Esta semana quedará recordada en la historia de la política mexicana. Por primera vez desde que asumió la Presidencia de la República, hace más de 580 días, el Presidente López Obrador ha decidido hacer un viaje oficial. Y claro que tenía que ser a Estados Unidos.
En papel, es necesaria esta visita. Recién entro en vigor el T-MEC después de años de negociaciones, y estamos en vísperas de una fuerte reapertura económica para aliviar los estragos causados por la pandemia del COVID-19.
Digamos que los motivos para que el Presidente visite la Casa Blanca son suficientes. Los problemas (porque claro que hay problemas) son el momento político que se vive allá y la incongruencia del mismo AMLO en su forma de tratar a Trump.
En primera: el ambiente político en Estados Unidos es tenso, es frágil. El candidato demócrata a la presidencia, Joe Biden, aventaja a Donald Trump en todas y cada una de las encuestas realizadas, por un margen mínimo de 8 puntos. El sitio de estadística política FiveThirtyEight.com estima que Biden lleva 10 puntos de ventaja en promedio, y The Economist le da un 90% de probabilidades de ser el siguiente presidente.
Para alguien tan soberbio y egoísta como Donald Trump, esto es inadmisible. Los temas raciales, su mal manejo de las protestas, su incapacidad para escuchar a las minorías y sus extrañas formas de tratar la pandemia han hecho que una considerable cantidad de votantes norteamericanos no lo quieran por 4 años más. Es por eso que reanudó sus famosos mitines políticos, empezando por Tulsa, Oklahoma. Y es por eso que recibe en estos momentos al Presidente de México. Quiere hacer sentir a su pueblo que la economía, el comercio y las relaciones con el mundo van bien.
Expertos en el tema consideran que la visita de López Obrador es una jugada electoral para beneficiar a Trump. Y aunque ambas partes lo niegan, es fácil darse cuenta de la realidad.
En segunda: la (no muy sorprendente) incongruencia de López Obrador en sus maneras de referirse a Trump. Cuando era candidato, el ahora presidente no dudaba en atacar las formas del presidente estadounidense. Decía que “lo pondría en su lugar”, y hasta escribió un libro titulado “Oye, Trump” en 2017, en el cual ataca incontables veces el actuar de Peña Nieto (que efectivamente, fue pésimo) y hasta comparó a Trump y su movimiento con Hitler y los nazis.
El mismo Donald Trump en sus tiempos de candidato usó de bandera política el odio hacia los mexicanos y los migrantes en general. Las frases “Make America Great Again” y claramente “Build That Wall” nacen a partir del desprecio que este señor tiene y transmitió a sus seguidores en contra de México.
También Marcelo Ebrard fue objeto de críticas. El ahora canciller mexicano pidió votar por Hillary Clinton en 2016 diciendo “derrotemos la xenofobia anti mexicana de Trump”. Y hoy, Ebrard y López Obrador consideran amigo al que un par de años atrás llamaban tirano ¿Por qué será?
Esperemos que en esta visita, el Presidente López Obrador nos sorprenda a muchos y haga correctamente su labor. Además de tocar temas económicos, los temas sociales y de migración son también de gran importancia en esta relación bilateral. Los ojos de todo el país estarán observando, esperando salir bien parados de esta crucial reunión.
Viva México.