Comienza la repatriación de los migrantes muertos en la estación migratoria de Chihuahua, el primer cuerpo es enviado a Colombia

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La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) ha informado que se ha iniciado el proceso de repatriación de los migrantes fallecidos en la estación migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua.

El cuerpo de un ciudadano colombiano que murió en el incendio del pasado 27 de marzo ha llegado a Bogotá. La dependencia federal ha puesto a disposición de los familiares de las víctimas un equipo especializado de apoyo jurídico y psicológico de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV).

En cuanto a los siete cuerpos de migrantes originarios de El Salvador, están siendo trasladados vía terrestre, con el acompañamiento de la Guardia Nacional, y se espera que lleguen a la frontera de Chiapas el próximo sábado 8 de abril.

En cuanto a las personas de origen guatemalteco, se han identificado 11 cuerpos, y se ha programado su traslado aéreo para la próxima semana, de acuerdo con las autoridades de ambos países.

La Secretaría de Seguridad también ha informado que se están realizando los procesos de identificación de los cuerpos de seis migrantes hondureños fallecidos, y se programará un vuelo con destino a su país de origen.

Además, hay siete personas hospitalizadas en Ciudad Juárez, seis víctimas siendo atendidas en el Centro Nacional de Investigación y Atención a Quemados (Ceniaq), y tres más están en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) de la Ciudad de México. La SSPC continúa brindando apoyo a los familiares y víctimas de este trágico suceso.

(Fuente: Luis Cárdenas MX)

CNDH pide a la Sedena que repare el daño a las víctimas de Nuevo Laredo ya que no se encontraron armas en su posesión

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La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ha emitido una recomendación al titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), Luis Cresencio Sandoval, debido a un incidente en Nuevo Laredo, Tamaulipas, que resultó en la muerte de cinco personas, una persona lesionada de gravedad y otra con afectaciones menores.

Según la investigación de la CNDH, el 26 de febrero de 2023, siete personas estaban circulando en un vehículo tipo pick-up en la colonia Cavazos Lerma cuando fueron seguidas por 21 personas que se transportaban en cuatro vehículos oficiales.

A pesar de que no había una amenaza real contra la vida de estas personas, un elemento militar disparó su arma de fuego a la parte trasera del vehículo sin emitir comandos de voz previos. Tres elementos más replicaron la acción para apoyar al primer tirador.

Sin embargo, no se encontraron armas dentro del vehículo particular y los vehículos oficiales no presentaron daños producidos por proyectiles de armas de fuego. Además, ningún elemento militar presentó lesiones por proyectil de arma de fuego y todos los elementos militares involucrados en los hechos manifestaron que no vieron que se originaran disparos de arma de fuego desde el vehículo particular.

En su recomendación, la CNDH ha solicitado al secretario de la Defensa Nacional que colabore en el trámite ante la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) para la inscripción en el Registro Nacional de Víctimas de las siete personas agraviadas, incluyendo a los miembros de sus familias, para que se proceda a la inmediata reparación integral del daño.

La CNDH también ha pedido que se otorgue la atención médica, psicológica y tanatológica que las víctimas directas e indirectas requieran, y que esta atención sea proporcionada por personal profesional especializado ajeno a la SEDENA y se otorgue de forma continua hasta que alcancen su sanación física, psíquica y emocional, considerando su edad, condición de salud física y mental, y sus especificidades de género.

(Fuente: Luis Cárdenas MX)

Realizarán un tercer “dictamen” en el caso de Debanhi Escobar

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Tras la reunión que sostuvieron los padres de Debanhi Escobar y el presidente Andrés Manuel López Obrador, se tomó la decisión de realizar un tercer dictamen del caso con el fin de esclarecer las causas de la muerte de la joven.
Ricardo Mejía, subsecretario de Seguridad Pública, declaró que la Fiscalía de Nuevo León tendrá que entregar las videograbaciones relacionadas con la carpeta de Debanhi a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
El Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México revisará los dos informes periciales que fueron entregados a Mario Escobar, padre de Debanhi, pues había informado que había discrepancias entre estos dos.
El tercer dictamen tiene el objetivo de aclarar y resolver las inconsistencias entre los dos últimos informes, contando con la participación de la Comisión Nacional de Búsqueda de la Secretaría de Gobernación, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas y la Fiscalía de Feminicidios en Nuevo León.
El objetivo del hecho es “robustecer y esclarecer total y absolutamente cuál fue la causa de la muerte“, informó el funcionario Mejía.

CULTURA DE LA VIOLACIÓN

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Ha conmocionado al mundo el caso reciente de una menor que fue víctima de una violación colectiva en Brasil, presuntamente a manos de 12 hombres mayores de edad.

“¿Qué traías puesto?”, “¿qué hacías allí de noche?” y “¿estabas borracha?”: son preguntas que suelen hacerse a las víctimas de violencia sexual y son una expresión de la cultura de la violación.

Este es un término que surgió en los años 70 en Estados Unidos gracias a las feministas de la segunda ola que tomaron esta como una de sus luchas principales.

Se trata de un sistema compuesto por actitudes, conductas y estructuras que normalizan el delito de violación: justificándolo, culpando a la víctima y no sancionando al agresor.

No tomarse en serio las acusaciones de violación e inflar los números de denuncias falsas son actitudes propias de esta cultura, la cual se alimenta de la tolerancia social al delito.

No tomarse en serio las acusaciones de violación e inflar los números de denuncias falsas son actitudes propias de esta cultura, la cual se alimenta de la tolerancia social al delito.

El Primer Diagnóstico sobre la Atención de la Violencia Sexual en México, publicado por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) en marzo pasado, muestra las cifras de los casos de violencia sexual que se han dado entre 2010 y 2015.

Este diagnóstico expone que se han dado 3 millones de casos de violencia sexual en ese periodo, incluyendo el 94 por ciento de cifra negra que calculó la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública en 2014, lo que equivale a 600 mil casos por año y a mil 644 casos por día.

Además, se demuestra que en México el 81 por ciento de las víctimas son mujeres y el 90.5 por ciento de los agresores son hombres.

Está el caso de Enrique Capitaine, hombre mayor de edad acusado de pederastia por presuntamente violar a una menor, junto con otros tres, hace más de un año en Veracruz. Fue detenido hace tres semanas.

De 2011 a lo que va de 2016, se han dado en Nuevo León 26 mil 911 incidentes por violación, de acuerdo a los datos del Semáforo Delictivo e incluyendo la cifra negra estimada de 91 por ciento. Esto equivale a 5 mil 78 casos por año y a 14 casos por día.

Estas cifras no son de una tarea de matemáticas: representan a personas reales. A finales de mayo, El Norte dio a conocer el caso de una mujer que sufrió en Monterrey un intento de violación por parte de un presunto taxista y que, al intentar defenderse, fue acuchillada.

Si esto no es cultura de la violación, yo no sé qué lo es. Si de verdad no está normalizada la violación, ¿por qué hay tanta impunidad y la cifra negra es tan alta?

Como dice la activista Jaclyn Friedman, la verdad es que se aborrece la idea del violador (el estereotipo del monstruo que abusa de las niñas), pero no se desprecia a los violadores reales: al tío, al amigo, a la pareja… En México, en el 59.8 por ciento de los casos la víctima conoce a su violador, de acuerdo al diagnóstico mencionado.

La violación es silenciada por las propias víctimas por vergüenza, debido a que vivimos en una sociedad machista que cosifica a las mujeres y revictimiza a las sobrevivientes. Esta vergüenza es la principal aliada de los violadores.

La violación es silenciada por las propias víctimas por vergüenza, debido a que vivimos en una sociedad machista que cosifica a las mujeres y revictimiza a las sobrevivientes. Esta vergüenza es la principal aliada de los violadores.

Las mujeres tenemos derecho a tomar, a usar faldas cortas y a ir a fiestas. Y los hombres no tienen derecho a violarnos. Sin embargo, la víctima es a quien la sociedad suele culpar de la agresión.

Allí tenemos el caso de Brock Turner, estudiante de Stanford condenado por violar a una mujer que visitaba el campus: la víctima fue culpada por haber consumido alcohol y el violador sólo obtuvo seis meses de prisión (con posibilidad de libertad condicional).

Es muy cómodo negar la existencia de la cultura de la violación, porque la sociedad prefiere pensar que esto no sucede: si se denuncia, la víctima miente o exagera. Es más fácil voltear al otro lado, pero la realidad es que en México sólo se consigna al 1 por ciento de los agresores, según el diagnóstico de la CEAV.

Ignorar la realidad implica permitir que los violadores sigan violando y que las víctimas sigan sufriendo en silencio.

La cultura de la violación existe: es real y es un gravísimo problema que debemos combatir.

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mariasantosv.blogspot.mx

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Sangrando invisibilidad, normalidad e impunidad

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La semana pasada se registró uno de los hechos más indignantes e inhumanos en Brasil, la violación colectiva de una menor de 16 años a manos de 33 hombres. Este hecho logró movilizar a una parte de la sociedad brasileña ya que, la manera en que se dio a la luz la noticia fue a través de un video que se divulgó por las redes sociales. Este acontecimiento por sí solo es indignante, sin embargo lo que desata es aún más indignante; la cultura de la violación.

El término nace en 1970 con la segunda ola del feminismo, diversos académicos la definen como una serie de creencias que provocan o fomentan la violencia de los hombres contra las mujeres, provocando la normalización de éstas acciones. De acuerdo a Chris O’Sullivan, el sexismo es una pieza fundamental en la cultura de la violación, ya que, los actos de sexismo se emplean comúnmente para validar y racionalizar las prácticas misóginas. Por ejemplo, los chistes sexistas pueden fomentar un desprecio del bienestar de la mujer, o una víctima de violación podría ser culpada, alegando que lo “estaba buscando” por la forma en que se vestía o actuaba. ¿Es posible que el término se haya empleado desde 1970 y siga siendo vigente? Nos convertimos en el ejemplo perfecto a implementar en las investigaciones de éstos académicos.

…los chistes sexistas pueden fomentar un desprecio del bienestar de la mujer, o una víctima de violación podría ser culpada, alegando que lo “estaba buscando” por la forma en que se vestía o actuaba. ¿Es posible que el término se haya empleado desde 1970 y siga siendo vigente? Nos convertimos en el ejemplo perfecto a implementar en las investigaciones de éstos académicos.

Vivimos en sociedades donde la violación es permitida y normalizada. En México, Brasil y el resto de América Latina se responsabiliza a la propia víctima sobre la violación. En Brasil tan sólo el 35% de los casos de violencia sexual son notificados a las autoridades, muchas refieren el sentimiento de culpa y vergüenza como los motivos primordiales para no denunciar. Es de sorprenderse el porcentaje y es que, una de las preguntas que se hizo en el interrogatorio a la joven fue “¿acostumbras practicar sexo en grupo?”. ¿Por qué esa pregunta era necesaria? ¿Importa acaso cuál o cómo lleva su vida sexual? Fue violencia sexual y nada lo justifica.

Las cifras en México no son menos alarmantes y es que de acuerdo al INEGI, sólo 1 de cada 3 mujeres comenta con sus familiares la experiencia; menos de 2 de cada 10 busca apoyo en alguna institución pública y el 8% acude a las procuradurías estatales de justicia. De este porcentaje, 3 de cada 4 interpone una denuncia. Éstas cifras solo comprueban lo arraigado que está la cultura de la violación además de la impunidad que existe únicamente en México o Brasil, sino en América Latina.

¿Por qué tomó tanta atención mediática el caso de la adolescente brasileña? No sólo por la brutalidad e impunidad que quedaron en evidencia, sino porque provocó que se visibilizara esta cultura. Brasil de acuerdo al “Informe Anual de Seguridad Pública de Brasil” en el 2014 registró 47.000 violaciones cada año, una cada 11 minutos. El 15% de las violaciones en el país son colectivas, hasta en un 40% de los casos se involucran drogas para someter a la victima y para hacerlo más alarmante, el 71% de los casos las víctimas tienen menos de 18 años.

Vivimos en sociedades donde la violación es permitida y normalizada. En México, Brasil y el resto de América Latina se responsabiliza a la propia víctima sobre la violación. En Brasil tan sólo el 35% de los casos de violencia sexual son notificados a las autoridades, muchas refieren el sentimiento de culpa y vergüenza como los motivos primordiales para no denunciar.

En México de acuerdo a el Comité de Violencia Sexual de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) entre 2010 y 2015 registró 3 millones de casos de violencia sexual, 600 mil casos por año. El estudio demuestra que el 90% de las víctimas de violencia sexual son mujeres, 4 de cada 10 víctimas son menores de 15 años, 9 de cada 10 agresiones son cometidas por hombres y el 60% de las agresiones suceden en el hogar de las víctimas.

Esta violencia se caracteriza por su invisibilidad, normalidad y su impunidad. Pero como sociedad, ¿nos identificamos con estas características?, ¿Por qué seguimos permitiendo actos sexistas, misóginos y de violencia?, ¿Nos merecemos eso?, ¿Hasta cuándo vamos a detener tanta violencia? Visibilicemos nuestros privilegios, hagamos anormal la cultura de violación y busquemos que se castigue cualquier acto de violencia. Dejemos de minimizarla. Porque sigo buscando un México en el que las calles, las noches, las fiestas, las esquinas obscuras y los vestidos cortos me pertenezcan sin miedo. Donde ser “sola” sea sinónimo de seguridad.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”