Vaya sorpresita con la que nos salió el gober, Jaime Rodríguez Calderón “el Bronco”, el pasado 15 de septiembre que hizo que más de uno pegara el grito en el cielo, pues resulto que el compadre de Jaime, Rogelio Benavides Pintos, salió casi exonerado del caso de la compra de cobijas a sobre precio.
En febrero de este año se dio a conocer que el entonces Secretario de Administración, que era Rogelio Benavides Pintos, compró cobijas a sobre precio y de manera directa, es decir no hubo licitación, ni tampoco se buscaron otras opciones, sin contar que la compra de las cobijas se hizo en pleno 24 de diciembre.
Aunque Jaime ha prometido que, en su gobierno, a diferencia de las pasadas administraciones, los actos de corrupción se castigarían, pues ya parece que no será así. El gober se ha aventurado hasta a evadir cuestionamientos de la prensa y decir que los medios de comunicación no son dueños del tiempo de ellos.
Todo esto huele mal desde un inició, y ahora apesta a podrido. Ya quedó en claro que el gobierno actual no es nada diferente a las demás administraciones, pues el primer caso donde se sospecha que hay corrupción de por medio, ha sido puesto a dormir en una fecha festiva, al puro estilo priista, y sin sanciones contundentes en contra de los funcionarios involucrados.
Lamentablemente nos tendremos que ahora resignar a que la Auditoría Superior del Estado, por órdenes del Congreso Local, indague más de fondo el caso de las cobijas, si no estaríamos hablando del primer acto de corrupción que sale impune en lo que va de esta administración.
Lo más lamentable del caso es que Jaime, no quiere ya ni ser cuestionado sobre el tema y las sospechas comienzan a surgir, sobre todo considerando que Benavides Pintos se volverá funcionario en el gobierno electo de Tamaulipas encabezado por Javier Francisco Cabeza de Vaca, administración con la cual “el Bronco” ya tiene muchos planes de colaboración. ¿Ha nadie le huele mal eso?
Ahí Se Leen.
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