La vacuna que producirán México y Argentina con el apoyo de Carlos Slim

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El presidente López Obrador señaló que laboratorios de México y de Argentina participarán en la producción y distribución en la región de la vacuna que desarrollan la farmacéutica AstraZeneca y la Universidad de Oxford.

De acuerdo con Animal Político, esta vacuna encabeza la carrera para la inmunización en la lista oficial de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El presidente argentino, Alberto Fernández, informó que AstraZeneca firmó un acuerdo con la Fundación de Carlos Slim para producir entre 150 y 250 millones de vacunas, que estarían disponibles para el primer semestre de 2021, teniendo en cuenta los resultados de los estudios de fase III y aprobaciones regulatorias.

El subsecretario de Salud Hugo López-Gatell informó que la vacuna sería universal y gratuita en el país. 

Sin embargo, se estima que el costo de la vacuna ronde entre los 3 y los 5 dólares. 

De los 140 grupos que la OMS se encuentra monitoreando para el desarrollo de la vacuna, hay 3 que están más avanzadas: la vacuna experimental Sinovac Biotech (China), la desarrollada por la compañía Moderna (Estados Unidos) y la llamada ChAdOx1 nCoV-19 de la Universidad de Oxford y AstraZeneca.

Considerando que América Latina se ha convertido en el epicentro del coronavirus en el mundo, con más de 5 millones 800 mil casos y 228 mil muertes de acuerdo al conteo de la Universidad Johns Hopkins, el anuncio de la vacuna para la región es una gran noticia. 

Si bien esas 250 millones de dosis estimadas para la primera etapa no cubrirán a toda la población latinoamericana, sí reducirían notoriamente la tasa de contagios y por consiguiente, de fallecimientos. 

A pesar de la noticia positiva, la vacuna no llegaría antes del primer trimestre del próximo año. Por tanto, Latinoamérica deberá enfrentar cuando menos seis meses más de la pandemia y sus efectos.

En el caso de México, donde recién se está viviendo una etapa de disminución de casos por primera vez en meses, la cercanía de la temporada de frío -con las enfermedades respiratorias asociadas- puede provocar que el país continúe pasmado por la pandemia, teniendo como posibilidad escenarios donde el encierro y los cierres totales o parciales de las actividades cotidianas y económicas se vuelvan a presentar. 

Corrupción y Cooperación

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Cuando el presidente de la República afirma, sin convencer, que hay de corrupción a cooperación, no hace más que darle la razón a Gabriel Zaid quien sentenció hace más de 30 años, que en México, la corrupción es El sistema. 

No hay corruptos ni cooperadores , menos corruptibles y cooperativos. Solamente un sistema que desde siempre ha funcionado a base de someter a los demás por medio de dadivas que en algunos casos se llaman becas, pensiones, y en otros casos mordidas o sobornos. En algunos casos son de miles de pesos, en cada vez más ocasiones, son de millones de pesos, lo que ofende todavía más en un país de pobres.  

Ya se está desmoronando el sostén ideológico del combate a la corrupción, más si se analiza el juego perverso que, en 2015,  llevaba a David León, entonces operador “político” del gobernador Verde de Chiapas, Manuel Velasco, a entregar dinero a Pio López Obrador, para apoyar la causa y el partido Morena. Manuel Velasco era aliado del PRI, pero apoyaba a Morena por debajo del agua, probablemente con dinero público. 

Las dobles caras tienen todo de una intriga de espionaje y contra espionaje, con espías dobles o triples y finalmente, 5 años después, sale a relucir la “cooperación”, motivo por el cual, el presidente establece la diferencia entre corrupción y cooperación (¡a la causa justa y buena de Morena!). No hay defensa por ningún lado, a menos de reescribir las leyes sobre financiamiento de los partidos. 

Este episodio demuestra que el sistema está podrido; ¿saldrán más videos? Todo depende de hasta donde está dispuesto a exponerse el presidente, y hasta donde creerá que el pueblo bueno y sabio diferencia entre corrupción y cooperación. 

Después del tema salud, de propias declaraciones de López Gatell, ya se rebasó el escenario catastrófico, se cae el tema anticorrupción, pilar de la campaña del 2018. ¿Qué quedará? Queda el tema económico y la relación con Estados Unidos. Ya no se podrá disimular más tiempo la crisis profunda resultante del desempleo, y las transferencias de los paisanos no serán suficientes para colmar los huecos en las finanzas familiares de los desempleados. Las finanzas públicas tampoco aguantarán el trancazo, y se pueden esperar medidas desesperadas con consecuencias fatales sobre la economía del país. 

Para rematar, en los próximos dos meses de campaña en Estados Unidos, no habrá otra sopa que el silencio helado del candidato demócrata y las rodomontadas irónicas y sarcásticas de Trump  a expensas de México y de los mexicanos. Panorama complicado para AMLO: necesitará de mucha “cooperación” para sobrellevar esta tormenta.

#Kleroterion: “¿Quién dividió a México?

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Casi todos los días quienes están en contra del Presidente López Obrador y de su gobierno critican las acciones del mandatario y lo acusan de dividir al país con las cosas que dice y hace sobre todo en su conferencia mañanera.

De entrada quienes hacen esa crítica pasan por alto que las mañaneras son un ejercicio de comunicación y transparencia nunca antes visto. Pero también, las mañaneras es pasar al presidente al escrutinio público de manera diaria y evitar que esté aislado en ese monte del olimpo donde se toman decisiones y nunca se tiene contacto con la población.

Parece que extrañan el secretismo y la opacidad con la que se conducían otros presidentes a los cuales era imposible cuestionarlos por nada y cuando salían a los medios era, en la gran mayoría de los casos, en escenarios controlados y entrevistas a modo.

PERO lo más lamentable de la postura de esos críticos es que pretendan atribuirle a López Obrador el clima de división y polarización que impera en México. 

¡ESTÁN EQUIVOCADOS!

No es el discurso de Andrés Manuel López Obrador el que dividió al país y le engendró tanto rencor a la gente.

Los culpables de esa división, de ese rencor fueron los políticos corruptos que por décadas saquearon a México. 

Esos que al llegar a un puesto público se asumían de la realeza y se comportaban de forma prepotente mientras se paseaban en coches de lujo y con su séquito de guaruras, todo pagado con los impuestos de la gente.

Lo que dividió a México fueron los Presidentes frívolos y alejados de la gente, inaccesibles como si fueran estrellas de televisión.

Esos que nunca se dignaron a abrir las puertas de su oficina para recibir peticiones de la gente, pero que aprovechaban cualquier ocasión para ofrecer fiestas suntuosas a sus “amigos poderosos”.

O para brindar con otros miembros destacados de sus partidos o departir con opinólogos y comentaristas a modo mientras salían en la tele.  Esos que pensaban que la política y el país era un legado. Que tener un apellido rimbombante, clasista pero sobre todo de origen político implicaba pasarle al hijo, al nieto, el poder político porque finalmente qué… El país les pertenecia. No es el Presidente López Obrador quien divide al pueblo de México. 

Quienes lo dividen, quienes siembran odio, clasismo y rencor entre los mexicanos son los golpistas que inventan un día sí y otro también mentiras para dañar a México

Como esa de señalar a López Obrador de comunista. Aunque ni ellos sepan qué significa eso.

Lo que dividió a México fue el saqueo, la corrupción voraz, la impunidad, el capitalismo de cuates, los acuerdos “en lo obscurito”, la oposición vendida, los periodistas y medios de comunicación comprados. 

Los culpables de la polarización y división entre los mexicanos son los políticos que tras perder el poder se han empeñado en una campaña de manipulación y mentiras aprovechándose de la ignorancia y desinformación de quienes los siguen.

Porque los que tachan de comunistas, ignorantes, peje zombies y demás adjetivos peyorativos a quienes siguen al Presidente son en verdad los más ignorantes y manipulados. 

El país está dividido, eso es inobjetable…

Pero la división más lacerante, la que más duele, es la que existe entre quienes ya despertaron y no están dispuestos a permitir que los políticos de antes, que tanto daño le hicieron a México, vuelvan a gobernar.

Del otro lado están los que siguen con una venda en los ojos, los que todavía creen en el pasado y a todos esos partidos y políticos que por años les fallaron.

No hay peor ciego que el que no quiere ver, no hay peor odio y división que el que engendran los que por décadas fomentaron y toleraron el saqueo y la impunidad.

En ese contexto Andrés Manuel López Obrador tiene claro que su obligación moral es compensar el abuso histórico llevado a cabo por los pocos que todo pueden contra los muchos que nada tienen… 

Si lo logra México a la larga la sociedad mexicana se volverá a unir y regresará la paz social.

Esa es la vara con la cual medirá la historia López Obrador, ese es el legado que el Presidente aspira a lograr. 

¿Politización de la justicia o judicialización de la política?

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Desde tiempos inmemorables, en nuestro país se ha afirmado que existe una politización de la justicia, por este término referencia a un viejo vicio en el sistema político mexicano que consiste en utilizar los aparatos del Estado para señalar, perseguir o sentenciar atendiendo a incentivos meramente político-partidistas sin importar los fines de la justicia y el derecho, y son sólo para construir narrativas ad hoc a la situación política del momento. Desde Cárdenas, Salinas, Peña Nieto a López Obrador, en distintos episodios históricos y ante periodos complejos y plagados de corrupción, los sucesores de diversos ámbitos ideológicos, han utilizado los efec tos naturales de políticas un asunto para aumentar legitimidad pública y mediática, que no resuelve el fondo del asunto. Esto contraviene la constitución y tratados internacionales en la materia, ya que el ánimo es una rentabilidad en lugar de la búsqueda de la justicia sustantiva. 

Armando Regil Velasco escribió en el 2015: “México es un país de muchas leyes y poco estado de derecho”, y esto viene a colación ante la constante selectividad de la rendición de cuentas. El caso Lozoya es ejemplo de esto, a pesar de las reformas que generaron el Sistema Nacional Anticorrupción así como diversas modificaciones jurídicas e institucionales para su operación, esto ha tenido pocos resultados. En este asunto de gran trascendencia nacional, al estar ante un innegable caso de corrupción de la empresa Odebrecht y su influencia en reformas que la habrían beneficiado,  somos testigos de cómo las redes sociales, los medios de comunicación y el debate público, se han convertido en el lugar donde se están señalando involucrados, construyendo presuntas teorías del casos, desahogando pruebas y dictando sentencias. 

Filtraciones de documentos, filtraciones de videos de exfuncionarios recibiendo fajos de miles de pesos en efectivo y hasta de familiares del mismo presidente Andrés Manuel, demuestra cómo esta oportunidad de llevar ante la justicia a individuos y redes de corrupción del más alto nivel, está siendo desperdiciada por la Administración Federal actual y la Fiscalía General de la República, tal y como escribieron los profesores Juan Jesús Garza Onofre y Javier Martín Reyes “las filtración no busca una exitosa judicialización del caso, sino su mera politización”. 

Es fundamental que un gobierno que aspira a ser democrático, pueda tener en cuenta la importancia de encauzar asuntos cómo el caso Lozoya ante las instituciones de procuración e impartición de justicia, ya que la argumentación para llegar a una determinación judicial (sentencia, autos, etc) requieren de una formación lógica basada en evidencia y construcción fáctica, cuestión distinta a una índole política que responde a intereses específicos. Como bien escribió Francesc de Carreras en el diario español El País: “[…]Politizar la Justicia no significa que los políticos sean juzgados por incumplir las leyes sino que los jueces, en el ejercicio de su cargo, tomen decisiones que son propias de los políticos, de los representantes del pueblo, vulnerando así un principio clave del Estado de derecho, el de la independencia judicial, según el cual la función judicial consiste únicamente en aplicar la ley y sólo así puede justificarse que el poder de los jueces es democrático” (2017). 

Estas viejas y tan arraigadas prácticas de evitar una verdadera búsqueda de la justicia ante casos que involucren políticos mexicanos, nos permite reflexionar sobre la necesidad de transitar a una nueva forma de concebir la justicia ante este tipo de casos. Esto es muy importante para establecer precedentes y detectar flagelos en las instituciones públicas para garantizar una no repetición de hechos de corrupción, pero es igual de relevante exigir desde la sociedad que estos asuntos no se queden en la “justicia mediática” que erosionan los argumentos y la esperanza de construir una verdadera democracia y estado de derecho. 

MORENA: Unidad. No solamente derechos de antigüedad.

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Como es público, el 17 de agosto del actual, Alfonso Ramírez Cuellar en su carácter de Presidente del Comité Ejecutivo Nacional de MORENA (CEN), presentó un escrito dirigido a la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, dentro del expediente SUP-JDC-1573/2019, solicitando:

1. Se conceda una prórroga de hasta noventa días, posteriores a que se terminen los cómputos distritales del proceso electoral federal 2020-2021, para renovar la Presidencia y Secretaría General de MORENA y;

2. Que en consecuencia, se autorizara que la integración actual del CEN siguiera en funciones hasta el cumplimiento correspondiente.

A lo anterior, recayó la sentencia incidental del 20 de agosto de 2020, que esencialmente declaró infundada la petición y concluyó que la renovación de la Presidencia y Secretaría General de MORENA se llevaría por encuesta abierta a militantes y quienes se auto adscriban como simpatizantes.

Situación, que generó esencialmente dos posturas dentro del partido, por un lado quienes celebran la resolución y por el otro, aquellos que la consideran un atentado a los estatutos y a la vida interna del partido.

Por mi parte, estimo que el fallo pronunciado por el Tribunal Electoral resulta sumamente atinado.

Lo anterior, básicamente por tres razones, a saber: 

Primero.- Por que contrario al argumento tramposo de quienes afirman que el Tribunal Electoral paso por alto los estatutos de MORENA, lo cierto es que la medida era necesaria, pues hoy, no se conoce con claridad y certeza el número de militantes del partido, porque mientras la autoridad electoral tiene registro de 278,332 militantes con corte al 31 de enero de 2020, el padrón que manifiesta el partido asciende a 3,072,000 de militantes con corte al 24 de marzo de 2020, del cual no se han conocido los mecanismos a través de los cuales se integró.

Así, pretender que la elección fuera únicamente para militantes, implicaría cerrar la participación a un conjunto de personas cuyo número no esta definido de manera cierta y confiable.

Por lo cual, considero que el Tribunal Electoral atinadamente concluyó, que únicamente con el método de encuesta abierta se garantizaría que todas las personas que militan o simpatizan con el partido puedan ejercer su derecho a elegir.

Segundo.- Por que más allá de la situación extraordinaria en la que se encontraba el partido, la decisión del Tribunal Electoral, representa un gran avance en nuestra democracia, no sólo de MORENA, sino en todo el País, pues prácticamente se abre la puerta para que la ciudadanía pueda escoger a los órganos de dirección de quienes ostentan el monopolio de las candidaturas a puestos de elección popular.

Tercero.- Por que en todo Estado de Derecho (como lo es el nuestro), el cumplimiento de las sentencias de autoridades jurisdiccionales resulta de orden público, por lo que su acatamiento no puede ser aplazado o condicionado.

Pensarlo de otra manera, sería contrario a nuestra Constitución y al derecho humano de seguridad jurídica.

Por lo anterior, es que considero atinada la resolución del Tribunal Electoral.

Finalmente, si MORENA quiere ser competitivo en los procesos electorales venideros, es imperativo atender el fallo del Tribunal y priorizar la unidad, más allá de los “derechos” que a conveniencia y arteramente reclaman quienes pierden de vista que si queremos un mejor País necesitamos servidores públicos con capacidad, no solamente antigüedad.

La carrera por el 2021

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La línea de arranque está definida. El INE anunció que el 7 de septiembre comienza de manera oficial el periodo de precampañas y los partidos ya están listos para la competencia. El botín: quince gubernaturas (con sus respectivas alcaldías y diputaciones locales) y los 500 curules de la Cámara de Diputados.

Al igual que en 2018, la pregunta no es si Morena ganará o no la elección, sino cómo y qué de lo que está en juego. Aunque es temprano para tener certezas, todo indica que los morenistas se van a servir con la cuchara grande el año que viene. Hay ya quienes se aventuran a afirmar que los de Andrés Manuel se llevarán todas las gubernaturas y que es un hecho se refrendará la mayoría en la Cámara de Diputados, pero no todo está ganado.

La cercanía con la 4T y la imagen del presidente no son necesariamente garantía de triunfo en 2021. Es verdad que los de Morena parece ser que tienen el camino ablandado gracias a AMLO, pero hay que recordar que en el terreno de lo local hay muchas otras variables que definen la opinión pública.

Uno de los casos más emblemáticos es Nuevo León. Aunque en las presidenciales la mayoría votó por Andrés Manuel, Ricardo Anaya se quedó muy cerca de pintar el estado de azul, por lo que la cercanía que la candidata (porque ya sabemos que será una mujer) tenga o no con el presidente será muy importante para el resultado.

Algo similar podría ocurrir en Baja California, pues el desgaste que sufrió la marca Morena gracias a la controvertida “Ley Bonilla” muy seguramente cobrará renta. Hay que recordar que el presidente muy hábilmente se deslindó del caso al delegar toda la responsabilidad a la directiva local y que envió a Olga Sánchez Cordero a recibir los golpes.

Las elecciones 2021, las más grandes (y posiblemente las más caras) de la historia del país, no pueden pensarse sólo en términos de aprobación o no a Andrés Manuel. Mientras la oposición siga atacando la imagen del mandatario, poco podrá hacer para frenar la avanzada morenista en el territorio nacional. Sí, desde Palacio Nacional se buscará influir en la campaña, pero finalmente la decisión será pensada en clave local, y para ello, habrá que pensar en local: gestión y candidaturas cercanas a la gente.

¿Y cómo van lograr eso? Porque se viene una intensa campaña digital. Redes sociales, medios digitales, videoconferencias, cadenas de mensajes; los candidatos tendrán que llegar a nuestras casas y el canal más directo que tienen para hacerlo es a través de nuestros teléfonos. Si el COVID no dispone otra cosa, la clave pasará por dominar el espacio digital. Atrás quedaron los grandes actos de campaña, los mítines y la típica foto del candidato subido en una tarima, hablándole a la gente y esperando los aplausos.

Sí, desde Palacio Nacional habrá influencia en la campaña, pero que no se nos olvide que la decisión final la tomamos nosotros. ¿Quiénes estarán más preparados? Muy pronto lo sabremos. Será cuestión de abrir Instagram para darnos cuenta.

Hablemos de áreas verdes para Monterrey

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En la entrega pasada, discutimos la abierta y franca privatización del Parque Fundidora. Eso nos lleva a otra discusión, ¿Son suficiente los parques? Haciendo una investigación sobre -las escasas- fuentes de información al respecto, encontré en 2011, los municipios del área metropolitana promedian en su conjunto cinco y medio metros cuadrados de área verde por habitante.

En una investigación de la UANL para el gobierno de Monterrey presentaban 3 puntos importantes, primero; hay zonas con vegetación (inaccesibles para las personas) y áreas verdes (que cumplen un rol de pulmón urbano y de libre acceso a las personas); segundo, diferenciar que no todas las áreas verdes son de acceso para todas las personas, es decir, separar a los recintos privados y tercero, la distribución de las mismas, por ej. la zona del sur de Monterrey tiene más espacios verdes, entre otras cosas, por su nivel socioeconómico y los cerros que rodean esa zona.

En este texto, quiero hacerles notar bajo un ejemplo sencillo que ilustre de la crisis de áreas verdes públicas en el Área Metropolitana de Monterrey. Tomando Google Maps como referencia, tracé polígonos de entre 30-40 km2 en las colonias más representativas de cada zona de la ciudad y como pueden observar, hay notables diferencias.

Aproximación de polígonos poblacionales de la ZMM

Fuente: Google Maps

Sin detenernos tanto en el detalle (lo haré en otras entregas), se observa con Google Maps, la carencia de parques y áreas verde en los polígonos de Escobedo y Apodaca, en una convivencia con parques industriales y todo tipo de maquiladoras, los ciudadanos de estos municipios no tienen espacios suficientes de esparcimiento, pero sí, zonas libres con vegetación o desmontadas (grandes huecos sin trazo de calles), algunas ya listas para su potencial desarrollo. 

San Nicolás es un ejemplo de áreas verdes en descenso, la privatización de espacios a finales de los 90s y el que fue el primer municipio rodeado en 100% de su superficie por la ciudad, encareció el precio de la tierra. Lo que antes fueron terrenos baldíos, ahora son plazas comerciales, lo que reduce futuras nuevas plazas. Las Arboledas de Las Puentes son un ejemplo modelo de lo poco que hay en la ciudad y debe replicarse.

Guadalupe tiene un fenómeno interesante, es el segundo municipio más poblado y a su vez uno de los que más parques públicos tiene. Sin embargo, estos fueron creados hace más de 20 años y la explosión demográfica no ha sido contenida con nuevos espacios, especialmente hacia Juárez.

Juárez, así como otros municipios que no incluí, por tema de espacio, como Salinas Victoria o Zuazua, es el caso perfecto de la nula planeación y privatización salvaje del espacio. Con numerosos huecos de terrenos baldíos, convive con resabios de la ruralidad de hace 35 años y una urbanidad mal entendida donde se entregó el espacio a las desarrolladoras a hacer casas de interés social, pequeñas, alejadas de centros de trabajo y escuelas, y claro, sin áreas verdes. La “tierra de los tamales” solo cuenta con 1 gran parque público, “Charco Azul”, poco difundido y lejano en las faldas del Cerro de la Silla.

En mi aproximación, al municipio de Monterrey le di los 4 polígonos desde La Alianza hasta el Parque Esfera con 4 realidades distintas. En el norte, la zona del Topo Chico, sumida en la pobreza y la marginación carece de espacios públicos, enfrente tiene a la zona de clase media de Cumbres que cada día depreda más las áreas verdes. El ecocidio que se ve todos los días en Paseo de los Leones hacía García es escandaloso, una mancha urbana que no se detiene y que curiosamente no tiene un solo tipo de transporte público en la zona. El ejemplo más nefasto lo verá en las mañanas o tardes, la gente trotando sobre el asfalto en Paseo de los Leones después de Puerta de Hierro, ni banquetas hay para desplazarse, que se ven en el riesgo de invadir la vialidad. 

En el polígono de abajo, se contrasta Valle Verde versus la zona de San Jerónimo y Cumbres, curiosamente, zonas de clase media alta.

El tercer polígono cubre el Centro y alrededores. Fuera del Parque Fundidora, la Macroplaza, la Alameda y demás plazas que datan del siglo XIX, la zona vive un intenso momento de gentrificación, parques de mala calidad y mal trato en las zonas de Mitras, la colonia Moderna y las colonias marginadas antiguamente industriales de la Avenida Colón.

El cuarto polígono tiene la convivencia de la Colonia Independencia y las clases medias y medias altas del sur de Monterrey. Los contrastes son brutales, los hermosos parques de Contry, la colonia Primavera y el Tec de Monterrey frente a la marginación “pintada de colores” de la Independencia, Sierra Ventana, etc. En esta zona observamos numerosas plazas privadas y de acceso restringido.

Finalmente, los polígonos de Santa Catarina y San Pedro, el contraste está lleno de ironías que nos hablan del desarrollo urbano de Monterrey. Santa Catarina, zona de clase media y media baja, proletaria, sumamente contaminada por las pedreras, químicas, eléctricas y otras maquilas, tiene en el Cerro de las Mitras, dinamitado y mal cuidado. Frente a ellos, está San Pedro, la zona con más áreas verdes, haciendo zoom en el polígono, la Calzada del Valle, del Rosario y San Pedro se hacen notar. Si bien, en la parte norte de San Pedro, gran parte de los espacios son públicos, son de difícil acceso para el ciudadano promedio, ya sea por la lejanía y por la inaccesibilidad. Yo le invito a contrastar los parques de la Colonia del Valle o de Contry frente a cualquiera de la zona poniente, oriente o norte de la ciudad.

Los parques privados empiezan desde San Agustín hasta Chipinque, ahí, las clases altas de la ciudad tienen sus espacios, su Club Campestre, sus espacios de golf, mantenidos con sus recursos y operados por ellos.

Esta cuarentena nos recordó que tener un espacio adecuado para salir a correr o ejercitarse es un privilegio de pocos, donde municipios han entregado sus espacios a la privatización o creen que los espacios están “desaprovechados” y han olvidado la importancia de proveer áreas verdes. Por un tema de derechos y de salud, es injusto e insostenible, que nuestros ciudadanos de la ZMM tengan inaccesibilidad y mala calidad de parques y arboledas y que los mejores sólo estén reservados en zonas de alto nivel socioeconómico. Más y mejores espacios verdes para todas y todos.

Lo dicho, dicho está.

#Kleroterion: “AMLO, el presidente más atacado”

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Mucha razón tiene Andrés Manuel López Obrador cuando dice que es el Presidente más atacado de la historia. 

No es sólo que hoy en día con las redes sociales cualquier persona puede expresarse y ser escuchada, incluso por el mismo Presidente, como nunca antes.

No se trata sólo de ese nuevo contexto… Hay que admitir que el Presidente está siendo atacado con particular saña por opinólogos y columnistas. 

Pero ¿sabe qué? Este ímpetu en contra de AMLO les viene desde mucho antes.

En el 2006, cuando el tabasqueño acusó que el FOBAPROA fue un negocio para unos cuantos, claro ejemplo del capitalismo de cuates, en donde bancos privados fueron rescatados con dinero público. 

Vaya, para ser más claro, que el rescate de un negocio privado quebrado se pagó con impuestos de todos los mexicanos.

Cuando López Obrador señaló eso, el resultado fue una campaña en su contra acusándolo de ser “un peligro para México”. 

Campaña que, como no podía ser de otra forma, fue suscrita y alimentada por los opinólogos y columnistas que hoy están tan enojados.

La conclusión de aquella elección fue que el verdadero peligro para México lo representó Felipe Calderón que sumió al país es un capítulo de inseguridad que costó más de 250 mil muertes y que todavía hoy no podemos cerrar.  

Luego en el 2012 cuando López Obrador que PRI y PAN eran lo mismo el resultado fue un proceso electoral desvirtuado por encuestas de todo tipo que generaron la percepción de que la elección de Peña Nieto era un trámite.

Pero ¡oh sorpresa! La conclusión en esta ocasión fue que encuestas que llegaron a dar 25 puntos de ventaja se redujeron a porcentajes cerrados y muy competitivos… En cualquier caso el golpe estaba dado.

Finalmente en el 2018 López Obrador señaló que el Pacto por México fue un Pacto contra México, que la reforma energética fue una operación concertada para vender  una empresa del estado a particulares como ya lo habían hecho PRI y PAN antes…

En esta ocasión el resultado fue un triunfo avasallador…  En palabras del mismo López Obrador “el pueblo había despertado”

Las heridas infringidas por ese triunfo del Presidente y el desmantelamiento del viejo sistema, que todavía continua, ha trastocado muchos intereses.

Quienes han sido afectados hoy tacha al Presidente de comunista e impulsan un movimiento de tinte golpista con la intención de derrocarlo. 

Son capaces de lo que sea y ahí tienen a sus opinólogos y columnistas para secundarlos.

Saca tus propias conclusiones ¿vas a permitir que te sigan lavando el cerebro los opinólogos y columnistas? ¿O vas a ver permitirte ver con objetividad y sin fobias la realidad de las cosas en el país?

Nuestro peor enemigo

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Muchas veces escuchamos a quienes son mayores que nosotros, decirnos la ya repetitiva frase: “Ustedes, los jóvenes, son el futuro de México.” No podrían estar más equivocados. La realidad es que somos el presente, pero no actuamos como tal. Según datos del INEGI, en México se estima que hay 30.6 millones de jóvenes, equivalente al 25.7% de la población total. A los jóvenes se les cataloga como personas de 15 a 29 años de edad, lo que quiere decir que en un rango de 14 años se agrupa una cuarta parte de la población mexicana. Suficientes para ser el presente y no el futuro, ¿no?

Como generación nos enfrentamos a problemas muy serios, incluyendo a nuestro gran enemigo, la apatía.

El primer problema al que nos enfrentamos es la poca representación en la toma de decisiones. En los gobiernos, en los altos mandos de las compañías, a los jóvenes nos hacen a un lado o nos asignan posiciones de relleno, sin oportunidad de ser quienes decidamos el rumbo de nuestras sociedades. 

En el caso particular de México, me parece terrible que nuestros Recursos Naturales estén administrados por un señor de 75 años. El Fiscal General de la República tiene 80 años. La Secretaria de Gobernación tiene 73 años. No estoy diciendo que en esos cargos a nivel federal deben estar personas de 22 años, pero sí digo que se necesita juventud, acompañada de ideas frescas, para transformar nuestro presente y moldear nuestro futuro. Urge que deje de gobernar la generación de nuestros abuelos. Ellos no se preocuparán por el México que viviremos en 2030. 

Los jóvenes y los adultos jóvenes podemos ser los agentes que modifiquen el rumbo que lleva este país. La edad es el factor importante. 

La izquierda de los jóvenes no piensa igual que la izquierda de los adultos mayores, así como la derecha de los jóvenes piensa diferente a los adultos mayores de derecha. En nuestra democracia hay espacio para todas las expresiones e ideologías, pero sí tenemos que buscar que estas ideologías vengan frescas, renovadas, y no mantengan los métodos o modelos de los setentas y ochentas. Somos nosotros los que entendemos al mundo actual y trabajamos para moldear el mundo futuro.

Ahora, a este problema ya expuesto se anexa otro aún más grande: la apatía. Nuestro peor enemigo. Dentro de los espacios de toma de decisiones, faltan jóvenes en parte también porque los jóvenes no se interesan. Todas y todos nos hemos encontrado con gente que no muestra motivación alguna por trascender o transformar a su comunidad. Piensan que es imposible, o que todos los que se involucran son gente que se vuelve mala. 

La apatía es ese enemigo silencioso que hay que combatir con resultados, con ímpetu, con hambre de cambio. Que las ganas de mejorar sean contagiosas, y se pueda llegar a todas y todos. Lo más importante es dar el primer paso, y decidir contribuir en vez de sentarse con los brazos cruzados. Cada joven no está obligada/o a abanderar y defender todas las causas, pero si cada joven lucha por una causa, como generación estaremos luchando por todas. 

Seamos ese grupo que se preocupa por lo que nadie se preocupó antes. Seamos ese grupo que levanta la voz por quien se quedó callado por años. Seamos ese grupo que decida tomar en sus manos las riendas de nuestros caminos, antes de que sea demasiado tarde para nosotros y los que vengan después. Aún estamos a tiempo, sólo tenemos que contagiar esa motivación.

Son las redes, no los individuos: Caso Lozoya y el combate a la corrupción

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En el 2008 con la llamada “Guerra Contra el Narco”, la cual es un ejemplo obligado de la falta absoluta de evidencia científica en una estrategia pública, y simplemente estuvo centrada en capturar (o intentar) a grandes capos del crimen organizado, sin embargo, esto tuvo como resultado una fragmentación de las células criminales, lo que generó mayor violencia debido a la confrontación por el control de plazas entre diversos grupos del crimen organizado, diversificación de delitos violentos y nuevas formas para evitar ser controlados. ¿Cuál fue una de las grandes lecciones de esa tragedia? En primer término, que un fenómeno tan complejo como es la violencia (y la corrupción) no puede ser combatido con estrategias reactivas que reducen el problemas a simples afirmaciones, sino que toda política púbica debe atender las causas y aristas que perpetúan su crecimiento o proliferación. En segundo término, una estrategia contra el crimen organizado y la violencia tiene que ser integral. 

Las organizaciones criminales sobreviven y crecen gracias a los flujos de recursos financieros, políticos y empresariales que generan, mismos que crean grandes redes, tanto nacionales como internacionales, en los cuales convergen diversos tipos de delitos. A lo anterior se le denomina “redes de macrocriminalidad”,  y estas tienen diversos elementos como “la cantidad de sujetos que cometen el delito, cantidad de víctimas, diversidad de móviles, multiplicidad de conductas punibles que generan una cadena de delitos y extensión territorial de los delitos cometidos, que pueden traspasar dos o más entidades federativas en un Estado, o dos más Estados” (Vázquez V. Luis Daniel, 2019, p. 56). Y en esto radica un punto central: no se puede pensar que eliminando a las cabezas se termina este tipo de problemas, y todos los esfuerzos deben estar centrados en la eliminación de las redes de macrocriminalidad que son el principal andamiaje, tanto de la violencia por el crimen organizado cómo de la corrupción. El caso Lozoya nos deja ver una alta probabilidad de cometer el mismo error que en el 2008. 

La corrupción ha sido, y aún es, uno de los grandes problemas de nuestro país. Esto no es nada nuevo, y han pasado diversas administraciones y promesas y reformas y detenciones, pero la corrupción continúa en índices alarmantes, escándalos públicos y ciudadanía secuestrada bajo un fenómeno complejo y sumamente arraigado en las instituciones de nuestro país. De acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción, México se encuentra en la posición 138 de 180 países evaluados y el Índice de Capacidad de Combate a la Corrupción 2019, nos sitúa en el lugar 6 de 8 países evaluados en America Latina. Esto nos deja ver, a grandes rasgos, la dimensión de este fenómeno que tiene diversos factores de origen. La organización Transparencia Internacional define corrupción como “el abuso del poder público para beneficio privado”, y esto es importante porque las estrategias y políticas públicas deben atender sus orígenes y fines. 

La corrupción en México persiste debido a que no sólo se trata de funcionarios corruptos sino de redes complejas que han permitido y protegen a este tipo de funcionarios. El caso de Emilio Lozoya puede ser una oportunidad para desmantelar este tipo de redes, ya que desde el inicio de esta administración, todo indicaba con la detención de Rosario Robles, por la triangulación de recursos públicos en universidades para la contratación de empresas inexistentes (fantasmas), que López Obrador estaba cometiendo el mismo error de no entender lo que sus antecesores nunca entendieron (o no quisieron entender). 

Lozoya puede ser una herramienta importante para establecer nuevas formas de investigación y litigación de casos de corrupción; como bien escribió Edgardo Buscaglia en su libro Vacíos del Poder en México que un “catalizador para que un tsunami de causas ligadas a la corrupción político-administrativa empiece a fluir a través de procesamientos judiciales en México es una ley o programa especializado de protección de testigos y denunciantes para casos de corrupción (2015, p. 119). Esto sería ideal para aquellos que están dentro de estas redes que debido a la influencia de estos poderes fácticos puedan denunciar y ayudar a construir casos que las autoridades pueden llevar ante la justicia. Sin embargo, esto no es todo. 

Es imperativo combatir estes redes proceder a desmantelarlas, pero es igual de fundamental que una vez detectadas las formas de operación ilícita, se proceda a reformas o reformulaciones institucionales para evitar que vuelvan a suceder. Si bien ahora contamos con una política nacional anticorrupción, esta debe estar orientada en esta evidencia. Así como es importante perseguir los delitos en materia de corrupción que se comenten, desmandarlas las redes y generar mecanismos para la prevención, es muy importante incluir en la discusión a la impunidad, la cual genera un ciclo de repetición de conductas ilegales. Es equívoco combatir la corrupción sin combatir de igual manera la impunidad. Tenemos que reconocer la existencia de “redes macrocriminales que usualmente operar desde el interior de instituciones públicas y privadas de varios Estados” (Salcedo-Albarán y Garay-Salamnaca, 2016, p. 175) y este caso en cuestión puede convertirse en el punto de inflexión para tener una verdadera estrategia de combate a la corrupción. Ahora la carga se encuentra en la Fiscalía General de la República y es una prueba de la cual estaremos atentos. Ahora o nunca entendemos que estamos ante una oportunidad o el mismo error de siempre.