El confinamiento desde Barcelona

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El 28 de enero se detectó el primer caso de coronavirus en Barcelona. Se trataba de alguien que fue con síntomas al Hospital Clínic, que está a unos 15 minutos caminando desde mi trabajo. Todo mundo lo minimizamos y bromeábamos al respecto.

La gente se quejaba de las personas que salían con tapabocas y provocaban la histeria colectiva. En el Mercadona (principal cadena de supermercados) se empezaban a hacer las primeras compras de pánico. En redes, muchos videos y fotos de gente con carritos llenos. Todos los comentarios iban en dos líneas: o riéndose de lo que veían, o pidiendo que por favor sólo se comprara lo necesario.

Yo voy al súper los sábados por la mañana. Este último sábado coincidió con que fue el día después de la declaración de la alerta nacional. Había mucha gente haciendo fila, desesperada y peleándose por las cosas. Efectivamente, ya no había papel de baño. Ya no había pasta, casi no había arroz y las panaderías estaban a reventar. Los cajeros no se daban abasto y nos pedían, con poco éxito, que mantuviéramos la distancia los unos de los otros.

Al momento de redactar este texto, se registran más de 13 mil casos en todo el país y un total 623 fallecimientos (según datos del periódico La Vanguardia a 18 marzo). La basta mayoría de los casos se registra en la Comunidad de Madrid y, en segundo lugar, en donde vivo: Catalunya. Eso sí, la diferencia es muy grande: mientras que allá hay más de 5600 casos confirmados y casi 400 muertos, acá hay menos de 2000 infectados y 41 muertes (según los datos de El País a 18 marzo)

Las calles están prácticamente vacías y todos los restaurantes y bares están cerrados. Sigue habiendo servicios básicos: hay autobuses, hay metro y los supermercados están abiertos, pero con restricción de aforo. Algunas personas aprovechan para sacar a pasear a sus perros. Yo sólo salgo a tirar la basura y a comprar algo cuando me hace falta. Me levanto todos los días en la mañana y hago home office, porque soy de los que tienen la oportunidad y los medios para hacerlo.

La última vez que fui a la oficina fue como de película. En el camino se veían muchos agentes de los mossos (policía catalana) y algunos de la Policía Nacional. Éramos muy poca gente en la calle y preferíamos ir lo más separados posible. Si alguien estornudaba o tosía, rápido volteábamos para tratar de ver quién había sido. “Somos la Policía Nacional. Por favor, regresen a sus casas. Es por su salud. Muchas gracias”, me tocó escuchar desde el altavoz de una patrulla. Afortunadamente no nos multaron.

La situación de alerta es crítica y es real. Afortunadamente, el ánimo no decae. Hoy desde la sala de mi casa pude escuchar a unos vecinos alegrándonos la mañana con un poco de música. Todas las noches en punto de las 8:00pm se oyen los aplausos, las palabras de ánimo y de agradecimiento para todo el personal de salud y de seguridad que sigue en la calle. En ese momento cuando los vecinos sacamos la cabeza por la ventana y nos vemos desde nuestras casas, de verdad se respira mucha alegría. Se siente mucho entusiasmo y hay un espíritu de solidaridad en el ambiente.

En México la cosa apenas comienza. Cuento mi experiencia para que mis familiares y amigos se cuiden. Pidan a las autoridades que tomen las medidas necesarias para frenar el esparcimiento del virus y, sobre todo, respetémoslas. Que la historia no se repita. Por favor, #QuedateEnCasa

#ElNidoDelGavilán: “López-Gatell to the rescue”

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En unas semanas de emergencia mundial donde la pandemia del COVID-19 ataca por todo el mundo, nuestro país ha tenido en la Secretaría de Salud como el único portavoz oficial en la materia.

La 4T en su personalismo, adjudica todo en una sola persona, el Presidente. Sin embargo, como una de pocas excepciones donde el Presidente deja a otros que sean protagonistas, ha permitido en la figura de un subsecretario, Hugo López-Gatell, la voz principal del Gobierno Federal en la materia.

Las intervenciones del subsecretario, ya sea en la mañanera de AMLO como en las conferencias extraordinarias a las 7 de la tarde, han sido de lo más lúcido y claro que ha tenido la 4T en lo que lleva de mandato.

Ha sido cuestionado, interrogado y con gran habilidad discursiva ha salido avante. Sin embargo, como era esperable, algunos medios han buscado tergiversar comentarios o verlo como contradictorio. Otros más sacaron a colación lo de “fuerza moral” para criticar al subsecretario, en un desliz que cometió cuando explicaba que AMLO tiene la misma posibilidad de contagiar que cualquier otra persona.

Lo cierto es que la 4T se ha visto tibia en el tema, primeramente, por un Secretario de Salud casi inexistente con muy pocas apariciones y con una coordinación difusa entre los gobiernos estatales y el gobierno federal. De tal modo que en Nuevo León y Tamaulipas se han tomado medidas extremas que no suceden en otros estados.

Aun así, de acuerdo a los expertos que se han presentado en las diversas conferencias, México aún no está en la fase 2 del COVID-19 y ha realizado lo consecuente. No podemos tomar las medidas extremas como otros países porque no hemos llegado a sus niveles de pandemia. Lo ha explicado con detalles y ejemplos insistiendo en que la sensatez y la técnica deben primar, ante todo.

El martes, por ejemplo, pidió la atención de la prensa y el público a los aspectos técnicos del informe y a no distraerse con interpretaciones de otra naturaleza. Es decir, evitar la politiquería entorno al tema.

Si bien, López-Gatell está haciendo gala de sus conocimientos y habilidades para sortear esta tormenta, es importante que el Presidente y allegados no le estorben en las medidas a tomar. Esto incluye los eventos masivos del Presidente y del Gobierno en general. 

En general, el subsecretario, puntualmente, ha llamado a guardar la calma y sobretodo, evitar promotores de Fake News como Samuel García y finalmente, nutrirse de los informes diarios de la Secretaría de Salud presentados tanto en la mañana como en la tarde en los portales del Gobierno de México y la propia Secretaría.

Depende de Nosotros

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Hace dos semanas, en mi primera columna para Altavoz MX, decidí escribir sobre el brote del Nuevo Coronavirus (COVID-19). En esa columna expresé que la tasa de mortalidad del virus es mucho menor en comparación a otras enfermedades a las que el mundo se ha enfrentado. También comenté que no era necesario cambiar nuestros ritmos de vida, había que ser precavidos y tener una buena higiene. En ese momento la contingencia no estaba en el nivel en el que está ahora. Lo que escribí hace dos semanas refleja la situación que como sociedad vivíamos en ese momento, sin embargo, creo que debo modificar mi postura acorde a la situación que vivimos hoy, y lo que nos espera. Me encantaría poder escribir sobre otros temas, pero esta pandemia es algo que todas y todos debemos atender inmediatamente y con un fuerte sentido de responsabilidad.

Tan sólo en este mes hemos visto como han sido canceladas todas las ligas deportivas importantes, las fronteras de Canadá y varios países de Europa y restricciones aéreas alrededor del mundo. Aquí en México, el Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, anunció la suspensión de clases en todos los niveles educativos a partir del 20 de marzo. Sin embargo, varias instituciones académicas han decidido adelantar el periodo de suspensión al martes 17. Todas estas medidas son esencialmente de prevención, para evitar el contagio del virus y así sea posible erradicarlo. Los expertos señalan que el distanciamiento social es una de las mejores armas que tenemos como sociedad para enfrentar al virus.

Mexicanos, todos sabemos, sin importar nuestra ideología política, que el Gobierno Federal no está actuando como debería. El presidente de la Organización Mundial de la Salud, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, ya advirtió que hay gobiernos que no se están tomando el tema con la debida importancia. Hay gobiernos estatales en el país que están actuando rápida y responsablemente, a pesar de la lenta respuesta del Gobierno de México. Nosotros no queremos que sea muy tarde. A pesar de lo que hagan nuestras autoridades, los mexicanos, uno por uno, debemos tomar las medidas necesarias para el bienestar de la ciudadanía. En estos tiempos en los que nuestro Presidente no se comporta como un líder, tenemos que asumir ese liderazgo todos, en conjunto.

Quiero reiterar que sí, el COVID-19 sigue con una tasa de mortalidad muy baja, y sí, hay muchas más personas que se han recuperado de las que han fallecido. Sin embargo es necesario actuar cuanto antes para que la tasa de contagio disminuya. No nos podemos dar el lujo de esperar a que la pandemia haga colapsar nuestra economía y nuestro sistema de salud. 

Les quiero exhortar a que se informen de fuentes oficiales, hagan caso a las instrucciones de la Organización Mundial de la Salud, y lean a los epidemiólogos expertos en el tema. La desinformación, los rumores, el pánico y el pesimismo únicamente agravan la situación. Si está dentro de tus posibilidades, no salgas de casa. Es muy probable que nunca te infectes de COVID-19, pero es momento de pensar en el bien común, y ser socialmente responsables. Aislarnos de la sociedad por unos cuántos días ayudará a romper la cadena de contagio y propagación, y así las autoridades sanitarias tendrán más posibilidades de sacarnos de esta crisis. 

No hay que ser alarmistas, ni aportar al pánico masivo que poco a poco se va apoderando de las personas. Depende de nosotros que el Nuevo Coronavirus pronto quede en el pasado, y no deje daños graves en nuestra nación y en el resto del mundo. 

Recuerda también que en estas crisis las cosas pueden cambiar completamente en cuestión de días, por lo que hay que permanecer abiertos a recomendaciones de expertos. Yo sólo te puedo aconsejar que mantengas una excelente higiene, evites lugares concurridos y no caigas en pánico. Y si no lo quieres hacer por ti mismo, hazlo por los que te rodean.

Para terminar, les dejo una buena noticia: en Wuhan, la ciudad donde se desató el virus, la tasa de contagio ha disminuido enormemente. La semana pasada registraron menos de 20 contagios. El presidente de China, Xi Jinping, visitó la zona cero de la pandemia y ha asegurado que vendrán tiempos mejores. Actualmente en ese país, se están recuperando más personas de las que están siendo infectadas.

Mantengamos la esperanza, que seguro salimos de esta. 

A quién exigir: COVID-19

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Desde principio de enero a la fecha, en México y el mundo ha sido materia de análisis, medidas de seguridad y sanitarias, decisiones políticas, económicas y sociales, noticias, columnas, pláticas de café, etc., el coronavirus (en adelante COVID-19) proveniente de Wuhan, China.

Esto, pues la facilidad con la que se ha propagado el virus, testimonios de países como Italia, las muertes registradas y la declaración de pandemia realizada por la Organización Mundial de la Salud, han despertado consternación y preocupación en gran parte de la población.

Y, aunque el porcentaje de mortalidad del COVID-19 es relativamente bajo, los ciudadanos tienen razón al estar preocupados respecto del avance que va teniendo la enfermedad, pues al tratarse de un tema de salud no hay duda de que este resulta de orden público.

En México, el avance del COVID-19 actualmente se encuentra en la fase 1 (importación de casos) y aunque el representante de la Organización Mundial de la Salud en el país Cristian Morales Fuhrimann ha señalado que hemos sido el primer país en poner a punto la técnica de detección del coronavirus; lo cierto es que tal y como ha sido reconocido por el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud Dr. Hugo López-Gatell probablemente en 15 días entremos a la fase 2 (transmisión comunitaria) y posteriormente a la fase 3 (etapa epidemiológica).

Derivado de lo anterior, ante el inevitable escenario de transmisión comunitaria y posteriormente epidemia, considero de suma relevancia dos cuestiones.

La primera, la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (en adelante INSABI) y el desafío que enfrenta ante el avance del COVID-19.

El INSABI, fue creado por el decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley General de Salud y de la Ley de los Institutos Nacionales de Salud publicado en el Diario Oficial de la Federación el 29 de noviembre de 2019 y su objetivo es que las personas que no cuenten con seguridad social tengan derecho a recibir de forma gratuita la prestación de servicios públicos de salud, medicamentos y demás insumos al momento de requerir la atención.

La creación del INSABI, hoy impacta positivamente en la vida de todos aquellos mexicanos que no contaban con seguridad social, pues ante la situación que enfrenta el país en relación al COVID-19, estas personas tendrán la posibilidad de atenderse en hospitales ante un eventual contagio que requiera atención especializada.

Sin embargo, no puede pasarse por alto que si bien el INSABI otorga la posibilidad para que las personas sin seguridad social tengan acceso a tratamiento médico, la realidad es que hoy el Instituto enfrenta un reto que verdaderamente pondrá a prueba su funcionamiento y que podrá terminar con las dudas de los incrédulos o bien condenarlo de ineficaz.

La segunda, la decisión de los gobiernos estatales de Nuevo León, Tamaulipas, Aguascalientes, Baja California Sur, Chihuahua, Guanajuato y Jalisco, de coordinarse y no adherirse al INSABI.

Esto, pues la decisión en defensa de su “soberanía”, que considero más bien se trato de una decisión tomada para que los Estados pudieran manejar y administrar los recursos asignados para la prestación gratuita de servicios de salud, medicamentos y demás insumos asociados para las personas sin seguridad social, en términos de los artículos 77 Bis 16 y 77 Bis 16 A de la Ley General de Salud, podría poner en riesgo a sus respectivos ciudadanos.

Lo anterior, pues las referidas entidades federativas tendrán que hacerse cargo a través de sus Secretarías de Salud de la atención especializada que requiera una persona infectada por el COVID-19 que no cuente con seguridad social.

Situación que en un futuro cercano podría patentizar lo atinada de su decisión, o bien, simplemente tacharla como un acto irresponsable, al haber evidenciado incapacidad y priorizado el manejo de recursos a costa de la salud.

Por último, es importante que como ciudadanos sepamos a quién exigir respuestas.

El coronavirus y los partidos políticos

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Mientras el presidente de México está dando muestras de la peor irresponsabilidad social que pueda dar un presidente, propagando su mesianismo hasta los pueblos más remotos, seguro que México y su cuarta transformación saldrán inmunes de la pandemia que está poniendo de rodillas a las democracias occidentales, mientras el contagio sigue propagándose (principalmente con los viajeros procediendo de Europa, contagio de ricos), mientras el saldo mortal ya abrió un registro de pronóstico desconocido, mientras la Ciudad de México bajo la batuta ilustrada de la protegida de AMLO organiza un macro evento irresponsable y provocador, mientras circulan en las redes sociales cientos de memes para valorar la escasez supuesta del papel higiénico y los efectos secundarios de las cuarentenas, mientras sucede todo esto, México y su gobierno carecen de herramientas para enfrentar los estragos de una epidemia que demostró en muchos países  lo dañino que puede ser.

De Europa afluyen ejemplos de medidas de aislamiento social, no de vacaciones anticipadas, acompañadas de reglas de aplicación que incluyen multas económicas, aquí, el presidente tranquiliza el pueblo bueno y sabio con besos y abrazos, en lugar de invitarle a protegerse. De Brasil llega una propuesta para tomar en cuenta de inmediato: que los partidos políticos transfieran sin más consideraciones la integralidad de sus prebendas económicas que reciben del INE y de las Comisiones Electorales Estatales para reforzar el sistema de salud del país y que no pueda haber disculpas de falta de recursos para justificar penurias y ausencias de apoyos.

Es tiempo de solidaridad. Los partidos políticos tienen la obligación de ofrecer recursos para ayudar a solucionar el problema de salud del país. Por una vez, en lugar de enriquecer una burocracia partidista inútil y en lugar de fomentar una corrupción que ha puesto el país en manos de los irresponsables de la cuarta transformación, podrían transferir sus recursos para una causa útil y que ayude a salvar y rescatar la integridad del país. Estamos seguros que todos los partidos aceptarán con entusiasmo esta propuesta y que PRI, PAN, Morena, MC, PT y todos los inventos y creación de los avorazados de un sistema político insensato  tendrán a bien aportar para hacer olvidar lo inútil que son y para contribuir a solucionar un problema que el país no tiene capacidad de enfrentar, menos con las bravuconadas y estupideces de su presidente y de la gobernadora de la CDMX.

Si con su seudo rifa-extorsión del avión presidencial, el presidente pretende exprimir 4 mil millones de pesos al pueblo bueno y sabio, los partidos pueden fácilmente entregar una cantidad equivalente. Sería una verdadera contribución a la salud de un país que se han esforzado en empobrecer desde hace más de 20 años.

#ContraPortada: “La Pandemia de la ignorancia y el negocio”

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El mapa de infección del coronavirus a nivel mundial es de 140, 000 casos y contando en 140 países con focos de infección, las muertes se cuentan en miles desde Wuhan, China, Italia y Estados Unidos.

Como en todas las ferias, en la del Coronavirus hay de todo: países primer mundistas y países en donde la ignorancia y el negocio abundan por encima de la prevención, ¿adivinen en dónde se ubica México?

El grave problema en México no se encuentra en el peligro que el virus trae consigo, si no en la increíble pasividad que muestras las autoridades. Han tomado el virus como un tema económico y no como lo que realmente es, un agudo problema de salud pública.

El presidente de la república le ha hecho un monumento a la ignorancia y la falta de sensatez, dando abrazos, besos y hasta apapachos en sus recorridos por Hermosillo, Sonora. No se preocupa, no se alerta y no se prepara a un país que, al parecer, tendrá que defenderse solo.

A lo anterior, se suma el pánico, la psicosis y la pésima forma de manejar una alerta de los ciudadanos. A la primera llamada de prudencia, la respuesta fue acudir a saquear los centros comerciales, no hay gel antibacterial, no hay cubre-bocas, hasta se acabaron el papel de rollo… ¿el papel de rollo? demencial.

El coronavirus ha evidenciado que la pandemia que sufre México ni es nueva ni es curable: la ignorancia y el negocio.

Autoridades que esconden el problema mientras sus negocios sigan en pie, ciudadanos que generan desabasto en donde la ignorancia es lo único realmente presente.

El Coronairus se irá, como todo… lo que se queda es la pandemia de la ignorancia y el negocio, el maldito negocio.

Coronavirus: Su silencioso andar en México

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​La epidemia paralela de miedo que genera el coronavirus es fruto de las muchas preguntas que giran alrededor de lo que suscita en la enfermedad, pero también de un tratamiento de la información que, a veces, no es todo lo riguroso que debiera, por parte de los medios y las autoridades.

​En redes sociales circulaban videos en los cuales en diferentes puntos y centros comerciales de la ciudad de Culiacán la gente se abastecía de vivires esperando una amenaza de pandemia dentro de su municipio, sin contar que desde el Senado de la República ya se preparaba el tema que apenas hace unos días nos ocupa; es decir las comisiones unidas de Justicia, Salud y Estudios Legislativos del Senado, aprobaron en lo general el dictamen que permite el uso recreativo de la mariguana para mayores de 18 años.

​Vivimos gobernados por un ejecutivo federal solamente se limita a hacer actos de política barata “comprando el cachito para la risa del tan anhelado y apreciado Avión Presidencial” en un acto de alcurnia el titular del Poder Ejecutivo sacó un billete de 500 pesos de su cartera y se lo entregó al director de la Lotería Nacional, para después presumir su cachito. Advirtió que de ganar uno de los premios de 20 millones de pesos, donará dichos recursos a becas para estudiantes de escasos recursos. 

​¿Es acaso ese el México que merecemos? ¿En qué momentos somos presos de tanta ambicionaría, populismo y “corrupción”? esperemos si, que la próxima semana sea un nuevo despertar alejado de lo antes mencionado digo “Aunque sea para no sentirse tan mal” ya que como sociedad o mejor aún en sociedad organizada somos catalogados como conservadores y provocadores”

​Sigamos conduciéndonos por el camino del bien, respeto a nuestras instituciones y no olvidemos lo que nos cita la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su Artículo 39; La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público emana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo, el alienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

Cabe hacer la reflexión pues, que no nos sorprendería que el gobierno en turno opten por ponerse la mascarilla que está resultando tan efectiva en otros países. Esta reflexión, que algunos podrían calificar de delirante, que puede entenderse como aquel que indaga en lo impensado.

Somos fuego, somos valientes, ¡somos historia!

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El pasado 8 de marzo ocurrió un evento histórico en el país: miles de mujeres salieron a las calles a marchar por su seguridad y sus derechos, los que han sido pisoteados una y otra vez por el gobierno. 

Se realizaron 60 manifestaciones a lo largo del país siendo las de mayor concurrencia, de acuerdo con cifras oficiales, las de Ciudad de México con más de 80 mil asistentes, Guadalajara con 35 mil y Monterrey, con una grandiosa cantidad de 15 mil mujeres, un número nunca visto en una movilización feminista en la ciudad. 

Dejando de lado las cifras, en esta ocasión quiero compartirles mi experiencia. En una de mis publicaciones anteriores comenté que soy una mujer que desde hace relativamente poco se siente identificada y comprometida con la causa feminista; es por eso que este 8M viví mi primera marcha. 

Cuando se hizo el llamado al paro del 9 de marzo y se dio a conocer la fecha de la movilización en la CDMX comencé a buscar información sobre la convocatoria de Nuevo León; para mi sorpresa, no encontré nada. Se me hizo algo extraño, pero pensé: “tal vez aún es muy pronto y no sé quién hará el llamado”. Por una semana investigué diariamente, pero al no hallar un evento o una imagen lo dejé de lado. 

Dos semanas antes de la fecha llegó a mi la invitación por medio del Frente Feminista UDEM. Me emocioné mucho pues por fin tendría la oportunidad de manifestarme con mis hermanas feministas. Llamé a mi mejor amiga para preguntarle si me acompañaría, me dijo que sí y lo agradezco inmensamente pues, honestamente, no quería ir sola. 

Una semana antes comencé a arrepentirme. ¿Y si era inseguro? ¿Y si me pasaba algo? ¿Y si no me sentía incluida? Estaba muy nerviosa, no sabía cómo sería, lo que experimentaría, o a lado de quién estaría. Aún el sábado en la noche pensé en escribirle a mi amiga para decirle que no iría, pero no lo hice. 

Llegó el domingo, me preparé, me encontré con mi acompañante y salimos destino a la Explanada de los Héroes. Es casi imposible describir lo que sentí al llegar, tanta alegría, tanto orgullo, pero a la vez tanta impotencia por las que, aunque quisieran, no podían estar con nosotras. 

Lo primero que pude apreciar fue la Fuente de Neptuno teñida de rojo; lagrimas de tristeza rodaron por mis mejillas al pensar que mi sangre podía ser la siguiente en derramarse. Esas lágrimas se transformaron en felicidad pura al llegar al punto de reunión y ver tantas niñas, jóvenes, adultas y mujeres de la tercera edad con pancartas, pañuelos, ropa y maquillaje de los colores característicos del movimiento. ¡No podía creerlo!

Al son de la batucada se entonaban cánticos y se reunían los contingentes. Poco a poco cada uno, siguiendo el orden previamente establecido, se ordenó en la calle para comenzar a marchar. Aún estaba nerviosa, pero tenía en mi mente todas las indicaciones que se habían dado en redes sociales. Mi amiga y yo nos tomamos fuerte de la mano para permanecer juntas pasara lo que pasara y entonces, comenzó…

El miedo se fue, nos convertimos en luchadoras. Caminamos juntas, gritamos juntas, nos protegimos entre nosotras; no éramos sólo dos personas que llegamos en el mismo auto, éramos miles convertidas en una misma, consientes de que nos cuidábamos entre nosotras y que la voz de una, era la de todas. 

Entiendo que no todas las mujeres están de acuerdo con estas manifestaciones, con la forma en la que se hacen, pero tendrían que estar ahí para entender el amor y el apoyo que se siente, para comprender que la causa de una no es la destrucción de la otra. 

Las presentes el 8M marchamos por todas: por las niñas, por las jóvenes, por las adultas y por las ancianas, por las que ya no están, por las que pudieron quedarse, por las que están por venir. Nos movemos porque queremos un México seguro, buscamos un país donde no nos falte una más; nos movilizamos porque estamos convencidas de que, si alguna de nosotras es la siguiente, queremos ser la última.

Rodearme de mujeres empoderadas me hizo sentirme fuerte, ellas me abrazaron y me dieron la bienvenida. Gracias a las que tienen mucho tiempo en esto porque me han inspirado y ayudado a deconstruirme. Y a ti lector/lectora no te pido que estés de acuerdo, pero si que nos permitas luchar, porque cuando logremos estar todas, tú también serás beneficiado.

#Kleroterion: “No Hay Formas que Valgan”

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El lunes pasado, en el marco de  #UnDiaSinEllas subí a mi fanpage un video en vivo en el cual reflexionaba sobre ese día y hacía hincapié en el trabajo de Paola, Marcela y Miriam, quienes son pieza fundamental de mi equipo y cuya ausencia fue notoria. Ese día también como parte de esa reflexión subí a facebook una serie de infografías en fondo morado que buscaban despertar conciencia, algunas, y otras provocar la reacción tanto de hombres y mujeres en torno al tema. Por ejemplo: “Hubieran sido más en la marcha de ayer, pero un hombre las mató” o “Los monumentos se reparan, las vidas de las mujeres no”.

El resultado fue por demás interesante y me demostró que existe una parte de la  sociedad que se niega a comprender que existe una situación de violencia por la que atraviesan las mujeres de nuestro país. Comentarios como “Eres un oportunista”, “Te estás subiendo la tren” o “No tenían porqué rayar los monumentos” demostraron que, sin importar la forma en la que se apoye o quien les apoye, terminarán criticando e insultando a quienes buscamos generar conciencia sobre la situación.

Para ser honesto, los insultos y los reproches no me molestan. Mi apoyo a la causa es genuina y durante años lo he demostrado con hechos, ya sea  con donativos personales o donando mi salario como funcionario público a asociaciones que atienden el tema u organizando eventos o mediante iniciativas en favor de las mujeres.

Lo que me preocupa es esta venda en los ojos que una parte de la sociedad insiste en mantener. Que se regatee el apoyo a la causa mediante argumentos tan vacíos como el “hay formas”. Por el contrario, para mi queda claro queda claro que para quienes han sido víctima de violencia o acoso, para quienes han perdido a una mujer amada por culpa de la violencia de una machista definitivamente NO HAY FORMAS QUE VALGAN. 

AMLO y el feminismo

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AMLO es un reflejo del machismo mexicano y la causa feminista le hará mucho daño.  Porque no la quiere ni la puede  entender. No en la base social que le apoya en cualquier circunstancia, pero sí en su base femenina de clase media que no le perdonará haber minimizado lo que significa la violencia de genero. 

La desconoce como desconoce la violencia que provoca 35,000 muertos al año y que no sabe cómo detener, porque no quiere entender el problema narco. No lo quiere entender o simplemente, renunció a buscarle solución porque ha sido más fácil pactar con las cabezas que desmantelar el fenómeno. Ni la Guardia Nacional ni sus llamados a los abrazos en lugar de balazos, ni sus exhortos a las mamás y abuelas de los delincuentes para que los razonen o que les propinen nalgadas. 

Ser presidente implica rodearse de un equipo capaz de enfrentar todos los tipos de problemas que surgen en el camino. En términos de seguridad, AMLO ha fracasado porque él cree que entiende el problema. Lo que no es cierto. El problema no reside simplemente en la pobreza cómo lo asume siguiendo su razonamiento simplista de lucha de clase, el problema reside en algo más complejo a nivel de sociedad y a nivel internacional que no tiene capacidad o voluntad de captar. 

El feminismo es más producto de una aspiración a situaciones igualitarias que una reacción contra un machismo eterno que se ha manifestado desde antes de los tiempos bíblicos. El feminismo es producto de una sociedad en evolución positiva que ha favorecida la educación de las mujeres y que en respuesta a esta mayor educación ha recibido mayores exigencias. 

El machismo seguirá y no es exclusivo de la sociedad mexicana. Es consecuencia de una sociedad que ha aceptado la dependencia económica de las mujeres de los varones y de una ausencia de valores de igualdad que se originan en la propia historia de la humanidad, es decir en la propia historia del hombre y de la mujer. Mientras la mujer cría y educa, el varón tiene obligación de aportar recursos para sustentar la cría y la educación. De ahí deriva lo que denominamos machismo y que es universal, no típicamente mexicano. 

Desgraciadamente, en su estilo autocrático, AMLO pretende imponer su interpretación del fenómeno. Que bueno que afirme ser humanista antes que feminista. Mejor sería que traduzca esto en una promoción de mayores apoyos a las mujeres, en lugar de eliminar guarderías y refugios. Humanismo implica entender mejor a la humanidad, no simplemente reducirla a su visión primaria y rudimentaria.