Son las redes, no los individuos: Caso Lozoya y el combate a la corrupción

Comparte este artículo:

En el 2008 con la llamada “Guerra Contra el Narco”, la cual es un ejemplo obligado de la falta absoluta de evidencia científica en una estrategia pública, y simplemente estuvo centrada en capturar (o intentar) a grandes capos del crimen organizado, sin embargo, esto tuvo como resultado una fragmentación de las células criminales, lo que generó mayor violencia debido a la confrontación por el control de plazas entre diversos grupos del crimen organizado, diversificación de delitos violentos y nuevas formas para evitar ser controlados. ¿Cuál fue una de las grandes lecciones de esa tragedia? En primer término, que un fenómeno tan complejo como es la violencia (y la corrupción) no puede ser combatido con estrategias reactivas que reducen el problemas a simples afirmaciones, sino que toda política púbica debe atender las causas y aristas que perpetúan su crecimiento o proliferación. En segundo término, una estrategia contra el crimen organizado y la violencia tiene que ser integral. 

Las organizaciones criminales sobreviven y crecen gracias a los flujos de recursos financieros, políticos y empresariales que generan, mismos que crean grandes redes, tanto nacionales como internacionales, en los cuales convergen diversos tipos de delitos. A lo anterior se le denomina “redes de macrocriminalidad”,  y estas tienen diversos elementos como “la cantidad de sujetos que cometen el delito, cantidad de víctimas, diversidad de móviles, multiplicidad de conductas punibles que generan una cadena de delitos y extensión territorial de los delitos cometidos, que pueden traspasar dos o más entidades federativas en un Estado, o dos más Estados” (Vázquez V. Luis Daniel, 2019, p. 56). Y en esto radica un punto central: no se puede pensar que eliminando a las cabezas se termina este tipo de problemas, y todos los esfuerzos deben estar centrados en la eliminación de las redes de macrocriminalidad que son el principal andamiaje, tanto de la violencia por el crimen organizado cómo de la corrupción. El caso Lozoya nos deja ver una alta probabilidad de cometer el mismo error que en el 2008. 

La corrupción ha sido, y aún es, uno de los grandes problemas de nuestro país. Esto no es nada nuevo, y han pasado diversas administraciones y promesas y reformas y detenciones, pero la corrupción continúa en índices alarmantes, escándalos públicos y ciudadanía secuestrada bajo un fenómeno complejo y sumamente arraigado en las instituciones de nuestro país. De acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción, México se encuentra en la posición 138 de 180 países evaluados y el Índice de Capacidad de Combate a la Corrupción 2019, nos sitúa en el lugar 6 de 8 países evaluados en America Latina. Esto nos deja ver, a grandes rasgos, la dimensión de este fenómeno que tiene diversos factores de origen. La organización Transparencia Internacional define corrupción como “el abuso del poder público para beneficio privado”, y esto es importante porque las estrategias y políticas públicas deben atender sus orígenes y fines. 

La corrupción en México persiste debido a que no sólo se trata de funcionarios corruptos sino de redes complejas que han permitido y protegen a este tipo de funcionarios. El caso de Emilio Lozoya puede ser una oportunidad para desmantelar este tipo de redes, ya que desde el inicio de esta administración, todo indicaba con la detención de Rosario Robles, por la triangulación de recursos públicos en universidades para la contratación de empresas inexistentes (fantasmas), que López Obrador estaba cometiendo el mismo error de no entender lo que sus antecesores nunca entendieron (o no quisieron entender). 

Lozoya puede ser una herramienta importante para establecer nuevas formas de investigación y litigación de casos de corrupción; como bien escribió Edgardo Buscaglia en su libro Vacíos del Poder en México que un “catalizador para que un tsunami de causas ligadas a la corrupción político-administrativa empiece a fluir a través de procesamientos judiciales en México es una ley o programa especializado de protección de testigos y denunciantes para casos de corrupción (2015, p. 119). Esto sería ideal para aquellos que están dentro de estas redes que debido a la influencia de estos poderes fácticos puedan denunciar y ayudar a construir casos que las autoridades pueden llevar ante la justicia. Sin embargo, esto no es todo. 

Es imperativo combatir estes redes proceder a desmantelarlas, pero es igual de fundamental que una vez detectadas las formas de operación ilícita, se proceda a reformas o reformulaciones institucionales para evitar que vuelvan a suceder. Si bien ahora contamos con una política nacional anticorrupción, esta debe estar orientada en esta evidencia. Así como es importante perseguir los delitos en materia de corrupción que se comenten, desmandarlas las redes y generar mecanismos para la prevención, es muy importante incluir en la discusión a la impunidad, la cual genera un ciclo de repetición de conductas ilegales. Es equívoco combatir la corrupción sin combatir de igual manera la impunidad. Tenemos que reconocer la existencia de “redes macrocriminales que usualmente operar desde el interior de instituciones públicas y privadas de varios Estados” (Salcedo-Albarán y Garay-Salamnaca, 2016, p. 175) y este caso en cuestión puede convertirse en el punto de inflexión para tener una verdadera estrategia de combate a la corrupción. Ahora la carga se encuentra en la Fiscalía General de la República y es una prueba de la cual estaremos atentos. Ahora o nunca entendemos que estamos ante una oportunidad o el mismo error de siempre. 

Pandemia ha aumentado riqueza de multimillonarios y dejaría más de 50 millones de pobres en AL: Oxfam

Comparte este artículo:

Esta columna es parte del análisis Altius Consultores para orientar en la toma de decisiones. Consulta este y otros temas haciendo clic en https://bit.ly/Reporte19 

De acuerdo con el informe ¿Quién paga la cuenta? de la organización Oxfam, la pandemia de COVID-19 ha propiciado que la crisis económica y desigualdad en América Latina y el Caribe se agudice en los últimos meses. 

El reporte indica que desde mediados de marzo, la riqueza de las personas multimillonarias de la región ha crecido un 17%, es decir 48,200 millones de dólares. 

Además, en este mismo periodo “han aparecido 8 nuevos multimillonarios en la región, es decir uno nuevo cada dos semanas”. 

En contraparte, el informe de Oxfam calcula que la pandemia dejará hasta 52 millones de personas en pobreza y se prevé que 40 millones perderán sus empleos durante lo que resta del año. 

Refiere que “la limitada capacidad de los gobiernos de la región para contener la pandemia se debe a los elevados niveles de desigualdad y de pobreza preexistentes a la crisis, junto con la alta informalidad y unas administraciones públicas con recursos insuficientes”. 

“Es claro que la crisis no nos afecta por igual, hay quienes han perdido mucho y, aun así, continúan aportando con cuidados, trabajo e impuestos a este esfuerzo común (…) Esta crisis no pueden pagarla los de siempre. Es el momento que quienes concentran la riqueza y las grandes empresas que están generando importantes ganancias en medio de la crisis, contribuyan mucho más al esfuerzo de todos y todas”, se lee en el informe.

En concreto lo que propone Oxfam es:

  1. Impuesto extraordinario a las grandes fortunas. 
  2. Rescates públicos a grandes empresas con condiciones: que no tengan presencia activa en paraísos fiscales, que hagan pública su actividad financiera y demuestren no tener vínculos con gobernantes.
  3. Impuesto a los resultados extraordinarios de grandes corporaciones. 
  4. Impuesto digital.
  5. Reducir la carga tributaria de hogares empobrecidos. 

El informe de Oxfam nos revela que la crisis por el Covid no afecta a todos por igual. Mientras quienes menos tienen se han visto más afectados, quienes concentran las grandes riquezas no solo no han visto mermadas sus fortunas, sino que han podido aprovechar la situación para acrecentarlas. 

La propuesta del organismo de impulsar una reforma tributaria para cobrar impuestos a quienes más tienen, es una medida que muchos especialistas han puesto sobre la mesa, sin embargo, los gobiernos y en el caso específico de México, se rehúsan a adoptarla por las repercusiones políticas que tiene el tema entre la población. 

La discusión internacional de la necesidad de reformas fiscales que cobren impuestos justos a grandes fortunas y herencias, evitando la evasión y los paraísos fiscales no es nueva, pero ciertamente se intensificará ante las afectaciones económicas que está dejando la pandemia.

Los datos de pobreza y desempleo que ofrece Oxfam son desoladores. 50 millones de nuevos pobres en la región equivale a más del doble de la población de Chile o casi la mitad de la población de México, mientras que los 40 millones de desempleados pueden compararse a la totalidad de la fuerza de trabajo mexicana.

Dentro de poco tendremos que dar cuenta de la tragedia social que dejará el coronavirus a su paso. Esto requerirá el diseño e implementación urgentes de nuevas políticas fiscales, productivas y redistributivas.

El progresismo ¿la clave para el boom económico?

Comparte este artículo:

¿Qué es el progresismo? ¿qué busca? Muy seguido, se muestra la batalla entre conservadores y progres en las redes sociales, donde se tiende a olvidar que el progresismo tiene como objetivo buscar el desarrollo social en todo los sentidos, y lo ha sabido hacer bien en América Latina. En la arena demográfica, la reducción de la tasa de fecundidad y el otorgamiento de las herramientas para la planificación familiar, han sido estrategias progresistas que a la larga buscan la economización de los recursos y una mejor calidad de vida para las familias en la región. 

Las políticas progresistas han traído consigo una baja en la tasa de fecundidad en América Latina por medio de la popularización del uso de anticonceptivos. Entre 1950- 1955, se contemplaba un promedio de 5.8 hijos por mujer en la región, mientras que en el periodo de 2010- 2015, este número se redujo a 2.1 hijos. Este drástico cambio en el tamaño de la familia, se debe, entre otros factores, a la popularización de métodos de planificación familiar tras la habilitación de tres filtros. El primero, es su difusión y comercialización en farmacéuticas con el paso de los años. Segundo, la implementación de políticas públicas de salud que los vuelven de acceso gratuito para la población (el caso de países como Argentina, Brasil y México). Y tercero, como factor más importante y retador para la agenda actual; la aceptación cultural de los anticonceptivos como medio de planificación familiar entre las sociedades de América Latina. De esta manera, los esfuerzos de políticas progresistas han logrado su cometido con la constitución de familias más pequeñas que viven mejor. Y aunque la población tenga la última palabra al decidir usar anticonceptivos o no, sigue siendo de vital importancia que los métodos sean accesibles para ejercer una libertad sexual. 

Habiendo dicho lo anterior, respecto a la baja en el número de hijos por mujer durante los últimos años, aún queda mucho por hacer para proteger a los grupos poblacionales más vulnerables; es decir, quienes tienen el menor acceso a la educación. En el año de 2010, solo 6% de las mujeres con más de 13 años de educación, eran madres antes de los 19 años, comparado con el 59% de las mujeres con entre 5 y 8 años de educación, que ya eran madres antes de la misma edad. Esto habla de la correlación entre la falta de acceso a la educación y la creación de madres adolescentes, que en muchos casos llevan a término embarazos no deseados. Además, América Latina tiene las más altas cifras en embarazos adolescentes, únicamente por debajo de África Subsahariana. Es triste y complicado, ver que aunque haya esfuerzo público en pro de la planificación desde el sector salud, estos no son suficientes para contener que las adolescentes latinoamericanas se vuelvan madres en un ambiente donde falta la inversión en la educación, un ambiente falto de información, que no imparte suficiente formación sexual.

Ahora, retomando la importante reducción en la tasa de fecundidad, es importante mencionar que estos cambios en la dinámica demográfica latina, han traído consigo una reducción en la proporción de niños y de adultos mayores, respecto a la de personas en edad adulta. A este fenómeno, se le conoce como el “bono demográfico” y se refiere a la época en que la fuerza laboral es tan grande, que si se aprovecha bien (proporcionándole suficientes oportunidades de trabajo), puede contribuir mucho al desarrollo económico de una nación. Este bono demográfico no habría sido posible de no haberse visto una reducción clara en el número de hijos por mujer, desde varios años atrás. De esta manera, una baja tasa de fecundidad, lleva a la posibilidad de consolidación de una fuerza laboral más grande en número, y a la reducción del volumen de la población infantil que representa un gasto gubernamental puesto que deben proporcionárseles oportunidades educativas.

Es así que, las políticas progresistas en el sector de salud que impactan directamente en la planificación familiar de América Latina, han llevado a la constitución de familias más pequeñas por medio de recursos como el suministro de anticonceptivos. Sin embargo, dichos programas no han logrado reducir el número de embarazos adolescentes de manera considerable, y es que esto se debe a la mencionada falta de educación sexual y a su permeabilidad en la cultura latinoamericana. En la actualidad, es importante reconocer que la región se encuentra en una época clave para el “boom” económico, puesto que cuenta con más fuerza laboral activa que nunca; sin embargo, es cuestión de que la situación se conjugue con posibilidades de otras arenas como el panorama económico mundial y su consecuente inversión en los sectores que generen empleos en abundancia y dignidad.

Los datos son de: UN DESA 2015  y ONU Mujeres, 2017

Eligen a México para ser miembro no permanente del Consejo de Seguridad por dos años

Comparte este artículo:

Con 187 votos a favor, 5 abstenciones y ningún voto en contra, México fue elegido como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para el periodo 2021-2022.

“Tengo el honor de informar que México ha sido electo por 187 votos miembro del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas. Gran reconocimiento a nuestro país en todo el mundo. Enhorabuena!!!!”, tuiteó el canciller Marcelo Ebrard.

La candidatura fue presentada por la administración del ex presidente Enrique Peña Nieto y continuada por el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

La Asamblea General de las Naciones Unidas celebró hoy la elección de 5 de los 10 miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, uno de África, uno de Asia, uno de América Latina y el Caribe y dos de Europa.

Por otro lado, también se eligió al presidente de la Asamblea General y a los miembros del Consejo Económico y Social.

En una sesión sin reunión plenaria debido a la pandemia por el coronavirus, los representantes de los países miembros de la ONU acudieron uno por uno a colocar sus votos en las tres diferentes urnas.

Cabe recordar que en 2019, México recibió el apoyo de América Latina y el Caribe para aspirar a formar parte del Consejo de Seguridad.

Ebrard explicó que buscarán dar una perspectiva a la política exterior feminista, por lo que este tema formar parte del programa de México en el Consejo de Seguridad.

Además se quiere limitar el veto de los cinco miembros permanentes en el Consejo, una iniciativa impulsada tanto por México como por Francia y hasta ahora 105 países se han sumado al planteamiento.

El Consejo de Seguridad tiene 15 miembros, 10 no permanentes y 5 permanentes, y cada uno tiene un voto, sim embargo, los cinco miembros permanentes del Consejo que son China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos, tiene el poder del veto, con lo que cualquier resolución puede ser rechazada, aunque todos los demás miembros la voten a favor.

El Consejo tiene la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacional.

ONU alerta crisis alimentaria.

Comparte este artículo:

La Organización de Naciones Unidas (ONU) alertó el día de ayer, sobre una crisis alimentaria mundial como consecuencia de la pandemia de coronavirus que afectaría a centenares de millones de niños y adultos. 

Además estimó que en América Latina sumarán 20 millones las personas en situación de inseguridad alimentaria.

“Nuestros sistemas alimentarios ya no funcionan y la pandemia de COVID-19 agrava la situación”.

Alertó el secretario general de la ONU, António Guterres durante el comunicado que acompaña un informe del organismo, en el que recuerda que más de 820 millones de personas no comen o pasan hambre. 

Además advirtió que 49 millones de personas podrían caer en la extrema pobreza debido a la crisis causada por la pandemia, 

Exhortó a proteger a los trabajadores alimentarios, preservar la ayuda humanitaria y reforzar el apoyo a la industria y el comercio del sector con el propósito de evitar una interrupción de las cadenas de distribución. Instó a acentuar los programas nutricionales y brindar ayuda a niños que ya no tienen acceso a comidas escolares.

El subdirector general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Julio Berdegué, estima que si la Comisión Económica para América Latina estima un aumento de pobreza de 16 millones de personas en 2020 respecto del año pasado, unos 20 millones estarán en situación de inseguridad alimentaria en la región, lo que implica un retroceso de 15 años en la lucha contra el hambre.

En entrevista para el diario español El País, Berdegué explicó que no se trata de un problema de falta de comida en la región, sino de que no hay dinero para comprarla, lo que incrementará la inestabilidad social y política.

 

 

(Con Información de La Jornada) 

Del puente a la Alameda

Comparte este artículo:

A la flor de la canela, menudo pie la llevaba por la vereda que se estremecía al ritmo de su cadera. Así inmortalizó la compositora peruana Chabuca Granda en su canción “La flor de la canela” a una mujer que veía caminar felizmente y con elegancia por las calles de Lima a mediados del siglo pasado.

Una mujer caminando, un río, una banqueta, que en Perú le llaman vereda, y un espacio público. Hasta la fecha, la ecuación se repite en muchas ciudades de América Latina y Monterrey no es la excepción. 

¿Qué pasa si a la ecuación le quitamos una o algunas de sus variables? 

En días reciente, sobre la Avenida Constitución, se inició la demolición de los puentes Cuauhtémoc y Pino Suárez en su cruce con el río Santa Catarina.  Este trabajo ha generado molestias y cambios de ruta entre automovilistas. Para los que se mueven en auto se eliminó una de las variables de la ecuación, para otros, la ecuación estaba incompleta desde hace años.  

A diario, cientos de personas, que desde el auto son invisibles, cruzaban a pie, principalmente por el Puente Pino Suárez, de la Colonia Independencia al centro de la ciudad con destino a trabajos, paradas de transporte público, compras y diversas actividades que se pueden satisfacer en el centro de Monterrey, incluyendo ir a pasear a la Alameda. 

El recorrido, desde antes de la demolición de los puentes, no era romántico como en una canción. 

Para llegar a la Alameda, una persona caminando, tenía que esquivar autos y camiones por el arroyo vehicular del puente ya que en tramos se esfumaban las banquetas. Después, si optaba por utilizar un terrible y olvidado puente peatonal, tenía que incrementar más de trescientos metros el recorrido, subir y bajar escaleras y pasar por zonas oscuras, sucias, llenas de matorrales y tramos inaccesibles para algunas personas. Y al final, le esperaba un crucero continuo de autos a toda velocidad sin ninguna consideración por peatones. De las banquetas y cruces peatonales para llegar a la Alameda ni siquiera hablaré. 

Uno de los efectos de la pandemia por COVID19 en muchas ciudades del mundo, incluyendo ciudades del país, ha sido modificar la movilidad y dar mayor importancia al espacio peatonal, al transporte no motorizado y reducir el uso del auto privado. Algunas ya lo estaban haciendo y la pandemia sólo aceleró el proceso.

Ampliar banquetas para mejorar la sana distancia, implementar ciclovías temporales y permanentes que ayuden a reducir la saturación en el transporte, reducir la velocidad en las calles y propiciar el comercio y el trabajo de cercanía han sido algunas de las medidas tomadas en diversas ciudades como preparación para una nueva normalidad. 

Los puentes de Pino Suarez y Cuauhtémoc se construirán de nuevo, la pregunta es si serán de nuevo con una marcada preferencia a mover autos o se aprovechará el momento para reconstruir con justicia social y se dará preferencia a peatones y ciclistas para unir con dignidad dos zonas de la ciudad que tan solo las divide un río. 

En rediseñar los puentes para conectar de manera segura, a pie o en bicicleta, la colonia Independencia con el centro de la ciudad puede estar la bienvenida a una nueva visión de movilidad o regresar a la miopía urbana que solo sabe mover autos y olvida que las ciudades se pueden conectar de manera sostenible. 

Si los nuevos puentes no se pueden cruzar de manera segura caminando, no habrá nueva normalidad, será la misma que ya conocemos y se habrá perdido la oportunidad de probar que una ciudad caminable es posible. 

En el aprovechamiento correcto del espacio público está la posibilidad de tener un feliz recorrido del puente a la Alameda en cualquier medio de transporte o que siga siendo un privilegio para los que van en auto, imposible si se quiere hacer en bicicleta o un suplicio para quienes lo hacen a pie. 

Bienvenidos a la nueva Doctrina del Shock

Comparte este artículo:

El Coronavirus ha logrado posicionarse como el generador de paranoias número uno a nivel global. Las compras de pánico, las protestas y ataques al personal médico, no son más que el resultado del miedo a la incertidumbre que hemos respirado estos últimos meses, miedo a no saber que pasará mañana, miedo a salir a comprar comida y e infectarse, y, sobre todo, miedo a infectar a nuestros seres queridos o personas con condiciones que los hagan más vulnerables al virus. 

Mientras la atención de la mayoría está centrada en los noticieros o en la actualización del número de contagios y muertes alrededor del mundo, muchos gobiernos han aprovechado el miedo y la paranoia para tomar medidas o acciones que, en cualquier otro escenario, hubieran resultado imposibles. El término “Doctrina del Shock” fue acuñado por la periodista Naomi Klein(2008), para describir el escenario mediante el cual, los gobiernos eran capaces de implementar políticas que de otra forma serían rechazadas por la ciudadanía. Si bien Klein hacía referencia a políticas económicas en países con modelos de libre mercado, lo cierto es que podemos aplicar perfectamente su teoría al campo de la democracia; en un estado de vulnerabilidad, los sujetos aceptan cuestiones y reformas que de otra forma rechazarían de manera radical.

 Tomemos el ejemplo del gobierno de Nayib Bukele, en El Salvador. Desde el miércoles 11 de marzo, cuando el país centroamericano declaró emergencia nacional por el coronavirus, Bukele ha implementado estrictas medidas de cuarentena, como autorizar a los militares el arrestar y enviar a los “centros de cuarentena” del gobierno a cualquier persona que infrinja las nuevas medidas, decomisar vehículos, e incluso entrar las casas de gente “sospechosa” de contagio.  Aún cuando la Corte Suprema de Justicia de El Salvador declaró que dichos arrestos eran inconstitucionales y ordenó la suspensión de estos, Bukele se negó y los soldados permanecieron en las calles. Días después, debido al alza de violencia entre pandillas en el país, Bukele publicó un tweet donde daba autorización a la policía y el ejército para responder como vieran conveniente, y poco después, fueron publicadas por el gobierno algunas fotos de un gran número de miembros de pandillas sin camisa y forzados a sentarse uno encima del otro en prisión, a pesar de los peligros de propagar aún más el virus.  Lo más interesante de todo es que, según las últimas encuestas, la aprobación de Bukele está en el 85%, lo cual corrobora que, ante el miedo y la incertidumbre, cualquier figura que inspire seguridad y algún tipo de liderazgo, será vista con buenos ojos por parte de la ciudadanía, incluso si esta seguridad viene fundamentada desde miedo y el comportamiento autoritario.

De la misma manera, el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, emitió un decreto que restringe temporalmente los derechos a la libertad de expresión, apoyando su decisión en la necesidad de combatir la propagación de la desinformación relacionada con el coronavirus. Por otro lado, en Bolivia, la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH pidió al gobierno interino de Jeanine Añez retirar el decreto que establece penas de prisión por “desinformar” e “incitar a los crímenes contra la salud”, que, por cierto, tienen base en cargos imprecisos y demasiado amplios.

Y para aquellos que creen que el virus sólo está afectando los gobiernos en América Latina, en Hungría, el 4 de abril, el Parlamento húngaro aprobó una ley que le permite al mandatario Viktor Orbán gobernar con poderes extraordinarios, sin límite temporal y sin control.

Bien dijo el filósofo Jacques Ellul que “la técnica es la frontera de la democracia. Lo que la técnica gana la democracia lo pierde”. Las instituciones gubernamentales deben establecer una línea que separe los cargos técnicos y los políticos, quienes tienen la obligación de rendir cuentas a los primeros. En tiempos donde la incertidumbre es mayor que nunca, las instituciones no democráticas y cuerpos no políticos, como la policía o el ejército, parecen tener más aprobación que nunca por parte de la ciudadanía. Así que, sin más preámbulos, sean todos bienvenidos a la nueva doctrina del shock, cargada de medidas restrictivas, abusos de poder, suspensión de derechos y medias anticonstitucionales. No se sorprendan si pronto pueden ver algún presidente suspendiendo elecciones o alargando mandatos, pues es todo parte del espectáculo. 

Referencias

Naomí Klein. La Doctrina del Shock: el Auge del Capitalismo. Buenos Aires, Paidós Editorial, 2011

Oppman, P. (2020) ¿Salvador o autoritario? El presidente ‘millennial’ de El Salvador desafía a las cortes y al Congreso en la respuesta al coronavirus. https://cnnespanol.cnn.com/2020/05/21/salvador-o-autoritario-el-presidente-millennial-de-el-salvador-desafia-a-las-cortes-y-al-congreso-en-la-respuesta-al-coronavirus/

Wola (2020) Tendencias antidemocráticas y abusos de derechos humanos en la era de COVID-19. https://www.wola.org/es/analisis/tendencias-antidemocraticas-abusos-derechos-humanos-covid-19/

Brabo, A. (2020) Covid-19: ¿Una amenaza también para la democracia? https://www.letraslibres.com/espana-mexico/politica/covid-19-una-amenaza-tambien-la-democracia

Rechaza AMLO que México sea 1er lugar de letalidad en Latinoamérica

Comparte este artículo:

Esta mañana, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que es falso que México sea el país con mayor letalidad de COVID-19 en América Latina y aseguró que hay manera de comprobarlo.

(Los medios) están empeñados en crear alarmas, en dar este tipo de noticias falsas, decir que México es el primer lugar en letalidad es una falsedad”.

El titular del ejecutivo mencionó que “lo único que recomendaría es que, con datos de la Organización Mundial de la Salud, se revisara cuántas defunciones han habido en los países de América Latina y cuál es la población de cada uno de los países“.

Reactivación

A cinco días de que comience la reactivación económica y social en México, el subsecretario de Prevención y Promoción de Salud, Hugo López-Gatell, destacó que se ha estabilizado la mortalidad por el coronavirus SARS-CoV-2 y reiteró que la curva de contagios se ha aplanado.

El funcionario explica que, de acuerdo con el registro de muertes en la última semana “ha habido una estabilidad en la mortalidad” en el país.

Respecto a la curva de contagios asegura que “hemos tenido algunos días, como en las últimas 24 horas, donde se incrementó en 3.5% (la curva epidemiológica), que es el incremento más pequeño que hemos tenido hasta el momento“, estos representan 2,485 contagiados  en el último día, que es un incremento semejante en la última semana.

Así mismo, recordó que aplanamiento de la curva es el escenario en donde hubiera habido una ausencia de intervenciones como el distanciamiento social y la paralización de actividades no esenciales.

 Con información de El Siglo de Torreón

Coronavirus dejará 11,5 millones de nuevos desempleados en Latinoamérica en 2020: Cepal/OIT

Comparte este artículo:

La crisis económica causada por la pandemia del coronavirus dejará 11,5 millones de nuevos desempleados en el 2020 en América Latina, lo cual incrementará el número total de desocupados a 37,7 millones de personas, estimó este jueves un informe de la CEPAL y la OIT.

La contracción económica en América Latina que CEPAL estima será de un 5,3% este año -la peor desde 1930- y tendrá “efectos negativos” sobre la tasa de desocupación de la región, que pasará de un 8,1% el 2019 a un 11,5% este año, según las proyecciones presentadas por ambos organismos en su sede regional en Santiago.

“Se proyecta un aumento de la tasa de desocupación de al menos 3,4 puntos porcentuales, lo que equivale a más de 11,5 millones de nuevos desempleados”, indicó el informe “Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe. El trabajo en tiempos de pandemia: desafíos frente a la enfermedad por coronavirus (covid-19)”.

Junto al aumento de la desocupación, ambas organizaciones esperan un marcado deterioro de la calidad del empleo en la región donde la tasa media de trabajos informales ya alcanza al 54%, afectando principalmente a los sectores más vulnerables.

La organización Internacional del Trabajo (OIT) estima la reducción de un 10,3% de las horas de trabajo, lo que afectará a unos 32 millones de personas, esto debido a la crisis sanitaria y las medidas de confinamiento tomadas por los países latinoamericanos.

Las cifras de desempleo afectarán duramente a los más vulnerables de la región, provocando el aumento de la pobreza en 4,4 puntos porcentuales  y la pobreza extrema 2,6 puntos porcentuales con respecto a 2019.

“Esto implica que la pobreza alcanzaría entonces a 34,7% de la población latinoamericana (214,7 millones de personas) y la pobreza extrema a 13% (83,4 millones de personas)”, alertó la CEPAL.

Ambas instituciones ven un futuro incierto para el mercado laboral regional y estiman una recuperación bastante lenta de los empleos perdidos, que requerirá una profunda formación y educación de los trabajadores en seguridad sanitaria, protocolos de salud y horarios desfasados de ingreso y salida para evitar aglomeraciones y focos de contagio.

“Para ello son necesarios recursos institucionales y presupuestarios reforzados que garanticen su cumplimiento”, señaló el informe.

El coronavirus ha provocado más de 600.000 contagiados y más de 33.000 muertos en toda América Latina, según el último recuento de la AFP.

ONU prevé reducción de la economía mundial en 3.2% por pandemia de COVID-19

Comparte este artículo:

La Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU) prevé una reducción de 3.2% para la economía mundial debido a la pandemia del COVID-19.

De acuerdo a la organización, la recuperación será “lenta y compleja” con algunos daños irreparables, ello luego de que llevase a cabo una revisión sobre las previsiones económicas.

La ONU prevé una ceñida fuerte para las economías más desarrollada con un desplome para la zona Euro de 5.8%; 5.4% para Reino Unido; 4.8% para Estados Unidos y 4.2% para Japón.

En cuanto a México la ONU pronostico una caída del 5.4% para México y Centroamérica.

La organización advirtió que América Latina será una de las regiones mas afectadas por una coacción de 5.4%.

El cálculo de la ONU es que a nivel mundial se pierdan 8 mil 500 millones dólares en producción económica para los próximos dos años debido a la incidencia de la pandemia de COVID-19.

Sin embargo, el impacto podría ser mayor debido a que los cálculos sólo se basan en la estimación de las medidas de confinamiento y cierre de la economía no más allá de la mitad de 2020 para propiciar un rebote de la actividad durante el tercer trimestre.