Marco teórico mínimo para explicar la representación política inclusiva de las mujeres en México

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Marzo es el momento adecuado para interpelarnos sobre las relaciones de poder en el ámbito de la representación política de las mujeres en nuestro país. Es, sin duda, un tiempo en el que ineludiblemente debemos preguntarnos si las reglas del derecho y de la democracia, tal como las hemos construido, son suficientes para garantizar la igualdad entre todas las personas. En esta colaboración delineo un marco teórico mínimo con relación a la característica de neutralidad del derecho; al individualismo, universalismo y la no diferencia abstracta en la que se sustenta la democracia liberal; y también, a si la generalidad del derecho y de la democracia se hacen cargo de las singularidades. Y, con ello, tratar de explicar la irreversible y positiva tendencia de la inclusión en la representación política de las mujeres en México.

¿Es el derecho neutro? 

Para responder a esta pregunta primero debo expresar que por neutralidad del derecho entiendo que las reglas, las interpretaciones y las decisiones que se tomen conforme a él estén desprovistas de los sesgos derivados de las posiciones privilegiadas en que actúan las personas operadoras del derecho. 

Tomando como ejemplo la representación política desigual de las mujeres, podemos estar de acuerdo en que el derecho no es neutro y que, como todo producto social, expresa las grandes divisiones e injusticias de nuestras sociedades. En otras palabras, pretender que el sistema jurídico es inmune a las relaciones de poder en la sociedad es ingenuo e ineficaz para la protección de los derechos de las personas. Podemos afirmar como indican Cruz y Ravelo (2004) que “las normas jurídicas, (…) y la gama de sistemas desde los que se reproducen relaciones y significaciones sexo/genéricas, se siguen construyendo sobre la base de una dominación masculina patriarcal.” (10). 

¿La ciudadanía inclusiva está garantizada por una democracia basada en el individualismo, el universalismo y la no diferencia? 

Para Phillips (1996) el estatus político de ciudadanas y de ciudadanos se ganó de forma diferente, según una división sexual del trabajo: los hombres como soldados y trabajadores; las mujeres como madres y educadoras de sus hijos e hijas. Por ende, “las desigualdades son inherentes a la política” […y no constituyen] ningún anacronismo histórico, sino algo que sigue vigor en nuestros días.” (85). 

En otras palabras, en lugar de una ciudadanía universal garantizada por la democracia y el derecho, lo que existe realmente son instituciones que construyen una ciudadanía desigual. (85). Phillips también critica el individualismo abstracto del liberalismo democrático porque si bien admite que entre las personas existen diferencias, su presupuesto principal es que tales diferencias no deben ser tomadas en cuenta. Esto debido a que todos los ciudadanos y todas las ciudadanas cuentan con los “mismos” derechos, sin tomar en cuenta sus diferencias en cuanto a riqueza, raza o sexo; o bien, en un extremo aún peor, no es pertinente considerar las diferencias y las desigualdades porque todas las personas somos básicamente iguales. (91-2). 

Para esta autora, es necesario concluir  que “la democracia liberal, tal como se practica en la actualidad, dificulta incluso la posibilidad de abordar el dilema, ya que nos remite recurrentemente al individuo como unidad básica de la vida política, lo que impide considerar seriamente la posibilidad de otorgar mayor poder a los grupos desfavorecidos.” (95). En otras palabras, la democracia inclusiva no puede ser garantizada sin superar la ficción ilusoria de del liberalismo individualista de “convertir a los ciudadanos en sujetos neutrales y despersonalizados, faltos de una identidad real y concreta (…)”. (Kymlicka en Pérez Luño 2005: 115). Resulta imposible construir una ciudadanía inclusiva sin trascender los fundamentos de la democracia liberal e individualista.

¿La “generalidad” del derecho y de la democracia se hacen cargo de las singularidades y sus derechos? 

De acuerdo con Rosanvallon (2010), la legitimidad democrática contemporánea se construye desde la proximidad, esto es, entre otras cosas, que la acción gubernamental “se mantenga atenta a la diversidad de las situaciones, que no sacrifique a nadie a la abstracción de un principio” (251). En este sentido, de conformidad con este autor, la democracia, y el derecho agrego yo, deben garantizar que todas las personas han sido escuchadas y, además, deben rechazar categóricamente que en todos los casos de la vida el único parámetro de convivencia se una pretendida regla ciega. Si algo hemos aprendido a lo largo de más de medio siglo de luchas de las mujeres por el reconocimiento de sus derechos políticos es que la ley no es ciega; más bien ha estado repleta de normas, interpretaciones y decisiones sesgadas y favorecedoras de los hombres y nuestro desigual empoderamiento político. Antes que representar en justicia a las mujeres, así como a otras singularidades y personas, las reglas electorales por mucho tiempo impidieron el reconocimiento de sus derechos de participación política.

Este marco teórico mínimo, en cierto grado, permite explicarnos el largo y complejo camino que han debido seguir las mujeres para garantizar una representación política inclusiva. Nos permite entender las resistencias que en todo este trayecto ha tenido el viaje desde las cuotas voluntarias hasta la paridad total; desde la normalización de lo público para los hombres y lo privado para las mujeres hasta el registro de hombres sancionados por violencia política en razón de género; desde las leyes hechas por y para nosotros los hombres hasta congresos paritarios que legislen con una perspectiva de género; y, también, desde la pretendida neutralidad de la ley y la generalidad de la democracia hasta el activismo social de las mujeres y las acciones afirmativas de autoridades comprometidas con el empoderamiento real y material de todas las mujeres.

 

Bibliografía citada

Cruz, Salvador y Ravelo, Patricia. (2004). “Introducción. Los retos actuales en los estudios de género”, en Voces disidentes. Debates contemporáneos en los estudios de género en México, Id. (coords.), Ciesas/Miguel Ángel Porrúa, México, 5-28.

Pérez Luño, Antonio Enrique (2005). Trayectorias contemporáneas de la filosofía y la teoría del derecho, Palestra, Lima.

Phillips, Anne. (1996). “¿Deben las feministas abandonar la democracia liberal?”, en Perspectivas feministas en teoría política, Castells, Carme (comp.), Paidós, Barcelona, 79-97.

Rosanvallon, Pierre. (2010). La legitimidad democrática. Imparcialidad, reflexividad y proximidad, Paidós, Barcelona.

La violencia de género también se da en política

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Llegar a los puestos de toma de decisiones fue una de las primeras metas (y posteriormente conquistas) del movimiento feminista en el mundo. Había que estar en el poder para incidir en los cambios legislativos que repercutirían en las vidas cotidianas de las mujeres: el acceso a la educación, el derecho a una vida libre de violencia, a mejores condiciones laborales y salarios dignos, etc.

Poco se imaginaban las sufragistas que en 2020 las mujeres nos seguiríamos enfrentando a numerosos obstáculos en esta esfera: cuando ya podíamos votar, era difícil ser candidata. Cuando se exigió a los partidos políticos dejar de obstaculizar las carreras políticas de sus militantes colocándolas como candidatas, les pedían renunciar al ser electas para dar paso a su suplente hombre. Cuando se bloqueó la posibilidad de este escenario, continuaron reforzando los mitos: “no hay mujeres”, “es cuestión de capacidad”… invisibilizando a las mujeres con larga trayectoria política y grandes capacidades entre sus filas. Cuando se dictó que las candidaturas debían realizarse en paridad (50% mujeres, 50% hombres) no sólo se resistieron sino que dieron paso a nuevos (y viejos) retos… las mujeres en campaña no accedían a la misma cantidad de recursos que sus contrapartes masculinas, tampoco se hablaba de ellas con la misma frecuencia en los medios y, cuando se hablaba, los comentarios contenían estereotipos de género, se enfrentaron a todo tipo de violencia dentro de su actuar político: descalificaciones por su género, amenazas, malos tratos, abusos sexuales, secuestros y hasta feminicidios. Cuando llegaron al poder, les obstaculizaron la toma de puestos importantes como la llegada a presidencias de Comisiones estratégicas.

Todo esto, es violencia política en razón de género. Y obstaculiza el ejercicio de los derechos político-electorales de las mujeres. Les impide participar en la vida pública de este país en igualdad de condiciones.

Las instituciones mexicanas ya han tomado cartas en el asunto desde hace un par de años, mediante la conjunción de esfuerzos y el lanzamiento de protocolos para atender y sancionar este tipo de violencia. Sin embargo, su investigación y la resolución de los casos se obstaculiza al no existir un tipo penal.

Ayer, la Comisión de Igualdad de Género del Senado aprobó la tipificación de este delito y, aunque faltan pasos a seguir dentro del proceso legislativo, el suceso ya es digno de informarse al ser un paso que significará un cambio importantísimo en la vida de las mujeres, en la consolidación de espacios libres de violencia también en la arena pública. Tener un marco normativo sólido que garantice y proteja nuestros derechos políticos es un paso fundamental para el alcance de una verdadera democracia, en la que todas las personas estemos representadas, incluidas y en el que nuestra participación no se vea obstaculizada. 

“Que las niñas del futuro que sueñan con gobernar, legislar y administrar este país no sean nunca víctimas de violencia política en razón de su género. Que tengan herramientas para denunciar a sus agresores”– Indira Kempis, Senadora de la República. 

UANL indaga 16 casos de acoso.

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Por 11 denuncias en el 2019 por acoso u hostigamiento sexual, en la UANL se han dado de baja a cuatro maestros, suspendido a tres estudiantes, enviado un exhorto a otro y uno más, que tenía dos acusaciones, dejó la institución, informaron ayer directivos de la Universidad.

Las denuncias fueron atendidas por la Comisión para la Investigación en Igualdad de Género del Consejo Universitario (Ciigen).

En lo que va del 2020, agregó, existen cinco acusaciones más que están en estudio en la comisión.

Para la comunidad universitaria, la Unidad para la Igualdad de Género o Uniigénero es la primera instancia a la que se debe acudir para presentar una denuncia, explicó su coordinadora, María Luisa Martínez Sánchez.

Este organismo recibe también quejas por discriminación.

Garza Rivera indicó que para una casa de estudios con más de 200 mil estudiantes, las cifras presentadas son bajas. Sin embargo, al ser cuestionado sobre las decenas de denuncias que se publican en redes sociales como parte del movimiento #MeToo, el directivo apuntó a un problema de confianza de las alumnas hacia la institución.

Yo creo que es la desconfianza”, dijo. “Muchas veces piensan (las alumnas) que no le van a hacer nada (al acusado).” 

Las y los miembros de la comunidad que vayan a presentar su queja a Uniigénero encontrarán una escucha atenta, afirmó la coordinadora Martínez Sánchez.

Sabemos que tenemos que tener mucho cuidado de no revictimizar a las personas que denuncian, confiar en que efectivamente se dice la verdad, después se hará una investigación y ya se verá, pero por lo pronto, (a) quien denuncia se cree“.

Una fuente de la institución apuntó que se trabaja en la propuesta de que Uniigénero también tenga una sede en Ciudad Universitaria. Actualmente las instalaciones se encuentran en el Campus Mederos.

Cantú Ortiz añadió que se ha estado trabajando en la difusión y socialización del protocolo de atención para casos de acoso u hostigamiento sexual.

 

 

(Con información de El Norte)

Qué tonto y absurdo el Día de la Mujer

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El 8 de marzo revisaba mi Facebook, el cual estaba inundado de publicaciones en torno al Día Internacional de la Mujer. Me encontré con un video publicado por el diario El País, en el cual presentaban frases machistas, las frases tan cotidianas y tan parte de un lenguaje sexista, que no me sorprendieron como los comentarios publicados por otros usuarios.

Me di a la tarea de leer muchos comentarios, quizá más de los que debía, pero callé y no les contesté.  Hoy me tomaré la libertad de responder a algunos de ellos en este espacio; esto es para Juan, Nicolás, Milton y Eli  pero también a muchas otras personas que quizá piensan igual que ellos. Te comparto sus comentarios y lo que me hubiera gustado responderles.




Juan Henares: “La norma es no hablar de los problemas del hombre porque no está de moda”.

Juan, no te negaré que hablar de feminismo, del empoderamiento de la mujer y el #girlpower está de moda. Emma Watson habla de esto, Beyonce lo canta y Lena Dunham actúa y produce una serie protagonizada por mujeres.

Los organismos internacionales y los gobiernos han optado por la institucionalización del feminismo y del género. Es común escuchar sobre la transversalización y la perspectiva de género, aunque no precisamente ha sido llevada a la práctica.

Juan, el movimiento feminista tiene años existiendo e intentando incluir el tema en la agenda internacional, la norma ha sido no hablar de nuestros problemas porque no eran considerados importantes, ahora que son un poco más visibles ya te han cansado.

Imagina lo cansado que ha sido vivir años de opresión sin acceso a los mismos derechos que los hombres y todo justificado en una simple diferencia sexual. ¡Eso sí que es pesado!

Pd. Existe un Día Internacional del Hombre (19 de Noviembre), pero no te preocupes fuera del 8 de marzo tienes otros 364 días para concentrar tu atención en los asuntos de los hombres.

Nicolas Blazicevic: “El feminismo es una creación del imperio para disolver la familia, desestabilizar poblaciones… pero como todo lo malo tiene un final, ya se está terminando, con los nuevos mandatarios mundiales no creo haya lugar para este nefasto movimiento”.

No Nico, el feminismo no quiere destruir nada, lo que sí destruye familias es la violencia machista y las feministas luchamos contra ella. El feminismo tampoco quiere desestabilizar poblaciones, sino construir espacios y diálogos que generen reflexiones antipatriacarles que permitan la liberación de mujeres y hombres de los sistemas de opresión (clasismo, racismo y género).

Pd. El fin del feminismo no está cerca, de hecho este Día internacional de la mujer pasará a la historia por el reclamo de mujeres en más de 50 países a través del paro y movilización de mujeres.

Milton Cesar, “Las mujeres quieren banca en diputados, puestos políticos, en directorios de empresas etc etc…Pero nunca se les ve motivadas en pedir vacantes femeninas para ser albañil, para ser recolectora de residuos, para trabajar de mineras…Eso es igualdad?”

Milton gracias por decirnos que queremos y que no nos motiva como mujeres, sobre todo porque sólo hay un tipo de mujer. Te explico, por increíble que parezca hoy en día hay 155 países (Banco Mundial,2015) que restringen el trabajo que las mujeres pueden desempeñar; por ejemplo en algunos lugares no pueden trabajar después de que obscurezca, ni operar maquinaria pesada o conducir un tractor agrícola.

Desafortunadamente muchos de los trabajos que están restringidos a las mujeres están en industrias o sectores que son muy bien pagados; esto significa que las mujeres ocupan con mayor regularidad empleos de menor estatus y paga a comparación de los hombres.

Como resultado, estas mujeres tienen acceso a un ingreso menos significativo que el de los hombres, lo cual afecta la economía de las familias sustentadas por mujeres y sus oportunidades de progreso profesional. Creo que esto tampoco es igualdad y te pregunto ahora yo a ti ¿Quisieras ser mujer y que tu trabajo sea peor remunerado por el simple hecho de ser mujer? Yo creo que no.

Eli Eli “Que tonto y absurdo video…solo más quejas e inconformismo feminista”.

Eli lo tonto y lo absurdo es que después de años de lucha feminista tengamos que seguir luchando contra los roles tradicionales asignados a las mujeres, que seamos el sexo que tiene menor acceso a la educación y más obstáculos en el desarrollo profesional, el sexo que sufre más los efectos de los desastres naturales y los conflictos armados y sobre todo el sexo que tiene más probabilidades de ser víctima de violencia física, sexual y/o psicológica (aunque también simbólica, patrimonial y económica).

Qué absurdo que nos sintamos inseguras al caminar por las calles, temerosos al viajar solas o incomodas por vestir una falda y todo porque el acoso sexual y callejero son una realidad.

Centrar la atención en las mujeres y hablar de feminismo sigue incomodando. No falta quien no entienda “de qué tanto se quejan las mujeres si ya votan, ya trabajan y hasta tienen un día de la mujer”. Se considera al feminismo se considera radical, exagerado y anticuado porque después de todo “las mujeres ya son iguales”.




Después de todo el feminismo nunca ha partido de un lugar cómodo, la feminista María Galindo nos recuerda que parte de la impugnación, la subversión y el cuestionamiento del sistema. Ser feminista no es ni ha sido fácil, pues es más que pronunciarte a favor de la igualdad de género, es dudar, reflexionar y desaprender la vida como la has vivido y eso es incómodo. ______________________________

– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.

Mujeres al Frente

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27 de las 500 empresas que integran el índice bursátil S&P 500 son dirigidas por mujeres [1]. Si bien esta cifra podría parecer pequeña, la brecha entre la paridad de género en el mundo de los negocios se cierra cada vez más. En México, aunque el panorama no es el ideal, la cultura corporativa va en camino a ser más igualitaria.

Actualmente el 16% de los puestos de los consejos de administración son ocupados por mujeres, y en contraste, en Noruega esta cifra llega a 42%, de acuerdo a Deloitte [2].

Estudios del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD), arrojan que en nuestro país, de las mujeres que desempeñan puestos directivos el 18% lo hace como directoras de finanzas, 14% como contraloras, 12% como directoras de mercadotecnia y únicamente el 4% son CEO´s. ¿Qué nos falta para que ese dígito sea 50%?




Las razones son variadas y de distinta naturaleza. Por un lado, la cultura juega un papel importante porque vivimos en un país donde desafortunadamente la mayoría concibe al hombre como el proveedor del hogar y a la mujer como la encargada del funcionamiento de este hogar. Es un hecho que el procrear una familia supone por naturaleza, una mayor labor para la mujer y muchas deciden apartarse, al menos parcialmente, de su carrera profesional para dedicar su tiempo al desarrollo de la familia.

No obstante, existen mitos como que la mujer de negocios no pueda tener familia o que el ser empresaria no le permita procurar los cuidados adecuados a sus hijos. Esto es prueba de los estereotipos sociales y los tabúes culturales existentes. En lo personal, vengo de un hogar que es prueba de la falsedad de estos estereotipos.

En algunos sectores de la sociedad esta idiosincrasia se acentúa, pues el mismo sexo femenino se auto-impone roles de servidumbre al marido o del cuidado de los hijos. En otros estratos, el único deseo de la mujer es disfrutar de los recursos económicos del esposo y vivir en desayunos, salones de belleza y eventos sociales. Lo cual tampoco está mal, cada quien es libre de vivir su vida como quiera.

Pero afortunadamente, en lo personal cada vez veo a más mujeres que tienen metas profesionales claras y planes de carrera ambiciosos, en numerosos ámbitos, de diferente alcance. Pues no se trata de que la mujer ahora debe forzosamente perseguir el éxito laboral, sino de que persiga aquello que desee, en los términos que desee.

Sin embargo, ésta es una tarea bilateral. Hombres y mujeres debemos ser partícipes de esta igualdad, porque existen aguerridas feministas que culpan únicamente al hombre de esta disparidad, cuando no en todos los casos es así.




Los puestos de trabajo deben ser ocupados por el talento y no por el género. La igualdad de hombres y mujeres, en el ámbito corporativo, comienza con cada uno de nosotros, con la mentalidad de que el desarrollo económico es cuestión de voluntad y no de sexo.

El impedimento cultural lo imponen en gran medida los hombres, por la personalidad machista que aún sigue imperando, pero también algunas mujeres que muchas veces no se creen capaces para ocupar puestos directivos o porque simplemente no les interesa crecer profesionalmente.

Personalmente, me parece absurdo que en pleno siglo XXI algunas personas sigan creyendo que el mundo de los negocios es exclusivo para el sexo masculino y peor aún, que dentro de las empresas, los hombres no permitan a mujeres desempeñarse en puestos de decisión.

Mientras sigamos pensando que el pan y el sustento son tareas exclusivas de los hombres, no veremos a más CEO´s mujeres; mientras creamos que las tareas del hogar sólo las deben hacer las mujeres, no habrá más emprendedoras; mientras los hombres no se den cuenta que los negocios los dirigen personas (sin distinción del sexo), no lograremos la igualdad laboral que México merece.

A los hombres que creen que la mujer no debe meterse en los negocios, les pregunto ¿a qué le tienen miedo?

Para mí, no hay nada mejor que una mujer competitiva y ambiciosa.

[1] http://expansion.mx/empresas/2016/09/29/ceos-mujeres-suben-a-record-en-2016-pero-son-solo-el-5
[2] http://expansion.mx/mi-carrera/2016/01/12/solo-4-de-los-ceo-en-mexico-son-mujeres

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El mundo que nos enseñaron a vivir

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En el mundo que nos enseñaron a vivir, nos establecieron una serie de códigos sociales con los que tendríamos que cargar toda nuestra vida. Las mujeres: “cierran las piernas”, “se invierten horas en ellas mismas” (¿sino cómo vas a conseguir novio?), “son decentes”, “no dicen malas palabras”, “no toman”, “no fuman”. Las mujeres tienen que ser perfectas, siempre deben de estar ahí. Para algunas personas las mujeres simplemente son: madres, hermanas, esposas, de alguien más; y si no cumplen con dicho papel fracasan.

Hace algún tiempo recuerdo que leí el manual teórico-metodológico para transversalizar la perspectiva de género realizado por la Red de los Derechos de la Infancia en México, dicho manual señalaba que la desigualdad de género comenzaba en la niñez; la sociedad dictaba el papel que tenían que desarrollar las niñas en su entorno, lo cual ocasiona directamente la exclusión de las mismas.

Yo no podría estar más de acuerdo, la desigualdad y el grado de vulnerabilidad en el que actualmente nos encontramos las mujeres es provocado por las enseñanzas que nos brindaron en nuestros primeros años, tanto a nosotras, como a los hombres. A ellos los enseñaron a ser servidos, a nosotras a servir.

Es así como recordé mi infancia, una infancia en la cual nunca me dijeron que valía menos que un hombre o que tenía que tener ciertas conductas porque era mujer, pero en donde sí crecía con contenido visual que inconscientemente me transmitía esos mensajes. Crecí conociendo la historia de Ariel, Cenicienta, Blancanieves, las cuales todas terminan con lo mismo: un hombre a su lado y esa era su felicidad plena; excepto Mulán, la cual se arriesgo para hacer lo que ella creía correcto, aunque fue señalada por ser mujer, al final termino siendo la heroína de China, pero no fue suficiente; “y bien… trae una espada, mejor debería de haber traído a un hombre”, sentencia su abuela. Porque muchas veces para algunas familias el éxito de una mujer se basa en si llegó al matrimonio o no.

En las semanas pasadas se suscitaron una serie de acontecimientos en internet relacionado con la exposición de mujeres, primero el evento en la Taquería Orinoco y después la noticia nacional de que una mujer le había sido infiel a su novio en su despedida de soltera; no sé si el acto fue inmoral o no, si está bien o está mal, porque esa no es mi área, y considero que nadie esta en condiciones de juzgar a personas que ni siquiera conoce.

Pero sí de algo estoy segura es sobre la exposición y vulneración en la que han recaído las mujeres en estos últimos meses, y no solo me refiero a los acontecimientos antes mencionados, sino a los videos de contenido sexual que circulan por las redes sociales, las víctimas de acoso y violación, y al linchamiento que han recibido cada una de ellas.

Cuando por fin siento que estamos avanzando en materia de igualdad de género, también caigo en cuento que retrocedemos cuando suceden hechos como estos, porque si una mujer comete un error, lo primero que se hace es culpabilizarla. Tiene la culpa por no cuidarse, por no vestirse bien, por andar de “puta”. Si una mujer es infiel, es noticia nacional ¿cómo es posible que traicionó a su hombre? A las personas no le interesa el trasfondo de la situación, solo saben señalar; si un hombre es infiel, lo justifican y nos enseñaron a justificarlo, “estaba borracho”, “no sabía lo que hacía”, su historia no la conoce todo el país.

En el mundo que nos enseñaron, nos exigen que seamos incondicionales en todo momento, en toda situación, circunstancia, con todos menos con nosotras mismas. Me enoja, el saber que se convirtió en noticia nacional, una situación que solo es de dos personas, y llegó a tal grado porque para la sociedad es inconcebible ver que una mujer traicione, que abandone, en cambio si un hombre es desleal no pasa nada, “así son, es su naturaleza” hay que saber perdonarlos y avanzar.

Solo creo que me di cuenta en estas semanas que las mujeres no podemos cometer un error, porque no importa que tan buenas seamos, si siempre estamos ahí, si somos leales, si somos las mejores novias, esposas, madres, hijas. Eso al final de cuenta no importa, porque por el simple hecho de haber cometido un error, vas a ser tachada, juzgada, recriminada, sentenciada, porque la mujer para algunos hombres (yo sé que no para todos) solo se reduce a un hecho en particular, todo lo que fue no se le toma en cuenta, ¿por qué tomárselo si se supone que debe de ser perfecta? ¿verdad?

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Víctima de la justicia y el machismo

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Citlali es una niña huichola que vive en el poblado de Miguel Alemán en Hermosillo, Sonora. Tiene 14 años, 14 semanas de embarazo y un cuerpo que no es más su cuerpo. Ella no sólo experimentó una violación a su integridad física, moral y psicológica, tuvo además una violación a sus derechos.

En un país donde el 61% de los ciudadanos que son víctimas de algún delito no lo denuncian, debido a que no confían en las autoridades y consideran que denunciar no sirve de nada [1], Citlali denunció. Acudió a la comisaría de su pueblo donde confirmaron el hecho, se clasificó como una violación agravada.

Ella esperaba que con esto pudiera obtener un poco de paz, ante un hecho que no tiene remedio ni consuelo alguno, la justicia y el respeto de sus derechos de parte de la autoridad era lo único que le quedaba.

Al poco tiempo Citlali se dio cuenta que está embarazada y asistió al Hospital Infantil de Sonora para realizarse una interrupción legal de su embarazo [2] , una vez más perdió el poder de decidir sobre su cuerpo, pues le negaron este derecho. Esto debido a que el juez que atendió su caso decidió reclasificar el delito como estupro, entonces Citlali no fue más víctima sino parte consciente del delito de abuso sexual que denunció.

Los abogados de Citlali han confirmado que han habido muchas irregularidades en el caso y errores por parte del Ministerio Público. Estas fallas e irregularidades son inaceptables, la supervivencia y el futuro de Citlali están en juego.




Un embarazo a temprana edad representa un riesgo para la salud y puede llevar a la deserción escolar [3], perdiendose de la herramienta que le daría las oportunidades para desarrollarse íntegramente.

El caso de Citlali no es aislado, refleja muchos de los problemas que aquejan a las mujeres mexicanas: la violencia de género, los embarazos prematuros y la mortalidad materna. Además, pone de manifiesto la discriminación que sufren las mujeres y el supuesto acceso a la justicia en casos de violencia. Niñas como Citlali, mujeres indígenas y en situación de pobreza presentan mayores dificultades para ejercer sus derechos [4].

Las mujeres víctimas de violencia no tienen un acceso fácil, oportuno y efectivo a recursos judiciales que las ayuden a sancionar y reparar los actos de los que fueron víctimas. Aunque formalmente, la Constitución y leyes promueven una vida libre de violencia, la igualdad está reconocida – meramente en el papel –pero no asegurada en la realidad.

En nuestro país la violencia contra las mujeres parece ser entendida como un asunto privado y no prioritario en la agenda política.

Nuestro gobierno carece de una visión de género que impulse efectivamente políticas integrales que ayuden para prevenir, sancionar y reparar la violencia de género; la reclasificación del delito y la descalificación de Citlali como víctima de violación lo confirman.

Citlali no decidió ser víctima de violencia, ni víctima de la justicia, pero sí decidió alzar su voz y denunciar ante el sistema de justicia y de salud que le falló. Citlali tampoco decidió ser mujer en un país, donde el machismo y la violencia de género son el pan de cada día y la justicia el lujo de unos cuantos, pero ésta es su realidad. Citlali vive en un país donde su sexo es opresión, su origen étnico discriminación y su edad vulnerabilidad.

[1] Página 49: http://www.ine.mx/archivos2/s/DECEYEC/EducacionCivica/Informe
_pais_calidad_ciudadania_IFE_FINAL.pdf

[2] En todo México se permite el aborto, incluso después de las primeras 12 semanas de gestación,
cuando el embarazo es producto de una violación.

[3] De acuerdo a la OCDE 9 de cada 10 niñas que son madres dejan de asistir a la escuela en México.

[4] Página 38: http://www.ine.mx/archivos2/s/DECEYEC/EducacionCivica/Informe_
pais_calidad_ciudadania_IFE_FINAL.pdf

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En busca de la equidad de género

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Nuestro país ha hecho grandes esfuerzos por crear las condiciones que coadyuven a la integración de las mujeres en espacios que anteriormente estaban dominados por lo hombres. La paridad de género debe de continuar siendo promovida en la vida social, educativa, laboral y política de nuestra nación, las acciones que hemos emprendido nos han acercado más al objetivo, pero somos conscientes que aún tenemos mucho por hacer.

La paridad de género debe de continuar siendo promovida en la vida social, educativa, laboral y política de nuestra nación, las acciones que hemos emprendido nos han acercado más al objetivo, pero somos conscientes que aún tenemos mucho por hacer.

Hace dos años se publicaron las normas referentes a la obligación de los partidos políticos para promover y garantizar la equidad de género en las candidaturas a los puestos de elección popular en el Congreso de la Unión y los Congresos Locales. Hoy en día nuestro Estado tiene un número importante de Diputadas Locales, 16 de las 42 diputaciones que tiene Nuevo León, en gran medida esto es consecuencia de la nueva legislación que promueve que las mujeres sean candidatas a un sitio en el Congreso.

Las medidas que incentivan la paridad de género en la participación política de mujeres y hombres no se han limitado al ámbito legislativo, también se han expedido normas y lineamientos que promueven la presencia de las mujeres en los ayuntamientos. Pero no solo el sector público está reaccionando positivamente, también el sector privado se ha unido a este movimiento y cada vez son más las empresas que establecen políticas que impulsan la presencia de mujeres en puestos directivos.

Apoyar a que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres no significa que se les tenga que dar un puesto laboral solo por cubrir una cuota de género, sino que se valoren las cualidades y aptitudes que hacen que sean tan competitivas como lo son los hombres. Es importante que veamos a estas nuevas políticas como una forma de alinear de manera adecuada los incentivos hacia una debida ponderación de habilidades físicas y mentales de todas las personas, la cual va más allá del género.

Apoyar a que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres no significa que se les tenga que dar un puesto laboral solo por cubrir una cuota de género, sino que se valoren las cualidades y aptitudes que hacen que sean tan competitivas como lo son los hombres.

Como país debemos de tomar la precaución de que en nuestro interés por alcanzar la equidad de género no tengamos efectos contraproducentes que puedan llegar a implicar mayores obstáculos para un adecuado desarrollo en la búsqueda de una auténtica igualdad de género y de una justa ponderación de las capacidades de mujeres y hombres. No se trata de inclinar la balanza hacia el género femenino, sino de mantener un equilibrio de oportunidades para todos. En México tenemos personas muy valiosas que si les brindamos una plataforma justa pueden desarrollarse con gran éxito en el ámbito económico, político y social.

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#VIVASLASQUEREMOS

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Hace un par de días se suscitó uno de los eventos que sentará precedentes en la lucha por la dignificación de la mujer en todo su esplendor; cientos de mujeres salieron a las calles en todo el país bajo el lema de “vivas las queremos” tendencia que siguió en redes sociales con el hashtag #MiPrimerAcoso donde las mujeres enunciaron los sucesos más negros que les hicieron vivir hombres sin un gramo de cerebro y corazón, hecho plausible porque gran parte de la impunidad en este tipo de violencia se debe a la falta de denuncia por miedo o falta de confianza en nuestras autoridades.

Lo que me sigue preocupando es la poca participación de los hombres en esta lucha, que considero es de todos, porque dignificar a la mujer es dignificar también a tu mamá, hermana, novia, esposa, amiga e incluso a ti mismo. Tampoco creo que los agresores representen un gran porcentaje del género masculino, más bien pienso que son pocos los que cometen los abusos en ocasiones repetidas y constantes.

En una época de mujeres brillantes, capaces y dispuestas a trabajar por sacar este país adelante debería ser un honor- como para mí lo es- el tenerlas en este equipo que busca regresar a México todo lo que ha perdido.

Me alegra en demasía vivir en la época donde las mujeres no solo se saben capaces de realizar cualquier actividad que anteriormente era considerada “para hombres”; me entusiasma que no solo exijan equiparar sus derechos en un ambiente igualitario cada una por su parte, si no que ahora lo hacen unidas y en un solo equipo.

Para poder convivir en la era de las mujeres y si como hombre no planeas participar activamente en apoyo a esta lucha, me gustaría que al menos tuvieras la amabilidad de leer el “Manual básico para no entorpecer” el esfuerzo:

1.- Las mujeres no se visten para nosotros los hombres y mucho menos lo hacen para provocarnos; ellas, como nosotros, se visten para sentirse cómodas y agusto consigo mismas.

2.- No te sorprendas por ver a una mujer al mando, en la obra, manejando un taxi o ganando más que tú porque es discriminación, igual de repugnante.

Lo que me sigue preocupando es la poca participación de los hombres en esta lucha, que considero es de todos, porque dignificar a la mujer es dignificar también a tu mamá, hermana, novia, esposa, amiga e incluso a ti mismo.

3.- Evita tus “piropos mexicanos” que lejos de ser agradables y parte de nuestra cultura, terminan siendo vergonzosos e incómodos.

4.- Las niñas pueden jugar con carritos y los niños con muñecas que eso no te asuste. Mejor preocúpate por darle los valores necesarios para que no dañen al prójimo y respeten la diversidad.

5.- La mujer no es un objeto sexual, deja de mirarla como si así fuera porque el enfermo entonces eres tú.

En una época de mujeres brillantes, capaces y dispuestas a trabajar por sacar este país adelante debería ser un honor- como para mí lo es- el tenerlas en este equipo que busca regresar a México todo lo que ha perdido. ¡Gracias, mujeres!, su lucha es nuestra lucha.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Vagones Exclusivos para Mujeres en el Metro de Monterrey: ¿Una medida de prevención, o simple segregación?

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El acoso sexual en México es una realidad crítica. Nacionalmente, “63 de cada 100 mujeres de 15 años y más han padecido algún incidente de violencia ya sea en el ámbito público o privado.” (Amnistía Internacional, 2015). La Procuraduría General de la República, reportó que en el 2012 se realizaron alrededor de 14,000 denuncias por violación ante los Ministerios Públicos. Sin embargo, Pablo Navarrete, de INMUJERES (2013) afirma que solo 1 de cada 9 delitos de violación, son revelados antes las autoridades.

Fue apenas en el 2007 cuando el gobierno mexicano publicó la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (reformada por última vez en el 2015). Fue hasta ese año cuando se reconoció el acoso sexual como una forma de violencia que forma parte de la vida laboral y docente de los mexicanos; en la mayoría de los casos, las víctimas son las mujeres.

¿Y por qué son las mujeres las víctimas? Antes de caer en la errónea idea de que los hombres tienen un “apetito” sexual mayor que el de las mujeres, y que por eso llegan a tener estas actitudes hacia las mismas, hay que pensar un poco más en la cultura de nuestro país. El mismo sitio web de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes (2014) establece que el acoso sexual puede ser la “expresión de una cultura en la que se han normalizado la violencia y discriminación sustentada en los estereotipos y roles de género, y en la existencia de roles desiguales de poder entre mujeres y hombres.”

¿Hasta que punto podremos sentirnos seguras en nuestra ciudad? Existen varias medidas que pueden disminuir los casos de violencia en contra de las mujeres… Una de estas medidas, que ya fue aplicada por la Ciudad de México, así como ciudades en Brasil, Egipto, India y Japón, es la implementación de transporte público exclusivo para mujeres.

La idea de que está en nuestra “naturaleza” seguir ciertos patrones sexuales (dominación masculina y subordinación femenina), el acoso sexual es más bien una construcción social que nace de la libre práctica del machismo en nuestro país, sin repercusión alguna de parte de nuestras autoridades, o de nuestra misma comunidad.

Ahora bien, existen diferentes esferas privadas y públicas en las que se puede dar el acoso sexual, como el hogar, el trabajo, la escuela, el transporte público y en las calles de la ciudad. Edith Flores Pérez (2014), de la Universidad Autónoma Metropolitana, escribe un artículo académico para la Revista “Ángulo Recto”, sobre lo que significa ser mujer en la Ciudad de México. Entre los muchos relatos que ella nos comparte, se leen historias de vulnerabilidad, riesgo e inseguridad de parte de todo tipo de mujeres, sin importar edad, ocupación, o apariencia física: la mayoría de ellas han pasado por una situación de acoso, o conocen alguna otra mujer a la que le ha pasado.

¿Hasta que punto podremos sentirnos seguras en nuestra ciudad? Existen varias medidas que pueden disminuir los casos de violencia en contra de las mujeres, específicamente el acosos sexual en la esfera pública. Una de estas medidas, que ya fue aplicada por la Ciudad de México, así como ciudades en Brasil, Egipto, India y Japón, es la implementación de transporte público exclusivo para mujeres. Existen diferentes argumentos a favor de esta medida, así como existen en contra.

…es cierto que la medida de restringir a las mujeres a ciertos espacios para que eviten situaciones de acoso sexual puede parecer superficial. Sin embargo, no me parece justo que en el tiempo que toma cambiar la mentalidad machista que se observa en la mayoría de la sociedad mexicana, las mujeres tengan que seguir soportando estas manifestaciones de violencia, sin ninguna medida preventiva o correctiva.

Al realizar encuestas generales sobre que tan seguras las mujeres se sienten, o se podrían sentir, con transportación exclusiva para mujeres, se encontraron resultados positivos. De una muestra de 6,300 mujeres encuestadas por Thompson Reuters Foundation y YouGov en el 2014 (Adler et al, 2015), en 15 diferentes grandes capitales en el mundo (400 mujeres por ciudad aproximadamente), se reportó que 7 de cada 10 mujeres afirmaron que se sentirían mas seguras en trenes y autobuses exclusivos para mujeres.

Sin embargo, también existen los argumentos en contra de dicha implementación. Algunas de las culturas más progresistas en cuánto a la equidad de género, piensan que esta medida es otro tipo de discriminación sexual, y la verdadera medida con la que las mujeres podrán viajar seguras por la ciudad, se basa en la educación y el respeto humano (Adler et al, 2015).

El … sitio web de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes (2014) establece que el acoso sexual puede ser la “expresión de una cultura en la que se han normalizado la violencia y discriminación sustentada en los estereotipos y roles de género, y en la existencia de roles desiguales de poder entre mujeres y hombres.”

Esto es lo que yo opino al respecto: es cierto que la medida de restringir a las mujeres a ciertos espacios para que eviten situaciones de acoso sexual puede parecer superficial. Sin embargo, no me parece justo que en el tiempo que toma cambiar la mentalidad machista que se observa en la mayoría de la sociedad mexicana, las mujeres tengan que seguir soportando estas manifestaciones de violencia, sin ninguna medida preventiva o correctiva.

Mi equipo y yo, quienes proponemos la implementación de vagones exclusivos para mujeres en el Metro de Monterrey, no pensamos que esto sea lo único por hacer por nuestra comunidad. Crear espacios así, si bien de forma práctica podrían disminuir los incidentes de acoso sexual contra la mujer, también pueden utilizarse para promover la equidad de género, la libre denuncia y el resto a los derechos humanos fundamentales.

…nosotros queremos preguntarle a la comunidad: ¿son necesarios los vagones exclusivos para mujeres en el Metro de Monterrey? Nuestra propuesta es que si se deben de implementar estos vagones, pero también queremos tomar en cuenta la opinión de los demás regiomontanos. Contesta nuestra encuesta aquí.

Monterrey aun no tiene la magnitud que tiene la Ciudad de México en cuánto a población y necesidad de transporte público. Sin embargo, tampoco hay que dejar que lleguemos a la magnitud de casos de violencia contra la mujer. Algunos podrían argumentar que en nuestra ciudad no se dan tantos casos como en la capital. Sin embargo, yo quisiera saber…¿Cuántos casos serán suficientes? ¿Cuántas más mujeres tendrán que sufrir un abuso para que se tome en serio esta problemática? La prevención puede ser la clave para Monterrey.

Es por eso que, nosotros queremos preguntarle a la comunidad: ¿son necesarios los vagones exclusivos para mujeres en el Metro de Monterrey? Nuestra propuesta es que si se deben de implementar estos vagones, pero también queremos tomar en cuenta la opinión de los demás regiomontanos. Contesta nuestra encuesta aquí y compártenos lo que piensas.

COLABORACIÓN TAMBIÉN POR: ALEJANDRA MONCADA, MARIANA RINCÓN Y GUILLERMO GONZÁLEZ.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”