La llegada de Tesla a Nuevo León

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A finales de 2021, Elon Musk, el magnate dueño de Tesla, visitó el estado para reunirse con el gobernador Samuel García y explorar la posibilidad de abrir una gigafactory en Nuevo León. 

A decir del gobernador y su esposa, Mariana Rodríguez, Musk terminó impresionado de muchas cosas que ofrece la zona metropolitana de Monterrey. A raíz de esa visita, se fraguaba una serie de negociaciones para darle viabilidad a Monterrey, como la zona donde Tesla construiría su siguiente mega planta. 

De aquella reunión hubo un par de imágenes filtradas que ponían la interrogante de lo que hacía Musk en el estado, fue en meses recientes cuando se habló de esta posibilidad que fue tomando fuerza, sin embargo, de parte del gobierno estatal no se daba una declaración oficial, debido a que las negociaciones continuaban. 

Es tan relevante la llegada de Tesla al estado, más en específico a Santa Catarina, municipio gobernador por el emecista Jesús Nava, que para dimensionar su tamaño, la inversión para construir la gigafactory, de acuerdo a datos preliminares, sería la más grande en la historia de Nuevo León. 

Incluso, la inversión que se estima que hará Tesla, de alrededor de 10 mil millones de dólares, es mayor que la de la construcción del nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (4,500 millones de dólares), y similar a la de la refinería de Dos Bocas (12 mil millones), y cercana a los 15 mil millones que costará el Tren Maya, las 3 macro obras del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. 

Significa tanto que incluso provocó el involucramiento del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien buscó en principio que la planta fuera llevada al centro o sur del país. En las últimas semanas vimos cómo los gobiernos de Michoacán, Hidalgo, Tabasco, entre otros, armaron una campaña para tratar de ganar las simpatías de Musk. 

A final de cuentas la decisión final de la empresa transnacional fue mantener su postura inicial y elegir a Nuevo León, teniendo el aval de López Obrador. Recientemente fue el mismo presidente quien declaró que gran parte de la razón por la que Tesla llegará al estado, tiene que ver con la insistencia del gobernador Samuel García, quien un día sí y otro también, lo buscó vía telefónica para convencerlo de apoyar el proyecto. 

Datos que levantamos en Poligrama a nivel nacional, nos señalan que el 75% de las y los mexicanos están de acuerdo con que Tesla se instale en Nuevo León, y no solo eso, el 80% consideran que los gobiernos locales deben impulsar la llegada de este tipo de empresas a sus estados. 

Tomando todo con justa dimensión, esta es sin lugar a dudas una de las grandes victorias que se apunta el gobierno de Samuel García en sus poco menos de año y medio al frente del gobierno estatal, pues no solo se generan más inversiones y empleos en el estado, si no que impulsa la narrativa de que en efecto se está construyendo un nuevo Nuevo León. 

Después del anuncio de Tesla, la aprobación de Samuel García se encuentra en niveles cercanos al 70%, muy similares a los que presentó al inicio de su administración, y habiendo pasado ya por dos grandes crisis de gobierno (tema feminicidios y la escasez por agua). 

Veremos en las siguientes semanas y meses cómo se va desarrollando la historia de Tesla en el estado, y cómo esto beneficia o no a la aprobación del gobernador con respecto a sus ciudadanos.

De denuncias digitales y la cancelación en redes sociales

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El caso de la influencer sampetrina que denunció una situación en un antro del municipio más rico de Latinoamérica, donde a una amiga suya la drogaron, es el ejemplo local más reciente de cómo vivimos en una época donde las denuncias ya no son anónimas ni ante las autoridades: se hacen a través de las redes sociales. 

Como personas, hay quienes prefieren guardar silencio ante situaciones de este tipo y hay quienes alzan la voz a través de una denuncia ciudadana en redes sociales. ¿Pero qué tan conveniente o productiva se ha convertido esta plataforma para este tipo de casos?

Hoy es tan común ver que tal artista, influencer, político (a), empresa e incluso ciudadanos comunes y corrientes enfrentan el escrutinio de las redes sociales y la solicitud de “cancelación” por parte de la comunidad digital. 

Esos niveles de presión provocan en muchos casos una respuesta de parte de los acusados. Pululan los Lords y las Ladys, ciudadanos que cometen alguna infracción o ilegalidad o cuyo comportamiento simplemente denota el tipo de personas que son. 

Es tan común que las redes sociales se usen para quejarse, que incluso los gobiernos dedican gran parte de sus esfuerzos para atender una queja digital, antes incluso que una queja personal o telefónica. La razón es muy sencilla, en redes todo es público y todo el mundo puede saber si algo sucede o no. 

Retomando el caso de la influencer sampetrina, y solamente como ejemplo de lo que sucede en muchos otros más. Habría que preguntarse, ¿todo este ruido terminó en una denuncia? ¿En tomar acciones? O solamente se quedó como un evento de alto impacto que se visibilizó. 

Ojo, con esto no busco minimizar que se alce la voz en redes sociales, pero estamos cayendo como sociedad en una trampa, creer que con denunciar de manera digital es suficiente. 

Porque si al escrutinio vamos, la tasa de efectividad de denunciar en redes sociales puede llegar a ser la misma que al poner una denuncia en los canales legales conducentes. 

Nos enfrentamos a la disyuntiva de denuncias de casos graves que no tienen solución versus denuncias de casos mediáticos que provocan mucho ruido, pero pocas nueces. 

Es ahí cuando esta cultura de la cancelación se enfrenta al reto de cómo, como sociedad, podemos conseguir que algo que está mal se modifique, o que alguien que obra mal, enfrente el castigo correcto. 

De lo contrario, la denuncia será muy visible, pero sin lograr algún resultado.