El tema de la Reforma Educativa en nuestro país ha sido el más comentado en los últimos meses. Programas de debate, noticieros y columnas completas en diferentes espacios se han dedicado a analizar esta polémica reforma a la Ley General de Educación, aprobada por el aparato legislativo mexicano en el 2013. En la última semana me he dedicado a leer la reforma y sus leyes secundarias con el fin de comprender lo mejor posible el conflicto magisterial, y las razones detrás de las protestas.
Primero, tras leer la Reforma a la Ley General de Educación, no le podemos llamar Reforma Educativa, ya que tiene un perfil más guiado hacia cuestiones administrativas/laborales y no habla en sí sobre cambios profundos en el sistema educativo de nuestro país, que lo necesita.
Esta ley se enfoca más en la mejora en la calidad de maestros y transparencia en los planteles educativos, que de lograrse, llevarían en teoría a mejores programas educativos para los niños y niñas de México.
Me parece importante atacar en esta columna los mitos que han surgido alrededor de esta ley. La primera es con relación a las evaluaciones al personal docente que se estipulan en la ley. Es totalmente falso lo que se ha manejado por muchos lados de que en caso de no pasar la evaluación los maestros son dados de baja, de hecho el papel estipula que en caso de tener resultados deficientes, el personal docente recibirá capacitación para atacar estas áreas de oportunidad.
Otro de los mitos que han aparecido en las redes sociales, es que los libros de texto gratuitos van a tener un costo. ¿Cuánto no han visto una fotografía donde presumiblemente tendrán un costo de $50.00 pesos? Muchos, estoy seguro, esto es totalmente falso, los libros de texto gratuitos no costaran, ni tampoco se cobraran “cuotas” en las escuelas públicas como se dice. En este último punto hay que recalcar que es una cosa lo que dicen las autoridades y una realidad muy diferente, ya que sabemos que hay escuelas “gandallas” que si cobran cuotas y no son “opcionales”.
Dejando atrás esos dos mitos, quiero hacer un análisis de la reforma. Creo que el problema más grave de ella es la implementación de la misma, al igual que las “lagunas”, como diría mi estimada amiga Marlenne Váldez, que deja la misma. En efecto hay muchas cosas que no quedan bien aclaradas, siendo la más importante, cómo estos mecanismos van a funcionar y mejoraran la situación del sistema educativo de nuestro país. Es decir, no hay una forma clara que se explique de cómo iremos del punto A al B.
Lo que si podemos aplaudir de esta reforma, es la mejora en los mecanismos de transparencia e inclusión en los planteles educativos. Se estipula que existan mesas conformadas por padres, alumnos, maestros y representantes de los sindicatos donde se defina qué es lo que la escuela necesita. También los padres de familia podrán saber de los resultados en las evaluaciones al personal docente de las escuelas. Pero de nueva cuenta todo parece sonar un tanto utópico y depende 100% en que las palabras plasmadas en estas leyes se hagan realidad.
Dentro de lo que cabe, la Reforma Laboral/Administrativa en Educación (cómo lo mencione anteriormente lejos está de ser una Reforma Educativa) tiene buen potencial siempre y cuando se implemente de una manera responsable y se incluya a todas las partes, algo que en mi parecer le ha fallado al Gobierno Federal y espero hasta que la olla exprés explotara para incluir a las partes, siendo estas los sindicatos.
Me parece debida la recomendación para los maestros que luchan por sus derechos laborales, que le echen un vistazo a la reforma Laboral/Administrativa en Educación, puesto que para la realización de esta columna pedí de manera más atenta a varios docentes que me dijeran con claridad con que puntos estaban inconformes, sin que pudieran darme una respuesta clara.
Abro este espacio para cualquier maestro, repito, MAESTRO que quiera darle replica a esta columna.
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