A poco más de un año de distancia, merece la pena preguntarse de qué se va a tratar la elección presidencial. La guerra sucia ya se hizo presente y no hará más que intensificarse conforme pasen los meses, pero la agenda y las narrativas siguen definiéndose. Algunas ideas de agenda:
1. Pobreza y desigualdad.
De acuerdo al último reporte de CONEVAL, la pobreza subió de 45.5% a 46.5% de 2012 a 2014 en el país, lo que significa un aumento de más de dos millones de personas en esa condición y el mantenimiento de condiciones precarias de vida en básicamente la mitad de la población. Más allá de discursos, la sensación del bolsillo pesará en la decisión de muchísimos votantes. Esto necesariamente llevará a cuestionar el modelo económico que ha imperado por las últimas tres décadas y a plantear alternativas.
2. Inseguridad.
Una de las estrategias iniciales de la presidencia de EPN en el rubro de seguridad fue quitar el tema del centro de la agenda nacional, lo cual marcó una clara diferencia con la administración Calderón. La narrativa de muerte y destrucción fue sustituida por el triunfalismo reformista, y funcionó por un tiempo considerable.
Sin embargo, la obstinada realidad se encargó de echar por tierra la supuesta bonanza que vendría con las reformas y desnudó que el monstruo de la violencia jamás se fue, aunque no se hablara de él. Casos brutales como el asesinato ocurrido hace unos días en la carretera México-Puebla y la psicosis que impera en la ciudad fronteriza de Reynosa son prueba de ello. El enfoque de enfrentar la inseguridad con una estrategia de fuerza pública seguramente será seriamente cuestionado.
3. Combate a la corrupción.
Ante el agudo desprestigio del Presidente Peña, los escándalos simbólicos apilados (desde la “casa blanca” hasta OHL, pasando por Duarte) y la creación del Sistema Nacional Anticorrupción que podría terminar en una simulación (o cuando menos, con dientes mucho menos afilados de lo que se esperaba), la promesa de combate “real” a la corrupción. La autoridad federal ya ha comenzado su campaña de “castigo” a diversos personajes señalados y la oposición fustigará al oficialismo por las fuertes sospechas de encubrimiento y tardía reacción en casos flagrantes.
4. Política Exterior.
El fenómeno Trump sacudió al globo entero, pero ha tenido particular impacto en México. El país y sus migrantes fueron uno de los principales “villanos” que el hábil magnate sin escrúpulos construyó en el imaginario de su electorado. La timorata y torpe respuesta de la administración Peña a las agresiones del hoy presidente norteamericano desde que era candidato, y la sensación de amenaza latente que representa, configuran un factor de especial relevancia para la elección presidencial ¿quién tiene el liderazgo para hacerle frente? ¿Con qué ideas y propuestas lo hará? ¿Se tenderán puentes con otros países para reconfigurar la estrategia geopolítica y comercial del país?
Estos son algunos de los temas que hasta ahora parece serán de los más relevantes. Pronto abordaremos las narrativas de los probables candidatos y fuerzas políticas, pues cada uno partirá de condiciones muy particulares en la lucha por convencer a la ciudadanía.
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