En México vamos tarde en la carrera en el combate al cambio climático, desde el gobierno federal los esfuerzos son limitados por más que el Presidente diga lo contrario. Sembrando Vida ha tenido serias críticas internacionales, ni que decir sobre el Tren Maya.
Pero esto no es nuevo, anteriormente y por dar un ejemplo, los gobiernos de Calderón y Peña Nieto manejaron los impuestos a la minería bajo un esquema llamado Fondo Minero que en realidad premia a las mineras y reduce su aporte por impuestos, abonando a la contaminación desregulada.
En tanto, Samuel García ha anunciado desde Glasgow una serie de iniciativas para implementar impuestos verdes a las industrias contaminantes de la ciudad. Es plausible el que Samuel por primera vez ponga el tema sobre la mesa, algo que los antiguos gobernadores ignoraron o presentaron soluciones a medias como El Bronco. Un tema que históricamente puso énfasis en la gente o en automovilistas como culpables negando sistemáticamente que quienes más contaminan son las industrias locales.
Nuevo León necesita un plan de mediano y largo plazo para sacar a sus industrias contaminantes de la ciudad. En pleno 2021 hay fábricas de todo ramo dentro de colonias, en el centro, al lado de parques y hasta enfrente de una universidad.
Aún está en veremos la reglamentación de dichos impuestos, pero es un gran paso para forzar a las industrias a mejorar sus procesos en aras de generar incentivos positivos y reducir sus ganancias basadas en externalidades negativas como lo es la contaminación.
Sin embargo, esto solo es un paso, de la gran checklist que Samuel debe tener en su oficina. Otros pasos son la verificación vehicular, la reforestación intensiva de la ciudad, la sustitución de vehículos en el transporte público, la expansión de transportes como la Ecovía y la utilización de las vías férreas para expandir la red de movilidad, entre otros.
Esperemos que Samuel pueda echar a andar mayores imposiciones fiscales a las empresas, así como mayores normativas a la construcción y de regulación al crecimiento de la mancha urbana. Los retos son muchos y los obstáculos que los grupos industriales podrán en el camino para evitar pagar están ahí presentes.
Del éxito de estas iniciativas puede derivar que otros estados y el Gobierno Federal las imiten. El momento para combatir el cambio climático en Nuevo León está en ciernes, pero se cuenta con la voluntad política que no es cosa menor.
Lo dicho, dicho está.