Mi vida también tiene valor

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“Caminar por la calle sin que nos disparen. Estar en el trabajo, sin que nos asesinen. Estar en casa, en casa, sin que nos maten”
Estefanía Vela Barba

El 13 de diciembre del 2013 fue uno de los mejores días de mi vida, viaje a la Ciudad de México para ver a The National (el grupo que me ha robado todas mis noches desde hace más de siete años), fui con Pandy mi mejor amiga la cual también estaba llena de emoción por ver a sus tan queridos y esperados Foo Fighters. Todo apuntaba a que iba a ser una noche especial, y así fue, aunque marcada por un amargo momento. Al estar esperando, entre más se adentraba la noche y el sol se escondía por completo, un par de sujetos se acercaban cada vez más a nosotras, por más que empujábamos no lográbamos hacer nada para que se fueran, hasta que al fin intentaron tocarnos, mi primera reacción fue gritarle y estaba a punto de pegarle, sin embargo Pandy, como siempre distraída, emocionada y brincando, apenas tuvo oportunidad de percatarse de lo ocurrido. Cuando le conté ;su reacción, valiente y tierna, fue intentar protegerme, se colocó atrás de mí, intentando evitar que nadie se me acercara, su método por más noble que fuera no funcionó, pues terminamos siendo acosadas las dos.

Quisiera que la sociedad entendiera que mi cuerpo es mío y yo decido que hacer con él. Mi vestimenta y los lugares que frecuento no justifican un posible abuso ni mi muerte. Las mujeres somos el único grupo mayoritario en estado de vulnerabilidad constante por el simple hecho de ser, ¿Hasta cuándo?

Considero que la mayoría de las mujeres a lo largo de nuestra vida hemos sufrido acoso sexual, en diferentes maneras, tal vez un día cuando nos subimos al metro, al otro cuando vamos pasando por la calle y un par de sujetos se nos quedan viendo de pies a cabeza, el miedo en que nos sumergimos cuando vamos solas por un lugar obscuro, cuando un taxista se intenta pasar de listo, o hasta el caso más extremo, cuando intentan o logran abusar sexualmente de nosotras. A lo mejor es cierto que un par de mujeres en este momento estén pensando: “yo nunca he sufrido acoso sexual, yo sí me sé vestir, yo sí sé donde andar”, probablemente sea cierto y nunca han sufrido violencia de género, pero quizá a la mejor no saben realmente qué es la violencia de género, pues ésta se ha convertido en algo implícito dentro de la convivencia social.

En el año 2001 un caso emblemático marcó la historia de la mujer en México, se encontró en un campo algodonero en Cd. Juárez a tres mujeres identificadas con el nombre de Esmeralda, Claudia y Laura, sus cuerpos estaban desgarrados, violentados, ultrajados y con fuertes indicios de violación sexual. En México no solamente se mata a las mujeres, sino que antes la violan, la torturan, la destrozan, la asfixian, le rompen los huesos, la mutilan, la queman, y deciden hacerle todo lo que ellos quieran. A final de cuentas es sólo una mujer, piensan algunos absurdamente.

La Corte IDH atinadamente sentenció a México por hacer caso omiso de la grave situación de discriminación, violencia y vulnerabilidad en que se encontraban las mujeres, dejándolas en un plano de inseguridad y peligro. Las mujeres en todo México estaban siendo desparecidas, masacradas, violentadas sexualmente, y el gobierno no había hecho nada.

En noviembre de 2009 la Corte Interamericana de Derechos Humanos -Corte IDH- condenó al Estado Mexicano por las graves violaciones cometidas a los derechos humanos de Esmeralda, Claudia y Laura. El Estado reconoció parcialmente su responsabilidad internacional, alegó que efectivamente en Cd. Juárez permeaba un ambiente de discriminación hacía la mujer. Los hombres estaban enojados porque las mujeres eran contratadas por las fábricas (su mano de obra era más barata), empero esos hechos no eran imputables para el Estado, pues no los habían cometido agentes estatales [1]. La excusa de nuevo como manejo de crisis. La Corte IDH atinadamente sentenció a México por hacer caso omiso de la grave situación de discriminación, violencia y vulnerabilidad en que se encontraban las mujeres, dejándolas en un plano de inseguridad y peligro. Las mujeres en todo México estaban siendo desparecidas, masacradas, violentadas sexualmente, y el gobierno no había hecho nada.

Las noticias que he leído en las ultimas semanas me han hecho entristecer, llenarme de coraje, ira, indignación, hasta el punto de preguntarme ¿Y cuándo me va a tocar a mi? Si alguien me hubiera dicho antes de nacer que por ser mujer iba estar expuesta a los golpes, a las miradas, a que quisieran utilizar mi cuerpo como propiedad pública, a las etiquetas de “zorra y puta”, a que me violaran y todavía se me incriminara a mí – los hombres tienen instintos, tu los incitas – o me mataran, prometo que se me hubieran quitado las ganas de ser mujer, y ahorita mi madre tuviera un hijo.

En noviembre de 2009 la Corte Interamericana de Derechos Humanos -Corte IDH- condenó al Estado Mexicano por las graves violaciones cometidas a los derechos humanos de Esmeralda, Claudia y Laura.

Recuerdo cuando se tipifico el delito de feminicidio muchos decían “las feministas lograron lo que querían tener su propio tipo penal”, y siempre pensé: ¿Querían un tipo penal? Las feministas no querían un tipo penal, necesitamos un tipo penal, lo que realmente queremos es vivir.

A veces, debo admitir que se me quitan las ganas de luchar, tengo mis 5 minutos de más enojo, de más tristeza, de más frustración, pero luego recuerdo a todas las mujeres que han sufrido, que han muerto, que han marchado, que se han manifestado y luchado, que han denunciado, recuerdo a Andrea, Gabriela, Daphne, Esmeralda, Claudia, Laura, Lydia, Rosa, Mariana, Elvia, Alicia, Marta ; recuerdo que aproximadamente 5 mujeres mueren en México al día por razones de género [2]. Se me pasa y decido indudablemente unirme a su lucha, a buscar la equidad en un mundo de desigualdad social.

Las noticias que he leído en las ultimas semanas me han hecho entristecer, llenarme de coraje, ira, indignación, hasta el punto de preguntarme ¿Y cuándo me va a tocar a mi?

Quisiera que la sociedad entendiera que mi cuerpo es mío y yo decido que hacer con él. Mi vestimenta y los lugares que frecuento no justifican un posible abuso ni mi muerte. Las mujeres somos el único grupo mayoritario en estado de vulnerabilidad constante por el simple hecho de ser, ¿Hasta cuándo?

Incluso mi Word como el Estado Mexicano no reconoció la palabra feminicidio.

[1] Corte IDH. Caso González y otras (“Campo Algodonero”) Vs. México.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Disponible en: http://www.bjdh.org.mx/interamericano/doc?doc=casos_sentencias/CasoGonzalezOtrasVsMexico_
ExcepcionPreliminarFondoReparacionesCostas.htm

[2] INGEI, Estadística a propósito del día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, datos nacionales, 2015. Disponible en: http://www.inegi.org.mx/saladeprensa/aproposito/2015/violencia0.pdf

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Migrantes: ¿Acaso son solo números?

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En el libro “72 migrantes” que publicó la editorial Almadía, Víctor Núñez cuenta la historia de Miguel Ángel, un jornalero hondureño, harto de su miseria y cansado de enviar a sus hijas e hijos a la cama antes de las seis de las tarde para que se les olvidara el hambre, quien decidió emprender su camino para obtener una mejor vida, viéndose en la necesidad de salir de la tierra que lo acogía por más de 40 años y de abandonar sus recuerdos y a su familia. [1]

Así como Miguel Ángel, existen más de 80,000 [2] personas al año que intentan cruzar la frontera, hartos de su pobreza, ilusionados con su futuro y muertos de miedo por su presente, se van a la aventura rodeados/as de desconocidos/as con las y los cuales comparten sus mismas esperanzas de buscar un mundo desconocido, olvidar su dolor y poder obtener más oportunidades en un nuevo país, ya que el suyo se las arrebató.

En su último informe, “Situación de derechos humanos en México”, la CIDH determinó que las y los migrantes se encuentran en constante situación de vulnerabilidad toda vez, que son víctimas de secuestros, asesinatos, robos, y desapariciones por parte del crimen organizado y/o de la propia autoridad,

En el año 2013 la Relatoría de la Migración de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su informe “Derechos humanos de los migrantes y otras personas en el contexto de la movilidad en México”, destacó que México se caracterizaba por ser un país de: origen, transito y destino de migrantes; considerándolo como el segundo país con mayor emigración a nivel mundial. A consecuencia de su posición geográfica, se ha convertido en el medio de paso de las y los migrantes, entre los que se encuentran: centroamericanos(as), caribeños(as) y sudamericanos(as). De igual forma, también considerando a la frontera Guatemala – México como una de las más peligrosas para cruzar hoy en día [3]. La CIDH también determinó que existía un fuerte problema entre organizaciones criminales -las cuales habían podido establecer un régimen de violencia generalizada, además de cometer graves violaciones a derechos humanos de las personas en especial las que intentaban cruzar la frontera-, y la participación de las autoridades mexicanas, generando un ambiente de impunidad y violencia sistematizada [4].

En su último informe, “Situación de derechos humanos en México”, la CIDH determinó que las y los migrantes se encuentran en constante situación de vulnerabilidad toda vez, que son víctimas de secuestros, asesinatos, robos, y desapariciones por parte del crimen organizado y/o de la propia autoridad. Asimismo, sacó a relucir la práctica retirada y sistemática de las autoridades al momento de proceder a la detención de una persona por considerarla “ilegal”, -como si las personas fueran ilegales- la cual es sometida a tortura, y/o tratos crueles, inhumanos y degradantes [5].

Por su parte, las mujeres que deciden emprender su viaje por nuestro país saben que serán víctimas de violación sexual –se estiman alrededor de 45,000 mujeres migrantes al año de las cuales más del 70% son víctimas de agresión sexual–,tal es su realidad que se tienen que poner la llamada “inyección anti-México” para no quedar embarazadas, pues son mujeres, migrantes y pobres, entrando a una país donde esas tres características significan no ser nadie.

…diversas organizaciones internacionales como son la: CIDH, ONU, Amnistía Internacional , Red Fronteriza por los Derechos Humanos, entre otras, han reportado y exhortado en diversas ocasiones a las autoridades mexicanas respecto al tema de protección y reconocimiento de los derechos humanos de las y los migrantes, de los cuales su situación no sólo ha empeorado sino agravado estratosféricamente en el país.

El Comité de desapariciones forzadas de las Naciones Unidas también ha manifestado su preocupación por la numerosa cantidad de desapariciones de migrantes y la violación de derechos humanos de los niños y niñas, la cual va en aumento.

Considero importante mencionar que la CIDH señaló a Nuevo León junto con Tamaulipas como focos rojos de destino de migración, y también los apuntó como lugares estratégicos de localización de fosas clandestinas para los restos de migrantes.

Las organizaciones de la sociedad civil y el equipo de expertos forenses de Argentina denunciaron alrededor de 814 casos de migrantes desaparecidos, de los cuales una inmensa mayoría no han podido ser identificados [6]. Además diversas organizaciones internacionales como son la: CIDH, ONU, Amnistía Internacional [7], Red Fronteriza por los Derechos Humanos, entre otras, han reportado y exhortado en diversas ocasiones a las autoridades mexicanas respecto al tema de protección y reconocimiento de los derechos humanos de las y los migrantes, de los cuales su situación no sólo ha empeorado sino agravado estratosféricamente en el país. Y como es costumbre, el gobierno decidió excusarse de la forma que mejor lo sabe hacer: descalificando el informe argumentando que no eran prácticas generalizadas, sin presentar prueba alguna que lo sustentara.

Miguel Ángel, cuenta Víctor Núñez, dejó de llamarse así cuando cruzó a territorio mexicano, pasó a ser reconocido como el número 27 -la última vez que se le vio fue en una bolsa negra- y a su paso le siguieron otros y otras más hasta que se llegó al número 72 al cual no se logró identificar.

[1] Víctor Núñez Jaime, 72 migrantes, Almadia, pág. 29 y 30.

[2]Amnistía Internacional México, Contenido. Disponible en: http://amnistia.org.mx/nuevo/2014/03/27/amnistia-internacional-teme-por-la-vida-de-personas-migrantes-secuestradas-en-tamaulipas/; Instituto Nacional de Migración, Numeralia Migratoria. Disponible en: http://www.omi.gob.mx/es/OMI/Numeralia_Migratoria; Instituto Nacional de Migración, Datos abiertos. Disponible en: http://www.omi.gob.mx/es/OMI/Datos_Abiertos

[3]Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Derechos humanos de los migrantes y otras personas en el contexto de la movilidad humana en México, OEA/Ser.L/V/II Doc. 48/12, 30 de diciembre 2013, pág. 27. Disponible en: http://www.oas.org/es/cidh/migrantes/docs/pdf/Informe-Migrantes-Mexico-2013.pdf

[4] Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Derechos humanos de los migrantes y otras personas en el contexto de la movilidad humana en México, op.cit., pág. 98

[5] Comisión Interamericana de Derechos Humanos, situación de derechos humanos en México, OEA/Ser.L/V/II, Doc. 44/15, 31 de diciembre de 2016, págs. 89-91. Disponible en: http://www.oas.org/es/cidh/informes/pdfs/Mexico2016-es.pdf

[6] Comisión Interamericana de Derechos Humanos, situación de derechos humanos en México, op.cit, pág. 105.

[7]Aministia Interncional. Verguenza la falta de respuesta del gobierno de los 72 migrantes asesinados en San Fernando, Tamulipas, 1 de marzo de 2016. Disponible en: http://amnistia.org.mx/nuevo/?s=anti+mexico&imageField_x=0&imageField_y=0

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