En la política mexicana siempre hay de qué hablar. Siempre hay algún tema nuevo que comentar, o sorpresas inesperadas para platicar. Esta ocasión no es diferente. Hoy toca hablar sobre el regreso de Ricardo Anaya a la escena pública y lo que significa para México.
En las últimas semanas, hemos visto al excandidato presidencial muy activo en redes sociales, cosa que no se veía desde hace ya más de dos años. Nos anuncia la publicación de su nuevo libro, que es meramente una excusa para lanzar una ambiciosa campaña mediática en contra de las acciones del Presidente de México. Creo que a estas alturas las intenciones de Ricardo ya son más que evidentes, pero veamos:
Nadie puede negar que la victoria de López Obrador en las elecciones de 2018 fue contundente, y que ningún otro candidato tenía una real oportunidad de salir vencedor. Al terminar esa jornada, el excandidato de la coalición Por México al Frente, desapareció de la escena pública. Uno que otro tuit con su familia de vez en cuando, pero nada que anunciara su regreso. Hasta ahora.
Regresó para hacerle frente de manera directa al presidente. Lo acusa de megalómano, de modificar la historia a su beneficio, y de conducir al país a una crisis sin precedentes. No anuncia sus planes personales, pero sí que regresa de lleno. Y tengan por seguro que lo veremos en las elecciones del 2021.
Todo parece indicar que Anaya no se va a tomar la molestia de ser candidato o hacer campaña. No le interesa gobernar su estado, o ganar algún distrito. Lo acomodarán hasta arriba de las listas plurinominales del PAN a la Cámara de Diputados, para tener un lugar prácticamente asegurado. Desde ahí, le asignarán la coordinación de su bancada o le buscarán la presidencia de alguna comisión importante desde la cual pueda ser muy incómodo para López Obrador.
Si Morena pierde mayoría en el congreso, esta supuesta ruta de Anaya significará aún más. Desde su puesto como líder importante en San Lázaro tendrá 3 años para gestionar su nueva campaña a la Presidencia de la República, o bien alistar a alguien más.
Anaya tiene un gran punto a favor, y un gran punto en contra. Su punto a favor es que es evidentemente uno de los más grandes opositores del Presidente. Lo confrontó sin miedo, lo acusa sin rodeos, y, según sus palabras, ofrece propuestas de solución a los desastres de la actual administración. Si mueve sus fichas inteligentemente, recuperará terreno frente a un AMLO con una fuerza absoluta en ambas cámaras.
Su punto negativo, sin embargo, es que regresa a tratar de unificar un partido que él mismo rompió. Recordemos que su candidatura la disputó con Margarita Zavala y que ella terminó por renunciar al PAN, acusando actitudes autoritarias de Anaya, entonces presidente del Comité Ejecutivo Nacional.
Esperemos su regreso no sea por pura ambición personal. Si Ricardo Anaya quiere ganarse de nuevo algo de confianza de la gente, debe construir, no dividir, coincidir con aquellos que se oponen a López Obrador, y entendiendo que no todo gira alrededor de él. Si consigue el poder que espera tener, que sea buen líder y le proporcione espacio a mujeres y hombres capaces. Esperemos que todos estos videos y su campaña en redes sociales realmente sean por el bien de México, como él dice, y no solamente una estrategia para reposicionar su imagen.
Y tú, ¿Qué piensas?