5 de 12 gubernaturas fueron obtenidas por el Partido Revolucionario Institucional en las pasadas elecciones del 5 de junio. Lo que hasta hace unos lustros era una tarea de rutina, sin mayor desgaste ni problema, hoy en día, el obtener el “carro completo” supone una empresa titánica para el PRI. Duro y triste (para quienes simpatizamos con el partido) pero cierto.
Estados como Quintana Roo, Veracruz y Tamaulipas que históricamente han sido entidades priistas fueron arrebatadas al tricolor por el Partido Acción Nacional, que bajó un joven líder al que hay que reconocer, ahora gobernarán y tendrán la oportunidad de legitimarse como un nuevo PAN.
Estados como Quintana Roo, Veracruz y Tamaulipas que históricamente han sido entidades priistas fueron arrebatadas al tricolor por el Partido Acción Nacional, que bajó un joven líder al que hay que reconocer, ahora gobernarán y tendrán la oportunidad de legitimarse como un nuevo PAN.
Sin embargo, las 7 gubernaturas blanquiazules hablan más del PRI que del PAN. Es decir, ¿Acción Nacional ganó estas gubernaturas o más bien el PRI las perdió? Sin duda un tema a debatir. Tampoco es una derrota monumental, a final de cuentas el poder quedó en partidos políticos y no en independientes o bajo el PRD. Pero en mi opinión, para el tricolor es cada vez más complejo obtener votos.
Para muchos resulta obvio. Los desafortunados hechos de los últimos años en los tres niveles de gobierno, han ido sumando razones para que el ciudadano voltee a ver otras opciones políticas. Los errores de los tres principales partidos en los últimos años han servido de pretexto para que la gente muestre su enfado y su consternación en las urnas.
Hace un año lo vivimos en Nuevo León. El Gobierno del Estado ahora es dirigido por un funcionario afiliado a ningún partido. Y nuevamente, esto se atribuye a que la gente no quería al PRI o al PAN gobernando, no tanto a que desearan al “personaje” que nos gobierna ahora. De nueva cuenta, en diferentes entidades, la gente mostró que ya no es tan fácil seguir gobernando como se hacía antes, que ahora los ciudadanos observan más e, informados o no, exigen justicia contra los errores cometidos.
De nueva cuenta, en diferentes entidades, la gente mostró que ya no es tan fácil seguir gobernando como se hacía antes, que ahora los ciudadanos observan más e, informados o no, exigen justicia contra los errores cometidos.
Fue en ese entonces y es ahora la gran llamada al PRI. La necesaria verdad amarga que hace darnos cuenta que necesitamos hacer las cosas diferentes. El pueblo ya no deja pasar a funcionarios corruptos. Cada vez es más fácil sacar a la luz los malos manejos del erario público y sobre todo, más difícil encubrirlos.
2018 será una competencia inaudita. El miedo general de saber qué tan fuerte será MORENA y su Avenger de la justicia social, la prueba de fuego para saber de qué está hecho Ricardo Anaya, la curiosidad de con quién buscará alianza el polivalente PRD, la última oportunidad para que los independientes despeguen y el morbo por saber en qué lugar quedará el Partido Revolucionario Institucional.
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