El Standing Rock mexicano

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Hace dos semanas, los indígenas de la reserva de Standing Rock en Dakota del Norte, Estados Unidos, obtuvieron una victoria histórica. La construcción de una pipa de petróleo que atravesaría cementerios de la tribu Sioux, y que pasaría por debajo del río Missouri – su principal fuente de agua – fue detenida gracias a una gran movilización en contra.

La principal preocupación era que esta construcción presentaba un riesgo de derrame que podía comprometer el agua del río; además de que la constructora no contaba con la aprobación de las tribus, violando tratados históricos. Los miedos expuestos por los protestantes fueron avalados casi inmediatamente; el lunes pasado hubo un derrame a tan solo 150 millas de Standing Rock. Oficiales estatales estiman que más de 176,000 galones de crudo se derramaron de la pipa Belle Fourche en el arroyo de Ash Coulee, también en Dakota del Norte [1].

La protesta de Standing Rock fue apoyada por varias tribus, las cuales unieron fuerzas, bloqueando el paso de las máquinas con un campamento que resistió las nevadas y las intimidaciones por parte de fuerzas armadas. Además de contar con las voces de políticos como Jill Stein y Bernie Sanders, su situación también se dio a conocer gracias a algunas estrellas de Hollywood, como Shailene Woodley, Susan Sarandon y Mark Ruffalo. En las últimas semanas, también influyó el apoyo de los veteranos.

Lo más interesante es cómo su lucha resonó con pueblos indígenas alrededor del mundo; la experiencia de la explotación atraviesa fronteras. Se pronunciaron en solidaridad, por ejemplo, la Nación de Nishnawbe Aski, de Canadá [2]; la Nación Sápara [3] y la comunidad Siekopai [4], de Ecuador; e incluso recibieron apoyo por parte de los Maori, quienes compartieron videos haciendo el haka en su nombre, un baile de guerra tradicional [5].

En México, la explotación de los pueblos indígenas no es novedad. Es curioso cómo  los mexicanos somos los primeros en descalificar al pueblo estadounidense por Donald Trump, cuando en México jamás se ha logrado una movilización a favor de los derechos de los indígenas de la talla de Standing Rock, y que además haya logrado su cometido de una manera pacífica.

Y vaya que, hoy por hoy, tenemos razones suficientes para solidarizarnos con nuestros pueblos indígenas. Quiero mencionar dos conflictos similares al de Standing Rock que actualmente se están viviendo en nuestro país. El primero es en Loma de Bácum, Sinaloa, en donde una parte del pueblo Yaqui protesta en contra de la construcción de un gasoducto para la CFE; la oposición se debe a falta de permisos, y por temor a las consecuencias ambientales y posibles accidentes [6].

Esta semana, la abogada de la tribu Yaqui, María Anabela Carlón Flores, y su marido, fueron secuestrados. Aunque la abogada ya fue liberada, su esposo sigue privado de la libertad bajo la amenaza de que se dejen “de chingaderas.” Y esta es tan solo la más reciente en una cadena de amenazas y tácticas de intimidación que se han llevado a cabo en contra de los demandantes [7].

El segundo caso es en Valladolid, Yucatán, en donde comuneros protestan en contra de la venta de la parcelación de tierras en Punta Laguna y de la construcción de un gran desarrollo turístico, que invadiría la reserva natural de Otoch Ma’ax Yetel Kooh [8]. Área protegida que alberga especies como el jaguar, el mono araña y varios tipos de aves [9].

El grupo Indignación, que busca defender los derechos humanos en la Península de Yucatán, reportó que dos de estos opositores, Guadalupe Cahum Uc y Elías Cahum Cahum, fueron secuestrados y torturados la semana pasada por quienes apoyan la venta. Las víctimas afirman que Rafael Acosta Solís, ex subprocurador de Justicia de Yucatán, es uno de los principales interesados en este negocio [10].

La desaparición, secuestro y tortura de activistas se ha vuelto común en nuestro país. La periodista Dawn Paley afirma en su libro Drug War Capitalism (El Capitalismo Narco), que el ambiente hostil generado por la guerra contra las drogas, ha ayudado a disimular estos actos de intimidación, y hasta asesinatos, – ya sea por parte de corporaciones, funcionarios públicos u otras partes interesadas –, como producto de enfrentamientos entre cárteles. La violencia generalizada también desincentiva la movilización de las masas a favor de alguna causa [11].

Es importante poder mirar hacia Standing Rock y ver en ellos un ejemplo a seguir, sin la soberbia de quien empequeñece los logros que Estados Unidos ha tenido en materia de la lucha por la igualdad. Aunque hay mucho camino que recorrer, por algún lugar se debe empezar; y podemos hacerlo informándonos sobre los principales problemas que aquejan a nuestros pueblos indígenas.

Conocer las problemáticas es el primer paso para poder exigir justicia a las autoridades; hacerles ver que éstos no son temas que se pueden esconder debajo de la alfombra – que no son irrelevantes para el resto de los mexicanos. Es nuestra responsabilidad empezar a mover al mundo en una dirección diferente, pero así como los derechos que tenemos hoy nos demuestran, estos cambios no se dan si no se alza la voz.

[1] Daniel A. Medina, “Dakota Protesters Say Belle Fourche Oil Spill ‘Validates Struggle’,” NBC News, 13 de diciembre del 2016, http://www.nbcnews.com/storyline/dakota-pipeline-protests/it-validates-our-struggle-dakota-access-protesters-nearby-oil-spill-n695191.

[2] “NAN Answers Call to Action, Supports Pipeline Protest,” Nishnawbe Aski Nation, 30 de agosto del 2016, http://www.nan.on.ca/article/-11325.asp.

[3] Christian Cangiano, “Leader of Sapara Nation brings awareness to oil drilling in Ecuador,” The Statesman, 27 de noviembre del 2016, http://www.sbstatesman.com/2016/11/27/leader-of-sapara-nation-brings-awareness-to-oil-drilling-in-ecuador/.

[4] teleSUR English, “Ecuadorian Indigenous Leader Joins Dakota Pipeline Protests,” YouTube, https://www.youtube.com/watch?v=xxXhs5-Pq54.

[5] Te Hamua Nikora, “HAKA WITH STANDING ROCK!!!” Facebook, https://www.facebook.com/groups/1102073623245751/.

[6] AP, “Protesta por gasoducto en México deja un muerto,” El Economista, 22 de octubre del 2016, http://eleconomista.com.mx/sociedad/2016/10/22/protesta-gasoducto-mexico-deja-muerto.

[7] Sugeyry Romina Gándara, “Comando secuestra a la abogada de los yaquis y a su esposo; a ella la liberan y él está desaparecido,” Sin Embargo, 14 de diciembre del 2016, http://www.sinembargo.mx/14-12-2016/3125549.

[8] Sergio Caballero, “Protestan comuneros por venta de reserva natural en Yucatán,” Proceso, 4 de octubre del 2015, http://www.proceso.com.mx/417241/protestan-comuneros-por-parcelacion-de-reserva-natural-en-yucatan.

[9] Luis A. Boffil Gómez, “Secuestran y torturan a dos indígenas mayas en Yucatán,” La Jornada, 10 de diciembre del 2016, http://www.jornada.unam.mx/2016/12/10/estados/028n1est.

[10] Ibid.

[11] Dawn Paley, Drug War Capitalism, (AK Press, 2014).

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Hillary no perdió por mujer

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El pasado 8 de noviembre se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Contra todo pronóstico, Donald Trump consiguió la victoria al asegurar los 270 votos electorales.

Pero muchos todavía no entendemos qué fue lo que pasó. Cómo es que Hillary Clinton —claramente superior en elocuencia y propuestas durante la contienda— fue opacada por un hombre que ofendió a diestra y siniestra para llegar a la cima.

Clinton contaba con un apoyo sin precedentes por parte de los medios de comunicación; publicaciones como The New York Times y The Washington Post se declararon abiertamente a su favor, así como un sinnúmero de celebridades. Aún más relevante fue el contar con el respaldo de su ex adversario, Bernie Sanders, y de varios políticos republicanos que le dieron la espalda a Trump. Con todo esto de su lado, volvemos a la misma pregunta: ¿qué ¡”#$% pasó?

 




Uno de los argumentos es que Estados Unidos no está listo para tener a una mujer como presidenta (aunque recordemos que Hillary sí ganó el voto popular). Siguiendo esta lógica, al haber una elección entre un hombre y una mujer, el electorado se inclinará por el hombre, aunque la mujer tenga años de experiencia, y el hombre sea un novato, demagogo, misógino y racista. Este argumento resuena con muchas mujeres que, independientemente de sus profesiones, han visto ascender a puestos más altos a hombres con menos preparación.

Aunque seguramente el que Hillary sea mujer fue un factor determinante para muchos de los votantes, no podemos ignorar otro elemento importantísimo que entró en juego: el ser un político de siempre.

 




Gran parte del descontento tuvo que ver con la forma en que se financiaron las campañas. Hillary fue criticada por recibir dinero de las grandes corporaciones y bancos —una práctica bastante común, pero que pone en riesgo la imparcialidad de futuras decisiones—, mientras que Sanders demostró que esto era innecesario, llegando hasta donde lo hizo a través de donaciones ciudadanas. Independientemente de sus ideas, Trump financió su propia campaña presidencial.

Sanders lo expresó de manera muy asertiva en una de sus publicaciones de Facebook, diciendo que Trump aprovechó la ira de una clase media fastidiada por la economía, la política y los medios del sistema. Ese hartazgo generalizado fue muy claro cuando los partidarios de Sanders se rehusaron a apoyar la campaña de Clinton, y optaron por abstenerse o apoyar a Gary Johnson o Jill Stein.

Lo que pasó fue una verdadera tragedia: ganó la estridencia, el espectáculo, el insulto, la víscera… Pero el error no es de quienes se abstuvieron, o votaron por un tercer partido: el error es del partido demócrata —no por haberle apostado a una mujer como candidata— sino por haberle apostado a una política de siempre. El fraccionamiento del voto ha dejado muy claro que sus métodos deben cambiar. Por ahora queda trabajar para salvaguardar los avances de los últimos 8 años, y pensar mejor su estrategia hacia el 2020.

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No, Hillary no ganó

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El pasado 26 de septiembre se llevó a cabo el primer debate presidencial entre el candidato republicano, Donald Trump, y la candidata demócrata, Hillary Clinton. Durante este primer encuentro se abordaron diversos temas, y pudimos oír un poco sobre sus respectivas posturas en economía, seguridad cibernética, defensa nacional, el uso innecesario de violencia por parte de la policía, entre otros.

Inmediatamente después del encuentro, los análisis que buscaban definir al ganador no se hicieron esperar. Los comentaristas de ABC afirmaron que, aunque Trump estuvo a la cabeza durante los primeros 20 minutos, el resto del debate había sido de Clinton. El noticiero The Young Turks llegó a una conclusión similar [1], así como el periodista Jaime Bayly [2]. Por otro lado, Trump presumió su victoria haciendo alusión a varias encuestas ilegítimas de Internet [3].

Durante el debate, Trump no proporcionó soluciones reales a la mayoría de los problemas que se plantearon, por ejemplo: cuando se habló sobre racismo, se limitó a describir lo terrible que es esta situación una y otra vez; y cuando se habló sobre el Estado Islámico, dijo tener un “plan secreto”. Además, contra toda evidencia, negó varias de sus polémicas declaraciones previas, y se dedicó principalmente a interrumpir y descalificar a su contrincante.

Las propuestas y la elocuencia de Clinton fueron contundentes y superiores, pero la verdadera victoria debe reflejarse en un incremento en las encuestas de popularidad generales. Promediando los resultados de varias encuestas, el Huffington Post señala que, un día antes del debate, Clinton lideraba con un 47.3%, mientras que Trump seguía con un 42.5%; al 3 de octubre, la encuesta le daba a Clinton un 47.2%, y a Trump un 41.2% [4]. Cuando se ve desde esta perspectiva, el desempeño de Clinton en el debate no fue suficiente.




La falta de un cambio importante en las tendencias nos lleva a una conclusión deprimente: poco importan las estupideces que salgan de la boca de Trump, porque ante los ojos de quienes lo apoyan, no puede perder. No nos ceguemos ante lo obvio, la popularidad de Trump depende precisamente de ese tipo de actitudes que nos resultan tan reprobables.

Sus partidarios no esperan un argumento inteligente, sino insultos que diviertan y una voz que valide posturas políticamente incorrectas. Partiendo de ahí, para Clinton –quien es percibida como la representación de los políticos de siempre– sería casi imposible disuadir a quien ya se ha decidido por Trump. La buena noticia es que esta misma lógica funciona también en la otra dirección.

El verdadero reto es ganarse los votos de quienes no están seguros, quienes pretenden abstenerse, y quienes se inclinan por el Partido Libertario o el Partido Verde. Estos factores son tan relevantes, que hasta Obama ha declarado que el voto nulo, o un voto para Gary Johnson o Jill Stein, terminarían beneficiando a Donald Trump [5]. Este argumento también había sido expresado previamente por el senador Bernie Sanders [6].




Por ahora nada es seguro, debemos esperar a ver cómo se desenvuelven los candidatos en los debates del 9 y 19 de octubre. Seguramente Trump y Clinton tendrán oportunidad de expresar sus posturas y opiniones sobre otros temas relevantes, y de sacar otros trapitos sucios que inspiren más apoyo.

Pero antes de definir al ganador con base en los mejores y más lógicos argumentos, recordemos que muchos de los votantes no se fijan en eso. Sigamos monitoreando las tendencias en las encuestas de popularidad, y preparémonos para la posibilidad de que este año Halloween caiga en noviembre.

[1] The Young Turks, “Presidential Debate | Who Won?” YouTube. 26 de septiembre del 2016. https://www.youtube.com/watch?v=8OUrNzJI2WI.

[2] Latin Signal, “Jaime Bayly Show 09.26.16” YouTube. 27 de septiembre del 2016. https://www.youtube.com/watch?v=KK1FnFc73wc.

[3] Jessica Taylor, “No, Donald Trump Didn’t Win Post-Debate Polls.” NPR. 28 de septiembre del 2016. http://www.npr.org/2016/09/28/495805190/no-donald-trump-didnt-win-post-debate-polls.

[4] “2016 General Election: Trump vs. Clinton.” The Huffington Post. 29 de septiembre del 2016. http://elections.huffingtonpost.com/pollster/2016-general-election-trump-vs-clinton.

[5] Sam Levine, “A Vote For A Third Party Is A Vote For Trump, Obama Says.” The Huffington Post. 28 de septiembre del 2016. http://www.huffingtonpost.com/entry/obama-third-parties_us_57ebce9be4b0c2407cdaa0a7.

[6] Chris Sanchez, “Bernie Sanders: Don’t vote for a third-party presidential candidate in this election.” Business Insider. 17 de septiembre del 2016. http://www.businessinsider.com/bernie-sanders-dont-vote-third-party-gary-johnson-jill-stein-2016-9.

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