A raíz de la cada vez más clara situación de censura hacia la oposición del gobierno de Nicolás Maduro, así como de la abierta negación del ejecutivo en cuanto a hacer válido el revocatorio convocado por la asamblea, el pueblo venezolano ha decidido hacerse valer como tal. A partir de esto es que, han comenzado las movilizaciones ciudadanas a lo largo de diversas ciudades del país sudamericano.
No queda duda de lo imprescindible que resulta, en estos momentos, el hecho de crear unidad entre la sociedad venezolana, con el fin de levantar la voz; esto, para recordarle a su presidente que este se encuentra sujeto al imperio de la ley, el cual implica un respeto total a las facultades que puede llevar a cabo la sociedad civil por medio de la democracia participativa que este mismo juró, en su momento, defender.
Por otra parte, si bien es digno de admirar la movilización popular como respuesta a la falta de apego del estado de derecho por parte del gobierno de facto, resulta indispensable recalcar que, una buena parte de la oposición de los partidos políticos tiene en duda su credibilidad.
Esto, debido a los nexos que se han encontrado de algunos líderes de oposición con organismos políticos pertenecientes a los Estados Unidos. Si bien no debe dejarse pasar por alto la posibilidad de una influencia de EUA (como ha ocurrido a lo largo de la historia, con el golpe de estado hacia el gobierno de Allende, por ejemplo) en lo concerniente a situación actual, tampoco se debe descalificar la organización ciudadana por culpa de unos líderes de oposición un tanto dudosos.
Ahora bien, al presenciar este acontecimiento surge la duda siguiente: Si Venezuela pudo levantarse ante la censura, ante la escasez y la falta de cumplimiento del gobierno hacia con las leyes ¿por qué no habría de poder, igualmente, el pueblo Mexicano?
Si prácticamente nuestro país está viviendo condiciones casi idénticas a lo que sucede en dicho país: con nuestros servidores públicos que saquean al erario, con las reformas que solo empobrecen y desahucian a los más necesitados, con cerca del diez por ciento de nuestra gente viviendo en pobreza extrema, yo me pregunto ¿cuándo habremos de tomar el ejemplo de Venezuela, y unirnos y alzarnos como pueblo y fuente que brinda legitimidad a las instituciones del estado?
Considero, que ya hemos aguantado demasiado cinismo, demasiada represión y censura hacia la libertad de expresarse (no olvidemos que México es el país de Latinoamérica donde más peligra la vida de los periodistas), demasiadas cicatrices como para seguir caminando ciegamente, mientras el gobierno, que supuestamente tiene como fin el bien común, continua llenando sus bolsillos y, continúa considerándonos como un voto para mantenerlos en el poder.
Es urgente despertar y levantar ese espíritu de lucha del cual nos dieron cátedra nuestros antepasados, a través de la revolución, y de la lucha por la independencia.
Es ahora o nunca, el momento en que la ciudadanía haga valer su poder, y finalmente, reivindique su posición mediante la lucha no violenta para lograr la creación de un gobierno verdadero; en otras palabras, la creación de un gobierno que sirva a su pueblo, no solo a sus representantes y a unos cuantos grupos de poder.
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