Pide Sanders unión contra autoritarismo de Trump

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El senador de Vermont y ex aspirante presidencial demócrata Bernie Sanders, aseguró que el presidente Donald Trump está conduciendo al país al autoritarismo y que es urgente elegir a Joe Biden como mandatario.

“Estamos en la peor crisis de salud en un siglo. Y en medio de todo esto, tenemos a un presidente que no sólo es incapaz, sino que nos está llevando a un camino de autoritarismo. Necesitamos una respuesta sin precedente. Necesitamos a Joe Biden como el próximo presidente. Bajo esta administración, el autoritarismo ha tomad raíz en nuestra nación”.

Sanders agradeció a las personas que impulsaron su campaña en 2016 y para este 2020.

“Nuestra campaña terminó hace muchos meses, pero nuestro movimiento continúa. Seamos claros: si Donald Trump es reelegido, todo nuestro progreso está amenazado”, afirmó el senador.

Por otro lado, afirmó que aunque no coincide totalmente con él, la agenda de Biden, impulsa la de su movimiento en ciertos puntos como los derechos laborales, la reforma a la justicia y la salud universal.

“El futuro de nuestra democracia está en juego. El futuro de la economía está en juego. El futuro del mundo está en juego. Debemos unirnos para derrotar a Donald Trump”.

Reelección en peligro

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A finales del año pasado, e incluso a principios de 2020, cuando decían que Donald Trump no tendría inconveniente alguno en ganar su reelección en Noviembre, yo estaba de acuerdo y no lo debatía. Realmente es difícil que un presidente en el cargo pierda, ha pasado en contadas ocasiones. Sin embargo, a lo largo de los pocos meses que van del año, Donald Trump se ha comportado de una manera inusual: parece que se esfuerza por perder la elección.

El año comenzó con su proceso de impeachment. Al final la resolución fue que Trump permanecería en su cargo, pero es apenas el tercer presidente en toda la historia de Estados Unidos en recibir un impeachment formal, junto con Andrew Johnson y Bill Clinton. 

Mientras ocurría esto, los demócratas realizaban sus elecciones primarias para elegir al candidato que enfrentaría al Presidente en la elección general. En el transcurso de febrero y marzo, la carrera pasó de ser de decenas de candidatos a sólo 3: Bernie Sanders, Elizabeth Warren y Joe Biden. Al poco tiempo los primeros dos decidieron salirse de la contienda, al ver que los delegados y preferencias que acumulaba el exvicepresidente Biden eran inalcanzables. 

El 13 de abril, Bernie Sanders, que quizá es la figura más pesada dentro del Partido Demócrata en términos ideológicos, dio su apoyo a Biden como candidato a a presidencia, sabiendo que el principal objetivo del partido debía ser derrotar a Donald Trump. Con esto, la contienda quedaba definida: Joe Biden se enfrentará a Trump el 3 de noviembre, por la presidencia de Estados Unidos.

Debido a la pandemia del coronavirus, Joe Biden no ha podido hacer más apariciones en público ni eventos en el partido. Esto podría afectar su candidatura, pero la realidad es que Donald Trump está haciendo todo el trabajo por él. El presidente ha dañado mucho su imagen en los últimos meses, debido a sus acciones y declaraciones. Los medios de comunicación lo acusan de ser poco eficiente en enfrentar la pandemia, y ha sido denominado uno de los peores presidentes del mundo durante esta crisis, junto con Jair Bolsonaro, presidente de Brasil.

 A lo largo del año, Trump se ha dedicado a descalificar todas las acciones de sus opositores, así como de desobedecer las indicaciones sanitarias emitidas por su propio gabinete. Ha brillado por su incoherencia, al menospreciar en repetidas ocasiones la peligrosidad del virus, y más recientemente, decidir comenzar a abrir de nuevo la producción en Estados Unidos declarando que se tiene que hacer aunque muera más gente de la prevista. Si bien es urgente atender el tema económico pues el país registra su mayor tasa de desempleo desde 1930, muchos cuestionan el actuar del presidente al sugerir una reapertura tan agresiva y no tener como prioridad la salud de su gente. 

Diversos gobernantes locales, siendo uno de ellos Bill de Blasio, alcalde de Nueva York, acusan al mandatario de darle la espalda a sus ciudades y estados. Esto ha causado división de estrategias para enfrentar la pandemia.

Otro tema que ha causado revuelo en las esferas políticas de Estados Unidos se creó cuando The Washington Post publicó un reportaje que confirma que las agencias de inteligencia estadounidenses le enviaron reportes de los primeros brotes de Covid-19 en China, y no hubo acción alguna por parte de la Casa Blanca. En otras palabras: Donald Trump sabía desde enero del peligro de este nuevo virus y decidió no actuar hasta que la pandemia ya se había salido de control. Al día de hoy, Estados Unidos cuenta con 1.38 millones de infectados y 81 mil fallecidos, siendo el país más afectado. 

Electoralmente, esto se traduce en peligro para Trump: de las últimas 15 encuestas publicadas, Biden mantiene ventaja en 14. Si bien faltan aún seis meses para el día de la elección, todo parece indicar que el presidente arranca en desventaja. Aún existe una base enorme de apoyo para Trump, pero el voto de los indecisos es el que podría resultar decisivo y jugar en su contra. Si mantiene sus tropiezos y errores en estos tiempos difíciles, y Joe Biden sabe hacer una campaña inteligente, es probable que en enero de 2021 veamos al Partido Demócrata regresar a la Casa Blanca. 

Toca seguir de cerca el desarrollo del proceso electoral de Estados Unidos este año.

Biden y Sanders: hacia la recta final

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La jornada de antier con el Super Tuesday representa un parteaguas en la evolución de la carrera interna de los demócrata. Biden y Sanders fueron los grandes ganadores, mientras que Warren y Bloomberg (ya fuera de la contienda), los perdedores. El Partido Demócrata se reconfigura y dos candidatos despuntan frente al resto.

Entendiendo que dentro del partido hay dos claras posturas (una más hacia la izquierda y la otra más moderada), para Sanders la carrera había sido relativamente más sencilla: un discurso disruptivo, una candidatura diferente y un buen arranque tanto en las encuestas como en los debates. No hace mucho Sanders obtuvo resultados que lo catapultaron por encima del resto y se veía que despuntaba lo suficiente en comparación con el resto.

Para él, Warren representa la única amenaza en el espacio donde compite. La senadora había demostrado que podía mantenerse vigente explorando el tema del enfoque de género, pero desafortunadamente los resultados no la acompañaron. Cualquier candidato o candidata que quede en tercer puesto en uno de sus propios bastiones se enfrenta a una derrota segura.

Más que pensar en un regreso, en los medios y en las redes la pregunta más bien es cuándo finalmente abandonará la contienda. Sin lugar a dudas será una baja muy sensible, pues no solo define el resto del camino para Sanders, sino que significa que una vez más la ilusión de que una mujer pueda presidir los Estados Unidos se queda en el tintero.

En el ala moderada, la pluralidad de candidaturas parecía que nublaba las posibilidades de Biden. Aunque hoy resulta muy fácil decir que él siempre fue favorito, hay que recordar que Buttigieg fue el gran ganador en Iowa y que Biden tuvo un fuerte tropiezo tanto al inicio como en varios debates. Su candidatura no ha sido tan fluida como esperaba, pero gracias a la retirada del propio Pete y los recientes apoyos expresos de Klobuchar y Bloomberg (acumulando un gasto de más de $400 millones en tan solo unos meses), el camino le queda más sencillo y es, virtualmente, el único que aglutina el voto moderado.

“Comeback grandpa” (Biden) parece ser que tiene grandes posibilidades de conseguir el resultado final. Aunque todavía estamos a medio camino, el hecho de llevar la delantera y recuperarse después de un revés le da un impulso que da pie a que siga cosechando buenos resultados. Sanders sigue haciéndole frente y, una vez más, el ala moderada y la izquierda demócrata se miden para, como hace cuatro años, luchar contra Donald Trump. En aquél entonces, Biden poco podía hacer para abollarle el camino y Sanders, quien finalmente perdió ante Hillary, ahora busca una revancha directa contra el actual presidente.

Ahora que hay dos claros favoritos, la campaña dará un respiro y se concentrará en el verdadero rival. En lugar de desgastarse y quererse diferenciar entre ellos, los mensajes ahora tienen claves distintas. “La política tradicional vs. la política moderna” (Sanders) y “Sólo un verdadero demócrata sacará a Trump de la Casa Blanca” (Biden) son las claves de lo que viene.

La moneda está en el aire, pero ya viene de bajada. Cara o cruz. Biden o Sanders

Gana Biden la mayoría de los Estados en el Super Martes

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El ex Vicepresidente Joe Biden se posicionó ayer como un sólido competidor por la candidatura presidencial demócrata tras salir victorioso en cuatro estados sureños -Virginia, Carolina del Norte, Tennessee y Alabama- demostrando su fuerza entre los electores afroamericanos y asestando un golpe al Senador Bernie Sanders.

Además, hasta media noche se perfilaba su triunfo en Texas, el segundo estado con más delegados en juego este “súper martes”.

Sanders se llevó fácilmente Vermont, de donde es originario, Colorado y Utah. Pero su más importante victoria, tal y como lo habían anticipado las encuestas, fue California, entidad que reparte la mayor cantidad de delegados (415).

Biden tuvo un mal comienzo en la contienda demócrata luego de haber perdido en las tres primeras citas (Iowa, Nuevo Hampshire y Nevada), pero se recuperó con una aplastante victoria en Carolina del Sur el sábado pasado.

Al igual que en esa entidad, el ex Vicepresidente triunfó ayer en los cuatro estados del sur gracias, en gran parte, al electorado negro: más del 60 por ciento de los afroamericanos votaron por él.

Además, en Virginia y Carolina del Norte, dos estados llenos de suburbios, Biden obtuvo un buen desempeño con un grupo demográfico que fue crucial para el éxito del partido en las elecciones de medio término de 2018: mujeres blancas con educación universitaria.

Por su parte, Sanders continúa demostrando fuerza entre los electores que han conformado su base política: aquellos debajo de los 40 años de edad. Pero su incapacidad de ampliar su atractivo hacia votantes de mayor edad y afroamericanos condenaron su candidatura en dos estados clave en los que había hecho campaña con fuerza: Virginia y Carolina del Norte- tal y como le pasó en Carolina del Sur.

Apenas el lunes se dio un replanteamiento extraordinario de la carrera, cuando candidatos moderados se aliaron para formar un frente contra Sanders, quien se define como un demócrata socialista y cuyas perspectivas generales de la elección son vistas con escepticismo por gran parte del liderazgo de su partido.

La arrasadora victoria de Biden el sábado en Carolina del Sur lo posicionó como el claro favorito en el ala centrista de los demócratas, llevando a dos de sus rivales -la Senadora por Minnesota, Amy Klobuchar, y el ex Alcalde de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg- a abandonar sus candidaturas y ofrecer su respaldo al ex vicepresidente.

De hecho, Biden triunfó en Minnesota y también le arrebató Massachusetts a su aún rival, la Senadora Elizabeth Warren, y a Sanders, quien también dio pelea en la entidad. Al igual que en Virginia, en Massachusetts los senadores se encontraban por arriba del ex vicepresidente en las encuestas.

Las contiendas del Súper Martes (14 estados y un territorio) estaban destinadas a proporcionar a los aspirantes a la candidatura presidencial una primera prueba a una escala verdaderamente nacional. A diferencia de la mayoría de los estados pequeños que tuvieron primarias y caucus una a una en febrero, las elecciones simultáneas de ayer representaron una muestra diversa de las comunidades y circunscripciones que conforman el electorado estadounidense.

Sanders tenía la esperanza, de cara a la fecha, de poder acumular una ventaja insuperable en el conteo de delegados. Biden pretendía impedir eso y hacer un poco más, al unir fuerzas moderadas en el Partido Demócrata bajo una sola bandera por primera vez en la carrera.

(Fuente: The New York Times News Service)

Vence Bernie Sanders en New Hampshire

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El precandidato a la Presidencia de Estados Unidos por el Partido Demócrata, Bernie Sanders, obtuvo este martes en New Hampshire su primera victoria en las primaras para la candidatura demócrata, aunque la alegría no fue completa porque el moderado Pete Buttigieg confirmó sus buenos resultados de Iowa y ambos se llevaron el mismo número de delegados.

Sanders recibió un 26% de los votos, mientras que Buttigieg se hizo con un 24.4%. Por detrás la senadora Amy Klobuchar con un 19.7%, la también senadora Elizabeth Warren con un 9.4% y el exvicepresidente Joe Biden con un 8.4%.

En los cuarteles de Sanders en Manchester, centenares de personas seguían a través de la cadena CBB el ajustado recuento. Solo 5 mil votos separaban a los candidatos y todo el mundo temía un escenario de empate técnico parecido al de Iowa, cuando Buttigieg se declaró ganador sin conocer el resultado.

Los temores terminaron a las 22:42 horas, cuando CNN anunciado que Buttigieg estaba a punto de dirigirse a sus seguidores y en los cuarteles de Sanders estallaron de alegría: iba a reconocer su derrota.

No escucharon el discurso porque lo que sonaba por los altavoces en ese momento era música y no la televisión, pero eso no les impidió abuchear al que se ha convertido en candidato más odiado para los seguidores de Sanders y corearle “Wall Street Pete”.

Si lo hubiesen escuchado seguramente se habrían enfadado más. Sin citar a Sanders, Buttigieg dijo que los estadounidenses vulnerables no pueden darse el lujo de reivindicar una ideología pura en lugar de una victoria inclusiva.

“Nuestra campaña no va solo de ganar a Trump, va a transformar Estados Unidos”, sentenció.

“La mayoría de los otros demócratas son neoliberales, apoyan nuestra industria militar, votarían a favor de la guerra, ¡mira a Biden!”, dijo a EFE durante la espera Art Brandon, un ex juez que dijo haber trabajado en Irak, que lo que más aprecia de Sanders son sus posturas antibelicistas.

Cathlyn Hanson, una joven estudiante, sí estaría dispuesta a apoyar a otro candidato en caso de que no lo sea Sanders, concretamente a Warren, ya que la senadora “está luchando por cosas muy similares”. Lo que más le convence a ella del abanderado del socialismo democrático en EU es su promesa de educación gratuita universal.

“La educación es lo que permite que las personas e conviertan en ciudadano, que sean efectivos en sus países y comprendan el mundo que los rodea y que se vuelvan compasivos”, dijo.

A su lado, su amiga Alyssa valora que Sanders lleve décadas luchando sin renunciar a sus ideales, con los que coincide por completo.

Warren y Biden, a los que hace algunas semanas las encuestas situaban como los rivales a batir en esta contienda, quedaron relegados a la cuarta y quinta posición en New Hampshire, por detrás de Amy Klobuchar y con menos de un 10% cada uno.

La senadora, que en Iowa fue tercera, alerta que los candidatos que encabezan la contienda, Sanders y Buttigieg, están dividiendo las bases demócratas, un peligro de cara a derrotar a Trump en noviembre.

“Las tácticas hostiles pueden funcionar si estas dispuesto a incendiar el partido. No podemos permitirnos caer en facciones. No podemos permitirnos desperdiciar nuestro poder colectivo. Ganaremos cuando nos unamos”, defendió Klobuchar.

Biden, por su parte, ni siquiera dio la cara en New Hampshire ya que avecinando la humillación, abandonó el estado esta mañana rumbo a Carolina del Sur, donde es decisivo el voto afroamericano, en el que confía por haber sido vice presidente de Barack Obama.

“Esto no ha terminado, apenas estamos empezando”, dijo Biden en un acto desde Carolina del Sur.

(Fuente: EFE)

El gran ganador: Trump

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Las elecciones 2020 por la presidencia de Estados Unidos, aunque todavía están a meses de distancia, se sienten más cerca que nunca. El arranque del lunes, con los dos caucus en Iowa, marca el inicio de una nueva etapa en la contienda; un inicio donde el caballo ganador salió, o al menos eso se percibe, con más ventaja de la esperada.

Al momento de la redacción de este artículo, el escrutinio del caucus Demócrata continúa en un 71% y tiene, en una especie de empate técnico, a Buttigieg (26.8%) y Sanders (25.2%), dejando a Warren (18.4%) en tercer puesto y con un doloroso resultado para Biden (15.4%); un resultado que contrasta mucho con lo vivido en el último debate demócrata, donde Warren y Sanders acapararon los reflectores pero terminaron por desgastarse entre ellos.

En cambio, en el patio de enfrente y sin salirse de la línea, los Republicanos están seguros de que Trump es el candidato: el 97.1% fue para Trump y el restante dividido entre Bill Weld y Joe Walsh; las últimas dos candidaturas entendidas netamente en clave protocolaria sin ningún tipo de propósito más allá de justificar las dinámicas de voto.

Para los Demócratas, lo que representaba un nuevo aire y la conexión con su espíritu y raíz más democratizadora se convierte en parte de la pesadilla del recorrido. Los fallos con la aplicación, la demora en los resultados oficiales (y los extraoficiales que algunos sacaron) y las dudas sobre si el método es mejor, seguramente son ya parte del argumentario de los del GOP para que el presidente lo utilice en uno de sus próximos tuits. “Si ni siquiera son capaces de organizar un caucus, ¿cómo podemos esperar que lideren nuestro bello país?”

Es cierto que hay que esperar a que sucedan el resto de los encuentros y que puede que tan sólo se trate de un tropiezo, pero lo que es innegable es que el daño mediático ya está hecho. La percepción de desorganización hacia el interior del Partido Demócrata contrasta fuertemente con la solidez de los Republicanos que, para poner un poco más las cosas en perspectiva, claramente la tienen mucho más fácil: es Trump, o nadie. La falta de claridad entre la decantación por un único candidato y el desgaste en los hasta ahora siete debates internos contrasta con una figura que se convierte cada vez más en una barrera impenetrable; en alguien capaz de sobrevivir hasta a un impeachment sin apenas tambalearse.

Eso sí, el golpe certero en el State of the Union de Pelosi mantiene a flote a los Demócratas. La frialdad de romper el discurso del presidente justo en el momento en que termina el acto es sin lugar a duda un elemento comunicativo muy poderoso, tanto que prácticamente se llevó las portadas a nivel mundial. Seguramente desde la retórica republicana se pondrá énfasis en los momentos en los que, tanto azules como rojos, aplaudieron al presidente.

El reloj de arena ya se volteó y la carrera se intensifica cada vez más. Cada detalle, cada palabra y cada error se vuelven más decisivos. Esta semana, el gran ganador es Trump. “Divide y vencerás”, dicen por ahí.

Resultados preliminares dan empate técnico entre Buttigieg y Sanders en Iowa

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El senador Bernie Sanders y el ex Alcalde Pete Buttigieg avanzaron al frente entre otros aspirantes demócratas a la Presidencia luego de que fuera revelados los primeros resultados de las asambleas de Iowa. 

Buttigieg obtuvo un 26.9% en el cálculo de delegados y Sanders recibió 25.1%. Elizabeth Warren tenía 18.3% y el ex Vicepresidente Joe Biden quedó en cuarto lugar con 15.6%.

Mientras tanto, en el conteo del voto popular, Sanders logró un 28% de los votos y Buttigieg 27%.

Los resultados llegaron con horas de retraso a causa de una falla en el sistema de entrega de datos a través de una aplicación móvil, según reportó el Partido Demócrata.

“La entrega de los resultados y las circunstancias alrededor de los caucus de Iowa de 2020 son inaceptables. Me disculpó profundamente”, reconoció Troy Price, líder del Partido en Iowa. 

El proceso del caucus, una asamblea abierta donde los votantes pueden elegir, debatir y cambiar su apoyo a un precandidato, inició a las primarias demócratas para elegir al rival del presidente Donald Trump en noviembre.

El proceso llega a Iowa después de que los demócratas llevaban meses promocionando la consulta como oportunidad para depurar su fila de aspirantes.

Sin embargo, al final del día no hubo ganador claro y abundaron los reclamos de que Iowa debería dejar de tener el status de primero en la serie de contiendas internas.

 

Con información de Grupo Reforma. 

El Standing Rock mexicano

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Hace dos semanas, los indígenas de la reserva de Standing Rock en Dakota del Norte, Estados Unidos, obtuvieron una victoria histórica. La construcción de una pipa de petróleo que atravesaría cementerios de la tribu Sioux, y que pasaría por debajo del río Missouri – su principal fuente de agua – fue detenida gracias a una gran movilización en contra.

La principal preocupación era que esta construcción presentaba un riesgo de derrame que podía comprometer el agua del río; además de que la constructora no contaba con la aprobación de las tribus, violando tratados históricos. Los miedos expuestos por los protestantes fueron avalados casi inmediatamente; el lunes pasado hubo un derrame a tan solo 150 millas de Standing Rock. Oficiales estatales estiman que más de 176,000 galones de crudo se derramaron de la pipa Belle Fourche en el arroyo de Ash Coulee, también en Dakota del Norte [1].

La protesta de Standing Rock fue apoyada por varias tribus, las cuales unieron fuerzas, bloqueando el paso de las máquinas con un campamento que resistió las nevadas y las intimidaciones por parte de fuerzas armadas. Además de contar con las voces de políticos como Jill Stein y Bernie Sanders, su situación también se dio a conocer gracias a algunas estrellas de Hollywood, como Shailene Woodley, Susan Sarandon y Mark Ruffalo. En las últimas semanas, también influyó el apoyo de los veteranos.

Lo más interesante es cómo su lucha resonó con pueblos indígenas alrededor del mundo; la experiencia de la explotación atraviesa fronteras. Se pronunciaron en solidaridad, por ejemplo, la Nación de Nishnawbe Aski, de Canadá [2]; la Nación Sápara [3] y la comunidad Siekopai [4], de Ecuador; e incluso recibieron apoyo por parte de los Maori, quienes compartieron videos haciendo el haka en su nombre, un baile de guerra tradicional [5].

En México, la explotación de los pueblos indígenas no es novedad. Es curioso cómo  los mexicanos somos los primeros en descalificar al pueblo estadounidense por Donald Trump, cuando en México jamás se ha logrado una movilización a favor de los derechos de los indígenas de la talla de Standing Rock, y que además haya logrado su cometido de una manera pacífica.

Y vaya que, hoy por hoy, tenemos razones suficientes para solidarizarnos con nuestros pueblos indígenas. Quiero mencionar dos conflictos similares al de Standing Rock que actualmente se están viviendo en nuestro país. El primero es en Loma de Bácum, Sinaloa, en donde una parte del pueblo Yaqui protesta en contra de la construcción de un gasoducto para la CFE; la oposición se debe a falta de permisos, y por temor a las consecuencias ambientales y posibles accidentes [6].

Esta semana, la abogada de la tribu Yaqui, María Anabela Carlón Flores, y su marido, fueron secuestrados. Aunque la abogada ya fue liberada, su esposo sigue privado de la libertad bajo la amenaza de que se dejen “de chingaderas.” Y esta es tan solo la más reciente en una cadena de amenazas y tácticas de intimidación que se han llevado a cabo en contra de los demandantes [7].

El segundo caso es en Valladolid, Yucatán, en donde comuneros protestan en contra de la venta de la parcelación de tierras en Punta Laguna y de la construcción de un gran desarrollo turístico, que invadiría la reserva natural de Otoch Ma’ax Yetel Kooh [8]. Área protegida que alberga especies como el jaguar, el mono araña y varios tipos de aves [9].

El grupo Indignación, que busca defender los derechos humanos en la Península de Yucatán, reportó que dos de estos opositores, Guadalupe Cahum Uc y Elías Cahum Cahum, fueron secuestrados y torturados la semana pasada por quienes apoyan la venta. Las víctimas afirman que Rafael Acosta Solís, ex subprocurador de Justicia de Yucatán, es uno de los principales interesados en este negocio [10].

La desaparición, secuestro y tortura de activistas se ha vuelto común en nuestro país. La periodista Dawn Paley afirma en su libro Drug War Capitalism (El Capitalismo Narco), que el ambiente hostil generado por la guerra contra las drogas, ha ayudado a disimular estos actos de intimidación, y hasta asesinatos, – ya sea por parte de corporaciones, funcionarios públicos u otras partes interesadas –, como producto de enfrentamientos entre cárteles. La violencia generalizada también desincentiva la movilización de las masas a favor de alguna causa [11].

Es importante poder mirar hacia Standing Rock y ver en ellos un ejemplo a seguir, sin la soberbia de quien empequeñece los logros que Estados Unidos ha tenido en materia de la lucha por la igualdad. Aunque hay mucho camino que recorrer, por algún lugar se debe empezar; y podemos hacerlo informándonos sobre los principales problemas que aquejan a nuestros pueblos indígenas.

Conocer las problemáticas es el primer paso para poder exigir justicia a las autoridades; hacerles ver que éstos no son temas que se pueden esconder debajo de la alfombra – que no son irrelevantes para el resto de los mexicanos. Es nuestra responsabilidad empezar a mover al mundo en una dirección diferente, pero así como los derechos que tenemos hoy nos demuestran, estos cambios no se dan si no se alza la voz.

[1] Daniel A. Medina, “Dakota Protesters Say Belle Fourche Oil Spill ‘Validates Struggle’,” NBC News, 13 de diciembre del 2016, http://www.nbcnews.com/storyline/dakota-pipeline-protests/it-validates-our-struggle-dakota-access-protesters-nearby-oil-spill-n695191.

[2] “NAN Answers Call to Action, Supports Pipeline Protest,” Nishnawbe Aski Nation, 30 de agosto del 2016, http://www.nan.on.ca/article/-11325.asp.

[3] Christian Cangiano, “Leader of Sapara Nation brings awareness to oil drilling in Ecuador,” The Statesman, 27 de noviembre del 2016, http://www.sbstatesman.com/2016/11/27/leader-of-sapara-nation-brings-awareness-to-oil-drilling-in-ecuador/.

[4] teleSUR English, “Ecuadorian Indigenous Leader Joins Dakota Pipeline Protests,” YouTube, https://www.youtube.com/watch?v=xxXhs5-Pq54.

[5] Te Hamua Nikora, “HAKA WITH STANDING ROCK!!!” Facebook, https://www.facebook.com/groups/1102073623245751/.

[6] AP, “Protesta por gasoducto en México deja un muerto,” El Economista, 22 de octubre del 2016, http://eleconomista.com.mx/sociedad/2016/10/22/protesta-gasoducto-mexico-deja-muerto.

[7] Sugeyry Romina Gándara, “Comando secuestra a la abogada de los yaquis y a su esposo; a ella la liberan y él está desaparecido,” Sin Embargo, 14 de diciembre del 2016, http://www.sinembargo.mx/14-12-2016/3125549.

[8] Sergio Caballero, “Protestan comuneros por venta de reserva natural en Yucatán,” Proceso, 4 de octubre del 2015, http://www.proceso.com.mx/417241/protestan-comuneros-por-parcelacion-de-reserva-natural-en-yucatan.

[9] Luis A. Boffil Gómez, “Secuestran y torturan a dos indígenas mayas en Yucatán,” La Jornada, 10 de diciembre del 2016, http://www.jornada.unam.mx/2016/12/10/estados/028n1est.

[10] Ibid.

[11] Dawn Paley, Drug War Capitalism, (AK Press, 2014).

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Trump ganó, ¿ahora qué sigue?

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Ganó. Aquel excéntrico, misógino, egomaníaco, xenófobo e impredecible hombre de negocios que al inicio concebíamos como la más imposible opción para ocupar la candidatura republicana a la presidencia, es hoy el ejecutivo de los Estados Unidos.

Subestimado por sus contrincantes precandidatos del partido político con el símbolo del elefante, favorecido por los sentimientos racistas que sobreviven en nuestros días e igualmente tomando ventaja del descontento de diversos jóvenes que veían a Bernie Sanders como su candidato ideal, Trump explotó (consciente o inconscientemente) estos factores.

Con esta victoria, no solo se ve cercano un retroceso en lo referente a la lucha social por la igualdad de las minorías étnicas que integran EUA, sino también un posible desmantelamiento de la seguridad social lograda por el presidente anterior.

Ahora bien, pasando a uno de los temas más preocupantes, cabe preguntarse ¿qué será de México, ahora que el hombre que prácticamente nos culpaba de todos los males y que juraba construir un muro pagado por la nación mexicana, es ahora “el hombre más poderoso”?

 




Pues bien, considero que dadas las circunstancias, nuestra zona de confort se ha terminado, y por lo mismo, tenemos dos opciones: o nos emancipamos (de una vez por todas) de los Estados Unidos y comenzamos a ver nuevos horizontes junto a otros países (como nuestra gente de Latinoamérica), o bien, doblamos rodilla y dejamos que el cuasi fascista que ya habita en la Casa Blanca, imponga sus lineamientos respecto a la inmigración y al TLCAN , y nos deje en un mayor desahucio del que hoy se encuentra gran parte del país.

No hay duda del paso que significa optar por la primera opción, la cual desde mi punto de vista, representa un coraje similar al que tuvieron las personas que lucharon la revolución; representa esa actitud temeraria que todos los mexicanos guardamos en nuestro interior, que si bien, la hemos olvidado en algunas ocasiones, esta siempre prevalecerá para hacernos plantar cara a las situaciones más adversas.

 




Sé que, por otra parte, los negocios y el comercio son parte fundamental para el desarrollo económico del país, sin embargo ¿quién dijo que EUA es la única nación con la cual se puede comerciar? Hay que abrir los ojos: hay muchísimos más países con los cuales se pueden entablar relaciones comerciales, solo es cuestión de tener la iniciativa suficiente, tanto del gobierno como de la sociedad, para comenzar con dicho cambio. Ya no nos puede ser posible continuar en la posición que estuvimos durante tantos años, pues de continuar en ella y con el ahora electo presidente, terminaríamos por perder la soberanía de manera total.

Finalmente, pienso que donde impere la iniciativa, el coraje, el razonamiento y el amor hacia la nación, no debería de haber una probabilidad grande de caer, a diferencia de quedarnos en el posicionamiento, que nos da por sentada, la caída del país.

Por lo tanto, no veamos este escenario como una derrota, sino como la más grande oportunidad que hemos tenido: la de emanciparnos, y reclamar de una vez por todas nuestra herencia como pueblo latinoamericano que somos, junto a nuestros demás países vecinos que integran una de las regiones con mayor riqueza del mundo.

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Hillary no perdió por mujer

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El pasado 8 de noviembre se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Contra todo pronóstico, Donald Trump consiguió la victoria al asegurar los 270 votos electorales.

Pero muchos todavía no entendemos qué fue lo que pasó. Cómo es que Hillary Clinton —claramente superior en elocuencia y propuestas durante la contienda— fue opacada por un hombre que ofendió a diestra y siniestra para llegar a la cima.

Clinton contaba con un apoyo sin precedentes por parte de los medios de comunicación; publicaciones como The New York Times y The Washington Post se declararon abiertamente a su favor, así como un sinnúmero de celebridades. Aún más relevante fue el contar con el respaldo de su ex adversario, Bernie Sanders, y de varios políticos republicanos que le dieron la espalda a Trump. Con todo esto de su lado, volvemos a la misma pregunta: ¿qué ¡”#$% pasó?

 




Uno de los argumentos es que Estados Unidos no está listo para tener a una mujer como presidenta (aunque recordemos que Hillary sí ganó el voto popular). Siguiendo esta lógica, al haber una elección entre un hombre y una mujer, el electorado se inclinará por el hombre, aunque la mujer tenga años de experiencia, y el hombre sea un novato, demagogo, misógino y racista. Este argumento resuena con muchas mujeres que, independientemente de sus profesiones, han visto ascender a puestos más altos a hombres con menos preparación.

Aunque seguramente el que Hillary sea mujer fue un factor determinante para muchos de los votantes, no podemos ignorar otro elemento importantísimo que entró en juego: el ser un político de siempre.

 




Gran parte del descontento tuvo que ver con la forma en que se financiaron las campañas. Hillary fue criticada por recibir dinero de las grandes corporaciones y bancos —una práctica bastante común, pero que pone en riesgo la imparcialidad de futuras decisiones—, mientras que Sanders demostró que esto era innecesario, llegando hasta donde lo hizo a través de donaciones ciudadanas. Independientemente de sus ideas, Trump financió su propia campaña presidencial.

Sanders lo expresó de manera muy asertiva en una de sus publicaciones de Facebook, diciendo que Trump aprovechó la ira de una clase media fastidiada por la economía, la política y los medios del sistema. Ese hartazgo generalizado fue muy claro cuando los partidarios de Sanders se rehusaron a apoyar la campaña de Clinton, y optaron por abstenerse o apoyar a Gary Johnson o Jill Stein.

Lo que pasó fue una verdadera tragedia: ganó la estridencia, el espectáculo, el insulto, la víscera… Pero el error no es de quienes se abstuvieron, o votaron por un tercer partido: el error es del partido demócrata —no por haberle apostado a una mujer como candidata— sino por haberle apostado a una política de siempre. El fraccionamiento del voto ha dejado muy claro que sus métodos deben cambiar. Por ahora queda trabajar para salvaguardar los avances de los últimos 8 años, y pensar mejor su estrategia hacia el 2020.

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