldar una estrategia que puede llegar a camuflajear de heroísmo alguna vendetta personal. Es una estrategia explosiva, y no cabe duda que los estragos de la misma se dejarán ver en los próximos meses.

A pesar de esto, Duterte cuenta con la aprobación de la mayoría de los filipinos; del 91% para ser exactos [10]. El pueblo mexicano debe rechazar a candidatos con propuestas parecidas a las de Duterte. La guerra debe terminar ya, y una táctica así la prolongaría indefinidamente.

Analicemos con cuidado a los presidenciables, desde hoy, vigilemos las posturas que tienen ante la guerra contra las drogas. Apoyemos a un candidato que abogue por el diálogo y el debate, y que base sus decisiones en investigaciones científicas; un candidato que pretenda limpiar y reforzar el sistema judicial, en lugar de hacerlo a un lado; un candidato que sea incluyente y que busque parar esta guerra que vamos perdiendo desde hace 10 años.




[1] Jason M. Breslow. “The Staggering Death Toll of Mexico’s Drug War.” PBS. 27 julio 2015. http://www.pbs.org/wgbh/frontline/article/the-staggering-death-toll-of-mexicos-drug-war/.

[2] Eduardo Porter. “Numbers Tell of Failure in Drug War.” The New York Times. 2 julio 2012. http://www.nytimes.com/2012/07/04/business/in-rethinking-the-war-on-drugs-start-with-the-numbers.html?_r=0.

[3] Presidencia de la República. “Conclusiones del Debate Nacional sobre el Uso de la Marihuana.” 21 abril 2016. https://www.gob.mx/presidencia/articulos/conclusiones-del-debate-nacional-sobre-el-uso-de-la-marihuana-29292.

[4] Gerardo Lissardy. “José Mujica sobre la legalización de la marihuana: ‘Los retrógrados se van a asustar’.” BBC Mundo. 7 mayo 2014. http://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/05/140506_uruguay_entrevista_jose_mujica_jgc.

[5] Manuel Mogato y John Chalmers. “As Duterte takes over in Philippines, police killings stir fear.” Reuters. 29 junio 2016. http://www.reuters.com/article/us-philippines-duterte-killings-idUSKCN0ZE300?feedType=RSS&feedName=worldNews&utm_source=Twitter&utm_medium=
Social&utm_campaign=
Feed%3A+Reuters%2FworldNews+%28Reuters+World+News%29
.

[6] Rishi Iyengar. “Almost 1,800 People Have Died in Seven Weeks in the Philippines’ War on Drugs.” Time. 23 agosto 2016. http://time.com/4462382/philippines-duterte-1800-killed-drug-war/.

[7] Travis M. Andrews. “Leading Philippine presidential contender: Gang rape victim ‘so beautiful’ he wishes he had ‘been first’.” The Washington Post. 18 abril 2016. https://www.washingtonpost.com/news/morning-mix/wp/2016/04/18/leading-philippines-presidential-contender-gang-rape-victim-so-beautiful-he-wishes-he-had-been-first/?tid=a_inl.

[8] Sheena McKenzie y Kevin Liptak. “After cursing Obama, Duterte expresses regret.” CNN Politics. 6 septiembre 2016. http://edition.cnn.com/2016/09/05/politics/philippines-president-rodrigo-duterte-barack-obama/

[9] Simon Lewis. “U.N. Experts Condemn Duterte’s ‘Incitement to Violence’ in the Philippines.” Time. 7 junio 2016. http://time.com/4359466/un-duterte-philippines-incitement-violence/.

[10] Miguel Syjuco, “This Is Why Philippine President Rodrigo Duterte Will Get Away With Murder.” Time. 16 agosto 2016. http://time.com/4453587/philippines-rodrigo-duterte-dictator-impunity-marcos/.

______________________________
– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

PAZ EN COLOMBIA: ¿COLOMBIA EN PAZ? DEL DICHO AL HECHO, HAY MUCHO TRECHO

Comparte este artículo:

Y se hizo la paz… El 24 de agosto, representantes del Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de ColombiaEjército del Pueblo (FARC-EP) anunciaron la consecución, después de cuatro años de negociaciones, de un pacto final de paz. Son 52 años de conflicto, que probablemente generaron más de los 220,000 muertos, 45,000 desaparecidos, y 5 millones de desplazados contabilizados, los que hoy podrían estar terminando.

En esta tercera (y última) entrega de esta serie del Talón de Aquiles dedicado al proceso de paz en Colombia, detallo la descripción sobre lo acordado ya iniciada en el artículo anterior e identifico algunos de los retos más apremiantes en el corto plazo para avanzar en el camino del establecimiento de una paz sostenible.

El Acuerdo General de Paz, cuyo nombre oficial es “Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera” es el resultado de seis acuerdos parciales alcanzados a lo largo de los últimos cuatro años: el de “Reforma Rural Integral” (26/05/2013), el de “Participación Política: Apertura Democrática para Construir la Paz” (6/11/2013), el de “Solución al Problema de las Drogas Ilícitas” (4/05/2014), el de “Víctimas” (15/12/2015), el de “Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo y Dejación de las Armas” (23/06/2016), y el de “Mecanismos de implementación y Verificación” (24/08/2016).

En el acuerdo definitivo no aparecen los pactos parciales necesariamente en el orden cronológico en el que fueron firmados, lo cual se explica por el imperativo de dotar de coherencia al texto final. Conviene también recordar que la negociación fue compleja.

El acuerdo de cese del fuego, por ejemplo, contiene dos sub-acuerdos: el de “Reincorporación de las FARC-EP a la Vida Civil – en lo Económico, lo Social, y lo Político – de Acuerdo con sus Intereses”, y uno con un nombre un tanto largo: el de “Garantías de seguridad y lucha contra las Organizaciones Criminales responsables de homicidios y masacres o que atentan contra Defensores de Derechos Humanos, Movimientos Sociales, o Movimientos Políticos, incluyendo las Organizaciones Criminales que hayan sido denominadas como sucesoras del Paramilitarismo y sus redes de apoyo, y la persecución de las conductas criminales que amenacen la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz”. Los acuerdos son complementados por una serie de anexos. Declaran los negociadores que en su conjunto, este marco es un “todo indisoluble”.

¿Qué se firmó?

El acuerdo de desarrollo agrario se enfoca en corregir lo que las FARC-EP interpretan como las “causas históricas del conflicto”, ligadas a la necesidad de una reforma agraria. Por ello, crea una “Jurisdicción Agraria” para proteger derechos de propiedad, entregar predios a los “sin tierras”, formalizar las fincas de pequeños y medianos propietarios, e implementar programas de reconversión productiva (desarrollo con enfoque territorial).

Los planes tienden a borrar las brechas entre el mundo urbano y el rural, pues son guiados por lineamientos del uso del suelo y financiados por esquemas de crédito y estímulo a la productividad (entre ellos la economía social solidaria). El acuerdo también busca garantizar la seguridad alimentaria y nutricional.

El pacto de participación política abre el sistema a la participación de nuevas fuerzas. Resalta la aceptación, por parte de las FARC-EP, de la democracia como un sistema legítimo. También llama la atención el énfasis para promover la inclusión de las mujeres en la política activa y la idea de establecer sistemas de “alerta temprana” y “planes de evacuación” para salvaguardar la vida de la reinsertados.

Estas dos últimas medidas son comprensibles si se recuerda la masacre a las que fueron expuestos los líderes de la Unión Patriótica durante los años 1980. Además, crea el pacto “Circunscripciones Especiales de Paz” para que las regiones más golpeadas por el conflicto puedan elegir legisladores bajo un régimen especial.

Falta determinar cómo entienden las FARC-EP la “democracia”, si bien la referencia a la participación ciudadana comunitaria y regional, y a las veedurías ciudadanas, entre otros, sugiere una concepción más cercana a la democracia “participativa”.

El acuerdo sobre la cuestión de las drogas parte de la premisa que las causas del conflicto no tienen que ver con el narcotráfico. Dicha concepción se contrapone a la que se ha venido manejando por las autoridades gubernamentales al menos durante los últimos quince años. Además, el acuerdo propone un plan de sustitución y erradicación de cultivos ilícitos ideado por autoridades nacionales, regionales y locales, para que las comunidades inmersas en esta economía ilegal puedan reconvertirse.

Paralelamente, se plantea abordar el consumo de drogas como un asunto de salud pública (lo cual implica crear un sistema nacional de atención para favorecer la rehabilitación y reinserción social de los consumidores). Se propone también focalizar las políticas de lucha contra el crimen organizado en las altas esferas y en el lavado de activos. En una referencia implícita al Plan Colombia, señala el acuerdo que esta política debe estar guiada por los principios de soberanía nacional y de no intervención extranjera en los asuntos del Estado colombiano.

El acuerdo sobre víctimas crea una Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia, y la no Repetición. Se crea también una Unidad para la búsqueda de personas desaparecidas, se fortalece el programa de reparación integral para víctimas de la violencia y se establece una Jurisdicción Especial para la Paz. Dicho organismo es autónomo y, con la idea de contribuir a la verdad y la reparación, se concentra en indagar delitos de lesa humanidad, genocidio, y crímenes de guerra (toma de rehenes, tortura, desplazamiento forzado, ejecuciones extrajudiciales, y violencia sexual, entre otros).

En fin, las garantías de no repetición se relacionan con cambiar las condiciones sociales, económicas, y políticas que causaron el conflicto y que lo han alimentado durante décadas. Mención especial merece aquí la lucha contra la impunidad, tan presente en Colombia como en otros países de la región, y a la cual me referiré, con mayor detalle, en otra ocasión.

El acuerdo sobre el fin del conflicto establece una hoja de ruta para que el proceso de desarme y desmovilización, bajo la responsabilidad de la ONU y de representantes del Gobierno y de las FARC-EP, haya finalizado a más tardar 180 días después de la firma del acuerdo final.

Se autoriza el despliegue de observadores desarmados de países miembro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Se ordena a al Ejército reorganizarse para dejar pasar a las columnas de las FARC-EP hacia una de las 23 zonas de concentración designadas para la “transición y la normalización”.

Se trata de zonas desmilitarizadas en donde las ordenes de captura quedan sin efecto, y en donde se prohíben, salvo algunas excepciones, militares o guerrilleros armados. Y, por supuesto, se establece un mecanismo de solución de controversias. El pacto contiene también compromisos para facilitar la conversión de las FARC-EP en partido político (disposiciones legales, de financiamiento, acceso a medios, seguridad, representación, creación de un centro de pensamiento, etc.), clarifica el camino que deben seguir los niños soldados que salgan de las zonas de concentración, y otros.

En fin, se crean medidas de seguridad contra posibles sabotajes por parte de grupos ligados a los antiguos paramilitares, previsión comprensible si se recuerdan los sabotajes por parte de estos grupos a los que estuvo expuesto el proceso de paz impulsado por el Presidente Andrés Pastrana (1998-2002).

En fin, el acuerdo de implementación y verificación establece la “Comisión de Implementación, Seguimiento, y Verificación del Acuerdo Final de Paz y de Resolución de Diferencias”, la cual quedó instalada al día siguiente de la firma final de paz. Este acuerdo focaliza en los elementos logísticos del acuerdo de paz.

Lo difícil comienza ahora

Es momento de celebrar con optimismo. El acuerdo es inédito en múltiples aspectos. Hablar de “reforma agraria” en Colombia es, en sí, revolucionario, y constituye un cambio retórico profundo en las élites políticas del país. Proponer tratar el tema del consumo de drogas como un asunto de salud pública está en línea con las tendencias de buscar nuevos enfoques para tratar el tema sin “criminalizarlo” y alejándose de las restrictivas consideraciones de “seguridad”.

Indicar explícitamente que se requieren garantías de no-repetición equivale a reconocer implícitamente que de poco sirve pactar, desarmar, desmovilizar, y reinsertar si poco tiempo después hay rearme, movilización, y reactivación de grupos armados no-estatales. Y hablar de equidad de género, incluir una reflexión sobre el multiculturalismo en Colombia, y mencionar explícitamente los derechos de la comunidad LGBTI, constituyen, en mi opinión, innovaciones sustanciales en materia de diseño de acuerdos de paz.

La celebración, sin embargo, debe ser sobria, y el optimismo mesurado, pues lo difícil comienza ahora. El camino a la paz está plagado de violencia. El proceso, por supuesto, es vulnerable. Primero, existe una fuerte y dinámica oposición al mismo, la cual indica que la justicia transicional – el “Tribunal del Terrorismo” como lo llaman – dejaría crímenes sin castigar. Los acuerdos señalan que quienes admitan haber cometido delitos como secuestro y ejecuciones recibirían penas reducidas.

Crímenes menos graves, como el tráfico de drogas, podrían también ser amnistiados (si bien el pacto identifica casos en donde no aplica la amnistía). Se trata aquí del clásico vaivén de los procesos de paz, muy delicado por cierto, entre justicia y perdón. Todos no pueden ser encarcelados, pero tampoco se debe permitir que crímenes graves queden impunes.

La oposición también señala que la reinserción premia la militancia armada. Concretamente, el expresidente Álvaro Uribe indica que el proceso desacredita a la democracia y legitima a insurgentes que no tienen razón de ser, pues no lucharon contra un régimen autoritario como los existentes en la América Latina de antaño. La campaña del plebiscito se anuncia entonces intensa, entre un Gobierno creíble a nivel internacional pero impopular a nivel interno, y una oposición poco creíble a nivel internacional pero popular en el país.

En cuanto a las FARC-EP, uno de sus principales retos es salvaguardar su cohesión. En marcos de pacificación, no es extraño observar fraccionamientos internos entre aquellos que respetan lo negociado y los que no. Así ha sucedido en África, en Centroamérica, así sucedió en Colombia en el pasado, y puede volver a suceder.

El punto es garantizar que la mayoría adhiera al proceso, que la disidencia sea insignificante. Pero ello no es necesariamente fácil. Una guerrilla constituida hoy por los nietos de sus fundadores, por personas que nacieron, crecieron, y se educaron en la selva, en un ambiente militar, y cuyas redes sociales están intrínsecamente ligadas a la insurgencia, no se irán simplemente a un pueblo para fundar un restaurante o una zapatería.

O, más exactamente, tal vez es eso lo que el proceso de paz pide a muchos de estos exguerrilleros. La “reinserción” social nunca es fácil; aun menos lo es cuando más bien se trata, en muchos de los casos, de una “inserción”. Además, el peligro de ser asesinado en el proceso es real. Y, por supuesto, existe el reto de aprender a ser un “político”: no es lo mismo ser un guerrillero que lucha por un proyecto de sociedad revolucionario, que ser un político “insertado” en el sistema, y que busca reformas paulatinas. El Frente Primero de las FARC-EP (Provincia de Guaviare) ya indicó que una de sus facciones no se adhiere al proceso.

Procesos de Paz de Colombia (tercera parte)

Este proceso demuestra que en Colombia solo tienen éxito las iniciativas de paz en las cuales los insurgentes ya habían decidido dejar las armas antes de sentarse a negociar. En decir, la voluntad de desarmarse en este país no es un resultado de procesos de paz (como sí lo es en otros casos), sino un requisito para iniciarlos. Ahora, este proceso tiene especificidades que merecen ser mencionadas. El acuerdo tiene una programación clara, un rol bien establecido para la verificación internacional, y protocolos concretos que indican cómo implementarlo.

En ese sentido, se trata de una propuesta seria. Además, parece generar apoyo de las instituciones nacionales. El 19 de julio, la Sala Constitucional aprobó el plebiscito para la paz y se fijó su fecha de realización para el 2 de octubre. Indicaron los magistrados que el resultado es vinculante para el Presidente (no así para los otros poderes públicos).

A nivel financiero – uno de los retos de la reconstrucción en todo post-conflicto es el financiamiento – el Gobierno de Colombia suscribió un crédito externo con el Banco de Desarrollo Alemán de hasta USD 100 millones para financiar temas de paz durante diez años. La Unión Europea está también considerando la posibilidad de crear un fondo fiduciario para ayudar con las tareas de establecer una paz sostenible.

Como lo indiqué en mis anteriores entregas sobre este tema, no se entra a una etapa de “post-conflicto” hasta que no haya un acuerdo de paz definitivo con todos los actores armados, lo cual incluye en este caso al Ejército de Liberación Nacional (ELN), una guerrilla que hoy en día sigue activa.

En marzo, el Gobierno y los elenistas anunciaron el inicio de una negociación paralela al de las FARC-EP. Parece entonces haber conciencia sobre la importancia de evitar un escenario de “paz fragmentada”. En la actualidad, sin embargo, el proceso está en un punto muerto. De hecho, se sabe que algunos de los guerrilleros de las FARC-EP, que no aceptan la desmovilización, han decidido “pasarse” al ELN. En suma, si bien es cierto que del dicho al hecho hay mucho trecho, vale la pena aceptar el reto de convertir lo dicho en hecho, aunque haya que caminar con cuidado para no terminar maltrecho. Por una Colombia en Paz, si pudiera yo votaría “Sí”.

Fernando A. Chinchilla
Ciudad de México (Septiembre de 2016)

______________________________
– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

México: el país donde nada pasa

Comparte este artículo:

El 21 de diciembre de 2010 la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 65/209 declaró el 30 de agosto como el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.

Para la Asamblea General en su resolución 47/133, son víctimas de desaparición forzada, las personas que sean arrestadas, detenidas o trasladadas contra su voluntad, o que estas resulten privadas de su libertad de alguna otra manera por agentes estatales, por grupos organizados o por particulares que actúan en nombre del Gobierno, ya sea con su apoyo directo o indirecto, autorización o asentimiento, y que después se niegan a revelar la suerte o el paradero de estas personas o niegan reconocer que están privadas de la libertad.

Las desapariciones forzadas comenzaron siendo una práctica común de las dictaduras militares con el propósito de infundir terror en la sociedad y como método de represión política. En la actualidad se considera un problema mundial, es decir no solamente le afecta a una región o país; es una enfermedad que la padecen o padecieron países, entre los que se encuentran Siria, Egipto, España, Guatemala, Colombia, Chile, Argentina, Camerún, Ruanda y muchos más.

En nuestro país ha sido una realidad constante, una práctica por parte de las autoridades que se fue haciendo más frecuente, hasta el punto de convertirse en costumbre. Si eres sospechoso de estar involucrado en actividades políticas, sociales, o delictivas, método de solución es la desaparición.

La CIDH señaló en su último informe, que México atraviesa una preocupante crisis de derechos humanos, existe una brecha abismal entre el marco jurídico y su situación social. Mencionó que en los años de la guerra sucia, las autoridades gubernamentales, utilizaban la desaparición forzada para reprimir a los activistas políticos y en la actualidad se extendió a cualquier persona.

De acuerdo al Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas para el año del 2015 se reportaban 26.789 no localizadas. La Secretaría de Gobernación determinó que el número eran de 16, 000 y la CNDH estableció que hasta el momento no existe certeza ni cifras claras, o estadísticas claras de personas desaparecidas.

El Estado mexicano solo ha demostrado su incapacidad para realizar investigaciones concretas, sancionar, y garantizar justicia a las víctimas y sus familiares. En vez de realizar y activar mecanismos efectivos para realizar búsquedas serias, imparciales y expeditas a las víctimas, el gobierno se ha enfocado en intentar “desmentir” a todos los organismos protectores de derechos humanos, internacionales como nacionales.

Cuando el relator para la tortura de la ONU Juan Méndez, manifestó que en México la tortura es una práctica generalizada, la SRE solo se limitó a contestar: “eso es incongruente, esto no corresponde con la realidad”.

En la última recomendación que emitió la CNDH respecto a las graves violaciones a derechos humanos ocurridas el 22 de mayo de 2015 en Tanhuato, Michoacán respecto a las 22 ejecuciones extrajudiciales, casos de tortura y manipulación de evidencia, el comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, señaló de “radical” el informe, estableció que los policías se encontraban actuando en legítima defensa. Respuestas como estas ocurren cada vez que alguien cuestiona a la autoridad, vivimos en un país donde cuestionar y pedir justicia se traduce en exageraciones por parte de la sociedad.

Para el gobierno mexicano, aquí nada pasa. ¿Desapariciones? No, ¿tortura? No es generalizada, ¿muertes extrajudiciales? No existe el tipo penal. Desconocer y justificarse ha sido el único método de solución para la autoridad. ¿Hasta cuándo tanta impunidad?

______________________________
– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Talón de Aquiles: Paz en Colombia: ¿Colombia en Paz? De la Guerra Verdadera Hacia Una Paz Fragmentada

Comparte este artículo:




Los tambores de guerra han callado. En la calle, líderes sociales afirman que la paz es inminente. Y sin embargo, queda todavía tela por cortar: el rol de las Fuerzas Militares en el post-conflicto no fue discutido durante este proceso de paz, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) sigue activo, y no queda claro si el Estado colombiano entrará a generar legitimidad a aquellas zonas hasta hoy controladas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia–Ejército del Pueblo (FARC-EP). En esta segunda entrega del “Talón de Aquiles” dedicado al proceso de paz en Colombia, exploro el concepto de “paz fragmentada”, y completo el sobrevuelo de los procesos de paz en ese país.

Una paz fragmentada: procesos de paz en Colombia (segunda parte)

El régimen político colombiano entró en un nuevo periodo en 1991 con la aprobación de la nueva constitución que sustituye la de 1886. El nuevo orden formalizó la eliminación de los rezagos institucionales del Frente Nacional y permitió la incorporación al sistema político del M-19, del Ejército Popular de Liberación (EPL), del Movimiento Armado Quintín Lamé (MAQL) y de la Corriente Renovación Socialista (CRS).




El proceso es considerado como “exitoso”, a pesar de que el nuevo marco democrático y pluralista colombiano no impidió la continuación del conflicto armado. El ELN siguió activo y las FARC-EP experimentaron un crecimiento como nunca antes visto.

Además, aunque la historia oficial indica que el EPL se desmovilizó en 1991, 20% de sus efectivos se negó a hacerlo.

En 2013 todavía existían remanentes activos (cerca de 200 combatientes) en Catatumbo (Norte de Santander). Y también se expandieron los paramilitares quienes, de la mano de su líder, Carlos Castaño, fundaron en 1997 las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Algunos acercamientos, en Caracas (Venezuela) y Tlaxcala (México), tuvieron lugar en 1992 y 1993. Sin embargo, son dos los procesos de paz que se desarrollaron en los quince años posteriores a 1991. El primero, con las FARC-EP, fue liderado por el Presidente Pastrana (1998-2002) y fue acompañado por gobiernos de diversos países, organizaciones internacionales, y miembros de la sociedad civil.

El mismo, que fue considerado durante años como la última oportunidad de las FARC-EP para salir de la guerra, terminó en un rotundo fracaso. En febrero de 2002, luego de casi cuatro años de diálogos caracterizados por sabotajes (por parte de las FARC-EP, el ELN, y paramilitares), de desconfianzas del Ejército (ante la desmilitarización de una zona para adelantar las conversaciones), de presiones de Washington (que ya pensaba en un “Plan Colombia”), el Presidente dio por concluido el proceso.

La gota que derramó el vaso fue el secuestro por parte de las FARC del senador Jorge Géchem. Queda deslegitimado así el diálogo, como de hecho lo demuestra la popularidad alcanzada por la mano dura defendida por Álvaro Uribe en la campaña electoral de 2002. El segundo proceso de paz, desarrollado durante el primer periodo presidencial de Uribe (2002-2006), permitió la desmovilización de cerca de 30,000 efectivos de las AUC. El proceso generó severas dudas, pero fue acompañado por la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Durante este tiempo, se vivió en Colombia, en el mejor de los casos, una “paz fragmentada”, es decir un contexto en donde se logró desarmar, desmovilizar, y reinsertar (DDR) varios de los actores armados mientras que otros se reforzaron y continuaron con el conflicto armado. A decir verdad, la tal “paz fragmentada” es en realidad un eufemismo, pues no hay paz cuando actores armados siguen usando la violencia para avanzar sus objetivos políticos.

Un proceso serio

Se sabe que el gobierno de Álvaro Uribe, por medio del Comisionado de Paz, Frank Pearl, buscó negociar clandestinamente con las FARC en condiciones similares a las actuales (sin cese al fuego y creando zonas de distensión). Sin embargo, es en 2011 que el Presidente Juan Manuel Santos (2010-2018) anuncia a las FARC-EP su intención de retomar los acercamientos, lo cual desemboca en dos reuniones exploratorias, secretas, que tienen lugar en Cuba.

El Gobierno y las FARC-EP elaboraron una agenda para establecer los parámetros que regirían encuentros posteriores. El Gobierno nombró entonces a Frank Pearl, Sergio Jaramillo, Humberto de la Calle, y a Enrique Santos en su delegación; más adelante, se sumó Luis Carlos Villegas, Jorge Enrique Mora y Óscar Naranjo.

Las FARC designaron a Iván Márquez, Mauricio Jaramillo, Marcos Calarcá, Rodrigo Granda, y Andrés París. Luego, se designó a Cuba y a Noruega como países garantes y se solicitó a Venezuela y Chile fungir como facilitadores. Entre febrero y agosto de 2012 se organizaron diez sesiones preparatorias y en septiembre, el Presidente Santos dio a conocer a la luz pública estos intercambios.

La agenda de negociación se articuló alrededor de cinco puntos: política de desarrollo agrario integral; participación política; fin del conflicto; solución al problema de las drogas ilícitas; y determinar quienes son víctimas del conflicto armado. El primer acuerdo parcial, el de la política de tierras y desarrollo agrario, se logró seis meses después de iniciado el proceso, el 26 de mayo de 2013.

Se discutieron problemas como el acceso y uso de la tierra, la formalización de títulos de propiedad, la protección de reservas, el diseño de programas de desarrollo (infraestructura, salud, educación, vivienda, erradicación de la pobreza) con un enfoque territorial.

El segundo acuerdo, que versa sobre la participación política de las FARC-EP en el post-conflicto, llegó luego de 16 rondas de negociaciones, el 6 de noviembre de 2013. Se trata, entre otros, de garantías de protección para los exguerrilleros que deseen vincularse a la política.

El 16 de mayo de 2014 se alcanzó un acuerdo en el tema del narcotráfico y cultivos ilícitos. Entre los puntos debatidos se encuentran el desminado, la entrega de rutas, estrategias para bajar el consumo de drogas, la implementación del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso ilícito, y la suspensión de las fumigaciones con glisofato.

El 23 de septiembre de 2015, como parte del punto relacionado al “fin del conflicto”, se acordó crear un sistema de justicia transicional con una jurisdicción especial de paz que investiga, juzga, y sanciona delitos relacionados al conflicto armado. El objetivo es que haya verdad, justicia, y reparación a las victimas, es decir, que no haya impunidad. El 23 de junio de 2016 se firmó el acuerdo sobre el cese al fuego bilateral y definitivo.

Poco se sabe sobre el proceso en sí, lo cual no es extraño. Las negociaciones de paz que han sido exitosas en otras partes del mundo han contado con una estrategia de relaciones públicas que limita la circulación de la información. O sea, contrariamente a otros procesos colombianos, en esta ocasión no se hizo un “espectáculo público”.

El proceso ha sido serio, ha sido apoyado por partidos políticos colombianos de (casi) todo el espectro ideológico, entre ellos el Polo Democrático Alternativo, Marcha Patriótica, y otros movimientos progresistas, el Partido Liberal, el Verde, campesinos, estudiantes, indígenas, empresarios, y líderes religiosos.

Solo el “uribismo” (corriente política a favor del expresidente Álvaro Uribe) y algunos sectores afines al partido conservador se han manifestado en contra, aduciendo que no se puede negociar si no se solicita como prerrequisito un cese al fuego y que el Marco Jurídico para la Paz podría eximir a guerrilleros acusados de crímenes de lesa humanidad de sus responsabilidades.

Pero dichos grupos se encuentran aislados, no solo a nivel nacional sino también internacional: 47 países (incluyendo los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU) han manifestado su apoyo al proceso de paz. Del mismo modo, entidades como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Unión Europea, y organizaciones como Human Rights Watch, ven con buenos ojos las negociaciones.

La firma del acuerdo no solo es un punto de llegada; también es un punto de partida

Para varios observadores, la “verdadera Guerra” de las FARC-EP inició en 1982 cuando, durante su séptima conferencia, el grupo guerrillero se planteó convertirse en un ejército popular. Durante los siguientes veinticinco años, las FARC-EP crecieron exponencialmente.

Pero también ascendieron los paramilitares, el narcotráfico se convirtió en una problemática transversal (que afectó a todos los actores en conflicto, incluyendo al Estado), y la población se cansó de hablar de paz. Hacia 2008, luego de la desmovilización de las AUC, de la muerte del líder fundador de las FARC, Manuel Marulanda “Tirofijo”, de la captura de varios miembros del Estado Mayor Central, y de la persistente imagen que borraba la diferencia entre guerrilleros y narcotraficantes ante la opinión pública nacional e internacional, quedó claro que los “mejores tiempos” de las FARC-EP habían quedado atrás. La negociación se convirtió en una necesidad.

El proceso de paz actual excluye al ELN, y por ello es difícil argumentar que tiene la posibilidad de generar una “paz integral”. A pesar de ello, este intento es inédito al menos a dos niveles. Primero, el congreso aprobó el “Acto Legislativo para la Paz”, que permite que se incorporen rápidamente los acuerdos al régimen legal y constitucional, posibilitando que el Congreso simplemente apruebe o repruebe las reformas que presente el Presidente.

Segundo, se prevé un mecanismo de refrendación, el cual se hará por medio de un plebiscito que debe tener lugar antes que acabe el año 2016. El umbral aprobatorio se ha establecido al 13% (4,5 millones de votos).

Este es el siguiente round de los luchadores por la paz: asegurarse que los acuerdos de paz definitivos sean apoyados por la población. La batalla no está ganada, como lo demostró Guatemala en 1999, cuando se perdió el referéndum que validaba muchas de las reformas pactadas por los acuerdos de paz de 1996.

En Colombia, si bien la mayoría manifiesta actualmente que votará a favor de los acuerdos, debe recordarse que la popularidad de Santos está por los suelos – se sitúa actualmente en el 25% – y que la mayoría se ha manifestado en contra del proceso de paz. Los colombianos prefieren hoy aprobar un “mal acuerdo” a que continúe una “buena guerra” que, desde hace tiempo se sabe, nadie era capaz de ganar.

Cali (Colombia) y Ciudad de México (México), Julio y agosto de 2016

______________________________
– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Machismo que re victimiza

Comparte este artículo:

No tenemos ninguna evidencia nosotros, solamente que pase y no lo denuncien, puede ser. Pero denuncia nosotros no tenemos ninguna de un secuestro o una desaparición forzada sobre alguna mujer”, declaró el Gobernador Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco” al ser cuestionado este lunes pasado sobre las desapariciones de las mujeres en Nuevo León.

Vamos por partes.

Es un hecho que la mayoría de los casos no se denuncian: la cifra negra de las desapariciones forzadas es altísima. El Informe de “Misión a México”, grupo de trabajo de las Naciones Unidas, presentado en 2011, estimó que la cifra negra por estos delitos supera el 75%. Ésto quiere decir que se denuncian menos del 25% de los casos que se dan y, a demás, los que resultan en sentencia condenatoria son del 2%. Cabe recalcarse que este grupo lamentó la carencia de información pública disponible sobre mujeres víctimas de desaparición forzada.

Empero, aunque la mayoría de los casos no se denuncien, existen datos concretos de personas desaparecidas en Nuevo León y, más concretamente, de mujeres desaparecidas.

Empero, aunque la mayoría de los casos no se denuncien, existen datos concretos de personas desaparecidas en Nuevo León y, más concretamente, de mujeres desaparecidas.

Según el Informe “Situación de Derechos Humanos en México” de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, publicado en 2015, respecto a desapariciones del fuero común, se registraron de 2011 a abril de 2015 un total de 7 mil 060 mujeres desaparecidas o extraviadas en México, de las cuales 549 desaparecieron en Nuevo León.

Asimismo, respecto a desapariciones del fuero federal, se registraron de 2014 a abril de 2015 un total de 125 en todo el país, de las cuales 2 desaparecieron en Nuevo León. Esta información la sacó la CIDH de lo que le fue proporcionado por la Procuraduría General de la República, la Secretaría de Gobernación y las Procuradurías de Justicia de las entidades federativas (con base en datos de averiguaciones previas, carpetas de investigación, etcétera).Entonces, junto con fuero federal y común han desaparecido 551 mujeres en el estado, de acuerdo a la CIDH. Ésto es sin contar la cifra negra.

Nosotros no tenemos ninguna denuncia del secuestro de una mujer, quizás se van con el novio, no tenemos ninguna denuncia sobre el secuestro de una mujer en lo que va de la administración, puede ser que el novio se las lleve sin el permiso de los papás, sí hay eso que una adolescente se enamora de un mayor de edad y se va con él”, sentenció el Gobernador.

Asimismo, respecto a desapariciones del fuero federal, se registraron de 2014 a abril de 2015 un total de 125 en todo el país, de las cuales 2 desaparecieron en Nuevo León.

Claro que tienen denuncias de desapariciones de mujeres; tan es así, que en marzo pasado se reunieron integrantes de la Procuraduría General de Justicia del estado con personas de Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos (CADHAC), Fuerza Unidas por Nuestros Desaparecidos y Desaparecidas en Nuevo León (FUNDENL) y Agrupación de Mujeres por los Ejecutados, Secuestrados y Desaparecidos de Nuevo León (AMORES) para revisar el avance de 33 expedientes que incluyen a 88 personas desaparecidas en el estado, de las cuales 19 son mujeres.

Nuevo León es el tercer estado de la República con más personas desaparecidas. ¿En serio no tienen datos? Aunado a lo anterior, está la información actualizada a abril de este año del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas del Sistema Nacional de Seguridad Publica, la cual muestra que hay 3 averiguaciones previas abiertas del fuero federal y 564 del fuero común por mujeres desaparecidas, sin contar la cifra negra.

Nuevo León es el tercer estado de la República con más personas desaparecidas. ¿En serio no tienen datos?…

Habiendo expuesto los datos, paso al tema de la ignorancia y la misoginia en las declaraciones del Gobernador.

Para empezar, el decir que las mujeres desaparecidas se van con el novio denota discriminación heteronormativa. Además, denota machismo que minimice la situación y reduzca la importancia, estigmatizando a las víctimas. En último lugar, preocupa que de cómo solución a su paradero el que se encuentren con el novio, lo que termina por ser un deslinde de su gobierno a actuar para resolver el problema.

Rodríguez Calderón prometió poner en funcionamiento las Fiscalías Especializadas de Búsqueda de Personas Desaparecidas a partir de enero del presente año, de acuerdo a una carta abierta de integrantes de FUNDENL, y hasta el momento es otra promesa no cumplida.

Un grupo de investigadores del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León realizaron un estudio sobre las desapariciones de mujeres en el estado este 2016. El Dr. Arun Kumar Acharya, parte de este grupo y experto en la materia, explicó este lunes pasado que las desapariciones de mujeres van en aumento y que en el 70% de los casos son menores de 15 años. Éstos datos lo llevan a considerar que se debe al alza en la demanda de mujeres jóvenes por parte de los tratantes.

Rodríguez Calderón prometió poner en funcionamiento las Fiscalías Especializadas de Búsqueda de Personas Desaparecidas a partir de enero del presente año, de acuerdo a una carta abierta de integrantes de FUNDENL, y hasta el momento es otra promesa no cumplida.

En todos los delitos de los que las víctimas son mujeres, estas sufren de revictimización por parte de las autoridades cuando denuncian. En el caso de las desapariciones, son las familias de las víctimas las que sufren de ello y además de tortura psicológica al ver que el gobierno no hace nada para encontrar a sus hijas.

El Gobernador ignora los datos oficiales, la presión por parte de organizaciones de la sociedad civil, la angustia de las familias y la opinión de los expertos y termina por dar una opinión altamente discriminatoria, sexista, misógina, ignorante e insensible.

El machismo del mandatario revictimiza a las mujeres desaparecidas y a sus familias y termina por propagar pensamientos, actitudes y conductas misóginas que contribuyen a perpetuar la violencia machista de la que todas las mujeres sufrimos día con día y que muchas personas feministas luchamos para erradicar.

La situación está muy mal cuando un mandatario es sujeto activo de violencia de género.

A leer, que se ocupa, Gobernador.

______________________________
– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”