Efecto Huracán

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Leyendo el periódico El Financiero, encontré una singular tira cómica que hacía alusión al Huracán Patricia de la siguiente manera: el cartonista mostraba una discusión de pareja que terminaba en un mar de lágrimas, describiendo que “terminar en depresión debería llamarse el efecto huracán”.

A pesar del registro de alrededor de diez mil damnificados, víctimas de este suceso meteorológico, “Patricia” no alcanzó a convertirse en “el huracán más poderoso registrado en la historia de México”, como se leía en algunos titulares el pasado viernes.

Aunque quizá México se “salvó” de la catástrofe pronosticada que pudo haber ocasionado un desastre natural como éste, en mi opinión, en el país sí se vive un “efecto huracán”.

Y aunque quizá México se “salvó” de la catástrofe pronosticada que pudo haber ocasionado un desastre natural como éste, en mi opinión, en el país sí se vive un “efecto huracán”.

Sin lugar a dudas, me refiero a la crisis de derechos humanos que atraviesa el país.

Casos como Ayotzinapa y Tlatlaya han puesto la lupa internacional en el acontecer mexicano y a 13 meses de la desaparición de los normalistas tenemos versiones encontradas, y un pueblo sediento por la verdad.

Casos como Ayotzinapa y Tlatlaya han puesto la lupa internacional en el acontecer mexicano y a 13 meses de la desaparición de los normalistas tenemos versiones encontradas, y un pueblo sediento por la verdad.

Aunado a esto, sabemos que no sólo son los 43 estudiantes desaparecidos los que nos faltan. De acuerdo a un reporte de la Secretaría de Gobernación y de la Procuraduría General de la República enviado al Senado en septiembre, el número de desaparecidos en México asciende a más de 25 mil personas.

Esta ola de casos nos tiene a los mexicanos en “depresión” y, definitivamente, en México no ha dejado de “llover”. Nos llueve violencia, nos devasta la impunidad y la inseguridad deja un sin fin de “damnificados”.

Esta ola de casos nos tiene a los mexicanos en “depresión” y, definitivamente, en México no ha dejado de “llover”. Nos llueve violencia, nos devasta la impunidad y la inseguridad deja un sin fin de “damnificados”.

Nos llueve también la crítica internacional. Como ejemplo reciente, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos señaló que la crisis de derechos humanos en México es grave, recalcando la existencia de una situación extrema de inseguridad y violencia en casos de desaparición forzada, ejecuciones extrajudiciales y tortura.

Además, el “huracán” no sólo se queda en señalamientos. Tan sólo la semana pasada el gobierno de Estados Unidos anunció un recorte de 5 millones de dólares a la Iniciativa Mérida.

Es a través de esta Iniciativa, que el país vecino destina recursos para el combate contra el narcotráfico en México. El mecanismo de cooperación se estableció en 2010 entre ambos países, sin embargo, el 15 por ciento del financiamiento está condicionado a una serie de requisitos. Uno de ellos es el respeto progresivo a los derechos humanos.

Ante esto, el gobierno mexicano ha declarado que el recorte es insignificante, y que “no impacta en las acciones de seguridad ni en la relación con Estados Unidos”.

El Senado, por su parte, reprobó públicamente el acontecimiento, mientras que Acción Nacional urgió al Presidente Enrique Peña Nieto a establecer el diálogo con el gobierno del país vecino para dar revés a la medida anunciada.

Insignificante o no, el mensaje por parte de nuestro mayor socio comercial es claro: el respeto, la promoción, la protección y la defensa de los derechos humanos es un tema clave y transversal que repercute en numerosos aspectos, incluyendo la seguridad. En cambio, de no mostrar avances y compromisos tangibles en la materia, habrá consecuencias.
Dicho de otra manera: “México, te estamos observando”.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

“Intimidades Públicas”: La “verdad” histórica de los 43

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“Hay para quienes la única verdad resultó ser mentira.”– Esolam

Hace más de un año, sucedieron los hechos lamentables de la noche de Iguala con la que empezaría un capítulo en la historia política y social de nuestro país que para muchos aún no concluye.

Conocer el verdadero paradero de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal de Ayotzinapa —los cuales para muchos aún se encuentran con vida— se convirtió en el principal reclamo de un sector de la población que sin conocer a fondo la situación, buscaba cualquier línea de investigación distinta a la estipulada por el gobierno.

Este problema escalo rápidamente la esfera local, y dada la gravedad de la situación, impactó al Gobierno Federal de una forma en la que nunca se recuperaría: se convirtió en uno de los principales aspectos por los que el gobierno federal de Enrique Peña Nieto ha sido fuertemente criticado.

Las críticas al gobierno se acentuaron cuando las investigaciones de un Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), difirieron de lo que meses antes el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, denominó como la verdad histórica.

Las críticas al gobierno se acentuaron cuando las investigaciones de un Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), difirieron de lo que meses antes el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, denominó como la verdad histórica: los normalistas no habían sido calcinados.

A decir verdad, el estudio por parte de GIEI arrojó distintas líneas de investigación, las cuales aún no han sido comprobadas. Pero independientemente de lo anterior, propiciaron un golpe devastador a la credibilidad de las instituciones del gobierno mexicano.

Aún no se sabe que fue lo que realmente sucedió durante esa trágica noche. Lo único que se sabe son los dos estudios —el de la PGR y el del GIEI— que contemplan conclusiones diferentes ante este mismo hecho.

Hoy es fecha que aún no se sabe que fue lo que realmente sucedió durante esa trágica noche. Lo único que se sabe son los dos estudios —el de la PGR y el del GIEI— que contemplan conclusiones diferentes ante este mismo hecho.

Lo lamentable es que cualquier grupo de personas o institución ajena al gobierno puede dejar en entredicho lo que este último expone. Esto no sólo refleja la débil percepción que existe hacia las instituciones gubernamentales de nuestro país, sino también la falta de credibilidad que tenemos hacia cualquier asunto que este mínimamente involucrado con lo público.

¿Y qué si la verdad histórica de la PGR resulta ser cierta? ¿Cambiará la percepción que tenemos hacia las instituciones gubernamentales de nuestro país?

Habrá que preguntarnos: ¿y qué si la verdad histórica de la PGR resulta ser cierta? ¿Cambiará la percepción que tenemos hacia las instituciones gubernamentales de nuestro país? Sinceramente creo que no.

Desafortunadamente, en México se ocupa mucho más que una serie de verdades para que dejemos de creer que son mentiras.

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“Intimidades Públicas”: #YaChole con la doble moral

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“Y es que no hay mayor cansancio que el de no hacer nada.”– Esolam

En los últimos días, se ha generado en redes sociales y diversos medios de comunicación una enorme polémica causada por un spot que la Presidencia de la República publicó —y después eliminó— en el cual se mencionaban mediante un diálogo entre dos trabajadores los logros de la administración federal a tres años de gobierno.

En el video, los dos trabajadores hablan de los beneficios que han brindado las reformas estructurales que se aprobaron en la Legislatura pasada, y que han impactado directamente la calidad de vida de los ciudadanos. Como ejemplo de ellos mencionan la disminución de las tarifas de luz, del costo de las llamadas de larga distancia, así como de la seguridad social de la cual ahora gozan más trabajadores.

La polémica se causaría debido a que casi al terminar el spot uno de los trabajadores le menciona al otro “Ya chole con tus quejas”, refiriéndose a que ya era suficiente quejarse de los “pocos” resultados que ha brindado al administración del gobierno federal.

Desafortunadamente, el mensaje que quería demostrar dicho spot quedó muy lejano a lo que explícitamente se mencionó. Ya que en lugar de alzar las bondades que han existido durante el lapso que ha gobernado la presente administración, generó que muchos ciudadanos se sintieran ofendidos y externaran la falta de sensibilidad del gobierno.

Lo preocupante de esta situación, es que la polémica llega a abonar a una crisis presidencial en la que su popularidad se encuentra muy por debajo de los índices que en comparación con otros sexenios la figura presidencial había tenido.

Hay algo que puede rescatarse de esta situación. Me refiero al hecho que de alguna u otra forma, pareciera que la democracia no satisface ni parece suficiente para la calidad de ciudadanos que suponemos ser.

Sin embargo, independientemente que el concepto que intentaron manejar no cumplió con su objetivo, hay algo que puede rescatarse de esta situación. Me refiero al hecho que de alguna u otra forma, pareciera que la democracia no satisface ni parece suficiente para la calidad de ciudadanos que suponemos ser.

Una supuesta calidad que nos permite quejarnos del gobierno y las labores que realiza el Ejecutivo, sin importar si en verdad otorgamos algo a cambio a nuestra comunidad. Con esto, no hago referencia a la polémica de que si es justo quejarse o demeritar las labores que realiza el Ejecutivo, ante esto cualquiera es libre de expresar su opinión, sino sobre la reciprocidad en los asuntos públicos que deberíamos tener como ciudadanos pero que no siempre se ejerce.

Sí, los mexicanos encajamos perfectamente en un concepto: la doble moral. Una doble moral, que nos hace exigir al máximo, pero sin otorgar nada a cambio.

Sí, los mexicanos encajamos perfectamente en un concepto: la doble moral. Una doble moral, que nos hace exigir al máximo, pero sin otorgar nada a cambio; que permite que nos quejemos de los ilícitos en lo público, pero que toleramos en lo privado.
Por eso, independientemente del mensaje equívoco que se envió con un spot, sirvió para generar una reflexión sobre lo que somos como ciudadanos, pero sobretodo, lo que deberíamos ser.

Deberíamos ser los ciudadanos que criticamos los desaciertos y áreas de oportunidad del gobierno, pero que también participamos activamente desde la sociedad civil, la iniciativa privada o incluso desde el propio gobierno para mejorar las cosas.

Deberíamos ser los ciudadanos que criticamos los desaciertos y áreas de oportunidad del gobierno, pero que también participamos activamente desde la sociedad civil, la iniciativa privada o incluso desde el propio gobierno para mejorar las cosas.

Por lo tanto, ya chole con criticar sin participar; ya chole de cansarnos sin hacer el mínimo esfuerzo; ya chole de hacer todo para no generar nada.

Ya chole con la doble moral de los mexicanos.

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Reflexión sobre la designación de Ministros en la Suprema Corte de Justicia

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Supremae legis servi sumus ut liberi esse possimus. (De la ley suprema siervos somos para poder ser libres.)
– Inscripción en latín en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, debajo del mural de José Clemente Orozco.

La preocupación sobre la politización de la Suprema Corte es generalizada en todo el país. Este noviembre concluyen su cargo dos ministros, la Min. Olga Sánchez Cordero y el Min. Juan Silva Meza, y corresponde al Presidente de la República, conforme a lo dispuesto en el artículo 96 de nuestra Constitución Política, presentar una terna con sus nominaciones al Senado de la República para que éste designe a los sucesores de los ministros salientes.

La preocupación sobre la politización de la Suprema Corte es generalizada en todo el país.

Grandes académicos, políticos y activistas han creado un movimiento social para exigir al Presidente Enrique Peña Nieto que incluya en su terna a personas con carrera judicial y que no pertenezcan a ningún partido político. Lo que se busca es que no se repita lo que sucedió el año pasado con la designación del Min. Eduardo Medina Mora, evento que significó el colmo de los colmos para evidenciar la prostitución de nuestro máximo órgano judicial a los intereses políticos del Gobierno Federal en lugar de a la legalidad (que conste que digo legalidad y no justicia, porque considero que nuestra Suprema Corte no busca proteger esta última, sino la primera; aunque éste es otro tema).

Grandes académicos, políticos y activistas han creado un movimiento social para exigir al Presidente Enrique Peña Nieto que incluya en su terna a personas con carrera judicial y que no pertenezcan a ningún partido político.

De entre todas las grandes personalidades y figuras públicas que integran e impulsan este movimiento social, se encuentra liderándolo el Lic. Alejandro Madrazo Lajous. Él fue quien en su momento también lideró el movimiento en contra de la designación del Min. Eduardo Medina Mora y es quien ahora exige que tengamos una Suprema Corte “sin cuotas, ni cuates”.

El Lic. Madrazo y otras decenas de miles de ciudadanos exigen al Presidente que no proponga candidatos por compadrazgo y con conflictos de intereses y al Senado, que tengan una auscultación abierta, que verdaderamente analicen detenidamente la terna y fundamenten y motiven a la ciudadanía la designación de los dos ministros que queden.

Su petición no sólo me parece pertinente, sino acertada, puesto que ya ha pasado antes que se ha “infiltrado” en la Corte una persona incapaz y con conflicto de interés (léase el Min. Medina).

En entrevista con El Universal TV, explica el Lic. Madrazo que precisamente el lema de “Una Suprema Corte #SinCuotasNiCuates” atiende a exigir que no se designen los ministros conforme a “cuotas” de los partidos políticos, ni a los “cuates” del Presidente. Suscribo con esta exigencia.

Pero no todos están de acuerdo con este movimiento social que ha cobrado tanta relevancia nacional. Entre los opositores, se encuentra el Mtro. Gerardo Laveaga Rendón, quien reclama en un artículo en Excélsior que proponer candidatos ante el Senado es facultad constitucional del Presidente y “nadie tendría porqué entrometerse para decirle a quién debe impulsar y a quién no”.

Pero no todos están de acuerdo con este movimiento social que ha cobrado tanta relevancia nacional.

Escribe el Mtro. Laveaga que tampoco está de acuerdo con las “cuotas”, como lo plantea el movimiento social en cuestión, y estima que se deben impulsar personas visionarias y con autoridad moral que cambien el rumbo de México a través de una Corte “vigorosa”.

Sin embargo, deja muy claro que para tomar estas decisiones están el Presidente y el Senado, no nosotros: “para eso los elegimos”, expresa.

La posición del Mtro. Laveaga sobre que necesitamos una renovación de la Suprema Corte, debemos de convertirla en una corte constitucional y no que trate asuntos menores y que requerimos ministros valientes que no tengan miedo de innovar en sus sentencias, es compatible con la mía.

Empero, difiero en que debemos dejarle el trabajo, así a ciegas, a los constitucionalmente facultados y abstenernos de presionar y exigir una terna decente. Y en esto coincide conmigo el Lic. Alejandro Madrazo, con quien conversando el día de ayer me dijo que “defender esto [que no debemos de exigir ni al Presidente, ni al Senado] sería decir que los ciudadanos debemos votar un día y callar seis años”.

Es por eso que en este sentido, no estoy de acuerdo con esta línea que postula el Mtro. Laveaga y apoyo públicamente el movimiento del Lic. Madrazo. Aunque quisiera apuntalar que las posturas de ambos no son incompatibles, sino difieren en dos únicos aspectos: el de presionar socialmente al Presidente y el de las características que deben tener los aspirantes a ministros.

El Mtro. Laveaga “apuesta a que el Presidente considerará” lo que el país necesita; el Lic. Madrazo, no (y justificadamente, en mi opinión, porque ya nos demostró nuestro mandatario en su designación pasada que no tiene los mejores intereses de la Corte y su legitimidad en mente).

Al Lic. Madrazo Lajous le gustaría que se propusieran en la terna a personas con carrera judicial, según lo ha dicho en varios medios. (Una persona con carrera judicial lo es si ha desempeñado varios cargos en los órganos jurisdiccionales y así ha adquirido experiencia, formación y conocimientos por los que tiene méritos.)

El Mtro. Laveaga “apuesta a que el Presidente considerará” lo que el país necesita; el Lic. Madrazo, no (y justificadamente, en mi opinión, porque ya nos demostró nuestro mandatario en su designación pasada que no tiene los mejores intereses de la Corte y su legitimidad en mente).

Al Mtro. Gerardo Laveaga no le gusta esta idea y preferiría que fueran propuestos candidatos más aventados, quizá de la academia, a que fueran magistrados o jueces, puesto que estos suelen ser muy cerrados. “De un juez o un magistrado espero rigor técnico; de un ministro, espero audacia e imaginación”, me platicó el día de ayer.

A mí me gustaría que un puesto lo ocupara un abogado de la academia y que el otro puesto lo ocupara un abogado litigante. Estaría muy bien tener dos perspectivas y visiones frescas que hacen falta en nuestra tan desgastada Suprema Corte. Indubitablemente, necesitamos ministros innovadores y no inflexibles.

A mí me gustaría que un puesto lo ocupara un abogado de la academia y que el otro puesto lo ocupara un abogado litigante.

Pero independientemente de las particularidades que estimemos todos que deben tener los nominados para ocupar el cargo de ministros, yo diría que podemos todos consensuar en que no pueden ser militantes de algún partido político, ni “cuates” del Presidente de la República.

Ustedes, ¿qué opinan?

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De la corrupción y sus males

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Según el Barómetro Global de la Corrupción de Transparencia Internacional en su última medición (2013), el 88% de los mexicanos percibimos que la corrupción es un problema frecuente o muy frecuente en nuestro país. Esto, sin contar la multiplicación de casos en la materia, de la medición a la fecha.

La crisis de corrupción en nuestro país es grave. Todos nos quejamos pero, ¿cómo nos afecta?

La crisis de corrupción en nuestro país es grave. Todos nos quejamos pero, ¿cómo nos afecta?:

De acuerdo a la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, este mal “socava la democracia y el Estado de Derecho, conduce a violaciones de los derechos humanos, distorsiona mercados, erosiona la calidad de vida, permite que el crimen organizado, el terrorismo y otras amenazas a la seguridad humana”.

En fin, la corrupción es un mal de males que corroe todo a su alrededor. Algunos indicadores nos muestran los siguientes datos sobre su impacto:

A la economía del país: De acuerdo al Foro Económico Mundial la corrupción “cuesta” a la economía mexicana alrededor del 2% del PIB.

A las empresas: Earnest and Young calcula que las empresas llegan a presentar pérdidas de entre 5 y 10 por ciento de sus ventas anuales en consecuencia de esta problemática.

A las familias: 14% del ingreso promedio anual de los hogares destinado a pagos extraoficiales, estima Transparencia Mexicana.

Expertos del Imco estiman que los mexicanos pagamos en promedio 165 pesos diarios por este mal, “como si fuera una especie de impuesto regresivo”.

A tí: Expertos del Imco estiman que los mexicanos pagamos en promedio 165 pesos diarios por este mal, “como si fuera una especie de impuesto regresivo”.

Observamos entonces una queja constante de la ciudadanía por los casos de corrupción en el país y en nuestra entidad, pero que en ocasiones se rige por dichos como “el que no tranza no avanza”, y se vuelve partícipe de la misma. Está quien pide la corrupción y quien la paga.

La impunidad está a la orden del día y se estima que sólo el 2% de los delitos en la materia son castigados, lo cual incide claramente en la repetición del acto.

Al final del día, somos parte del problema. Tan sólo en el 2013, el INEGI registró más de 4 millones de actos de pequeña corrupción: ¿quién pagó el “moche” o la “mordida”? ¿quiénes fueron partícipes del amiguismo y los conflictos de intereses?
Mientras tanto, la impunidad está a la orden del día y se estima que sólo el 2% de los delitos en la materia son castigados, lo cual incide claramente en la repetición del acto. Entonces… ¿Qué se está haciendo en México al respecto?

El 27 de mayo de 2015, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Reforma Constitucional en materia de combate a la corrupción que da paso a la creación del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA). El Congreso tiene 7 meses y 13 días para aprobar las leyes secundarias que permitan su implementación a nivel federal.

¿De qué trata?

Amplía las facultades de la Auditoría Superior de la Federación para que pueda revisar cuentas en tiempo real y fortalece la Secretaría de la Función Pública con un titular ratificado por el Senado. También crea nuevos organismos como la Fiscalía Especializada en delitos de Corrupción y el Tribunal de Justicia Administrativa, para sancionar a los servidores públicos involucrados en casos de corrupción; y se complementa con Comités que dan seguimiento puntual a la eficiencia del sistema.
El SNA representa un paso importante que solidifica a las instituciones ya existentes, mientras que surgen nuevos órganos para integrar una mejor estrategia. Aunado a esto, la reforma es uno de los principales compromisos para el segundo trienio del Presidente Enrique Peña Nieto.

No obstante, el SNA tiene áreas de oportunidad, especialmente en cuanto a la designación de los titulares de los organismos que integran el sistema. A nivel internacional se propone mayor autonomía para asegurar la efectividad del combate a la problemática.

Falta también un mayor esfuerzo en materia de prevención: en la educación a la ciudadanía mexicana para no ser parte del problema, en fin, cortar el ciclo vicioso.

¿Y Nuevo León?

El pasado viernes 9 de octubre, los miembros que conforman la Comisión Anticorrupción en el H. Congreso del Estado Nuevo León se congregaron para analizar las reformas que se requieren para implementar este Sistema en la esfera estatal. La reunión de trabajo contó con la presencia de representantes de Ciudadanos contra la Corrupción y Evolución Mexicana.

Sin embargo, no puedo dejar de recalcar que nuestro estado va rezagado frente a otros como el Estado de Morelos, que ya aprobaron o presentaron importantes avances en el proceso legislativo para implementar el sistema a nivel local.

Los cambios urgen, estemos al pendiente de la actividad de la presente legislatura al respecto.

“Corrupción” proviene del latín corruptio-onis. Que significa “la acción y efecto de corromper”.

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“Intimidades Públicas” – El Presidente menos aprobado: EPN

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“Y sin embargo en México, con la minoría ejerces una mayoría.” -Esolam

Durante las elecciones del 2012, el ambiente era completamente distinto a lo vivido en el 2006. No sólo se concretó una alternancia en el Ejecutivo, sino también, Enrique Peña Nieto, obtendría la Presidencia de la República con una diferencia —6.62%— suficientemente considerable, en comparación con el estrecho margen con el que Felipe Calderón obtuvo la victoria: sólo 0.56% de diferencia.

Si bien, el fantasma del PRI como partido político en el gobierno generó un costo político, no resultó fundamental para marcar diferencia en una contienda electoral que para muchos se antojaba más estrecha.

Si bien, el fantasma del PRI como partido político en el gobierno generó un costo político, no resultó fundamental para marcar diferencia en una contienda electoral que para muchos se antojaba más estrecha. Los comentarios sobre que “el viejo PRI” había regresado al poder eran constantes, en su mayoría, no por quienes vivieron las épocas en las que el partido hegemónico demostraba su poder ante un débil sistema político, sino por quienes inmersos en un sistema político plural, vieron esto como un retroceso en una transición democrática para que para muchos aún no termina.

Pero el primer día de gobierno sucedió un hecho inédito. Las principales fuerzas políticas de nuestro país, decidieron formar una agenda de reformas “estructurales”, cuya intención consistía en permitir transformar a nuestro país del rezago en el que se encontraba, y de esta forma, despegar a un nivel que no había podido concretarse debido a las diferencias políticas de la élite en el poder: fue así como se creó el “Pacto por México”.

La reforma educativa, en telecomunicaciones, en energía, entre muchas otras, eran pruebas tangibles de que la única convicción de la clase política era generar acuerdos.

El “Mexican moment”, como se denominó por el contexto internacional, brindaría esperanza por primera vez en mucho tiempo de que las cosas sí podían cambiar. La reforma educativa, en telecomunicaciones, en energía, entre muchas otras, eran pruebas tangibles de que la única convicción de la clase política era generar acuerdos.

… Momento en el que la Presidencia de nuestro país se encuentra castigada, no sólo por los motivos políticos que carga desde su campaña electoral, sino también por una serie de factores que han impactado gravemente su credibilidad ante los mexicanos.

Hoy, tres años después, parece ser que vivimos el “President moment”. Sí, un momento en el que la Presidencia de nuestro país se encuentra castigada, no sólo por los motivos políticos que carga desde su campaña electoral, sino también por una serie de factores que han impactado gravemente su credibilidad ante los mexicanos.

Algunos de ellos, causados por una serie de factores externos a la propia soberanía de nuestro país. Pero muchos otros, causados por una enorme falta de comunicación política eficiente que permitiera llevar mensajes institucionales donde los merecía.

Independientemente de las posibles mil causas y de los debates que se puedan derivar lo anterior, la realidad es que al día de hoy, el Presidente Enrique Peña Nieto se encuentra con una aprobación que ronda entre los 30% y 40% —cifras que dependen de la casa encuestadora— por sus gobernados.

Aunque el crecimiento del PIB no ha sido el pronosticado, hemos tenido un crecimiento mínimo sostenible en comparación con el sexenio de Calderón. Entonces, ¿cuál es el problema?

Lo anterior pudiera no ser tan sorprendente si hubiera un problema específico como en otros sexenios. Ni tenemos una devaluación considerable como con Zedillo —el peso se devaluó frente al dólar en la presente administración, pero tenemos la menor inflación histórica de país—, ni tenemos altos índices de violencia como en los años más crudos de la administración de Calderón —que si bien existen índices que han crecido, la mayoría se encuentran por debajo cuando sucedía la guerra contra el narcotráfico— ni mucho menos tenemos un problema macroeconómico grave, aunque el crecimiento del PIB no ha sido el pronosticado, hemos tenido un crecimiento mínimo sostenible en comparación con el sexenio de Calderón. Entonces, ¿cuál es el problema?

Habrá quienes puedan refutar lo anterior, pero sin importar la polémica que esto pueda generar parece ser que el problema es uno mucho mayor: la falta de credibilidad en la Presidencia y sus instituciones.

Ante este escenario, en la vida cotidiana pasa a segundo plano si el Presidente logra generar una acción determinante en su gobierno, el común denominador es que causa una indiferencia a los ciudadanos, los cuales han generado una percepción muy difícil de cambiar.

En fin, la aprobación de un Presidente sobre su gobierno, es causada —en su mayoría— en la percepción que la población tiene sobre él. Con esto, no quiero decir que el Presidente sea un buen o mal gobernante, sino que la capacidad que tiene un gobierno para generar credibilidad sobre sus gobernados, es aún más importante que generar acciones positivas durante su administración.

Sólo espero, que sin importar quien gobierne, entendamos que la percepción política no daña a una figura política ni a un gobierno, daña a quienes sin importar causas o determinaciones, la ponemos por encima como método implícito de aprobación política.

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Sin confianza, no hay gobierno

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“La confianza es algo que si dejamos que se erosione termina derrumbando al gobierno más poderoso.”
– Stephen M. R. Covey

Del 29 de septiembre al 8 de octubre del presente año, se llevaron a cabo las comparecencias en el Senado de la República de diferentes secretarios con motivo del Tercer Informe de Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto.

Fueron unos días de mucha tensión. Los senadores de todos los partidos políticos, menos el PRI y el Verde, por supuesto, aprovecharon para increparle face à face al gabinete presidencial todo lo que habían ignorado y negado en los medios.

Acudieron a comparecer al Senado los titulares de la Secretaría de Gobernación, de la Secretaría de Educación Pública, de la Secretaría de Relaciones Exteriores, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y de la Procuraduría General de la República. Pero de entre todas estas comparecencias, la que me pareció más intensa fue la del Srío. Miguel Ángel Osorio Chong.

Lo que hizo a esta comparecencia la más intensa de todas, fue el careo entre el Srío. Osorio Chong y la Sen. Layda Sansores San Román. Me emocionó bastante el discurso de la senadora en la tribuna, en la que increpó muy fuertemente al secretario. Fue un discurso fortísimo, pero increíblemente preciso, atinado, acertado, pertinente y afortunado. Nadie pudo haberlo dicho mejor. Cada segundo de los cinco minutos y medio que duró el discurso, la Sen. Sansores San Román me tuvo asintiendo con la cabeza y aplaudiendo. (Ver el video aquí: Tunden a Osorio Chong en el Senado).

La senadora le reclamó, directo y a la yugular, al Srío. Osorio Chong por la corrupción, por sus mentiras…

La senadora le reclamó, directo y a la yugular, al Srío. Osorio Chong por la corrupción, por sus mentiras, por el nombramiento de Arturo Escobar —el antes vocero del Partido Verde— como subsecretario de Prevención del Delito, por el conflicto de intereses con Grupo Higa, por la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa… y le dijo algo que le debió de haber dolido: “Peña Nieto no lo respeta”. ¡Auch!

La exigencia principal de la Sen. Sansores San Román fue que renunciara. A esta exigencia y a los reclamos mencionados, se unieron los senadores de los distintos grupos parlamentarios. Entre ellos destacando los del PAN, que expusieron pancartas en las que agregaban a sus reprimendas el lema: #SinConfianzaNoHayGobierno.

#SinConfianzaNoHayGobierno. Este lema me pareció excelente porque resume en un hashtag todo lo que representa el gobierno peñanietista: desconfianza.

Este lema me pareció excelente porque resume en un hashtag todo lo que representa el gobierno peñanietista: desconfianza.

Y es una desconfianza generalizada provocada por sus escándalos cada semana de corrupción y de conflictos de intereses, por los delitos cometidos por las fuerzas del Estado, por los asesinatos a periodistas, por la decadencia del peso frente al dólar, por la falta de capacidad intelectual del presidente, por las mentiras históricas fabricadas por los órganos de gobierno encargados de defender la verdad… Esta administración es un verdadero “desgarriate”, citando a la Sen. Sansores San Román, de verdad que “ni cómo ayudarles”.

De acuerdo a una encuesta realizada en agosto del presente año por Grupo Reforma, el 82% de la población desconfía de los partidos políticos, un 70% desconfía de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, un 60% desconfía de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y un 66% desconfía del Presidente de la República. ¿Qué tal?

Es bastante preocupante que las instituciones más importantes de un régimen (supuestamente) democrático como el nuestro tengan altísimos niveles de desaprobación y desconfianza de parte de la ciudadanía. Así, ¿cómo podemos hablar de un Estado de Derecho? ¿Cómo podemos hablar de un verdadero gobierno?

Platicando el día de ayer con la senadora independiente Martha Tagle, quien coincide en el contenido del discurso de la Sen. Sansores San Román, aunque “no en las formas”, me dijo que considera que “el cargo le queda grande a Osorio Chong”. Le pregunté: “En una frase, ¿cómo describirías la administración del Presidente Peña Nieto?” A lo que me contestó: “Ineficiente, negligente y corrupta”.

Le pregunté: “En una frase, ¿cómo describirías la administración del Presidente Peña Nieto?” A lo que me contestó: “Ineficiente, negligente y corrupta”.

Suscribo con la opinión de estas valientes mujeres.

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Fuentes:

• Grupo Reforma. Encuesta nacional de Gobierno y Política. 2015.
• Senado de la República. Versión estenográfica de la comparecencia de Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación, dentro del análisis del Tercer Informe de Gobierno del Presidente de la República: Primera Parte. 2015.
• Aristegui Noticias. Video de la intervención de Layda Elena Sansores San Román en la comparecencia de Miguel Ángel Osorio Chong: en Youtube. 2015

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