Badiraguato

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Después de tantas actitudes provocativas con relación a la pandemia del Covid-19, el presidente de México agrega el insulto a la injuria, viajando a Badiraguato, Sinaloa, y saludando (¡de mano para colmo de provocación!) a la señora Consuelo Loera, madre del “Chapo” Guzmán, el enemigo público número 1 que los vecinos americanos tienen recluido en la cárcel mas severa y más protegida de toda la unión americana. 

¿Era necesario este acto que provocará escándalo internacional, exhibiendo nuevamente al presidente de México en el escenario de la infamia? ¿Es AMLO un provocador nato? O, ¿es AMLO un inconsciente ingenuo que ni se da cuenta del alcance de sus gestos? O peor tantito, ¿fue AMLO a Badiraguato a pagar una manda y a rendir pleitesía a los verdaderos dueños de México? 

Fue a hacerles saber que sigue la narco república en continuación lógica desde los años ochentas y que cuarta transformación o la carabina de Ambrosio, se respetarán los acuerdos tácitos que permiten a México ser un país gobernable. (Pidiendo perdón por el lamentable (e imperdonable) acto de indisciplina de Culiacán en octubre del año pasado). Siempre y cuando se reconozca quién es quién en estas latitudes. 

Aparentemente, en la escala de valores del presidente, los narcos llegan antes que los empresarios, pero después de “sus” pobres y “ninis”. Lo que genera tema de reflexión sobre el tipo de país en el cual vivimos. ¿En la visión de la cuarta transformación, habrá más que esperar del poder negociador internacional de los narcos que del poder de generación de empleos de los empresarios? 

¿Será que para el profeta del nuevo México social, hay más que esperar de la capacidad internacional y económica que brinda el negocio de todo tipo de drogas naturales y sintéticos, que de una clase empresarial esforzada que solamente puede dar trabajo a unos cuantos millones de trabajadores?  

Hasta donde sé, no hay ningún capítulo sobre el tráfico de drogas en el T-MEC. ¿Es un olvido? ¿Estará en la letra chica?  

Sin liderazgo

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En medio de una pandemia. La economía mundial, colapsando. Nosotros ya arrastrábamos los inicios de una crisis. Y todo esto lo estamos viviendo sin un líder. Sin alguien que encabece los esfuerzos por progresar. 

Andrés Manuel López Obrador, en momentos de tensión nacional que pueden marcar el rumbo del resto de su presidencia, prefiere no actuar. Prefiere salir de gira, ocuparse en temas de menor importancia. Aprovecha su tiempo para saludar a la madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Su gobierno lanza la Jornada Nacional de Sana Distancia, y él mismo decide no cumplirla. Sigue saludando de abrazo, sigue congregando grandes cantidades de gente en sus actividades. 

El problema es que su incapacidad para gobernar no se empezó a notar ahora, con esta crisis. 

Durante 13 años aproximadamente López Obrador buscó la Presidencia de México. Fue, sin duda, la cara de la oposición. El más duro critico, el más efectivo para cuestionar al poder. Se volvió tan popular, que logró consolidar un partido a partir de su figura política. Ideó el plan perfecto para ganar una elección, y no sólo la ganó: arrasó con más de 30 millones de votos. Indudablemente, Andrés Manuel encabezaba el cambio que muchos mexicanos querían.

Pero, en esos 13 años de campaña, ¿nunca se le ocurrió idear un plan para gobernar?

Pareciera como si el último capitulo de su plan perfecto fuera ganar la elección. Desde que se convirtió en presidente electo, se le nota que no tiene idea de lo que está haciendo. Y peor aún, en su gabinete hay gente que si sabe lo que hace, pero López Obrador no los deja trabajar. 

Para él, todos los que no compartan sus ideas son conservadores, fifís, golpistas, provocadores. Le dedica buena parte de su tiempo a desacreditar y criticar a su oposición, como si él no fuera el presidente y siguiera en campaña. 

Lo que México necesita es que el señor presidente se comporte como un presidente. Que trabaje como un presidente. Estoy seguro de que si Andrés Manuel trabajara como debe y enfocara todos sus esfuerzos en sacar a México adelante, la oposición no sería tan dura y constante sobre él. Las criticas están dirigidas a su soberbia e ineficacia. Dirigidas al hecho de que estuvo alardeando más de una década de que con él al mando todo sería mejor, y ahora que está en el poder, estamos cayendo en picada.

Preocupa que la prensa internacional ya se burla de lo que nuestro presidente hace. En diferentes partes del mundo, los medios de comunicación más importantes critican las acciones y palabras de López Obrador, evidenciando su incongruencia. 

Vivimos momentos críticos. Es momento de que todos (y empezando por el mismo presidente) nos unamos bajo una misma sintonía, de respeto, trabajo y resultados. Urge unir esfuerzos, se tienen que terminar los días en los que los oficialistas atacan e insultan a quienes no piensen como ellos. 

Necesitamos que el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, deje de hablar y se ponga a trabajar. No aporta nada al crecimiento de la vida publica de este país su discurso de “antes estábamos peor”. Se volvió presidente para arreglar las cosas que él ya sabía que estaban mal, no para culpar a sus antecesores por su ineficacia. Hay que admitir, obviamente, que heredó muchos problemas de administraciones pasadas, pero ya ha estado al mando el tiempo suficiente para que se empezaran a notar las mejoras, eso sin mencionar los problemas que sí surgieron con él como presidente. 

Cuando se trata del bienestar de nuestro país, ser buena persona, honesto y humanista, tristemente no basta. Necesitamos resultados, mano dura. Necesitamos un plan, una manera de salir adelante.

Vivimos en tiempos en los que México tiene un presidente, pero no tiene líder. Esperamos que, por el bien de todos, nuestro presidente pronto se convierta en ese líder que tanto necesitamos.

Las policías frente al Coronavirus: pertinencia, escenarios e implicaciones

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Durante las últimas semanas, varios gobiernos del mundo han intensificado sus esfuerzos de contención y atención a casos del Coronavirus. Gran parte del debate en los medios de comunicación y las redes sociales ha girado en torno a la forma en que las decisiones de dichos gobiernos han afectado la disponibilidad de personal y equipo médico. En días recientes, se ha ido posicionando otro tema en la prensa internacional: el rol de las policías frente a la actual contingencia de salud. A continuación, planteo la pertinencia de reflexionar al respecto, los posibles escenarios que podrían presentarse en las próximas semanas y menciono algunas implicaciones que podrían servir para guiar la actuación de las fuerzas policiales en su labor de salvaguardar el orden público.

Los primeros respondientes 

Al atender una gran parte de los llamados de emergencia, las corporaciones policiales asumen el rol de primeros respondientes, junto a paramédicos y bomberos. La expectativa es que este rol se acentúe en el marco de la actual contingencia de salud. La forma en que habrán de operar en las próximas semanas amerita una discusión por tres motivos. Primero, porque en varios países, esta situación puede despertar en sus gobiernos la tentación de implementar medidas autoritarias, en aras de contener el avance del contagio. Para los criminólogos Aitchison y Blaustein, la actuación policial en países democráticos debería estar delineada y regida por principios igualmente democráticos. La criminología anglófona señala como referencia los 9 principios éticos de actuación policial de Robert Peel. Estos se resumen en la premisa de ‘vigilancia policial por consentimiento’, según la cual las policías obtienen la cooperación voluntaria por parte de la ciudadanía, y el ejercicio de la persuasión prima por encima del uso de la fuerza. Sin embargo, algunas opiniones, como la de Yuval Noah Harari, advierten sobre el uso cuestionable de mecanismos de vigilancia y monitoreo a la población que se han utilizado desde hace un par de meses. Por un lado, el despliegue de las fuerzas de seguridad busca garantizar el cumplimiento de las medidas de contingencia impuestas por el gobierno, y por el otro se erosionan las garantías individuales. Más allá de China, en occidente también hay ejemplos que se aproximan a la vigilancia omnipresente, en detrimento de las libertades civiles. Los gobiernos de Italia, España, Francia y Reino Unido ahora mismo utilizan a sus policías para asegurar el cumplimiento de sus disposiciones que, aunque diferentes en su nivel de rigurosidad, restringen por igual la libre circulación de la gente por las calles. En varios casos, se sanciona a aquellos que lo hagan sin ‘justificación’ aceptable. Estas medidas contravienen los principios Peelianos, y se acercan a un estilo autoritario que puede tener serias repercusiones en la relación futura de las policías con los ciudadanos. 

Segundo, las policías estatales y municipales serán las encargadas de atender de atender la mayoría de los llamados, debido al mayor despliegue que tienen en el país. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Estándares y Capacitación Profesional Policial (ENECAP), se estima que en 2017 había aproximadamente 384,900 elementos de policía, de los cuales el 76% pertenecía a alguna corporación preventiva estatal o municipal, es decir, alrededor de 292,524 elementos. En comparación, al 19 de marzo del año en curso, había tan solo 69,304 efectivos de la GN desplegados en el territorio nacional, muy por debajo de la cobertura de las policías estales y municipales. A pesar de la diferencia en elementos desplegados, varias policías locales, sobre todo las municipales, no reúnen el número necesario de elementos. Incluso, en municipios pequeños -con menos de 100,000 habitantes- el promedio de policías es de apenas 1.21 por cada 1,000 habitantes. Asimismo, una gran proporción carecen del equipamiento suficiente y entrenamiento adecuado en el desempeño de su labor. Si bien el protocolo nacional de actuación del primer respondiente provee un marco general de gran utilidad en las circunstancias actuales, este no fue diseñado con ese propósito. Por este motivo, la contingencia de salud podría suponerle serios retos a las fuerzas policiales, que pondrán a prueba sus capacidades de respuesta, atención y trato adecuado a la ciudadanía. 

Tercero, al ser los primeros respondientes, los policías estarán expuestos a posibles contagios. En países cuyas tasas de contagio son más elevadas, las corporaciones policiales también registran un número importante de elementos infectados o en cuarentena precautoria.  El caso de Estados Unidos ofrece un ejemplo de lo que podría ocurrir en México en unas semanas. Las cifras evolucionan rápidamente, pero al momento de escribir estas líneas (29 de marzo), la National Police Foundation registraba datos recopilados de 56 departamentos de policía en aquel país, según los cuales 635 casos de policías han sido expuestos a un posible contagio, que equivale a un 2.5% del total de 25,529 casos. Los estados de Nueva York, Washington y Florida son los más afectados. Estos datos no toman en cuenta los casos confirmados que, en algunas ciudades, se han incrementado en los últimos días de manera preocupante. Por ejemplo, se habían confirmado 608 casos en Nueva York, 24 en Los Ángeles y 11 en Chicago. En otras ciudades, las cifras son aún más alarmantes respecto al número de policías en cuarentena, con 59 en Miami y casi 300 en Detroit, además de los cientos que se han reportado enfermos en todo el país. En la medida que los policías han tenido que atender llamados de emergencia y tener presencia física en las calles, el riesgo de contagio y los casos han aumentado. 

Los escenarios

El martes de la semana pasada el gobierno federal anunció oficialmente el inicio de la fase 2, que incluye medidas más claras de distanciamiento social, así como la presentación de un plan de capacidades de atención a la población que sea contagiada en las siguientes semanas. De ahí que sea necesario delinear posibles escenarios en los cuales las policías locales, fungiendo como primeros respondientes, tendrán que desempeñar sus labores en campo.

Escenario 1. Persuasión verbal sobre encierro voluntario

En este escenario, las policías promueven entre la población que circula en las calles que permanezca en casa y solo salga cuando sea necesario. Debido a que consiste en encierro voluntario, las policías no están obligadas a sancionar o hacer uso de la fuerza en casos en casos de incumplimiento por parte de la población. En algunos municipios esto se ha podido observar en los últimos días, mientras que en otros la medida dio inicio poco antes de que se anunciara la fase 2. 

Escenario 2. Cumplimiento del encierro obligatorio

Conforme avance el ritmo de contagio, entre las fases 2 y 3, los tres niveles de gobierno resentirán la presión de la opinión pública, y podrían imponer medidas más restrictivas como ha sucedido en otros países, por ejemplo, ordenar a las policías que hagan cumplir el encierro obligatorio. El incumplimiento por parte de las personas que circulen por las calles ‘sin justificación’ podría ser castigado con sanciones administrativas, escoltar gente a sus hogares o detención, lo cual podría (o no) involucrar el uso de la fuerza. 

Escenario 3. Desbordamiento de las capacidades policiales

Aunque indeseable, es posible que se presente un escenario adverso, en el que las policías se vean rebasadas en sus capacidades de atención de emergencias, como sucede en Estados Unidos y algunos países de Europa. Más aún, si esto viene acompañado de disturbios sociales, se requerirá la presencia física de policías en las calles. En este escenario, que podría presentarse al final de la fase 2 y durante la fase 3, requerirá del apoyo emergente de cadetes que aún están en adiestramiento en las diferentes corporaciones. En casos más extremos, del apoyo subsidiario de fuerzas de seguridad federales y del ejército. 

Hay que señalar que algunos de estos escenarios delineados se solapan entre sí, en mayor o menor medida, en diferentes partes del país. En algunos municipios -como en Sonora-, las policías vigilan toques de queda impuestos hace unos días, mientras que en otros esto no sucede, donde el enfoque es aún de proximidad con la población para promover las medidas sanitarias.

Implicaciones para el futuro 

El Presidente, los Alcaldes y los Gobernadores deberán ser cautelosos en las medidas de sanidad y el uso que den a las policías en este contexto. Optar entre contener la tasa de contagios para proteger la salud de la población o garantizar las libertades civiles es un falso dilema que pierde de vista tres retos fundamentales: 1) capacidad de respuesta en número de elementos de policía disponibles, 2) escalamiento en la rigurosidad de las medidas de sanidad y 3) la protección de la integridad sanitaria de los elementos en campo. Un escalamiento, como el sugerido en los escenarios, que oriente la actuación policial hacia medidas muy estrictas, podría mermar la confianza pública en las corporaciones como lo sugiere la evidencia disponible, que de por sí ya es lo suficientemente baja. El uso intensivo de las policías también supondría una presión aún mayor en sus capacidades de respuesta, que hoy no cuentan con el número necesario de elementos para dar cobertura a toda la población. Tal vez, lo más importante es la necesidad de que las fuerzas policiales adopten medidas que minimicen el riesgo de contagio de sus elementos, para que estos puedan continuar apoyando en la contingencia sanitaria, aunada a las labores de seguridad pública que también deben desempeñar. 

Frente a los retos, es deseable que las policías procuren la ‘vigilancia policial por consentimiento’, la cual requiere indispensablemente del apoyo al más alto nivel de los gobiernos federal, estatal y municipales. En palabras de Yuval Noah Arari, “una población motivada y bien informada es usualmente más poderosa y efectiva que una población ignorante y vigilada contra su voluntad”. Sin embargo, para que los ciudadanos cooperen voluntariamente y acaten las instrucciones, necesitan confiar en las decisiones de sus instituciones. 

La vigilancia por consentimiento también minimiza el riesgo de contagio, al disminuir la presión sobre la capacidad de respuesta de las policías y sus interacciones con la gente. De cualquier modo, se deben tomar medidas para garantizar la aplicación de pruebas de Coronavirus a los elementos policiales que se expongan, así como dotarlos del equipo de protección necesario. En algunas ciudades de Estados Unidos y Europa se ha buscado minimizar el riesgo mediante el patrullaje con drones, y las corporaciones solo reciben reportes vía telefónica o en línea. Las llamadas de emergencia que requieren presencia física son atendidas por grupos especiales de respuesta, con equipo de protección y a una ‘sana distancia’ de las personas que solicitan su apoyo. La interacción física ocurre solamente cuando es estrictamente necesario, por ejemplo, en casos que requieren el uso de la fuerza para realizar un arresto. 

Por último, esta contingencia se presenta también como una oportunidad para trabajar en la expansión de los ‘protocolos de primer respondiente’, que incluya diferentes tipos de emergencia. 

  1. Aitchison, A. y Blaustein, J. (2013). Policing for Democracy or Democratically Responsive Policing? Examining the Limits of Externally Driven Police Reform, European Journal of Criminology, 10(4), 496-511. DOI: 10.1177/1477370812470780.
  1. Home Office (2012). Definition of Policing by Consent. Consultada el 26 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.gov.uk/government/publications/policing-by-consent/definition-of-policing-by-consent  
  1. Noah Harari, Y. (20 de marzo de 2020). The world after coronavirus, Financial Times. Disponible en: https://www.ft.com/content/19d90308-6858-11ea-a3c9-1fe6fedcca75?fbclid=IwAR1ccwRVarwIk2RSUWCgSEJOaICog5T5AU_yf8XvBDLJi_UxwDGvvt8UIGc
  1. INEGI (12 de noviembre de 2018). Comunicado de Prensa: Encuesta Nacional de Estándares y Capacitación Profesional Policial (ENECAP).  Disponible en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2018/EstSegPub/ENECAP2017.pdf
  1. Guardia Nacional (2020). Conferencia Mañanera del 23 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=GsrVDCx355Q
  1. Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (2018). Protocolo Nacional de Actuación: Primer Respondiente. Consultada el 25 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.gob.mx/sesnsp/documentos/protocolo-nacional-de-actuacion-primer-respondiente-160551
  1. National Police Foundation (2020). COVID-19: Resources for Law Enforcement. Consultada el 25 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.policefoundation.org/covid-19/
  1. Yan, H. (29 de marzo de 2020). A 3rd NYPD member dies of coronavirus after hundreds of officers test positive, CNN.com. Disponible en: https://edition.cnn.com/2020/03/28/us/nypd-coronavirus-deaths/index.html
  1. Winton, R. (29 de marzo de 2020). LAPD preparing scenarios in which many officers are out sick from coronavirus, Los Angeles Times. Disponible en: https://www.latimes.com/california/story/2020-03-28/lapd-preparing-scenarios-in-which-many-officers-are-out-sick-from-coronavirus
  1. NBC Chicago staff (27 de marzo de 2020). 10 More Chicago Police Officers Contract Coronavirus, Total Now at 21, NBC Chicago. Disponible en: https://www.nbcchicago.com/news/local/10-more-chicago-police-officers-contract-coronavirus-total-now-at-21/2246088/
  1. Phillips, K. (24 de marzo de 2020). More police are getting coronavirus, that could be bad news for public safety in the US, USA Today. Disponible en: https://eu.usatoday.com/story/news/nation/2020/03/23/coronavirus-and-police-departments-brace-worst-amid-pandemic/2874750001/
  1. Caamal, C. y Reyes, L. (2020). Fortaleciendo la confianza ciudadana en la policía: ¿Más resultados o trato justo?, Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Año 22, 50, 3-28. Disponible en: http://trayectorias.uanl.mx/50/index.htm

#Kleroterion: “¡Nos toca a Nosotros!”

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Sabemos que la contingencia nos tiene con gran incertidumbre, por un lado por no saber si nuestra localidad tuvo, tiene o tendrá algún caso, y por el otro, el miedo de contraer dicho virus y que nuestros sistemas de salud sean lo suficientemente adecuados para tratarlo; es decir, que el Estado nos brinde la seguridad que si nos contagiamos, podremos salir adelante, sin pensar en las tasas de mortalidad que este virus representa, por supuesto teniendo como primordial aspecto la protección de todos y cada uno de los integrantes de nuestra familia.

Ahora bien, es muy importante que para salir adelante a esta pandemia, debe ser en conjunto, pero con un sentido de responsabilidad más estricto por parte de la población ya que por muchas pruebas y buenas capacidades en materia de salud y de instituciones, si no tenemos los cuidados necesarios y estrictos ni el propio gobierno puede frenar estos contagios, es por esto que debemos ser responsables en llevar a cabo todas las acciones que nos piden, ya que de ellas depende nuestra estabilidad médica ante estos sucesos.

En primer lugar solo debemos hacer caso a comunicados oficiales, no hacer caso a las denominadas “fake news”, y en el caso de ver algún comunicado importante dentro de las redes, corroborarlo dentro de las páginas o instancias correspondientes, pero sobre todo no difundir si no estamos seguros de dicha información, por supuesto las redes sociales son un gran aliado para que la información sea mucho más rápida, sin embargo, no siempre son fidedignas sus noticias y crean un gran miedo y psicosis.

Por otro lado, es de vital importancia seguir todas las indicaciones, ¡ojo!, debemos entender que son “indicaciones” y no “recomendaciones”, recuerden que todo gira en torno a nuestra salud para que no seamos contagiados, pero gran parte de eso depende de nosotros y de nuestra responsabilidad.

Es así que debemos adoptar las siguientes medidas, en el caso de que debamos salir de nuestro domicilio, al regreso no debemos tocar nada y debemos cambiarnos la ropa exterior y colocarla en una bolsa para lavarla posteriormente, asimismo, debemos quitarnos los zapatos que utilizamos por nuestras sandalias o con lo que estemos en la casa, pero no introducir, en la medida de lo posible, los zapatos utilizados, si le es posible utilizar algún desinfectante en las suelas y limpiarlos antes de ponerlos en su lugar; otra medida importante es tener una caja en la entrada para poder poner bolso, llaves, cartera, etc. y desinfectarlas cuantas veces sea necesario, se deben lavar las manos o zonas expuestas, cuello, codos, cara, piernas, etc., se recomienda también bañarse, deben limpiarse los celulares y lentes, así como todo lo que se haya traído a casa.

Los olvidados

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La crisis del coronavirus ha sacado a la luz ‘una vez más’ un problema de desigualdad estructural presente a nivel mundial: La perpetua dicotomía de los que tienen recursos y de los que se encuentran en un estado de alta vulnerabilidad. 

Dentro de los distintos grupos vulnerables que ven temerosos como transcurren los días de pandemia, se encuentran aquellos de los que nadie habla, los extraños, los que son invisibilizados en su país de destino por no “pertenecer”, dejando a un lado que por el simple hecho de ser personas, ostentan derechos. Ellos, son los migrantes. 

El migrante es aquella persona que sale de su lugar de residencia habitual de manera temporal o permanente, cruzando fronteras físicas para romper con desigualdades sociales. Dentro del fenómeno migratorio, existe la migración regular internacional, es decir, todos aquellos que cuentan con los documentos necesarios para salir de su país y cruzar a otro. Estas personas pertenecen a un sector de migrantes no vulnerables, que cabe mencionar son la mayoría. Por otra parte, se encuentran las personas que migran de manera irregular en situaciones de extrema vulnerabilidad, escapando de la violencia, discriminación, crisis económicas y medioambientales, en otras palabras, dejando atrás sus comunidades de origen para encontrar una vida mejor.  

Los migrantes irregulares son víctimas de gobiernos sordos, ciegos e ineficaces. La problemática social en la que viven, se agudiza aún más en estos tiempos de contingencia. En Estados Unidos, los migrantes indocumentados han sufrido pérdidas de trabajo a causa de los cierres de campos y empresas; y debido a su situación irregular, no son beneficiarios de los programas sociales, aun pagando impuestos y contribuyendo a la economía estadounidense. Esto resulta en una baja en el envío de remesas, que se traduce en familias de migrantes sin sustento y protección alguna.  

Si hablamos de los solicitantes de asilo, la situación no mejora. A principios de año, se implementó un nuevo protocolo de protección a migrantes, titulado Quédate en México. Este plan impuesto por la administración de Trump, permite que solicitantes de asilo en Estados Unidos sean retornados al territorio mexicano en espera de la resolución a su proceso, esto viola protocolos y tratados internacionales. A diario, aproximadamente 1250 migrantes son regresados a las ciudades fronterizas sin ningún apoyo. 

En los últimos días, el gobierno estadounidense anunció que debido al COVID-19, toda solicitud de asilo será suspendida y retomada en las primeras semanas de abril. Los albergues de migrantes en ciudades como Tijuana, han tratado de asistir a estas personas, pero debido a los altos flujos migratorios, la falta de recursos y apoyo gubernamental, el problema ha ido en aumento. Los albergues no cuentan con el espacio necesario, ni la capacidad para atender a personas que pueden llegar a contagiarse, la única opción es confinar a todos dentro del mismo espacio, sin importar el riesgo. 

No son sólo los migrantes indocumentados en Estados Unidos o los solicitantes de asilo y refugiados en México, esto sucede en Grecia, Italia, Croacia, Colombia entre muchos otros Estados cuyos mandatarios, han dado la orden de cerrar fronteras y suspender solicitudes de asilo. Así mismo, representantes de países como Hungría y Serbia, han externado discursos que incitan al odio y discriminación hacia los migrantes en esta pandemia. 

Los migrantes son personas, que lo único que han hecho es desplazarse para poder sobrevivir y quienes al igual que nosotros, están sufriendo en medio de una contingencia mundial, pero a diferencia nuestra, son olvidados por mandatarios y por la sociedad en general. Reflexionemos desde el privilegio y trabajemos para impactar positivamente en la vida de al menos una de estas personas, como dice el libro del talmud “si salvas un alma aunque sea solo un alma, es como si salvarás el universo entero”. 

En tiempos de coronavirus

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Cómo nos ha cambiado la vida en tan sólo una semana… Hace 14 días sabíamos que existía un nuevo virus que amenazaba la vida de las personas en China, en Europa y en algunas otras partes del mundo, sin embargo era totalmente ajeno a nosotros. El primer caso llegó al país; aún considerábamos que era sólo una persona, que todo estaría bien y seguimos saliendo a la calle a trabajar, a la escuela, a ver a nuestros amigos y familiares. 

Poco nos duraría el pensar que esto era algo lejano y que no nos contagiaríamos. Comenzaron las compras de pánico, se acabaron los antibacteriales, los limpiadores, el alcohol, el papel de baño, las latas. ¿Y el que no alcanzó a comprar por falta de dinero o tiempo? Pues a ver cómo le hace, yo ya aseguré lo mío. 

En Nuevo León, el Gobernador Jaime Rodríguez empezaba a solicitar cuarentena voluntaria y el Alcalde de San Pedro, Miguel Treviño, aislamiento obligatorio. Por el contrario, el Presidente Andrés Manuel López Obrador le decía a la gente que no se preocupara, que saliera a las calles. 

Se cancelaron clases, eventos masivos, reuniones de gobierno; a varias personas les dieron la oportunidad de realizar home-office, a otras les dijeron que debían seguir asistiendo a sus lugares de trabajo, y a las menos afortunadas las despidieron pues, si la economía disminuía, las empresas no serían capaces de pagar los sueldos.

Las familias se reencontraron en sus casas. 30 minutos juntos a la hora de la cena se convirtieron en 24 horas de convivencia, algunas con resultados exitosos, otras considerando comenzar a jugar Big Brother para eliminar miembros del hogar. 

Los padres han tenido que adaptar sus rutinas para atender de tiempo completo a sus hijos, sobre todo a los más pequeños, creando para ellos actividades entretenidas que los ayuden a pasar el rato. Los maestros han tenido que adaptar el contenido de sus clases para poder ofrecerlas en línea, y no sólo los que trabajan en las universidades, sino también los que se ganan la vida enseñando baile, pintura, música, fotografía, o cualquier otra afición que se venga a la mente. 

Los alumnos también han tenido que cambiar sus rutinas adecuando espacios para poder tomar sus materias, pudiendo despertar más tarde de lo normal, arreglándose menos sin el miedo a sentirse juzgados pues, al final, todos están detrás de una pantalla. 

¿Y la vida social? Difícil tener una en este momento. Los restaurantes entregan a domicilio o para llevar; los centros sociales, cines, bares y parques públicos están cerrados; las celebraciones religiosas, sin importar la creencia que se profese, se han cancelado; y el espacio más seguro para encontrarte con otra persona es a metro y medio de ella para disminuir la posibilidad de contagio.

Muchos se preguntan si esto terminará pronto, si después del receso de Semana Santa podremos volver a nuestra vida normal… la respuesta no está clara, tal vez no sea así. Lo que es seguro es que si queremos que esto dure el menor tiempo posible debemos acatar al pie de la letra las indicaciones, no del gobierno, sino de organismos internaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Es difícil, es cierto, lo es para todos; pero más difícil sería si no tuviéramos las herramientas electrónicas que se han desarrollado a lo largo del tiempo. La mejor manera de estar unidos con nuestros seres queridos hoy es permanecer separados. 

México: Jóvenes sin Presidente

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En los últimos días hemos sido bombardeados de información, alguna falsa, otra alarmando a la población y otra también desairando todavía el problema y gravedad de la pandemia del COVID-19, la interconexión a través de redes sociales nos hace saber lo que pasa en todo el mundo en cuestión de minutos, por eso, ante los antecedentes en países como China, Italia o España resultaba totalmente increíble escuchar las declaraciones del Presidente de México donde invitaba a la ciudadanía a abrazarse, utilizar estampitas religiosas para protegerse del virus, y peor aun, donde un día antes de declararse la fase dos de la pandemia en México el presidente invitaba a salir de sus casas a la población. Todas estas declaraciones evidentemente generan desconfianza, incertidumbre y temor sobre la seriedad y profesionalismo con la que el Gobierno Federal actuará ante esta contingencia.

La solicitud del Presidente López Obrador para que se el escuche a él como la única fuente de información verídica, donde él nos diría cuándo se debe iniciar la cuarentena; nos recordó sus declaraciones en Tamaulipas donde invitaba al narcotráfico, delincuentes y a toda la población a “portarnos bien” para disminuir la violencia e inseguridad (estrategia que claramente no ha funcionado). Pareciera que el presidente está en la idea de que el 100% de los mexicanos tenemos que escucharlo y asumir sus posturas y declaraciones como las únicas correctas, las que están bien, y quien le solicite cuentas o explicaciones: es un opositor, conservador, neoliberal, como si se tratara de una campaña presidencial aún y no de gobernar un gran país con miles de problemas por resolver. El programa matutino de “La Mañanera” porque pareciera eso, un programa de televisión, maneja la agenda e información a conveniencia de la presidencia, sin embargo, es una mecánica que no le habla a la gran mayoría de la población: la juventud, pero afortunadamente hoy en día la información no puede ser manipulada u ocultada con facilidad.

La realidad es que México es un país de jóvenes pero gobernado por personas que en promedio tienen 71.3 años de edad y esto hace que no se comprenda las necesidades, problemáticas y soluciones que se requieren en el país y en el mundo, muestra de ello es la intención de construir una refinería en pleno 2020, la cancelación del aeropuerto o la construcción del tren maya, obras que parecieran mas un capricho del presidente que acciones para el desarrollo del país. Como analogía una amiga comentaba: “Es como si quisieras poner a tu abuelito a dirigir un negocio que acabas de abrir; no lo pondrías al frente porque la realidad de hoy es muy distinta a la que vivió, pero sin duda escucharás sus consejos”. Andrés Manuel López Obrador piensa que está gobernando un país muy distinto al que realmente es; no entiende ni observa lo que pasa en el mundo.

Al ser México un país de jóvenes debemos pasar a tomar un papel protagónico en el centro de la toma de decisiones que marcarán el avance del país. Las nuevas generaciones hemos observado desde la banca distintos cambios en la vida publica y política donde observamos claramente, por ejemplo, a Peña Nieto y su administración corrompiendo las instituciones con el objetivo de tener beneficios económicos, y hoy observamos a López Obrador y su administración corrompiendo las cifras, datos e información, pero ¿con que objetivo?

COVID-19, ajeno a nadie, temido por todos

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¿Qué se siente estar en el país con más muertes de COVID-19? 

Cuando en mi Universidad discutimos en un “Pizza and Politics” sobre el impacto económico, político y social del coronavirus en Asia, hablamos del mismo como algo ajeno a nosotros, y aunque no éramos indiferentes al respecto, pensábamos que en Europa no teníamos nada que temer. Semanas después, los medios nacionales nos percatan de los primeros casos del coronavirus al norte de Italia. En pocos días, las medidas sanitarias comenzaron a efectuarse al norte del país, como la clausura de escuelas y la cancelación de trenes dentro de la república italiana. El gobierno promovía las medidas sanitarias no obstante, los casos aumentaban de manera acelerada. Mis amigos alarmados se comenzaron a regresar a sus respectivos países y yo relajada pensaba “¿Pero por qué se van? es sólo en el norte”

Con alrededor de 12,000 casos confirmados, el 11 de marzo de 2020 el Primer Ministro italiano, Giuseppe Conte ordena el cierre de todos los negocios a excepción de supermercados y farmacias. Incluso para salir a los sitios autorizados las personas deben portar su “autocertificazzione” declarando así que están conscientes de que pueden ser multados en caso de que no se dirijan al súper o farmacia. A pesar de los esfuerzos, Attilio Fontana, gobernador de Lombardía (motor económico del país cuya capital es Milán) declaró “nos acercamos al agotamiento de los recursos que tenemos”. De un día para otro, Italia estaba vacía. El sol sale y se esconde, pero las calles de Roma están solas. Lo que por la noche eran risas, música y baile, hoy es silencio total. 

Para ser sincera, admiro las medidas drásticas tomadas por el Primer Ministro, pues China y Corea del Sur han demostrado que la única forma de hacerle frente a la pandemia, es el aislamiento total. Los altos números de contagios registrados en Italia son resultado de su eficaz servicio de salud gratuito a toda la población, pues cualquier persona con síntomas puede acceder a una prueba del virus, lo que en otros países no sucede.

Varios argumentan que Italia tomó medidas demasiado tarde pues tenía al menos 9,000 infectados. A comparación de China en donde se ordenó la clausura total el 23 de enero con alrededor de 40,000 infectados, Italia lo hizo a tiempo. Sin embargo, a comparación de Corea del Sur, en donde se efectuó al registrar 600 casos, Italia se retrasó.  

En los últimos tres días Italia ha registrado el mayor número de muertes por coronavirus en un día. Lo que nos ha hecho a todos cuestionarnos, ¿Realmente funciona el aislamiento total? ¿Porque si llevamos más de una semana en cuarentena los números de muertos no bajan?

Primero que nada, según University of Massachusetts Amherstel, el periodo de incubación del virus antes de presentar síntomas es de 11.5 días, lo que quiere decir que los resultados de la cuarentena serán vistos en la semana del 23 de marzo. Pues todos los casos confirmados hasta el 20 de este mes, en teoría, fueron contagios anteriores a la cuarentena.

Pero ¿Por qué Italia supera el número de muertes de China? Según el Instituto Nacional de Estadísticas italiano (Istat), en Italia existen casi 14 millones de personas mayores de 65 años, lo que representa alrededor del 22% de la población. La edad media, en tanto, es de 45,7 años. Por otro lado, en China solo el 14% de la población tiene más de 65 años. Otra importante diferencia es el tipo de régimen de ambos países, Italia es gobernada por un gobierno democrático, lo que significa que las libertades son respetadas. Por otro lado, en China, un gobierno autoritario puede realizar un “lock down” más efectivo, los civiles obedecen al gobierno pues temen del mismo. No simpatizo con gobiernos autoritarios, pero si considero que una cuarentena puede ser menos efectiva en países occidentales donde al no cumplir con la contingencia el único temor sea el ser multados. 

Como estudiante en un país ajeno agradezco que mis familiares y amigos me escriban para saber cómo estoy y no me canso de decir “estoy a salvo” porque realmente así me siento. Estoy en un país que le importa la salud de su gente antes que la economía de los peces grandes, un país que no tuvo miedo. Sin embargo, lo que me preocupan son las siguientes semanas.

Al menos para Italia, confió que en las próximas dos semanas veremos el resultado positivo de una medidas drástica de contingencia. Pero, ¿Qué será de Estados Unidos donde hoy en día se superan los 20,000 casos y aún no se ha ordenado la clausura total de los locales? ¿Que será de México y su deficiente sistema de salud? Según la OCDE, Italia invierte 3428 dólares estadounidenses per cápita en su sistema de salud y México sólo 1 138 dólares, reitero, ¿que será de México?

 Sugiero seguir las recomendaciones del Imperial College, quienes mencionan que los países con menores casos de COVID-19 han; primero, realizado en la medida de lo posible el mayor número de test, bajo la idea de “no se puede enfrentar al enemigo sin antes conocerlo” es decir, no se pueden implementar medidas, sin antes conocer los números. Segundo, aislar la población mayor de la joven, pues estos son los más vulnerables.

En conclusión, el tiempo, el sistema de salud y el cumplimiento de las medidas de contingencia por parte de los ciudadanos es clave para combatir el COVID-19. América, el COVID-19 no es algo ajeno a nosotros, no pensemos que no tenemos nada que temer, si no lo entendemos pronto, las consecuencias serán más graves.

AMLO y el Ejercito

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México enfrenta un peligro mayor que el Covid-19: el presidente López Obrador. Ya salió a relucir su plan estratégico: no hay necesidad de expropiar para nacionalizar, basta entregarle al Ejercito la ejecución de sus ocurrencias. Aeropuerto, hospitales, control del huachicoleo, nómbrenlo. 

Siguiendo el modelo cubano, y sin que intervengan los diputados (¿adónde están los diputadillos que intentan facilitar su reelección pero no se pronuncian sobre las decisiones del presidente?) AMLO está silenciosamente entregando el país al Ejercito, entidad en la cual, hasta ahora, todavía confía. (Todavía no se sabe quien es su Pinochet). 

El CCE se está dando cuenta tarde del engaño al cual lo sometió el presidente, y Carlos Salazar y sus colegas de las cámaras empresariales, tienen todo el derecho de alzar la voz y mostrarse enojados, ya que los manipularon cómo niños en edad de juguetes. 

Manipulado en Mexicali, dónde con seguridad “la consulta popular” más arreglada que elección priista, rechazará la inversión de la Constellation Brands, a pesar de los permisos oficiales, a pesar de un avance de más de 60% de su proyecto, y agregándose al insulto del NAIM, acabará por borrar a México de la lista de proyectos de las compañías transnacionales del mundo. AMLO provocará la ruptura con los inversionistas internacionales, uno tras otro, y le echará la culpa al Coronavirus. 

Y aprovechándose de este, está entregando diez hospitales al mismo ejercito, transfiriéndole paulatinamente el manejo de la pandemia  y restándole importancia a un sector salud que ha ido debilitando desde la cancelación del Seguro Popular y la creación de un INSABI hipotético y todavía informe. 

El Mesías tiene proyecto apoyado en el Foro de Sao Paulo, y va caminando, aprovechando todas las oportunidades, aún sean las que resultan de miles de muertos potenciales. El es, ya, el único jefe de estado en el mundo que sigue convocando mítines, hasta para discutir el futuro de la carretera Tuxtepec – Oaxaca, mientras sus colegas en el resto del mundo alistan medidas para salvar vidas. 

A él, le interesa más su proyecto y su avance que las vidas del pueblo bueno y sabio que lo llevó al poder.   

El virus de la desigualdad

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A principios de los 70s, Eduardo Galeano escribió en su obra Las Venas abiertas de America Latina que el desarrollo desarrolla la desigualdad y que es un viaje con más náufragos que navegantes. El intelectual uruguayo argumentaba que desde los orígenes latinoamericanos, ha existido una fuerte y arraigada desigualdad económica y fáctica. El conocido comúnmente como Coronavirus o COVID-19 por su nombre científico, viene a quitar nuevamente y de manera abrupta la venda en los ojos de todos sobre esa mortal desigualdad. Este virus que se esparce de manera rápida por nuestro territorio, viene a recordarnos que la desigualdad puede matar de muchas maneras, y una emergencia de salud pública es una de ellas. 

El escenario de posible propagación, forzó a empresas y gobierno a instar a todos a quedarnos en nuestros respectivos hogares, el paro de actividades económicas y la disminución de cualquier asunto no esencial. Sin embargo, esta medida puede sonar razonable en un país con ingresos justos, con una economía incluyente sin pobres y sin informalidad o para aquellos privilegiados que pueden hacer uso de las nuevas tecnologías para continuar sus labores. Sin embargo, esto es una realidad para sólo un pequeño grupo de la sociedad mexicana; porque vivimos en un plugar donde el 10%  más rico concentra el 64.4% de todo la riqueza del país (Esquivel 2015, pág. 16), porque vivimos en un país donde el 60% de la población laboral se encuentra en el empleo informal. Porque como país nos desarrollamos, pero como escribió Galeano, también  desarrollamos una desigualdad que sigue viva, que continúa creciendo, que late y late fuerte en  un  momento de suma vulnerabilidad.

Aquellos que no pueden encerrarse, no lo hacen por gusto sino por necesidad, porque el país no creció para ellos; el país no procura un sistema de salud para ellos; el país no procura un ingreso justo y las mismas oportunidades y una educación de calidad y servicios básicos. Porque aquellos que no sufrirán por el contagio del Coronavirus, sí sufrirán por el contagio del virus de la desigualdad. Esto no es nuevo, pero debido a su estructural origen, como sociedad lo hemos normalizado, porque México del periodo de 2008 a 2015, los ingresos de la clase media se redujeron en un 2% (OCDE, 2016). Esta desigualdad también tiene un componente de género, ya que las mujeres en México perciben 60% menos que los hombres  y esta brecha tardará 257 años en cerrarse (FEM, 2019).  Este problema es grave, no sólo por las implicaciones económicas y de crecimiento que esto conlleva, sino porque vemos que es una doble vulnerabilidad, ya que en esa situación de una disminución de consumo y contingencia,  las personas del sector informal y que vivan en situación de pobreza, serán las más afectadas, a pesar de que por cada 100 pesos generados en el país, 23 pesos provienen el sector informal (INEGI, 2019), lo cual nos deja ver la magnitud de esta afectación. Con esto no incentivo medidas contrarias a las señaladas por las autoridades, sin embargo, debemos dejar de normalizar la desigualdad y ver  las múltiples formas en cómo esta puede matar a millones de mexicanos. 

El quedarse en casa para combatir al Coronavirus está demostrando ser también un tema de clases, un tema de pocos contra uno de muchos, porque hablar de porcentajes es hablar de millones de mexicanos que no pueden darse ese lujo de parar porque viven día a día, porque la sociedad los ha olvidado, los ha normalizado. Vimos en un México donde 3 de cada 4 personas que hablan una lengua indígena o pertenecer a un pueblo originario, son pobres; ¿ellos como combatirán el COVID-19? ¿si el 38%  de la población indígena vive en pobreza extrema, como podrán quedarse en sus casas sin poder tener su día a día para sobrevivir y no para vivir? Como dicen vecinos del asentamiento La Guadalupana en Mérida, Yucatán: “aquí no hay compras de pánico, ni siquiera tenemos dinero”. Estos días deben de servir para que como sociedad, y en especial, para que los involucrados en la toma de decisiones públicas, reflexionen sobre cómo la desigualdad mata; cómo la desigualdad es un factor de riesgo importante en diversos escenarios como el actual. La ausencia de justicia (hasta la justicia económica) es la gran deuda de este país.