Más de 800 millones de alumnos carecen de computadora para estudiar a distancia: UNESCO

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La mitad de todos los alumnos en el mundo, unos 826 millones, carecen de “acceso a una computadora en su domicilio”, recuerda Unesco en momentos en que se favorece la enseñanza a distancia en muchos países para frenar la pandemia de covid-19.

“Y 43% (706 millones) no tienen internet en casa”, agrega la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en un comunicado, en el que denuncia la “fractura digital preocupante en la enseñanza a distancia”.

“Las disparidades son particularmente evidentes en los países de ingresos bajos: en África subsahariana, el 89% de los alumnos no tienen acceso a computadores familiares y el 82% no tienen internet”, subraya la organización.

“Asimismo, aunque los teléfonos móviles pueden permitir a los alumnos acceder a la información, conectarse entre ellos y con sus profesores, unos 56 millones de alumnos viven en lugares a los que no llegan las señales de redes móviles, de ellos, la mitad en África subsahariana”, agrega UNESCO.

Estos datos han sido recabados por el Equipo Especial Internacional sobre Enseñantes, una alianza coordinada por UNESCO, sobre la base de datos de su instituto de estadísticas, y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), según el comunicado.

Al menos 1.500 millones de alumnos y 63 millones de maestros de primaria y secundaria están afectados por las perturbaciones sin precedentes causadas por la pandemia covid-19, con el cierre de centros de enseñanza en 191 países, según UNESCO.

Audrey Azoulay, directora general de la organización, cree que hay que “multiplicar el esfuerzo para que todos puedan tener acceso a las conexiones” de telefonía, así como “apoyar otras alternativas, como poder recurrir a emisiones de radio y de televisión comunitarias y a la creatividad en todas las formas de aprendizaje”.

UNESCO señala que para los “enseñantes de las regiones donde las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) y otros métodos de enseñanza a distancia están menos disponibles”, la transición hacia el aprendizaje en línea ha sido muy difícil “o incluso imposible”.

“En África subsahariana, solo el 65% de los enseñantes de primaria y 50% de los de secundaria han recibido una formación mínima que no suele incluir competencias en TIC”, agrega el comunicado.

“Estas desigualdades constituyen una amenaza real para la continuidad del aprendizaje en este periodo de perturbación sin precedentes de la educación”, subraya Stefania Giannini, subdirectora general de la UNESCO para la educación.

(Fuente: AFP y El Mañanero Diario)

África presenta 5000 casos y 170 muertes por coronavirus

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El COVID-19 sigue propagándose a gran velocidad por el continente africano, que ya cuenta con más de 5,000 casos y 170 muertes.

El primer contagio en el continente fue registrado el pasado 14 de febrero (un ciudadano chino en Egipto), hoy en día ya se registran 5.160 contagios y 171 fallecimientos, según el recuento de Efe a partir de los comunicados de los gobiernos y los datos de la Universidad John Hopkins (EEUU).

Hasta el momento, sólo siete países africanos, siguen sin anunciar contagios de coronavirus: Burundi, Comoras, Lesoto, Malaui, Santo Tomé y Príncipe, Sierra Leona y Sudán del Sur.

La mayoría de los países de este continente se han adelantado al aplicar duras medidas para contener la propagación del coronavirus, debido a la vulnerabilidad de sus sistemas de salud.

Sudáfrica o Ruanda han decretado el confinamiento total de la población, al tiempo que Nigeria o República Democrática del Congo (RDC), han ordenado no salir de casa en grandes ciudades que, por su elevada población, suponen un mayor riesgo.

“Hasta ahora, África ha sido el continente menos afectado por la pandemia, pero si no se toman medidas para contener el virus de inmediato, podría ser devastador para las personas y los sistemas de salud de África”, señaló Patrick Youssef, el director regional entrante del Comité de la Cruz Roja Internacional para África, Patrick Youssef, en un comunicado.

La crisis sanitaria está provocando una depresión económica, por tal motivo gobernantes africanos como el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, premio Nobel de la paz en 2019, han pedido a las instituciones multilaterales que ayuden a África.

“Las economías avanzadas están presentando paquetes de estímulo económico sin precedentes. Los países africanos, por el contrario, carecen de los medios para realizar intervenciones igualmente significativas”.

“Si el virus no es derrotado en África, regresará al resto del mundo”, alertó Abiy la semana pasada.

En ese sentido, el Banco Africano de Desarrollo (BAD) ha lanzado un bono social valorado en 3.000 millones de dólares para ayudar a las economías africanas a combatir los efectos de la COVID-19.

 

(Con Información de Debate) 

Escobedo comparte en Jordania plan con el que redujo violencia familiar y riñas de pandillas

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El plan antiviolencia con el cual el Municipio de Escobedo ha reducido casi el 100 por ciento los casos de agresión familiar y riñas de pandillas en algunos sectores vulnerables fue compartido en Amán, Jordania.

Como parte de la campaña “Paz En Nuestras Ciudades” (Peace In Our Cities), la Administración de la Alcaldesa Clara Luz Flores Carrales presentó, ante autoridades de Estados Unidos, Medio Oriente y África, cómo han funcionado sus programas Sembrando Valores y Entrenando con Valores, y su sistema Seguridad Integral para los Ciudadanos (SIC), conformado por seis ejes, entre los que destacan la Proxpol, Justicia Cívica y Puerta Violeta. 

El Secretario de Desarrollo Social municipal, Eloy Garza Obregón, explicó que, de 2012 a 2019, en las colonias Villas de San Francisco y San Miguel Residencial, con mayor violencia familiar, y Fomerrey La Unidad y Villas de San Francisco, con más reportes de riñas, se redujeron los hechos delictivos a más de la mitad o casi en su totalidad. 

De tener cerca de 80 reportes o denuncias en Fomerrey La Unidad, en 2016, éstas pasaron a 0 en 2019. 

En Villas de San Francisco, Fomerrey Nueva Esperanza y Fernando Amilpa, también se redujeron los conflictos significativamente.

El patrón fue similar en los hechos de violencia familiar, donde en Villas de San Francisco se tuvieron 250 reportes, en 2016, comparados con los cerca de 50 registrados en 2018. 

En ambas problemáticas, la tendencia fue a la baja entre 2016 y 2017, tras la implementación de los modelos de Prevención Social y Participación Ciudadana, Justicia Cívica, Puerta Violeta y Análisis e Investigación, así como los programas de valores, aplicados a niños y jóvenes de entre 5 a 19 años. 

El impacto también se reflejó en el número de personas que llegaron a barandilla, pues del 2017 al 2019 hubo una reducción de 40.2 por ciento. 

Además, subió el número de infractores que optaron por una medida alternativa, al pasar de 1.5 por ciento en 2017 a más del 10 por ciento entre 2018 y 2019.

Como parte de la campaña, gobiernos de todo el mundo comparten sus estrategias exitosas de seguridad y erradicación de la violencia para que otros líderes puedan aplicarlas en sus ciudades, a fin de lograr el objetivo 16 “Paz, justicia e instituciones sólidas”, de la Agenda 2030 de la ONU. 

Las alegrías y tristezas de las eliminatorias a la Copa Mundial de Rusia 2018

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En los pasados días se han ido concretando las obtenciones de pases al mundial en todo el mundo. Aun no terminan, pero hay zonas del mundo que habrán terminado para estos días como CONCACAF en esta zona del mundo de América del Norte, Centro y Caribe. Solo Europa y África tienen partidos pendientes más los repechajes intercontinentales como el de Oceanía contra Sudamérica y el de CONCACAF contra Asia.

La sorpresa más grande hasta el momento es que Holanda quedo fuera del mundial Rusia 2018.

Egipto y Perú son dos gratas sorpresas para el futbol internacional, Egipto, ya clasificado por primera vez desde 1990, un habitual contendiente por el título africano no se le había dado la posibilidad de estar tan cerca de un mundial. Y en el caso peruano, aun y no calificando, dieron una grata sorpresa en el entorno de la CONMEBOL y ha puesto a temblar a más de uno.

México, por primera vez desde 1998 se coloca en el primer lugar del Hexagonal, así llamada la última ronda (Quinta) de esta zona del mundo. Es un logro que debe resaltarse porque demuestra la autoridad del país en la zona, sin embargo, como dicen la mayor parte de los críticos, esta zona del mundo no tiene ese alto nivel de competencia como otras zonas del mundo.

En mi punto de vista, Sudamérica, África y Europa son las zonas más difíciles para clasificarse. En el caso de Sudamérica, ese “todos contra todos” hace que sea la competencia más pareja del mundo donde no hay sorteos ni emparejamientos a modo, por eso vemos los problemas que está teniendo Argentina para meterse, y que se notan al verse como Argentina, Chile, Paraguay, Perú y Colombia se pelean solo 2 lugares directos y uno a la reclasificación contra Nueva Zelanda.

África tiene un sistema de grupos en varias rondas, el problema de la zona africana es que, si a determinado equipo le toca un grupo pesado, las posibilidades se reducen notoriamente. Un caso es el grupo donde Nigeria ya se calificó a la Copa del Mundo a expensas de Argelia y Camerún, dos equipos altamente competitivos a nivel mundial. De un grupo de cuatro, solo pasa uno. Aquí la gran complejidad del sistema africano.

Europa tiene un sistema de grupos en una sola ronda, donde los segundos lugares de cada grupo se eliminan entre sí para dar el total de clasificados. La eliminatoria europea es complicada, parecida a África, sin embargo, las distancias futbolísticas son y siguen siendo amplias. No es lo mismo, un grupo africano donde están Senegal y Cabo Verde donde las distancias no son tan lejanas ni en el ranking FIFA ni en logros. En Europa ves un grupo donde a Alemania le pusieron a San Marino y a Azerbaiyán. Para las grandes potencias europeas, el reto es que sacar los puntos contra otras potencias y ganarles a todos los equipos “chicos”. Por eso Alemania, España, Inglaterra por decir algunos, pasaron a la Copa casi caminando. El caso alemán es contundente, de 10 juegos posibles, ganó los 10… en un grupo verdaderamente flaco de talento.

Asia, poco mencionado, tiene un sistema de grupos en su última ronda, es una zona débil donde lo más difícil son los viajes, ir de Irán a Australia, de Japón a Jordania. De Australia que increíblemente se fue al repechaje y Siria, una grata sorpresa, saldrá quien juegue contra el cuarto de Concacaf que pueden ser Panamá u Honduras.

En nuestra zona del mundo, los clasificados serán los de siempre como casi siempre ha pasado. Panamá tiene la posibilidad de romper con este status quo a expensas de Honduras.

Para finalizar, por primera vez en esta columna daré un pronóstico sobre los lugares que faltan a la Copa del Mundo. Los en color negro, ya están calificados, los de color azul, son mi pronóstico.

CONCACAF

Europa Sudamérica Asia África Oceanía

México

Rusia Brasil Irán Nigeria

No calificarán equipos

Costa Rica

Bélgica Uruguay Corea del Sur

Egipto

Alemania Argentina Japón

Túnez

Inglaterra

Chile Arabia Saudita Costa de Marfil
España Perú Australia

Senegal

Polonia

Serbia

Suiza

Francia

Faltan los repechajes europeos

#ElTalónDeAquiles: “El Orgullo Gay”

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Durante el mes de junio, fuimos testigos de las “Marchas de la Diversidad” alrededor del mundo. El evento, que originalmente se llamó “Marcha del Orgullo Gay”, ha generado polémica desde su inicio, no solo por la oposición de segmentos reaccionarios de la sociedad, que ven aquí la desinhibida perversión inmoral de “los modernos”, sino también por los cuestionamientos de la propia comunidad LGBT (Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual). El día oficial de celebración es el 28 de junio, pues se conmemoran las manifestaciones espontáneas y violentas contra una redada policial realizada en la madrugada del 28 de junio de 1969 en el bar neoyorquino Stonewall Inn. Otro momento habrá para hurgar en el pasado. Hoy, deseo elaborar sobre el significado de la marcha.

Por un lado, se argumenta que la marcha refuerza estereotipos sociales, pues miembros de la comunidad gay hay para todos los gustos. Los medios de comunicación siempre publican provocativas extravagancias (con lo que se desdibuja la diversidad), pero existen los twinks y los bears, los que parecen, pero no son (o tal vez sí), y los que no parecen, pero sí lo son. Hay almas de mujer en cuerpos de hombre (y viceversa), travestís que revindican su género, y gente que no cabe en moldes. Tanta es la diversidad, que recientemente se acuñó el término queer para incluir a los que no caben en nuestra fábrica de estereotipos. De hecho, debería referir a la comunidad LGBTIQ (Lésbico, Gay, Bisexual, Transgénero, Intersexo, Queer) para ser políticamente correcto. La retórica social nos enseña que la “normalidad” está en la homogeneidad, pero la realidad muestra que la diversidad es lo “normal”.

Por otro lado, se arguye que la comunidad tiene prioridades. La homosexualidad aísla, deprime, discrimina. Por ser gay, se pueden sufrir ataques, incluso ser asesinado, o perder el trabajo y el apoyo familiar. Claro, la situación varía de una región a la otra. En los países del norte (con la notable excepción de Rusia, entre otros), los avances son significativos. Incluso, aquel elemento clandestino, rebelde, y anticonformista característico de la cultura gay anterior a los años 1990s, fue sustituido por la defensa de derechos conservadores. Esto no es necesariamente “malo”: si la mujer tiene el derecho de decidir si usa burka, un gay debe poder decidir si adhiere a hipotecas familiares del estilo Modern Family. Pero, en otras regiones, por ejemplo, en África o en Medio Oriente, la reivindicación es más necesaria que nunca, pues el simple hecho de visibilizarse cuesta caro. Las marchas siguen entonces teniendo una función, social, ya sea para denunciar, para celebrar, o para mostrar solidaridad internacional.

Hay muchas críticas más. Se lamenta, por ejemplo, el énfasis puesto en la “fiesta”, que lleva al consumo excesivo de drogas. Se señala también que la comunidad es víctima del “capitalismo rosa”, de una comercialización excesiva. Esas son, sin embargo, críticas aplicables a la sociedad en general. El alcoholismo y la adición a otros tipos de sustancias, sean estas lícitas o ilícitas, afectan a diversos segmentos sociales. Además, la sociedad actual ya no está constituida por “pacientes”, “estudiantes”, o “feligreses”, sino por “clientes”.

Siempre opiné que no hay por qué sentirse orgulloso de ser gay, así como tampoco se debe estar orgulloso de ser heterosexual. Pero las marchas no existen para eso, sino para recordarnos que nadie debe avergonzarse de ser lo que es. Además, el evento celebra la diversidad. Se trata de una oportunidad para que todos – niños, abuelas, personas con discapacidad, las pocas personas “normales” que por ahí deben existir, y sí, a miembros de la comunidad LGBTIQ – nos congreguemos en un ambiente de fiesta. La marcha será innecesaria cuando, en vez de ver preferencias sexuales o anticonformismos sociales, veamos amor, no del que requiere ser respetado, tolerado, o comprendido, sino del que no requiere ser juzgado. Mientras eso no suceda, la afirmación reivindicativa y la celebración, con orgullo, alegría, y sin remordimientos, seguirá siendo necesaria.

Fernando A. Chinchilla

Cholula (México), julio de 2017

 

EL TALON DE AQUILES: “EL MANIFIESTO DE PAZ SOSTENIBLE (PRIMERA PARTE)”

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El lunes 14 de marzo de 2016 fundamos, en la ciudad de Monterrey, una organización no gubernamental, sin fines de lucro, cuyo nombre oficial es “Laboratorio Transnacional Paz Sostenible”. La ONG, laboratorio de investigación (Think Tank), Grupo de Defensa (Advocacy Group), y Asociación Profesional a la vez, se caracteriza por ser una iniciativa independiente, interinstitucional y multidisciplinaria, de investigación especializada en violencia colectiva y paz. En esta primera parte del “Manifiesto” de la organización, y teniendo como meta explicar los alcances del proyecto, haré hincapié en sus objetivos generales y específicos, la justificación para su existencia, y su aporte a la teoría y praxis en la resolución de conflictos.

Primero pienso, pero luego existo. El objetivo de “Paz Sostenible” es producir y divulgar conocimiento científico (académico) y aplicado (consultorías) para mejorar la gobernanza local, nacional e internacional, favoreciendo así la consolidación de la paz. Para ello, esperamos, por un lado, producir investigación científica en temas relacionados a la paz, inscribiendo nuestra reflexión en las tendencias en los estudios comparados, internacionales, y de otros saberes de las ciencias sociales. Favorecemos el intercambio entre expertos para alimentar la innovación teórica y práctica que originen enfoques multidisciplinarios. Por otro lado, deseamos desarrollar esfuerzos en investigación aplicada, es decir en consultorías a clientes públicos y privados, no solo para generar los recursos que nos permitirán crecer, sino también para incidir en el “mundo real”. Uno de los retos de nuestra generación es ejecutar ideas que cambien el mundo en el que vivimos: diagnósticos ya tenemos de sobra; lo que hace falta es actuar, y hacerlo bien. Por ello, otra de las metas de este Laboratorio es crear convergencias interinstitucionales para que universidades, sociedad civil (empresa privada, ONGs), y el Estado, cooperen más en los temas que nos interesan, e intervengan mejor para lograr una paz sostenible. El Laboratorio nace libre de amarras institucionales y mentales; no tenemos miedo a innovar, sabemos como hacerlo, y no tenemos límites institucionales que nos lo impida.

El objetivo de “Paz Sostenible” es producir y divulgar conocimiento científico (académico) y aplicado (consultorías) para mejorar la gobernanza local, nacional e internacional, favoreciendo así la consolidación de la paz.

Para cumplir con estos objetivos, es primordial desarrollar dos componentes. Primero, debemos tener un programa de publicaciones dinámico y flexible el cual incluya boletines informativos (Newsletters), revistas de divulgación destinadas al público en general, y revistas académicas indexadas a los índices especializados. Dicha diversidad va acorde con las áreas de interés y el tipo de conocimiento que nos interesa desarrollar. También deben nuestros investigadores titulares y asistentes de investigación publicar en nuestro nombre. Segundo, es primordial desarrollar un componente prescriptivo, es decir, esperamos denunciar y tomar posiciones públicas sobre los temas que nos competen, sobre todo en lo que a derechos humanos, la paz, y/o la democracia se refiere. No nos escudaremos con la “neutralidad científica” para justificar ideologías asépticas o para rehuir valores a los que adherimos y que dan sentido a nuestra reflexión. ¿Para qué pensar sin existir?

Lo importante no es el qué, sino el por qué. Hace poco menos de dos años, escribía en el marco de otro proyecto, que existía efervescencia en el campo de la resolución de conflictos, en el estudio de las causas, dinámicas y efectos de la violencia colectiva, y en su prevención, gestión, transformación, y resolución. En efecto, maestrías, doctorados, y especializaciones en temas como la asistencia humanitaria, el nacionalismo, las identidades y los estudios sobre la paz, aumentaban sin cesar, al tiempo que nuevas ONGs, laboratorios de investigación independientes o autónomos, se multiplicaban. Eso era cierto en el 2014, y lo sigue siendo hoy. ¿Entonces por qué saturar con un Laboratorio más? Para responder a esta pregunta, es necesario considerar tres elementos.

…es primordial desarrollar un componente prescriptivo … esperamos denunciar y tomar posiciones públicas sobre los temas que nos competen, sobre todo en lo que a derechos humanos, la paz, y/o la democracia se refiere. No nos escudaremos con la “neutralidad científica” para justificar ideologías asépticas o para rehuir valores a los que adherimos y que dan sentido a nuestra reflexión.

Primero, sigue siendo necesario, ahora más que nunca, apoyar la generación de perspectivas multidisciplinarias y transnacionales. La necesidad de la multidisciplinariedad es un llamado que siempre tendrá acogida, porque está de moda argumentar que la complejidad de los problemas actuales requieren de soluciones holísticas, y porque nadie se opone a la virtud, al menos públicamente. ¿Quién defendería a plena luz del día la idea que es malo que profesionales de diversos horizontes cooperen? Pero del dicho al hecho hay mucho trecho, y los enfoques multidisciplinarios no son tan fáciles de encontrar, por razones cuya explicación va más allá de los propósitos de este texto. Eso sí, me interesa resaltar que no hay que subestimar esta contribución ni el esfuerzo que tomará concretizarla.

Segundo, es vital acercar a los sectores académicos, gubernamentales, y de la sociedad civil nacional e internacional para generar mayor coordinación (lo que se conoce usualmente con el nombre de “Gobernanza”). Y esto tampoco será fácil. No es poco común que desde la academia se vea con cierta condescendencia a algunos políticos (a veces considerados “corruptos” y/o “incapaces”), y que la sociedad civil crea que los universitarios viven en una torre de marfil, aislados de la realidad. También el gobierno puede ver a las universidades y a la sociedad civil como actores políticos–enemigos o aliados–con sus propios intereses. Además, afiliaciones partidarias atraviesan de lo nacional a lo local (el gobierno nacional es aliado u oponente de gobiernos locales, dependiendo de la configuración de los partidos en el poder), y administrativos que dirigen centros de educación superior, y que no entienden la palabra “academia”, pueden ver en otras universidades no puntos de coincidencia, sino amenazas de competencia. En síntesis, crear convergencias interinstitucionales no es tarea fácil en ninguno de los sectores con los que trabajaremos.

Tercero, debemos producir simultáneamente una reflexión imparcial, integral, y balanceada, lo cual tampoco será fácil. El Laboratorio es diverso pues creemos que la riqueza está en diferentes formas de pensar. Forjar entonces una visión consensuada, o al menos mayoritaria, será una labor ardua pero necesaria. No solo nuestro rol social depende de ello sino también nuestra credibilidad. Con la diplomacia y el respeto que nuestros interlocutores se merecen, tendremos la claridad mental y la ética profesional que nos comprometen con nuestros principios, y la disposición para defender nuestros valores con los recursos intelectuales que tenemos a nuestra disposición.

El Laboratorio Transnacional Paz Sostenible explora entonces temas relacionados a la paz viendo la integralidad del fenómeno y relacionándolo con (pero sin limitarlo a) las interacciones intra e interestatales. La paz es un fenómeno que puede y debe ser estudiado desde una perspectiva transnacional.

Nuestra contribución. En América Latina, a pesar de doscientos años de experiencias revolucionarias, contra-revolucionarias, de perniciosos autoritarismos (de izquierda y de derecha), de procesos de pacificación inéditos, de retóricos apoyos a los derechos humanos, y de despliegues multilaterales de mantenimiento de paz, siguen siendo escasos los estudios en resolución de conflicto. África sigue cautivando el interés de más analistas (si bien el Cercano Oriente y el Sur de Asia siguen llamando poderosamente la atención). La reflexión teórica en nuestra región escasea, y aun menos frecuente es la resultante de la experiencia práctica. Mientras tanto, países como Honduras y Guatemala siguen dando signos alarmantes de degradación de capacidades estatales. Subsisten además dependencias crónicas a la presencia externa (Haití). Aunque se vislumbra una salida al conflicto armado colombiano, el mismo sigue activo. Y las organizaciones criminales siguen extendiendo sus tentáculos a lo largo de la región, manteniéndose como actores transnacionales de primer orden.

Paz Sostenible ofrece una contribución innovadora y original. El Laboratorio está llamado a ser un puente que une, con proyectos puntuales, a académicos, sociedad civil, y gobiernos, interesados en estudiar y actuar en temas de paz. El ámbito de acción es entonces local, regional, nacional, e internacional. Se trata además de un proyecto–y esto no lo había desarrollado–que también propone una asociación profesional “tradicional”. Es decir, aceptamos membresías (pronto publicaremos las reglas de adhesión), esperamos organizar congresos, y vamos a cumplir con las típicas funciones que normalmente ejecuta una asociación profesional. Finalmente, se trata de una iniciativa que, al no tener límite geográfico, es libre de desarrollar perspectivas comparadas que saquen a relucir diferencias y similitudes de diversos casos, o internacionales, centradas en la interdependencia de los problemas del mundo globalizado de hoy. Es cierto, por estar basados en México, nos interesaremos más, al menos en este punto de arranque, en América Latina. Pero eso no sucederá en perjuicio de otras regiones o de oportunidades de crecimiento institucional generadas en la ruta. Al fin y al cabo, nuestro enfoque es “transnacional”.

El Laboratorio es diverso pues creemos que la riqueza está en diferentes formas de pensar. Forjar entonces una visión consensuada… será una labor ardua pero necesaria. No solo nuestro rol social depende de ello sino también nuestra credibilidad.

Epílogo (preliminar). Así, desearía terminar esta primera parte del Manifiesto de Paz Sostenible refiriéndome a la noción de “transnacionalismo”: un fenómeno es “transnacional” cuando, aunque suceda en espacios nacionales, trasciende las fronteras, se extiende entre varias naciones (y no necesariamente Estados), y obedece a una lógica que va más allá de lo que sucede entre las fronteras nacionales y por encima de ellas. Hay pues una diferencia entre lo transnacional, lo nacional, lo internacional, y lo supranacional. El Laboratorio Transnacional Paz Sostenible explora entonces temas relacionados a la paz viendo la integralidad del fenómeno y relacionándolo con (pero sin limitarlo a) las interacciones intra e interestatales. La paz es un fenómeno que puede y debe ser estudiado desde una perspectiva transnacional. Doy gracias, en orden alfabético, a Karina Flores, Oscar Flores, Fernando Jiménez, y Magda Robles, por aceptar aventurarse conmigo en este proyecto. También deseo reconocer el “interés desinteresado” de Alejandra Buitrón y Juan Cortés, nuestros asistentes de investigación, ambos estudiantes de la Universidad de Monterrey (UDEM), en darnos una mano para lanzar el Laboratorio.

No queda más que enrollarse las mangas y empezar a trabajar. Seamos más que expertos en construcción de paz; seamos constructores de paz. Mayor información sobre el laboratorio es accesible en nuestro sitio web y por la página Facebook. Es posible también escribirnos a: info@pazsostenible.org

Fernando A. Chinchilla
Ciudad de México (México), abril de 2016

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

¿Cuánto vale la vida de un europeo?

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Desde los ataques en París resurgió un debate sobre cómo los medios de comunicación le dedican espacio y tiempo a algunas tragedias más que a otras. Muchas personas se han quejado en redes sociales, argumentando que solo las víctimas de países de primer mundo inspiran duelo internacional. ¿Qué dice esta realidad sobre nosotros como personas? ¿Es realmente un indicador de que nuestra sensibilidad es selectiva? ¿Que a nuestro punto de vista la vida de un europeo es más valiosa que la de un árabe o un africano?

Seguramente para una fracción de la población es así, y la falta de interés por la enorme pérdida de vidas tras los ataques terroristas en Pakistán, Irak, Kenya, Turquía, Costa de Marfil, entre otros, tiene que ver con racismo ¡Pero me rehuso a creer que sea la mayoría! Quiero tener más fe en la humanidad, y es por eso que en este artículo busco explorar otras razones por las que se dan estas diferencias de reacción general, y que no necesariamente llevan a la conclusión de que somos indiferentes al sufrimiento de algunos y no de otros.

Es evidente que el factor que define la cantidad de atención recibida tras un evento terrorista está íntimamente ligado al nivel socioeconómico del país atacado. ¿Por qué? Entre las muchas explicaciones, está la percepción de seguridad. Mientras que de un país en desarrollo se esperan fallas en el desempeño de las fuerzas policiacas, resulta casi inimaginable una transgresión de gran magnitud en un país de primer mundo. Cuando un evento prueba que esa percepción es equivocada, la noticia -además de horrorizar-shockea.

Noticias como éstas llaman más la atención cuando se dan en un lugar estable y pacífico porque … desafían la percepción generalizada que tiene la mayoría de la gente. Cuando hablamos de muertes en países conflictivos … la gente se acostumbra, e incluso da por sentado que los eventos violentos seguirán ocurriendo.

Esto también nos lleva a hablar sobre el rol que juega la frecuencia. Los ataques en África y Medio Oriente son cosa de todos los días. Además de Daesh, las amenazas vienen de otros grupos fundamentalistas como Boko Haram, Al Shabaab, los Talibanes y Al Qaeda. Cuando estos eventos suceden en países como Francia o Bélgica, sorprende, pero por ningun motivo quiere decir que una vida valga más que otra.

Otro factor a considerar es que París y Bruselas son ciudades internacionalizadas. Su amplia influencia cultural, las visitas turísticas y los intercambios escolares fomentan una conexión particular. Las víctimas no eran solo belgas ni franceses, sino gente de todas partes, incluyendo latinos, africanos y árabes. Por otro lado, lo que pasa en África y Medio Oriente es percibido como lejano y ajeno por muchos, les es difícil identificarse; cosa que no se traduce en que la muerte les sea indiferente.

También es importante analizar si el país en cuestión se encuentra desestabilizado por una guerra. Noticias como éstas llaman más la atención cuando se dan en un lugar estable y pacífico porque, vuelvo a lo mismo, desafían la percepción generalizada que tiene la mayoría de la gente. Cuando hablamos de muertes en países conflictivos (y como tal, México se puede incluir perfectamente), la gente se acostumbra, e incluso da por sentado que los eventos violentos seguirán ocurriendo.

Los ataques en África y Medio Oriente son cosa de todos los días… las amenazas vienen de otros grupos fundamentalistas como Boko Haram, Al Shabaab, los Talibanes y Al Qaeda. Cuando estos eventos suceden en países como Francia o Bélgica, sorprende, pero por ningun motivo quiere decir que una vida valga más que otra.

Otra cuestión es la culpa exagerada que se le está adjudicando a los medios de comunicación, cuando la mayoría sí está reportando estos eventos. Fuentes no faltan, la información está ahí afuera, y si no la has encontrado es porque no la estás buscando. Si dependes exclusivamente de medios occidentales, que no te extrañe que sus análisis más profundos lidien con problemáticas y temas que se apeguen a una audiencia occidental.

Claro, vale la pena invitar a los medios a que amplíen su cobertura, pero también vale la pena que nosotros busquemos canales alternos que se enfoquen en otras regiones del mundo (un buen ejemplo es Al Jazeera). Cabe recalcar que es importante encontrar fuentes que traten estos temas de manera neutral, para evitar que la gente de oeste acabe por estereotipar a las minorías musulmanas y los refugiados sirios. Después de todo, ellos son los principales afectados por las acciones de los extremistas.

A fin de cuentas, vamos por buen camino, que la gente esté alzando la voz para exigir el mismo luto para las víctimas fuera de Bruselas y París lo demuestra. Pero antes de acusarnos o condenarnos unos a otros, consideremos que el factor de choque dicta cómo se habla de los ataques en Europa, más que una falta de humanidad. Después de todo nos ha tocado ver reacciones internacionales positivas por parte de la gente (aunque con oposición, por supuesto) en los casos del secuestro de las estudiantes en Nigeria, de los refugiados sirios, y hasta nos tocó ser los receptores durante el caso Ayotzinapa. Nos habla de una comunidad internacional más empática y conectada, que puede ser el primer paso para acabar con las guerras.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

“EL TALÓN DE AQUILES”: EL ROL DEL PROFESOR TERCERMUNDISTA

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Siempre recordaré mi primera clase de maestría, cuando el profesor de metodología, al abordar tópicos relacionados al desarrollo de las ciencias, indicó que la diferencia entre los estudios de grado (bachillerato y licenciatura) y de post-grado (maestría y doctorado) es la siguiente: en el primer caso seguimos siendo consumidores de conocimiento, mientras que en el segundo nos convertimos en productores. El contraste, que no solo se aplica a la Ciencia Política sino al conocimiento en general, no es mínimo; tiene implicaciones en complejos procesos sociopolíticos de África, América Latina, y en otras latitudes del mundo. Desearía hoy salirme del comentario de actualidad tradicional para atraer la atención sobre un tema tal vez no muy de moda, pero sobre el cual debemos reflexionar si lo que deseamos es heredar a las generaciones futuras un mejor mundo que en que nos tocó vivir: se trata del rol del profesor, en concreto del de Ciencia Política, particularmente en los países en vías de desarrollo. Procedo en dos tiempos: primero delineo lo que necesitamos y luego explico por qué no somos capaces de producirlo.

¿Somos capaces de producir el conocimiento científico que nuestros países necesitan? … ¿Somos los profesores de Ciencia Política en los países en vías de desarrollo capaces de producir o adaptar instrumentos conceptuales para entender mejor las realidades que nos rodean?

Importar conceptos pensados para otras realidades. Los conceptos elaborados por europeos y estadounidenses se aplican más o menos bien a otras realidades. Algo muy corrupto en Alemania puede no serlo en México; lo que es inestable en Latinoamérica, puede ser estable en África; y nuestros regímenes políticos, menos autoritarios que los de antaño, no son tan democráticos como los de otros países. El problema de la comparabilidad de contextos diferentes es mayor, pues si aceptamos que todo es único, que nada se compara, no podríamos identificar regularidades que nos permitan comprender nuestro mundo. No podríamos entonces hacer “Ciencia” y, por lo tanto, como decía un buen amigo, más que “Ciencias Políticas”, estaríamos ejerciendo “Fiestas Políticas”. Este es de hecho uno de las grandes cuestiones de los estudios comparados: ¿Pueden los conceptos viajar? ¿Podemos crear nociones válidas en diversas realidades? El debate sigue su curso, y no es mi objetivo zanjarlo aquí. Mi punto es que si queremos comprender mejor nuestro mundo, debemos generar nuestros instrumentos de medición, o al menos adaptar los existentes con la rigurosidad necesaria para garantizar la exactitud de nuestras mediciones.

Consecuentemente, como sociedades, debemos invertir en investigación y desarrollo (I+D), y esto aplica no solo a las “ciencias duras”, sino a todas las ramas del quehacer humano: la cultura, las artes, y por supuesto, a las Ciencias Sociales. Estoy convencido que vista con seriedad, la Ciencia Política puede ser más difícil que otros saberes más “exactos”, pues el arte de interpretar con precisión al zoon politikón, depende del control que podamos ejercer sobre factores aleatorios y subjetivos. Por ello, una de mis preocupaciones siempre ha sido enseñar a trabajar con meticulosidad, con el mayor de los respetos por nuestra profesión. Y esto lleva a preguntarnos: ¿Somos capaces de producir el conocimiento científico que nuestros países necesitan? O, para expresarlo en los mismos términos de la pregunta inicial: ¿Somos los profesores de Ciencia Política en los países en vías de desarrollo capaces de producir o adaptar instrumentos conceptuales para entender mejor las realidades que nos rodean? Mi respuesta, más allá de las excepciones que por suerte siempre encontramos, es negativa. Y ello se debe principalmente a tres factores que explico a continuación, y que nos relegan a una posición de consumidores de Ciencia Política.

… no solo nuestros países no invierten para crear lo que necesitamos, sino que la élite intelectual es cooptada por los países desarrollados, que ofrecen medios más favorables para el desarrollo profesional.

Producir vs. consumir. El primer factor que condena al profesor tercermundista a un rol de consumidor, es la presión en la carga de enseñanza a la cual es objeto, sobre todo si el mismo se desenvuelve en universidades privadas cuyas finanzas dependen exclusivamente de los ingresos provenientes de las colegiaturas. Con una asignación equivalente a ocho, a veces a diez cursos anuales, los cuales se adicionan a responsabilidades administrativas, de representación institucional, y de investigación aplicada (consultorías pagadas por clientes según un esquema que privilegia la privatización del conocimiento), es difícil, como intelectual, hallar el tiempo para leer, reflexionar, diseñar, financiar, implementar, redactar, y publicar, investigación innovadora. Con un poco de suerte, podremos tal vez testar teorías, pero no con la rigurosidad requerida dadas las múltiples distracciones a las que somos objeto. En los países primermundistas, enseñar lo que investiga no solo es posible sino que no es excepcional, como sí lo es en el ambiente universitario privado latinoamericano.

Estoy convencido que vista con seriedad, la Ciencia Política puede ser más difícil que otros saberes más “exactos”, pues el arte de interpretar con precisión al zoon politikón, depende del control que podamos ejercer sobre factores aleatorios y subjetivos.

El segundo factor, el cual afecta de sobremanera a algunas universidades públicas, tiene que ver con la politiquería. Ninguna entidad de educación superior, privada o no, del norte o del sur, está exenta de la política mal entendida; es decir, del trueque de favores y de las adulaciones interesadas, pero sus consecuencias son más significativas en las escuelas de Ciencia Política tercermundistas. Para nadie es un secreto que partidos políticos tradicionales pueden insertar en las aulas universitarias sus esquemas clientelistas para reclutar profesionales, profesores y estudiantes, bajo la promesa de trabajos estables bien remunerados. Lo que deberían entonces ser núcleos generadores de cambio se convierten en máquinas de propaganda para explicar lo inexcusable y para defender estructuras anacrónicas que ahogan la innovación que necesitamos. Mientras las universidades públicas de nuestros países sigan siendo presa de los tentáculos de la politiquería–y aquí no estoy obviando el hecho que las estadounidenses (y de otras latitudes) no puedan ser presa de intereses corporativos–difícil será que produzcan conocimiento científico válido que nos permita cambiar hechos sociales tan reprochables como las inexcusables brechas de desigualdad, los insoportables niveles de pobreza, y los insultantes grados de corrupción.

Tercero, el especialista que busque alcanzar la excelencia, deberá inmigrar a donde están las oportunidades. Es decir, no solo nuestros países no invierten para crear lo que necesitamos, sino que la élite intelectual es cooptada por los países desarrollados, que ofrecen medios más favorables para el desarrollo profesional. Lo confieso, me considero cómplice de esta fuga de cerebros desde 1997, cuando salí de Costa Rica para radicarme en Canadá. Y aunque en estos últimos años alguna contribución habré hecho en México, sigo pensando que mucho más útil serían mis contribuciones en Centroamérica. Estas condiciones, lejos de ayudar a producir conocimiento en nuestros países, lo obstruyen y nos condenan a nosotros, los profesores de ciencia política, a ser espectadores, consumidores pasivos, cuya principal función es repetir lo que otros propusieron. ¿Sabe usted que la mejor biblioteca sobre la intervención de Naciones Unidas en El Salvador se encuentra en… Nueva York?

Para nadie es un secreto que partidos políticos tradicionales pueden insertar en las aulas universitarias sus esquemas clientelistas para reclutar profesionales, profesores y estudiantes, bajo la promesa de trabajos estables bien remunerados.

Cosas en las que debemos pensar para mejorar. El profesor que solo enseña y no investiga, pierde competitividad, y con él su país, pues se priva del ejercicio y desarrollo de destrezas que habría podido poner al servicio del tan necesitado desarrollo. Eso es cierto en las ciencias duras, y también en las sociales. Hoy, la riqueza es producto de la innovación patentada. Nuestros gobiernos lo saben, y por ello destinan sumas crecientes a I+D. Pero la brecha entre los países tercermundistas y las economías desarrolladas es inmensa. Además, habría que ver cuánto de esos recursos se destinan a la I+D en Ciencia Política; sospecho que el porcentaje varía entre lo raquítico y lo inexistente. Claro, el tema del lugar de las Ciencias Sociales en nuestras sociedades–el neoliberalismo ha tenido profundos efectos sociales, entre ellos la impresión de que las artes y las humanidades no sirven para nada porque no son rentables en el sentido mercantilista del término–es complejo y amerita no uno, sino varios artículos. Valga por ahora mencionar que mientras nuestros países no inviertan en I+D, seguirán generando menos riqueza; y mientras sigamos siendo consumidores, mientras estemos obligados a emigrar para ser productores, mientras estemos expuestos a sobrecargas académicas excesivas o a lógicas politiqueras, será muy difícil que podamos contribuir a generar lo que necesitamos para lograr el cambio. Decía un buen amigo que la función del “académico” no es seguir las tendencias, sino orientarlas. Que así sea entonces, empezando por esta tribuna.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

El Talón de Aquiles: “Somos Más Parecidos de lo que Quisiéramos Creer”

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Cada vez que inicié mi curso de “Sociedad y Cultura de África”, señalé dos elementos primordiales para eliminar estereotipos, sin lo cual no tiene sentido emprender estudios africanos: primero, desde una óptica comparada, debemos aceptar que es más lo que nos une que lo que nos separa; segundo, ni América Latina está “tan adelantada” con respecto a África, ni África está “tan atrasada” con respecto a América Latina. Veamos algunos indicadores que comprueban estos argumentos.

Ni América Latina está “tan adelantada” con respecto a África, ni África está “tan atrasada” con respecto a América Latina.

Somos más parecidos de lo que quisiéramos creer.

A finales de enero de 2016, Transparencia Internacional publicó su Índice de corrupción 2015. Más allá del hecho de que ningún país africano o latinoamericano se encuentra entre los diez primeros lugares, dos elementos llamaron mi atención. Por un lado, si bien es cierto que seis de las 12 últimas posiciones son ocupadas por países africanos (Guinea-Bissau, Libia, Angola, Sudan del Sur, Sudan, y Somalia), en dos posiciones sobresalen países de las Américas (Haití y Venezuela). Por el otro, el primer país de América Latina que aparece en la lista, Uruguay, lo hace en el lugar 21, no tan por adelante del primer país africano, Botsuana, que se ubica en lugar 28; de hecho, Costa Rica y Cabo Verde comparten la posición 40, Republica Dominicana y Somalia la 103, Argentina, Costa de Marfil, Ecuador, y Togo la 107, y Honduras, Malawi, Mauritania, y Mozambique la 112. Ruanda (44) y Namibia (45) están por delante de Cuba (56), El Salvador (72) y Panamá (72), y México aparece al mismo nivel que Mali (lugar 95), debajo de Liberia (83), Túnez (76), y Burkina Faso (76), así como de Argelia, Egipto y Marruecos (88).

Los cinco países más violentos del mundo son todos latinoamericanos, cuatro de los cuales se encuentran en Centroamérica.

Para aquellos que dudan de la solidez de la comparación, veamos indicadores de violencia, más concretamente de asesinatos. Hasta el 2012, América Latina era la región del mundo con mayor número de muertes por homicidio y armas de fuego. Los datos varían frecuentemente, en una especie de competencia malsana para saber cual es el país más mortífero, pero según diversos informes de homicidios de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUUD), Honduras, con una tasa de homicidios de 91,4 por cada 100,000 habitantes, fue el país más violento del mundo en 2011; sigue Venezuela, con tasas en los últimos años rondando 53/100,000 habitantes y, en general, al menos en 2013 siguen Belice (44,7), Jamaica y El Salvador (41.2), así como Guatemala (39,9). Nótese que los cinco países más violentos del mundo son todos latinoamericanos, cuatro de los cuales se encuentran en Centroamérica. El primer país africano en esta lista es Zambia (38), en la novena posición; sigue Uganda (36.3) en la 11, Malaui (36) en la 12, Lesoto (35.3) en la 13, Sudáfrica (31.8) en la 14, y República del Congo (30.8) en la 15. Cierto, la totalidad de los países del “Top 20” de la inseguridad mundial son latinoamericanos o africanos; de hecho, hay que esperar hasta la posición 34 para encontrar a Kirguistán (20.1), de Asia Central. Pero aún en ese marco, quiero recalcar que Brasil (26.5) es más inseguro que países “inestables” o gobernados por Estados “débiles” o “fallidos” como Sudán (24.2) y República Democrática del Congo (RDC: 21.7). Además, existe menos probabilidad de ser asesinado en Sierra Leona (14,9), Mauritania (14,7), Zimbabue (14,3), Gabón (13,8), Liberia (10,1), Senegal (8,7), o Madagascar (8,1), que en México (15,5). Nunca entendí por qué algunos latinos piensan que ir a África es aventurero, pues lo contrario es más exacto: para venir a América Latina, un africano requiere aventurarse.

Siempre me impresionó lo mucho que saben los africanos sobre América Latina, por lo que me avergüenza lo poco que sabemos sobre África. Tal vez por ello, me cuesta tolerar la condescendencia fruto de la ignorancia.

Ni tan adelantados, ni tan atrasados.

A mediados de enero de 2016, el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó a la baja las proyecciones de crecimiento mundial para el 2016-17, situándolas entre un 3,4% y un 3,6% del Producto Interno Bruto (PIB). En América Latina, las previsiones son modestas: primero, se vaticina una contracción del PIB agregado de 0.3% en 2016; luego, un crecimiento de 1.6% en 2017. Pero para África, se pronostica una (modesta) continuación de la expansión económica. Claro, siempre se podrá indicar que es más fácil crecer cuando no hay nada: el 20.7% de crecimiento del PIB que se espera en Sudán del Sur en el 2016 se puede explicar de esa forma; pero lo mismo podría aplicar a Haití, la economía más pobre del hemisferio occidental, que sigue sufriendo las secuelas del terremoto de 2010, y cuyas previsiones de crecimiento son, según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), de apenas un 2.5%. Por supuesto, no todo son buenas noticias en África; existen también países que se alejan del promedio, como Guinea Ecuatorial y Sierra Leone, que experimentaron contracciones económicas de -15,3% y -12,8% en 2015. Pero América Latina tampoco es ajena a estos casos: Venezuela sufrió una contracción del PIB de 4,2% en 2015 según el Banco Mundial, y el FMI augura una caída del -18% entre el 2015 y 2016, asistida por una inflación de 720% en 2016. Siempre me impresionó lo mucho que saben los africanos sobre América Latina, por lo que me avergüenza lo poco que sabemos sobre África. Tal vez por ello, me cuesta tolerar la condescendencia fruto de la ignorancia. Basado en estimados para 2014, observamos que Etiopía (10,3%), RDC (9,2%), Costa de Marfil (7,9%), y Mozambique (7,4%), tuvieron todos crecimientos del PIB mejores que República Dominicana, primer país de nuestra región que aparece en en listado del FMI (posición 17, con un crecimiento de 7,3%). Entre esta isla y Panamá, el siguiente país latinoamericano en aparecer (6,20%), están Mali (7,2%), Sierra Leone (7,1%), Tanzania (7%), Chad, Mauritania, Níger, y Ruanda (6,9%), República del Congo (6,8%) y Nigeria (6,3%)..

Ahora, para los que desconfían del PIB por ser un indicador reductor y distorsionador, veamos dos datos adicionales: el coeficiente GINI, que mide desigualdades en la distribución del ingreso (0 es una distribución perfecta de la riqueza y 100 es una distribución perfectamente desigual), y el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de Naciones Unidas. Las cifras sobre la desigualdad son muy incompletas, por lo que es difícil elaborar un panorama global. Los datos del Banco Mundial del 2011, sin embargo, permiten contrastar el coeficiente Gini de Brasil (53,1), Chile (50,8), Colombia (54,2), Guatemala (52,4), Honduras (57,4), Panamá (51,8), y Paraguay (52,6), todos por arriba de 50, con el de Chad (43,3), Benín (43,4), Republica del Congo (40,2), RDC (42,1), Senegal (40.3) y Togo (46), todos debajo de 50. Ocho países latinoamericanos mostraron índices menores a 50, pero ninguno por debajo de 40: Argentina (43,6), Bolivia (46,3) Costa Rica (48,6), Ecuador (46,2), El Salvador (42,4), Perú (45,5), República Dominicana (47,4), y Uruguay (43.4). En cuanto al IDH, es posible que sí hallemos alguna diferencia entre las regiones, al menos si nos basamos en los datos de 2014. Dos países latinoamericanos, Argentina y Chile, se clasifican entre los 49 países con un “Muy Alto IDH”; ningún país africano integra este grupo; además, 19 países de América Latina y el Caribe se encuentran en el segundo grupo, el de “Alto IDH”; solo tres países africanos – Argelia (83), Libia (94), y Túnez (95) – están presentes. Además, de los 39 países que integran el grupo de “IDH Medio”, 12, es decir, 30,7%, son africanos: Botsuana (106), Egipto (108), Gabón (110), Sudáfrica (116), Cabo Verde (122), Marruecos (126), Namibia (126), Congo (136), Guinea Ecuatorial (138), Zambia (139), Ghana (140) y Santo Tomé y Príncipe (143). Esos son los mejores ejemplos de África, los cuales contrastan con los siete países de las Américas que, al estar incluidos en este grupo, muestran un rezago con relación al resto: Paraguay (112), El Salvador (116), Bolivia (119), Guyana (124), Nicaragua (125), Guatemala (128), y Honduras (131). En fin, forman parte del grupo de 32 países con “Bajo IDH”, 23 casos africanos (71,8%); en cuanto a nuestra región, solo Haití (lugar 163) se encuentra en esta categoría.

Somos más parecidos de lo que quisiéramos creer, y ojalá que la aceptación de esta evidencia permita revivir nuestra curiosidad y nuestras ansias de aprender de un continente que tiene mucho que ofrecer.

Consideraciones finales.

La discusión podría ser más enriquecedora si nos damos a la tarea de definir los conceptos aquí propuestos para elaborar esta comparación. Por ahora, sin embargo, recordaré que Transparencia Internacional no mide “corrupción” sino “percepciones de corrupción”, que la violencia puede tomar múltiples formas – el homicidio no es más que una de ellas –, que el PIB no mide el progreso y es insuficiente para determinar grados de desarrollo o subdesarrollo, y que el IDH pretende medir algo tan complejo como la “riqueza” de las vidas humanas. En ese marco, si bien América Latina lleva un camino recorrido en materia de desarrollo humano, en términos de las percepciones de corrupción de nuestras élites políticas, de la inseguridad en nuestras calles, de las perspectivas a corto y mediano plazo de crecimiento económico, y de las desigualdades socioeconómicas, no solo no somos tan diferentes a África, sino que en algunos casos, varios de los países africanos lucen mejores indicadores que los nuestros. En definitiva, somos más parecidos de lo que quisiéramos creer, y ojalá que la aceptación de esta evidencia permita revivir nuestra curiosidad y nuestras ansias de aprender de un continente que tiene mucho que ofrecer. Tal vez así podamos, viendo nuestro reflejo en ese espejo africano, aprender mucho más sobre nosotros mismos.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

“No, no puedes hacer eso porque eres mujer”

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Cuando escuchamos que una mujer es ingeniera, constructora o conductora de un camión todavía nos sorprende. Aún en el siglo 21 nos resulta raro ver que una mujer se desempeñe en ciertos trabajos que no son considerados “femeninos” en absoluto. Pero realmente, ¿qué es lo que restringe los tipos de trabajo que las mujeres pueden hacer? ¿Es asunto legal o una cuestión cultural?

De lo global …

Por increíble que parezca hoy en día hay 155 países (Banco Mundial, 2015) que restringen el trabajo que las mujeres pueden desempeñar.

Por increíble que parezca hoy en día hay 155 países (Banco Mundial, 2015) que restringen el trabajo que las mujeres pueden desempeñar; por ejemplo en algunos lugares no pueden trabajar después de que obscurezca, ni operar maquinaria pesada o conducir un tractor agrícola. Desafortunadamente muchos de los trabajos que están restringidos a las mujeres están en industrias o sectores que son muy bien pagados; esto significa que las mujeres ocupan con mayor regularidad empleos de menor estatus y paga a comparación de los hombres. Como resultado, estas mujeres tienen acceso a un ingreso menos significativo que el de los hombres, lo cual afecta la economía de las familias sustentadas por mujeres y sus oportunidades de progreso profesional.

Los países que cuentan con más restricciones legales para el trabajo que pueden desempeñar las mujeres, se encuentran principalmente en las regiones de Medio Oriente y el Norte de África. Las restricciones legales en estas regiones tienen un impacto negativo en las tasas de participación laboral de las mujeres e incluso en el crecimiento económico de estos países.

A lo local…

Pero, ¿qué pasa si no existen diferencias jurídicas entre hombres y mujeres en un país? Si las restricciones legales para trabajar no existen entonces, ¿aumenta la participación femenina en la fuerza de trabajo?

En México la violencia de género, los embarazos precoces, la deserción escolar, los asignación de roles de género y las barreras estructurales desafían la inserción de las mujeres a la fuerza laboral.

No exactamente. Por ejemplo, las mujeres y los hombres en México son reconocidos como iguales en la ley, ambos tienen los mismos derechos laborales y por tanto deben tener acceso a las mismas oportunidades de trabajo. Sin embargo, en México la violencia de género, los embarazos precoces, la deserción escolar, los asignación de roles de género y las barreras estructurales desafían la inserción de las mujeres a la fuerza laboral; esto las hace más vulnerables y económicamente dependientes.

Si revisamos la situación de las mujeres en Monterrey, podemos observar que la brecha educativa entre hombres y mujeres ha sido casi cerrada, pero en la transición de la escuela a trabajo es casi como si las mujeres desaparecieran.

Si revisamos la situación de las mujeres en Monterrey, podemos observar que la brecha educativa entre hombres y mujeres ha sido casi cerrada, pero en la transición de la escuela a trabajo es casi como si las mujeres desaparecieran. En los sectores más importantes de la actividad económica de Monterrey las mujeres están sub-representadas. Además la participación femenina en la fuerza de trabajo en Monterrey es limitada, quizá porque la mayoría de los puestos de trabajo no se espera que sean realizadas por una mujer o porque han tenido que dejar su vida profesional para realizar tareas domésticas y cuidar de la familia, un trabajo que no es del todo reconocido.

Entonces, ¿las restricciones de empleo son un asunto legal o una cuestión cultural? La respuesta es ambas. En los lugares donde las restricciones legales al empleo persisten, a una mujer le resulta más difícil prosperar e integrarse a la fuerza laboral; pero en los países con igualdad jurídica entre hombres y mujeres no es nada sencillo tampoco.

La igualdad de género en la fuerza laboral es esencial para lograr un crecimiento económico sostenido y alcanzar el desarrollo sostenible en un país. Desafortunadamente, ningún país al día de hoy puede asegurar la igualdad de género en la fuerza laboral. Por esto, resulta fundamental cambiar las leyes y las instituciones, pero también las actitudes y mentalidades de los ciudadanos. Empoderar a las mujeres, mediante su inserción a la fuerza laboral, es más que una simple acción de género, es una inversión en el crecimiento y desarrollo de las economías del mundo.

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