Dimes y Diretes: “México, el país de la impunidad”

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En esta semana van dos casos que demuestran la impunidad en la que está sumergida el país. La primera fue, claro, la del amparo que se le concedió a Diego Cruz, uno de los Porkys, acusado de violar, junto con otros tres chavos, a una menor de edad en Veracruz.

El otro caso es el del diputado federal suplente priista, Antonio “El atrincherado” Tarín, a quien se le negó tomar protesta en San Lázaro por tener orden de aprehensión por actos de corrupción durante la administración de César Duarte en Chihuahua. Tras quedarse toda la noche en el recinto legislativo, alrededor de medio día un juez suspendió su orden de aprehensión y Tarín salió vivito y coleando.

Ambos casos están sin cerrarse, pero demuestran lo podrido que se encuentra el sistema de justicia de nuestro país. ¿En qué cabeza cabe decir que tocamiento en los senos y genitales no es una violación?

Solamente en la cabeza del juez Anuar González Hemadi, mejor conocido en las redes sociales como el #JuezPorky. Muy probablemente este juez, esposo y papá de dos niñas, obtuvo algunos beneficio$$$, con los cuales dictamino que en el caso de Diego Cruz, él no había cometido pederastia, ni tampoco había violado a la joven Daphne, a pesar de que hubo tocamientos.

A todo esto, el #JuezPorky, llamo todo como “incidental” y que no había pruebas de que hubo “apetito sexual” (¿¿¿???).




Cuando creíamos que este era el colmo, salió a relucir la historia del Diputado Federal Suplemente, Antonio “El atrincherado” Talín, mismo que tenía planeado tomar protesta el día martes en San Lázaro, esto después de la sospechosa muerte del diputado titular, Carlos Hermosillo.

El diputado de la trinchera, llegó muy rimbombante a la Cámara de Diputados. Pero el teatrito se le cayó cuando se decidió no tomarle protesto, pues el muy carita tenía orden de aprehensión en su contra por peculado durante el gobierno de César “El otro Duarte” Duarte. Sabiendo ya como es el sistema de justicia en este país, “el atricnherado” consiguió que la orden de aprehensión en su contra fuera suspendida.

El problema es que no son solamente estos dos casos, que ya de por si graves, los únicos que demuestran la impunidad en nuestro país. Uno solo tiene que voltear a Nuevo León, donde una jueza ha concedido en más de una ocasión amparos al ex gobernador de la entidad, Rodrigo “Golden Boy” Medina.Con tales amparos ha podido evadir la cárcel, incluso salir de la cárcel, y seguir viviendo con el dinero que le robó al pueblo de Nuevo León.

¿Cuándo cambiaran las cosas en nuestro México, lindo y querido? No sabemos, y no tenemos para cuando.

¡Ahí Se Leen!




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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Misoginia e impunidad a la orden del día: Caso del #JuezPorky

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En México, no es ninguna novedad como, a pesar de los “grandes esfuerzos” de los que tanto se habla, relativos a la promoción de un sistema de justicia acusatorio fehaciente pintado como una de las grandes reformas que se han llevado a cabo, la impunidad y las leyes injustas continúan imperando en nuestro país.

Asimismo, cabe destacar cómo las acciones gubernamentales destinadas a enfrentar las violencias machistas, han sido insuficientes y ejercidas de una forma tardía. Dichas situaciones, impunidad y violencia hacia la mujer, han sido “encaradas” de una manera considerablemente escueta, y en el fondo, carentes de un verdadero compromiso para con la sociedad; tal como lo refleja un sistema de justicia que promete muchas cosas, pero que lamentablemente salta la tarea más importante de todas: empoderar al pueblo.




Sucede algo similar, en el caso de los mecanismos que pretenden reconocerles (y posibilitar, pues el reconocimiento en papel no es nada sin la práctica de dicho reconocimiento) a las mujeres que habitan en el territorio mexicano aquella dignidad inherente, y aquella igualdad frente al hombre: se establecen aspectos como la paridad de género, se emiten alertas de género y  nuevas figuras penales (como el acoso sexual en el estado de Nuevo León); pero no se lucha auténticamente contra una serie de prácticas sociales, políticas y culturales que fungen como la verdadera raíz de la violencia y la desigualdad contra la mujer.

Ahora bien, como habitantes de un estado cuya justicia es solo una palabra que parece no trascender al mundo real, una parte de nosotros ha aguantado una cantidad interminable de abusos: apreciar a ex gobernadores, como los Duartes, como Medina, como Borge en plena libertad; atestiguar el incipiente aumento de feminicidios, el disparo de los casos de acoso que viven diariamente las mujeres en las calles y en el transporte público.

Un sinfín de casos que nos revelan como la violencia y la inexistencia de la justicia (pues como diría Flores Magón, “La justicia con trabas no es justicia”) se han apoderado de nuestra sociedad. No obstante, llega un momento en que dicha tolerancia del pueblo se quebranta, ante casos, tan cínicos, tan inimaginables, que convierten en intolerable (por parte de una mayoría, pues personas luchando contra estos males y nunca tolerando los mismos siempre ha habido) el status quo.

Tal es el caso del reciente fallo emitido por el  juez Anuar González Hemadi, el cual ha concedido un amparo a Diego Cruz, mejor conocido como uno de los “porkys”, que junto a otros llevó a cabo lo que en Nuevo León se entendería como el delito equiparable a violación contra Daphne Fernández, mujer menor de edad.

Bajo el argumento de no haber “fines lascivos en la conducta”, el juzgador González Hemadi ha estipulado que el delito de pederastia imputado a Diego Cruz, no se encuentra comprobado; que el hecho de tocar los senos de la víctima, que meter la mano debajo de la ropa interior de la persona y que insertar sus dedos en los genitales de Daphne Fernández no constituyen un motivo suficiente para acreditar que había fines lascivos.

Más que no comprender, considero que cualquier persona con un poco de conciencia estará de acuerdo en que dicha resolución constituye una escupida para toda la sociedad, para nuestras madres, compañeras, amigas, hermanas; esta sentencia es la afirmación de la impunidad imperante en nuestro país, de la inmensa necesidad de, no fortalecer, sino de recuperar las instituciones, para así hacerlas del pueblo y para el pueblo.




Así mismo para refrendar la importancia del movimiento feminista y las luchas que este conlleva, para que no vuelva a haber ninguna otra víctima como Daphne, para que no estén en la administración de justicia personas como este juez; y por supuesto, para no hacer que esta situación termine en un lamento solamente, sino que exigir junto a las compañeras que abanderan la lucha del feminismo, así como junto a aquellos que abanderan la lucha por un gobierno popular, la revocación de la sentencia dictada por el juez, la impartición de una justicia real (pronta y expedita) hacia el caso de Daphne y de todas aquellas personas que han sufrido por este tipo de cinismo y de aplicación de la más pura injusticia, como la del juez “porky”.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”