Intimidades Públicas: “Más allá de la #Ley3de3”

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Cuando el hartazgo es sumamente considerable, cualquier solución parece ser suficiente.Esolam

La iniciativa ciudadana denominada como “Ley 3 de 3” está haciendo historia. No sólo junto más de 600 mil firmas ciudadanas para poder ser enviada al Senado de la República institucionalmente como una iniciativa ciudadana, sino también está marcando una agenda ciudadana dentro del ámbito público sin precedentes. En ese sentido, pareciera que no habría porque estar en contra de la “Ley 3 de 3” –que dicho en términos legislativos expide la Ley General de Responsabilidades Administrativas-, cualquier persona con el mínimo hartazgo del ámbito público está a favor de que esta iniciativa ciudadana se haga realidad.

Pero ¿por qué no resulta suficiente la “Ley 3 de 3”? Más allá de que encausa un hartazgo ciudadano hacia un tema sumamente relevante del ámbito público como lo es la corrupción, pareciera que gran parte del fondo se centra en transparentar 3 declaraciones por parte de los servidores públicos y generar incentivos para denunciar actos de corrupción, cuando en la realidad para acabar con la corrupción se requiere mucho más. Con esto, no quiero decir que presentar las 3 declaraciones –patrimonial, intereses y fiscal- esté mal, sólo que vale la pena conocer el contexto general que acontece actualmente en nuestro país respecto a este tema.

…si bien la iniciativa “3 de 3” involucra aspectos sensibles de la ciudadanía, debemos ver que el Sistema Nacional Anticorrupción es un mecanismo integral que modifica como el andamiaje legal actual, para lograr erradicar de una vez por todas eso que la ciudadanía no tolera más: la impunidad.

El año pasado se aprobó la reforma Constitucional que generó las bases para crear lo que se denominó como “Sistema Nacional Anticorrupción”, y que en otras palabras, se refiere a generar un sistema de coordinación con el cual los tres niveles de gobierno tengan los mecanismos legales e institucionales para combatir la corrupción y acabar con la impunidad. Asimismo, dicha reforma Constitucional además de crear estas bases –la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción-, busca crear o modificar otras 6 leyes –la Ley General de Responsabilidades Administrativas, la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Fiscal Administrativa, la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, la Ley General de Contabilidad Gubernamental, la ley de Coordinación Fiscal y la Ley de Fiscalización y Rendición de Cuentas– con la intención de fortalecer institucionalmente desde todos los ámbitos, es decir, una serie de reformas que generan un sistema integral.

Es importante mencionar que el artículo 108 de la Constitución actualmente obliga a los servidores públicos a presentar su declaraciones patrimonial y de intereses sin excepción. En todo caso habría que incluir en la Ley de la materia –Ley General de Responsabilidades Administrativas- la obligación de los servidores públicos de presentar también su declaración fiscal.

…vale la pena seguir de cerca esta serie de importantes reformas que actualmente están en discusión. Porque de estas discusiones legislativas, no sólo versaran los textos legislativos que brindaran más obligaciones a los servidores públicos respecto a la transparencia y anticorrupción, sino que será un parteaguas en la vida política y democrática de las instituciones públicas

Desafortunadamente el debate sobre la “Ley 3 de 3” se centra en la transparencia de las mismas. Es decir ¿Es realmente necesario que los servidores públicos de forma obligatoria no sólo presenten sus tres declaraciones, sino también las transparenten al escrutinio público? Aquí es donde vale la pena profundizar.

Habrá quienes defiendan el hecho de que al ser un funcionario público tu vida en su totalidad es público, incluido lo que has hecho antes de formar parte de la administración pública. Y habrá quienes digan que con realizar las declaraciones resulta suficiente. A mi parecer, la reforma Constitucional y las leyes secundarias son un sistema que abarca mucho más que 3 declaraciones. Son los cimientos institucionales por los cuales existirá un combate frontal no sólo para combatir la corrupción sino también para prevenirla.

Es por esto, que si bien la iniciativa “3 de 3” involucra aspectos sensibles de la ciudadanía, debemos ver que el Sistema Nacional Anticorrupción es un mecanismo integral que modifica como el andamiaje legal actual, para lograr erradicar de una vez por todas eso que la ciudadanía no tolera más: la impunidad.

Por estas razones, vale la pena seguir de cerca esta serie de importantes reformas que actualmente están en discusión. Porque de estas discusiones legislativas, no sólo versaran los textos legislativos que brindaran más obligaciones a los servidores públicos respecto a la transparencia y anticorrupción, sino que será un parteaguas en la vida política y democrática de las instituciones públicas, y por ende, de los servidores públicos de nuestro país.

En fin, el apoyo a la iniciativa “3 de 3” es importante, pero definitivamente no resulta suficiente.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

“Chapulineo” y otras artimañas políticas para eludir el poder demoráctico

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En la política mexicana bien se sabe que, existen lagunas y privilegios dentro de la ley, los cuales fungen como herramientas para aquellos servidores públicos, cuya hambre de poder se encuentra muy por encima del objetivo principal de su cargo: servir al pueblo. Entre aquellas herramientas se pueden concebir, entre las más escuchadas, al fuero político: entendido como una inmunidad la cual “salva”, por medio del voto del congreso que se erige como juez, a los funcionarios públicos de ser procesados penalmente.

Asimismo, entre tales “artimañas” cabe resaltar al chapulineo; este mismo se comprende como un artilugio a través del cual, un servidor público puede pedir permiso a su partido (y no a la ciudadanía que lo votó) para desocupar su cargo popular, con el objetivo de competir por otro igualmente, designado por el voto. Cabe destacar que, como se ha observado en diversos casos, en la ley no existe ningún impedimento para que, le sea impedido volver a aquel funcionario a su cargo anterior luego de haber perdido la contienda electoral.

…considero que, uno como funcionario público, debe tener la vergüenza y el compromiso suficiente para ocupar el cargo por el que la gente lo eligió, no la mitad de este mismo, o un cuarto o un tercio, sino TODO el tiempo que dura el cargo popular; los ciudadanos no elegimos a una persona para que este una parte del periodo de tal puesto…

Los ejemplos de esta traición hacia la voluntad del pueblo (hay que llamar a las cosas por su nombre) sobran; Ivonne Álvarez, con su conocido “dobleteo” en la materia, primero pediría licencia para dejar su cargo de Presidenta municipal con el fin de competir por la senaduría. Posteriormente, esta misma nuevamente pediría licencia del cargo nombrado previamente para contender por la gubernatura de Nuevo León, resultando en el ya conocido desenlace, donde pierde las votaciones, y como era de esperarse, vuelve al senado sin el más mínimo remordimiento.

Otro ejemplo destacable radica en la ex-alcaldesa de Monterrey: Margarita Arellanes. Como muchos recordarán, a pesar de su pésima administración como presidenta municipal, esta tuvo un mayor deseo por el poder que el del hecho de sentir vergüenza, por lo que decidió imitar los pasos de su contraparte priísta (Ivonne Álvarez), e intentó recurrir al llamado “chapulineo”, con el fin de competir por la candidatura a gobernador por el Partido Acción Nacional. El desenlace fue el esperado: Arellanes teniendo por pérdida la candidatura, con su imagen más golpeada de lo que ya se encontraba, y contemplando el fin de su carrera política.

En la política mexicana bien se sabe que, existen lagunas y privilegios dentro de la ley, los cuales fungen como herramientas para aquellos servidores públicos, cuya hambre de poder se encuentra muy por encima del objetivo principal de su cargo: servir al pueblo.

Estos ejemplos del chapulineo nos hacen reflexionar, a cada uno de nosotros, en el hecho de que como ciudadanos, no nos podemos permitir este tipo de conductas entre nuestros servidores públicos, los cuales como menciona su nombre, son nuestros servidores y no al contrario. Que si daña el derecho a ser votado el luchar por eliminar la posibilidad de chapulinear dirán algunos partidarios de esta práctica. No obstante, considero que, uno como funcionario público, debe tener la vergüenza y el compromiso suficiente para ocupar el cargo por el que la gente lo eligió, no la mitad de este mismo, o un cuarto o un tercio, sino TODO el tiempo que dura el cargo popular; los ciudadanos no elegimos a una persona para que este una parte del periodo de tal puesto, yo voté por una persona para que sea gobernador 6 años, no 5 ni 4, sino 6 años completos. Lo mismo con los alcaldes, diputados, senadores y demás cargos, por lo que si un político desea conservar o recuperar su credibilidad, y le importa un poco su gente, que no “chapulinee”, y respete la decisión de quienes lo votaron.

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Intimidades Públicas: Nosotros los mexicanos y nuestra moral

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“En México hay quienes critican para construir y rara vez terminan criticando sin destruir”.- Esolam

La relación entre el gobierno y la sociedad en México es particularmente diferente a la del resto de los países del mundo. Su sistema político –y por ende su cultura política- se encuentra cimentada sobre incontables luchas sociales que sucedieron a lo largo de su etapa como Estado independiente. No basta sólo con recordar nuestra independencia y revolución para entender estos importantes cimientos. Entre estos episodios existen un sinfín de capítulos de prácticas políticas –unos más largos que otros- que influyeron determinantemente en la consolidación del sistema político mexicano, pero sobretodo, de la relación entre gobierno y gobernados. 200 años después y en pleno siglo XXI pareciera que estos cimientos están por colapsar. Quien no acepte que nuestro sistema político sufre una grave decadencia, es un iluso; pero quien no acepte que los partidos políticos lo estén, es un ignorante.

Aún y cuando los partidos políticos han sido actores fundamentales para la construcción del sistema político que impera en nuestro país, el abrumador desgaste del ejercicio público ha logrado castigarlos y ponerlos –a unos más que a otros- en peligro de extinción. Pero lo más grave, no es aceptar que esta posibilidad existe, sino dejar a un lado el hecho de que más allá de la “decadencia” de los partidos políticos, la clase política y la sociedad civil no han entendido que existe un concepto que ambos comparten: el hecho de que todos son ciudadanos.

Ante esto, resulta redundante abordar el tema respecto a la doble moral de la sociedad mexicana; quien no coincida en su existencia simplemente no vive en el México que yo conozco. En México, el pan de todos los días ya no es sólo la crítica desenfrenada contra las instituciones públicas –algunas veces con razón y muchas otras simplemente por ignorancia- y la práctica incoherente de algunas personas que termina por justificar acciones propias fuera del marco de la legalidad; a esto se suma una preocupante apatía en la participación de la sociedad en general en lo público.

Quien no acepte que nuestro sistema político sufre una grave decadencia, es un iluso; pero quien no acepte que los partidos políticos lo estén, es un ignorante.

La triple moral en México es precisamente eso. No basta sólo con criticar a los demás cuando yo también lo hago mal, sino que también hay que agregar a la ecuación el hecho de no participar en lo absoluto en los asuntos públicos, dejando a un lado cualquier concepto de ciudadanía a la que pudiera hacerse referencia. Generalizar que todos los mexicanos somos así sería irresponsable de mi parte, pero dejar de mencionar que existe esta moral sería aún más. Todos en algún punto de nuestras vidas lo hemos hecho, por ignorancia o con conocimiento, pero lo importante no es sólo evitarlo sino erradicarlo.

Habrá quienes piensen que no existe relación directa en entre la moral del mexicano en los asuntos públicos y forma en la que se desenvuelven el gobierno y la sociedad. Pero a mi parecer dicha relación es determinante para fortalecer un concepto de ciudadanía agonizante en nuestros días.

La triple moral en México es precisamente eso. No basta sólo con criticar a los demás cuando yo también lo hago mal, sino que también hay que agregar a la ecuación el hecho de no participar en lo absoluto en los asuntos públicos, dejando a un lado cualquier concepto de ciudadanía a la que pudiera hacerse referencia.

Considero fundamental que la marcada diferencia entre lo público y lo privado se acorte lo suficiente para entender que primero que todo, la ciudadanía es nuestro común denominador. Ningún servidor público es vitalicio ni mucho menos un ciudadano estará ajeno a lo público; mucho menos ahora en nuestro incipiente sistema político que permite que ya no sólo los partidos políticos puedan gobernar.

Critiquemos para construir pero sobretodo construyamos para ya no criticar.

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Yo pago tu salario

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El salario es la remuneración que alguien recibe por trabajar. Se trata, en principio, de un intercambio. Sin embargo, por alguna razón hay quienes creen que pagar un sueldo, contraprestación o salario les faculta para exigir lo que sea de sus trabajadores y dirigirse a ellos de forma prepotente.

¿Cuántos de ustedes han tenido que realizar favores o labores que no corresponden con su puesto de trabajo? ¿Cuántos han escuchado o dicho la frase “para algo les pago”, buscando justificar estas conductas?

¿Cuántos de ustedes han tenido que realizar favores o labores que no corresponden con su puesto de trabajo? ¿Cuántos han escuchado o dicho la frase “para algo les pago”, buscando justificar estas conductas? Muy diferente es el favor a la empresa o al patrón hecho por voluntad del trabajador al que realiza por verse forzado y/o chantajeado.

Hay también un mundo de diferencia entre una llamada de atención, incluso enérgica, al insulto o a la humillación. Pero tristemente pocos patrones lo entienden así y parece ser que cuando hay tan pocas oportunidades de trabajo y tanta necesidad económica, el cacicazgo moderno encuentra un terreno perfecto para perpetuarse; es lo que hay, y si no, ahí está la calle.

Sin embargo, cuando la ciudadanía se considera “patrona”, parece estar contaminada por los mismos vicios. Y es que tal vez por esta misma pobre cultura laboral, muchas personas se creen legitimadas para insultar y faltar el respeto a deportistas, artistas y servidores públicos justificándose en que “nosotros les pagamos”. Quizá por eso consideren que éstos deberían actuar de forma servil y complaciente hacia nosotros.

“Yo te pago, por mí comes, muéstrame respeto”.

En el caso específico de los servidores públicos, es cierto que han construido una pésima imagen a través de décadas repletas de casos de nepotismo, compadrazgo y en muchos casos de preocupantes niveles de ineptitud, además de nulas habilidades para dirigirse a la ciudadanía.

Hemos visto y sufrido a recepcionistas, enfermeras, doctores, directores, secretarios, delegados, policías, agentes de tránsito y un largo etcétera de servidores públicos que no cuentan con las aptitudes requeridas o que constantemente pecan de prepotencia. Muy probablemente ustedes tengan ejemplos y anécdotas al respecto.

Me parece que pagar impuestos y en consecuencia, parte del salario de los servidores (ojo, los ingresos de la Administración Pública no dependen exclusivamente de los impuestos), de ninguna manera nos faculta para insultarlos o humillarles.

Y aunque me parece prudente y necesario exigir sanciones, el despido o enjuiciamiento de servidores públicos ineptos, prepotentes o corruptos (básicamente el cumplimiento de la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos), también me parece que pagar impuestos y en consecuencia, parte del salario de los servidores (ojo, los ingresos de la Administración Pública no dependen exclusivamente de los impuestos), de ninguna manera nos faculta para insultarlos o humillarles.

Es por eso que las medidas tomadas hace unos meses por la Dirección de Atención Ciudadana para los servidores públicos indicándoles que tendrían que saludar a los ciudadanos de la siguiente manera: “Buen día, mi sueldo se paga con sus impuestos, le atiende… en qué le puedo servir”, me parecen inútiles además de populistas, humillantes e inútiles.

En nada solucionan el servicio deficiente ofrecido y sólo generan una falsa idea de cambio, además de seguir fomentando la percepción de que quien recibe nuestro pago nos debe sumisión.

Y lo considero así, porque en nada solucionan el servicio deficiente ofrecido y sólo generan una falsa idea de cambio, además de seguir fomentando la percepción de que quien recibe nuestro pago nos debe sumisión.

¿Qué tal te parecería saludar a tu patrón o firmar tus correos con la frase: “Buen día, mi sueldo se paga con su dinero”? Se trata de la colecta del aplauso fácil, de la solución superficial, de un burdo placebo que de nada servirá si no vemos cambios positivos en el servicio público y sanciones a quienes las merezcan porque en ese tema, tristemente, nos hemos acostumbrado a que nunca pase nada.

Sea en tu espacio laboral o en el servicio público, la prepotencia jamás estará justificada y nadie bajo ninguna circunstancia nos debe más que respeto, nunca sumisión. Saquemos al cacique de una buena vez y exijamos lo que se debe exigir. Nada más.

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Juventud al Servicio Público

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Hace días conversaba con un grupo de jóvenes sobre sus inquietudes acerca de la administración pública, me dio gusto constatar que las nuevas generaciones tienen el entusiasmo y la intención de formar parte activa en la solución de los retos que enfrentamos en México, en cualquiera de sus órdenes de gobierno. Es un deber de quienes forman parte de la administración pública incluir a las nuevas generaciones en el trabajo que hacemos y darles la oportunidad de que sus ideas sean escuchadas y tomadas en cuenta.

Es un deber de quienes forman parte de la administración pública incluir a las nuevas generaciones en el trabajo que hacemos y darles la oportunidad de que sus ideas sean escuchadas y tomadas en cuenta.

Los jóvenes tienen la gran cualidad de inyectarle energía, dedicación y creatividad a todo lo que hacen. Estas cualidades, si se combinan con la experiencia de alguien que durante años ha visto aciertos y desaciertos en las decisiones que se han tomado, pueden derivar en muy buenos resultados. Considero que el secreto no está en poner a competir a nuestras generaciones, sino en sumar esfuerzos entre ellas. Siempre he pensado que un equipo de trabajo funciona mejor cuando es posible realizar un análisis de la situación desde diversos puntos de vista, es por ello que dentro de mi equipo más cercano cuento con el apoyo de hombres y mujeres con gran experiencia, pero también con jóvenes que aportan ideas novedosas y enriquecen el trabajo que hacemos de manera cotidiana.

Dentro de mi equipo más cercano cuento con el apoyo de hombres y mujeres con gran experiencia, pero también con jóvenes que aportan ideas novedosas y enriquecen el trabajo que hacemos de manera cotidiana.

El sector público no sólo es un espacio para aquellos jóvenes que tienen gusto por la política, hay un grupo de nuestros jóvenes que no busca ingresar al sector público porque piensa que para estar dentro de la administración gubernamental hay que pertenecer a un partido político, pero esto no es así. En el Gobierno conviven ingenieros, financieros, arquitectos, abogados, economistas y un sinnúmero de personas que no necesariamente tienen que simpatizar con un partido político, pero que si deben de tener una cualidad en común, me refiero al gusto por servir a nuestra sociedad.

En el Gobierno conviven ingenieros, financieros, arquitectos, abogados, economistas y un sinnúmero de personas que no necesariamente tienen que simpatizar con un partido político.

En la administración pública, como en el sector privado, se trata de maximizar el beneficio, pero mientras en una empresa se persigue el beneficio económico, en Gobierno también se busca beneficio y rentabilidad sociales. Para lograr esto, utilizamos herramientas económicas que nos permiten ponerle un valor a la disminución del tiempo de traslado cuando se construye un puente; el beneficio de tener otra escuela primaria y aumentar nuestro número de estudiantes; incrementar nuestra capacidad de atención médica con la ampliación de un hospital; o reforzar nuestros cuerpos policiales para tener una ciudad más segura.

Es importante que los jóvenes conozcan las áreas que tiene el Gobierno y se den cuentan que tienen un espacio donde, además de desarrollarse profesionalmente, pueden contribuir activamente en la solución de los retos que tenemos. El sector público brinda la oportunidad de formar parte activa en grandes proyectos que requieren solidez en la parte técnica, financiera y legal debido al gran impacto que estos tienen en la economía de nuestra nación. La administración pública no sólo es para quien tiene gusto por la política, también hay profesionistas exitosos que han encontrado en el sector gubernamental un espacio ad hoc para contribuir mediante el diseño e implementación de políticas públicas la construcción de un país cada día mejor.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”