Si las cuentas que hace el Bronco son correctas (lo que no me consta, por desconocimiento de los detalles de la reforma laboral que están aplicando a los maestros), o él es un genio de la negociación, digno de ser el próximo presidente de la República, o los maestros son unos amargados que desgracian la vida del país por unos miserables cien pesos.
Según los cálculos que hizo él en compañía de Javier Treviño, el subsecretario regiomontano que enviaron a su tierra natal para servir de amortiguador entre los maestros y la intransigencia federal, la afectación económica para cada maestro por los cambios en el sistema de remuneración es de 90 a 100 pesos. Siendo 17,000 los agraviados, ofrece aportar 1.7 millones de pesos (que según se cansan de repetirlo él y Fernando Elizondo, no tiene el Estado), para aplacar a los que quieren marchar nuevamente e indefinidamente, hasta que se le dé solución a una reforma que les quitó 100 pesos.
La verdad, no entiendo. O los maestros son unos necios y por cien pesos pretenden poner nuevamente la ciudad de Monterrey patas por arriba y demuestran una intransigencia digna del peje, o los cálculos del Bronco son un engaño que pretenden mostrarlo a él como el gran negociador que puede salvar la paz social del país.
Si la aseveración del Bronco es correcta, entonces se va a cubrir de gloria y a poner al gobierno federal como el villano de la película y a los maestros cómo unos intolerantes incapaces de sacrificar 100 pesos para el bien del país.
Si sus declaraciones son una bravuconada hecha para salvar a la metrópoli de un nuevo agravio lastimoso, tendrá que pagar el precio más tarde y olvidarse de cualquier aspiración nacional ya muy cuestionada.
Sigo sin entender por qué, si la reforma educativa fue aprobada hace tres años, solamente ahora estalla una bomba que todos deberían haber anticipado. ¿Qué pasa en los otros estados? ¿También los gobiernos estatales les dan un dulce a los maestros para mantener la paz? Ya se sabría.
¿Un gobernador independiente puede tomar medidas para contrarrestar las decisiones del gobierno federal? Vivimos una locura que resulta de la falta de claridad y de liderazgo federal, del entreguismo de un sindicato descabezado, de la intolerancia de unos agremiados acostumbrados a que todo se les dé y de las aspiraciones desbocadas de un aprendiz de gobernador que antes de mostrar que sabe gobernar su Estado pretende dar lecciones a la Federación.
¿Cómo saldremos de esta, si nada se hace para corregir un sistema educativo que deja 43% de la población en rezago educativo, 5.4 millones de analfabetas, principalmente mujeres indígenas, 10 millones sin terminar la primaria, otros 16 millones sin terminar la secundaria, 1 millón de deserciones cada año, 5,000 alumnos abandonando la escuela cada día, 33,000 salones que se vacían cada año.
¿Frente a este desastre educativo nacional, tendrán sentido los cien pesos que reclaman los maestros?
¿O cuál es el nombre secreto del juego?
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