Este martes Carles Puidgemont, Presidente de la Generalitat, máximo órgano de autogobierno de Cataluña, anunció la suspensión de la declaración de independencia de este país con el fin de iniciar negociaciones con el gobierno central español ante esta crisis política y social. Recordemos que el 1ero de octubre se realizó un referéndum con 43% de participación del padrón donde el 90.18% de los votantes votaron a favor de la independencia; aunque es importante señalar que los comicios fueron catalogados como ilegales por la ley española central y por múltiples organismos que fueron testigos de las irregularidades en el proceso y las múltiples protestas que mancharon lo que debió ser una jornada democrática ejemplar.
La autodeterminación de los pueblos es un derecho reconocido en la carta de las Naciones Unidas y en la gran mayoría de los pactos internacionales de derechos humanos, pero como cualquier derecho trae consigo una gran responsabilidad y una serie de cuestionamientos. ¿Cuando si es valido pedir la independencia?, ¿Cómo se determina cual es la verdadera determinación del pueblo? El tema de la independencia de Cataluña no es nuevo, desde tiempos de Francisco Franco ya existían movimientos separatistas que eran reprimidos por el estado y que a través de los años se han formalizado y transformado en lo que son los partidos políticos catalanes de mayoría. Si analizamos la historia de España podemos ver que surge como la unión de varios reinos y principados con el fin de expulsar a los moros de la península Ibérica. Muchos de estos reinos tienen o tenían sus propios idiomas, costumbres, cultura e inclusive la forma de verse y de vestirse era muy distinta entre región y región. Tal es el caso de Cataluña que cuenta con su propio idioma, con una cultura distinta a la de la España central, etc.
Las repercusiones económicas de una posible independencia de Cataluña están mostrándose ya con la fuga masiva de capitales y empresas de la región, tal es el ejemplo del Banco Sabadell y otros conglomerados que han decidido mudarse de Barcelona ante la incertidumbre. Otros efectos negativos también ya son visibles, el Ibex perdió 2.9%, las compañías catalanas que han anunciado que se mudarían se han recuperado de la caída el 1ero de octubre entre un 6 y 20%. Muchos son los argumentos de los catalanes para independizarse, siendo el principal que le aportan el 20% del PIB a la economía cuando no son ni el 15% de la población y Barcelona es el uno de los puertos más importantes de España y todo Europa comercialmente hablando. Ahora con la crisis económica y el desempleo en casi 25% a nivel país, los catalanes no quieren seguir manteniendo a las otras provincias y seguir subordinados en su régimen fiscal e inclusive político en algunos aspectos.
Pero ¿Porqué la gente de Cataluña no pidió la independencia cuando España vivió un boom económico a inicios de la primera década del Siglo XXI? En esta época el crecimiento en las industrias de la construcción y de servicios fue tal que en Barcelona se permitió la llegada masiva de inmigrantes para satisfacer al mercado laboral entre 1995 y 2005.
Cada movimiento separatista es único y especial, en México tuvimos una República de Yucatán a mediados del Siglo XIX y una fallida República del Río Grande (NL, Coahuila y Tamaulipas) también por aquella época. Hoy en día hay movimientos separatistas en Serbia, Canadá, Reino Unido, Ecuador y muchísimas naciones muy diversas donde el común denominador en la mayoría de los casos es que se tiene un grupo poblacional con rasgos similares (que se identifica como un pueblo) que no está de acuerdo en el manejo central del país del cual forma parte.
En mi opinión la posibilidad de tener una sana convivencia es la que debería definir que tan valido es el derecho a separarse o no de una nación. Una provincia que quiere estar en tiempos de bonanza, pero abandonar la unión en tiempos de crisis, no es buena ni para la economía ni para la sociedad de ese país. Todos los pueblos tienen el derecho a gobernarse pero también debe buscarse evitar caer en juegos políticos y movimientos que más que buscar el bienestar colectivo, buscan el bienestar de un grupo de poder. Cada caso debe analizarse por separado pero en general lo que debe existir es un equilibrio entre el poder centralista del estado para mantener la estabilidad de una nación y el derecho de un pueblo a independizarse de contar con causas y motivaciones reales, validas ante la ley de ese país.