Es difícil no hablar de noticias relacionadas con el coronavirus a estas alturas de la contingencia, pero eso no quiere decir que México no está pasando por otras situaciones. Desde febrero de este año, Andrés Manuel López Obrador, la CONAGUA y agricultores de Chihuahua han tenido roces y discusiones por el cumplimiento del Tratado de Aguas Internacionales de 1944.
Este Tratado regula el agua de los ríos Bravo, Colorado y Tijuana entre México y Estados Unidos, y acuerda que cada país tiene que otorgarle al otro cierta cantidad de agua al año. Sin embargo, este año, de los estados que tienen que coordinar el transporte del agua, Chihuahua ha sido el que ha tenido más problemas debido a que las presas no cuentan con el suficiente recurso para cumplir con el Tratado y abastecer al mismo tiempo a los agricultores de la región.
En julio, el gobierno federal mandó a la Guardia Nacional a resguardar la presa “Las Vírgenes” para realizar la extracción del agua, y esto desató conflictos físicos entre la policía y los agricultores que se oponían a este acto. También hubo manifestaciones en la capital del estado para llamar la atención del gobierno de Chihuahua y pedir la intervención de Javier Corral ante el presidente. Fue hasta hace dos días que Corral se reunió con los representantes de los módulos de riego y pidieron públicamente a CONAGUA una respuesta a las peticiones de la detención de la extracción del agua. Y de no obtener esta respuesta, Corral y los representantes irían a la Ciudad de México a hablar con López Obrador. Por otro lado, Andrés Manuel afirma que nadie se va a quedar sin agua y que México tiene que cumplir con el Tratado a toda costa.
A pesar de que si se tiene que cumplir el Tratado o no, lo que está pasando entre los chihuahuenses, el gobierno estatal y el gobierno federal es una clara falta de comunicación, coordinación y cooperación. Cuando AMLO decide mandar a la Guardia Nacional sin prestar atención a los llamados de los agricultores, o si quiera consultarlos, como tanto le encanta hacer, está demostrando que no cree en lo que él alguna vez dijo: “el pueblo es sabio”.
Declarar sin evidencias que sí va a haber agua mientras las presas están prácticamente vacías, es obligar a la gente a creer ciegamente en su discurso y poner en riesgo los ciclos de cultivo que sostienen una gran parte de la economía del estado. Y no solo es poner en riesgo la economía, sino también el sustento de miles de productores y agricultores que probablemente no tengan otra manera de ganar dinero. Javier Corral tiene que asegurarse de que la reunión con AMLO sí suceda, y que se pueda llegara un acuerdo pensando siempre primero en los chihuahuenses. Claro que cumplir con Estados Unidos también es de suma importancia, pero cuando se tiene de por medio a tu propia gente no puedes ignorarlos sin tener un plan de respaldo en caso de que las promesas de bienestar no se cumplan.