Crea El Futuro Florece Registro Comunitario de Abuso Policial

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El candidato independiente a la diputación local del distrito 6 en Nuevo León, Roberto Alviso, presentó la mañana del martes, el nuevo Registro Comunitario de Abuso Policial. 

Durante la conferencia de prensa, el candidato impulsado por el colectivo El Futuro Florece señaló que, durante el 2020, se rebasaron las 2 mil denuncias por abuso policíaco, dando como resultado que solo 3 de cada 10 personas confíen en la policía.

“En Nuevo León vivimos con miedo. Miedo a salir a la calle y no saber si vamos a regresar, miedo a que podamos ser vulnerados, dañados dentro de nuestra propia casa y miedo a que seamos violentados por estas instituciones que deberían cuidarnos”, expresó Alviso.

Con el testimonio de Manuel, un joven de 19 años originario de la Colonia Independencia, Alviso visibilizó los abusos de poder, impunidad y corrupción que se viven día a día dentro de su distrito.

Es por esto que, con la finalidad de crear instituciones policíacas capacitadas y mecanismos eficaces de denuncia, se creó el Registro Comunitario de Abuso Policial; un formulario destinado a documentar, mapear y erradicar los abusos de las autoridades en materia de seguridad.

“No estamos, de ninguna manera, buscando señalar a los elementos que hacen bien su trabajo. Pero sí visibilizar los abusos que reiteradamente existen”, añadió.

La justicia necesaria

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En días recientes y por todos los medios de comunicación así como redes sociales, se habló y analizó el paquete de iniciativas en materia de Justicia del Fiscal General de la República, la Consejería Jurídica y el Senador Ricardo Monreal. Esta supuesta iniciativa filtrada a medios de comunicación, fue sumamente criticada por académicos, especialistas y analistas debido a su contenido que iba en sentido contrario al nuevo sistema de justicia penal del año 2008, la reforma en 2011 en materia de derechos humanos, y su naturaleza de respeto a los derechos humanos de todas las personas (partes) involucradas  en el proceso de justicia. Sin la intención que analizar a profundidad dicho paquete de iniciativas, la realidad es que este hecho abrió la puerta para discutir y reflexionar sobre una situación de trascendencia y relevancia para nuestro país: el sistema de justicia mexicano.

En esencia, un sistema de justicia es un factor determinante para la consolidación del Estado de Derecho, instituciones y una vida democrática ,  generando una mayor satisfacción confianza y educación ciudadana con los aparatos del Estado; en ese sentido, si verdaderamente queremos combatir la corrupción, la impunidad, la desigualdad, tenemos que apostarle a transformar nuestro sistema de  procuración de impartición de justicia. Sin embargo, una modificación tan ambiciosa y con  una  supuesta de  intención de cambiar las cosas de fondo, obliga a incluir a los diversos actores involucrados como Universidades, activistas, Centros de Investigación, Colegios Profesionales, el mismo Poder Judicial, etc, cuyas opiniones y aportaciones son necesarias y fundamentales para realizar una reforma integral. En segundo término, hay que entender la realidad social para conocer los flagelos del sistema judicial.

De acuerdo con la organización World Justice Project en su Índice de Estado de Derecho 2019, México ocupa el puesto 99 de 126 países evaluados, lo que representa una caída de 2 posiciones en comparación con las evaluaciones 2017-2018; siguiendo el mismo Índice, una de las mayores preocupaciones de la organización, es el deterioro general del Estado de Derecho y  los controles al poder gubernamental. Los datos anteriores resultan alarmantes, ya que el apego a la ley y a las arbitrariedades del poder, son imperativos para poder soluciones los problemas de la sociedad. Como afirmar una destacada constitucionalista : “la justicia es un instrumento de pacificación”, y en esa lógica, debemos fortalecer estos mecanismos de pacificación cotidiana o extraordinaria. También, existen temas urgentes como el expuesto por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ya que en México el 98% de de los delitos permanecen en total impunidad, lo que reduce la confianza de los ciudadanos con los aparatos del Estado, incrementaron aún más la cifra negra de delitos no denunciados, generando un circulo vicioso de injusticia sistemática. De igual manera, para aquellos dentro del sistema penitenciario, existe una violación sistemática del debido proceso y  presunción de inocencia, así como otros  derechos humanos, ya que en el 2016, el 35% de las personas en cárceles no ha sido sentenciado . Sumando los datos anteriores, vemos que en nuestro país solo se resuelven el 5% de los homicidios y 5 condenas por cada 100 víctimas. Vemos que realmente existe un  sistema deficiente, cuando la alta carga de casos en los Ministerios Públicos llega a ser inquietante cuando en lugares como en Guerrero cada fiscal tiene 900 casos pendientes y en términos generales son 102 crímenes sin respuesta por cada policía de investigación; lo que nos hace afirmar que “esclarecer un homicidio en México es una excepción y no una regla” en donde somos el penúltimo lugar (58 de 59) de países evaluados en impunidad en torno a seguridad, justicia y derechos humanos. Cómo podemos ver analizando datos generales y de una fracción del universo de problemas relacionados al comportamiento del aparato de justicia mexicano, estamos pasando una crisis identificada y urgente. Por ello, resulta ser de toda trascendencia, sin embargo, necesitamos abordarlo desde la realidad y no de la realidad política. En palabras de la Dra. Ana Laura Magaloni en el Senado de la República: “Nunca en México ha existido una reforma a la justicia que se llame y apellide acceso. Nunca nos hemos propuesto seriamente derribar las enormes barreras de acceso a la justicia de los millones de personas que viven en pobreza y exclusión. Una cuestión tan básica como darles abogados a quienes no pueden pagar uno ha sido, hasta ahora, un asunto invisible, irrelevante o, quizá, amenazante. Una sociedad que limita el acceso a la justicia a millones de personas es por definición un sociedad desigual”.

AMLO espera que Lozoya hable sobre Odebrecht

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En conferencia de prensa matutina, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, señaló que el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, está dispuesto a dar a conocer todo lo sucedido en el caso Odebrecht.

El titular del ejecutivo mexicano recordó que ayer Lozoya aceptó su extradición de España a México por el caso de Odebrecht (la empresa brasileña que habría ofrecido sobornos a Pemex para ganar contratos millonarios).  Así mismo, el mandatario aseguró que el exfuncionario propondrá información que servirá para que no se repitan hechos como este. 

López Obrador advirtió que se está en un momento estelar que demuestran con hecho que “ya no hay corrupción e impunidad en el país“, además de lamentar que en México no había ningún alto funcionario detenido por el caso Odebrecht.

Esto es muy importante, daba mucha vergüenza que en otros países estaban en la cárcel altos funcionarios, hasta presidentes, y en nuestro país nada, nada absolutamente, campeones en impunidad“, concluyó.

Con información de El Universal

Procuración de justicia en México: una causal de desconfianza ciudadana

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Los sistemas de seguridad pública y procuración de justicia, enfrentan una grave crisis. Esta afirmación, sin duda no pone de manifiesto ninguna extrañeza, sin embargo, fue la principal conclusión del Informe de la Consulta Nacional sobre el Modelo de Procuración de Justicia del pasado mes de octubre.

El Informe, que fue conducido por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y el Instituto Nacional de Ciencias Penales (INACIPE) hace afirmaciones contundentes y alarmantes. De éstas, una que destaca en particular determina que “la confianza ciudadana hacia las instituciones que operan estos sistemas es bajísima. La corrupción, la ausencia de imparcialidad, las violaciones de derechos humanos y las enormes deficiencias en la gestión al interior de las procuradurías son claramente los factores que alimentan a la desconfianza.” En este caso, es innegable que la aseveración no depende del cristal con que se mira.

Si nos vamos por partes, la corrupción y la ausencia de imparcialidad son el pan de cada día en la clase política de nuestro país, en las instituciones y dependencias de gobierno, y ciertamente, en la procuración de justicia. Las violaciones de derechos humanos suceden a una velocidad tan alarmante que ya ni alarman, se han convertido en lo cotidiano, en lo mundano. Pero las cifras ahí están, desapariciones forzadas, violaciones sexuales, torturas y abuso en el uso de la fuerza. Y la lista sigue, especialmente si hablamos de impunidad. Impunidad en casos tan infames como el de San Salvador Atenco, o el Socavón del Paso Express. Tragedias de tan distinta naturaleza, que lo único que tienen en común es que sus perpetradores siguen sin recibir sanción alguna. Ya lo dijera Proceso en su momento, pareciera que “la impunidad es el emblema del sexenio”.

Y ya por último, retomando los factores determinantes de la desconfianza ciudadana que menciona el Informe, “las enormes deficiencias en la gestión al interior de las procuradurías”. Aquí, Ministerios Públicos que se llegan a tomar hasta más de 90 minutos en tomar una denuncia, Agentes que distan del profesionalismo que su labor requiere, y ministeriales que no son capaces de conducir una investigación eficiente.

La desconfianza de los ciudadanos está por demás justificada, y es imprescindible tomar medidas urgentes para resolver todos y cada uno de los factores mencionados. Sin duda alguna, el tema de seguridad y procuración de justicia, debiera ser una prioridad para la agenda del 2018.

#ContraPortada: “¿De qué tamaño es el hoyo?”

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México es un país donde el manejo de crisis debería ser perfecto, hemos vivido tantas de ellas que la experiencia adquirida debería ser profunda. Casi tan profunda como el fondo de los problemas que vivimos semana tras semana, tal parece que la capacidad de asombro ante la incertidumbre y el caos ya no es una característica nuestra.

Cuando creímos haber tocado fondo con la matanza de Tlatelolco, cuando pensamos que “la caída del sistema” era el último ridículo que viviríamos, cuando el narcotráfico estrechó lazos cercanos al gobierno, cuando aparecieron las famosas “casas blancas” de la primera dama y el Secretario de Hacienda, cuando desaparecieron a los 43, cuando Javier Duarte empobreció y ridiculizó a Veracruz, cuando Trump nos escupió en la cara y lo recibimos en casa y recientemente cuando Odebrecht sobornó a nuestra clase política.

La lista es larga e interminable, el hoyo parece tener una profundidad sin límite, no se vislumbra un tope y no se sabe a ciencia cierta de qué tamaño es el hoyo. México es ese país del que todos nos podemos sentir orgullosos, aunque muchos prefieren hacerlo exclusivamente en éste mes; pero también del que todos en alguna ocasión hemos sentido vergüenza.

En México uno cree que toca fondo, se indigna, reflexiona y continúa con su vida al día siguiente. Siempre hay un nuevo hoyo, siempre caemos un poco más en la profundidad de las situaciones más oscuras y de escándalo.

Si en algo coincidiremos todos los mexicanos en alguna ocasión, es que México se encuentra en un hoyo, grande, profundo y oscuro. Un hoyo que se ha construido a modo, a conveniencia de acrecentar la pobreza de los más pobres en paralelo con enriquecer a los ya de por sí más poderosos. Un hoyo donde el acusado y su acusante comen en la misma mesa, pertenecen a la misma institución y, en algunos casos, hasta guardan nexos familiares lejanos.

¿De qué tamaño es el hoyo? Soy de los que creen que todo es cuantificable con sus ligeras excepciones, contarlo nos permite mantener el control de la evolución de un país o el retroceso del mismo, nos permite planear si es que tenemos intención de hacerlo. Pero ¿quién cuenta la profundidad del hoyo mexicano?

Muchos grandes intelectuales han decidido separarnos geopolíticamente, hablan de México como un caso extraño, sin posibilidad de clasificación ni cuantificación. Hablan de los sistemas latinoamericanos, de los occidentales, analizan los orientales y permiten la distinción de casi cada rincón en el mundo. Nadie se atreve a analizar México, es un caso raro, extraño, tanto que ni los mexicanos lo entienden.

¿De qué tamaño es el hoyo? La profundidad quizá sea cercana a la del mar.

Ordenan suspensión de dos ordenes de aprehención en contra de Javier Duarte

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Monterrey (18 de julio 2017).- Una juez federal ordeno la suspensión de dos ordenes de aprehensión en contra de Javier Duarte, por los delitos imputados de abuso de autoridad e incumplimiento del deber legal, peculado, trafico de influencias y coalición.

Cabe destacar que esto no significa que Javier Duarte queda libre, si no que están suspendidas solo por el momento y no de manera definitiva.

La Juez del Primer Distrito en Amparo Penal de la Ciudad de México, Sandra Leticia Robledo Magaña, declaró que el tramite de la demanda de garantías 614/2017 se otorgó a la medida de suspensión provisional fijando un pago de garantia de 6 mil pesos a Duarte.

Este próximo 26 de julio se definirá si se le otorga o no una suspensión definitiva.

Las demandas de amparo son en contra de los jueces locales que ordenaron el arresto en Veracruz, jueces de control del Juzgado de Proceso y Procedimiento Oral del Distrito XI Judicial, de Xalapa.

Esta prevista una audiencia para este próximo sábado, en la que se definirá si entrara a proceso Javier Duarte, por los cargos federales en su contra, de crimen organizado y operaciones con recursos de procedencia ilisita y por lo tanto permanece en el Reclusorio Norte.

 

(Con información de Animal Político)

 

 

 

#MartesDeGrilla: “13 reasons why: El PRI no vuelve a los Pinos en 2018. (Parte I)”

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Como anillo al dedo.

Partido Revolucionario Institucional, si me estás leyendo, este texto es para ti.

Haciendo referencia a la popular serie de Netflix y suponiendo que México es el actor principal de la mencionada serie, a continuación, le decimos al PRI las 13 principales razones por las que no regresarán a la presidencia en el 2018:

  1. Enrique Peña Nieto

De acuerdo con la encuesta de Grupo Reforma, EPN es el presidente peor evaluado de México en su era moderna. La falta de capacidad para dirigir al país, el alza en la impunidad, corrupción y falta de estrategia política y económica tienen a México cada vez peor.

  1. Javier Duarte

No hace falta describir lo sin vergüenza que fue el ex gobernador de Veracruz. Corrupción en su máxima expresión. Se robó hasta el último peso del estado y puso en evidencia que los compadrazgos y la impunidad son factores que pesan más que la justicia. Habrá que ver en que termina este caso, por mientras su esposa salió más lista. Dijo merecer abundancia y ya se escapó con ella hasta Londres.

  1. Ayotzinapa

El pésimo manejo de la situación, la falta de justicia y claridad en el tema serán la lápida del PRI en las próximas elecciones. Faltan 43 y el país entero no descansará hasta que los encuentren.

  1. Eduardo Bailey

Primero lo detienen. Lo llevan al hospital y se les escapa corriendo por la puerta trasera. Como las ratas. Así huyó Eduardo Bailey de la justicia, debilitando aún más la credibilidad en las instituciones del Estado mexicano.

  1. Casa Blanca

Ya nos explicó Angélica Rivera que la compró con sus ahorros. Ajá. Luego EPN nos pidió perdón. Ajá. Que se las crea otro porque a Chuchita ya la bolsearon muchas veces.

  1. La ira social

El hartazgo en su punto más crítico y listo para castigar en los próximos comicios. Devolverle la credibilidad a este gobierno se ve como una tarea compleja (casi imposible) y el panorama no es prometedor en lo que resta del sexenio.




El tema da para mucho más, y por eso que la próxima semana estaré mencionando en esta misma columna las 7 razones restantes.

No es Peña Nieto solamente. Es Fausto Vallejo, Rodrigo Medina, Los Duarte, Los Moreira, Yarrington, Fidel Herrera, Bailey y muchos más. Ya es necesario cortar la relación con el PRI. No soy yo, eres tú.

Si no nos vemos, pues nos escribimos.

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#HojadeRuta: La república de la sospecha

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En corredores y a calle abierta; en las bocinas de los teléfonos y cada letra digital e impresa; entre las mesas y el tintinear de tazas, están los murmullos. “Renunció porque según quería dedicarse a x, pero realmente quiere y”; “se le ve demacrado, dicen que está enfermo y por eso mintieron del motivo de su operación”; “ya sabían dónde estaba. Lo agarraron ahorita porque vienen elecciones y porque ya negoció que no toquen a los suyos”.

Corría septiembre de 2004 cuando el entonces titular de la SEGOB, Santiago Creel, hizo su contribución más duradera a la política nacional al invitar a “dejar atrás la cultura del sospechosismo”. Aunque la academia se ha resistido a abrir los brazos del diccionario al peculiar término, la realidad es que a las y los mexicanos nos hizo perfecto sentido su existencia.

Si la cultura se define como el conjunto de modos de vida y costumbres, por supuesto que en este país existe tal cosa como la cultura del sospechosismo. Quizá sea un sinónimo informal de “desconfianza”, pero que conlleva una carga política muy particular: la idea de que en lo público no puede creerse.

Las traiciones políticas son tan viejas como las dagas que los senadores le clavaron a Julio César, pero en México la cosa va más allá: en un país donde el 70% de la gente dice que no se puede confiar en los demás, la desconfianza se ha vuelto parte del sistema. Y ese es un problema grave.

Ya en otras ocasiones hemos mencionado que el maestro Zygmunt Bauman definió la actual crisis global de la democracia como “el colapso de la confianza”. Desde luego que si existe tal nivel de suspicacia entre nosotros es porque no éramos ariscos, nos volvieron. Años de tradición oral, decepción ante la impunidad y amargas experiencias en carne propia, nos han curtido a ser recelosos. Pero aquí viene lo interesante: la desconfianza debería llevar al cuestionamiento, la reflexión y finalmente, al sentido crítico.

Sucede que el efecto es contrario: hoy, de acuerdo al barómetro de confianza de Edelman, que mide a 28 países (incluido México) confiamos más en “una persona como usted” que en oficiales de gobierno, directores de empresas y representantes de organizaciones civiles. Y ahí tenemos una dificultad seria: si nos creemos lo que dice mi amigo(a) de la primaria que no veo hace 20 años pero que me encontré en Facebook y le doy share a su noticia que relata como el líder norcoreano Kim Jong-un detonó 30 bombas nucleares y se ha declarado nuevo emperador del universo.

La duda, decía Borges, es uno de los nombres de la inteligencia. Y lo es, siempre y cuando esa duda no se quede en mero sospechosismo, pues dudar de todo pero creerse a pies juntillas las oleadas de “fake news” nos pone en el peor de lo mundos: el de los que no saben que no saben, y eso, paradójicamente, no lo sospechan.




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Dimes y Diretes: “Detener a Duarte no es un logro”

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Como era ya de esperarse, el día de ayer el presidente de todos, Enrique “Henry Monster” Peña Nieto, salió a presumir la detención de Tomás Yarrington y especialmente la de Javier “Ñoño” Duarte.

En su discurso, Peña Nieto, dijo que las detenciones de los dos ex gobernadores, eran un claro mensaje en contra de la impunidad en nuestro país. El tema aquí es que en realidad no es un logro para el gobierno mexicano, sino algo que les debería de apenar.

Sí, correcto, el gobierno mexicano actuó, en contra de uno de los políticos más corruptos y odiados en la historia del país, pero lo hizo tarde, algo que ha levantado una serie de sospechas.

En primera instancia, nunca se les debió de haber pelado Javidu, mismo que se fugó con ayuda de Flavino Ríos y quien sabe cuántos más funcionarios del gobierno de Veracruz y por qué no del gobierno federal. Celebrar la detención de Duarte es como celebrar cuando Joaquín “el Chapo” Guzmán fue reaprendido tras escapar de la prisión en el 2015.

Por otro lado, también empiezan los cuestionamientos sobre la reacción tardía de la PGR. Ayer la Fiscal General de Guatemala, dio a conocer que a pesar de que ellos ya tenían ubicados a “Ñoño”, las autoridades mexicanas le enviaron la solicitud de arresto hasta el 15 de abril, es decir el día que Javidu fue detenido.

Es vergonzoso que México, sea en las últimas dos semanas, titular en varios diarios internacionales por el arresto de ex mandatarios, dejen ustedes que fueran narcotraficantes o criminales. Al contrario, políticos, autoridades, que están envueltas en negocios ilícitos o son acusados de corrupción. Es por esto que digo, que no es un logro para nadie, será logro, pero para el pueblo mexicano, cuando Duarte este formalmente tras las rejas y con una sentencia de años en la cárcel.

¡Ahí Se Leen!




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La apatía queda fuera de nuestra lucha contra la corrupción

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“Todos somos parte de la solución en el combate a la corrupción”, parecía una sentencia tan desgastada en un contexto social y político, como el de México, basto de ejemplos escandalosos y recientes. Sin embargo, en Nuevo León están sucediendo cosas distintas.

Más allá de la voluntad política por erradicar la crisis endémica de la corrupción, son los propios ciudadanos quienes estamos ejerciendo el derecho a participar de manera activa y propositiva en la creación de nuevas herramientas que contribuyan a cambiar nuestra realidad y erradicar la impunidad.

Fue el pasado 9 de marzo cuando el Congreso del Estado aprobó la reforma constitucional que crea el Sistema Estatal Anticorrupción, luego de más de cinco meses de esfuerzos constantes de un grupo de ciudadanos, organizaciones civiles y cámaras integradas en la Coalición Anticorrupción.

En las reformas, en las que se incluyen el 90% de las propuestas de la Coalición, estamos demostrando que somos una ciudadanía participativa en busca de soluciones comunes para problemas que nos afectan a todos. Y si bien se trata del primer paso, ha sido preciso y acertado para tener leyes más eficaces.

¿Pero qué sigue ahora?, y ¿cómo puedo sumarme para que mi voz sea escuchada? Durante las próximas semanas, desde el Congreso local se estará legislando en la Leyes Secundarias del Sistema Anticorrupción, y tienen hasta julio de 2017 para culminar este proceso.




Y la demanda se apuntala con la exigencia nacional para que los sistemas estatales se lleven a cabo bajo el esquema de #ParlamentoAbiertoVSCorrupción. Esto es que los procesos legislativos se realicen bajo los pilares de transparencia y acceso a la información; participación ciudadana; rendición de cuentas y el uso de las tecnologías de la información.

Lo anterior es exigir que toda la información del proceso legislativo sea publicada de manera clara y oportuna vía online; que se realicen mesas de trabajo y audiencias públicas que fomenten la participación de los ciudadanos; que se explique con claridad los razonamientos sobre las leyes; y claro, transmitir las reuniones o encuentros de trabajo por medios electrónicos.

Es por eso fundamental que sigamos poniendo el ejemplo y dejemos la apatía fuera de esta lucha contra la corrupción, consideramos que se necesita la participación de todas y todos para dar legitimidad, transparencia y participación ciudadana a la reforma de estas ocho leyes.

Y también para cambiar nuestra realidad desde los entornos cotidianos diciendo “no a la corrupción”, recordemos que los grandes cambios inician desde casa, desde lo más básico de nuestros entornos.




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