Descarta Trump participar en segundo debate con Biden si es virtual

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo este jueves que no participará en el próximo debate con el candidato demócrata Joe Biden si se lleva a cabo virtualmente, esto como precaución contra la propagación del coronavirus.

“No, no voy a perder el tiempo en un debate virtual”, declaró en una entrevista telefónica con Fox Business. “De eso no se trata el debate”.

La Comisión de Debates Presidenciales anunció más temprano que el foro del 15 de octubre en Miami, el segundo de los tres debates presidenciales, será un encuentro con participantes que aparecerán desde lugares remotos.

La decisión se tomó “para proteger la salud y la seguridad de todos los involucrados”, destacó la comisión en un comunicado.

Se produce después de que Trump fue hospitalizado por COVID-19 durante el fin de semana y la Casa Blanca informó que una docena de empleados se infectaron con el virus, que ha matado a más de 210 mil personas en ese país.

Las campañas de Biden y Trump no respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios.

El moderador Steve Scully, editor político de C-SPAN, estará en vivo desde la ubicación planificada del Centro Adrienne Arsht para las Artes Escénicas del condado de Miami-Dade, y la comisión dice que el grupo de prensa de la Casa Blanca “brindará cobertura”.

Trump dio positivo a la nueva cepa de coronavirus el 1 de octubre, dos semanas antes del próximo debate programado. Fue hospitalizado el viernes antes de regresar a la Casa Blanca el lunes.

El médico del presidente ha dicho que se siente mejor, pero se ha negado a revelar detalles clave desde el lunes, como los signos vitales específicos de Trump, cuándo dio negativo por última vez, cuándo se enfermó y si todavía está recibiendo un esteroide, dexametasona.

El virus ha circulado ampliamente por la Casa Blanca. Aparte de Trump y la primera dama, los asistentes Hope Hicks, Nick Luna, Stephen Miller y Kayleigh McEnany dieron positivo, al igual que el gerente de campaña Bill Stepien y el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quienes ayudaron con la preparación del debate.

(Fuente: Bloomberg)

“Contagiarse de COVID-19 fue una bendición”, asegura Trump

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En un video publicado en su redes sociales, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se mostró particularmente entusiasmado con el cóctel experimental de anticuerpos de la farmacéutica Regeneron que recibió tras dar positivo a COVID-19, y aseguró que padecer la enfermedad fue una “bendición de Dios”.

“Creo que fue una bendición de Dos que lo contraje (el COVID-19); me contagié, escuché sobre este medicamento (Regeneron), dije ‘déjenme tomarlo’, fue mi sugerencia, y fue increíble cómo funcionó”, expresó el mandatario en el video.

Trump aseguró que buscará ahora que todos los estadounidenses que padezcan COVID-19 reciban, de manera gratuita, el mismo tratamiento que él obtuvo.

Sobre su estancia en el Centro Médico Walter Reed, Trump aseguró que puedo quedarse en La Casa Blanca; sin embargo, en todo momento siguió las recomendaciones de los expertos.

“Me dieron Regeneron, y otras cosas también, aunque creo que esa fue la clave; ellos me dieron Regeneron y fue increíble, me sentí bien inmediatamente”, expresó en el video.

Reportan aumento en desaprobación mundial a China

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Las percepciones negativas alrededor de China han incrementado entre naciones con regímenes democráticos como Australia, Estados Unidos, Alemania y Reino Unido, de acuerdo con una investigación publicada este martes por el Centro de Investigación Pew.

Esta investigación -basada, el 10 de junio al 3 de agosto, en una encuesta realizada a 14 mil 276 adultos de 14 países- reveló un rechazo generalizado a las políticas diplomáticas de Beijing en relación con las múltiples disputas comerciales del país asiático con naciones extranjeras.

Según los sondeos, en Australia, el 81% de los entrevistas manifestó una opinión desfavorable respecto a China. Dicha estadística representó un aumento de 24 puntos porcentuales en comparación con los resultados del año pasado.

En Australia, el 81% dijo que tiene una opinión desfavorable de China, según la encuesta, un aumento de 24 puntos porcentuales con respecto al año pasado.

Debido a que Australia fue de los países que abogó por que se llevara a cabo una pesquisa internacional sobre los orígenes del coronavirus, llamado que puso en duda las aseveraciones de Beijing acerca del tema, China respondió en el frente comercial. Suspendió las importaciones de carne vacuna australiana, impuso aranceles a la cebada de la nación oceánica y sometió a escrutinio sus importaciones de vino.

Este pudo haber sido un elemento importante detrás del aumento en los índices de desaprobación del régimen comunista chino.

Por otro lado, la percepción desfavorable de China en Reino Unido, según los datos obtenidos de la encuesta, se colocó en 74%, un aumento de 19 puntos respecto al año pasado; en Alemania el índice fue de 71%, 15 puntos más: y en EU fue de 73%, un incremento de 13 unidades.

Los 14 países analizados fueron EU, Canadá, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, España, Suecia, Reino Unido, Australia, Japón y Corea del Sur. En todos se documentó una escalada en los números de desaprobación a Beijing.

En nueve de los Estados con los que se trabajó -España, Alemania, Canadá, los Países Bajos, EU, Corea del Sur, Suecia, Australia y RU- se observó que las opiniones negativas referidas alcanzaron su nivel más alto en los 12 años que el centro ha realizado esta investigación.

Asimismo, el estudio encontró que las opiniones negativas hacia China no se limitaron a ciertos parámetros económicos o de preparación académica, ya que, según Pew, se obtuvieron resultados similares entre encuestados de todos los niveles de educación.

Otro de los elementos que abonó a la escalada de la percepción negativa de Beijing fue la implementación de la nueva ley de seguridad en Hong Kong, la cual, en palabras de críticos, vulnera los derechos humanos de los residentes del territorio semiautónomo.

Adicionalmente, el centro de investigación determinó que el último aspecto que sumó al deterioro de la imagen de China entre las poblaciones de las principales democracias del mundo fue el manejo que dio Beijing a la pandemia de Covid-19. Pew obtuvo una media del 61% de desaprobación en torno a este tema entre los países encuestados.

Por último, el estudio arrojó una media del 78% de desaprobación hacia el Presidente de China, Xi Jinping. Sólo su homólogo estadounidense, Donald Trump, obtuvo un peor resultado, con 83%.

(Fuente: AP)

Pide Biden no hacer debate si Trump sigue enfermo

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El candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, aseguró que el debate programado para el 15 de octubre con el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no debería celebrarse en caso de que el Mandatario siga enfermo de Covid-19.

“Creo que si todavía tiene Covid-19, no deberíamos tener un debate”, dijo Biden en declaraciones a periodistas.

“Creo que íbamos a tener que seguir pautas muy estrictas. Demasiadas personas se han infectado”, agregó. “Es un problema muy grave, por lo que me guiaré por las pautas de la Clínica Cleveland y lo que los médicos dicen que es lo correcto “.

Las palabras de Biden llegan después de que Trump haya anticipado este martes en Twitter su participación.

“Estoy esperando el debate de la noche del jueves 15 de octubre en Miami. ¡Será genial!”, escribió el Mandatario.

Los lineamientos de las autoridades de salud de Estados Unidos recomiendan pasar al menos 14 días aislado tras contraer Covid-19.

(Fuente: EFE)

“No tengan miedo al COVID”, dice Trump tras dejar hospital

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Tras regresar a la Casa Blanca este lunes luego de ser tratado por COVID-19 durante tres días en el hospital, el presidente Donald Trump publicó un mensaje en su cuenta de Twitter en el que llama a la población a no tener miedo al coronavirus.

“No dejen que los domine, no le tengan miedo”, dice Trump en un mensaje publicado en sus redes sociales.

Por otro lado, aseguró que se encuentra bien y destacó el trabajo de médicos, enfermeras y paramédicos del Centro Médico Militar Nacional Walter Reed, donde estuvo internado.

Trump recibió un nivel de atención médica sin precedentes para COVID-19, desastando inmediatamente una nueva controversia al declarar que, a pesar de que él enfermó, la nación no debe temer al virus que ha provocado la muerte de más de 210 mil estadounidenses.

Con mascarilla y caminando con cautela, Trump dejó el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed en una camioneta que lo llevó al helicóptero Marino One para el corto vuelo de vuelta a la Casa Blanca.

El doctor del mandatario, el comandante de la Armada Sean Conley, dijo que Trump no estará completamente “fuera de peligro” durante una semana mas, pero que el presidente había cumplido o superado los estándares para recibir el alta del hospital.

Se prevé que Trump continúe su recuperación en la Casa Blanca, donde aún no se determina el alcance completo del brote que ha infectado a personal en los más altos niveles del gobierno estadounidense.

Aún así, Trump, que sigue siendo capaz de contagiar a otros, tuiteo antes de salir del hospital que no se mantendrá fuera de acción por mucho tiempo: “Volveré a la campaña pronto”.

Trump y Melania dan positivo a COVID-19

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La Casa Blanca canceló el viaje de campaña que Donald Trump tenía previsto para el viernes a Florida, luego de que el presidente estadounidense anunciara que dio positivo de covid-19.

Trump, que busca la reelección en las elecciones del 3 de noviembre, era esperado para un mitin en el aeropuerto Sanford en Florida (sudeste) el viernes, pero su nueva agenda de eventos solo incluye una llamada telefónica a mediodía de “apoyo a los ancianos vulnerables por la covid-19”.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está “bien” y cumplirá sus “funciones sin interrupción” mientras se somete junto con su esposa Melania a una cuarentena, luego de que ambos dieran positivo de coronavirus, dijo el médico del mandatario en la madrugada del viernes.

Ambos “están bien en este momento y planean mantenerse en su hogar en la Casa Blanca durante su convalecencia”, dijo el doctor Sean Conley en un comunicado. “Espero que el presidente continúe cumpliendo sus funciones sin interrupción mientras se recupera”, agregó.

“Esta noche la primera dama y yo dimos positivo de covid-19. Empezaremos inmediatamente nuestra proceso de cuarentena y de recuperación. ¡Superaremos esto JUNTOS!”, escribió el mandatario en Twitter.

Anteriormente el mandatario, había anunciado, por la misma vía que entraba en cuarentena a la espera de los resultados de una prueba de covid-19 luego de que una cercana colaboradora diera positivo en un test de la enfermedad.

El mandatario confirmó en una entrevista con Fox News que Hope Hicks, una consejera, dio positivo, añadiendo luego en Twitter que él y su esposa Melania se habían sometido a una prueba de covid-19 y esperaban los resultados.

“Ella dio positivo”, dijo Trump sobre Hicks. “Usa muchas mascarillas, pero dio positivo”.

“Acabo de hacerme un test y veremos qué pasa”, señaló. “Sabes que paso mucho tiempo con Hope, al igual que la primera dama”, dijo el mandatario.

Los gubernamentales Centros para el Control y Prevención de Enfermedades recomiendan hasta 14 días de cuarentena si las personas estuvieron expuestas al virus.

Hope Hicks estaba a bordo del Air Force One con el presidente cuando viajó a Cleveland, Ohio, el martes para participar en el debate contra Joe Biden.

También viajó el miércoles con Trump rumbo a Minnesota para un mitin de campaña.

El presidente estadounidense se somete regularmente a pruebas de covid-19 aunque se desconoce la frecuencia exacta con que se realiza estos tests.

Los colaboradores que trabajan en el “Ala Oeste” de la Casa Blanca son evaluados a diario, como los periodistas que visitan esa sección o viajan con el presidente.

Paradójicamente, este jueves un estudio de la Universidad de Cornell, financiado en parte por la Fundación de bill y Melinda Gates, aseguraba que Donald Trump es probablemente el mayor factor de desinformación sobre el covid-19.

Un equipo de la Alianza de Cornell para la Ciencia analizó unos 38 millones de artículos publicados en inglés, entre el 1 de enero y el 26 de mayo de 2020, en Estados Unidos, Reino Unido, India, Irlanda, Australia y Nueva Zelanda, así como en algunos otros países de África y Asia.

De ellos, se identificaron más de 522.400 artículos con información falsa sobre el coronavirus, un fenómeno llamado “infodemia” por la Organización Mundial de la Salud.

Asimismo, se calculó el impacto de estos artículos en las redes sociales, con más de 36 millones de interacciones, tres cuartas partes en Facebook.

En total, se identificaron once categorías de información falsa, desde teorías de la conspiración -que el virus fue creado para crear un nuevo orden mundial; que se trata de un arma biológica diseminada por un laboratorio chino; que es una enfermedad ligada al magnate Bill Gates; que el virus fue creado para regular a la población mundial, entre otras- hasta curas milagrosas.

Estas últimas fueron, por lejos, las más populares, con 295.351 artículos, y los comentarios de Trump fueron responsables de un repunte significativo en esta categoría, en particular la posibilidad de una inyección de desinfectante para combatir la enfermedad, como dijo en una conferencia de prensa el 24 de abril.

Asimismo, hubo picos similares cuando promovió el uso de hidroxicloroquina, un tratamiento cuya efectividad no ha sido probada.

“Por tanto, llegamos a la conclusión de que el presidente de Estados Unidos fue sin duda el factor más importante de desinformación” sobre el covid-19, indicaron los investigadores.

“Si la gente recibe información engañosa a través de informes no científicos y no corroborados sobre la enfermedad, puede ocurrir que sean menos propensos a seguir las recomendaciones oficiales y a propagar aún más el virus”, dijo Sarah Evanega, quien encabezó el estudio.

“Uno de los aspectos más interesantes en la recolección de datos fue descubrir la impresionante cantidad de información falsa directamente relacionada con las declaraciones de un pequeño número de individuos“, dijo por su parte Jordan Adams, coautor de la investigación y analista de datos de Cision Insight.

¿La mejor democracia del mundo?

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Las portadas de los periódicos de todo el mundo comparten una opinión similar sobre el primer encuentro entre los candidatos Joe Biden y Donald Trump: ha sido el peor debate de la historia. Tan malo fue que lo califican de “broma”, “desastre”, “humillante” y hasta “mierda”. Una emisión que podría ser preferible dejar en el olvido, pero que pone en evidencia una verdad incómoda sobre la transfiguración que ha vivido la política.

¿Qué pasó para que los políticos dejaran de proponer planes de gobierno y ahora se dediquen a insultarse los unos a los otros? ¿En qué momento dejaron de importar las ideas de fondo y se pensó que era una buena idea que, en lugar de tener apoyos, los candidatos sólo fueran “populares”?

Quizá la respuesta es que esta situación es producto de una paradoja. Por un lado, existe una sociedad que está harta de los políticos, de la política y que pidió nuevas formas y a outsiders con la esperanza que se cumplieran sus necesidades, pero que ante los malos resultados que estos puedan dar, se sienten desencantados porque la alternativa entonces es lo que ya se tenía antes.

Justo esto es lo que le está viviendo el electorado estadounidense. Vio en Trump la respuesta a una necesidad de “ya no más políticos”, pero ignoró el hecho de que el empresario, una vez dentro del Despacho Oval, ya no iba a ser más “un empresario” y se institucionaría. Ahora que los malos resultados de la gestión de la pandemia son palpables, con un poco de tristeza o nostalgia voltean a ver a los políticos tradicionales y esto hace que haya que plantearse una disyuntiva nociva: o quedarse con los que vinieron “desde fuera” pero que no dieron resultados, o volver al modelo de antes que tampoco cumplía. En pocas palabras, elegir el menos peor.

Es cierto que un candidato que conecta bien con la sociedad y se comunica en un lenguaje sencillo suele conseguir más apoyos, pero ésta es tan sólo una estrategia de tantas y en ningún momento agota todas las instancias. La llamada “mejor democracia del mundo” está viviendo su peor periodo de desgaste en lo que va de la historia moderna y es evidente que llega muy débil a estos tiempos de incertidumbre. Los estadounidenses están pagando el precio de diluir tanto la retórica política y de decidir su voto de la misma manera en la que lo harían si tuvieran que decidir entre comprar un producto u otro o entre ver una película u otra.

Si se sigue creyendo que un político sólo por ser popular está capacitado para ganar una elección, entonces esta situación continuará, porque cuando lleguen al gobierno y no sepan hacer el trabajo y su única salida sea pedir a los asesores soluciones para mantener el índice de aprobación, las cosas terminarán tan mal que nos llevarán al mismo punto de partida. 

Lo que están sintiendo los estadounidenses después de ver a un Trump autoritario, imprudente e indecente, y a un Biden sumiso, con poco temple y que no soporta la tensión, está muy bien representado por un video de The Daily Show narrado por Steve Buscemi. Para mí, el título del video es lo que justificará el triunfo demócrata dentro de unas semanas: “Joe Biden: acceptable under the circumstances“.

Primer debate presidencial de EE. UU. 2020: Una proyección de la crisis actual en la clase política estadounidense

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El análisis de un debate presidencial debería de tener un enfoque especial en la sustancia del debate y en la calidad de los argumentos expuestos por ambos candidatos, pero este no es el caso. Estados Unidos es la potencia indudable en la coyuntura internacional actual, lo cual hace que este debate sea de suma importancia, no solo para los ciudadanos de dicho país. A lo anterior, tenemos que añadir también la situación económica, social y sanitaria actual derivada de la pandemia por el Covid-19. 

Sin embargo, en este caso, la situación es distinta. Aún y cuando EEUU se encuentra en el centro mediático de la Pandemia por Covid-19, no fue suficiente para que los candidatos orientaran sus exposiciones a que el público llegara a conocer el mensaje, proyecto o incluso ideología de cada uno. Entre interrupciones, gritos, moderador desesperado y falta de preparación; el mensaje no logró transmitirse al elector. 

Las reacciones del electorado hacia el debate presidencial no pueden entenderse de otra manera más que de las dos siguientes. La primera, el electorado decepcionado al no encontrar lo que buscaban en el debate, personas que buscaban en el debate las razones ideológicas o de proyección que los ayudaran a tomar una decisión simplemente quedaron vacíos al final del debate. Por otro lado, la segunda reacción pertenece a aquellos que -independientemente del lado político en el que se encuentren- ya tienen su decisión bien tomada, y el debate solo despertó sus pasiones a favor o en contra de alguno de los candidatos. 

Ambos candidatos tuvieron una parte de la culpa del por qué el debate fue tan poco enriquecedor. Por un lado, el presidente Donald Trump mostró desde el inicio que no iba a dejar que su contrincante hablara sin interrupciones. A pesar de que a Trump se le vio más preparado en sus respuestas, fueron pocas las respuestas que dejó contestar sin interrupción a su contraparte.  Las interrupciones por parte del actual presidente llegaron a tanto que el moderador tuvo que intervenir en varias ocasiones e incluso alzar el volumen de voz. 

Más que una estrategia por parte de la campaña de Trump, el esfuerzo a interrumpir en variadas ocasiones es una muestra del carácter del actual presidente. Esto se puede inferir al comparar su actuar -idéntico- al momento de debatir en contra de Hilary Clinton en 2016, aún y teniendo una coyuntura, contrincante y temas distintos. Trump, tal como lo hizo en las elecciones pasadas, apostó en el debate al despertar emociones en el elector. Si bien, esto ayudó a la campaña de Trump en 2016, la situación actual es muy distinta, lo cual podría cambiar el resultado de la elección en esta ocasión. 

Por otro lado, en mi opinión, el ex vicepresidente Joe Biden, fue quien perdió el debate. Biden no perdió solamente por dejarse mostrar como el niño débil acosado del salón, también fue por su falta de preparación. Biden se quedaba callado cada vez que Trump lo interrumpía, bajaba la mirada, y dejaba hablar a su contrincante. Es cierto que dicho actuar es el correcto para un debate -presidencial-, sin embargo, el elector no siempre responde al deber ser. Es decir, un elector común que vea el debate podría pensar que Joe Biden es débil, y no tiene la capacidad para enfrentar a Trump o algún otro adversario, aunque no sea así en la realidad. 

Pero, dejando a un lado, por un momento, las repetidas interrupciones por parte de Trump, Biden mostró muy poca preparación en sus respuestas, a preguntas que eran de esperarse en este primer debate. Temas como las protestas en contra de instituciones de policía, racismo, impuestos, cambio climático y el mismo Covid-19, eran preguntas que definitivamente se preguntarían en el debate, a las cuales Biden se reducía a responder contrastando “lo mal que Trump lo estaba haciendo” en dichos temas. Biden tuvo muy pocas oportunidades, debido a tanto grito e interrupción, pero cuando sí tuvo la posibilidad de explicar sus planes de una manera clara que pudiera atraer electorado, simplemente no lo hizo. 

Ninguno de los candidatos logró exponer algún proyecto o idea clara -relevante- sobre los temas que más importan al electorado estadounidense. Al contrario, el debate pudo incluso causar más confusión en el espectador. Este primer debate presidencial del 2020 ha demostrado que la política de Estados Unidos ha ido en declive en las últimas décadas, en términos de calidad sustancial en las propuestas de los candidatos. No queda más que esperar que ambos candidatos respeten más las reglas y se preparen más para los próximos debates. 

Trump intenta desorientar a Biden en un primer debate caótico y agrio

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intentó este martes desorientar a su rival en las elecciones de noviembre, el demócrata Joe Biden, con constantes interrupciones en un debate caótico y agrio, que reforzó la incertidumbre sobre lo que pasará el día después de los comicios.

Trump y Biden se vieron las caras por primera vez en Cleveland, en el estado clave de Ohio, donde discutieron durante más de 90 minutos seguidos sobre algunos de los temas que más preocupan a los votantes, pero todos los conatos de profundizar en esos asuntos acabaron frustrados por interrupciones o ataques personales.

“Es difícil poder pronunciar una sola palabra con este payaso”, llegó a decir en un punto del debate Biden, aunque luego se corrigió: “Disculpen, esta persona”.

MUCHOS ATAQUES, POCA SUSTANCIA

En efecto, Trump no paró de interrumpir a su contrincante a lo largo del intercambio, hasta el punto de que el moderador, el periodista Chris Wallace, tuvo que recordar al menos dos veces al mandatario que su campaña se había comprometido a respetar el tiempo concedido a cada candidato para responder a las preguntas.

Biden se burló de Trump por “cotorrear” mientras él hablaba y en un momento le espetó un “¿puede callarse, hombre?”; pero consiguió completar varios de los argumentos que había preparado y trató de dirigirse directamente a los votantes estadounidenses mirando fijamente a la cámara.

Bajo este presidente, nos hemos vuelto más débiles, más pobres, más enfermos, más vulnerables y más divididos”, opinó el exvicepresidente estadounidense (2009-2017).

Trump tachó al comenzar el debate a Biden de “socialista” y “controlado” por la izquierda de su partido, y no tardó en llevar el debate al plano personal, al repetir su acusación -no demostrada- de que el hijo de su rival, Hunter, incurrió en “corrupción” al trabajar para una empresa gasística en Ucrania mientras su padre era vicepresidente.

Y Biden dirigió todavía más insultos de los que recibió, al calificar al presidente de “mentiroso”, “racista” y de “no tener ni idea de lo que habla”, además de espetarle: “Sal de tu búnker (en la Casa Blanca) y de tu trampa de arena del campo de golf, y haz lo que hay que hacer para salvar vidas (de la pandemia)”.

INCERTIDUMBRE ELECTORAL

El mandatario estadounidense se dedicó más a reaccionar a lo que decía Biden que a intentar enviar mensajes claros a los votantes, y recalcó sus consignas de campaña favoritas: su defensa de todo lo relacionado con la ley y el orden, y su insistencia en que las elecciones de noviembre estarán “amañadas”.

Es un fraude, y es una pena”, subrayó Trump, al insistir en su argumentode que el voto por correo favorece el fraude electoral, algo que múltiples estudios han demostrado que no es cierto.

Trump opinó que, debido a los retrasos derivados de la pandemia por la COVID-19 y el aumento en el voto por correo, el resultado de las elecciones podría tardar “meses” en saberse, pero se negó a contestar con un sí a la pregunta de si se comprometía a apaciguar a sus seguidores en el caso de que el ganador no se conozca el mismo 3 de noviembre.

“A lo que urjo a mis seguidores es a que vayan a los lugares de votación y observen todo muy cuidadosamente, porque es lo que tienen que hacer”, zanjó el presidente.

Mientras, Biden respondió directamente que sí a la pregunta de si llamaría a la calma hasta que se sepa el vencedor de los comicios, y opinó que a su rival “simplemente le da miedo contar los votos”.

TRUMP Y EL RACISMO

El presidente también rehusó responder directamente a la pregunta de si estaba dispuesto a condenar las acciones de los supremacistas blancos y sus milicias en el país, al declarar: “Casi todo lo que veo (de disturbios) viene de la izquierda”.

El candidato demócrata denunció que Trump “vierte constantemente gasolina en el fuego”, y que si esquiva reprender claramente a esos grupos es porque le conviene “generar un odio racista, una división racial” en el país.

Lo que sí aclaró Trump es que sí cree que la actividad humana contribuye “hasta cierto punto” al cambio climático; mientras su rival prometió que, si gana, devolverá a EE.UU. al Acuerdo de París sobre el clima y amenazará a Brasil con “consecuencias económicas significativas” si no deja de “mutilar la selva” amazónica.

(Fuente: EFE)